jueves, 29 de diciembre de 2022

Las plañideras del Interinato

            Sin duda en las primeras semanas del 2019 el llamado gobierno interino de Juan Guaidó presentaba, al menos en el plano teórico, la posibilidad de articular un esfuerzo concreto para confrontar con éxito al régimen chavista. El apoyo que ofrecieron varios países a esa fórmula, con los Estados Unidos a la cabeza, la convertía en una salida viable que en su momento volvió a capturar la esperanza de los venezolanos.

            Sin embargo, en los meses siguientes el Interinato se hundiría en el pantano de la corrupción y el descrédito degenerando en una entidad al servicio de las franquicias partidistas pero absolutamente inútil para sacar al chavismo del poder. El fracaso del interinato de Juan Guaidó no solo es percibido por los venezolanos que ven una vez más sus ilusiones traicionadas. También los otros socios en el experimento del gobierno interino han llegado a la conclusión de su inviabilidad política.

            Las razones que tiene el común de la gente para rechazar la estafa del gobierno interino son distintas de las que tienen los factores del G4 que hoy buscan su disolución. La falsa oposición representada fundamentalmente por los partidos Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo le sacaron el jugo al gobierno interino y aprovecharon la maravillosa oportunidad de manejar los recursos y activos de Venezuela en el exterior sin rendirle cuentas a nadie.

            Al tener VP la cabeza del Interinato le correspondió el papel de ser el repartidor principal de esos dividendos asegurándose una ración privilegiada y creando desavenencias con sus otros socios de PJ, AD y UNT. Los desacuerdos en el reparto de cargos, privilegios y recursos son las razones, y no otras, por las cuales hoy un sector de la falsa oposición busca disolver el interinato. Para los venezolanos el gobierno interino políticamente vale poco menos que cero. Para los socios insatisfechos del G4 no es más que un simple ajuste de cuentas.

            Pero al Interinato se le han aparecido súbita y sorpresivamente otros dolientes que también lamentan su desaparición formal. Se trata de algunos partidos que actúan en la periferia de la falsa oposición tales como Vente Venezuela y Alianza Un Bravo Pueblo, que sin ser beneficiarios directos del Interinato lloran cual plañideras ante la posibilidad de que este sea eliminado por la Asamblea del 2015.

            Otros políticos de oficio se han sumado al coro de lamentos por estricto y puro cálculo. Todos estos factores y operadores coinciden en defender al gobierno interino como si se tratase de un logro épico en la lucha contra el chavismo y no como lo que realmente es, una burda estafa de los partidos de la falsa oposición. Qué provecho o ventajas podrían obtener por esta defensa no está claro, salvo que se trate de la vana esperanza de ser convidados a ocupar las sillas que hasta ayer eran ocupadas por los partidos del G4 en el gobierno interino.

            El llamado gobierno interino de Juan Guaidó nunca jugó un papel relevante en la lucha contra el régimen chavista. Da lo mismo que la Asamblea del 2015 decrete su cesación para pasarle factura a VP y cumplir con los compromisos adquiridos con el chavismo en las negociaciones de México, o que reforme su estructura para que en lugar de VP ahora sean PJ, AD y UNT quienes decidan quienes se beneficiaran del manejo de los activos de Venezuela en el exterior.

            Solo quienes se han beneficiado directamente del Interinato y quienes aspiran a recibir algún beneficio en el futuro del mismo pueden llorar amargamente por algo que solo ha significado engaño, desilusión y traición para millones de venezolanos.- @humbertotweets

lunes, 26 de diciembre de 2022

Un cheque en blanco que cambia de manos

            La falsa oposición venezolana, cuyas franquicias más notables son VP, PJ, AD y UNT, sigue dando bandazos con una política errática que pretende embaucar a los venezolanos. El episodio más reciente de esta trama es la decisión adoptada por la Asamblea Nacional del 2015 de cesar en sus funciones al llamado gobierno interino y su presidente Juan Guaidó.

Inclusive desde la Constitución chavista de 1999 la legalidad del interinato siempre ha estado en discusión porque responde más a una jugada de tipo político que a un acto jurídico. Siempre hemos sido consecuentes en la crítica a la pseudo legalidad del régimen chavista que fue precisamente invocada para sostener en el aire al Interinato de Guaidó. Pero a ese cuestionamiento le hemos sumado otro que nos parecía más grave aún y es la estafa del gobierno interino al no representar una fórmula viable para articular una estrategia política que nos ayudara a salir del chavismo.

Efectivamente el Interinato lejos de ser el eje de lucha contra el régimen chavista degeneró en un entramado burocrático de corrupción que benefició a los partidos de la falsa oposición. Siendo Juan Guaidó un operador de Voluntad Popular le correspondió a este partido la mayor cuota a la hora hacer los repartos de contratos, cargos y prebendas. Y el botín objeto de disputa entre los socios de la MUD no es poca cosa porque en gran medida está representando por los activos de Venezuela congelados en el exterior que el régimen chavista no podía controlar pero que fueron cedidos en forma irresponsable por los Estados Unidos y otros países al Interinato.

La figura del gobierno interino concentró en la persona de Juan Guaidó la representación del poder legislativo y el poder ejecutivo en contradicción con los principios de separación de poderes pero como una vía fácil y expedita para saquear unos recursos cuya rendición de cuentas no parece estar gobernada por ninguna legalidad. Amparado en ese limbo jurídico en el que hoy se encuentran los activos de Venezuela en el exterior Juan Guaidó ni la Asamblea del 2015 estarían sujetos a someterse al examen contralor de ningún poder público o ciudadano dentro o fuera de Venezuela.

Es precisamente esa situación la que abre las puertas a esquemas de corrupción tan sofisticados y colosales como los perpetrados por el chavismo en Venezuela, pero en este caso cometidos por los operadores de la falsa oposición. Por ello hemos argumentado que esos activos estarían a mejor resguardo congelados, sin la intervención del chavismo o de la falsa oposición hasta, que la situación política en Venezuela alcance un nivel de resolución.

Es la disputa por determinar quién controla esos activos y cómo se distribuyen esos recursos la razón del enfrentamiento que hoy vemos en el seno de la falsa oposición y no otra. No es poca cosa manejar al antojo extraordinarias cantidades de dinero sin estar obligados legalmente a ofrecer una explicación. El capítulo de Monómeros fue la antesala de otras peleas intestinas que también se darían en CITGO y PDVSA y que pondrían en evidencia el voraz apetito por la cosa pública y el motivo verdadero por el cual hoy presenciamos este ajuste de cuentas entre socios.

