jueves, 29 de junio de 2023

Ante la falta de oposición el chavismo se opone a sí mismo

A veces parece olvidarse que los padecimientos de Venezuela bajo el régimen chavista comenzaron mucho antes que las simbólicas sanciones aplicadas por los Estados Unidos. Desde hace años en Venezuela no hay moneda nacional, no hay gasolina y tanto el agua como la electricidad le están negadas al 90% de la población. Esto no es nuevo ni exagerado. Lo único que ha cambiado es que en los últimos meses estas carencias parecen multiplicarse por 100.

Cualquier lector desprevenido y sobre todo uno ajeno a la realidad de Venezuela podría pensar que esto es una verdadera exageración de un adversario del chavismo. Que es imposible que un país pueda funcionar con más del 90% de su población sin agua, electricidad, gasolina e internet. Pero es una situación que ha sido documentada y que por su reiteración a muy pocos impresiona porque parece convertirse en la nueva normalidad con el chavismo.

En otras palabras, bajo el régimen chavista el nuevo estándar de lo normal es el de la miseria, la pobreza y la corrupción. Y luego de 20 años de tiranía lo que tenemos es una acumulación de crisis con efecto compuesto y un régimen cuyo objetivo no es precisamente gobernar sino por el contrario fomentar el caos para que la camarilla gobernante siga en el poder al precio que sea. Aunque este precio sea la desaparición física y material de Venezuela.

El régimen chavista ha logrado entronizarse en el poder no solo por el control militar, político y social que ejercen sus grupos sobre la población civil venezolana. Esto también es el resultado del fracaso de una falsa oposición negociadora y colaboracionista incapaz de articular fuerzas para derrocar al régimen. Y ante esta incapacidad a esta oposición no le queda otra que bailar pegada con el régimen a los acordes de una legalidad que solo sirve para justificar la continuidad del Estado chavista.

En realidad, en Venezuela no hay una oposición real y efectiva al régimen chavista. Lo que hay es una oposición muy particular que rigurosa y escrupulosamente se limita a cuestionar al gobierno, no al régimen político. Y por esta vía esa oposición ofrece la ilusión de oponerse a algo que sigue allí realmente existiendo y es casi inconmovible. Pero es una ilusión de la realidad, es una falsedad, porque lo que hace esa oposición no es otra cosa que afianzar más aún al modelo que supuestamente dice enfrentar.

Mientras esta falsa oposición le hace el juego legitimador al régimen con su elección primaria los problemas y las protestas en Venezuela se multiplican. Las dramáticas dimensiones de este colapso social y económico ya no pueden ser ignoradas ni siquiera por aquellos que todavía dicen ser chavistas.  De hecho se puede afirmar con gran certeza que ante el fenómeno sociológico de la emigración masiva de Venezuela en el territorio quedan segmentos importantes de clientelas chavistas que ahora insatisfechos y descontentos con su propio régimen son las cabezas de la protesta nacional.

La macolla del régimen (Maduro, hermanos Rodríguez y Padrino López) entienden la gravedad de la coyuntura y la dificultad práctica que se presenta a la hora de intentar un nuevo fraude electoral con unos operadores políticos y militares desganados, descontentos y renuentes a cooperar porque están pasando hambre y miseria como el resto de los venezolanos.

La falsa oposición ha resultado tan incompetente como socia del chavismo que es incapaz de cumplir el papel que se le encomendó. Ante la falta de oposición al régimen político en Venezuela le ha tocado al propio chavismo que llenar ese vacío y ejercer una suerte de oposición a sí mismo. Es lo que vemos cuando la macolla del régimen dice declararle la guerra a la corrupción en la industria petrolera con la sospechosa consigna “caiga quien caiga” encarcelando a varios de sus operadores siendo uno de los más notables Tareck El Aissami.

Recientemente Nicolás Maduro a propósito del día del periodista volvió a pedir ayuda a los venezolanos (chavistas) para combatir lo que él identifica como la corrupción y la eficiencia en su gobierno. La petición es un desesperado intento para desmarcarse de la responsabilidad que él y su régimen tienen con el desfalco y la destrucción de Venezuela que ha ganado dimensiones catastróficas en los últimos 5 años. Si se tomaran en serio las palabras de Maduro habría que comenzar por destituirlo a él, pero seguramente eso ni fue lo que quiso decir.

Es decir, el tamaño del fracaso del régimen chavista en Venezuela es tal que ni los propios chavistas encuentran razones o palabras para justificarlo. A la cúpula del gobierno solo le queda comenzar a jugar a la defensiva frente al descontento de sus propias clientelas y tratar de ponerse a la cabeza de esa frustración para controlarla y eventualmente diluirla.

Mientras la falsa oposición siga engolosinada y envalentonada con su elección primaria y su candidato único el chavismo no tiene nada de qué preocuparse. Es a los suyos, sobre todo aquellos en el sector militar, a quienes debe temer. La maniobra de intentar aparecer como haciéndose oposición a sí mismo es una audaz y ambiciosa por parte del chavismo, comienza a lucir como los esfuerzos de última hora para abortar rebeliones internas y seguir en el poder.- @humbertotweets 

La ilusión de la elección primaria

El colapso de Venezuela es tan evidente que ha llevado a chavistas y no chavistas a verse las caras en la calle para protestar contra un gobierno que ha sido una tragedia para todos, aunque unos se hayan dado cuenta más tarde. La desesperación y el sentido de urgencia para salir del chavismo es tan grande que hay quienes, a pesar de las masivas evidencias del pasado, están dispuestos a volver a creer en cualquier ilusión para súbitamente cambiar las cosas, por vanas que estas sean.

Por eso siempre hay que volver a lo mismo y recordar que el cortoplacismo y las ilusiones de fórmulas milagrosas han sido poderosas taras para articular una verdadera oposición contra el chavismo en Venezuela.

Hoy hay varias ideas aureolares circulando que insinúan cambios inminentes en la política. Una de ellas es la tesis de escoger un candidato unitario en una elección primaria para enfrentar a Nicolás Maduro en 2024 como la fórmula mágica para sacar al chavismo del poder. El peso de esta apuesta reside en el cálculo simplista de que la gente no se abstenga y salga a votar por un candidato único opositor.

Esta tesis se abstrae de la realidad institucional donde el chavismo controla todos los poderes públicos, incluido el electoral, y dispone de los mecanismos para producir decisiones legales a su medida. Pero aún apostando a la buena fe del chavismo habría que tomar en cuenta el peso de más de 8 millones de venezolanos fuera de Venezuela que no podrán ejercer su derecho al voto y su incidencia en unas elecciones “normales”.

Calificados voceros del chavismo han explicado en detalle cómo y por qué jamás entregarán el poder. Y hay que creerles, porque al día de hoy tienen la fuerza para hacerlo.

Una verdadera oposición debería tomar todo esto en cuenta para formular un verdadero plan de lucha política y no una mera lista de promesas y ofertas engañosas que tratan de competir con la del chavismo.

Pero lo que tenemos en Venezuela no es una verdadera oposición, sino una falsa que en lugar de hablar con claridad prefiere fomentar falsas esperanzas de millones de venezolanos que en su angustia y desesperación están dispuestos a aferrarse de cualquier ilusión por vana y artificiosa que esta sea.

