jueves, 30 de noviembre de 2023

La derrota del Esequibo implosiona al régimen chavista

            Se ha conformado una potente alianza geopolítica que respalda a Guyana en su objetivo de arrebatarle el Esequibo a Venezuela. Más allá de los indiscutibles títulos históricos y jurídicos que tiene Venezuela sobre el Esequibo hay una dialéctica de Estados en pleno desarrollo que en esta coyuntura no favorece a Venezuela. En buena parte este realineamiento de naciones al lado de Guyana es el resultado de la desastrosa y antinacionalista política desarrollada por el régimen chavista desde 1999. También es producto del colonialismo político, militar y cultural que ha ejercido el régimen cubano de los Castro en la Venezuela de Hugo Chávez en la forma del llamado socialismo del siglo XXI.

            Fue Fidel Castro quien plantó  en la cabeza de Chávez la idea de que la disputa territorial entre Venezuela y Guyana era un asunto ya olvidado entre potencias imperialistas del siglo pasado y ya era hora que Venezuela y Guyana explotaran conjuntamente, como hermanos, los recursos del Esequibo. Esa idea venenosa se instaló en la psiquis de Chávez y se hizo verbo el 19 de febrero del 2004 con las infelices declaraciones ante el entonces presidente de Guyana Bharrat Jagdeo llamando a dejar a un lado las diferencias y cediendo al país vecino el uso incondicional del territorio en reclamación. No menos infelices fueron los planes y programas que ejecutó Nicolás Maduro como Canciller de Chávez para materializar la oferta verbal del Comandante.

            Para Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Vladimir Padrino López, Jorge Rodríguez Diosdado Cabello y toda la macolla del régimen el asunto del Esequibo siempre fue un tema irrelevante y de muy poca importancia. Las acciones del chavismo jamás se tradujeron en políticas para ejercer la soberanía sobre el territorio en reclamación. Todos ellos y el propio Chávez estaban convencidos que el Acuerdo de Ginebra era una suerte de cláusula para suspender indefinidamente una resolución concreta al diferendo mientras ellos hacían negocios con el gobierno de Guyana en nombre de la solidaridad de los pueblos que Castro le había inoculado a Chávez.

            Luego de regalarle petróleo a Guyana y a sus países aliados del CARICOM y que estos votaran cientos de veces como grupo para favorecer a Venezuela en la OEA, lo último que podía esperar el régimen chavista es que Guyana decidiera abrirse con sus aliados del Caribe y escalara el conflicto para moverlo hábil y rápidamente de la gestión de buenos oficios del Secretario General de la ONU a la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia. Ciertamente los chavistas, aun bajo los efectos estupefacientes de la idea castrista de solidaridad internacional, jamás pensaron que algún día se iban a topar con unos guayaneses malagradecidos que no contentos con que se les regale el petróleo ahora quieren apropiarse del territorio que lo contiene.

            Para mantener perspectiva sobre este grave asunto hay que tener siempre en cuenta que nada habría ocurrido si esta materia hubiese continuado en forma indefinida en manos del buen oficiante de la ONU tal como con gran desfachatez e irresponsabilidad el régimen chavista lo pidió. Evidencia que para el chavismo el Esequibo vale menos que un plato de lentejas y que lo único que importa es seguir en el poder.

            Guyana ha forjado a lo largo de estos años una poderosa alianza en la cual convergen países con intereses contrapuestos, pero están comprometidos con la causa depredadora guyanesa. En esta curiosa alianza participan países tales como los Estados Unidos, Inglaterra y Canadá, pero también aliados políticos del chavismo como China, Cuba, y Brasil. Esta realidad y el traslado del asunto a la competencia de la Corte Internacional de Justicia hace previsible una decisión desfavorable para Venezuela en 2-3 años arrancándole el Esequibo más allá de todos los títulos históricos y jurídicos que se puedan invocar. Porque, como ya debería estar claro a estas alturas, estamos frente a una compleja situación geopolítica donde los argumentos jurídicos en el terreno del mítico Derecho Internacional tienen una eficacia muy limitada para el ejercicio material de la soberanía territorial. El Derecho Internacional no hará otra cosa que darle forma de sentencia a una situación que ya ha sido resuelta en el terreno de la geopolítica y por medios no precisamente jurídicos.

            Pero ¿por qué el chavismo, que siempre trató este asunto con habitual desprecio y desdén, habría de inmutarse ante una eventual pérdida del Esequibo? Solo por el hecho de que una mutilación de ese territorio en reclamación sería una derrota muy difícil de justificar ante sus propios factores militares y podría llevar a una irreversible implosión del régimen tiránico, cuya defensa es lo único por lo cual el chavismo vendepatria estaría dispuesto a jugarse la vida.- @humbertotweets 

lunes, 27 de noviembre de 2023

El megafraude electoral del referéndum chavista sobre el Esequibo

            Desde hace muchos años el chavismo hace aguas. Más del 80% de la población que lo rechaza lo sabe aunque no existan los mecanismos institucionales para constatar y procesar ese rechazo. Hace unas semanas el economista Luis Oliveros decía que “Maduro se acostumbró a vivir con sanciones”. Esa observación contiene una gran sabiduría porque revela la verdadera esencia y racionalidad del régimen chavista. Siguiendo esa perspectiva, nosotros agregamos que además el chavismo se acostumbró a vivir con un gran rechazo de los venezolanos porque dispone de la fuerza para hacerlo.

            Ejercitar una verdadera y genuina oposición en Venezuela no es fácil porque sencillamente no hay garantías para nadie. Esto no es Colombia, Chile y menos Argentina,  donde aún existe un Estado nacional y unas instituciones que pueden garantizar y arbitrar los conflictos políticos. Por eso es que un cambio dentro de esa “institucionalidad” que ofrece el chavismo es improbable. Y por eso mismo es que cualquier crisis política o militar dentro del régimen adquiere el mayor interés ya que abre la posibilidad de una ruptura que permita el cambio político.

            Muchas de las cosas que hace el chavismo no están diseñadas en función de lo que piense la población en general, que ampliamente le rechaza, sino en relación a lo que piensan sus bases, clientelas, cuadros y operadores de los diferentes niveles del aparato político-militar, porque es en esos espacios donde día a día se decide la suerte del régimen.

            Esto explica porque el régimen chavista trata con más saña a los militares que se sublevan llegando al extremo de justificar su asesinato. O por que castiga con más rigor a quienes abandonan sus filas que a otros disidentes. El chavismo está consciente de que un resquebrajamiento de ese ecosistema criminal conduciría irreversiblemente a una derrota definitiva.

            Tomemos como ejemplo el referéndum sobre el Esequibo convocado por el chavismo para el 3 de diciembre. Más allá de la retórica pánfila y patriotera, la forma como el chavismo ha convocado a este evento ha polarizado la opinión de los venezolanos entre quienes lo apoyan como una forma disfrazada de apoyar al régimen y quienes lo rechazan como expresión de rechazo al chavismo vendeptaria. En el medio hay una minoría de políticos, intelectuales y académicos que, haciendo abstracción del contexto político realmente existente, se inclina a participar en el referéndum votando a unas preguntas SI y a otras NO.

            Algunos operadores del chavismo le advirtieron a Nicolás Maduro y Jorge Rodríguez sobre la inconveniencia de hacer este referéndum, que podría llevar a mucha gente a no participar solo para mostrar su rechazo al régimen. Pero consecuentes con su racionalidad, y confirmando que poco o nada importa lo que piense la gente, la macolla del régimen decidió no solo llevar adelante el referéndum sino además polarizarlo entre quienes son patriotas y le apoyan y quienes no lo son y lo cuestionan. Porque lo que en definitiva cuenta para ellos es lo que piensan los elementos que integran ese ecosistema, no los demás.

            Ese conglomerado político-militar llamado “chavismo” viene dando muestras de agotamiento, debilidad y crisis interna que hasta ahora han sido controladas a sangre y fuego, pero cuya onda expansiva continúa, aumenta y se amplía.  Eso explica algunos enigmas que persiguen al régimen chavista tales como la no participación de Nicolás Maduro en actos públicos militares, la inamovilidad de Vladimir Padrino López del Ministerio de la Defensa a pesar de haber cumplido sus 30 años de carrera militar, la muerte súbita y la desaparición inexplicada de altos jerarcas del chavismo (casos Lanz y El Aissami), las pitas y abucheos a Maduro cada vez que atiende eventos con militantes del PSUV, y la escasísima concurrencia de chavistas a eventos públicos con Diosdado Cabello considerado el más popular del régimen, entre muchas otras evidencias.

