lunes, 30 de enero de 2023

¿Por qué sale Rodríguez Torres y no los otros?

            En la historia política de Venezuela se refiere al gobierno del General Marcos Pérez Jiménez como un régimen de oprobio y terror. La historia y los historiadores venezolanos están obligados a terminar la tarea de examinar exhaustivamente este periodo para valorar más allá de la propaganda las implicaciones y consecuencias de un gobierno al cual se le atribuye el uso de la violencia por razones políticas.

En todo caso, al ser el periodo que antecedió al régimen del Estado de partidos instaurado en 1959 el de Pérez Jiménez se convirtió en la referencia más inmediata para evaluar el uso de la violencia con motivaciones políticas en la llamada democracia. Numerosos casos han sido documentados de asesinatos y torturas perpetrados por los organismos de seguridad del Estado llámense estos Seguridad Nacional, DIGEPOL, DISIP o DIM en su momento. La mayoría de estos casos tuvieron una resolución por vía judicial dentro del mismo ámbito de unos poderes públicos establecidos.

Con la llegada del chavismo al poder en 1999 se instaló un régimen de partido único que transformó al Estado nacional venezolano en un Estado chavista que usa la violencia para mantenerse en el poder y su pseudo legalidad para  justificar y seguir actuando con impunidad.

El chavismo superó con creces la violencia por motivos políticos ocurrida en las épocas de Pérez Jiménez o en la democracia de partidos. Hay una larga lista de ciudadanos venezolanos que han sido literalmente ajusticiados en estos veinte años mientras estaban bajo custodia de los cuerpos represivos del régimen. Otros han sido condenados  sin motivo y sin fórmula de juicio en procesos amañados con testigos estrella y pruebas forjadas. La tortura física que puede llegar hasta la muerte es una práctica normal en los organismos represivos del régimen que cada día se intensifica y se hace con procedimientos más refinados a pesar de las declaraciones y las visitas de personajes como la señora Bachelet y el Fiscal Khan.

En algunas instancias el régimen chavista ha intentado justificar la violencia política como una forma de defensa frente a personas que se le han opuesto por la vía armada. El argumento quedaría incompleto si no se toma en cuenta que precisamente es el propio régimen chavista el que asaltando los poderes públicos ha agotado todas las vías institucionales dejando abierta la única posible qué es la de la confrontación.

Sin embargo, no es cierto que todos los presos políticos civiles y militares lo sean porque se han levantado en armas contra el régimen. La gran mayoría de estos presos por razones políticas y otras personas que han sido “neutralizadas” son víctimas de persecuciones que buscan intimidar y silenciar las protestas.

La saña e impunidad con que actúa el régimen solo parece justificada por el objetivo ulterior de desanimar a otros que en mundo civil o militar puedan hacer lo mismo. Cualquier civil o militar que en la Venezuela de hoy se atreva a reclamar  por mejoras laborales o salariales, no importa cuán legítimo sea el motivo, sabe perfectamente que se arriesga a ser acusado, arrestado y  hasta asesinado con el expediente de traición a la patria o a la infame revolución bolivariana.

La liberación del General Miguel Rodríguez Torres ocurre precisamente en el momento en que las negociaciones falsa oposición-chavismo en México han sido pulverizadas.  Lo que busca el chavismo es lavar un poco su imagen de régimen asesino y torturador en el ámbito internacional con un gesto que ellos esperan sea infinitamente agradecido como acto de magnanimidad.  Lo que quiere tapar el régimen no es tan solo la situación en que se encuentran los presos políticos civiles y militares en Venezuela sino además compensar un eventual desenlace fatal con la vida del Capitán Igbert Marín Chaparro quien ya cumple más de 60 días en huelga de hambre y cuyo estado de salud es frágil y vulnerable. 

Es inevitable e incómoda la pregunta ¿Porque Rodríguez Torres sale en libertad y no los Capitanes Igbert Marín Chaparro, Juan Carlos Caguaripano u otros que son acusados de delitos similares? Rodríguez Torres fue beneficiado por las gestiones de un astuto operador político internacional como José Luis Rodríguez Zapatero y favorecido por la piedad de algunos jerarcas del régimen como Delcy Rodríguez y Tarek William Saab.

Marín Chaparro y Caguaripano desgraciadamente no representan ya un peligro real para el régimen, ni tienen la fortuna de contar con poderosos benefactores. Tampoco ellos figuran en las listas de presos políticos que la falsa oposición le ha entregado al régimen para pedir su liberación.

Pero lo que sí tienen Igbert Marín Chaparro y Juan Carlos Caguaripano es una carrera profesional brillante e impecable, un sentido profundo del honor militar que podrían servir de ejemplo e incentivo a otros que aún están dentro de las fuerzas armadas chavistas.

Por eso unos salen y otros no.- @humbertotweets  

jueves, 26 de enero de 2023

Esperando por la protesta militar

            Por estos días los jerarcas del régimen chavista están muy preocupados al tener que enfrentar movilizaciones diarias y una gran protesta nacional que exige aumento de salario ya. El reclamo no es más que la confirmación de que el modelo político y económico chavista es absolutamente inviable y si se quiere que Venezuela mejore sencillamente hay que cambiarlo.

No es un secreto que las protestas que comenzaron el año pasado y se han intensificado en los últimos meses han ganado más fuerza con la participación de las bases chavistas que se sienten igualmente afectadas por el descalabro económico de Venezuela. Tampoco es un secreto que esas bases chavistas son en esencia las clientelas que el chavismo ha incorporado en las nóminas del sector público no para trabajar sino para hacer activismo por el PSUV.

La relación inmoral que estas clientelas mantienen con el régimen no las exime de tener que sobrevivir con bolívares mega devaluados al igual que el resto de los venezolanos. Y precisamente en el instante en que la realidad se impone sobre la propaganda ideológica ocurre una súbita toma de conciencia que hace estallar en mil pedazos la lealtad mercenaria de estas clientelas con el régimen.

El régimen chavista no ha logrado articular un discurso coherente para tranquilizar a sus propias huestes. Primero trataron de posicionar la exótica idea de una supuesta recuperación económica como una forma de explicar la sospechosa aparición de ríos de dólares que inundan a Venezuela pero que están asociados a formas de economía informal y más concretamente a múltiples y sofisticadas operaciones de narcolavado.

