jueves, 30 de marzo de 2023

PDVSA: La botija de Chávez

El control sobre PDVSA y la industria petrolera siempre le dio ventajas fiscales extraordinarias al Estado de partidos que existía antes de la llegada de Hugo Chávez al poder. En ese entonces se discutía sobre la pertinencia de mantener una industria, considerada estratégica, bajo el control del Estado (de partidos) o por el contrario privatizarla con un estructurado régimen impositivo que le transfiriera recursos al Estado

A pesar de que en la época del Estado de partidos la administración pública venezolana en todos sus sectores y niveles fue ultrajada en forma vulgar y grosera por las clientelas partidistas, parecía existir cierto consenso en torno a la idea de que PDVSA era algo así como una isla en la orgia de corrupción. De hecho se acusaba a su cuadro gerencial de convertirse en una suerte de oligarquía tecnocrática que en aras de la eficiencia le daba la espalda al pueblo. En realidad los presidentes en la etapa del Estado de partidos tuvieron la prudencia y la sabiduría de resistir las tentaciones y presiones de sus propias clientelas para prostituir a PDVSA.

Con todos los errores que haya podido cometer esa PDVSA, que los hubo, su gestión parecía eficiente y sólida más aún que la de los gobiernos a los que servía.

Esa PDVSA murió el día que Hugo Chávez llegó al poder y fue formalmente sepultada el día que Rafael Ramírez asume la presidencia de la empresa estatal. Ramírez tiene el indiscutible mérito de haber materializado el sueño de Hugo Chávez: Convertir a PDVSA en la caja chica, mejor dicho en la botija, del presidente para disponer de miles de millones de dólares a discreción para saquear en su beneficio y pagar las lealtades de sus propias clientelas. Todo esto al precio de desmantelar la capacidad operativa y de inversión de la empresa.

Lo que no se atrevieron a hacer con PDVSA los otrora infames gobiernos de Acción Democrática, Copei y Rafael Caldera II lo hizo con desenfado y espontaneidad Hugo Chávez. Así los grifos de PDVSA se abrieron como incontenibles chorros de dólares para nunca jamás cerrarse y sólo dejarían de funcionar el día que, ante el derrumbe de las plataformas petroleras, ya era prácticamente imposible seguir expeliendo ríos de petrodólares.  

La idea de una PDVSA reducida a la botija personal del presidente es lo que permitió financiar todo tipo de proyectos fracasados tales como las areperas socialistas y el regalo de comida a cambio de votos, programa cuya denominación ha cambiado de nombres en el tiempo pero no de propósito. De las arcas de PDVSA, y sin necesidad de rendir cuentas salieron, miles de millones de dólares para financiar al PSUV y enriquecer a los operadores políticos y militares del régimen.

La visión de Chávez en cuanto al manejo pirata e improvisado de PDVSA materializado por Rafael Ramírez ya ha adquirido con el tiempo el rango de política de Estado. Esto quiere decir que para el Estado chavista, independientemente de quien sea su presidente, no hay otra forma de operar que no sea mediante el saqueo sistemático y permanente de PDVSA o de lo que de ella queda.

Por eso a Rafael Ramírez operador fiel de Chávez lo sucede Tareck El Aissami en ese momento operador eficiente de Nicolás Maduro y cabeza de su propio clan dentro del régimen. Ya Chávez había inaugurado la ultra corrupta práctica de reunir en una misma persona varios cargos para evitar incómodos controles y facilitar los mecanismos de defraudación fiscal.

De la misma forma que Rafael Ramírez fue presidente de PDVSA, ministro y zar del petróleo, a Tareck El Aissami le correspondió jugar el mismo papel dentro del Estado chavista. Hoy cuando presenciamos la inmisericorde defenestración de El Aissami este es a su vez sustituido en similares condiciones por su antigua mano derecha Pedro Rafael Tellechea quien a su vez reúne la doble condición de presidente de PDVSA y ministro del petróleo. A Tellechea le corresponde continuar con la corrupción sistémica en un sector que a pesar de la crisis que vive Venezuela le sigue rindiendo dividendos al régimen. Suficientes para calmar temporalmente a sus sedientas clientelas y a sus impacientes operadores militares, ahora más preocupados que antes por la merma y la demora en los pagos, evidencias de que la botija se está quedando vacía.- @humbertotweets 

Primarias en manos del régimen

            En Venezuela, desde que Hugo Chávez asume la presidencia el Estado chavista no solo usó abundantes recursos para comprar fichas de la oposición, sino que además se aceitaron los mecanismos para influir política y económicamente en la agenda de los supuestos opositores al régimen político.

            Con una PDVSA manejada con los criterios que usaron Rafael Ramírez y Tareck El Aissami se pueden acumular astronómicas masas de dinero, no solo para que los operadores partidistas vivan muy bien sino también para financiar varias franquicias partidistas a la vez.

            Cuando decimos que la falsa oposición es controlada por el régimen chavista y no tiene la capacidad (o la voluntad) de organizar sus propias elecciones primarias no es por echarle agua sucia al conglomerado que integran los partidos del G4  y todos los representados en la llamada Asamblea Nacional del 2015. No más de la que ellos mismos decididamente se echan con sus propias malas conductas y dislates.

            Pretender escoger un candidato de la falsa oposición en primarias a sabiendas que no hay condiciones ni garantías electorales es una burda estafa a la gente que de buena fe podría creer que ese es un camino cierto para salir del régimen chavista. Y todos los candidatos que se prestan para este circo están refrendado la estafa con su nombre, su apellido y sus caritas felices.

            Por cierto, todos estos candidatos y partidos que auspician las primarias deberían actuar con la transparencia que nunca ha tenido el chavismo y explicar de dónde salen millones de dólares para financiar esas campañas en un país cuya economía ha sido desmantelada. Y el silencio ante esta pregunta solo puede levantar la gigantesca sospecha que es, una vez más, el régimen chavista quien en forma diligente provee los recursos para animar una fiesta electoral que de otra forma sería un solitario velorio.

            Además de controlar el ritmo de la campaña electoral de acuerdo al flujo de recursos hacia los partidos de la falsa oposición, el Estado chavista influye en el discurso electoral y lo que estos candidatos podrán decir y lo que no. A muchos de ellos, sino a todos, se les enreda la lengua a la hora de articular un mensaje que los diferencie de verdad de sus supuestos adversarios.

            A esto hay que agregar la gestión misma del evento del cual la propia Comisión Nacional de la Primaria ha tratado de explicar de mil maneras que sólo podría llevarse a cabo con la asistencia técnica del Consejo Nacional Electoral chavista. Bien sea por un tema de listado de electores, Centros de votación o conteo de votos (!), de una u otra forma el CNE chavista tendrá sus manos metidas en las primarias de la falsa oposición. 

            ¿Cómo se puede pretender que de allí salga una propuesta que de verdad sea alternativa al chavismo, cualquiera que ella sea? No hay excusas para seguir engañando a la gente. Las primarias de la falsa oposición no son otra cosa que la antesala de la mascarada electoral del 2024. @humbertotweets

lunes, 27 de marzo de 2023

Y ahora ¿qué se hace con Tareck El Aissami?