Al decidir la cesación de funciones del llamado gobierno interino los otros factores de la falsa oposición hábilmente crean una comisión que será, según dicen, la encargada de controlar y gestionar los activos de Venezuela en el exterior. Esta comisión en la práctica va a operar como una suerte de gobierno colegiado para gestionar el reparto y asignaciones millonarias de recursos derivados de los activos de Venezuela en el exterior.

Esa comisión vuelve a repetir la aberración jurídica de concentrar la función de poder ejecutivo y poder legislativo en una sola entidad de la misma forma que antes ocurría con Juan Guaidó. Que ahora esos recursos los manejen otros grupos distintos al de Juan Guaidó y Voluntad Popular no cambia en absoluto lo fundamental en la confrontación con el chavismo.

En otras palabras, habría que preguntarse si el hecho de que ahora los activos estén en manos de PJ, AD y UNT en lugar de VP ayuda la causa de sacar al chavismo del poder. La falsa oposición sigue haciendo de sus posturas políticas un lucrativo negocio. Que el cheque en blanco que ayer tuvo Guaidó hoy lo tengan otros en sus manos deja todo en los mismos términos. El régimen chavista sigue en el poder más que por su propia fortaleza gracias a una falsa oposición errática, negociadora y corrupta.- @humbertotweets 

jueves, 22 de diciembre de 2022

El papel del Interinato o el Interinato de papel

            En enero de 2019 la falsa oposición le presentaba a los venezolanos la fórmula del llamado gobierno interino como la vía para sacar al chavismo del poder. La jugada orquestada desde la Asamblea Nacional del 2015 lucía prometedora ante la perspectiva de articular un eje de lucha contra el régimen chavista contando con apoyo popular y respaldo internacional. El entusiasmo frente a esa posibilidad conmovió hasta los más escépticos que volvían, una vez más, a poner sus ilusiones y esperanzas en manos de la falsa oposición.

            En lugar de convertirse en un referente de lucha contra el chavismo el llamado gobierno interino se convirtió en una oficina para adjudicar contratos a discreción y pagar los servicios de operadores políticos afiliados a los partidos de la falsa oposición. La rutina burocrática y las rencillas entre los socios del Interinato consumieron el tiempo de una entidad que nunca logró configurarse como tal gobierno.  

            Siempre se dijo que el Interinato tenía parte de su fortaleza en el supuesto reconocimiento de la comunidad internacional. Esto en realidad no era otra cosa que notas diplomáticas de simpatía por parte de países que al mismo tiempo seguían entendiéndose con el gobierno realmente existente en Venezuela que es el de Nicolás Maduro y no el de Juan Guaidó.

            Aparte de disponer en forma arbitraria y oscura de los activos de Venezuela en el exterior el interinato no logró ejecutar un solo acto significativo de gobierno. En otras palabras, el gobierno interino nunca logró controlar un metro cuadrado de territorio ni siquiera designar a un policía.

            Pero el fracaso del Interinato como tal gobierno contrasta con el éxito en la malversación de los recursos y activos de Venezuela en el exterior. Con la excusa de proteger los activos el gobierno interino se centró en obscuras tareas burocráticas olvidándose por completo del mantra ofrecido a los venezolanos como una fórmula trinitaria salvadora: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.

            El limbo jurídico en el que se encuentran los activos de Venezuela en el exterior le facilitó al Interinato disponer a su antojo de los recursos sin rendir cuentas a nadie, ni a su propia Asamblea Nacional del 2015. Pero más que una rendición de cuentas formal del gobierno controlado por Voluntad Popular, lo que en realidad esperaban los otros socios del G4 era una participación más equitativa en la gestión de los activos.

Desavenencias en el reparto de los recursos que Juan Guaidó de VP maneja a discreción es lo que llevó a PJ, AD y UNT a tratar de buscar el desmantelamiento del llamado gobierno interino. A esta crisis interna dentro del núcleo de la falsa oposición hay que agregar el desgaste y el descrédito del Interinato entre los venezolanos. 

El gobierno interino de Guaidó nunca operó como un gobierno de verdad y menos como un factor decisivo en la política nacional. El papel del Interinato ha sido insignificante e inútil para sacar al chavismo del poder. Su indiscutible fracaso como opción de gobierno lo ha reducido a un patético Interinato de papel irrelevante y sin la menor importancia para la mayoría de los venezolanos.- @humbertotweets

Ajuste de cuentas en la falsa oposición

            En lo estrictamente político lo menos a lo que podríamos aspirar los venezolanos es a contar con una oposición que sea alternativa y se diferencie sustancialmente de las prácticas corruptas del régimen chavista. Pero está demostrado que eso no es posible con la falsa oposición.

            En su transitar errático la falsa oposición venezolana, agrupada en la antigua MUD hoy Plataforma Democrática, ha fracasado como opción política frente al chavismo. Pero en la ruta de ese fracaso ha fraguado exitosamente una relación viciosa con el régimen chavista que le permite acceder al uso de fondos públicos para financiar sus clientelas por la vía de adjudicarle electoralmente alcaldías y gobernaciones.

            Con la creación del llamado gobierno interino a través de la Asamblea Nacional 2015 y la congelación de los activos de Venezuela en el exterior, por parte de los Estados Unidos y otros países, súbitamente la falsa oposición se ve en la situación de manejar a su antojo grandes masas de dinero que no podrían ser controladas por el régimen chavista.

Pero dada la estructura presidencialista del Interinato correspondería a Juan Guaidó, de Voluntad Popular, la decisión discrecional de gastar esos recursos sin rendirle cuentas a los órganos del Estado chavista ni a sus socios políticos en la Asamblea Nacional del 2015.

En la práctica el gobierno interino de Juan Guaidó se convertiría en la plataforma logística y financiera de Voluntad Popular, franquicia partidista de Leopoldo López. Por supuesto las otras franquicias partidista que operan en la falsa oposición (Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo) tuvieron sus cuotas de poder y dinero en el Interinato que aun tratándose de cantidades significativas nunca serian proporcionales a la tajada mayor reservada para los operadores del partido de Leopoldo López.