La situación sigue siendo la misma. Hay dólares, hay bodegones, pero más de 10 millones de venezolanos, las clientelas chavistas incluidas, no tienen suficiente dinero para comer porque sencillamente el dinero no alcanza.

En los últimos días el régimen ha cambiado su discurso defensivo para justificar su fracaso argumentando que la economía está colapsada por culpa de las sanciones internacionales. Se trata de una falacia que ha calado en ciertos sectores chavistas, sobre todo los más ignorantes y desinformados. Pero al revelarse los perversos mecanismos de esas llamadas sanciones contra el régimen chavista se puede determinar que nunca fueron más allá de la amenaza retórica porque nunca representaron una presión real sobre el régimen.

Estados Unidos y otros países acordaron aplicar unas supuestas sanciones contra las compañías internacionales que contrataran directamente con el régimen de Venezuela. Pero esa política nunca fue ejercida por la fuerza y muy temprano en el comercio internacional se entendió que se podía seguir negociando con el gobierno chavista por medio de interpuestas personas y quizás hasta cambiando la bandera a los barcos.

El chavismo logró darle la vuelta a la política de sanciones para reducirla a una política de símbolos sin fuerza real. A eso habría que agregar que el propio gobierno norteamericano con las administraciones de Trump y Biden otorgó frecuentes excepciones a transnacionales como Chevron, Conoco-Phillips y ExxonMobil para seguir sus tratos con el régimen venezolano.

Luego de unas sanciones que nunca existieron ni se sintieron los Estados Unidos anuncian una política para flexibilizar un cerco económico que no fue tal. Aun así el chavismo sigue culpando a las sanciones de su fracaso económico. La realidad es que el chavismo desmanteló la industria petrolera sacándole dinero y aumentando su nómina. Al quebrar la industria nacional más importante es lógico que las arcas del tesoro nacional reciban menos dinero. Y desgraciadamente esos pocos recursos tampoco serán suficientes para satisfacer las demandas de los empleados públicos porque una buena parte ya está comprometida con la corrupción y el pago privilegiado y puntual de las nóminas del sector militar.

Lo fundamental en la economía venezolana no ha cambiado. El dinero es escaso y está devaluado. ¿Cuánto tiempo le tomará a los militares experimentar esa súbita toma de conciencia que hoy exhiben con furia las clientelas chavistas frustradas ante el desastre económico de su propio régimen?.- @humbertotweets 

Política y culturalmente chavistas

            Hay quienes creen que para salir del régimen chavista en Venezuela no solo hay que parecerse a él sino además tratar de superarlo. Ya en la Venezuela del Estado de partidos el clientelismo y la corrupción administrativa eran una enfermedad crónica que afectaba a Venezuela.

En ese entonces pensábamos que eran niveles definitivos e insuperables de descomposición nacional. Era la Venezuela antes de 1999 y aún no habíamos conocido al chavismo. Hugo Chávez llega al poder precisamente cabalgando en un discurso anti corrupción que etiquetaba a toda la clase política  del momento como saqueadores del tesoro nacional sin mayores diferencias entre ellos que las siglas y los colores de los partidos.

Pero con Chávez la corrupción y el clientelismo se multiplican en forma exponencial dejando a todos los corruptos de la era del Estado de partidos como unos verdaderos niños de pecho.

Toda forma de corrupción y clientelismo, no importa su dimensión o tamaño, es absolutamente condenable porque es una degeneración de la función pública. Pero ciertamente no hay forma de comparar entre aquella y esta porque en nombre de su llamada revolución bolivariana el chavismo se reviste de privilegios e inmunidades que nunca les fueron reconocidas a los corruptos de antes.

La no rendición de cuentas, la incorporación de activistas como empleados públicos, el uso de PDVSA como caja chica para financiar antojos mesiánicos, y otras prácticas similares se convirtieron durante la época chavista en la nueva normalidad.

Los 250 mil dólares de la partida secreta de Miraflores por los cuales el Fiscal Ramón Escovar Salom pidió enjuiciar y destituir a Carlos Andrés Pérez lucen como una modesta propina comparados con los escandalosos niveles de corrupción de hoy.

Como una forma falaz de legitimar el desorden y el desmantelamiento administrativo en Venezuela el chavismo se escuda en la idea de lo popular. En este sentido se justifica la corrupción y el clientelismo si estos ayudan al pueblo en formas de cajitas CLAP o de bonos vía Carnet de la Patria. Con esa premisa se destruyó PDVSA.

Algunos politiqueros que pretenden disputarle el mercado electoral al chavismo están tratando de captar la atención de las masas con promesas más sofisticadas y elaboradas que reciclan el tradicional clientelismo que los chavistas instalaron en Venezuela.

La dádiva y la prebenda como bonos para paliar la crisis económica no son para nada ideas novedosas. Son artificios para influenciar y manipular temporalmente a los incautos. Lo único novedoso es el retórico juego de palabras para justificar regalar dinero como una forma de ejercitar la más heroica justicia social.

Algunos como Antonio Ecarri lo llaman “Mi Barril” o más pomposamente “Renta Petrolera Dolarizada”. Carlos Ocariz por su parte promete su “Cheque Educativo” para poner dinero en el bolsillo de la gente y así puedan pagar por educación y otros servicios. Ambas propuestas rememoran aquella tarjeta “Mi Negra” ofrecida por Manuel Rosales con la misma intención. Todas representan formas chavistas de hacer política sobre la base del clientelismo y la corrupción cuando lo que se requiere es precisamente lo opuesto esto es una recuperación agresiva del comercio y la industria que garantice el pleno empleo y la propiedad privada.

Venezuela no recuperará su destino con “opositores” que política y culturalmente son en esencia chavistas.- @humbertotweets

martes, 24 de enero de 2023

Protesta nacional y sindicalismo de nuevo tipo

            El llamado milagro económico chavista que alega una presunta recuperación del país estalla en mil pedazos frente a la dramática realidad. Más allá de la economía de los bodegones, los sospechosos conciertos, las ventas de carros importados y los restaurantes plenos de boliburgueses lo único que queda es una Venezuela depauperada que trata de sobrevivir a cualquier precio.