Más que un engaño es una estafa decir que basta un candidato único y que la gente salga a votar masivamente para ganarle electoralmente al chavismo. Sobre todo cuando desde ya se admite que no hay condiciones ni garantías para una elección limpia y transparente.

Una vez conocido el inapelable resultado oficial de la “elección” del 2024 y que el candidato o la candidata de la falsa oposición, aunque sea a regañadientes, le reconozca el triunfo a Nicolás Maduro habrá que absorber y digerir el inmenso valor pedagógico de la coyuntura. Y es que hay que tener presente y recordarle a los operadores partidistas que los materiales de la política son las realidades y no los buenos deseos ni las ilusiones.

No basta con las buenas intenciones y la mente positiva para sacar al chavismo del poder. Es preciso partir del reconocimiento de realidades materiales que por muy escabrosas y desalentadoras que parezcan nos permitirían articular políticas con los pies en la tierra y no seguir divagando en las nubes de las ideas areolares y las falsas ilusiones. @humbertotweets

lunes, 26 de junio de 2023

¿Hasta dónde llegará la permisividad de los EEUU con el chavismo?

            En la política interna el chavismo hace lo que le da la gana. El control absoluto del aparato del Estado y la ausencia de una verdadera oposición facilita que la oligarquía chavista se imponga por la fuerza y la violencia sobre el resto de los venezolanos. En la política internacional el régimen chavista hace fiesta burlándose de las sanciones y hasta desafiando a instancias como la Corte Penal Internacional cuyo Fiscal seguramente fue informado de nuevas detenciones arbitrarias en el preámbulo de su última visita a Venezuela.

            Para ser un régimen supuestamente aislado y arrinconado el chavismo se comporta en forma desafiante, beligerante, y arrogante tanto dentro como fuera de Venezuela. ¿Por qué? Porque puede hacerlo. Pero además porque en la comunidad internacional hay un país que lo permite: Los Estados Unidos.

            Esto no se puede ver a luz de la desteñida óptica marxista-leninista que en forma oportunista invoca la soberanía de los otros pueblos al tiempo que justifica el vasallaje de los suyos. Así lo predican y lo practican los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela. En la interpretación de esa forma particular de soberanía el chavismo siente que puede hacer lo que le dé la gana sin ningún  tipo de limitaciones.  Esta política puede soportar desde los linchamientos selectivos contra opositores internos hasta alianzas militares con enemigos jurados de los Estados Unidos de Norteamérica tales como Rusia, China e Irán.

En los supuestos esfuerzos para enfrentar al régimen chavista de Venezuela las sanciones de los Estados Unidos son el más ridículo hazmerreir luego del caricaturesco gobierno interino de Juan Guaidó. Las sanciones simbólicas contra el Estado chavista no lograron detener las ventas de petróleo venezolano ahora en los mercados negros alimentados por cargueros rusos, chinos e iraníes que todos los días pasan por las narices de la guardia costera norteamericana.

Pero al mismo tiempo y como resultado de los intereses que tiene el complejo militar industrial norteamericano en la guerra Rusia-Ucrania los Estados Unidos ha encontrado en el régimen chavista, bolivariano y socialista a un proveedor confiable y sustentable de petróleo. Los Estados Unidos han levantado parcialmente sus sanciones al régimen chavista para permitirle a transnacionales petroleras norteamericanas sacar petróleo de Venezuela.

El resultado de esta política permisiva y blandengue de los EEUU con el chavismo es que el Estado chavista se encuentra en la situación privilegiada de ser un proveedor confiable de petróleo para los Estados Unidos al tiempo que puede poner en el mercado negro cantidades no determinadas de petróleo. En ambos casos el Estado chavista recibe miles de millones de dólares que jamás serán destinados para el beneficio de los venezolanos sino para sostener a la camarilla político-militar en el poder. Y como un beneficio político adicional queda toda la campaña de propaganda del régimen presentándose ante el mundo como víctima de unas sanciones que no son tales.

Sin darse por satisfecho con recibir dinero por punta y punta para enriquecer a sus operadores y reprimir a los venezolanos el régimen chavista, ahora belicoso y relancino, está envalentonado en forjar alianzas militares con países enemigos de los Estados Unidos. En forma imprudente e irresponsable el chavismo no solo ha recibido armas y tecnología militar de Rusia, China e Irán sino que además ha cedido el territorio venezolano como base de operaciones a estas potencias.

Si esto es un secreto lo será a voces porque es lo que han venido reportando públicamente en los últimos años agencias de inteligencia norteamericanas y grupos especializados en el seguimiento de asuntos militares y de geopolítica.  Se trata de un escalamiento progresivo cuyas próximas instancias bien podrían ser la instalación de bases nucleares o misilísticas. Todo el mundo parece saberlo, menos los demócratas y republicanos en Washington entretenidos con la guerra Rusia-Ucrania y completamente ausentes de Suramérica.

¿Qué tan lejos tendrá que llegar el régimen chavista forjando alianzas militares con Rusia, China e Irán para que los Estados Unidos determine que su seguridad nacional está siendo efectivamente socavada? ¿Qué tan tarde podrán reaccionar los EEUU para restablecer un equilibrio militar que se ha perdido con el tiempo?

Un consejo para los políticos en Washington. No repitan el error que cometimos los venezolanos en 1999. El Estado chavista no es un Estado nacional de leyes como otros en la comunidad internacional. El régimen chavista es y opera como una organización criminal, de naturaleza narcomilitar, con apariencia de Estado al cual bajo ninguna circunstancia se puede subestimar y por el contrario hay que tomar muy en serio.- @humbertotweets

jueves, 22 de junio de 2023

El dedo en la llaga: ¿Quién financia a los candidatos de la falsa oposición?

            Ladinos, sinuosos y locuaces todos los candidatos de la falsa oposición venezolana recorren las redes sociales y el país tratando de convencer a los venezolanos para ir a votar en la elección primaria, porque según ellos esta vez sí se puede.  Cuando el escepticismo de la gente los arrincona rapidito aclaran que si se puede derrotar al chavismo con votos sólo si hay un candidato unitario y si la gente sale a votar. Para lo cual obviamente se requiere que la gente vaya a votar en la primaria. De manera que si los venezolanos no salen a avalar las tesis de la falsa oposición y gana Nicolás Maduro entonces será su culpa.

Pero para la gran mayoría de los venezolanos no es necesariamente así. Los venezolanos han venido apoyando con infinita paciencia todas las estrategias equivocadas de la falsa oposición. Ya a estas alturas es poco o nada lo que queda de credibilidad y liderazgo de esta dirección política cuya gestión ha sido efectiva e instrumental para la permanencia del chavismo en el poder. 

No solo la falsa oposición no rinde cuentas de su gestión política llevando a los venezolanos de un fracaso a otro. También es un secreto muy bien guardado como hacen la mayoría de estos dirigentes opositores para dedicarse a tiempo completo al activismo político sin tener ni ejercer ningún trabajo. ¿De dónde sacan dinero Leopoldo López y Julio Borges para vivir cómodamente en el exterior? ¿Quién paga sus gastos en dólares? Eso nadie lo sabe y ellos tampoco lo explican.