            Pero hay una que no podemos dejar de mencionar. El simulacro del referéndum sobre el Esequibo realizado el pasado domingo 19 de noviembre. Como era de esperar se trataba de un evento en el cual solo participarían los chavistas y aquellos cercanos a las tesis del régimen sobre el Esequibo. La poca o nula participación del resto de venezolanos que rechaza al régimen y su posición vendepatria no podía sorprender a nadie. Lo que sin duda sorprendió fue la poca participación de las bases y clientelas chavistas a un simulacro organizado para calentar motores antes del 3 de diciembre.

            El simulacro del referéndum fue un colosal fracaso al punto que Jorge Rodríguez celebró los resultados “históricos” sin anunciar cifras y al chavismo le tomó casi una semana ponerse de acuerdo para maquillar unos números que ocultaran las más dramática abstención.

            Este simulacro fue un entrenamiento en todo sentido para el chavismo porque practicaron lo que eventualmente tendrán que hacer el próximo 3 de diciembre. Aquí se regalaron cajas CLAP, bolsas de comida, pollo, arroz y se repartieron amenazas a todos quienes están registrados en la base de datos Carnet de la Patria como incentivos para votar en el simulacro. Los chavistas no votaron, no aparecieron y se quedaron en sus casas. El Consejo Electoral chavista también fue tomado por sorpresa ante la masiva ausencia de miembros de mesa y una gran abstención que le ocupó varios días fabricar un resultado más o menos creíble, no para la población, sino para ellos mismos y sobre todo para los militares. Las FANB chavistas por su parte actuaron con relativa eficiencia ya que ante la baja afluencia de electores poco o nada había por hacer ese día.

            Lo que ocurrió el 19 de noviembre es un anticipo de lo que ocurrirá el 3 de diciembre. Más allá de las cajas CLAP, las bolsas de comida y las amenazas, muy poca gente irá a votar, incluso chavistas. No porque la inmensa mayoría de los venezolanos estemos deseando que se pierda el Esequibo para echarle la culpa al chavismo, sino porque la mayoría de los venezolanos entiende que estamos frente a una burda maniobra orquestada precisamente por quienes con su demagogia y políticas erradas le entregaron ese territorio a Guyana.

            Al chavismo no le quedará otra alternativa, para tapar la derrota monumental del 3 de diciembre, que orquestar un megafraude electoral para ocultar los verdaderos resultados de ese referéndum. Cuando se les enrostre la farsa es casi seguro que respondan que la defensa de la patria bien vale un fraude o una mentira. El problema es que esa mentira pretende justificar una confrontación con Guyana, no para recuperar el Esequibo sino para darle una excusa más al chavismo que quiere seguir en el poder. Es una mentira que no va a emboscar o engañar a ningún venezolano consciente sino que intenta mantener desesperadamente la cohesión de sectores militares que deberían estar debatiéndose, en este momento, entre asumir la ruptura y salvar lo que queda o seguir bajo las órdenes de un Comandante en Jefe negligente, incompetente y traidor a la patria.- @humbertotweets

jueves, 23 de noviembre de 2023

¿Con cuántos cañones cuenta Venezuela?

            Desde el punto de vista ético (preservación del individuo) la guerra es cuestionable. Desde el punto de vista moral (preservación de la sociedad política) la guerra es una institución necesaria. Si le damos la vuelta a la concepción de  Carl von Clausewitz podemos decir que la política es la continuación de la guerra, por otros medios.

            Las dialécticas entre estados son inevitables porque siempre habrá el enfrentamiento de unos estados contra otros en situaciones que unas veces serán resueltas por la geopolítica (el arma de los más poderosos), la diplomacia (el arma de los menos poderosos) y la guerra cuando todas las otras opciones se trituran unas a otras.

            La ideología hegemónica de los derechos humanos condena la guerra, todo tipo de guerra, como si las contradicciones y las diferencias entre los hombres pudiesen desaparecer milagrosamente por efecto de una declaración internacional de buenas intenciones. La esencia de las relaciones entre sociedades políticas está determinada por categorías de hegemonía y confrontación que lleva eventualmente a situaciones de guerra.

            Por eso los Estados que suscribieron la Declaración Universal de los Derechos Humanos no renuncian al derecho de organizar sus propios ejércitos y defender militarmente su territorio y sus fronteras, porque solo así podrían garantizar los derechos de sus ciudadanos.

            En Venezuela, el escalamiento del conflicto territorial con Guyana plantea la posibilidad, no tan lejana, de una confrontación armada para dirimir el asunto del Esequibo. Solo basta considerar la posibilidad de la incursión del ejército de un país en el territorio del otro o una eventual sentencia desfavorable para Venezuela de la Corte Internacional de Justicia, cuya competencia el gobierno de Nicolás Maduro desconoce, para súbitamente vernos en un teatro de guerra.

            En ese escenario, inmerso en la dialéctica de Estados, no se podría pensar en la situación típica en la cual el ejército de un país se enfrenta al de otro, sino más bien a una alianza de países que se enfrenta a otra como se ha visto en conflictos como la guerra Ucrania-Rusia, por ejemplo.

            Guyana, emulando la estrategia de Qatar, ha logrado alinear en su alianza países con los intereses más disímiles, incluso algunos que hoy aún se cuentan como aliados políticos del gobierno de Maduro. Allí están los Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, pero también China, Cuba, y Brasil.

            Entonces es pertinente preguntarse ¿con cuáles países cuenta Venezuela ante un  hipotético, pero factible,  conflicto armado con Guyana? ¿Con cuántos cañones cuenta Venezuela?.- @humbertotweets

El chavismo podría declarar la guerra a Guyana para seguir en el poder

            Los venezolanos, bajo ninguna circunstancia, podemos aceptar el chantaje patriotero que pretende aplicar el régimen chavista con el referéndum sobre el Esequibo. Resulta obvio que el súbito interés que ahora muestra el chavismo para movilizar a la población no es precisamente motivado por la recuperación del Esequibo sino para emprender acciones que le permitan seguir en el poder.

            En nuestra opinión la convocatoria improvisada a este referéndum, con propósitos de política interna, equivale al parapeto de Asamblea Constituyente que armó el chavismo en el 2017 para procurarse un poder legislativo ad hoc a su medida. En ese momento, como ahora, políticos y juristas se pronunciaron en contra de esa aberración jurídica que desafía toda racionalidad, pero no la racionalidad chavista.

            Por supuesto, en esta oportunidad estamos frente a consecuencias mucho más graves porque al juzgar el patrón de conducta que ha mantenido el chavismo en estas dos décadas no resulta difícil anticipar que estamos frente a un régimen que no dudara ni un minuto en declarar la guerra a Guyana para justificar internamente seguir en el poder. Hay quienes dicen que el chavismo no llegará tan lejos porque sería suicida y además porque los militares chavistas se opondrían a esa guerra. Quienes así piensan no tienen la menor idea del grado de descomposición moral y orgánica que atraviesan las FANB controladas directamente por Cuba.

            Y en la antesala para justificar una confrontación bélica con Guyana está el referéndum que ha convocado el chavismo para movilizar a sus clientelas y calentar motores. Esta jugada tiene varias aristas que revelan con claridad las intenciones del régimen. No se trata tan solo de preparar el ambiente para crear las condiciones que permitan suspender las garantías políticas ante un estado de conmoción nacional falsamente fabricado. Es que a partir del referéndum se desatará una campaña para separar a los venezolanos entre patriotas y antipatriotas o lo que es lo mismo entre chavistas y no chavistas.

            En estas condiciones es una ingenuidad pensar que el chavismo irá a elecciones en el 2024 para entregar el poder. Primero está el argumento del clima de preguerra o de la guerra misma con Guyana que automáticamente llevaría a suspender la farsa electoral para amarga decepción de la falsa oposición. Pero si este conflicto se mantiene en los límites de la retórica beligerante contra Guyana, tal como el chavismo ya nos tiene acostumbrados, es posible que se animen a emprender su farsa electoral en un clima estrictamente controlado. Esta sería una elección con casi todos los partidos de la falsa oposición inhabilitados para postular y un candidato opositor que reúna las condiciones que exige el patrioterismo chavista. No, esa candidata no sería María Corina Machado.