La dolarización de facto que ocurre en Venezuela y las masas de billetes verdes que pasan de mano en mano no son el resultado de ninguna reactivación de la industria o el comercio. La única forma de explicar esta situación es por la permisividad que ha tenido el régimen chavista con gigantescas operaciones de narcolavado que es la única actividad económica que realmente tiene la capacidad de poner dinero a circular.

Sin embargo, esos circuitos económicos dejan por fuera al 99% de la población que ni puede lavar dólares ni tiene el privilegio de ser empleada en la administración pública. Hay un pequeño segmento de trabajadores al servicio de las pocas empresas privadas que quedan en Venezuela y son pagados con modestos salarios en dólares. Para el resto de los Venezolanos no hay ni siquiera salarios de hambre y Human Rights Watch estima que podrían ser más de 10 millones.

Esto hay que tenerlo en cuenta cuando vemos las masivas protestas que hoy recorren a toda Venezuela, en su mayoría promovidas por empleados públicos donde los más destacados han sido los maestros y los trabajadores de las empresas básicas en Guayana. Muchos de estos empleados y obreros fueron incorporados a la administración pública por su comprobada filiación chavista como no podía ser de otra manera en un estado clientelar de partido único.

Pero el desmantelamiento de la economía nacional es tan grave que los salarios de hambre que el gobierno paga en bolívares megadevaluados no alcanzan para comprar un mercado semanal. La dramática crisis económica que hoy sacude a Venezuela no pide carnet de partido y le pasa factura por igual a chavistas y no chavistas.

De un solo golpe  los trabajadores y empleados chavistas están sintiendo el mismo dolor y la impotencia que sienten el resto de los venezolanos frente a una tragedia que solo puede llevar a una súbita toma de conciencia para entender que ese Estado chavista que tanto han apoyado es sencillamente inviable. No hay atajos. El régimen chavista y sus políticas improvisadas ha fracasado y ahí están los trabajadores chavistas en la primera fila para dar fe de ello.

La inusitada fuerza que han tomado las últimas protestas que se han visto en Venezuela es precisamente porque por primera vez comienzan a tener un carácter más de tipo nacional e inclusivo al contar con la participación de chavistas y no chavistas. Por eso el régimen dio marcha atrás el año pasado con el manual de la ONAPRE y por eso mismo este año el Estado chavista no ha dudado en usar a sus esbirros del DGCIM y el SEBIN para tratar de aplastar la protesta. Porque no hay peor cuña que la del mismo palo.

Lo otro que hemos observado es la aparición de caras nuevas en esas protestas y el rechazo a la presencia de esquiroles sindicaleros del chavismo o de los partidos de la falsa oposición. Esto lo vemos como algo muy positivo conociendo que los intereses de cada bando tratarían de mediatizar la lucha sindical para favorecer sus mezquinas agendas.

Un dirigente sindical de falsa oposición se quejaba amargamente porque no le permitieron participar en la protesta de los trabajadores en Guayana. Este dirigente apuntaba los errores que cometieron los trabajadores de base al tratar de negociar el fin del conflicto con el gobierno. Su crítica buscaba advertir que la próxima vez tenían que buscar a dirigentes veteranos para no cometer errores. Bueno el precio de poner ese movimiento de protesta en manos de experimentados operadores partidistas de uno u otro bando es sencillamente que negocien a espaldas de los dolientes, como siempre lo han hecho.

Es preferible que sucesivas crisis y protestas por demandas salariales provoquen el surgimiento de nuevos e inexpertos líderes sindicales y gremiales que ya tendrán la capacidad de aprender sobre sus propios errores y los errores de otros. Estos nuevos dirigentes deben impulsar agendas de lucha con programas reivindicativos a corto, mediano y largo plazo además de mantener a raya la manipulación de los partidos chavistas y los de la falsa oposición.

La inexperiencia de esos cuadros se podría compensar rápidamente con su disposición para aprender de otras tradiciones y experiencias sindicales en la historia del movimiento obrero de Venezuela como del resto del mundo. Un movimiento sindical y gremial nacional de nuevo tipo, deslastrado de la influencia de chavistas y falsos opositores, abriría nuevos y promisorios horizontes en la lucha por el cambio político en Venezuela.- @humbertotweets 

lunes, 23 de enero de 2023

¿Volverán?

            Chavistas y falsos opositores siguen encerrados en su burbuja de negociaciones y elecciones. Desde esa burbuja la situación de Venezuela parece difícil, pero no se ve tan mal porque quienes allí cohabitan disfrutan de privilegios que les son negados al resto de los venezolanos. Fuera de ella la realidad es desgarradora y no hay discurso político u oferta electoral que la describa.

            Según Human Rights Watch en Venezuela hay más de 10 millones de venezolanos que viven en situación de pobreza extrema, sin comida, sin agua, sin electricidad y sin acceso a los más elementales servicios para una vida digna. El modo en que viven estos compatriotas es el de supervivencia diaria donde mantenerse con vida ya es victoria.

            La Venezuela chavista con Bodegones y sospechosos conciertos musicales no puede ocultar la tragedia de un país destrozado y desmantelado. Sin instituciones y sin poderes públicos que permitan corregir el rumbo Venezuela es una balsa que naufraga sin rumbo en el mar caribe.

            Las severas limitaciones materiales para llevar una vida decente en Venezuela ha forzado a más de 7 millones de venezolanos a huir de su país en busca de garantías básicas en otros destinos. Pero también hay que decir que la decisión drástica de abandonar el país tiene mucho que ver con la ausencia de perspectivas y esperanzas en el futuro.

            La gente parece huir despavorida no solo de la barbarie causada por el chavismo sino también de las desteñidas promesas cantinflericas de la falsa oposición. En otras oportunidades hemos defendido la tesis de que quien se fue de Venezuela ya votó. Y lo hizo en contra del chavismo y de la falsa oposición en forma irrevocable e indubitable.

            Quienes estamos preocupados por mantener la integridad histórica, política y territorial de Venezuela, y no por las próxima fiesta electoral, tenemos que preguntarnos con angustia ¿Volverán?