Mientras Venezuela está sumida en el más absoluto colapso económico vemos como chavistas y falsos opositores son los únicos segmentos de venezolanos que se pueden dar el lujo de vivir cómodamente sin trabajar. La mayoría de ellos cuentan con cuentas en dólares para pagar sus gastos dentro y fuera de Venezuela. De los chavistas sabemos que el origen de sus dineros provienen directamente del saqueo sistemático del tesoro nacional. Pero ¿de dónde sacan dinero los operadores de la falsa oposición? Ninguno podrá decir que el dinero proviene de donaciones de humildes militantes hambreados y desempleados o de las contribuciones de empresarios quebrados por la crisis.

Los candidatos y los partidos que orbitan en torno a la MUD están enfrascados en sus elecciones primarias para escoger a quién le tocará el dudoso honor de reconocer la victoria previamente negociada de Nicolás Maduro. Las campañas de todos esos candidatos y la logística de sus clientelas cuesta mucho dinero en dólares. Pero ahora sabemos por la propia voz del Presidente de la Comisión Electoral de la elección Primaria José Ignacio Casal que se necesitaran recursos económicos para poder pagar por el evento autogestionado. ¿Quién paga por eso? ¿Quién pone el dinero?

Además de los gastos de propaganda y movilización de las clientelas de los partidos y sus candidatos hay una gran cantidad de “asesores” que conforman esa lucrativa industria de las campañas electorales en Venezuela. ¿De dónde provienen esos recursos en un país cuya economía está destruida?

No vamos a especular pero lo que resulta evidente es a quién beneficia todo este circo electoral. Promover la ilusión de un cambio político en plena tiranía por vía electoral sólo puede beneficiar al actual régimen político chavista que se da a sí mismo su baño de democracia. Con esos aromas y vapores democráticos el Estado chavista se presenta ante la llamada comunidad internacional con la unción de haber cumplido con todos los trámites formales para ser reconocido como una democracia…sólo porque hubo elecciones y participaron los partidos de la “oposición”!

Ya en el pasado ha quedado claramente establecida la conexión financiera de grupos Bolichicos y Boliburgueses con partidos y operadores de la falsa oposición. El propio régimen chavista no ha parado de transferir recursos a operadores de la falsa oposición empleados en la administración pública. La falsa oposición también ha tenido sus propios emprendimientos manejando a su antojo los recursos del Interinato, Monómeros y Citgo.

Es un agravio y un insulto a los venezolanos que mientras la inmensa mayoría está condenada a sobrevivir en la más dramática pobreza los dirigentes falso opositores y sus candidatos presidenciales gastan cuantiosas sumas de dinero en campañas y en estilos de vida. Pero lo que más ofende de todo es que no digan de donde sale tanto dinero.- @humbertotweets 

Primarias autogestionadas y tuteladas por el chavismo

            Con la renuncia de los miembros oficialistas del Consejo Nacional Electoral y la inminente reestructuración de todo su directorio la falsa oposición agrupada en la MUD vuelve a recibir un nuevo baño de realidad. Durante semanas la Comisión de la elección primaria estuvo tratando de coordinar la asistencia técnica del CNE al evento de la MUD para escoger su candidato presidencial.

Allí perdieron tiempo discutiendo tecnicismos sobre capathuellas y centros de votación. Al final el presidente de la Comisión Electoral de la Elección Primaria José Ignacio Casal aseguró que el CNE (controlado íntegramente por el chavismo) garantizaba la protección de la identidad de los electores en la Primaria y sus organizadores se daban por satisfechos con esa garantía.

Una vez más la falsa oposición echaba a un lado toda la evidencia acumulada en estos veinte años de irregularidades y ventajismos del gobierno todo lo cual siempre termina configurado un cuadro fraudulento donde la gente va a votar sin garantías ni condiciones mínimas de transparencia. Pero aun así la falsa oposición animada por no se sabe qué tipo de interés está dispuesta a ir a un proceso electoral cuyo resultado se puede fácilmente anticipar. No porque no haya votos suficientes para ganarle al chavismo, sino porque precisamente no hay las garantías mínimas para contarlos y hacerlos valer.

No fue sino hasta hace unos días cuando el chavismo anunció su intención de cambiar la directiva del CNE cuando finalmente la falsa oposición entendió que quizás sería una buena idea hacer la elección primaria por su cuenta sin la intervención directa del órgano electoral ante la nueva situación de incertidumbre. 

Pero la elección primaria que ahora llaman autogestionada no podrá zafarse fácilmente del tutelaje del régimen jurídico-administrativo del régimen chavista. Aún quedan muchas instancias serán debidamente activadas en su momento para garantizar que el resultado de las primarias de falsa oposición será uno que convenga al chavismo. Todavía falta el capítulo de la inhabilitación de candidatos y hasta la eventual intervención de la propia Comisión Electoral Primaria con los mismos argumentos “legales” que usaron para intervenir las directivas de los partidos. ¿Es tan difícil anticipar esto?

Las elecciones de la falsa oposición según dicen ellos mismos serán ahora autogestionadas, pero seguirán siendo tuteladas por un régimen que solo participa en elecciones en ambientes estrictamente controlados y frente a resultados predecibles.

La falsa oposición ya aceptó esas reglas de juego y no tiene otra opción que seguir embarcada por ese camino que no lleva a ninguna parte. Mientras tanto la Venezuela real mira con indiferencia y escepticismo esa elección primaria en el contexto de veinte años ininterrumpidos de ventajismo y fraude.

Es posible que en estas dos décadas no hayamos entendido ni aprendido lo que hay que hacer para derrotar al chavismo. Pero definitivamente y con certeza hemos aprendido lo que no hay que hacer.- @humbertotweets

lunes, 19 de junio de 2023

El régimen le aprieta las tuercas al CNE chavista

            ¿Sorpresas? Ninguna. Tal como lo ha hecho en estas dos décadas el régimen chavista sigue un patrón de conducta altamente predecible. Antes de cada elección de alcance nacional el chavismo siempre hace los ajustes que corresponden para asegurarse que el fraude electoral a perpetrar es eficientemente ejecutado. Para esto se requieren operadores que no solo sean fieles a la macolla (Maduro, Rodríguez, Padrino) y no tengan lealtades cruzadas con otros grupos del ecosistema chavista. También deben ser eficientes en las tareas encomendadas. Esta es la razón, y no otra, por la cual el Estado chavista renova en este momento la directiva de su Consejo Nacional Electoral. En otras palabras, se trata pues de ajustarle las tuercas al aparato del régimen que cumple una de las funciones más delicadas.

            Los miembros del CNE que renunciaron públicamente son los vinculados directamente al régimen. Bueno, decir que renunciaron es un mero formalismo. Es evidente que se les ordenó presentar su renuncia para facilitar el ajuste. La lealtad de estos rectores al régimen chavista y su disposición de cumplir órdenes para llevar a cabo el fraude electoral de esta temporada están fuera de discusión. Quizás el régimen tuvo razones para dudar de las competencias y habilidades de estos rectores para llevar a cabo una operación de esta magnitud con la maestría que en el pasado demostraron el propio Jorge Rodríguez, Tibisay Lucena, y Tania D'Amelio, entre otros.

            Muy probablemente los nuevos rectores oficialistas tendrán una identidad pública y notoria bien nítida con el régimen (para que no haya dudas de su filiación chavista) y un cúmulo de credenciales luego de haber pasado por las estructuras electorales del PSUV y algunos cargos en los gobiernos chavistas (garantía de su competencia). En suma, lo que el régimen quiere asegurarse con los nuevos rectores en su CNE es básicamente lealtad y eficiencia para emprender, una vez más, una operación de fraude electoral masivo cuya ejecución sea eficiente y sus resultados lo más creíbles que se pueda.