            Cuando explicamos la coyuntura con esta crudeza no faltan quienes nos acusan gratuitamente de pesimistas, aguafiestas y exagerados. El argumento en contra siempre gira en torno a la engañosa premisa “no creo que lleguen tan lejos” que es una versión más moderna de aquella otra que con agudeza acuño Orlando Urdaneta de “no vale, yo no creo”. Eran los tiempos cuando se decía que Hugo Chávez impondría a sangre y fuego la peor tiranía que país alguno haya conocido. Frente a estas expresiones de ingenuidad preferimos remitir a los ilusos a una rápida revisión de nuestra historia reciente para constatar que efectivamente, con tal y atornillarse en el poder, el chavismo sería capaz de eso y mucho más.

            Por eso nos sorprende que la falsa oposición siga esperanzada en los Acuerdos de Barbados, cuyo éxito depende enteramente del chavismo, y no le haya dado importancia al referéndum sobre el Esequibo como se evidenció en un comunicado donde se lavan las manos, renuncian a fijar posición y dejan al criterio de cada quien votar o no votar. Aun ilusionados con la esperanza de que el chavismo les de unas elecciones más o menos decentes en el 2024, la falsa oposición y su candidata equivocadamente optan por no fijar una posición frente a la maniobra del referéndum.

            La posición correcta de una dirección política coherente y la de un estadista habría sido interpretar el momento histórico que se vive y ponerse al frente de ese gran movimiento nacional que se opone al referéndum chavista sobre el Esequibo. Salir agazapados por la puerta de atrás y decir que no lo hacen porque el foco son las elecciones del 2024 es no entender, ingenuamente, que el chavismo hará lo que sea para seguir mandando en Venezuela. Hasta declarar la guerra con Guyana, si es necesario.- @humbertotweets 

Preguntas redundantes y confusas, ¿qué hacer?

            Hay muchas observaciones de carácter jurídico, histórico y político que podríamos hacer a las preguntas del referéndum sobre el Esequibo, con base a lo que hemos aprendido de estudiosos y académicos versados en este delicado tema.

Pero para este artículo nos vamos a inclinar por una perspectiva más coloquial, mundana si se quiere, desde la racionalidad de una persona que más o menos conoce el contexto y en sus tareas diarias de supervivencia súbitamente ha sido llamada a opinar sobre estos asuntos.

1. ¿Está usted de acuerdo en rechazar, por todos los medios, conforme a derecho, la línea impuesta fraudulentamente por el Laudo Arbitral de París de 1899, que pretende despojarnos de nuestra Guayana Esequiba? Si el territorio de Venezuela es el que correspondía a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política de 1810, según la Constitución de 1999, entonces esta pregunta abre la posibilidad de desacatar la Constitución vigente con una respuesta negativa.

2. ¿Apoya usted el Acuerdo de Ginebra de 1966 como el único instrumento jurídico válido para alcanzar una solución práctica y satisfactoria para Venezuela y Guyana, en torno a la controversia sobre el territorio de la Guayana Esequiba? Si, por supuesto. Pero si ese es el mecanismo que han usado todos los gobiernos por más de 50 años para tratar de resolver el problema ¿Cuál es la relevancia o la pertinencia en que yo esté de acuerdo?

3. ¿Está usted de acuerdo con la posición histórica de Venezuela de no reconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia para resolver la controversia territorial sobre la Guayana Esequiba? La opción de la Corte Internacional de Justicia ya estaba contemplada en Acuerdo de Ginebra de 1966, entonces el desconocimiento de la CIJ no parece una posición histórica de Venezuela. Pero además representantes del gobierno en varias ocasiones han participado en actos de la CIJ, reconociéndola de hecho y de derecho. ¿Cómo se resuelven esas contradicciones?

4. ¿Está usted de acuerdo en oponerse, por todos los medios, conforme a derecho, a la pretensión de Guyana de disponer unilateralmente de un mar pendiente por delimitar, de manera ilegal y en violación del derecho internacional? Si “oponerse por todos los medios, conforme a derecho”, significa pedir medidas cautelares contra Guyana para que suspenda el otorgamiento de concesiones petroleras en un mar pendiente por delimitar, entonces si. Pero si “oponerse por todos los medios, conforme a derecho”, significa ir a la guerra con Guyana, quizás no.

5. ¿Está usted de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba y que se desarrolle un plan acelerado para la atención integral a la población actual y futura de ese territorio, que incluya entre otros el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de identidad venezolana, conforme al Acuerdo de Ginebra y el Derecho Internacional, incorporando en consecuencia dicho estado en el mapa del territorio venezolano? La creación de un estado con todas sus implicaciones, en un territorio soberano, es una función administrativa del Estado que no requiere ser sometida a referéndum ¿o sí?

Como se puede apreciar estas preguntas son redundantes y confusas, admitiendo incluso la posibilidad de respuestas contradictorias y desarrollos imprudentes, todo lo cual revela el apuro y la improvisación de quienes las formularon. Habría sido de gran utilidad que quienes pretenden algún día dirigir el Estado venezolano hubiesen fijado posición sobre estos asuntos, en lugar de dejar a la nación a la deriva naufragando en un mar de confusión con la excusa del libre albedrío.- @humbertotweets

lunes, 20 de noviembre de 2023

La falsa oposición se lava las manos con el Esequibo

            En una progresión de errores y traiciones, el régimen chavista, sin ningún pudor, convocó un referéndum consultivo sobre el Esequibo para el próximo 3 de diciembre. Tomando en cuenta que fue precisamente a partir de la presidencia de Hugo Chávez que la posición de Venezuela frente a Guyana se debilitó, producto de una política vendepatria, no cabe la menor duda que las acciones desesperadas que hoy emprende Nicolás Maduro no buscan la recuperación del Esequibo sino más bien usarlo como una excusa para tomar acciones que le permita al régimen chavista seguir en el poder.

            Con el pretexto de una eventual confrontación con Guyana por el Esequibo el gobierno de Maduro puede tomar todo tipo de acciones tales como suspender los derechos políticos y hasta declarar irresponsablemente una guerra, todo con el objeto de influir en la política interna de Venezuela, por supuesto.

            Usando una razón de potente carga patriótica y nacionalista (la defensa del Esequibo) el régimen chavista pretende emboscar a los venezolanos para que olviden la traición de Hugo Chávez y Nicolás Maduro frente a Bharrat Jagdeo en el 2004, dejen a un lado el rechazo al régimen vendepatria y apoyen al gobierno frente a Guyana. Puestas las cosas así la ecuación del chavismo queda planteada en términos muy simples: En este momento que el régimen chavista se enfrenta a Guyana hay que acompañarle y no hacerlo equivale a traicionar la patria.

El chavismo no ha ocultado que, sin dudar, pasará factura a quienes no le acompañen en esta mascarada. Quienes hoy están habilitados para actuar políticamente en Venezuela pueden tener la certeza que de no respaldar al chavismo en su chapuza serán inhabilitados para ir a elecciones. Y quienes ya se encuentran inhabilitados pues le extenderán la inhabilitación en forma indefinida. Todo en el marco de la legalidad chavista.

En este punto se encuentran la falsa oposición y su candidata María Corina Machado quienes ven con claridad por donde viene el chavismo, pero siguen empeñados en someterse a las reglas trucadas del régimen chavista y están delirantes por participar en la farsa electoral del 2024, si es que eventualmente se realiza. La noción ingenua de esta oposición y su candidata es que de alguna forma milagrosa el chavismo permitiría unas elecciones en las cuales salga derrotado y entregue el poder. Nadie ha explicado exactamente cómo podría operar esto, pero la fe es abundante.

Como la conducta de la falsa oposición y su candidata, al aceptar la legalidad chavista, está regulada directamente por el régimen tienen que calcular como el asunto del Esequibo ayuda o no a su empeño de participar en la farsa electoral del 2024. Si la falsa oposición enfrenta la maniobra del chavismo y llama a votar en contra, el régimen los sacará del juego electoral. Si esa falsa oposición y su candidata se unen a sus primos hermanos alacranes y apoyan el referéndum chavista se enfrentarán a su propia base que lo rechaza en más de un 90%.