            Esos 7 millones de compatriotas representan casi el 30% de la población. Ellos serían una fuerza política y social determinante en una coyuntura decisiva para lograr un cambio de régimen político, si estuvieran en Venezuela. Fuera de ella es inevitable que el tiempo y la distancia debiliten los nexos y comiencen el irreversible proceso de adaptarse y asentarse en otras tierras.

            Las condiciones objetivas y materiales que llevaron a estos millones de venezolanos a abandonar el país no han cambiado, por el contrario la situación es hoy peor que hace 6 meses. Por eso cientos de miles de venezolanos siguen huyendo hacia otros países en busca de algo que perdieron en Venezuela.

            Mientras la situación económica, social y política siga igual sólo podemos anticipar que muchos más seguirán abandonando el país y muy pocos estarán dispuestos  regresar para comenzar desde menos cero.

            Una tesis política materialista, realista y viable debe convocar a todos los venezolanos no a la parodia de unas elecciones sino al esfuerzo titánico de salvar la República de Venezuela de sus actuales verdugos.- @humbertotweets

domingo, 22 de enero de 2023

Aumento de salarios y dolarización no lograrán la paz social

            En menos de 6 meses regresan las protestas masivas que recorren toda Venezuela exigiendo salarios dignos para vivir. Maestros y empleados públicos de diversos sectores han puesto a un lado su filiación chavista o antichavista para hacer causa común en una lucha por superar las condiciones infrahumanas en que están sumidos la mayoría de los venezolanos.

            Los recursos que controla el régimen por vía de la renta petrolera se pierden entre la burocracia y la corrupción. Muy poco queda para cumplir las promesas salariales a los empleados públicos y militares. Y nada queda para reinvertir en la reactivación del parque industrial, la industria petrolera o activar el comercio.

            Nicolás Maduro es el heredero de la fallida política económica de Hugo Chávez. El desmantelamiento de la economía nacional comenzó muy temprano en el 2003 cuando Chávez decidió convertir a PDVSA en su botija personal para enriquecer a su camarilla y pagar por sus antojos mesiánicos y populistas.

El asalto al tesoro nacional sumado a un proceso compulsivo de estatización acabó con la industria y el comercio en Venezuela dejando algunas raras excepciones que solo pueden ser explicadas por sus conexiones con el chavismo o por la titánica voluntad de sus emprendedores. Pero el papel de la empresa privada durante el chavismo ha sido reducido a su menor expresión.

Una de las evidencias del fracaso de la política económica del chavismo es la destrucción de la moneda nacional. Poco importa que el chavismo le ponga nombres truculentos a la moneda, le quite ceros y le asigne un valor nominal simbólico. No hay forma que el bolívar retenga su valor porque es un reflejo de una economía destrozada.

En su mejor estilo estafador el régimen hábilmente ha permitido una dolarización de facto de la economía, aunque por razones políticas se niega a adoptar el dólar como moneda de curso legal. Sin embargo, en la mayoría de las ciudades de Venezuela se comercia en dólares que además es la única moneda aceptada por los pranes y operadores chavistas para el pago de sus comisiones y coimas

Los bolívares megadevaluados son para pagarles a los empleados públicos y para quienes no son parte de esas exclusivas burbujas de la economía donde se ejercita vigorosamente el narcolavado tales como el negocio de espectáculos, restaurantes, ventas de vehículos importados y bodegones con delicateses.

El reclamo que hoy hacen los trabajadores y empleados públicos es por un aumento de salarios porque nadie puede vivir con 6 dólares al mes. El gobierno de Nicolás Maduro vuelve  a estar contra las cuerdas obligado a decretar sucesivos aumentos de salarios este año si de verdad quiere llegar con vida a las elecciones del 2024. El problema con estos aumentos es que al ser en bolívares devaluados no resolverán el asunto de fondo disparando de la misma forma la inflación.

            No se puede descartar que en una salida desesperada inspirada por la irresponsabilidad tipo “Dakazo” el chavismo decida dolarizar los salarios antes de las elecciones para tratar de mitigar el descontento nacional. Pero sin una reactivación real de la economía dolarizar los sueldos y salarios solo agregaría más presión sobre un régimen cuya suerte hoy depende de las compras de petróleo que le haga los Estados Unidos.

            Aunque el régimen chavista aumente el salario varias veces este año y dolarice la economía esto no será suficiente para lograr la paz social porque sencillamente hoy hay menos dinero para repartir y no hay forma de producir nada en Venezuela. La inviabilidad del modelo chavista comienza a ser cada día más evidente e ineludible para sus propias clientelas y operadores.- @humbertotweets 

lunes, 16 de enero de 2023

Un régimen débil y sin oposición

            La pregunta sobre el por qué el chavismo sigue en el poder en Venezuela a pesar del dramático colapso económico e institucional obliga a examinar su relación dialéctica con la llamada oposición. El descalabro económico y social que se constata y que a su vez es la causa del rechazo masivo al régimen chavista en un marco institucional sólido y estable debería tener válvulas de escape o mecanismos de corrección para cambiar el rumbo y con certeza al gobierno. Pero no en Venezuela.

Y una de las claves de la descomposición social y política habría que encontrarla precisamente en la ausencia de un marco institucional estatal con poderes públicos al servicio de la nación y garantías para todos los ciudadanos. Muy lejos de eso que se denomina el Estado de Derecho consagrado en una Constitución lo que tenemos en Venezuela es algo muy diferente.

En Venezuela opera un Estado chavista que ha conculcado todos los poderes públicos, incluidos el militar, al amparo de la Constitución de 1999 para ponerlos al servicio de la oligarquía gobernante. Este régimen mantiene todas las apariencias de una democracia, sin serlo realmente. Así el chavismo tolera partidos políticos opositores y hasta permite elecciones donde algunas veces admite su derrota todo lo cual es usado para legitimar al régimen en su conjunto.

La oposición política al chavismo desde 1999 ha fracasado reiteradamente en caracterizar los rasgos esenciales y definitorios del enemigo que dice combatir. La ausencia de una tesis política clara y viable para enfrentar al chavismo ha arrastrado a esa oposición por los caminos de elecciones, negociaciones, abstención, conjuras improvisadas, dando bandazos de una coyuntura a la siguiente, pero siempre regresando al punto inicial de retomar las negociaciones con el régimen.

