sábado, 19 de marzo de 2016

Nacionalidad colombiana de Maduro pone a prueba temple de Gobierno y Oposición



Se prendieron las alarmas en el PSUV y en el gobierno.
Hay angustia.
Nicolás Maduro es colombiano.
De una u otra manera es colombiano e inhábil para ejercer como Presidente Constitucional de Venezuela.
Bien sea que haya nacido en Cúcuta o por el hecho de ser hijo de madre colombiana y no haber renunciado oportunamente a su nacionalidad colombiana derivada de su parentesco.
Siempre fue así.
El problema es que ahora se sabe.
Es del dominio publico y esa onda expansiva no la para nadie.
De eso se habla en el PSUV donde ya hay borradores de lo que podría ser una estrategia de respuesta.
Al principio PSUV y gobierno trataron de restarle importancia al asunto.
Pero la presión ha ido en aumento. No solo fuera pero, fundamentalmente, dentro del partido y de las Fuerzas Armadas.
De restarle importancia al asunto ahora el PSUV trata de recuperar la ofensiva y busca descalificar los hechos.
Cuando uno de los operadores del PSUV como José Gregorio Vielma Mora responde con un tajante “Maduro es venezolano y punto” se sabe que el misil de la nacionalidad colombiana del Presidente dio exactamente en el blanco.
Eso es justamente lo que Vielma Mora, el PSUV y el gobierno quisieran. Un “y punto” definitivo que le ponga final a este debate incómodo.
Que se vaya de la mente de la gente, que se borre y desaparezca de las conversaciones en Fuerte Tiuna.
Pero no, el tema de nacionalidad colombiana de Nicolás Maduro llegó para quedarse.
Es incómodo, álgido pero inevitable para quienes hoy ejercen el poder y tendrán que, irremediablemente, enfrentarse a ese monstruo que les sigue creciendo cada hora.
Este es un momento de definiciones para el gobierno y la oposición.
El gobierno tratará de alienar, una vez más, a sus peones del TSJ para proteger a Maduro y fabricar otro exabrupto jurídico.
Es pedir demasiado. ¿Lo harán?
Para la oposición es una oportunidad única sumada al variopinto menú de opciones para salir de Maduro.
Pero justamente por sus características este tipo de situación requiere centrarse con la precisión de un rayo láser y dejar a un lado las tesis ruidosas de apuntar a varios blancos al mismo tiempo.
O en otras palabras, la oposición debe suspender, temporalmente, TODOS sus esfuerzos de destituir a Maduro por otras vías y enfocarse en una acción Constitucional y política contundente para declarar la incompetencia de Nicolás Maduro para ejercer como Presidente de Venezuela.
Una vez más situaciones como esta ponen a prueba el temple de los políticos de uno y otro bando.
El manejo de esta situación permitirá calibrar no solo la experiencia y la habilidad de los operadores políticos sino también su intuición y su claridad.
Tal como ocurría en los duelos del viejo Oeste norteamericano, quien pestañeé primero pierde.

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