Por otra parte, hay un juicio en marcha en la Corte Internacional de Justicia y se ha conformado una amplia alianza geopolítica de apoyo a Guyana y contra Venezuela sin que el chavismo tenga una estrategia clara para evitar lo que ya parece previsible. Lo único claro para el chavismo es seguir en el poder, inclusive al precio de perder el Esequibo. Esta es una realidad que no se puede tapar con falsos patriotismos o fingidos nacionalismos.

Lo que está en juego es la integridad de la nación venezolana que cada día que el chavismo sigue en el poder se deteriora aún más. Este es un asunto frente al cual hay que definirse y no se puede ser neutral. Así lo ven millones de venezolanos, dentro y fuera de Venezuela, que se han manifestado en contra del referéndum vendepatria.

La falsa oposición y María Corina Machado aún obsesionados por la salida electoral del chavismo no podían sustraerse de este delicado tema e ignorar la presión de sus propios seguidores. Hace un par de semanas María Corina tomó la iniciativa y dijo: “…voy a ser muy clara y precisa. La defensa de la soberanía nacional y la integridad territorial es responsabilidad del Estado que no se puede distraer, eludir ni trasladar. Punto…y es responsabilidad también de los venezolanos…” ¿Podemos interpretar que María Corina Machado NO apoya el referéndum consultivo que convoca el chavismo sobre El Esequibo (porque “la defensa de la soberanía no se puede trasladar”)? ¿O acaso SI apoya el referéndum (porque la defensa de la soberanía también “es responsabilidad de los venezolanos”)?

Más recientemente en una entrevista con la periodista Paricia Janiot Machado no llamó explícitamente a no votar, pero afinó su mensaje y advirtió que ese referéndum NO debería ocurrir porque perjudicaría los intereses de Venezuela en la Corte Internacional de Justicia…

La ambivalencia de María Corina Machado sobre el referéndum chavista del Esequibo fue refrendada hace unos días por la propia falsa oposición que en un comunicado suscrito por los partidos de la llamada Plataforma Unitaria adopta oficialmente la indefinición como su política frente al referéndum de marras. Luego de enumerar en forma sucinta las razones por las cuales no se debería votar en ese referéndum, el documento de la falsa oposición en forma escueta propone “...que cada ciudadano, haciendo uso de su libre albedrío, analice y decida libremente sobre las preguntas que plantea el Referendo”.

De esta forma la falsa oposición y su candidata se lavan las manos sobre un tema que es crucial para Venezuela y dejan al garete a sus seguidores quienes en su mayoría no votarán en el referéndum chavista. La excusa infantil de la falsa oposición es que si llaman a votar en contra el gobierno usaría esto como pretexto para impedirles que participen en la farsa electoral del 2014. Y tienen razón, pero es que seguir complaciendo al régimen con elecciones y negociaciones no cambiará nada, como históricamente ya se ha demostrado.

Estamos en una coyuntura histórica que bien puede ser reinterpretada de la siguiente manera: Recuperar el Esequibo y defender la integridad de la nación venezolana, vulnerada por el chavismo, pasa primero por expulsar del poder al régimen chavista. Pero por su manía y debilidad electorera la falsa oposición y su candidata María Corina Machado renuncian vergonzosamente a ponerse al frente de un gran movimiento nacional que enfrente al chavismo traidor y su referéndum vendepatria, con la ilusión de llegar hasta el final…hasta el final del 2024 para unas elecciones que nadie sabe si algún día se realizarán.

            Estas son las crisis que ponen a prueba la sabiduría, la claridad y el temple de líderes y estadistas. Son procesos históricos ineludibles e implacables que van discriminando a quienes viven soñando con las próximas elecciones de aquellos que prefieren en las próximas generaciones.- @humbertotweets

jueves, 16 de noviembre de 2023

Aliados internacionales del chavismo apoyan a Guyana en el Esequibo

            El chavismo no solo tiene que enfrentar el rechazo de los mismos venezolanos al referéndum sobre el Esequibo sino que la posición de sus tradicionales aliados internacionales parece realinearse en favor de Guyana en este conflicto. Aquí encontramos a países tales como Cuba, China, Colombia, Brasil, México, Rusia y otros que ven la extraordinaria posibilidad de obtener ventajas de esta confrontación por ambos lados.

            Hay que hacer una mención especial y obligada a los pequeños países del CARICOM que actuaron en bloque como aliados del régimen chavista en la OEA y otras instancias internacionales, pero esta alianza se quiebra cuando se les pone a escoger entre Guyana y Venezuela, no importa que Venezuela les haya regalado petróleo y dinero por muchos años. Lo cual confirma que esa política de comprar apoyos a cambio de petróleo ha fracasado. ¿Pero qué papel jugarán países que tienen alianzas militares orgánicas con el régimen chavista además de pactos políticos y comerciales? Veamos.

            Rusia es una potencia que mantiene acuerdos militares y políticos con el régimen chavista en Venezuela. Pero al mismo tiempo Rusia tiene excelentes relaciones y acuerdos con Guyana cuyas fuerzas policiales han recibido entrenamiento de los rusos. Cualquier decisión geopolítica de Rusia estará condicionada por su interés supremo en vencer en la guerra con Ucrania. En una confrontación política o militar entre Venezuela y Guyana lo más probable es que Rusia juegue una neutralidad en defensa de sus propios intereses y abogue por una solución diplomática y negociada que ponga fin al conflicto.

            México es otro país aliado del régimen chavista y miembro del CARICOM en su calidad de país observador. El reciente pronunciamiento del CARICOM cuestionando a Venezuela no fue protestado por México lo cual en buena medida anticipa lo que sería la posición de este país, no en el sentido de participar en forma activa a lado de Guyana pero sí seguramente ubicarse en una cómoda neutralidad para promover salidas negociadas.

            Brasil, cuyo presidente Luiz Inacio Lula da Silva es un ferviente defensor del régimen de Nicolás Maduro, ha profundizado sus relaciones militares con Guyana al punto de realizar ejercicios conjuntos con las fuerzas armadas de ambos países. Nuevamente nos encontramos frente a un país que puesto a elegir entre los intereses de Venezuela y los de Guyana no dudará en escoger los suyos primero. No es probable que este país, frontera con Venezuela, en las primeras fases de una confrontación se involucre en forma activa.

            Colombia con Gustavo Petro es otro país aliado del chavismo, miembro observador en el CARICOM, que tampoco se opuso a la resolución de las islas caribeñas condenando a Venezuela. Al igual que Brasil Colombia comparte frontera con Venezuela y es sede de bases militares norteamericanas convenientemente instaladas. Jugando a defender sus intereses, como corresponde, no parece probable que Colombia participe en forma directa en este conflicto.

            China, también aliada del Estado chavista,  es un imperio con intereses tanto en Venezuela como en Guyana vinculados a los negocios de petróleo y minería a través de estructuras estatales propias. Para China, Venezuela y Guyana no son más que dos peones en su agenda frente a los Estados Unidos. Es muy probable que este país imperialista deje que el conflicto se degrade lo suficiente para ofrecer sus servicios e influencia a la hora de agenciar una solución. Esta posición contrasta con la de los Estados Unidos quien sí estaría dispuesto a  participar directamente en una alianza militar internacional al lado de Guyana.

            Cuba es una especie de superestado que controla al régimen chavista en lo cultural, político y militar. Este país al mismo tiempo ha mantenido una posición histórica en favor de Guyana y contra Venezuela desde el principio. Sin embargo, esa posición parece encontrar sus matices en la medida en que Guyana ha profundizado sus relaciones militares con los Estados Unidos en los últimos años, lo cual fue cuestionado por Cuba en su momento. A pesar de ello Cuba es un importante aliado político y comercial de Guyana como de Venezuela. No convendría a los intereses de Cuba alinearse directamente con Venezuela y arriesgarse a perder el apoyo de los países del CARICOM que son esenciales para la geopolítica de la isla. Esa pérdida no se podría compensar con todo el petróleo que Venezuela le pueda obsequiar a Cuba. Una neutralidad que proteja sus propios intereses es lo único que podría esperarse de Cuba.