Esa oposición venezolana representada por todos los partidos de la hoy MUD y/o Plataforma Unitaria ha terminado por convertirse en una oposición cohabitadora y legitimadora del régimen chavista y su pseudo legalidad. Incapaces de poder distinguir una crisis de gobierno de una crisis de estado siguen apostando por las formas electorales para salir de un régimen cuyos voceros han jurado no entregar el poder ni con votos, ni con balas.

Y esa es la otra clave definitoria del Estado Chavista, el uso sistemático de la violencia institucional y militar para imponerse sobre la mayoría de los venezolanos que abiertamente les rechaza. Contra esos mecanismos no hay forma de esperar un milagroso resultado electoral y menos aún esperar que ante una hipotética derrota el chavismo se desprenda del poder.

A pesar de la fuerza y la saña institucional que muestra el Estado chavista es una estructura débil montada sobre palitos de fósforos que se sostiene más que por su propia fortaleza militar por la debilidad e incapacidad de sus adversarios. 

La inocultable crisis económica que afecta por igual al lumpen y clientelas chavistas debería ser el detonante para impulsar un cambio político definitivo que aspire a algo distinto y mejor. Pero con una dirección política alejada de las realidades sociales, encerrada en sus negociaciones con el régimen, es imposible articular una estrategia de lucha que efectivamente logre sacar al chavismo del poder.

Se requiere de una nueva dirección política que se asuma como vanguardia de esa lucha y no cuya máxima aspiración sea convertirse en concubina del régimen. Lo que tenemos hoy en Venezuela es un remedo de oposición postrada ante los pies del chavismo.  Para todos los efectos es una oposición falsa o inexistente que solo busca hacerle el juego al régimen chavista en lugar de capitalizar sobre la crisis galopante que hoy se vive para lograr su derrota.- @humbertotweets 

jueves, 12 de enero de 2023

El viejo truco de las primarias

            Muy a pesar de que la falsa oposición y sus epígonos siguen empeñados en hacer de las primarias para escoger su candidato el tema central, la atención de la inmensa mayoría de los venezolanos se va por otras vías restando importancia a un evento que no cambiará lo fundamental en la política venezolana.

            El desinterés y la renuencia de los venezolanos en hacerse copartícipes con la maroma de la falsa oposición no son gratuitos. Es una extensión del rechazo a lo que la mayoría considera una política fracasada que sigue apostando sobre sus propias ruinas. La tesis de fomentar una suerte de cohabitación formal con el régimen bendecida con la participación electoral, sin condiciones ni garantías, es un camino que va con certeza de ningún lado a ninguna parte.

            Antes de embarcarse en la política suicida de primarias y elecciones la falsa oposición (toda la sopa de letras que integran la MUD y/o Plataforma Unitaria) le debe a todos los venezolanos una rendición de cuentas de su gestión política en los últimos veinte años. Antes que seguir pontificando sobre lo que se debe y no se debe hacer la falsa oposición tiene que someter a examen y discusión el resultado de sus fallidas políticas.

            Como si nada hubiese acontecido en las últimas dos décadas, esperando que la amnesia colectiva se imponga, la falsa oposición con el más absoluto caradurismo muta de una política fracasada a otra, sin dar explicaciones. Y quien se atreva a levantar dudas sobre la viabilidad de esas sospechosas posturas es acusado como traidor a la unidad. Como si la falsa unidad que invocan tuviese algún significado para los venezolanos.

            La falsa oposición tiene que mostrarle al mundo y a sí misma que representa algo más que un grupo de ambiciosos aventureros que se disputan con el chavismo el Campeonato Nacional de Corrupción. Las primarias de la falsa oposición son un intento para atribuirle barniz popular y cierta legitimidad a quienes operan desde los tinglados de la MUD y la llamada Plataforma Unitaria.

            Es totalmente irrelevante quien resulte escogido como candidato a levantarle la mano a Nicolás Maduro. Lo que realmente aspiran estas franquicias partidistas es demostrar que pueden movilizar gente en esas primarias y que esto a su vez valida un supuesto liderazgo nacional para seguir siendo los interlocutores con el chavismo.

            Pero, ciertamente, para lograr esto tienen que convencer y tratar de mover gente aunque sea con los argumentos más infantiles e inusitados. Pero luego de más de veinte años de retórica engañosa parece que y todo está dicho no hay nada nuevo que agregar al discurso de la falsa oposición. 

            Esta no es la primera vez, ni será la última, que la falsa oposición repita el mismo estribillo de un candidato único que podría ganarle al chavismo solo si la gente sale a votar. Muchas otras veces la gente ha salido a votar, pero mientras no haya condiciones ni garantías es difícil, imposible, aspirar a un resultado distinto.

            Luego de veinte años los venezolanos saben muy bien cómo termina esta historia. Por eso da igual que pongan ángeles, arcángeles y querubines al frente de esa tragicomedia electoral. Las primarias de la falsa oposición no interesan a nadie, solo a sus beneficiarios. Aunque reciclen las excusas se trata del mismo viejo truco, pero cada vez con caritas nuevas.- @humbertotweets

Chavismo contra sí mismo

            La bancarrota de la falsa oposición venezolana, hoy reducida al vergonzoso papel de mandaderos del régimen, abre nuevamente la posibilidad de ventilar los graves conflictos internos que atormentan al chavismo. Al no existir ninguna amenaza internacional y ante la desaparición de una oposición real los grupos que integran el ecosistema chavista pueden dedicar ahora sus energías en ajustar cuentas internamente y resolver quién será el principal repartidor del botín. Por ahora ese es un papel reservado e indiscutible para Nicolas Maduro, pero también es una posición apetecida por el Teniente Diosdado Cabello.

            En la medida en que la falsa oposición se ha ido debilitando hasta casi desaparecer las confrontaciones internas en los sectores civiles y militares del régimen chavista se han ido profundizando. Estamos frente a un proceso que se ha ido gestando simultáneamente con las negociaciones adelantadas por el régimen con la MUD.

            Las contradicciones que se observan no son únicamente entre los factores civiles y militares que se disputan el poder. Hay otra ruptura que se viene manifestando desde hace dos años entre las llamadas bases chavistas y sus cúpulas dirigentes.