Los desacuerdos y desencuentros entre los socios del G4 (VP, PJ, AD y UNT) no son de índole ideológica ni siquiera política. Se trata más bien de enfrentamientos por un reparto desigual del botín que representa los activos de Venezuela en el exterior. Los conflictos se hicieron cada vez más visibles y públicos siendo uno de los más emblemáticos el caso de la empresa Monómeros.

Pero el limbo jurídico en el que se encuentran estos activos y que facilita su despilfarro abre otras oportunidades de enriquecimiento ilícito que ya hacen salivar a operadores políticos y gestores financieros. Una de ellas estaría relacionada con la negociación de los Bonos de PDVSA 2020 cuya gestión  correspondería a quien se reconozca como representante legal de esos activos.

La jugada para desmantelar al Interinato lo que busca es arrebatarle el botín de los activos a Voluntad Popular para repartirlo entre los otros socios del G4. Por eso la maniobra orquestada por estos partidos no busca crear otro gobierno interino sino más bien una suerte de comisión para la protección y gestión de los activos de Venezuela en el exterior. Con esa excusa noble PJ, AD y UNT pretenden ponerle la mano a esos recursos sin la participación de VP y gracias a una política laxa e irresponsable por parte de los Estados Unidos en cuyo territorio se encuentran localizados la mayoría de estos activos.

El chavismo ha saqueado sin piedad el tesoro nacional en estas dos últimas décadas sin que se le haya exigido rendir cuentas. La camarilla de Voluntad Popular hizo lo mismo desde el gobierno interino. La Asamblea Nacional 2015, controlada por la falsa oposición, tampoco ha rendido cuentas. Al ponerle las manos a los activos muy probablemente los socios del G4 harán lo mismo que hizo VP. La operación así quedaría reducida a un mero ajuste de cuentas entre ellos.

No solo no hay diferencias entre las prácticas de los partidos de la falsa oposición y el chavismo sino que sus semejanzas ofenden la moral pública de todos los venezolanos.- @humbertotweets 

lunes, 19 de diciembre de 2022

Después, después…

            Los representantes de la falsa oposición que negociaron con el chavismo en México han explicado muy poco sobre el fondo y los alcances de esos acuerdos. Aparte de escuetas declaraciones asegurando que se trata de un acuerdo “social” para beneficio de los venezolanos no hay una explicación que permita entender las cosas que allí se decidieron y otras, quizás mucho más importantes, que quedaron por fuera.

Al igual que en las negociaciones anteriores, esta vez la falsa oposición vuelve a pedir un voto de confianza por parte de los venezolanos  a cambio de nada. Para ellos no hay nada que explicar sobre el estrepitoso fracaso del llamado gobierno interino o de la repetida y sistemática derrota de la política electoralista para sacar al chavismo del poder. La falsa oposición no se siente obligada a discutir estos temas sino que por el contrario insiste en arrastrar a los venezolanos en sus giros espasmódicos e improvisados de una política definida en la sabiduría popular en las líneas de “como vaya viniendo vamos viendo”.

Hay muchas situaciones sensibles que no fueron tratadas en México y cuya ausencia socavan la credibilidad, viabilidad y efectividad de ese acuerdo. El estridente abuso de la etiqueta “social” aplicada al Acuerdo pareciera tratar de compensar la omisión de temas claves como las condiciones y garantías electorales y la liberación de los presos políticos civiles y militares. ¿Bajo qué tipo de extraña racionalidad la falsa oposición considera que es una magnífica estrategia liberar al régimen chavista de todas las presiones, darle más recursos y tiempo, al momento en que el chavismo veta de entrada los temas de condiciones electorales y presos políticos?

Un cambio radical es necesario en el sistema electoral venezolano para algún día aspirar a unas elecciones libres. Mientras el chavismo controle el Consejo Electoral a través de sus propios operadores y de otros interpuestos no es realista esperar un resultado distinto al que hemos visto hasta ahora. La falsa oposición en su empeño por hacerse aceptar por el chavismo no solo celebra las minúsculas concesiones que este le hace sino que ni siquiera protesta cuando el tema electoral es excluido de la agenda.

            Los presos políticos para la falsa oposición no han sido más que una pieza para adornar la retórica y levantar algunos aplausos cuando el discurso se torna sonso y fastidioso. Pero tampoco existe un interés real en una política sistemática que conduzca a la liberación de los presos políticos civiles y militares. Los presos políticos y sus familiares están a merced de la clemencia de sus verdugos chavistas y algunos posiblemente sean liberados porque conviene al régimen tratarlos como fichas de negociación y no como seres humanos, ciudadanos venezolanos con dignidad y derechos.

            No puede decir la falsa oposición que lo ha intentado todo frente y presentarse como víctima impotente del chavismo. Hubo un momento, al comienzo de la aventura del Interinato, cuando la falsa oposición contaba con apoyo internacional para emprender con fuerza unas negociaciones serias con el chavismo y arrancarle algo más que promesas vacías y buenas intenciones. Pero esa oportunidad se diluyó en el tiempo y la corrupción para dejar a una falsa oposición débil, derrotada y desacreditada en el lastimoso papel de acudir al chavismo para negociar no otra cosa que su propia subsistencia.

            En una típica escena de política ficción uno puede imaginar a los negociantes de ambos bandos sentados en una larga mesa con papeles en blanco, servilletas y tacitas de café frente a cada uno. En el centro de la mesa Jorge Rodríguez arrogante y prepotente, explicando en clara y alta voz lo que el régimen de Nicolás Maduro está dispuesto a hacer y lo que no. Algo así como ahí está eso, lo toman o lo dejan. Y si no, nos vamos.

            Nos imaginamos a un Gerardo Blyde petrificado, escuchando atentamente y con su mirada centrada en Rodríguez. Cuidadosamente Roberto Enríquez, a la derecha de Blyde, le pasa una servilleta que dice “Acuérdate de las condiciones electorales”. Gerardo Blyde, sin dejar de mirar fijamente a Jorge Rodríguez, voltea la servilleta y anota “Después” deslizándola cuidadosamente hacia su derecha.

