lunes, 20 de diciembre de 2021

El fracaso de la AN 2015 y el Interinato

            Si es cierto, tal como hemos argumentado suficientemente, que el estado chavista dispone de una compleja maquinaria para seguir en el poder mediante el fraude electoral y el fraude político estamos obligados a explicar situaciones como la supuesta elección de la Asamblea Nacional en el 2015 cuando el órgano electoral chavista se la adjudicó en su mayoría a los representantes de la falsa oposición. ¿Cómo explicar esa situación si tomamos por cierto el hecho de que el chavismo dispone de todo el poder para fabricar resultados electorales? Solo basta que la sala de totalización del Consejo Electoral chavista anuncie un resultado para que este ya sea de por sí inauditable e inapelable. Entonces ¿qué pasó en el 2015?

            Nuestra tesis es que el Consejo Electoral chavista no hizo eficientemente su trabajo para articular el fraude electoral, como siempre lo ha hecho, y esto produjo un resultado inesperado. Digamos que el aparato para el fraude electoral  del estado chavista tenía algunas piezas sueltas y esto produjo una suerte de cortocircuito. Esta falla interna en el mecanismo de fraude electoral chavista fue reivindicada por los partidos de la falsa oposición como la prueba casi irrefutable de que si era posible derrotar al chavismo por la vía de los votos.

            No hay duda que millones de venezolanos se movilizaron a votar en el 2015 aún esperanzados en los cantos de sirena de la falsa oposición. Pero, como ya lo hemos explicado en otras oportunidades, la falla del fraude electoral fue inmediatamente corregida por el fraude político al activarse los órganos del estado chavista para quitarle la mayoría calificada a la falsa oposición en esa Asamblea Nacional y luego montando una Asamblea Constituyente como órgano legislativo paralelo. Esa voluntad política de los ciudadanos expresada a través de los mecanismos del régimen chavista quedó, una vez más, burlada.

            Sin renunciar a la tesis de que la falsa oposición siempre ha estado equivocada en sus mediatizadas formas de oponerse al régimen hay que reconocer que la movilización en el 2015 fue inmensa porque aún había esperanza en un cambio por la vía electoral. Pero una vez más la falsa oposición hizo lo que siempre ha hecho cuando la gente le da el voto. Los falsos opositores fueron incapaces de defender el espacio que millones de venezolanos les habían entregado. Ese desgano por liderar la lucha contra el chavismo siempre ha estado presente en todas las elecciones en las que ha participado la falsa oposición donde sus voceros, desde Manuel Rosales hasta Henrique Capriles, terminan llamando a la entrega y la resignación en fiel acatamiento a los números fabricados por el consejo electoral chavista.

            El entreguismo característico de la falsa oposición no es otra cosa que el mejor reconocimiento a la política real. Solo en un mundo de fantasía se podría esperar que el chavismo aceptara ser regulado por una Asamblea Nacional en manos de la falsa oposición. Pero más ilusos resultaron los parlamentarios “electos” en el 2015 cuando creyeron que la gente los había apoyado para hacerle las leyes al chavismo. Y la desconexión con la realidad alcanzó su paroxismo en enero de 2019 cuando la Asamblea Nacional del 2015 crea un gobierno de caricatura llamado interino con reconocimiento protocolar de varios países pero sin apoyo real en términos de política o geopolítica.

            El reconocimiento que países como los Estados Unidos e Inglaterra le han dado al llamado gobierno interino no ha sido útil para recuperar ni siquiera un metro cuadrado de territorio. Ese gobierno de papelillo y serpentina, carente de territorio en el cual operar, tampoco tiene una fuerza armada para actuar como un verdadero estado. Sin embargo, su existencia solo ha servido para fomentar escandalosos casos de corrupción como el de Monómeros y la malversación de los activos de Venezuela en el exterior, solo comparables con la depredación que diariamente perpetra el chavismo en Venezuela.