            Hablar de bases chavistas es en realidad un eufemismo. En realidad el chavismo cuenta con ejércitos de clientelas que son pagados para parasitar el tesoro nacional. Sin embargo, las prebendas que reciben estas clientelas para pagar su fidelidad al régimen es en la forma de bolívares ultra devaluados que estos chavistas tienen que ir a gastar como el resto de los venezolanos.

            El desmantelamiento de la economía, la total destrucción del parque industrial y la desaparición de la industria petrolera son los logros de la revolución chavista bolivariana que han dejado a Venezuela como uno de los países más pobres del planeta. El descalabro económico expresado en la desaparición del bolívar y la dolarización de facto de la economía han llevado a muchas de estas clientelas chavistas a un estado de súbita toma de conciencia que comienza a cuestionar la viabilidad y estabilidad de este modelo fallido.

            Las protestas ocurridas el año pasado contra el manual de la ONAPRE y el intento de robo del bono prometido por Nicolas Maduro a sus propios empleados públicos chavistas llevó a muchos de estos militantes a hacer causa común con trabajadores no chavistas en jornadas de huelgas y manifestaciones. Al final el régimen no tuvo otra opción que retroceder ante una protesta que curiosamente unió a sus seguidores con quienes no lo son.

            El 2023 se inicia con protestas en todo el país que por su ritmo e intensidad prometen duplicar las del 2022. Maestros, trabajadores metalúrgicos y muchos otros segmentos de empleados públicos ya están en situación de protesta exigiendo la dolarización formal como una vía para sobrevivir el descalabro económico provocado por el chavismo. No hay que perder de vista la relevancia de estas protestas que tampoco pueden ser ecualizadas como protestas populares o de un pueblo que durante el chavismo se le ha negado sus derechos sociales solo por su filiación política.

            En los últimos 20 años la única credencial válida para entrar a trabajar en cualquier nivel de la administración pública era la fidelidad e incondicionalidad con el chavismo. La gran mayoría de quienes protestan en su calidad de empleados públicos son o fueron chavistas en el pasado aunque hoy por razones prácticas y comprensibles de supervivencia levanten su voz contra el régimen para exigir mejores salarios.

            Esta distinción por supuesto no le quita la fuerza y el potencial a una protesta que en un contexto mucho más amplio nos confirma una vez más que el chavismo como modelo político es absolutamente inviable hasta para sus propios seguidores. Algo parecido debe estar ocurriendo en el seno de las Fuerzas Armadas chavistas cuyos efectivos también están afectados por la crisis económica pero cuyos oficiales ven su carrera militar represada por décadas ante la desconfianza de sus superiores en promover ascensos.

            Una vez borrada la falsa oposición del mapa político la confrontación de unos sectores chavistas contra otros podría acelerar un abrupto e insospechado reacomodo dentro del régimen. Si estas contradicciones y enfrentamientos llevan o no a la caída definitiva del régimen dependerá de la capacidad de articular una verdadera oposición con la claridad de asumir un cambio radical de régimen político y no un mero cambio de gobierno.- @humbertotweets 

lunes, 9 de enero de 2023

¿Por qué siempre fracasa la falsa oposición?

            Hay un segmento de supuestos analistas y encuestadores en Venezuela que en lugar de producir materiales para tratar de entender y explicar la situación política se han reducido al papel de justificadores de los entuertos y fracasos de la falsa oposición.

Muchos de estos supuestos “análisis” vienen empaquetados como informes o reportes periodísticos para disimular su compromiso con campañas de propaganda que buscan lavarle la cara a la falsa oposición. Estas piezas que circulan masivamente por redes sociales coinciden en obviar la grave crisis de Estado que afecta a Venezuela y que bajo el chavismo amenaza con arrastrar al país a su colapso definitivo.

En su lugar estos “analistas” prefieren partir de un contexto artificial creado por ellos mismos según el cual el chavismo no es más que un mal gobierno que podría ser cambiado solo si la gente sale a votar masivamente por un candidato de la oposición. Este enfoque intenta validar la tesis electorera de la falsa oposición según la cual estaríamos frente a una mera crisis de gobierno que podría ser resuelta por la vía del voto en un contexto institucional y constitucional que garantiza los intereses de todos los venezolanos.

Esta tesis deja todo el peso de la decisión política en los poderes públicos del Estado chavista que son quienes en definitiva tienen la facultad para dictar la última palabra como se vió en el 2015 donde corrigieron su propio cortocircuito electoral amputando la mayoría calificada a la Asamblea Nacional y luego montándole una Asamblea Nacional Constituyente para legislar paralelamente. La pseudo legalidad de estas decisiones fue sustentada por el Estado chavista invocando un derecho sui generis que le otorga todas las ventajas a ellos y niega todas las posibilidades a los demás.

Mientras el régimen apoyado en el Estado chavista siga en el poder es ocioso aspirar a un cambio político sustancial mediante mecanismos totalmente controlados por el chavismo. Esto plantea una grave crisis de Estado que no puede ser resuelta por vía de elecciones ni siguiendo las formalidades de la Constitución de 1999.

Pero este es un punto que “analistas” y falsos opositores prefieren ignorar para enfocarse en el lucrativo negocio de las campañas electorales que alimenta las falsas ilusiones de cambio y termina incentivando una próspera industria que necesita elecciones como sea para poder prosperar.

Estos ideólogos de la falsa oposición que se nos revelan como propagandistas más que como analistas usan una retórica propia del marketing y de la psicología social para tratar de explicar la compleja situación venezolana en base a las etiquetas de carisma y popularidad. Se entretienen mirándose el ombligo y se preguntan con aparente candidez ¿Podrá la oposición democrática escoger a un candidato popular en unas primarias para oponerse al impopular Maduro? Mientras tanto la maquinaria estatal chavista se despliega en todos sus sectores y niveles para fabricar un resultado electoral e imponerlo “legalmente” al resto de los venezolanos.