            La defenestración política de Tareck El Aissami ex Ministro de Petróleo de Nicolás Maduro parece increíble porque se trata de la cabeza de una de las mafias más importantes del régimen chavista.  Pero es real. Tan real como lo fueron la liquidación del general Raúl Isaías Baduel en tiempos de Chávez o la de Miguel Rodríguez Torres, Rafael Ramírez, y Luisa Ortega Díaz en tiempos de Maduro. En estos casos y en otros al principio costaba creer que el propio régimen estuviese dispuesto a sacrificar a sus operadores élite por razones diversas. Pero así como ha pasado antes corre ahora.

            La incredulidad de quienes aún no entienden lo que está pasando dentro del chavismo les lleva a perderse en una maraña de teorías, algunas de las cuales aseguran que se trata de una estrategia de Nicolás Maduro para darle tareas más importantes a Tareck El Aissami. Con suerte y habilidad El Aissami tendrá un destino mejor que el de Baduel o Rodríguez Torres. Lo que no se puede ocultar o disimular es que Tareck El Aissami cayó en desgracia dentro del chavismo y su recuperación es prácticamente imposible. Pero ¿por qué?

            A Tareck El Aissami y su clan el gobierno de Nicolás Maduro los acusa en primer término de la desaparición de más de tres mil millones de dólares producto de la venta irregular de petróleo venezolano en los mercados negros para tratar de burlar las sanciones impuestas por la OFAC de los Estados Unidos. Pero también se alega los vínculos de sus operadores judiciales con las megabandas “Tren del Llano” y “Tren de Aragua”.

            Sin embargo, de lo que se acusa hoy a El Aissami y su grupo es lo que todos los operadores del chavismo han hecho y siguen haciendo a lo largo de estas dos largas décadas. Periodistas de investigación de El Nacional, Armando.Info y otros medios han documentado hasta la saciedad los negocios sucios asociados a Nicolás Maduro, Cilia Flores, Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez, Diosdado Cabello, Nicolás Maduro Guerra entre muchos otros cuyos familiares y relacionados se enriquecen sin piedad del tesoro nacional solo porque tienen la oportunidad para hacerlo. Nada distinto a lo que ha hecho El Aissami y su banda.

            En cuanto a las conexiones y relaciones del chavismo y sus tribus con bandas y megabandas criminales en Venezuela se trata de una práctica inveterada desde tiempos de Hugo Chávez. Esta relación formal entre el chavismo y el hampa organizada le ha permitido a bandas criminales acceder a logística y operar en territorios que le son celosamente respetados por las policías del gobierno.

Hasta las cárceles venezolanas se han transformado en hoteles o resort 5 estrellas de los cuales ningún pran quiere salir. La posible vinculación entre Tareck El Aissami y su grupo con el hampa común no podría ser menor que la que en su momento tuvieron y mostraron con orgullo Iris Varela, José Vicente Rangel Avalos, Robert Serra y Eliecer Otayza, estos dos últimos fallecidos en extrañas circunstancias. Entonces ¿Por qué se escandalizan al revelar que El Aissami también hacía lo mismo y nada distinto?

            Pero, ultimadamente, la razón principal que se ofrece ante el ecosistema chavista para decapitar políticamente a Tareck El Aissami no es otra que cumplir cabalmente con la tarea de Estado que le asigno directa y públicamente Nicolás Maduro. Y es que para burlar las sanciones de la OFAC el gobierno de Maduro ha tenido que vender petróleo venezolano en los mercados negros en forma irregular. Estas son transacciones que no se pueden realizar y registrar en forma ordinaria para evitar su rastreo. Esto requiere la articulación de redes de testaferros, que combinando cuentas bancarias personales y comerciales con el uso de criptomonedas, puedan efectivamente mover esos dineros. Y además resulta plausible que al mover los recursos de un nodo a otro cada gestor en nombre propio, de su grupo o de la revolución se haya apropiado de sumas cuyas cantidades así como el valor del petróleo tranzado es imposible determinar o auditar. 

            Tres mil millones de dólares, que es la cantidad que se alega como evaporada, es mucho dinero. Mucho más de lo que se necesita para vivir como un magnate de por vida. Tres mil millones de dólares más conexiones claves en las burocracias civiles y militares del régimen chavista son suficiente poder para intentar buscarle un sucesor a Nicolás Maduro, no precisamente por vía de elecciones. 

            Entonces aquí se puede comenzar a ver con más claridad que lo que tenemos al frente no es la lucha contra la corrupción que invoca el régimen chavista.  El verdadero trasfondo de la decapitación política de Tareck El Aissami no es otro que el de las feroces luchas intestinas que se libran en las entrañas del régimen para resolver el inevitable tema de la sucesión o la continuidad.

            Debió -y aún debería- preocupar enormemente al gobierno de Nicolás Maduro la extraordinaria acumulación de poder político, económico y militar de Tareck El Aissami, suficientes para relevarlo a él mismo en la Presidencia.

            Una vez develado el plan y en plena marcha la campaña para desacreditarlo ante el universo chavista el gobierno de Nicolás Maduro tiene que resolver que hacer con Tareck El Aissami. Recetas como las aplicadas a Baduel y Rodríguez Torres son posibles, ya que todas están sobre la mesa. Tampoco se podría descartar un canje negociado al más alto nivel con el gobierno norteamericano.

            Por otra parte, la designación de Pedro Tellechea, ex mano derecha de Tareck El Aissami, como presidente de PDVSA no se puede interpretar como una concesión al capo chavista hoy caído en desgracia. Más bien habría que verlo como la transición a unas relaciones comerciales mejor definidas con los Estados Unidos, y facilitadas por la Chevron, en  virtud de las cuales, ya sin sanciones o con sanciones mucho más leves, la petrolera venezolana no tenga que acudir a los mercados negros para vender petróleo y lograr recursos en forma irregular para que el régimen siga funcionando.

            En esta nueva etapa los servicios de El Aissami ya no serán necesarios y su neutralización resulta esencial para mantener el forzado equilibrio en el convulsionado ecosistema chavista. Qué harán con él es otra cosa.- @humbertotweets

 

 

 

jueves, 23 de marzo de 2023

El Aissami en salsa a la cubana, Cabello en preaviso

            No podemos llamarnos a engaño. En las entrañas del régimen chavista no se libra ninguna batalla épica contra la corrupción administrativa y el narcolavado, precisamente porque el Estado chavista es una estructura que necesita del saqueo y del lavado de dólares para sobrevivir.

Entonces ¿A qué viene toda esta trama de denuncias y encarcelamientos de otrora súper poderosos operadores del régimen que hoy son acusados nada más y nada menos que de corrupción? La respuesta está en las luchas intestinas que desde hace años se libran en el régimen chavista que nada tienen que ver con lo ideológico o lo moral. Son guerras entre mafias que se disputan el control del régimen y se trata de episodios que algunas veces adquieren las características de ajustes de cuentas entre pranes inconformes con el reparto del botín.