            Para medir el monumental fracaso de la Asamblea Nacional del 2015 y el llamado gobierno interino de Juan Guaidó hay que establecer unos parámetros. Lo que hay que establecer desde el principio es que el apoyo y el voto que la gente le dio a la falsa oposición no era para hacerle leyes al chavismo o tratar de administrar un gobierno en el aire que sólo es defendido por quienes forman parte de sus nóminas. Quienes en forma ingenua y desprevenida apoyaron a la falsa oposición lo hicieron, seguramente de buena fe, creyendo que estaban refrendando una dirección política para organizar las luchas que condujeran a sacar al chavismo del poder y no firmándoles un cheque en blanco a unos vividores de la política.

            Desde el punto de vista del objetivo político real y de las expectativas creadas sin duda la falsa oposición, con su Asamblea Nacional del 2105 y su gobierno interino devenido en hamponato, ha fracasado en forma rotunda. Gracias al papel de esa Asamblea Nacional y ese gobierno interino hoy el chavismo sigue en el poder sin un contrapeso real. El tiempo y las reiteradas negociaciones entre la falsa oposición y el chavismo han demostrado que lo que ha buscado la Asamblea Nacional del 2015 y el Interinato son formas de cohabitación y convivencia con el régimen chavista.

Lo que no ha sido un fracaso es el vertiginoso y rápido enriquecimiento de quienes han vivido guindados de ese racimo de cambures y ahora vuelven a invocar la constitución chavista de 1999 para seguir saqueando los activos de Venezuela en el exterior. Apoyar la continuación de la Asamblea Nacional del 2015 y el Interinato no es otra cosa que ir hermanados con los chavistas a ofrendar en el mismo templo de la corrupción y la barbarie que hoy desangra a Venezuela.

            Mientras tanto, y hasta que no se articule un verdadero eje de lucha contra el régimen chavista, millones de venezolanos instintivamente se refugiarán en la abstención electoral como la única forma digna y efectiva de castigar a los impíos de la falsa oposición y el chavismo.- @humbertotweets

sábado, 18 de diciembre de 2021

¿Cuáles gobernaciones le adjudicará el chavismo a la falsa oposición?

            Lo que habrá este domingo 21 de Noviembre es la adjudicación de unos cargos, no una elección. Pero esa adjudicación debe obedecer a un criterio y racionalidad que de alguna forma ayude a mantener al estado chavista y le permita avanzar jugadas y posiciones para los próximos años. Al arrastrar nuevamente a la falsa oposición al terreno electoral el chavismo logra varias cosas. Una de ellas es asegurarse que habrá una oposición electoral para neutralizar el descontento popular promoviendo iniciativas inútiles como participar en referendos y más elecciones.

            Esta vez el régimen tendría que considerar adjudicar cargos a la falsa oposición tomando en cuenta los reacomodos en esa dirección política luego de las peleas por el reparto del botín de Monómeros y la definición de quién será el candidato para prestarse a la estafa electoral presidencial del 2024. Además de la cantinflesca figura de Henrique Capriles el régimen necesita de otro agente en el seno de la falsa oposición que haga una suerte de contrapeso al candidato financiado con dineros de Monómeros Leopoldo López. No es que al chavismo le preocupe quién será el candidato de la falsa oposición para 2024 sino que necesita mostrar algo de drama y tensión para que esas elecciones tengan algo de credibilidad y justifiquen un resultado que para sorpresa de nadie mostrara a Nicolás Maduro como el “ganador” de esas “elecciones”.

            Además de usar estos eventos electorales para influir en la definición de la dirección política de la falsa oposición el régimen chavista debe continuar con la purga de todos aquellos factores no maduristas, fundamentalmente los asociados con Diosdado Cabello quien es el único que podría disputarle el poder por la fuerza a Nicolás Maduro. Esto quiere decir que aun entendiendo que el régimen chavista tiene todo el poder para imponer a todos los gobernadores y alcaldes es muy probable que le asigne unos cuantos a la falsa oposición lo cual significa sacrificar a algunos de sus propios operadores. ¿Pero quiénes podrían ser los sacrificados?