La falsa oposición y sus epígonos son prisioneros de un pensamiento infantil que trata de explicar fenómenos complejos a través del marketing y resolverlos con jingles, slogans y mantras. Mientras no usen categorías propias de las ciencias políticas para entender la grave crisis de Estado que enfrentamos en Venezuela y construir una tesis para superarla, lo más probable es que los falsos opositores y sus justificadores sigan dando bandazos en un eterno círculo vicioso que termina siempre en lo mismo. De una negociación a otra, de unas elecciones a las siguientes, siempre preguntándose desconcertados por las razones de un fracaso que no terminan de entender.- @humbertotweets 

jueves, 5 de enero de 2023

Pagando la factura de México

            Quienes lamentan la desaparición del Interinato parecen vivir aislados en una burbuja desconectada de la realidad. Las viudas del Interinato, le atribuyen a ese fallido experimento una jerarquía política que nunca tuvo y sospechosamente lloran por su defenestración como si tuviese alguna significación para los venezolanos.

            El gobierno fallido de Juan Guaidó nunca logró las dimensiones de un verdadero Estado aunque al principio fuese reconocido por varios países y sobre todo por los Estados Unidos de Norteamérica. Por ejemplo ese “gobierno” nunca pudo ejercer su autoridad en un metro cuadrado de territorio y menos aún organizar una fuerza militar o policial.

Las decisiones y actos administrativos de ese gobierno de papel se limitaron a la asignación de contratos y el nombramiento de embajadores y funcionarios en las empresas propiedad de la nación venezolana, todos pagados con fondos de los activos de Venezuela en el exterior.

Inclusive en el frenesí del Interinato y el apogeo del apoyo de la comunidad internacional países como los Estados Unidos y Colombia seguían entendiéndose en los asuntos fundamentales  con el gobierno realmente existente en Venezuela que era el de Nicholas Maduro y no el de Juan Guaidó.

Tampoco el gobierno de Guaidó sirvió para articular luchas sociales y capitalizar el creciente descontento contra el régimen chavista. Pero aun desconectado de la política real, hundido en el pantano de la corrupción  y ensimismado en rutinas burocráticas el llamado gobierno interino seguía funcionando como tal gobierno solo en la cabeza de sus promotores y beneficiarios.

El vigoroso saqueo de los fondos públicos manejados por el Interinato parecía no tener límite en el tiempo y el espacio lo cual seguramente llevó a sus principales operadores a exclamar escuetamente que la vigencia del interinato había que mantenerla hasta que se lograran elecciones libres en Venezuela. Con el chavismo en el poder esto era lo mismo que invocar su permanencia para siempre.

Es público y notorio que los enfrentamientos por el reparto de los activos entre las franquicias partidistas de la falsa oposición provocaron la retaliación de los factores menos beneficiados en contra de Voluntad Popular  que ejercía de principal repartidor. Pero igualmente hay que incluir en el contexto que provoca la desaparición del Interinato las negociaciones que desde hace dos años viene adelantando la falsa oposición con el régimen chavista.

Aunque el chavismo no se ha comprometido esencialmente a nada en estas negociaciones la falsa oposición ha hecho todo tipo de concesiones al régimen chavista con tal y lograr reconocimiento y aceptación oficial. Además de participar en unas elecciones sin garantías ni condiciones la falsa oposición se ha convertido en garante ante los gobiernos de Los Estados Unidos e Inglaterra para que estos liberen los fondos que en el exterior le tienen congelados al régimen chavista.

Seria de una inexcusable ingenuidad ignorar que la cesación del gobierno interino también es parte del paquete de concesiones que la falsa oposición le hace al chavismo. Sorprende que haya voceros de la falsa oposición que hasta ayer celebraban a rabiar las negociaciones con el régimen chavista y hoy lloran amargamente por la desaparición del Interinato. ¿No se habrán enterado que una cosa levaba irreversiblemente a la otra?

Las negociaciones en México han creado una costosa factura que la falsa oposición está empeñada en pagar.- @humbertotweets

 

La batalla por los activos de Venezuela en el exterior

            La conformación del llamado gobierno interino de Juan Guaidó en enero de 2019 abría la posibilidad de articular un eje de lucha concreto contra el régimen chavista de Nicolás Maduro. El reconocimiento de varios países al Interinato y como consecuencia de ello el congelamiento del acceso de los activos de Venezuela en el exterior por parte del régimen chavista incorporaba la posibilidad de darle un sólido soporte logístico a la operatividad de ese gobierno transitorio cuya única tarea consistía en construir y ejercer una estrategia viable para sacar al chavismo el poder.

            Desde ese momento se inicia una pelea política y legal entre el gobierno de Maduro y el de Guaidó para lograr el control de esos activos. El reconocimiento de países como Estados Unidos e Inglaterra al gobierno interino de Juan Guaidó definió a su vez que sería este quien efectivamente controlaría estos activos.

            Los activos de Venezuela en el exterior están conformados por una constelación de bienes y recursos que pertenecen al Estado venezolano y están materializados en empresas, propiedades, dinero y oro que forman parte integral del tesoro nacional. Desde un principio saltaron las contradicciones propias de una situación caracterizada por su ambivalencia jurídica.

            Uno de los problemas que nunca fue resuelto fue la dualidad de tener en Juan Guaidó la representación del poder legislativo y el poder ejecutivo en forma simultánea. Esta contradicción fundamental que se estrella contra toda la doctrina jurídica que predica la separación de poderes fue simplemente burlada.

            Por otra parte la existencia formal de dos gobiernos distintos y contradictorios que invocaban el control de los activos dejaba en la práctica la decisión de su propiedad y posesión en manos del país donde esos activos se encontraban localizados. Sin embargo, al ser bienes públicos propiedad de la nación venezolana deberían estar sujetos al menos en teoría al control y gestión de órganos del poder público venezolano. Pero, ¿cuáles? ¿Al de Nicolás Maduro en Venezuela? ¿Al de Juan Guaidó en su república virtual?

            Esta indefinición provocó un limbo jurídico en virtud del cual el gobierno interino de Juan Guaidó designado por la Asamblea del 2015 no estaría obligado a rendirle cuentas a nadie, ni siquiera a la propia Asamblea que le había designado. Este vacío legal fue oportunamente aprovechado por los operadores políticos que en lugar de enfocarse en diseñar estrategias para sacar al chavismo del poder se enfrascaron en una lucha intestina por el control y el reparto de unos recursos que ya no podían ser usados por el gobierno chavista de Nicolás Maduro.