Lo primero que hay que hacer es mantener la perspectiva del análisis sin perder de vista los aspectos fundamentales en la naturaleza del régimen chavista que se mantiene en el poder con prácticas gansteriles y criminales. Siguiendo esta línea es esencial recordar que el papel de Tareck El Aissami al frente del Ministerio del Petróleo fue precisamente orquestar múltiples operaciones irregulares para burlar el bloqueo económico al petróleo venezolano y lograr los recursos que le han permitido al régimen seguir operando.

Estas operaciones aunque ejecutadas por empresas y órganos del gobierno de Nicolás Maduro no podrían ser reflejadas en los libros de contabilidad como transacciones ordinarias sino más bien registradas con papel y lápiz tal como los malandros llevan las ventas de sus caletas.

Pero la gestión irregular e informal de más de tres mil millones de dólares no solo plantean niveles de complejidad que desbordan el lápiz, el papel y hasta el espacio destinado a su depósito. Son operaciones que por la prisa, la urgencia y la ausencia de controles incentivan a todos los intervinientes a quedarse con una tajada por los servicios prestados convencidos que no podrían recibir menos de cien años de perdón por hacer exactamente lo que todos hacen en el régimen chavista.

Y es que lo que Tareck El Aissami y su clan venían haciendo desde hace años es exactamente lo mismo que han hecho Nicolás Maduro, Cilia Flores, Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez, Vladimir Padrino López, Diosdado Cabello y muchos otros altos jerarcas del régimen. Todos han usufructuado el poder en beneficio personal, de sus familias y relacionados.

El descabezamiento de El Aissami y su grupo es una jugada preventiva de Nicolás Maduro y el clan de los hermanos Rodríguez, ayudados esta vez por Diosdado Cabello, para neutralizar a un poderoso operador con pretensiones de convertirse en el nuevo jefe del Estado chavista.

Los hechos de corrupción en PDVSA y en la Superintendencia de Criptomonedas que se le atribuyen a El Aissami y su clan fueron perpetrados siguiendo instrucciones del alto gobierno. En la pragmática chavista no hay problema en que El Aissami y sus compinches se hayan quedado con más de tres mil millones de dólares (¿Quién le lleva la cuenta a Nicolás y Cilia de lo que han saqueado?). El problema real y lo que preocupa al régimen chavista es que pensaba hacer El Aissami con todo ese dinero.

Es posible que estemos frente a un nuevo intento frustrado de defenestrar política y militarmente a Nicolás Maduro orquestado por operadores del régimen del grupo de Tareck El Aissami. En los mentideros chavistas se dice que El Aissami habría estado a unas semanas o días de asestar un golpe mortal contra Maduro, pero que este fue oportunamente abortado por los siempre eficientes servicios de inteligencia cubanos que siguen protegiendo a su ficha más preciada en Venezuela. No debe extrañar que a estas detenciones se sumen las de otros militares activos del grupo de Tareck El Aissami, encabezando la lista Nestor Reverol.

Lo que el G2 tiene reservado para El Aissami es lo mismo que recibió el general Raúl Baduel en tiempo de Chávez o Rafael Ramírez, Luisa Ortega Díaz y Miguel Rodríguez Torres entre otros, en tiempos de Maduro. Aunque todos ellos le sirvieron con lealtad perruna al régimen en algún momento se descuadraron por tratar de hacer jugada adelantada.

El tratamiento que prescribe el manual del G2 es una especie de espesa salsa a la cubana que contiene como primera medida el desprestigio y el linchamiento moral al acusar al antiguo operador de delitos de corrupción y traición a la patria. Esta campaña pavimenta el camino para el irreversible linchamiento físico como resultado plenamente justificado y aplaudido por las ya condicionadas clientelas gubernamentales.

Así fue como Fidel y Raúl Castro se quitaron de encima el peligro que representaba para ellos el general cubano Arnaldo Ochoa quien fue sentenciado y degradado precisamente por servirle al régimen cubano en operaciones encubiertas de narcotráfico. Algo muy parecido de lo que hoy el régimen chavista acusa a Tareck El Aissami y su grupo.

Si El Aissami tiene suerte y es habilidoso en negociar su rendición es posible que lo manden para el purgatorio, una especie de cuarentena o jugar banca por tiempo indefinido, donde terminan los operadores chavistas que se han ido descuadrando y no han querido o podido salir de Venezuela. Allí están hoy Elías Jaua, Iris Varela y Pedro Carreño entre otros. Diosdado Cabello sigue suelto pero cada día más disminuido. Está preavisado porque sabe que después de Tareck El Aissami él es el último que queda en esa lista.- @humbertotweets 

Los tuits de Tareck El Aissami

            Abundan las especulaciones y la propaganda disfrazada de “análisis” sobre la decapitación política de Tareck El Aissami, hasta hace unos días poderoso Ministro del Petróleo de Venezuela. Quienes no disponemos de información privilegiada sólo podemos atenernos a los elementos materiales que nos ofrecen los propios protagonistas que, concatenados unos con otros, nos ayuden a ganar perspectiva sobre el asunto.

            Por ejemplo, las denuncias por hechos de corrupción administrativa contra altos funcionarios del gobierno chavista no son nuevas. Muchas de ellas datan de hace muchos años atrás y han sido debidamente documentadas y publicadas por periodistas de investigación. El régimen ha ignorado la mayoría de ellas solo llegando a procesar algunos casos que reúnen condiciones muy especiales.

            Y estas condiciones no son precisamente las que tienen que ver con la moral o la honestidad sino más bien con la correlación de fuerzas internas dentro del régimen y el realineamiento de funcionarios que corren el riesgo de ser procesados judicialmente si y sólo si entran en contradicción con el régimen en su totalidad o con uno de sus grupos más influyentes.

            De lo que se acusa a Tareck El Aissami es de lo mismo que muchos funcionarios dentro del gobierno de Nicolás Maduro han hecho y siguen haciendo. La diferencia está en que la masa de recursos y conexiones que logró reunir El Aissami alcanzan para más, mucho más, que el disfrute de los placeres y lujos de una vida fácil.

La pregunta ingenua, pero totalmente pertinente, desde los predios de Maduro sería ¿Y qué piensas hacer con tanto dinero? Cualquier explicación es suficiente para que el frío le suba por la espalda al inquilino de Miraflores.

Una vez apresados sus principales lugartenientes y obligado a renunciar Tareck El Aissami publicó unos parcos y crípticos tuits, básicamente, aceptando su nueva desgraciada condición y su incierto futuro.

El segundo de ellos es particularmente revelador cuando dice: “...me coloco a disposición de la dirección del PSUV para apoyar esta cruzada que ha emprendido el Presidente @NicolasMaduro contra los antivalores que estamos obligados a combatir, hasta con nuestras vidas.”