            Este ajuste de tuercas en el CNE chavista sin duda tiene otros efectos colaterales. Uno de ellos es el impacto en la realización de las elecciones primarias de la falsa oposición. El hecho de que ahora las llamen “autogestionadas” no quiere decir que el chavismo pierde su derecho a manosear la elección primaria para influir en su resultado final. Ya hemos explicado varias veces, hasta el cansancio, que estas elecciones se celebran dentro del riguroso marco de la legalidad chavista el cual la falsa oposición y todos sus precandidatos presidenciales, sin excepción, aceptan, suscriben y celebran con indiscutible sumisión. De manera que esta elección primaria de la falsa oposición será autogestionada y tutelada por el chavismo.

            El régimen chavista cuenta con un amplio abanico de opciones para intervenir “legalmente” en el proceso de selección del candidato de la falsa oposición. Y a ésta representada por la llamada Plataforma Unitaria (antes MUD) no le quedará otra opción que aceptar. Aceptar mansamente y con absoluta sumisión. Ya circulan en el TSJ chavista varios papeles de trabajo (borradores) que prefiguran cómo sería esa intervención.

            Hay quienes aseguran que el cambio de los rectores oficialistas en el CNE solo busca incorporar chavistas de más alto perfil para desestimular al electorado opositor en las primarias y en las generales. Esta tesis no se puede aceptar porque asume que los venezolanos no han asimilado las experiencias de los anteriores fraudes electorales a lo largo de estos veinte años, lo cual no es cierto cuando se revisan las cifras de la abstención. Para los venezolanos en general resulta irrelevante a quien nombren en el Consejo Nacional Electoral chavista. Da igual quienes sean porque a la final se trata de operadores contratados para seguir instrucciones precisas en la articulación de otro masivo fraude electoral el cual, como es obvio, estará “blindado legalmente” por el régimen jurídico-político del Estado chavista.

            Muchos venezolanos se niegan a votar y atender el llamado de la falsa oposición no porque haya chavistas declarados en el CNE. Es más que todo porque hay conciencia de que se enfrentan prácticamente solos a una maquinaria político-militar que usa el fraude electoral para seguir en el poder con un viscoso barniz democrático. Uno de los aparatos de esa maquinaria político-militar es el Consejo Nacional Electoral cuyas tuercas había que ajustar para que produzca eficientemente los resultados que el Estado chavista espera.

            Mientras se mantenga intacto el actual régimen político en Venezuela es una mera fantasía para engañar incautos hablar de una transición o incluso prometer un cambio democrático de gobierno por vía electoral.- @humbertotweets

jueves, 15 de junio de 2023

El colapso de Venezuela no se resuelve con elecciones

Aunque el discurso optimista se ancla en la premisa metafísica de “la esperanza es lo último que se pierde” la realidad cruda, y generalmente nauseabunda, siempre termina imponiéndose. El enfoque metafísico y esperanzador del discurso político y bélico pareciera perseguir el propósito de “mantener la moral en alto” o quizás mejor de animar a los hombres a continuar en la lucha a pesar de las dificultades o de cuan quijotesca la empresa parezca.

El problema de este discurso que trata de inyectar optimismo y certezas en los momentos más difíciles surge cuando para poderlo sustentar hay que acudir al inevitable artificio de hipostasiar la realidad. Esto es cuando se ignoran o se tergiversan los elementos que nos presenta la realidad material para poder darle vida a una fantasía o una idea aureolar. 

Este ha sido el drama y la búsqueda laberíntica de los venezolanos desde 1999 para tratar de salir de las garras de la tiranía chavista. Desde un principio la elite política autodefinida como de oposición fracasó en la tarea de caracterizar correctamente al chavismo como adversario político. El no apreciar temprano la esencia tiránica, despótica y corrupta del régimen que recién se instalaba derivó en simplemente tratarlo como un mal gobierno dentro de lo que aún se pensaba operaba como régimen democrático. Actitud mental que aún hoy ejercitan los representantes de la falsa oposición.

El pensar al chavismo como un mal gobierno que podía ser corregido o reemplazado por medios democráticos arrastró a otros errores no menos graves.  Uno fue asumir el cortoplacismo como política que busca vías fáciles y expeditas para enfrentar un fenómeno que ya se presentaba como sistémico al progresivamente tomar el control de todos los poderes del Estado (ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y militar).

El otro error de consecuencias catastróficas fue subestimar al chavismo y sus jerarcas en su propósito de apropiarse por la fuerza de Venezuela. Este tipo de posturas conducen irreversiblemente a conductas tales como insistir en negociar con el chavismo aunque es evidente que el chavismo no quiere negociar ni está dispuesto a ceder en nada. O seguir aupando la salida electoral aunque el propio chavismo ha dicho y ha demostrado que no entregara el poder aunque pierda las elecciones.

Al tiempo que los políticos de la falsa oposición siguen hablando de negociaciones y elecciones como vías para salir del chavismo los venezolanos ya suman más de dos décadas de experiencia acumulada donde un desengaño electoral lleva al otro y este al siguiente. Este parece ser un ciclo que se seguirá repitiendo mientras el chavismo siga en el poder y sea quien organice las elecciones, cuente los votos y adjudique los resultados, aunque sea la propia María Corina Machado quien se nos presente como la última mágica, encantadora y milagrosa esperanza de esta temporada. 

La realidad nos muestra a una Venezuela colapsada en sus instituciones e infraestructura. Con una economía destrozada y más del 95% de su población sin acceso sostenible a agua, electricidad, comida, gasolina o algún tipo de servicio público. Aproximadamente 8 millones de venezolanos han abandonado Venezuela lo cual bien podría representar el 25% de su población activa. La retórica metafísica banaliza el impacto de este desmembramiento asegurando que esos venezolanos más temprano que tarde regresaran a su país. Pero una vez que esos venezolanos y sus descendientes echen raíces en otros territorios ¿querrán regresar a un país inviable y en vías de disolución?

Aunque nos llamen pesimistas o aves de mal agüero, ningún análisis o propuesta política para recuperar a Venezuela puede partir de ignorar o maquillar la realidad. Y la Venezuela realmente existente ha llegado a dramáticos niveles de deterioro y colapso que hacen inviable cualquier salida dentro del marco de la institucionalidad del Estado chavista. Se requiere de una ruptura profunda y definitiva con ese régimen político, no de unas elecciones que solo tratan de maquillar y ocultar su verdadera esencia.

Todos los candidatos que participan en la primaria de la falsa oposición, sin excepciones, y todos quienes de una u otra forma justifican las elecciones como vía para salir del chavismo ejercitan una estafa continuada que comenzó en 1999 y aún hoy sigue en pleno vigor. Decir, como lo hacen todos ellos, que es posible derrotar al chavismo en unas elecciones que este diseña y controla es un acto vulgar de engaño y cinismo deliberado. También podría tratarse de ignorancia o ingenuidad, pero es muy difícil porque a estas alturas ya no quedan vestales en Venezuela.- @humbertotweets 

¿Qué hacer en lugar de votar?