            En el seno del régimen chavista no todos los factores tienen el mismo valor. Hoy la triada Nicolás Maduro-Vladimir Padrino López-Jorge Rodríguez parece ser el sector que se impone, domina y arrincona al teniente Diosdado Cabello quien ha perdido todo su poder incluso en la Fuerzas Armadas Chavistas y está a merced de la piedad de Maduro o de un imponderable que súbitamente lo ponga como presidente de una transición orquestada con la bendición del Departamento de Estado Norteamericano y de la mano de su amigo y protector Thomas Shannon. Sin duda que serán los candidatos chavistas asociados a Diosdado Cabello los sacrificados para adjudicar esas gobernaciones a operadores de la falsa oposición.

Podemos examinar algunas entidades emblemáticas para ilustrar esta hipótesis sobre cómo podría funcionar el reparto o adjudicación de cargos el 21 de noviembre.

            Miranda. Esta es una entidad que no es probable le sea adjudicada a la falsa oposición. Será para el chavismo. ¿Por qué? El candidato del régimen chavista es Héctor Rodríguez protegido de Nicolás Maduro y ficha que será usada para confrontar y seguir devaluando la influencia del Teniente Diosdado Cabello en el seno del régimen. La confrontación aparente entre los candidatos de la falsa oposición y el final feliz entre Carlos Ocariz y David Uzcátegui no es más que el circo para animar la fiesta electoral.

Táchira. A pesar de que Fredy Bernal fue enviado al Táchira por Nicolás Maduro para ejercer el poder militar en la zona y entenderse con los grupos guerrilleros que operan en la frontera este operador tiene la doble cualidad de ser pieza de confianza tanto de Maduro como de Cabello. Y quizás sea ubicado más en la órbita de Cabello por sus afinidades de tipo militar. Por la cantidad de negocios que maneja el chavismo en la frontera y que pasan por la manos de Bernal no es probable que esa gobernación le sea adjudicada nuevamente a la falsa oposición. Es muy probable que sea para Bernal aunque se le vea como operador de Diosdado Cabello. La falsa oposición tendrá que conformarse diciendo que perdió porque iba dividida con dos candidatos, Leidy Gómez y Fernando Andrade.

Zulia. En las elecciones pasadas este estado ya le había sido adjudicado a Primero Justicia para sacrificar a un personaje no madurista que se desvanece en el paisaje chavista como Francisco Arias Cárdenas. Esta vez el régimen chavista podría darle esta gobernación a Manuel Rosales para darle oxígeno como figura estelar de la oposición y ponerlo a compartir escena con Henrique Capriles y Leopoldo López. Esta no sería una decisión difícil para el cogollo chavista ya que solo significaría sacrificar a Omar Prieto ficha de Diosdado Cabello.

Lara. Si el régimen chavista quisiera darle fuerza a otro de sus agentes directos en la falsa oposición podría considerar adjudicarle la gobernación de Lara a Henri Falcón. El candidato a sacrificar por el chavismo sería Adolfo Pereira ficha de Carmen Meléndez y Nicolás Maduro quien habría sido impuesto allí precisamente por su obediencia perruna y para hacer en forma oportuna lo que se pueda, incluso proclamar vencedor al propio Henri Falcón si así se lo piden. No podría ser casual que el chavismo esta vez haya decidido proteger a Carmen Meléndez mandándola a la Alcaldía de Caracas y no postularla para la gobernación de Lara.

            Municipio Libertador. Como consecuencia de lo anterior el Municipio Libertador es una posición clave que bajo ninguna circunstancia le será adjudicada a la falsa oposición. Ese puesto será para Carmen Meléndez, protegida de Maduro. Los candidatos de la falsa oposición, Tomas Guanipa y Antonio Ecarri, podrán luego echarse la culpa mutuamente por la derrota o culpar a la abstención.

La verdad es que estamos frente a un resultado que de antemano ya está cantado. La adjudicación final de cargos es una materia que será resuelta por el cogollo del régimen (Maduro, Padrino, Rodríguez) en las próximas horas y debidamente comunicada a la legendaria sala de totalizaciones del CNE para que a su vez su directorio (integrado por chavistas y falsos opositores) se la informe al país como resultados oficiales.- @humbertotweets

lunes, 13 de diciembre de 2021

¿Hacia dónde va la propuesta de María Corina Machado?