            Mariela Magallanes, sentada a la izquierda de Gerardo Blyde, observa el cruce de servilletas e impaciente le desliza otra nota a Blyde: “Gerardo, los presos políticos”. Visiblemente incómodo por la distracción Gerardo Blyde le devuelve a Magallanes la servilleta con una nota “Después, después”. Mientras tanto la verborrea de Jorge Rodríguez hartaba la sala oscilando entre el regaño y las órdenes impartidas. Más o menos así pudo cuajarse el llamado Acuerdo Social firmado en México entre el régimen chavista y la falsa oposición.

            Si, la escena corresponde a un ejercicio ocioso de imaginación plausible, pero no verificable. Lo que sí pertenece irrevocablemente al terreno de la realidad es la inveterada e histórica vocación conciliadora y negociadora de la falsa oposición venezolana, siempre dispuesta a dejar para después las luchas fundamentales en aras de sus intereses cortoplacistas.- @humbertotweets 

jueves, 15 de diciembre de 2022

¿Hay diferencias entre el chavismo y la oposición?

            En buena medida la razón para el escepticismo y la renuencia de muchos venezolanos para votar en las elecciones es que no se perciben diferencias nítidas entre el chavismo y la llamada oposición venezolana, en todas sus variedades. Quizás porque la praxis política de ambos ha borrado cualquier característica que permita diferenciarlos. Y si las dos opciones son percibidas como iguales y similares entonces en realidad no hay opción. Para ilustrar el argumento podemos valorar la propuesta política y la gestión administrativa del chavismo y de la falsa oposición.

            Aunque por razones prácticas el chavismo ha sido forzado a privatizar y dolarizar sectores de la economía su orientación sigue siendo estatista, burocrática y enmarcada en el modelo de un partido único que prácticamente controla todos los poderes públicos. El modelo asistencialista y benefactor que usa el chavismo ha destrozado la economía venezolana para crear una sociedad de mendigos que vive de la dádiva y las asignaciones controladas por el gobierno. Estas “ayudas sociales” son verdaderos mecanismos de control político.

            Por su parte la supuesta oposición al chavismo también es deudora de esa concepción clientelar que concibe la política social como planes masivos para regalar dinero, ayudas y beneficios recibiendo como contrapartida apoyo popular. En ambos casos se ve a lo privado con recelo y desconfianza. De hecho varios partidos de la actual plataforma opositora fueron otrora poderosos e influyentes precursores del clientelismo político en Venezuela en la era del Estado de partidos antes de Hugo Chávez.

            Chavistas y falsos opositores reducen su oferta política “hacer más” y “regalar más” siempre buscando afanosos el favor de electores incautos que les puedan apoyar. Ninguno habla de desarrollar industrias, grandes, fuertes y eficientes. Menos el chavismo que destrozó todo el parque industrial venezolano incluyendo la emblemática industria petrolera.

            La gestión pública del chavismo se ha caracterizado por su opacidad y su renuencia a rendir cuentas. Al controlar todos los poderes públicos y sus instancias el chavismo no siente la necesidad de rendir cuentas, ni siquiera por pudor. En veinte años de gestión sin control se han acumulado los vicios y multiplicado la corrupción. Pero al dársele la oportunidad a través del llamado gobierno interino la falsa oposición no hizo menos que el chavismo.

El interinato funcionó en un limbo jurídico donde tampoco se sentía obligado a rendirle cuentas a ninguna instancia dentro o fuera de Venezuela. La falsa oposición a través del gobierno interino malversó grandes cantidades de dinero provenientes de los activos de Venezuela en el exterior. En menos tiempo la falsa oposición hizo exactamente lo mismo que el chavismo ha hecho en 22 años.

No hay mayores diferencias entre el chavismo y la falsa oposición. La única distinción es que uno está hoy en el poder y otro quiere llegar a él para hacer exactamente lo mismo.-  @humbertotweets

Las oposiciones y los chavismos

            La narrativa mediática y la retórica política nos hacen pensar que en Venezuela hay dos grupos enfrentados por el poder, el chavismo y la oposición. Pero esta caracterización no es más que la apariencia que oculta la verdadera naturaleza y diversidad de los grupos y subgrupos que están en la escena. Basta examinar la morfología de los dos bloques más visibles para apreciar que hay más de una oposición y más de un chavismo.

            En forma arrogante y pretenciosa los partidos que vienen de la época de la Coordinadora Democrática, pasando por la Mesa de Unidad Democrática y llegando hasta la llamada Plataforma Unitaria se han autodenominado como “la oposición” implicando que ellos son la única existente y negando otras opciones. Sin duda la visión electoralista de “oponerse” al gobierno les ha llevado a centrar la mayoría de sus batallas en el engañoso terreno electoral donde la lógica del azar hace pensar que es posible algún día ganar.

            Un desprendimiento de esta política lo representan los partidos creados por el régimen, vía Tribunal Supremo de Justicia, al intervenir otras franquicias tales como Acción Democrática, Primero Justicia y Voluntad Popular. Estos partidos que también se atribuyen la cualidad de opositores parecen tener acuerdos más frecuentes, fluidos y públicos con el régimen a diferencia de la oposición tipo MUD que prefiere negociar en secreto y a la calladita.

            Hay una inmensa franja de partidos, grupos e individualidades que rechazan la vía electoral por ilusoria y engañosa que también son oposición. Estos por supuesto no tienen mayor visibilidad en los medios y son perseguidos sin piedad por el régimen porque no son parte del coreografiado drama electoral.

            Tampoco existe un solo chavismo. Eso que conocimos en 1999 como chavismo y que se transformó luego en el Estado chavista ha experimentado importantes desprendimientos y variaciones siendo una de las más significativas el surgimiento de un nuevo clan conocido como el madurismo. En el proceso quedaron eliminados, física, moral y políticamente grupos e individualidades, del ámbito civil y militar, execrados de la actual nomenclatura madurista. Partidos como el PCV que confrontan internamente e individualidades como Rafael Ramírez que se enfrentan desde la periferia serían buenos ejemplos de estos chavismos.

            Uno de los sobrevivientes de estas guerras intestinas dentro del chavismo es el teniente Diosdado Cabello cuyos operadores civiles y militares han sido todos prácticamente neutralizados para dejarlo solo en su rol de presentador de TV. Hay quienes dentro del chavismo anticipan el colapso inevitable del régimen en manos de Nicolás Maduro y la macolla de los hermanos Rodríguez. Diosdado Cabello sería la figura llamada a tratar de salvar al régimen del derrumbe, pero su capacidad de maniobra ha sido sensiblemente reducida ante la inclemente campaña del madurismo presentándolo como una ficha de la CIA para un supuesto golpe de estado contra Nicolás Maduro.