            Como se puede ver todos estos países coinciden en mantener estrechas relaciones con Venezuela y Guyana, pero llegado el momento de tomar partido siempre lo harán apostando a sus propios intereses por encima de cualquier otra cosa.  La confrontación política, diplomática e inclusive militar entre Venezuela y Guyana moverá a todos esos países, sin excepción, a una línea de neutralidad pragmática. Pero se trata de una neutralidad que en cada uno de esos escenarios (político, diplomático o militar) desfavorece la posición del régimen chavista frente al Esequibo y ayuda a la de Guyana.- @humbertotweets 

 

 

 

El Esequibo venezolano en la dialéctica de imperios

            Más allá de los legítimos títulos históricos y jurídicos que Venezuela tiene sobre el Esequibo hay una dialéctica de imperios que viene operando desde el amañado laudo arbitral de París de 1899 hasta nuestros días.

Esta dialéctica viene determinada por la confrontación de intereses geopolíticos reales y materiales donde el derecho internacional queda actuando como una mera apariencia. Lo que en definitiva cuenta es la capacidad real que pueda tener un estado para defender o recuperar su territorio y el derecho internacional estará a cargo de reconocer y justificar esa realidad.

Con marchas y contramarchas (el Acuerdo de Ginebra en 1966, el Protocolo de Puerto España en 1970, las desafortunadas declaraciones de Hugo Chávez en el 2004, por ejemplo)   Venezuela ha podido beneficiarse de la diplomacia y el derecho internacional para avanzar su geopolítica en una recuperación definitiva del Esequibo. Eso habría sido el resultado de una política nacional con una visión de 100 años y no con la miopía de una clase política y militar que hace planes para 5-7 años.

El problema que tenemos hoy es que Venezuela no cuenta con una política coherente o con una estrategia sostenible para la recuperación del Esequibo. Una vez que el asunto está en el ámbito de la Corte Internacional de Justicia el gobierno de Nicolás Maduro parece zigzaguear entre aceptar o no su competencia.

El discurso beligerante de Maduro y otros voceros del gobierno dice que no aceptan la competencia de la CIJ en la materia del Esequibo, lo cual en principio podría ser parte de un enfoque correcto si y sólo si Venezuela tuviera una posición geopolítica sólida para tomar posesión material de la zona en reclamación. Ese, ciertamente, no es el caso.

Por otra parte el gobierno actúa en forma contradictoria al negar verbalmente la competencia de la Corte Internacional de Justicia, pero al mismo tiempo hacerse presente ante la misma para refutar los alegatos de Guyana contra el referéndum del 3 de diciembre.

Lo que no hay que perder de vista en todo momento es que contrario a lo que pudiera parecer no estamos frente a un conflicto de naturaleza jurídica sino más bien política o mejor dicho geopolítica.

Si fuese un asunto estrictamente jurídico muy poco importaría los apoyos que Guyana ha ido sumando a nivel internacional.  Pero no es así. Esos apoyos explícitos, y la cómoda neutralidad de países que hoy son aliados del gobierno de Nicolás Maduro, son la medida de la sentencia que habrá de adoptar la CIJ en los próximos 2-3 años sobre el Esequibo.

Esas son las realidades de la geopolítica que, inmersa en una inescapable dialéctica de imperios, le tomará a Venezuela varias generaciones revertir no por vías jurídicas sino fácticas que es como se resuelven los asuntos entre Estados soberanos.- @humbertotweets

lunes, 13 de noviembre de 2023

La polarización opera contra el referéndum chavista sobre El Esequibo

            A una semana de haberse iniciado la campaña del chavismo por el referéndum sobre El Esequibo y a menos de un mes para el evento aún persisten las dudas y la confusión. Lo que es mucho más grave, la forma como el régimen chavista ha realizado la convocatoria lo ha convertido en la práctica en un referéndum sobre el gobierno acumulando un gran rechazo en la población.

            Desde una posición exenta de la realidad y la coyuntura hay académicos y estudiosos de la materia que han cuestionado que un tema de Estado y de interés nacional como lo es la defensa del Esequibo se haya polarizado y convertido en parte del debate político en Venezuela. Muchos de ellos han completado sus cuestionamientos llamando a deponer las críticas al régimen chavista y acompañarle en su referéndum para presentar una posición nacional y unitaria frente a Guyana.

            Quienes proponen acompañar al chavismo en su referéndum parten de una posición absolutamente ingenua y romántica de la política además de un desconocimiento deliberado o inconsciente de la historia reciente.  Lo primero que hay que precisar son las responsabilidades del régimen chavista en su conjunto en el manejo improvisado y disparatado del tema Esequibo. No se puede dejar fuera del análisis el hecho público y notorio que fueron precisamente Hugo Chávez como Presidente de la Republica y Nicolás maduro como Canciller quienes cedieron a Guyana derechos de uso sobre El Esequibo.

            Pero no se trata de un lapsus o incontinencia verbal de Hugo Chávez como algunos chavistas hoy tratan de justificar. Fue mucho más que eso. Fue toda una política de muchos años acompañada de acciones concretas que incluyeron el regalo de petróleo venezolano a Guyana y a los países miembros del CARICOM, todos aliados de Guyana, a cambio del voto de estos a favor del chavismo en la OEA.

            A partir de esa política de concesiones emprendida por el chavismo la posición de Venezuela se ha deteriorado en forma dramática. Guyana desde entonces no ha hecho otra cosa que ejercitar vigorosamente el obsequio que en forma graciosa recibió de Chávez. Por su parte el régimen chavista jamás mostró algún interés en ejercer actos indudables y definitivos de soberanía en El Esequibo.

            Una vez que Guyana acumuló suficiente apoyo geopolítico despliega su maniobra para llevar el asunto a consideración de la Corte Internacional de Justicia con la intención de burlar lo establecido en el Acuerdo de Ginebra. El chavismo tomado por sorpresa en su modorra no pudo articular una estrategia para reafirmar la soberanía sobre El Esequibo y tampoco se tomó en serio el traspaso de la materia a una jurisdicción internacional. La improvisación del chavismo ha sido tal que aún hoy no se sabe si se harán parte del proceso ante la CIJ o no.

            Lo que sí resulta evidente es que el tema del Esequibo ha sido invocado por el chavismo como una excusa para crear un contexto artificial que le permita seguir en el poder. Así en medio de la improvisación surge la tesis de convocar en forma apresurada un referéndum cuyo objetivo real no es consolidar una posición única de Venezuela frente a Guyana sino animar a las desmoralizadas fuerzas militares chavistas con una falsa retorica patriotera y nacionalista.

            Es el chavismo quien ha polarizado en forma deliberada e irresponsable el tema del Esequibo frente a lo cual no se puede esperar en forma ingenua que la mayoría de los venezolanos se mantenga en una posición neutra y exenta de la realidad.

            La polarización además confirma que la convocatoria misma al referéndum fue un acto irresponsable e imprudente cuyas consecuencias están por verse. Un tema tan delicado como la defensa de la integridad territorial de la nación venezolana debería ser el resultado de un gran consenso nacional y no de una mayoría. Convocar al referéndum como lo hizo el chavismo abre una serie de problemas, en su mayoría irresolubles. ¿Qué pasa si no vota la mayoría? ¿Qué pasa si la mayoría vota en contra de la tesis del gobierno? ¿Cómo votaran los militares?

            Lo que los chavistas y sus justificadores no parecen entender es que cualquiera sea el balance de votos de ese referéndum su resultado será percibido como derrota porque significa la concreción de que efectivamente la sociedad venezolana está dividida en torno a un asunto que debería reunir un gran consenso nacional. Esa será la lectura etic que hará Guyana y sus aliados. Para los venezolanos desde una perspectiva emic está muy claro que el referéndum se ha convertido en un ajuste de cuentas contra el régimen chavista desde el momento en que este decidió usarlo como excusa para extender el ejercicio ya agónico de su menguado poder echando a un lado el interés de la nación venezolana.

Y por muy doloroso que parezca, porque de hecho lo es, la defensa y recuperación del Esequibo como parte integral del territorio venezolano pasa primero por un cambio de régimen político distinto al chavista, con un firme e irrenunciable compromiso auténticamente patriota y nacionalista.-  @humbertotweets

La polarización opera contra el referéndum chavista sobre El Esequibo

            A una semana de haberse iniciado la campaña del chavismo por el referéndum sobre El Esequibo y a menos de un mes para el evento aún persisten las dudas y la confusión. Lo que es mucho más grave, la forma como el régimen chavista ha realizado la convocatoria lo ha convertido en la práctica en un referéndum sobre el gobierno acumulando un gran rechazo en la población.