Conocedor de las reglas de juego del régimen, El Aissami no se pone a la orden de los órganos de justicia como correspondería en un verdadero Estado de derecho. El Aissami se pone a disposición del PSUV y más específicamente de sus dueños quienes realmente tienen el poder de administrar justicia en Venezuela.

Como ya ha ocurrido otras veces, estas luchas intestinas para definir la correlación de fuerzas dentro del régimen pueden producir resultados definitivos e inesperados. Por eso en la parte final de su segundo tuit El Aissami admite que hasta la vida (la suya) está en juego.

El destino de Tareck El Aissami dependerá de su habilidad para convencer a sus jueces del PSUV que tanto dinero y recursos acumulados eran para beneficio personal y no para otra causa. Aun si tiene éxito, quedará la duda y será muy difícil para El Aissami restablecer sus relaciones y conexiones dentro del régimen al nivel que existían antes del 20 de marzo de 2023.- @humbertotweets

lunes, 20 de marzo de 2023

Primarias para lavarle la cara al régimen

            Poco importa la evidencia que ofrece dos décadas de tiranía chavista para continuar en el poder invocando no otra cosa que su propia y conveniente legalidad. Menos aún el siempre fraudulento aparato electoral del chavismo para dar la apariencia de una legitimidad que no existe. En suma, las condiciones irregulares que alguna vez permitieron la adjudicación de victorias electorales a Hugo Chávez, a Nicolás Maduro, no sólo no han cambiado sino más bien han empeorado. Esta realidad que resulta evidente e inocultable para la mayoría de los venezolanos es deliberadamente ignorada por los políticos de la falsa oposición y especialmente por aquellos embarcados en sus fantasías electorales.

            Es un insulto, por decir lo menos, que quienes están obsesionados con convertirse en el candidato de la falsa oposición le hablen a los venezolanos como si estos fuesen retrasados mentales. Con un discurso plagado de clichés y lugares comunes estos candidatos nos piden renovar la esperanza en una ilusión que solo puede llevar a más desengaño como ya se ha visto a lo largo de estos veintitrés años de pesadilla chavista. Haciendo más énfasis en su carisma unos y en su tolerancia con el chavismo otros, todos estos candidatos se saltan a propósito el tema fundamental y definitorio en el debate político venezolano que es el del Estado o el régimen político, y no el del gobierno.

            En otras palabras, estos candidatos a las primarias de la falsa oposición en forma cautelosa evitan abordar el tema del poder político que involucra todo un tinglado de instituciones militares, judiciales y electorales que no representan el interés nacional sino que por el contrario son el soporte pseudo legal del chavismo para imponerse sobre el resto de los venezolanos. Tocar estos asuntos significaría ponerse en situación de oposición real al régimen chavista con todas las consecuencias que ello pueda implicar.

            Por el contrario, los candidatos que participan en las primarias muy hábilmente se han centrado en un problema que parece real, pero no lo es. Para ellos todo se reduce al tema del gobierno, no del Estado, y más específicamente a ofrecer en el cambio del gobierno de Nicolás Maduro la solución mágica a una situación compleja que va más allá de la persona de Maduro porque en realidad se trata de múltiples estructuras y grupos que están operando a los cuales habría que despojar de su calidad de “Estado”.

            Tratar la crisis política de Venezuela como una mera crisis de gobierno que puede ser resuelta milagrosamente en unas elecciones le rinde dividendos a la falsa oposición y sus candidatos. Esto les permite seguir dando la apariencia de oponerse al chavismo, eso sí dentro de las rigurosas condiciones políticas y electorales que la legalidad chavista permite lo que en definitiva termina siendo una oposición inocua, inexistente, falsa pues.

            La misma lógica que anima a participar en unas elecciones fraudulentas, sin garantías ni condiciones, es la misma que operó en las protestas del 2016-2017 donde irresponsablemente se quiso hacer ver que unos muchachos armados con piedras y escudos de cartón podían derrotar a las fuerzas militares del régimen chavista que no dudaron en responder con tanques de guerra y bazucas en una masacre cuyo balance aún parece estar pendiente. Los más irresponsables se atrevieron a sugerir que hasta era posible que el chavismo se desprendiera del poder por puro pudor.

            En ambos casos, tanto en el 2016-2017 y ahora, la única razón para empujar en la dirección equivocada es el ejercicio conjugado de la demagogia y el voluntarismo. El engaño consiste en hacerle el juego al régimen chavista con la tesis según la cual respetando sus reglas de juego algún día habrá un cambio político en Venezuela por la vía electoral.  Esto a su vez se complementa con la propagación de fantasías e ilusiones de una suerte de poder mítico o hasta mágico que posee el pueblo para lograr que el chavismo renuncie al poder. Aunque hasta ahora ninguno de los candidatos a las primarias de la falsa oposición haya podido explicar cómo opera exactamente este tipo de milagro.

            Esto tiene que ver, por ejemplo, con temas específicos tales como ¿Qué hará el candidato de la falsa oposición cuando el Consejo Nacional Electoral chavista adjudique nuevamente la victoria a Nicolás Maduro? ¿Llamará al pueblo a protestar y enfrentarse una vez más a las fuerzas armadas chavistas? ¿O acaso esperará con los dedos cruzados que algún militar chavista se salga del guión político-militar para alinearse con la falsa oposición? ¿O quizás luego de tener otro baño de realidad haya que conformarse con pedirle al gobierno de los Estados Unidos, tolerante siempre con el chavismo, más sanciones (simbólicas) contra un régimen que impuso sus resultados electorales? Una vez más.

            Los reconocidos profesionales que integran la Comisión Electoral para las primarias de la falsa oposición en la voz de su presidente Jesús María Casal nos han dado la clave. Quizás para salvar su prestigio en el papel que han escogido jugar en esta trama los miembros de la comisión parecen estar de acuerdo en que se debe proclamar al candidato que resulte ganador, independientemente de si está inhabilitado o no para medirse con Nicolás Maduro en el fraude del 2024. 

            Y es que al proclamar a un candidato como María Corina Machado o Henrique Capriles Radonski la falsa oposición sencillamente no podría ni siquiera inscribir su candidato, por lo menos el ala del G3+1. Entonces lo que nos ha dicho Casal es algo que ya sabíamos. Toda esta orquestación no es más que una representación simbólica, un acto voluntarista de buena fe, frente a un resultado que desde ya es anticipado por todos incluso por los propios candidatos de la falsa oposición. A estos efectos es lo mismo que el candidato sea cualquiera de los inhabilitados por el régimen o Manuel Rosales y hasta Benjamín Rausseo.

Para ejercitar una oposición inocua y simbólica da igual que el candidato esté inhabilitado o no, porque al final todo se reduce al mundo de las formas, las apariencias y las abstracciones. En este reino de Narnia donde la fantasía niega la realidad, los falsos opositores, unos con ingenuidad otros con sinuosidad, le prestan invaluables servicios al régimen chavista lavándole la cara al hacerse parte de su circo electoral.- @humbertotweets

 

 

 

jueves, 16 de marzo de 2023

Chavismo y falsa oposición quieren “elecciones libres”

            No hay forma de edulcorar la descomposición ni de disimular la realidad. Por cualquier lado que se vea es imposible no caracterizar al chavismo y a su falsa oposición como dos expresiones de una misma manera absurda de hacer política que conduce irreversiblemente a la destrucción de Venezuela.