            Al margen de la confrontación soterrada entre Maduro y Cabello en los últimos años se han conformado grupos en las Fuerzas Armadas chavistas que operan como logias sobre la base de lealtades personales. Allí también se discute el futuro del régimen y la imposibilidad de hacer una carrera militar efectiva por la política de represar los ascensos militares promovida por el General Vladimir Padrino López para proteger a Nicolás Maduro.

            Hablar de chavismo y oposición en Venezuela como si solo existieran estos dos grupos en pugna es negar las variaciones y las contradicciones que permanentemente están operando dentro de estos bloques visibles. A la hora de los análisis y las valoraciones sería más útil agregar un adjetivo que ayude a definir con más precisión la política que cada uno representa.

En nuestro caso siempre hemos defendido un criterio para definir a las oposiciones actuantes. Y este criterio parte de preguntar ¿Oposición a quién o a qué? Partimos entonces de que la crisis que tenemos en Venezuela es una crisis de Estado, no de gobierno, en virtud de la cual el Estado Nacional venezolano ha sido sustituido por el Estado chavista. La oposición al Estado chavista y sus instituciones representaría una verdadera oposición que busca cambiar al régimen. La mera oposición al mal gobierno de Maduro apuesta por una defensa del Estado chavista, al igual que el chavismo en todas sus versiones, y entonces merecería ser calificada como una falsa oposición.

Venezuela hoy se encuentra a merced de estos dos bloques visibles que en realidad no conducen a ningún cambio porque ambos, con sus variaciones,  en esencia representan la defensa del régimen que precisamente hay que triturar.- @humbertotweets 

lunes, 12 de diciembre de 2022

¿Qué se logró con el Interinato?

            La falsa oposición siempre prisionera de su fidelidad a la constitución chavista de 1999 ha sido incapaz de articular una política y una estrategia viable para enfrentar y sacar al chavismo del poder. La idea de crear un gobierno interino surge precisamente como una de esas taras deudoras de la legalidad chavista impuesta desde 1999. El argumento básicamente consistía en alegar el desconocimiento de Nicolás Maduro proclamado ganador en las elecciones fraudulentas del 2018 y ante ello la Asamblea Nacional del 2015 llenaría el vacío legal con un gobierno designado por ella en forma interina…hasta que haya elecciones libres en Venezuela. En el 2019 eso sonaba más o menos como a un gobierno eterno.

            Varios países, incluidos los Estados Unidos, no se dieron cuenta al principio que lo que parecía el quiebre del Estado chavista no era más que una operación improvisada llena de espontaneísmo y voluntarismo. El reconocimiento de la llamada comunidad internacional fue clave para darle vida a una construcción básicamente montada en el aire y en la cabeza de sus promotores. Era preciso darle un sustrato material a esa entelequia política y esto se resolvería al abrirle los grifos de la ayuda humanitaria internacional y transferirle el control al interinato de los activos de Venezuela en el exterior.

            Desde este punto en adelante el gobierno interino presidido por Juan Guaidó se convirtió en otro eje de corrupción pública igual o peor que el chavismo en Venezuela. Tiene que ser peor porque el interinato saqueó fondos públicos en menos de tres años en proporciones que al chavismo le ha tomado veinte. Además se asume que estos eran los honestos y la alternativa moral a los otros. Gran decepción para millones de venezolanos que vieron sus ilusiones y esperanzas de cambio enterradas en manos de unos negociantes de la política.

            La cualidad única de eludir los controles de los órganos chavistas en Venezuela y de los países donde estaban localizados esos activos y dineros le permitió al gobierno interino la perfecta y cómoda excusa legal para no rendir cuentas en ninguna parte. Ni siquiera a la propia Asamblea Nacional que le había dado origen donde algunos diputados reclamaban no saber que se estaba haciendo con los recursos en manos del gobierno interino.

            Los escándalos del Cucutazo, CITGO, Monómeros, el cobro de comisiones por recuperar activos, fueron algunos de los eventos más memorables del Interinato. El pago en dólares de operadores de las diferentes franquicias partidistas en calidad de embajadores, asesores y analistas fue otra característica vergonzosa de ese gobierno de caricatura pagado con dineros de los venezolanos.

            Desde la política real el interinato no logró nada positivo para Venezuela. Nunca actuó como un gobierno efectivo en capacidad de ejercer políticas o de acaso siquiera organizar una fuerza armada. El llamado gobierno interino manejó miles de millones de dólares para pagar la corrupción política al tiempo que fue incapaz de arrebatarle un metro cuadrado de territorio al chavismo.

            El descrédito político y la bancarrota moral del gobierno interino ha sido de tal magnitud que el chavismo optó por dejarlo operar mientras hábilmente abría canales de negociación directa con los Estados Unidos quien en definitiva y a instancias de esas negociaciones decretaba la muerte del interinato.

            La cesación de la aventura del gobierno interino ya está pactada y en eso están de acuerdo las principales franquicias partidistas que integran el G4, menos, por supuesto, Voluntad Popular. De ese ejercicio de improvisación y saqueo no queda nada útil. Solo queda una frustración más y la lección aprendida de no seguir dándole cheques en blanco a la falsa oposición.

El gobierno interino de Juan Guaidó fue una idea fracasada de la falsa oposición como hoy lo es las negociaciones con el chavismo y el empeño en ir a otras elecciones fraudulentas, sin condiciones ni garantías. A partir de estos fracasos y de estas lecciones es preciso el diseño de una política viable, realista, con los pies en la tierra, que efectivamente acumule fuerzas para sacar al chavismo del poder. Pero eso nunca, jamás, ocurrirá con los factores de la falsa oposición.- @humbertotweets 

jueves, 8 de diciembre de 2022

¿Quién ganó con los acuerdos de México?