            Desde una posición exenta de la realidad y la coyuntura hay académicos y estudiosos de la materia que han cuestionado que un tema de Estado y de interés nacional como lo es la defensa del Esequibo se haya polarizado y convertido en parte del debate político en Venezuela. Muchos de ellos han completado sus cuestionamientos llamando a deponer las críticas al régimen chavista y acompañarle en su referéndum para presentar una posición nacional y unitaria frente a Guyana.

            Quienes proponen acompañar al chavismo en su referéndum parten de una posición absolutamente ingenua y romántica de la política además de un desconocimiento deliberado o inconsciente de la historia reciente.  Lo primero que hay que precisar son las responsabilidades del régimen chavista en su conjunto en el manejo improvisado y disparatado del tema Esequibo. No se puede dejar fuera del análisis el hecho público y notorio que fueron precisamente Hugo Chávez como Presidente de la Republica y Nicolás maduro como Canciller quienes cedieron a Guyana derechos de uso sobre El Esequibo.

            Pero no se trata de un lapsus o incontinencia verbal de Hugo Chávez como algunos chavistas hoy tratan de justificar. Fue mucho más que eso. Fue toda una política de muchos años acompañada de acciones concretas que incluyeron el regalo de petróleo venezolano a Guyana y a los países miembros del CARICOM, todos aliados de Guyana, a cambio del voto de estos a favor del chavismo en la OEA.

            A partir de esa política de concesiones emprendida por el chavismo la posición de Venezuela se ha deteriorado en forma dramática. Guyana desde entonces no ha hecho otra cosa que ejercitar vigorosamente el obsequio que en forma graciosa recibió de Chávez. Por su parte el régimen chavista jamás mostró algún interés en ejercer actos indudables y definitivos de soberanía en El Esequibo.

            Una vez que Guyana acumuló suficiente apoyo geopolítico despliega su maniobra para llevar el asunto a consideración de la Corte Internacional de Justicia con la intención de burlar lo establecido en el Acuerdo de Ginebra. El chavismo tomado por sorpresa en su modorra no pudo articular una estrategia para reafirmar la soberanía sobre El Esequibo y tampoco se tomó en serio el traspaso de la materia a una jurisdicción internacional. La improvisación del chavismo ha sido tal que aún hoy no se sabe si se harán parte del proceso ante la CIJ o no.

            Lo que sí resulta evidente es que el tema del Esequibo ha sido invocado por el chavismo como una excusa para crear un contexto artificial que le permita seguir en el poder. Así en medio de la improvisación surge la tesis de convocar en forma apresurada un referéndum cuyo objetivo real no es consolidar una posición única de Venezuela frente a Guyana sino animar a las desmoralizadas fuerzas militares chavistas con una falsa retorica patriotera y nacionalista.

            Es el chavismo quien ha polarizado en forma deliberada e irresponsable el tema del Esequibo frente a lo cual no se puede esperar en forma ingenua que la mayoría de los venezolanos se mantenga en una posición neutra y exenta de la realidad.

            La polarización además confirma que la convocatoria misma al referéndum fue un acto irresponsable e imprudente cuyas consecuencias están por verse. Un tema tan delicado como la defensa de la integridad territorial de la nación venezolana debería ser el resultado de un gran consenso nacional y no de una mayoría. Convocar al referéndum como lo hizo el chavismo abre una serie de problemas, en su mayoría irresolubles. ¿Qué pasa si no vota la mayoría? ¿Qué pasa si la mayoría vota en contra de la tesis del gobierno? ¿Cómo votaran los militares?

            Lo que los chavistas y sus justificadores no parecen entender es que cualquiera sea el balance de votos de ese referéndum su resultado será percibido como derrota porque significa la concreción de que efectivamente la sociedad venezolana está dividida en torno a un asunto que debería reunir un gran consenso nacional. Esa será la lectura etic que hará Guyana y sus aliados. Para los venezolanos desde una perspectiva emic está muy claro que el referéndum se ha convertido en un ajuste de cuentas contra el régimen chavista desde el momento en que este decidió usarlo como excusa para extender el ejercicio ya agónico de su menguado poder echando a un lado el interés de la nación venezolana.

Y por muy doloroso que parezca, porque de hecho lo es, la defensa y recuperación del Esequibo como parte integral del territorio venezolano pasa primero por un cambio de régimen político distinto al chavista, con un firme e irrenunciable compromiso auténticamente patriota y nacionalista.-  @humbertotweets

jueves, 9 de noviembre de 2023

¿Cómo votará la FANB en el referéndum sobre El Esequibo?

            La respuesta a esta pregunta no es tan obvia como se podría suponer. A menos de un mes para la celebración del referéndum sobre El Esequibo aún persiste la confusión y la duda sobre los motivos reales para su convocatoria. El régimen chavista no ha logrado articular una campaña convincente para explicar la responsabilidad que tuvieron Hugo Chávez y Nicolás Maduro al cederle derechos de uso a Guyana sobre El Esequibo en el 2004. Tampoco la costosa campaña del chavismo ha logrado quitarse de encima la acusación de usar el referéndum con propósitos de política interna para tratar de mejorar la deteriorada imagen del régimen en sus propias bases.

            Pero el referéndum que intenta el chavismo no solo se ha encontrado con un gran rechazo nacional. En el propio chavismo hay operadores civiles y militares que han alertado sobre lo que consideran un grave error estratégico por parte del régimen. Una de las preocupaciones es que, coincidiendo con la opinión de reputados académicos, consideran que el referéndum aleja la posición de Venezuela de una solución en el marco de la Corte Internacional de Justicia lo cual no sería un problema si el régimen chavista estuviese preparado para ejercer actos definitivos de soberanía territorial en El Esequibo, pero ese ciertamente no es el caso. Así planteado el referéndum luce más como una improvisada provocación infantil contra Guyana y sus aliados que una sesuda y meditada decisión geopolítica.

            La otra preocupación que sectores civiles y militares del chavismo le expresaron a Jorge Rodríguez y Hermann Escarrá es que el referéndum no vinculante es un arma de doble filo en las actuales circunstancias que el chavismo enfrenta un gran rechazo nacional. Según esta argumentación convocar al referéndum sobre El Esequibo sin contar con el clima apropiado podría convertir ese evento en un referéndum contra el propio régimen chavista, que es lo que en efecto parece estar ocurriendo.

            Otro problema adicional es que al estar polarizado el debate y no existir una posición galvanizada sobre el asunto el régimen tendrá que enfrentar como resultado una votación dividida en un 50-50 o peor sobre un asunto que de otra forma debería reunir un gran consenso nacional. En otras palabras, cualquier resultado que no refleje una proporción 90-10 a favor de la tesis del gobierno o con una votación del 50% de los electores o menos no podría interpretarse sino como una derrota dramática debilitando más aún la posición de Venezuela ante Guyana. 

            Estos mismos escenarios son plausibles en el ámbito militar donde los soldados y oficiales tendrán la oportunidad de votar o no. Entonces ¿Cuántos militares votarán en el referéndum sobre El Esequibo? ¿Cuántos votos lograra el Sí que aspira el gobierno? o peor aún ¿Cuántos militares se atreverán a votar No? Estas preguntas son todas pertinentes porque a pesar de la campaña mediática que realiza el régimen los militares chavistas, insertos en la misma dialéctica política que el resto de los venezolanos, pueden estar viendo en el referéndum una burda maniobra política como lo ve la mayoría de los venezolanos. Entonces la decisión para ellos es si se hacen parte de la maniobra o no, conscientes que en todo caso poco o nada tiene que ver con El Esequibo.

            Desde el momento que el chavismo decidió convocar el referéndum sobre El Esequibo también estaba asumiendo los riesgos de una votación adversa que, independientemente de su tamaño, solo servirá para mostrar una imagen fracturada del régimen y sus fuerzas militares. Para la macolla del régimen este era un riesgo necesario porque lo que está en juego no es El Esequibo sino la supervivencia del Estado chavista y la capacidad de este para evitar la implosión y la ruptura militar.