            A quienes proponemos en forma activa no votar como respuesta a la situación política que vive Venezuela siempre se nos pregunta en tono acusatorio ¿y tú qué propones? Más que el genuino interés de conocer y explorar otras opciones a la gastada tesis electoral lo que en realidad se busca es presentar a esta como la única opción posible porque, aparentemente, no hay más.  Los más moderados dirán por lo menos votemos mientras aparecen otras opciones y para no quedarnos de brazos cruzados. ¡Votemos aunque votar no nos lleve a ninguna parte!

En el pasado hemos explicado que la tesis de no votar no es gratuita ni improvisada. Esta posición parte del reconocimiento de una realidad material que nos evidencia una y otra vez que mientras quien organiza las elecciones, cuenta los votos y adjudica los resultados sea la misma persona (o el mismo grupo) el resultado será invariablemente el mismo.

El hecho de que sean operadores del PSUV quienes actúan instalados en todos los poderes públicos no deja ningún margen para establecer condiciones y garantías electorales y menos aún para cuestionar o auditar unos resultados. Entonces votar en esas condiciones equivale a convalidar un sistema electoral con la vana esperanza de que quienes lo manejan algún día van a decidir en contra de sí mismos.

Alguien sugirió que aun con todo el ventajismo oficialista y sin posibilidades reales de una elección transparente vale la pena ir a votar si el voto es parte de una estrategia para movilizar a la sociedad en torno a un candidato y a un programa político de lucha, sin importar el resultado electoral final. Algo así como el papel de la candidatura simbólica de Rómulo Gallegos por Acción Democrática en 1947.

El problema es que la falsa oposición venezolana está empeñada en presentar un mero programa de gobierno en lugar de una propuesta política que sea la antítesis del chavismo. Por esta vía siempre terminarán pareciéndose a su supuesto adversario y tendrán una gran dificultad para diferenciarse de él.

Tampoco es cierto que votar en estas condiciones, mejor dicho sin condiciones ni garantías, es lo único que políticamente se puede hacer frente al Estado chavista. La recuperación de los sindicatos, gremios y centros de estudiantes permitiría el rescate de verdaderos espacios de lucha social que, por abandono, les fueron cedidos al chavismo.

El reclamo reivindicativo de los miembros de estas organizaciones se puede transformar progresivamente en un reclamo social de un contenido más amplio e inclusivo que toque a todo el conjunto social y trascienda lo estrictamente gremial tal como la escasez de comida, la devaluación y hasta la pérdida de libertades individuales.

Además de los sindicatos hay otras instancias tales como las Universidades autónomas, las Academias y cualquier otro espacio público desde el cual se pueda organizar la sociedad para luchar y resistir contra el chavismo.

Una de las razones por las cuales el chavismo parece no tener contrapesos es precisamente por el desmantelamiento institucional y la ausencia de organizaciones sociales en Venezuela. Los partidos políticos con sus tesis colaboracionistas y cohabitadoras han fracasado en estos veinte años como alternativa al chavismo y carecen de la fuerza y la credibilidad para convertirse en los referentes de la lucha política y social. 

Hay muchas otras cosas que se pueden hacer en lugar de abonarle esperanzas a las fantasías electorales con un voto que no ha resuelto ni resolverá la dramática crisis política que vive Venezuela. Pero son iniciativas que requieren consistencia en el tiempo y siempre estarán enfrentadas con el cortoplacismo de la falsa oposición venezolana.- @humbertotweets

lunes, 12 de junio de 2023

Primaria de la falsa oposición en manos de Maduro y el chavismo

            Quienes hemos venido alertando sobre el fraude que representa ir a elecciones con el chavismo en el poder, no nos sentimos sorprendidos ante las declaraciones de Jesús María Casal, presidente de la Comisión Nacional de Primaria, quien aseguró que la asistencia técnica del CNE puede ser un hecho si se garantiza la protección de la identidad del elector.

Una vez más la falsa oposición cae —ya sea por ingenuidad o por sumisión— en las trampas caza bobos del régimen.

            Y así, Jesús María Casal, como si no tuviésemos un largo camino recorrido lleno de fraudes electorales, agrega que las máquinas captahuellas no servirán para generar listas (como la de Tascón) ni revelar datos del electorado; sino que, por el contrario, serán útiles para evitar la usurpación del elector. ¿La garantía que ofrece Casal? Hay que confiar en la palabra de los técnicos del CNE (chavista!).

Insiste Casal en que la elección primaria no está en riesgo, y llama a los venezolanos a comprometerse con dicho proceso eleccionario. Nos cree tontos útiles y sigue invocando la buena fe de los para respaldar unas elecciones cuyo fraude se viene anunciando desde hace tiempo. El mismo Diosdado Cabello adelantó en el mes de mayo que las elecciones primarias de la oposición no podían hacerse sin el Consejo Nacional Electoral. Supuestamente, porque dicho organismo es el único garante de que no se inflen los resultados. Pero no solo eso, Cabello ya sabía que esa elección primaria sería, sí o sí, con las captahuellas y así lo anunció en su programa del Mazo. ¿Por qué Diosdado Cabello sabe más de los planes de la MUD que la propia MUD?

Pero el problema no lo tiene el régimen que ha sido coherente en materia de fraudes. La dificultad la tiene la falsa oposición a la hora de explicar cómo puede poner su confianza en el Consejo Nacional Electoral chavista que ha sido la madre de todas las estafas electorales en Venezuela. Y mayor incoherencia aún tendrán que explicar candidatos como María Corina Machado, Elsa Solórzano y Andrés Velázquez que abogan por una elección primaria sin el CNE a sabiendas que es ese mismo CNE a cual tendrán que someterse si cualquiera de ellos resulta ser electo como candidato de la falsa oposición.

El problema de fondo es que la falsa oposición, ni sus candidatos presidenciales, tienen una tesis política viable frente al régimen chavista que no sea más que participar en los fraudes electorales que orquesta el chavismo. Y es algo que hasta se podría tratar de justificar si estuviésemos frente a una propuesta que nos invita a apoyar un programa de lucha del cual ese candidato sería el portavoz. Pero no es así.  Del lánguido y pobre espectáculo de los candidatos de la falsa oposición solo podremos esperar promesas para hacer el Estado chavista más eficiente pero jamás una ruptura definitiva con el régimen político sustentado en la Constitución de 1999, a la cual todos ellos, sin excepción, juran lealtad.

Estamos en una dinámica altamente predecible y sin sorpresas. La falsa oposición seguirá actuando con entrega y sumisión frente al régimen chavista, al punto de poner en sus manos la escogencia de su candidato presidencial. Más muestras de colaboracionismo, imposible. En esas condiciones será muy difícil que la invitación a participar en la elección Primaria tenga alguna credibilidad o entusiasme a los venezolanos. Más aún ante la certeza de que lo se está escogiendo no es un candidato presidencial sino a quien le corresponderá la deshonrosa tarea de levantarle el brazo a Nicolás Maduro cuando sea proclamado ganador por el CNE chavista.- @humbertotweets

jueves, 8 de junio de 2023

¿Sobrevivirá Colombia al narcoestado de Petro?

No está claro quién ordenó grabar a los altos funcionarios del gobierno de Gustavo, pero los explosivos intercambios entre Armando Benedetti y Laura Sarabia ya circulan libremente por redes sociales poniendo en evidencia la trama de crimen y corrupción sobre la cual llegó Petro al poder.