            De la confrontación entre el chavismo y el gobierno interino por el control de los activos se pasó a la lucha brutal en el seno de la falsa oposición por el reparto de los recursos y prebendas asociadas al manejo y gestión de los activos. Los casos más emblemáticos de corrupción en el ámbito de la falsa oposición serían los de Monómeros, CITGO y PDVSA.

            El botín en disputa y la perspectiva de manejarlo a discreción sin tener que rendirle cuentas a nadie fue motivo suficiente para hacer estallar en mil pedazos la fingida unidad de la falsa oposición. La disputa por el control de los activos de Venezuela en el exterior que no pueden ser accedidos por el chavismo es la verdadera razón que está detrás de la eliminación del gobierno interino de Juan Guaidó.

            Con esta decisión el ahora G3 (Primero Justicia, Acción Democrática, y Un Nuevo Tiempo) buscan arrebatarle el control de los activos a Voluntad Popular que fue el principal repartidor de prebendas al controlar la cabeza del Interinato.

            El G3 no disimula con falso rubor su apetito por ponerle las manos a los activos. La decisión de defenestrar al interinato ha sido cuidadosamente diseñada para reservarle a una comisión designada por la Asamblea Nacional del 2015 el manejo de esos activos. Una vez más, y tal como en su momento lo hizo Juan Guaidó, la Asamblea Nacional del 2015 sigue con la práctica corrupta de ejercer funciones de poder legislativo y poder judicial en forma simultánea. Es claro que esta comisión para la supuesta defensa de los activos en el exterior continuará la vieja tradición de no rendir cuentas ya inaugurada en el fallido gobierno de Guaidó.

            Desde el gobierno Interino se ha podido construir una estrategia para sacar del poder al chavismo con extraordinario soporte internacional, logístico y militar. Pero en lugar de ello estos falsos opositores decidieron hacer lo mismo que hace el chavismo en Venezuela: Saquear el tesoro nacional y de ser necesario sacarse las vísceras entre ellos sin piedad para asegurarse una buena tajada.- @humbertotweets 

lunes, 2 de enero de 2023

Ahora que eliminen la Asamblea Nacional del 2015

            La decisión de la mayoría de los miembros de la Asamblea Nacional del 2015 de eliminar el llamado gobierno interino no busca enmendar los errores del Interinato y menos los de la falsa oposición. La clara intención que tiene ahora el G3 de arrebatarle el control de los activos de Venezuela en el exterior a los operadores de Voluntad Popular es la mejor evidencia que estamos frente a un simple ajuste de cuentas.

La naturaleza política de la Asamblea Nacional del 2015 es la misma del ya fenecido gobierno interino. Al estar ambos integrados por operadores partidistas que se han beneficiado de “ser oposición” no se podía esperar una diferencia sustancial más allá del cambio de siglas y colores. La Asamblea Nacional del 2015 se ha manejado en la misma obscuridad que amparaba al Interinato a la hora de rendir cuentas. Ambos demostraron la más absoluta incompetencia a la hora de articular una verdadera política de oposición para enfrentar al chavismo y sacarlo del poder.

Hoy la mayoría del G3 (Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo) en la Asamblea nacional del 2015 se alzan contra el gobierno interino que ellos mismos fraguaron con Voluntad Popular por diferencias en el manejo y el reparto de los recursos asociados al Interinato donde la gestión de los activos de Venezuela en el exterior parecen ser el botín más preciado.

No se le puede hacer el juego a franquicias partidistas como Voluntad Popular (López), Vente Venezuela (Machado), Alianza Un Bravo Pueblo (Ledezma), Encuentro Ciudadano (Solórzano) y Causa R (Velázquez) entre otros quienes nos quieren obligar a tomar partido en la dicotomía entre buenos y malos donde los buenos serían el Interinato y sus epígonos y los malos los partidos del ahora G3. En esencia estos partidos que también se han beneficiado del negocio de ser una oposición conveniente al chavismo igualmente coinciden en la defensa del régimen político y pseudo legal de la Constitución chavista de 1999 la cual siempre invocan para basar su propia legalidad.

Estos partidos que ahora lamentan con nostalgia la desaparición del Interinato comparten responsabilidad en el fracaso de la falsa oposición que nunca pudo construir una política viable y efectiva de confrontación con el régimen chavista ni desde el llamado gobierno interino ni desde la Asamblea Nacional del 2015.

Se puede entender las razones prácticas que tendría VP para llorar amargamente por el desmantelamiento del Interinato y el adiós a los buenos tiempos de “embajadores” y “asesores” que se dieron la gran vida viajando por el mundo con dineros de los venezolanos. Pero las motivaciones de los socios minoritarios del Interinato (Vente, ABP, EC, y LCR) no resultan claras sobre todo cuando todos ellos están dispuestos a salvar al gobierno Interino de las graves acusaciones de corrupción en la que ellos seguramente no participaron.

La argumentación pseudo jurídica ofrecida por el G3 para desmantelar al gobierno interino basada en el vencimiento del periodo por el cumplimiento de lapsos legales también podría y debería ser aplicada a la misma Asamblea Nacional del 2015 cuyo periodo, según la Constitución chavista de 1999 que ellos defienden, ya estaría igualmente vencido.

Pero como lo que está en juego es quien se queda con el botín de los activos de Venezuela en el exterior veremos al G3 apelar por la misma lógica que en su momento usó VP: La legalidad y funcionalidad de la AN 2015 se prolongará hasta que en Venezuela haya elecciones libres, o sea por tiempo ilimitado. Y con ella la insólita pretensión de seguir manejando los activos en forma arbitraria y por tiempo ilimitado.

Desde la perspectiva de millones de venezolanos que ven con indiferencia y desprecio este ajuste de cuentas en las entrañas de la falsa oposición las razones políticas que justifican la desaparición del Interinato son las mismas que funcionan para eliminar la Asamblea Nacional del 2015. Ambos representan rotundos fracasos en el propósito de cambiar al régimen político chavista y compiten vigorosamente para superar en tiempo y eficiencia los ya colosales niveles de corrupción del chavismo.- @humbertotweets