            Pero unos resultados precarios en el referéndum sobre El Esequibo no servirán para detener la embalada chavista por el tobogán de una aventura suicida solo justificada por el empeño de seguir en el poder. Unos resultados electorales marginales serán seguramente maquillados por el CNE para usarlos como motivo de celebración épica y la razón para que las fuerzas armadas los acompañen en una aventura militar con resultados aún más desastrosos. Aquí es donde cobra especial interés saber y entender cuál será el porcentaje de oficiales  dispuestos a desmarcarse del régimen y votar No en el referéndum. ¿Podría ser el 1, 2 o 3 por ciento? Es del mayor interés porque allí es donde podría estar el futuro núcleo dirigente que promueva la ruptura y se levante contra el régimen político que entregó El Esequibo a Guyana.- @humbertotweets 

¿Es un delito no votar en el Referéndum sobre El Esequibo?

            Algunos voceros del chavismo han sido vehementes en asegurar que todo aquel que vote No en el referéndum sobre El Esequibo sería juzgado por traición a la patria. Peor aún, todo aquel que se niegue a votar debería ser igualmente condenado.

            El tema de ir a votar o no en ese referéndum tiene un gran interés porque aparentemente el gobierno de Nicolás Maduro aspira a movilizar a la población para respaldar posibles y futuras acciones frente a Guyana. Sin embargo, hay una gran cantidad de venezolanos que ven en la convocatoria un intento de suspender las elecciones convocadas para el 2024.

            La premura y la improvisación en la convocatoria se han reflejado en razones poco claras que la justifiquen y en unas preguntas menos claras aun por su redundancia.

            Conviene al gobierno de Maduro, más que a nadie, que esa convocatoria se vea como parte de un esfuerzo genuino en la recuperación del Esequibo y no como una mera maniobra política.

            Es esta última percepción la que ha polarizado un tema delicado que debería ser asumido como un gran consenso nacional y no como el resultado de una votación mayoritaria, independientemente de la cifra final. Además, al convocar esa consulta se abren nuevos e irresolubles problemas. ¿Qué pasaría si gana la tesis contraria? ¿Cómo se podría resolver la contradicción de una mayoría que soberanamente decide no ejercer la soberanía sobre una parte de su territorio?

            Y el punto en cuestión motivo de este escrito. ¿Es un delito no votar en el Referéndum sobre El Esequibo? Más allá de lo que digan los voceros del chavismo no lo es ni puede serlo porque no votar en un referéndum o votar en contra de la tesis del gobierno, cualquiera que ella sea, no está prescrito como delito de traición a la patria en la Constitución y las leyes.

            Pero además de lo legal está la racionalidad propia de la convocatoria al referéndum y la posibilidad de votar, las cuales por su propia estructura admiten la tesis contraria. Esto quiere decir que convocar a votar deja abierta como válida la opción de no votar y las preguntas admiten como igualmente válidas las opciones de Si o No.

            Otra discusión será valorar cuántas personas habilitadas para votar en el referéndum lo hicieron y de esas cuantas votaron Sí o No en cada pregunta.  Pero el debate de fondo debería ser si esos resultados, cualesquiera que sean, reflejan un gran consenso nacional frente a Guyana o no.

            El gobierno de Nicolás Maduro habría evitado las consecuencias de las dudas y la interpretaciones diversas si ejercitando la prudencia política no hubiese convocado dicho referéndum y en su lugar hubiese ejercitado actos definitivos e indudables de soberanía en El Esequibo. @humbertotweets

lunes, 6 de noviembre de 2023

Un Referéndum de vida o muerte

            En una primera valoración, sin profundizar en los detalles, el régimen chavista a pesar de tener el rechazo del 90% de la población mantiene una posición de poder privilegiada.  Factores de política interna y de política internacional así parecieran indicarlo.

            En lo interno el Estado chavista dispone a su antojo de un tinglado jurídico y militar que le permite establecer una legalidad a su medida, la cual le es impuesta por la fuerza militar al resto de los venezolanos. Además cuenta con una falsa oposición complaciente siempre dispuesta a negociar su propia subsistencia. Se podría decir que la elección de María Corina Machado como candidata de la falsa oposición afecta de alguna manera al chavismo, pero tomando en cuenta el marco legal en el cual esa candidatura está obligada a moverse no llegará más lejos que lo que en su momento hicieron Francisco Arias Cárdenas (¿se acuerdan?), Manuel Rosales y Henrique Capriles Radonski. En otras palabras, la ilusión que despierta la candidatura de María Corina Machado llegará hasta donde la legalidad chavista se lo permita.

Con esto podemos decir en forma preliminar que, al menos en principio, el régimen chavista a pesar de carecer de apoyo popular controla factores reales de poder interno y su situación pareciera estable.

En cuanto a la política exterior, ¿qué podría ser mejor para el régimen chavista que el haber logrado que los Estados Unidos le haya levantado todas las sanciones y los países europeos aún debatan sin resolver qué hacer? La actual coyuntura internacional pone al Estado chavista en la cómoda postura de ser un suplidor confiable de petróleo barato para los EEUU al tiempo que mantiene activos sus acuerdos militares con China, Rusia, Irán y Cuba, todos adversarios geopolíticos de los Estados Unidos. Con este cuadro internacional lo más improbable es una intervención militar internacional y ni siquiera un bloqueo comercial como ya se ha visto.

Pero detrás de esta escena de aparente estabilidad hay otras dialécticas que están operando con fuerza y de cuyo magma abrasador solo alcanzamos a ver las chispas, por ahora. Aquí se atraviesa la indeseable e inoportuna escalada depredadora de Guyana para arrebatarle el Esequibo a Venezuela aprovechándose de los errores y las negligencias cometidas por Hugo Chávez como Presidente y Nicolás Maduro como Canciller en el 2004. Esta escalada es un proceso sistemático y acumulativo por parte de Guyana basándose en la invitación de Chávez a explotar los recursos de la zona y de una política ingenua y entreguista de regalarle petróleo a los países aliados de Guyana en el CARICOM a cambio de apoyar al Estado chavista en foros internacionales como la OEA.

Lo que aquí referimos no es ningún secreto de Estado. Esto ha venido ocurriendo ante los ojos y la impotencia de millones de venezolanos conscientes que nada se puede esperar del falso nacionalismo y patrioterismo chavista cuyas prácticas solo han servido para vulnerar la integridad territorial, no solo haciéndole concesiones a Guyana sino además entregando el control de las fronteras a grupos guerrilleros, paramilitares y terroristas. No me dejarán mentir los periodistas e investigadores que han documentado y publicado sobre estos eventos a lo largo de estos penosos y vergonzosos 25 años de prácticas de fronteras abiertas con el crimen.

Pero ¿acaso le importa al chavismo atorrante y arrogante que la mayoría de los venezolanos los vea como traidores a la patria? No. ¿Por qué? Porque al saberse con el control del aparato militar el chavismo cree que, con desprecio y desvergüenza, puede hacer lo que le dé la gana. Esto puede, perfectamente, llegar al límite de sacrificar la integridad de la nación venezolana solo para salvar su hipercorrupta y raquítica revolución.

Para comenzar a desentrañar la pestilente viscosidad en la que se sumerge el chavismo es preciso en este punto establecer una relación dialéctica entre la situación de fortaleza aparente de un régimen que hace lo que le dá la gana y el arrebato aventurero y suicida de someter el ejercicio de la soberanía nacional a una consulta en referéndum. Estamos obligados a formularnos la siguiente pregunta ¿Por qué en esta situación de aparente fortaleza interna y externa el régimen chavista se lanza en la aventura suicida de convocar a un referéndum consultivo sobre El Esequibo como antesala a posibles incursiones armadas en la zona?

            Hemos argumentado que al chavismo nada le importa lo que opinen la mayoría de los venezolanos porque no hay forma institucional para que esa opinión tenga algún valor, como se ha demostrado en los anteriores fraudes electorales. ¿Por qué ahora sí importa que los venezolanos vayan a votar en ese referéndum convocado precisamente por quienes le cedieron públicamente a Guyana derechos de uso sobre El Esequibo? ¿Por qué arriesgarse a convocar un evento electoral que es rechazado por lo menos por el 50% de los venezolanos que lo ven como una maniobra de política interna para suspender la farsa electoral del 2024? ¿Por qué coquetear con la idea de una incursión armada contra Guyana conociendo las graves deficiencias logísticas y operativas de las FANB chavistas? Y, lo más grave, ¿Por qué jugar a una posible confrontación militar con Guyana cuando en este preciso conflicto países aliados del régimen chavista tales como Rusia, China, Irán, Cuba, Brasil y otros prefieren realinearse con Guyana o en el mejor de los casos escudarse en una cómoda y sospechosa neutralidad que no favorece los cálculos del chavismo?