Tratando de reconstruir las líneas generales de este drama se sabe que Laura Sarabia trabajo como asistente de Armando Benedetti por muchos años y luego a partir del apoyo de este a Petro Sarabia entró en el entorno del entonces candidato izquierdista, construyó su propia red de conexiones hasta escalar a la posición más alta de Jefe de Gabinete.

Por su parte Armando Benedetti tendría que conformarse con el cargo de Embajador de Colombia en Caracas que, a pesar de su relevancia y notoriedad, no era del interés de Benedetti y en sus propias palabras le parecía aburrido.

Un Benedetti que se siente relegado a un segundo plano y sin la justa compensación por haber cuadrado los votos y apoyos de la Costa Atlántica para Petro es el que aparece en unos audios reclamándole amargamente a su antigua asistente por desdén con el que ahora es maltratado por Petro y la propia Sarabia. Los audios en sí suman unos 30 minutos de varios intercambios los cuales alternan el tono amenazante y el conciliador repetidas veces.

Más allá de lo vulgar y anecdótico del lenguaje en las grabaciones está la confirmación en la indudable voz de Armando Benedetti que efectivamente Gustavo Petro recibió dinero del narcotráfico, probablemente de los carteles de la Costa Atlántica, para financiar su campaña electoral.

Benedetti amenaza a Laura Sarabia con revelar quienes le entregaron a Gustavo Petro 15 mil millones de pesos para su campana y la invita a revisar el famoso caso judicial conocido como Proceso 8000 por el cual fue enjuiciado el presidente colombiano Ernesto Samper Pisano por haber recibido dinero del narcotráfico para su campaña.

La alusión de Benedetti no deja margen a dudas. Gustavo Petro recibió dinero del narcotráfico, Benedetti lo sabe y amenaza con revelar los detalles. El ex candidato presidencial y ahora ex aliado de Gustavo Petro está tan consciente del peso y la gravedad de la información que posee que sin complicaciones admite en los audios que no le importa si se hunden todos, incluyéndolo a él mismo.

Colombia es un país que apenas comienza a conocer las formas chavistas de hacer política que se traducen en autoritarismo y desprecio por las instituciones y el orden jurídico establecido. En los primeros meses de su gobierno Gustavo Petro ha intentado reeditar esas políticas para, al igual que el chavismo en Venezuela, tener un estado a la medida justa del tirano.

Pero en Colombia aún hay en pleno ejercicio instituciones y funcionarios que legalmente pueden actuar como contrapesos contra las pretensiones de Petro. Que en Venezuela al régimen chavista se le vincule con el narcotráfico o el Cartel de los Soles no conduce a nada porque desgraciadamente no queda ninguna institucionalidad y las realidades son banalizadas por gestiones como las del Presidente de Brasil Luiz Inacio Lula Da Silva reduciéndolo todo a mera narrativa.

En Colombia la situación es muy diferente. Al menos eso esperamos. En Colombia existen poderes públicos constituidos que no pueden ser indiferentes frente a hechos públicos y notorios que relacionan a su Presidente Gustavo Petro con el narcotráfico. La Fiscalía debería proceder de inmediato a abrir una investigación penal, vía notitia criminis, para determinar la perpetración de un crimen y establecer las responsabilidades.

Además de las amenazas privadas, ahora del dominio público, donde Amando Benedetti vincula a Gustavo Petro con el narcotráfico está la participación directa de antiguos operadores políticos de Ernesto Samper Pisano en el gobierno de Petro. Existe un considerable cúmulo de indicios, evidencias y pruebas que presentan al gobierno de Gustavo Petro como un subproducto del narcotráfico. La clase política colombiana, de izquierdas y derechas, la institucionalidad, civil y militar, debe reaccionar con celeridad antes de que esta crisis se deslice por el tobogán de las formas chavistas de hacer política que prácticamente han acabado con Venezuela.

¿Sobrevivirá Colombia al narcoestado de Petro? Eso es lo está por verse en los próximos meses.- @humbertotweets 

El socialismo chavista del siglo XXI y sus primos

            El chavismo se autodefine como de izquierda blandiendo las banderas de lo que ellos llaman el socialismo del siglo XXI. En nombre de este adjetivado socialismo tan peculiar los trabajadores venezolanos ganan 5 dólares o menos al mes, la economía ha sido destruida dejando a millones de venezolanos en la más absoluta miseria y la deuda externa, según estimaciones del Banco Mundial, superan los 180 mil millones de dólares.

Todavía quedan en Venezuela algunos militantes marxistas que se preguntan qué tipo de socialismo es este que pone todo su empeño en destruir a la clase obrera para privilegiar las formas más salvajes y parasitarias de capitalismo con una economía que solo recibe masas de circulante provenientes del propio Estado o de la actividad especulativa financiera.

El resultado de este socialismo a la chavista ha sido la conformación de nuevas burguesías que dependen de los negocios y contratos con el gobierno ejerciendo privilegios que les están negados al resto de los venezolanos. En el otro extremo está el 99% de la población que no tiene acceso a esa economía que gira en torno a los bodegones, restaurantes de lujo y ventas de carros importados.

Para corregir o tratar de paliar esa inmensa brecha el chavismo ha tenido que apelar a planes provisionales de contingencia para compensar las inequidades. No es nada nuevo. Son los mismos programas sociales que funcionaban en la era del Estado de partidos en forma de subsidios y becas para los más necesitados.

Hoy estos programas bajo el socialismo chavista solo han cambiado de nombre y se han adecuado a un propósito partidista mucho más explícito. Las cajitas de comida CLAP y los bonos a través del carnet de la patria son buenos ejemplos.

Al igual que en el Estado de partidos, estos programas sociales que usa el chavismo hoy no buscan la independencia económica de los venezolanos, sino más bien su esclavitud y sometimiento.

El modelo instaurado desde 1999 en Venezuela ha fracasado política y económicamente. Y este desmantelamiento comenzó muchos años antes de que se le impusieran sanciones económicas al gobierno chavista en Venezuela. De manera que es lógico preguntarse ¿Qué pasó con todos esos ingresos extraordinarios que tuvo Venezuela en los primeros 15 años cuando el chavismo no tuvo que enfrentar ningún tipo de sanciones internacionales?

El modelo de capitalismo de Estado, de inspiración marxista y con los agregados de la socialdemocracia es lo que hemos tenido en Venezuela desde 1959. Este modelo continúa en forma invariable con el chavismo desde 1999 y hasta nuestros días con el único ajuste en lo político de ir de un esquema de Estado de partidos a un Estado de partido único.

Quizás por pertenecer a la misma familia de pensamiento económico y social, donde el Estado benefactor es el gran redistribuidor de la riqueza y el gran repartidor de prebendas a las clientelas, es por lo que casi no se pueden apreciar las diferencias entre el chavismo y su falsa oposición.