            Tanto el chavismo como la falsa oposición celebran y se asumen triunfadores con la firma del acuerdo parcial en México. No solo eso, ambos coinciden en afirmar que se trata de un acuerdo humanitario para beneficio de los venezolanos. Pero más allá de la retórica es preciso desentrañar quién gana y quién pierde en un proceso de negociaciones entre el chavismo y la falsa oposición que ha sido visto con desconfianza e indiferencia por la mayoría de los venezolanos.

            Esta nueva ronda de negociaciones comenzaron hace aproximadamente un año supuestamente con el propósito de lograr mejores condiciones y garantías electorales. Esto es algo que en cualquier otra democracia se asume como un hecho indiscutible y dado. Pero no en Venezuela donde el chavismo controla todas las instancias del proceso electoral para asegurarse resultados favorables. Y si eventualmente la cuenta electoral falla, como ocurrió en el 2015, entonces el Estado chavista dispone de mecanismos “legales” para cambiar el resultado electoral por uno a su medida.

            Discutir con el chavismo cambios en ese sistema electoral viciado fue la razón inicial ofrecida por la falsa oposición para negociar en México. Mientras para la falsa oposición el objeto de la negociación se centraba en condiciones y garantías electorales, para el chavismo lo era lograr reconocimiento internacional como régimen político y levantamiento de las sanciones impuestas por los EEUU y otros países.

            Poco tardaría la representación del chavismo en descartar cambios a su sistema electoral y abruptamente abandonar la mesa de negociaciones exigiendo negociar directamente con los Estados Unidos y la liberación del supuesto diplomático Alex Saab. Así las negociaciones quedaban suspendidas por tiempo indefinido dejando a chavistas y falsos opositores entretenidos con los preparativos para participar en unas elecciones sin que los temas de las condiciones y las garantías electorales hubiesen sido resueltos o siquiera discutidos.

            La firma de los acuerdos de México viene a ser la formalización de una situación fáctica que ya viene operando desde hace varios meses, ahora más precisa y refrendada por la licencia a la Chevron para que opere libremente en Venezuela y la liberación de 300 mil  millones de dólares para un supuesto gasto social en Venezuela sujeto a un control indefinido e incierto por parte de la ONU.

            En suma, mientras el chavismo ha logrado todo lo que inicialmente pedía y más la falsa oposición tiene que conformarse con una promesa tímida y ambigua de que quizás algún día se discutirán las condiciones y garantías electorales.- @humbertotweets

¿Qué se decide en las primarias de la falsa oposición?

            Los aspectos fundamentales del proceso electoral se mantienen intactos como siempre han sido. El régimen chavista controla los mecanismos para producir resultados electorales a su conveniencia. Además de las graves irregularidades en el registro electoral y el abuso de los dineros públicos para financiar las candidaturas del régimen está el más grave problema de todos y este es el diseño de fraude electrónico que le ha permitido al chavismo dar la apariencia de victoria desde el principio.

            El voto electrónico deja en manos de la persona que maneja el programa la decisión que debería corresponder a millones de venezolanos. Técnicos del gobierno y de la falsa oposición en el pasado han intervenido en el debate, todos para abogar en favor de la cientificidad de unas máquinas cuyo resultado se presenta como inapelable. En el plano teórico el voto electrónico debería estar dotado de mayor transparencia y utilidad, pero no bajo el régimen chavista que lo ha reducido a su varita mágica para atornillarse al poder con barniz democrático.          

            Sin controles y sin rigurosas auditorías es imposible confiar en el voto electrónico. Sin un Consejo Electoral totalmente despartidizado y sin la presencia del chavismo es imposible asistir a unas elecciones limpias y transparentes. Todos los demás ajustes que el chavismo pueda ofrecer no pasan de ser minúsculas concesiones que mantienen la esencia fundamental de un sistema fraudulento creado para fabricar resultados y proclamar ganadores según le convenga al chavismo. Ese sistema no ha cambiado, ni se prevé cambiará en el futuro inmediato.

            Mientras el sistema electoral sea el mismo modelo fraudulento que el chavismo ha impuesto no hay ninguna posibilidad de triunfo para un candidato de oposición. No habrá manera de ganarle al chavismo unas elecciones donde ellos encerrados en un cuarto negro cuentan los votos y presentan números que luego son refrendados por el Consejo Nacional Electoral, el Tribunal Supremo de Justicia y las Fuerzas Armadas, todos chavistas. Entonces ¿Ante quien se apela? ¿La OEA? ¿Biden? ¿La Corte Celestial?

            La falsa oposición sabe perfectamente que bajo este sistema electoral no hay la menor posibilidad de ganarle al chavismo y mientras el sistema no cambie jamás la habrá. Es irrelevante que el candidato de la falsa oposición sea único y electo en primarias. Es inútil que vote el 90% de los venezolanos y la abstención no pase del 10%. Da lo mismo que los 7 millones de venezolanos en el exterior voten o no. Al final todo termina en el mismo punto de siempre. ¿Quién cuenta los votos? ¿Quién anuncia los resultados?

            Pero aun a sabiendas de la imposibilidad material de ganarle al chavismo la falsa oposición está obligada a fomentar la ilusión metafísica de un triunfo solo si la gente les vuelve a hacer caso y en contra del más elemental sentido común acuden a votar. El engaño tiene una justificación. La falsa oposición sigue empeñada en decir que representa a los venezolanos y de esa autorepresentación derivan todos los privilegios y prebendas que han logrado, sobre todo embaucando a representantes de otros países.

Aun arrebatando los resultados electorales para validar su fraude el chavismo tendría que admitir que la falsa oposición obtuvo al menos un  49%, suficiente para proclamar ganador al candidato chavista y darle reconocimiento a los falsos opositores para que sigan haciendo lo de siempre. No podemos llamarnos a engaños. Lo que se decide en las primarias de falsa oposición es a quien le corresponderá el dudoso honor de reconocer públicamente la victoria previamente arreglada de Nicolás Maduro y convalidar un sistema electoral viciado y fraudulento, aunque sea a regañadientes.- @humbertotweets 

lunes, 5 de diciembre de 2022

Todo a cambio de nada

            No importa cuánto se empeñe la falsa oposición en presentarlo como un logro, el acuerdo alcanzado entre la MUD y el chavismo es una derrota y una traición a los venezolanos. La percepción general se conjuga con la realidad para presentar un deplorable resultado donde, una vez más, el régimen chavista se queda con todo y el pueblo venezolano con nada. No es la primera vez que pasa. Es lo que siempre ha ocurrido en todas las negociaciones a las cuales la falsa oposición asiste con el chavismo para seguir convalidando al régimen y sus prácticas criminales y corruptas a cambio de concesiones pingües sin repercusión histórica alguna.