            La lucha para sacar al chavismo del poder se libra en varios frentes. Uno de ellos es la confrontación con el régimen chavista por todos los medios posibles para detener su efecto destructivo sobre la nación venezolana. Esto significa exponer con claridad la gravedad de la crisis que podría terminar con el desmembramiento de Venezuela y ganar apoyos en sectores civiles y militares para defender la integridad política y territorial de nuestra nación. Otro frente de lucha, quizás más importante aún, es precisamente la articulación y coordinación de fuerzas en torno a una propuesta eficaz y viable para enfrentar exitosamente al régimen chavista. Sin ideas ni estrategias claras seguiremos dando bandazos en la urgente tarea de sacar al chavismo del poder. Por eso todas las propuestas que se nos presenten como alternativas al chavismo tienen que ser examinadas y criticadas para determinar si nos ayudan o no a lograr el objetivo final.

            Luego de la farsa electoral del 21 de noviembre María Corina Machado presentó una propuesta para enfrentar la actual coyuntura política en buena medida definida por el descrédito y la bancarrota de la falsa oposición y su gobierno interino. El planteamiento de MCM se centra en las ideas de organizar una nueva dirección política de la oposición al chavismo que dirija la lucha para sacarle del poder y que esta dirección sea electa por los venezolanos. Es indudable que la propuesta refleja la genuina preocupación de la proponente para sacar al chavismo del poder. Pero, ¿elegir democráticamente a una nueva dirección política nos acerca a ese objetivo? Veamos.  

            ¿Qué es lo que podría diferenciar a esa dirección política tanto del chavismo como de la falsa oposición? ¿Qué es lo que en verdad nos desmarca del chavismo? Las diferencias, si son fundamentales, no podrían reducirse simplemente a un mero cambio administrativo de gobierno, con o sin elecciones, dejando intacto al régimen político sobre el cual se apoya este gobierno. Entonces, esto nos debe llevar a definiciones más complejas tales como si esa dirección política defiende o se deslinda de la constitución chavista de 1999 sobre la cual descansa todo el régimen político.

            Hasta ahora todos los partidos políticos, incluido Vente Venezuela de María Corina Machado, han defendido la tesis de enfrentar los gobiernos chavistas pero siempre apegados al marco que regula este régimen político y que está contenido en la constitución chavista de 1999. Estas dos décadas de lucha han demostrado que esa es la tesis equivocada. Oponerse electoral o políticamente al régimen chavista dentro de los límites de un marco jurídico hecho a su medida solo conduce a una perpetuación del chavismo. De nada valen elecciones, referendos o firmazos si todos tienen que pasar por las instituciones y normas de un estado diciendo para operar a perpetuidad.

            Más importante que elegir democráticamente a una nueva dirección política es definir primero una posición frente al régimen político chavista en su conjunto y no solo en cuanto al gobierno de Nicolás Maduro. Y aquí identificamos una diferencia sustancial con la propuesta de María Corina Machado. No es tanto la legitimidad lo que nos hace falta sino más bien la claridad de saber hacia dónde debemos ir. Una vanguardia política con ideas y estrategias claras podría ganar apoyo popular por la calidad de sus planteamientos más que por ser el resultado de una elección.

            Por ejemplo, la actual coyuntura está definida por la sustitución del estado nacional venezolano por el estado chavista y sus fuerzas armadas. Si esta vanguardia asume que estamos frente a una crisis de gobierno entonces lo más probable es que propongan elecciones con arreglo a la constitución chavista de 1999 como solución, Si por el contrario esa dirección política concluye que lo que tenemos al frente es una crisis de estado entonces lo más probable es que nos proponen una ruptura con el actual régimen político y no un gobierno de transición que deje intactas las estructuras políticas y militares del viejo régimen. ¿Cuál será la propuesta de esa dirección política?