Tanto chavistas como falsos opositores, ambos exponentes de ideas etiquetadas como de izquierda y centro izquierda, se disputan ante los venezolanos quién será más y mejor repartidor de recursos. Aquí estamos frente a una misma política con dos matices. Ambos fallan en proponerle a Venezuela un desenganche definitivo con la demagogia, el populismo y el clientelismo. Ninguno habla de cómo Venezuela, con sus recursos naturales, podría ser una potencia económica e industrial en la América Hispana.- @humbertotweets

lunes, 5 de junio de 2023

El verdadero significado de “elecciones libres de sanciones”

            No es precisamente por un compromiso militante con la verdad que el chavismo, desde tiempos de Hugo Chávez, generalmente dice con gran precisión hacia dónde se dirige y por donde se mueve. Es decir, si algo podemos esperar del chavismo son certezas y no sorpresas. Así sido ha sido desde la derogación de la Constitución de 1961, pasando por el forjamiento de la alianza entre el Estado chavista y el grupo narcoguerrillero FARC e incluso llegando el propio Hugo Chávez a confesar en el 2011 que gobernaría hasta el 2030, si así se le antojaba.

            Hay una multitud de eventos en los cuales el chavismo sigue el mismo patrón de conducta. Anuncia la jugada y luego la ejecuta. Quienes aún tienen fantasías con un Estado y unas Fuerzas Armadas chavistas que entreguen pacíficamente el poder, si estos admitieran su derrota en unas elecciones, harían bien en recordar cómo les mutilaron su Asamblea Nacional del 2015 luego de ofrecidas las debidas amenazas y advertencias.

            Antes de inhabilitar políticamente a un falso opositor, de sustituir a las Fuerzas Armadas por una milicia pirata, o de imponer el Estado comunal, el chavismo siempre anuncia sus intenciones, no las oculta. Pero, como decíamos al comienzo, no lo hacen por transparencia o por otorgarle ventajas a una oposición inexistente. Las tramas y los fraudes que perpetra el chavismo son operaciones complejas y sofisticadas que involucran simultáneamente a operadores afiliados a diversas mafias que operan dentro de ese ecosistema y quienes le dan forma y controlan al Estado chavista. Coordinar a esos elementos que atraviesan toda la estructura burocrática del régimen chavista requiere de un mínimo de logística y comunicación para garantizar los resultados que se quieren.

            Esta práctica que el chavismo ha ensayado y refinado no es nueva en Venezuela. Ya en la época de Juan Vicente Gómez sus ministros y funcionarios esperaban y estaban atentos a la “seña” del Benemérito y más recientemente en la etapa del Estado de partidos era popularmente conocida como bajar y recibir “una línea” o sea la instrucción u orientación para regular la conducta del operador o funcionario.

Pero, a diferencia de los regímenes anteriores, en el chavismo se destaca el despliegue y la notoriedad del anuncio que de amenaza se convierte rápidamente en hechos cumplidos. Al no existir una oposición que reaccione y movilice a los ciudadanos en contra del anuncio de esa política o decisión, el chavismo se beneficia adicionalmente de un inevitable proceso de ablandamiento y desmoralización de un pueblo que se siente impotente para responder ante la aplastante prepotencia del Estado chavista.

Lo más lejos que ha llegado la falsa oposición electorera, cohabitadora y colaboracionista, es a restarle importancia o simplemente ignorar estas amenazas del chavismo, subestimando, como lo ha hecho invariablemente desde 1999, a un adversario que ha demostrado ser astuto y taimado. El magnífico Orlando Urdaneta, con penetrante agudeza y humor, hace muchos años caracterizó esta tara de la falsa oposición venezolana acuñando la frase “No vale, yo no creo”. Que los chavistas han dicho de mil maneras que jamás entregarán el poder. No vale, yo no creo.

            Recientemente la falsa oposición venezolana, con todos sus candidatos presidenciales, se ha embarcado en una campaña inútil e inviable. Elecciones libres. Todo el argumento gira en torno a obligar (!) al chavismo a hacer unas elecciones libres, donde este cambie las reglas de juego que hoy le favorecen, acepte una eventual derrota electoral y también eventualmente entregue el poder. Así las negociaciones en México, paralizadas o no, se justifican por unas “elecciones libres”. Participar en unas elecciones fraudulentas también estaría justificado porque votando masivamente le demostramos al chavismo que queremos elecciones libres. Y así toda una larga cadena de falacias y sinsentidos que trabajan como guacales para rellenarlos con ciudadanos desprevenidos a quienes vulgarmente se les engaña llevándolos a votar en unas elecciones que no son libres para, según dicen, conseguir unas elecciones libres.

            Apelando a su viejo truco el chavismo hábilmente ha respondido “elecciones libres, pero libres de sanciones”. El mensaje, que es repetido sistemáticamente en todos los medios oficialistas, es muy claro para todos los operadores en funciones públicas dentro del Estado chavista y para el público en general. Pero a pesar de la impecable claridad quizás aún se requiera una explicación adicional. El chavismo está diciendo, claro y fuerte (Diosdado Cabello dixit), que se reserva el derecho de hacer las elecciones como están ofrecidas si y sólo si las sanciones de los EEUU y otros países contra el régimen son suspendidas.

            La suspensión indefinida de las elecciones del 2024 es un escenario plausible que hemos explicado en anteriores artículos. El chavismo dirá que, como resultado de las sanciones y el bloqueo, Venezuela se ha quedado sin dinero ni siquiera para hacer unas elecciones. De manera que si quieren elecciones habría que levantar las sanciones y, por supuesto, esperar a que fluyan los ingresos para tener los recursos suficientes que paguen por el evento electoral.

            Lo que el chavismo jamás admitirá es que la quiebra económica de Venezuela es irreversible y no se resuelve ni levantando las sanciones internacionales. Quizás solo con un profundo cambio de régimen político. Con una Venezuela quebrada y sin un discurso racional que lo pueda explicar al chavismo le tocará que enfrentarse a sus propias hambrientas y descontentas clientelas (llamadas eufemísticamente “bases”) vapuleadas por las mismas miserias que padecen el resto de los venezolanos. Estas clientelas de civiles y militares son necesarias para ejecutar las tareas que le den un barniz de legitimidad e institucionalidad a la maroma electoral.

Y salir a hacer el amague de una campaña electoral, aun con audiencias estrictamente controladas, sería muy angustiante y doloroso para Nicolás Maduro quien podría exponerse, innecesariamente, al mismo tratamiento que los chavistas en Carabobo le propinaron a Henrique Capriles Radonski hace unos días, o algo mucho peor.

Al proclamar “elecciones libres de sanciones”, y conociendo de antemano que estas no serán levantadas en su totalidad, el chavismo prepara el terreno para suspender indefinidamente la estafa electoral del 2024. A ellos, que les encanta contarse en elecciones rigurosamente coreografiadas, les resultaría muy difícil poner su destino en manos del imprevisible estado de ánimo de sus propias clientelas, muy ariscas y relancinas en estos tiempos.- @humbertotweets

jueves, 1 de junio de 2023

¿Por qué el chavismo va a elecciones?

            Una pregunta que no puede evadirse a la hora de hacer análisis político en Venezuela es ¿Por qué el régimen chavista, a diferencia de otras tiranías, va a elecciones donde se enfrenta con otras opciones y a la final siempre las gana? ¿Por qué el chavismo, con todo el poder político y militar, se “arriesga” a contarse y perder en unas elecciones? Con todos los recursos militares, políticos y financieros el régimen chavista, desde tiempos de Hugo Chávez en la cúspide de su poder, ha podido optar por el modelo político cubano, por ejemplo, y saltarse todas las maromas electorales. ¿Por qué no lo hicieron ¿Por qué no lo hacen?