Aunque ambos se presentan como la antítesis del otro, la verdad es que chavismo y falsa oposición son las dos caras de una misma moneda que con formas diferentes comparten la misma esencia clientelar y oportunista de hacer política. No hay forma de explicar uno sin tener como referencia al otro, ha repetido mil veces Alberto Franceschi en sus análisis por YouTube.

Y es que así como el chavismo se nutre de la falsa oposición para legitimarse y sostenerse en el poder, está a su vez necesita de las dádivas y las prebendas del régimen para seguir operando como tal oposición. Atrapada en esta danza macabra Venezuela agoniza en manos de quienes dicen amarla al tiempo que la destruyen y de quienes dicen oponerse al régimen a tiempo que se arrastran a sus pies.

Para disimular su esencia corrupta y clientelar tanto el chavismo como su falsa oposición acomodan un discurso que intenta justificarse al menos ante sus propias bases clientelares. Es el engaño de la temporada que sigue siendo reciclado en las siguientes, una y otra vez, sin vergüenza ni rubor.

Los falsos opositores están obligados a jugar el papel de legitimadores del régimen chavista si quieren seguir cobrando por sus servicios. Para estos efectos están obligados a hacer todo lo que sea necesario para llevar a la gente a votar aunque ellos mismos admiten que no hay ni condiciones ni garantías para unas elecciones libres.

¿Cómo es que sin condiciones ni garantías y ante otro fraude garantizado la falsa oposición insiste en llamar a votar y convalidar ese espurio sistema electoral? ¿Cómo se puede justificar políticamente que es necesario someterse a unas elecciones no libres para lograr unas elecciones libres? La mascarada es evidente y la mayoría de los venezolanos prefiere ejercitar la abstención que prestarse para la farsa.

Por su parte el chavismo no se queda atrás y le da la vuelta al sofisma para asegurar que ellos también quieren elecciones libres…libres de sanciones, acota rápidamente Jorge Rodríguez para que su significado quede claro. Pero ¿de cuáles sanciones habla Rodríguez si las mentadas sanciones no fueron más que un saludo a la bandera que dejaron intacto al régimen y le toleraron seguir comerciando a través de países proxy?

Alguna angustia debe existir en el régimen cuando están tratando desesperadamente de convencer a sus clientelas que no se les puede pagar por culpa de las llamadas sanciones. Sin embargo, cada vez resulta más claro incluso para los chavistas, que las carencias económicas son atribuibles a la negligencia del régimen más que cualquier otra cosa.

Elecciones libres de sanciones es la falacia que a su vez usa el régimen chavista para justificar el abandono de las negociaciones de México al tiempo que intenta engañar a sus propias bases clientelares.

La idea de elecciones libres desde el chavismo o desde la falsa oposición tiene significados distintos pero ambos sintetizan el oportunismo y el clientelismo en su intento por seguir banalizando la política en Venezuela.- @humbertotweets 

Porque las primarias de la falsa oposición ayudan al gobierno

            Los políticos que se autodenominan de oposición se han embarcado nuevamente en una estrategia fallida. Sin aún poder resolver los asuntos que quedaron pendientes en México con el gobierno de Nicolás Maduro la falsa oposición se ha metido de lleno en unas elecciones donde lo único seguro es que no hay nada seguro.

            Porque sencillamente así son las reglas de juego del chavismo. No solo hay ausencia de condiciones y garantías para unas elecciones libres sino que además el cronograma y la fecha pueden ser modificados a discreción, como ya ha ocurrido en elecciones anteriores. El ventajismo, el uso de recursos públicos y las inhabilitaciones de posibles candidatos son parte de las condiciones que la falsa oposición acepta para poder medirse simbólicamente con el candidato oficialista.

            Siguiendo una lógica preñada de voluntarismo, según la cual solo bastaría un candidato unitario para derrotar a Maduro, la falsa oposición está organizando unas elecciones primarias para establecer quién entre todos los aspirantes tendría más apoyo y una vez seleccionado recibiría el apoyo del universo opositor.

            La idea de las primarias es heredera de otra idea que se ha vendido como salvadora y es la de la unidad de la oposición. Así las primarias serían una especie de mecanismo para formalizar la llamada unidad de la oposición venezolana.

            Sin embargo, el discurso y la oferta política de los partidos y aspirantes ha sido absorbida por esa “unidad” al extremo de borrar las diferencias entre ellos y reducirlos a un amasijo amorfo cuyos componentes se confunden y se mezclan promiscuamente, aunque tengan colores y siglas diferentes.

            Al saltarse la ausencia de condiciones materiales objetivas para ir por la vía electoral,  la falsa oposición con sus primarias no hace otra cosa que ayudar al gobierno chavista de Nicolás Maduro cuando necesita demostrar al mundo que a pesar de los conflictos Venezuela es un país donde existe un régimen político que más o menos funciona.

            No es como piensan algunos operadores de la falsa oposición que, a sabiendas de la desproporción que favorece al chavismo, se puede participar en esas elecciones para luego cantar fraude. Participar en esas elecciones implica una aceptación de las reglas de juego del chavismo, aunque luego se diga lo contrario.

            Pero quizás lo más grave con las primarias de la falsa oposición es que pone a todos los aspirantes, sin excepción, a promover y defender un régimen político que, mientras siga operando, seguirá produciendo los mismos resultados electorales. A estos efectos es irrelevante que vayan unidos o separados.

            El chavismo y Nicolás Maduro se benefician de esta ilusión voluntarista que en los últimos veinte años no ha llevado a ninguna parte y que, por el contrario, ha sido instrumental para prolongar la vida de un régimen político que políticamente ha debido desaparecer hace mucho tiempo.- @humbertotweets

lunes, 13 de marzo de 2023

La unidad como tesis política inviable

            Se puede entender la renuencia de la falsa oposición (MUD, Plataforma Unitaria) en hacer un balance de su gestión política ante los venezolanos. El debate sobre tesis y estrategias fracasadas para salir del chavismo sin la menor intención de rectificar solo podría conducir a acentuar más aún el rechazo por parte de los venezolanos.

            Lo que no se entiende es que estos operadores por un sentido del más elemental pragmatismo y oportunismo político no tomen las medidas para lograr su propia supervivencia y por el contrario siguen embalados por los caminos de una asegurada bancarrota.

            Y aquí hablamos no solo de la necedad de insistir en negociar con un régimen que no quiere negociar o de participar en unas elecciones sin condiciones ni garantías pero con abundante voluntarismo, aunque esto al final termine avalando al Estado chavista.

            A esto hay que agregar el diseño mismo de esa oposición como una supuesta unidad de factores partidistas que en teoría podría también unir a los venezolanos, incluyendo a los chavistas, para por la vía de esa sumatoria, eventualmente derrotar al chavismo.