            El veterano policía Iván Simonovis caracterizó la situación con una claridad indiscutible «A cambio de nada los “negociadores” otorgaron al régimen: tiempo, licencias y recursos.» Y es que admitiendo la necesidad real que tiene el régimen chavista de acceder a esos recursos para asegurar su propio sostenimiento hay otro activo quizás aún más importante y valioso que el dinero: El tiempo. Se trata del tiempo perdido por los venezolanos en los esquemas fracasados de la falsa oposición y ganado por el chavismo para continuar atornillados al poder mientras observan como en el mundo los gobiernos cambian alterando la configuración de la situación y las alianzas internacionales.

            Desde los primeros años que el régimen enfrentó importantes presiones dentro y fuera de Venezuela las mesas de negociaciones y los diálogos han sido el recurso más socorrido del chavismo para la maniobra política. Con promesas siempre incumplidas de transparencia y apertura, sazonadas con prebendas burocráticas y dinerarias para una falsa oposición postrada, el chavismo ha sobrevivido más de 2 décadas de negociación en negociación.  Y eso difícilmente cambiará mientras ese sea el tipo de oposición con la cual tenga que entenderse.

            El señalamiento de Simonovis hace énfasis precisamente en el tiempo que nuevamente gana el chavismo y que en nuestra opinión es tan esencial que equivale al todo en ese tipo de negociación.  Y la valoración cobra particular importancia cuando, según lo indicado por Iván Simonovis, el proceso para liberar los 3 mil millones de dólares por el Departamento del Tesoro norteamericano podría tomar hasta 8 meses. Ya para entonces estaremos en la nueva etapa de normalidad entre el chavismo y la falsa oposición con la bendición de los Estados Unidos donde esos 3 mil millones de dólares vendrían como un oportuno obsequio para un régimen que no dudara en usar esos recursos para aplacar el creciente descontento en sus propias fuerzas militares.

Los falsos opositores que acuden a esas negociaciones en nombre de sus propios intereses mezquinos no han podido siquiera anotar en una servilleta el tema de las condiciones electorales. Nadie puede dudar que la falsa oposición ya está resignada y entregada a participar en la farsa electoral del chavismo bien sea en el 2023 o el 2024. Da lo mismo porque el Consejo Electoral chavista proclamará ganador a Nicolás Maduro ante las comedidas y tímidas protestas de los siempre obedientes falsos opositores.

El descaro del chavismo es de dimensiones colosales cuando el propio Nicolás Maduro para celebrar los logros de México vuelve a elevar el tono para dejar claro que en Venezuela solo habrá elecciones justas y transparentes si al régimen se le entregan todos los activos congelados, con sus intereses devengados y además el control de CITGO. De lo contrario no habrá tales elecciones justas y transparentes. ¿Es tan difícil inferir que las elecciones que se fraguan no serán más que otro fraude electoral perpetrado por el chavismo con la anuencia de la sumisa y postrada falsa oposición?

            Los acuerdos firmados en México entre el chavismo y la falsa oposición solo favorecen al régimen chavista y es un despropósito tratar de justificarlos como un logro para beneficiar a los venezolanos. Es evidente que el chavismo gana tiempo y recursos. La falsa oposición recibe a cambio promesas de concesiones burocráticas e incentivos monetarios para que haga bien su papel. Venezuela sigue y seguirá perdiendo mientras las decisiones fundamentales sigan en manos de estos negociadores profesionales de la politiquería.- @humbertotweets 

viernes, 2 de diciembre de 2022

Política desde el escepticismo

            Por los momentos Venezuela parece condenada a tomar partido entre el régimen chavista o su oposición oficialmente reconocida, en cualquiera de sus versiones. Aunque esto es lo que muestra la apariencia vertida a través de las redes y los medios, la realidad social y política es mucho más compleja para admitir este tipo de simplificación dicotómica. El resquebrajamiento de las instituciones ha fomentado la descomposición en los ámbitos social y económico a un nivel que desborda la mera alternabilidad entre el chavismo y su oposición. Esto es, se requiere de otras opciones, que parecen no visibles ahora, para emprender una recuperación agresiva y definitiva de la República que corrija por vía constitucional los errores que se han cometido hasta ahora y que nos han arrastrado al borde de la desaparición como nación.

            La ausencia de un discurso y una propuesta política que interprete la necesidad de salvar la integridad política e histórica de Venezuela es lo que ha llevado a muchos venezolanos a dudar en forma militante tanto del chavismo como de su falsa oposición.  Mientras Venezuela se derrumba moral y físicamente estas dos formas políticas siguen enredadas en la manía burocrática de gastar presupuestos por inercia y apostar a que la gente vaya a votar para, básicamente, seguir haciendo lo mismo. Cuando se evalúa la gestión de un alcalde o gobernador del chavismo o de la falsa oposición realmente es muy difícil apreciar las diferencias, sencillamente porque no las hay. Lo único en lo que quizás podrían diferir es que cada uno le otorga prebendas a su respectiva clientela.

            En el plano presidencial tanto Nicolás Maduro como quienes pretenden disputarle el poder por vía electoral parecen hablarle a sectores del país que viven protegidos y aislados en sus burbujas financieras. Pero ese discurso que intenta ofrecer una nueva normalidad donde las cosas no son tan malas como parecen no conecta con los millones de venezolanos condenados a vivir en condiciones infrahumanas y de mera subsistencia porque carecen de los más elementales servicios y garantías que hoy están disponibles en la mayoría de las sociedades occidentales. Cosas tan elementales como la comida, el agua y las medicinas no están al alcance de la mayoría en la Venezuela de hoy.

            Al contrastar con la realidad el discurso político de los chavistas y los falsos opositores no es difícil apreciar la desconexión con las expectativas más básicas y elementales que tienen los venezolanos. Las expectativas de una vida digna, decente y sostenible nunca vendrán empaquetadas en cajitas CLAP con el logotipo del PSUV o de la MUD. La promesa y la propuesta tiene que ser históricamente más ambiciosa para romper lo que ha sido la vieja práctica política clientelar y emprender sin pérdida de tiempo un replanteo del modelo político que asegure el sostenimiento de la República de Venezuela haciendo a un lado las alcabalas de las viejas franquicias partidistas.