Hay diferencias sustanciales entre el Estado chavista y otras tiranías que tienen que ver con el entorno geopolítico y la morfología institucional de cada una. Cuba, por ejemplo, aunque está en el área geográfica de influencia de los Estados Unidos no representa ningún interés relevante para el imperio norteamericano. Venezuela, por el contrario, incluso en la era chavista, ha sido un proveedor estratégico y confiable de petróleo para los Estados Unidos, a pesar de los ataques escatológicos que nunca pasan de ser meros formalismos retóricos.

En el desarrollo de esta confrontación entre los Estados Unidos y el chavismo, que se ejercita en varios foros internacionales, este se ve precisado a cumplir ciertos protocolos que le permitan seguir usando las credenciales de legalidad y legitimidad frente a países aliados y  otros que no lo son. Precisamente la fórmula electoral le otorga al Estado chavista las cualidades de legalidad y legitimidad en el concierto internacional para ser reconocido como tal régimen político (más allá de la aventura fallida del interinato de Juan Guaido desmontada por su inefectividad por los propios Estados Unidos). Esto pone la discusión sobre Venezuela en una posición muy cómoda para el chavismo porque parte del reconocimiento de un sistema político que tiene “fallas” las cuales hay que mejorar. Otros dirán que hay que ampliar las garantías políticas como si se tratara de algo que ya existe y cuyo déficit hay que corregir.

Hacer elecciones, aunque sean en un marco estrictamente controlado, le permite al chavismo matar el argumento de los fundamentalistas democráticos que sin tomar en cuenta  la morfología del Estado chavista solo se limitan a dar cuenta de un resultado electoral, porque a fin de cuentas la voluntad del pueblo es la voluntad de Dios. Y si el chavismo sigue ganando todas las elecciones que el propio chavismo organiza en Venezuela en lugar de preguntarse por qué solo habría que resignarse a aceptar que Dios lo ha querido así.

En lo interno el chavismo necesita hacer elecciones, aunque estas sean amañadas, para convencer a sus propias clientelas y persuadir a sus propias Fuerzas Armadas de su origen popular. Las ideas de lo “democrático” y lo “popular” están enraizadas en la cultura política de los venezolanos, de la cual las clientelas chavistas forman parte. La fiesta, el carnaval, y el cotillón electoral son ritos y fetiches necesarios, hasta para los chavistas, a la hora de la consagración democrática. Las elecciones les sirven a las clientelas, civiles y militares, del chavismo para justificarse a sí mismas, aunque nadie vote porque lo que cuenta es el resultado adjudicado por la autoridad electoral.

Pero el chavismo no podría darse el lujo de ir a unas elecciones para perder o para ver su infecunda revolución bolivariana derrotada a los 5 años. Para satisfacer los protocolos de legalidad y legitimidad tanto en la política internacional como en la doméstica el chavismo solo puede ir a unas elecciones que ellos organizan, según su conveniencia, y donde por supuesto también cuentan los votos y adjudican los resultados. Solo así pueden repetir el milagro miles de veces sin que pierda efectividad.

El controlar todo el entramado político e institucional y manejar en forma directa a su falsa oposición son garantías de que esas elecciones, así concebidas, jamás serán un peligro para el Estado chavista. Sin embargo, el chavismo ha demostrado una extraordinaria capacidad para sortear la adversidad de factores geopolíticos y abortar crisis internas de índole civil y militar. Y no se puede descartar que ellos se muevan a otras fórmulas de mayor control político y social, donde quizás se mejore el mecanismo de sometimiento pero sin desprenderse de la imagen democrática.

Mientras el chavismo se presente a sí mismo como un régimen político con fallas, pero legitimado electoralmente por el pueblo, y sea aceptado como tal en la comunidad internacional siempre podrá colearse en las reuniones de los fundamentalistas democráticos y presentar resultados electorales sin que nadie se atreva a cuestionar las fallas de diseño del modelo que los generó. En esas condiciones siempre será rentable políticamente para el chavismo hacer unas elecciones trucadas o cualquier otra cosa que se le parezca.-  @humbertotweets 

Entre la banalidad y la solemnidad del voto

            En la era del Estado de partidos el voto fue manual desde el momento de su emisión hasta el escrutinio. Pero la configuración de un sistema electoral que privilegiaba a los partidos políticos y sus aparatos castigaba a aquellos venezolanos que sin tener maquinarias ni clientelas se postulaban para cargos de elección popular. En ese camino quedaron muchos venezolanos honestos y capaces que habrían podido ser magníficos presidentes de la República o miembros del Congreso, pero el carecer de una maquinaria para defender sus votos en las mesas electorales les negaba automáticamente cualquier posibilidad.

Los dueños de las franquicias partidistas de más influencia en la época (Acción Democrática y Copei) se ufanaban en declarar que ultimadamente “acta (acta de escrutinio electoral) mata voto” y así es que normalmente funcionaba la democracia en el Estado de partidos.

El Estado de partidos, pomposamente llamado “democracia”, fue un régimen político con muchas fallas que más o menos funcionaba pero que inevitablemente nos arrastró al abismo más oscuro y profundo, aún desconocido para entonces, llamado el chavismo.  

El problema con el Estado de partidos no era que el voto manual como tal le ofrecía ventajas a las franquicias del momento para tomar turnos en el poder. El problema fundamental siempre estuvo en la estructuración de un modelo de régimen político que privilegiaba la influencia y el control de los partidos políticos, sobre todos aquellos partidos fundadores de ese sistema, por encima de la voluntad de los ciudadanos en nombre de los cuales ese régimen decía representar.

En la transición del Estado de partidos al Estado de un solo partido el chavismo encontró un terreno fértil para imponer el llamado voto automatizado desde el momento del sufragio hasta su escrutinio y totalización mediante las máquinas de votación. El descrédito del voto manual presentaba la opción de las máquinas como eficiente e inobjetable. Sería el matrimonio perfecto entre política y tecnología.

Con el tiempo quedaría evidenciado que con las máquinas de votación y el voto automatizado no solo era posible perfeccionar y afinar los mecanismos de fraude electoral sino que también sería posible borrar la evidencia del delito perpetrado. Con el voto manual por lo menos había la posibilidad de recontar votos y reconciliar actas si estos documentos aún no habían sido destruidos. Con el voto y el escrutinio automatizado por la máquina, sujeta a la voluntad del programador, el resultado final es definitivo, inauditable, e inapelable.

La tecnología puede ofrecer muchos usos para hacer más eficiente y transparente el proceso de toma de decisiones políticas, incluidas la emisión del voto. Pero aun así con la excusa de hacer más fácil el acto del sufragio no se puede banalizar el voto para reducirlo a una brevísima interacción entre el elector con unas siglas y unos colores mediante la intervención de una máquina en un ambiente de piñata y cotillón electoral.

Algún día, en el futuro, cuando hayamos logrado librarnos de la dictadura de un solo partido habrá que pensar en diseñar un régimen político que verdaderamente le otorgue el poder a los ciudadanos, no a los partidos, y se apoye en la trascendencia y significado de la ceremonia del voto emitido y contado manualmente para decidir con solemnidad los asuntos que conciernen a todos. Papeleta por papeleta, ladrillo por ladrillo, piedra por piedra. Así como se construye una nación.- @humbertotweets