            Con esa lógica han salido formulaciones tales como Mesa de la Unidad Democrática, Frente Amplio, Plataforma Unitaria, siempre haciendo énfasis en la idea engañosa de unir y sumar factores que acumulados logren ser más que el chavismo.

            Pero el resultado no ha sido la totalización de fuerzas políticas suficientes para disputarle el poder al chavismo. Esa unidad de la oposición es más un amasijo de siglas y colores en el cual se pierden las formas y no hay manera de distinguir el todo (la unidad como alianza política) de las partes (los partidos).

            Lo que es peor, la veneración de la inclusión y la tolerancia permiten que en nombre de esa unidad allí cohabiten factores ideológicos de todo el espectro político que va de la extrema izquierda hasta la extrema derecha, pasando por los defensores del relativismo y la ideología de género sin dejar por fuera, por supuesto, al chavismo originario.

            El resultado es una biocenosis de intereses ideológicos y pragmáticos enfrentados unos a otros e intentando coordinarse entre ellos para negociar con el régimen chavista. Lo que se le presenta a la gente no es una propuesta política y estratégica como alternativa al chavismo sino reacciones espontáneas y espasmódicas que siempre apuntan al corto plazo tales como negociar con el régimen o participar en sus elecciones fraudulentas aunque ambas opciones han fracasado una y otra vez.

            Quizás la Coordinadora Democrática tuvo un relativo éxito político superior al hacer más énfasis en coordinar factores partidistas y sociales respetando su fisonomía en lugar de  fundirlos a todos en una masa amorfa e incomprensible llamada unidad.

            La lucha contra el régimen chavista podría potenciarse con partidos políticos distintos que manteniendo su identidad programática e ideológica se puedan coordinar con otros partidos para unos asuntos, pero no para todos.

            Esto permitiría presentarle a los venezolanos propuestas diversas frente al modelo chavista y de la confrontación de ellas adoptar una que ofrezca la mayor potencia y viabilidad y por esas mismas condiciones se convierta en el referente para coordinar más que unir esfuerzos para lograr masa crítica y derrotar al Estado chavista.

            Es bueno recordar que en 1998 el entonces candidato Hugo Chávez no convocó a una unidad de la oposición frente a lo que él llamaba las cúpulas podridas de los partidos. Chávez presentó su agenda política, la cual no fue negociada con otros factores previamente, desde el MBR-200 en el marco de lo que él llamó el Polo Patriótico en el cual otros partidos giraban y se coordinaban sin otra opción que suscribir las tesis del núcleo que gobernaba ese polo.  Sin duda ese enfoque le dio más fuerza y coherencia en lo táctico y estratégico.

            Mientras esa oposición política siga prisionera de slogans, tuits y clichés tales como la idea engañosa de unidad, muy pocas probabilidades tendrá de convertirse en un verdadero referente en la lucha contra el régimen chavista. Tal como se ha visto en las últimas dos décadas.- @humbertotweets

 

 

jueves, 9 de marzo de 2023

Realidad contra fiesta electoral

            Es una verdadera tragedia para Venezuela que lo que, de otra forma, podría ser el momento de mayor debilidad del régimen precisamente ocurra cuando no hay una verdadera oposición y, lo que es peor, ni siquiera un movimiento sindical y gremial mínimamente organizado.  

La realidad del colapso económico sigue arrinconando al régimen chavista que se ha declarado incapaz para recuperar la economía que él mismo enterró.  La revolución bolivariana destruyó el bolívar como signo monetario y con él los salarios condenando a millones de venezolanos a vivir en la más absoluta pobreza.

El mentado milagro económico chavista disfrazado de Bodegones, restaurantes, y espectáculos públicos queda al desnudo cuando el venezolano que aún puede tener un empleo o una jubilación solo dispone de 5 dólares o menos para comprar la comida del mes. Según analistas la canasta básica estaría alrededor de los 400 dólares.

El diferencial de 5 dólares a 400 solo puede ser resuelto por la vía de la mendicidad, el mercado negro y las transferencias de dólares de familiares que viven en el exterior. Para quienes no pueden acceder a esas opciones solo queda escarbar comida en la basura, escena que por lo frecuente ya no impresiona a nadie en Venezuela.

Se salvan de este destino quienes trabajan para los partidos políticos, pero ni las furibundas, fanáticas y recalcitrantes bases chavistas están protegidas de la masificada y democratizada por su propio régimen.

El deterioro del salario se ha convertido en la epifanía de muchos chavistas que ahora están experimentando un despertar de su delirio bolivariano para súbitamente caer en cuenta que con el chavismo no es posible, ni lo será jamás, llegar a la tierra prometida.

No es casual que en la primera línea de las protestas y movilizaciones veamos a quienes aún son o hasta hace muy poco se autodefinían como chavistas. Haciendo un rápido paneo por las radios y la prensa regional vemos como ahora con más frecuencia aparecen venezolanos que identificándose como chavistas le exigen al gobierno de Nicolás Maduro en nombre de la revolución que indexe los salarios y dolarizar la economía.

Los operadores del régimen saben que sin industria petrolera operativa y sin otras industrias operando es imposible recuperar la economía. Y si el régimen emprendiera una rectificación tratando de enmendarse a sí mismo podría tomar hasta 30 años para ver algunos resultados según analistas.

El régimen ha logrado hasta ahora imponerse sobre el resto de los venezolanos apoyándose en sus fuerzas militares y sus bandas de colectivos. El problema es que la situación económica es tan grave que cada día es más difícil calmar el malestar y la impaciencia de sus propias clientelas civiles y militares cuyos ingresos cada día valen menos.

Si la fidelidad militar se resquebraja y la militancia chavista se lanza contra su propio régimen podríamos estar en la antesala de una versión inédita del 27 de febrero de 1989. Inédita, porque a diferencia de aquel, este podría marcar el derrumbe del régimen en cuestión de horas.

Este escenario probable y plausible puede llevar a un diferimiento indefinido de las elecciones, aunque para guardar las formas el régimen tendrá que encontrar alguna justificación más épica como un intento de golpe de Estado o de magnicidio. 

Lo cierto es que de aquí en adelante la terca realidad, que de alguna forma expresan las propias bases chavistas, es el peor enemigo del régimen.- @humbertotweets 

Los chavistas también protestan

            El gobierno de Nicolás Maduro está arrinconado, pero no por su falsa y complaciente oposición. Es el colapso económico, que ya no es posible ocultar, lo que efectivamente ha puesto al gobierno contra la pared motivando incluso a los chavistas más militantes a protestar contra su presidente obrero.

            Y es que los límites de la lealtad a una falsa promesa revolucionaria no podrían ser otros que la realidad misma de tener que sobrevivir con menos de 5 dólares al mes. Algunos operadores chavistas han apelado a la débil sofística de equiparar ese reclamo salarial a una conducta mercenaria impropia de revolucionarios.

            Pero el chantaje moral no ha funcionado y los chavistas salen a marchar contra su propio gobierno. Esto ha llevado a que en algunos estados desde las jerarquías oficiales elaboren listas de supuestos traidores, pero tampoco está funcionando quizás por la gran cantidad involucrada.