            La respuesta a todas estas interrogantes nos la ofrece el presidente de la Asamblea Nacional chavista, Jorge Rodríguez. Esto es para el chavismo la madre de todas las batallas, un asunto de vida o muerte. No recuperar el Esequibo, que en los cálculos internos del régimen ya se dá por perdido, sino mantener el poder político interno en Venezuela. Sólo la racionalidad del pensamiento barbárico chavista podría justificar cualquier cosa con tal y salvar su lastimosa revolución, una guerra y sus consecuencias si fuere necesario. Resulta evidente que lo del referéndum no es más que una burda maniobra para tratar de crear un contexto en forma artificial que justifique concentrar más poder aun y suspender cualquier evento electoral, incluso a la luz de la propia legalidad chavista. Por eso pueden hacer con desenfado cualquier concesión a la falsa oposición en los acuerdos con la certeza que no estarán obligados a cumplirlos. Hasta habilitar a María Corina Machado como candidata, porque si no hay elecciones ¿cuál sería el problema?

            Hemos dicho que el chavismo tiene el poder institucional para producir los resultados electorales que quiera, en este referéndum o en la farsa electoral del 2024. Y en efecto es así. Pero entonces ¿Por qué lanzarse en una aventura suicida y sin retorno como la de poner a todo el país en pausa por el referéndum del Esequibo? Porque el Estado chavista en crisis a quien le está hablando no es a los venezolanos sino a sus propias clientelas y en especial a sus fuerzas militares, las únicas que importa convencer que la revolución chavista luego de 25 años de fracaso aún tiene sentido.

            Precisando más aún esta tesis, no estamos de acuerdo con quienes ven en la convocatoria del referéndum sobre El Esequibo un intento de levantar una ola de patriotismo en Venezuela que permita a su vez lograr apoyos para el régimen. Sencillamente no existen condiciones para ello y si aceptamos como una estimación muy conservadora que por lo menos el 50% de los venezolanos rechaza  referéndum, y posiblemente no votará, ya eso de entrada se traduce en derrota para los propósitos propagandísticos del régimen. El efecto de patriotismo y nacionalismo que en realidad busca el Estado chavista es el que se pueda producir en el seno de sus propias fuerzas militares donde las luchas internas y la desmoralización pueden anticipar un colapso antes de que se haga el primer disparo.

            Las fuerzas militares son en verdad el último reducto de apoyo que le queda al chavismo para seguir en el poder, en contra de la opinión de la mayoría de los venezolanos. Sin ese soporte son nada. Para el chavismo, seguir en el poder vale todo y hasta una guerra que, aunque se pierda como todos los fracasos chavistas, sería presentada como una gesta heroica digna de celebrar.

Hemos llegado a una coyuntura donde lo que se juega no es el Esequibo sino la supervivencia de los vendepatria que lo entregaron y aun así quieren seguir en el poder. La verdad, es mucho esperar. Pero ojalá que la falsa oposición pueda ver lo que hay detrás de las chispas y no se extravíe en espejismos o se deje narcotizar por los vapores decadentes del chavismo. Tenemos que concederle la razón a Jorge Rodríguez. Luego de 25 años de barbarie y traición estamos frente a la madre de todas las batallas. Sin duda, para el chavismo es un asunto de vida o muerte.- @humbertotweets

jueves, 2 de noviembre de 2023

NO al referéndum vendepatria del régimen chavista

            En los últimos días ha resultado más que evidente que el chavismo firmó los Acuerdos de Barbados y hasta aceptó la proclamación como candidata de la falsa oposición a la popular María Corina Machado porque nada de ello ponía en riesgo la estabilidad del régimen. Quienes aún celebran el triunfo de Machado ingenuamente creen que el chavismo les va a organizar una elección para entregarles el poder. De hecho mientras la falsa oposición y sus clientelas festejaban con infantilismo los resultados los operadores del régimen afinaban la fase final de lo que será la inminente suspensión de las elecciones del 2024 con el pretexto de una confrontación bélica con Guyana por el tema del Esequibo.

            Tan solo unas semanas antes de la firma de los Acuerdos de Barbados y de celebrarse la Primaria de la falsa oposición Nicolás Maduro y Jorge Rodríguez anunciaron en forma improvisada la convocatoria de un Referéndum Consultivo “para que el pueblo decidiera que hacer sobre Esequibo”. La improvisación de la convocatoria quedaría confirmada con unas  preguntas más improvisadas aún y plagadas de errores históricos, jurídicos, y hasta gramaticales que solo han aumentado la confusión y la incertidumbre sobre dicho evento.

            Algunos operadores del chavismo presentaron en su momento observaciones y sugerencias para mejorar y precisar el alcance y comprensión de las preguntas en el Referéndum, pero todas fueron desestimadas y hoy aparecen como ratificadas por la pseudo legalidad del Tribunal Supremo de Justicia chavista. La urgencia en imponer las preguntas y convocar el Referéndum demuestran que el interés real del chavismo no es emprender una acción genuina para la recuperación del Esequibo sino más bien usar en forma burda el delicado y crucial tema para procurarse apoyos en su menguada y debilitada base militar.

            Hay quienes ven en esta acción desesperada e improvisada del régimen chavista una copia de lo que hicieron los militares argentinos cuando tomaron Las Malvinas e iniciaron una confrontación militar con Gran Bretaña para provocar artificialmente una ola de patriotismo que a su vez sirviera de apoyo al régimen político, ya de por sí decadente. No compartimos esa lectura miope de la coyuntura porque la diferencia con Argentina y la situación actual de Venezuela es que aquí, por el contrario, hay una corriente nacional que incluye hasta chavistas en contra del referéndum del 3 de diciembre.

            Quienes se autodefinen como opositores al régimen, conformados por quienes apoyan la vía electoral y quienes la rechazan, coinciden en ver una clara maniobra política detrás del referéndum para usarlo como excusa en la suspensión de la farsa electoral del 2024. Por su parte hay chavistas que todavía no entienden el porqué de la convocatoria y menos aún el tenor de las preguntas que en su premura el régimen no ha logrado explicar.

De esta manera el régimen chavista  se enfrenta a la elección del 3 de diciembre con un electorado masivamente en contra y con unas bases propias confundidas. El problema que tienen que resolver los operadores del régimen es como justificar un balance donde, producto de la actual coyuntura, cualquier resultado de ese referéndum sea interpretado irreversiblemente como una derrota. ¿Qué queremos decir con esto? Que no se puede negar la posibilidad de que una mayoría, entendiendo correctamente la naturaleza de la maniobra política, decida ir al evento y votar No en las 5 preguntas como un rechazo al régimen que en el 2004 entregó El Esequibo a Guyana.

Pero el escenario más probable es que, precisamente como un rechazo a la manipulación chavista, la inmensa mayoría de los venezolanos decida no acudir a votar, dejando como resultado una abismal abstención del 80% o más. Ante esta situación al chavismo no le quedará alternativa que inventar unos resultados favorables, como siempre lo ha hecho en otros fraudes electorales. Pero tendrán que maquillar muy bien esos números porque un triunfo del Sí en todas las preguntas con una masiva abstención no es otra cosa que una miserable derrota.

Algunos ingenuos, desde una posición aparente de nacionalismo y neutralidad política, están proponiendo hacer a un lado las diferencias y acompañar al chavismo en su referéndum. Esas posturas no solo son ingenuas sino irresponsables porque además admiten que el referéndum, al no ser vinculante, solo sirve como un recurso mediático para disuadir a Guayana. La realidad es que al ser el régimen chavista, en la viva voz de Hugo Chávez, quien le reconoció derechos a Guyana sobre El Esequibo no hay forma de disociar el tema limítrofe de la política interna. La realidad es que solo con un cambio de régimen político por uno auténticamente patriota y nacionalista Venezuela podrá emprender acciones exitosas para recuperar El Esequibo.

Pero, primero lo primero. No votar en el referéndum del 3 de diciembre es un ejercicio militante de patriotismo y nacionalismo en contra de quienes no solo entregaron El Esequibo sino además han vulnerado sistemáticamente la integridad del territorio nacional desde 1999. Así parece interpretarlo hoy la inmensa mayoría de los venezolanos.- @humbertotweets