            La ausencia de una propuesta viable que interprete la necesidad de este cambio político profundo es lo que ha movido a millones de venezolanos a refugiarse en el escepticismo. Este escepticismo se expresa como la duda y la desconfianza sistemática con las opciones ofrecidas al momento por ser similares o carecer de valor. Algunos epígonos del chavismo y de la falsa oposición han etiquetado esta posición como “apatía” o “desinterés” por la política. Pero muy lejos de eso, el escepticismo militante se muestra muy interesado en conocer las diferentes opciones políticas ofrecidas para criticarlas y desecharlas. Igualmente es una expresión activa que se puede apreciar en formas más concretas tales como la abstención y la emigración que de alguna manera también constituyen un ejercicio de la política, aunque sea desde las trincheras del escepticismo.- @humbertotweets

jueves, 1 de diciembre de 2022

¿Cómo se gastarán los 3 mil millones de dólares asignados en México?

            El chavismo y la falsa oposición celebran a rabiar la firma de los acuerdos en México. La emoción es tal que prácticamente se borra la diferencia entre ambos bandos. En realidad lo que festejan es el inicio de la nueva etapa que se impone en Venezuela marcada por una cohabitación y un cogobierno de características más formales y definidas que antes. Esta, que es la razón verdadera de la negociación de marras, no es por supuesto lo que se le dice a la gente porque sería reconocer públicamente el oportunismo de dos grupos que han destrozado a Venezuela.

Para adornar la galería se concibieron narrativas más piadosas y benignas. La primera fue justificar las negociaciones entre chavismo y MUD como un intento de avanzar hacia condiciones y garantías electorales para unas elecciones libres y transparentes. Según esta conseja se sugería que el chavismo estaría dispuesto a aceptar cambios en un sistema electoral corrupto, vaciado y diseñado para producir resultados que siempre le favorecen. La posibilidad de que el chavismo alguna vez acepte cambios en su sistema electoral equivaldría a aceptar que tendría que resignarse a entregar el poder, cosa que ha sido vehemente y sistemáticamente negada por sus principales voceros.

Pero la falacia de las condiciones y garantías electorales fue útil tan solo por unos meses hasta que el chavismo no solo se negó a discutir el tema sino que además abandonó las negociaciones de México. Para el chavismo toda negociación quedaba sujeta a que produjera la liberación de Alex Saab y su incorporación a la delegación oficialista negociadora, además de sentarse a negociar directamente con los EEUU, no solo con los representantes de la falsa oposición.

Así el chavismo movía la vara de sus peticiones y expectativas a su punto más alto lo cual hacía pensar en su inviabilidad. Y lo insospechado ocurrió. El gobierno norteamericana  de Joe Biden no solo se sentó a negociar directamente con el chavismo, haciendo a un lado a la falsa oposición, sino que si bien es cierto no liberó a Alex Saab si excarceló a los narcosbrinos de Nicolás Maduro que pagaban condena en los EE UU por tráfico de droga. Estas concesiones pavimentaban la vía para el levantamiento definitivo de las sanciones al chavismo, la autorización a la Chevron para operar libremente en Venezuela, y el descongelamiento de los activos en el exterior. Todo un cuadro que apunta a una nueva normalidad entre el régimen chavista y los Estados Unidos.

Destruido miserablemente por la realidad el argumento de las condiciones electorales y restablecidas la relación bilateral directa entre el chavismo y el gobierno norteamericano la falsa oposición quedaba literalmente en el aire y sin razones para seguir negociando de acuerdo a su propia prédica electoralista. Esta bancarrota es lo que mueve a la MUD a pivotar del argumento electoral al argumento “social” como nueva justificación para seguir negociando con el chavismo.

En realidad, una vez establecida la nueva dinámica de relaciones entre el chavismo y los EEUU poco o nada queda a la falsa oposición por negociar. Lo único que queda es justificar la entrega de recursos y tiempo al régimen chavista para supuestamente favorecer a los venezolanos. Según esta nueva narrativa, que sustituye al pretexto electoral, la liberación de los fondos congelados al régimen chavista en el exterior, que en este primer tramo se estiman en aproximadamente 3 mil millones de dólares, estaría plenamente justificada porque serían recursos para beneficiar a los venezolanos. Pero ¿Cómo?

El manejo de estos recursos estaría bajo el control de alguna instancia de la ONU. Pero aparte de este enunciado ambivalente y genérico no hay ninguna indicación de un sistema o mecánica para su implementación. ¿Enviará la ONU sus funcionarios a Venezuela para ejecutar esos recursos? Esto no parece viable. Lo más probable es que la ONU asigne estos recursos a través de organizaciones no gubernamentales controladas por el chavismo y por la falsa oposición para proyectos humanitarios fantasmas lo cual es la garantía de que esos recursos serán saqueados sin piedad por los dos bandos políticos. La otra probabilidad es que ultimadamente la ONU le entregue esos recursos directamente al régimen chavista ante la imposibilidad de hacer una gestión con infraestructura propia.

Aparte de la opacidad en el manejo de estos dineros está el problema de su finitud. Y es que Venezuela es un país semidestruido donde 3 mil millones de dólares no alcanzarán para nada significativo y se perderán como una gota en un mar de tragedias. ¿Cuál podría ser la prioridad para el uso de esos limitados recursos? ¿Hospitales? ¿Escuelas? ¿Infraestructura? ¿Red eléctrica? O quizás esos recursos sean destinados a atender al único sector que le importa al chavismo: Las Fuerzas Armadas. Con recursos limitados y en medio de un insoluble quiebre económico no es aventurado suponer que el régimen chavista atienda primero a sus fuerzas militares que son el único pilar que materialmente sostiene a una estructura de otra manera absolutamente frágil y endeble.

La preguntas sin respuesta sobre el manejo de los recursos liberados al régimen chavista son otra evidencia que lo que está en el fondo de la cuestión no es atender ninguna emergencia humanitaria sino más bien avanzar rápidamente a un nuevo esquema de cohabitación entre el chavismo y la falsa oposición, esta vez con la bendición de los Estados Unidos.- @humbertotweets