            El gobierno de Maduro ciertamente enfrenta una crisis económica que podría desembocar en crisis política con dramáticas e impredecibles consecuencias.  Pero a su vez es un momento de buenas relaciones con Washington y el peor de la falsa oposición sin rumbo y desacreditada. Con unas fuerzas militares que le siguen apoyando el gobierno en teoría no tendría nada que temer.

            Sin embargo, a lo que el gobierno de Maduro debe tenerle pavor es a sus propias bases, sobre todo si esas clientelas están molestas y fuera de control.

            La presencia activa de chavistas en las protestas por demandas salariales es el mejor indicio de la desmoralización de un sector que se siente burlado y, aunque parezca una contradicción, considera que es legítimo protestar contra su gobierno en nombre de la misma revolución.- @humbertotweets

lunes, 6 de marzo de 2023

Dirigentes esquiroles

            Hace unos días conversábamos con la periodista Patricia Poleo sobre la explosiva situación económica y social que vive Venezuela la cual ha provocado numerosas protestas y manifestaciones contra el régimen chavista, principalmente lideradas por el sector magisterial. Y es que para quienes aún no lo saben, o no les importa, un profesor universitario en Venezuela gana menos de 25 dólares al mes, mientras que uno de educación media tiene que conformarse con la modesta suma de 5 dólares. Estos valores propios de la revolución bolivariana se reproducen, manteniendo las proporciones, en otros sectores de la devastada economía.

            Como respuesta a la evidente pulverización del salario y ante la traición de los partidos de la falsa oposición, con su dirigencia gremial y sindical dedicada a la campaña electoral y no a la lucha social, han reventado protestas en todo el país exigiendo no solo reivindicaciones salariales sino también un nuevo tipo de sindicalismo no comprometido con los partidos políticos, y más específicamente con aquellos de la falsa oposición.

            En el contexto de este análisis yo le argumentaba a Patricia Poleo que como evidencia de la nociva y tóxica influencia de los partidos en la lucha gremial y sindical estaba la posición de Jesús Mendoza Morales, Presidente de la Federación de centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela, llamando a rechazar el paro de 48 horas convocado por FAPUV y otras organizaciones gremiales universitarias. 

            Según Mendoza Morales la FCU-UCV no apoyaría el paro universitario de 48 horas porque “...la paralización no es el camino, pues representa un mecanismo de lucha obsoleto e ineficaz para lograr las exigencias de los trabajadores universitarios”. Esta postura, por supuesto, pone a Mendoza Morales en contra de los trabajadores universitarios y alineado  con las tesis negociadoras y colaboracionistas con el régimen chavista que ejercita la falsa oposición venezolana. 

            A esta constatación la periodista Poleo me acota que eso es lo que se conoce como un esquirol, caracterización con la cual estoy de acuerdo porque precisamente un esquirol es un agente que actúa dentro del propio movimiento para sabotear y romper una huelga. Efectivamente Mendoza Morales, aunque no es profesor universitario, es parte de la comunidad universitaria que ha sido ultrajada en todos los sentidos por el régimen chavista frente a lo cual no se puede ser indiferente o complaciente.

Sin embargo, el presidente de la FCU-UCV, en nombre de la organización que representa, no solo se separa pudorosamente de la huelga de 48 horas sino que además se pone en contra de ella al calificarla de “obsoleta e ineficaz”. Y eso es lo que en la lengua española conocemos como un esquirol o rompehuelgas.

            El referido dirigente estudiantil rechazó el calificativo de “esquirol” básicamente ratificando su argumento inicial y agregando algunas razones adicionales para justificar su postura rompehuelgas como la correcta y enfrentada a la de quienes sí apoyamos el paro de 48 horas y otras jornadas de protesta de los profesores universitarios en particular y de los trabajadores venezolanos en general. 

Esto obliga a contrastar ambas tesis, no tanto para establecer si una u otra es correcta pero más bien para comprender la naturaleza y el propósito de cada una. Después de todo la postura colaboracionista y rompehuelgas de Jesús Mendoza Morales en contra de los profesores universitarios bien podría ser la tesis correcta, desde la perspectiva del régimen chavista. Veamos.

            En forma oportunista e insincera Mendoza Morales dice que apoya los reclamos del sector universitario. Seguidamente castra su propia idea aclarando “...pero no con paralizaciones, ni llamados a paro” los cuales considera mecanismos de lucha obsoletos e ineficaces. En su lugar propone lo que él denomina manifestaciones de calle pacíficas.

            Los profesores universitarios y los trabajadores venezolanos están cansados de estas demostraciones pacíficas y simbólicas frente a un régimen que se burla y banaliza la protesta.  Ante lo obsoleto e ineficaz que resulta la protesta cívica y pacífica para exigir sus derechos los trabajadores universitarios no tienen otra opción que presionar al régimen incrementado la protesta y paralizando sus actividades, todo según lo que establece la propia y contradictoria Constitución chavista de 1999.

            No se puede decir que un paro de 48 horas, o incluso un paro indefinido, le haga más daño a la Universidad venezolana que el daño que el régimen chavista le ha propinado a las universidades en estas dos décadas. La mera insinuación de esta idea solo busca enmascarar una postura colaboracionista con el régimen y rompehuelgas como si fuese una estrictamente académica.

Y es que precisamente el sentido de la protesta y el paro es presionar por condiciones materiales y humanas que permitan salvar la existencia de universidades como la UCV donde estudia Jesús Mendoza Morales. En otras palabras, si el sector universitario no se une para protestar por sus derechos la Universidad venezolana, como la hemos conocido, podría agonizar en lo que sería sin duda un triunfo de la barbarie que representa el régimen.

El tipo de protesta por el que aboga Mendoza Morales es una muy calculada  y comedida, que no fastidie al régimen mientras mantiene solo apariencias de sospechosa beligerancia. Una beligerancia retórica e inocua, pero además obsoleta e ineficaz, como forma de lucha. Por supuesto, el citado dirigente estudiantil preferiría comisiones negociadoras en lugar de un paro nacional universitario, abrazando la inveterada manía colaboracionista y negociadora que ha ejercitado la falsa oposición, cuyos resultados resultan tan inocultables como inobjetables.

No otro podría ser el destino de la Universidad venezolana si se escogiera la forma de lucha que nos propone Mendoza Morales, quien no puede, en forma conveniente, desdoblarse para actuar como presunto dirigente universitario en unas instancias y en otras como operador político del partido Fuerza Vecinal, otra variedad del elenco que conforma la falsa oposición.

Más allá de lo que el Presente de la FCU-UCV pueda decir lo que realmente importa es su conducta, lo que hace. El proceder de Jesús Mendoza Morales no es el de un preocupado dirigente universitario solidario con la protesta de sus profesores que ganan menos de 25 dólares al mes o angustiado ante el asalto de la Universidad venezolana por parte del régimen chavista.

El comportamiento de Mendoza Morales es consecuente con los intereses propios de un partido de la falsa oposición que busca desesperadamente colaborar con el régimen, no ayudar a recuperar el sector universitario. El argumento según el cual no se debe apoyar un paro universitario porque esto afecta a la universidad es el punto de conexión real entre la agenda del régimen (quebrar la protesta) y la de la falsa oposición (aparentar beligerancia).

Cualquier operador político, como Mendoza Morales, puede con facilidad y desenfado asumir este discurso desde la comodidad y los privilegios que le otorgan el ser un político profesional. Comodidades y privilegios a los cuales no pueden acceder los profesores universitarios porque, a diferencia del Presidente de la FCU-UCV, escogieron enseñar y no convertirse en esquiroles o gestores de clientelas partidistas.- @humbertotweets

jueves, 2 de marzo de 2023

Conciencia nacional contra barbarie

            La universidad venezolana, entendida esta expresión como el conjunto de todas las instituciones universitarias autónomas en Venezuela, ha sido uno de los objetivos a destruir por parte del régimen chavista como por supuesto no podía ser de otra manera.

En su empeño por democratizar las miserias el régimen chavista necesita una educación mediocre que ayude a reproducir una sociedad de imbéciles, terreno fértil para la falaz prosa chavista. 

La Universidad venezolana ha tenido que resistir con admirable estoicismo todos los intentos de destrucción por parte de la llamada revolución bolivariana. No solo se trata de negarle presupuesto o de intervenir en su funcionamiento al límite de violenta la autonomía universitaria. Es también la creación de otras presuntas universidades controladas por el gobierno que en un ejercicio militante de piratería donde para aprobar solo hace falta asistir o mejor aún mostrar el carnet de militancia en el PSUV.

Con esos criterios las universidades improvisadas del chavismo han acreditado médicos, ingenieros, abogados, etc. en forma democrática para distanciarse de lo que ellos con desprecio llaman la educación burguesa de aquellas otras Universidades con tradición que no se rinden ante la mediocridad.

En las próximas semanas la Universidad Central de Venezuela emprenderá el proceso para renovar sus autoridades luego del entrampamiento jurídico que le monto el régimen chavista para jugar a su desaparición. En situación similar se encuentran la mayoría de las universidades verdaderamente autónomas de Venezuela que por años no han podido elegir sus autoridades por la intervención del aparato judicial chavista.

Aunque no sabemos si esta vez la UCV y otras universidades podrán efectivamente recuperar esa parte de su autonomía que les ha sido arrebatada, se trata de una posibilidad que se abre para recuperar la vitalidad de la Universidad venezolana no solo en cuanto a sus tareas académicas sino también en cuanto a su papel en la confrontación barbarie chavista-civilización que se da en Venezuela.

Y es que efectivamente ante la bancarrota de los llamados partidos de la oposición (falsa) al régimen chavista la sociedad está en una búsqueda desesperada de nuevos referentes en la lucha política y social.

La Universidad venezolana energizada por nuevos liderazgos podría asumir ese rol tan necesario en la lucha irreductible contra el régimen chavista de convertirse en la conciencia nacional que como un refulgente torrente de luz destruye las sombras y la oscuridad que hoy arropan a Venezuela.

La conciencia nacional de la que hablamos no es un constructo metafísico o idealista, es más bien la expresión material de un esfuerzo articulado capaz de mostrar el camino y liderar la lucha para recuperar nuestra integridad social, política e histórica.

No necesitamos académicos que como egos diminutos se pongan al servicio de la falsa oposición y su agenda para ser vergonzosamente sus corifeos a cambio de promesas burocráticas.

Lo que necesitamos con académicos que con las armas de la racionalidad y el patriotismo se asuman como la fuerza capaz de recuperar la Universidad venezolana como primera medida para luego convocarnos a todos los venezolanos para defender lo que nos pertenece y que el chavismo está empeñado en destruir. 

Una Universidad renovada actuando como la conciencia nacional de Venezuela y en alianza con nuevos sindicatos y gremios, separados de toda influencia partidista pero con una claro compromiso patriótico y nacionalista, podría hacer mucho más para derrocar al régimen chavista que las tesis electoreras, negociadoras y fracasadas de la falsa oposición.- @humbertotweets 

Primarias y realidad

            Los partidos de la llamada oposición venezolana están empeñados en hacer de sus primarias el tema central de discusión. Pero hay una larga lista de asuntos pendientes que se dejan a un lado y que afanosamente ellos esperan que la gente no los recuerde.

            Al hablar de escoger un candidato unitario de la oposición, como la fórmula milagrosa para sacar a Nicolás Maduro del poder, se ignora, deliberadamente, la experiencia de las últimas dos décadas que constata la inviabilidad del voto como arma política mientras no haya condiciones ni garantías electorales.

            Pero más aún, se olvidan episodios recientes tales como el hecho de que la razón que invocó la oposición para justificar sus negociaciones con el gobierno chavista en México fue precisamente la discusión de las condiciones y garantías electorales para tratar de lograr unas más decentes y equitativas.

            Las condiciones para ejercitar la vía electoral son las mismas que han imperado desde 1999. Y si admitiéramos que quizás no son las mismas es porque han empeorado. Hasta el gobierno tomó el control de las franquicias partidistas vía Tribunal Supremo de Justicia.

            Sin hacer un balance de su fracasada gestión política en las últimas dos décadas y sin mayores explicaciones sobre el entrampado proceso electoral venezolano la oposición decidió embarcarse en unas primarias con la intención de participar, una vez más, en unas elecciones cuyo resultado en estas condiciones se puede fácilmente anticipar.

            Las primarias para escoger el candidato opositor es un asunto que sólo anima a las clientelas que están conectadas con los partidos y a quienes viven en los mentideros políticos. Más allá de eso, esas primarias no son más que una promesa vacía de contenido que no interesa a la mayoría de los venezolanos.

            Mientras los operadores políticos están ensimismados y fascinados mirándose el ombligo la terca realidad venezolana corre por caminos muy distintos.

            Los temas que ocupan hoy a los venezolanos son aquellos que tienen que ver con la realidad material de intentar sobrevivir al colapso económico que ha provocado el chavismo. Los asuntos que se discuten tienen más que ver con la economía, la comida, el salario, la inflación, la mega devaluación del bolívar, la dolarización, etc.

            La ausencia de los llamados partidos de oposición en estas discusiones ha sido ocupada en buena medida por protestas laborales espontáneas que en algunos casos han incluso obligado al gobierno a retroceder (reglamento de la ONAPRE).

            Con gremios y sindicatos aún atendiendo a la agenda electoral de los partidos se trata de luchas en estado primigenio que todavía no despliegan todo su vigor y potencia. Habrá que esperar por un necesario proceso de decantación en virtud del cual esas iniciativas sindicales y gremiales se deslastren de la influencia partidista. Pero sin duda esas protestas reivindicativas ofrecen un campo de lucha social mucho más fértil y conectado con la realidad que las fantasiosas primarias de la oposición.- @humbertotweets