            Además de una definición precisa en lo coyuntural es necesario un planteamiento programático que le presente a los venezolanos la antítesis de lo que significa la políticas clientelares y socialdemócratas del chavismo y la falsa oposición. Esa dirección política no puede ser concebida como una banalización de la crisis con la fórmula clientelar “aquí todos caben.” Esta propuesta debería interpretar el sentimiento mayoritario de los venezolanos en rechazo a toda política asociada con posturas de “izquierda” o formas agazapadas de clientelismo político. Esa dirección política tendría que ir por la vía contraria, por la vía de la derecha, si se le prefiere llamar de esa manera, pero dándole contenido a esa ambigua denominación con ideas claras en defensa de la patria, la familia y la propiedad. ¿Tendrá esa dirección política la claridad y la transparencia para desafiar la tiranía cultural de la izquierda aun cuando eso signifique “perder popularidad”?

            Hay otros aspectos de forma que resultan problemáticos en la propuesta de María Corina Machado. ¿Quiénes se presentarán a esa elección? ¿Quiénes pagarán sus campañas? ¿De dónde saldrá el dinero para pagar esa movilización? ¿Se puede hacer una elección de esa naturaleza, o de cualquier otra, en las condiciones depauperadas que hoy sufren los venezolanos? La propia María Corina refiere, en apoyo a su propuesta, las experiencias del firmazo del 2003 y el llamado referéndum popular del 16 de julio del 2017. MCM olvida mencionar que ambos fueron esfuerzos extraordinarios pero condenados por la vana ilusión electoral que no ayudaron en nada a sacar al chavismo del poder.

            En algo fundamental si estamos de acuerdo con María Corina Machado. Es urgente estructurar una nueva dirección política para coordinar las luchas que saquen al chavismo del poder. Nosotros agregamos, esa dirección debe ser civil y militar además de asumir  una posición frontal e irreductible de confrontación al régimen de 1999 y su constitución y construir sus tesis esenciales en torno a esta definición. Los venezolanos estamos hartos de elecciones. Lo que la gente reclama es un nuevo régimen político basado en la ley y el orden en defensa de la patria, la familia y la propiedad. Para esto no hace falta ir a una elección, sino tener las ideas y los valores claros. Estas podrían ser las banderas de María Corina Machado, si ella quiere. Y nosotros, sin reservas, la acompañaríamos.-  @humbertotweets

domingo, 12 de diciembre de 2021

¿Por qué la falsa oposición coincide con Rafael Ramírez?

            La falsa oposición representada fundamentalmente por las franquicias que controlan la Asamblea Nacional 2015 y el interinato (Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y la corte de partidos pedigüeños que les acompañan) sigue dando bandazos. Sin una propuesta viable para salir del chavismo estos operadores siguen haciendo negocios y lucrándose de elección en elección. Aún no había terminado el reparto de cargos el 11 de noviembre cuando ya los falsos opositores estaban anunciando su próximo negocio: El Referéndum Revocatorio.

            Empeñados en seguir buscando maneras de legitimar al régimen chavista ahora la falsa oposición apostará a los mecanismos establecidos en la constitución chavista de 1999 para supuestamente tratar de salir de Nicolás Maduro. No importa toda la evidencia acumulada a lo largo de estas dos décadas sobre la extraordinaria capacidad del régimen para orquestar un fraude electoral. Menos aún importa constatar que los órganos del estado chavista se han activado, y lo volverán a hacer, para que un evento de esta naturaleza no ponga en peligro la estabilidad del régimen. Esto incluye a un Tribunal Supremo de Justicia chavista preparado desde ya para producir sentencias favorables al régimen y a unas fuerzas armadas, también chavistas, cuyo vocero principal ha repetido hasta la saciedad que el chavismo jamás entregará el poder.

            Pero aun así las franquicias de la falsa oposición ya están movilizadas pidiendo dinero a Bolichicos y Boliburgueses para financiar esta nueva campaña. El objetivo es tratar de embaucar a los venezolanos con la estafa de que es posible sacar del poder con votos al chavismo y en el camino quedarse con masas de dinero en sus bolsillos. Pero esto es algo que ya hemos visto y seguiremos viendo para este y otros eventos electorales que contarán con la participación legitimadora de la falsa oposición.

            Lo que resulta curioso y no se puede dejar pasar por debajo de la mesa es el proceso que viene operando desde hace varios años donde la falsa oposición en su necedad de defender al régimen político coincide en sus posturas con el chavismo, más específicamente con el llamado chavismo originario.

            El chavismo originario es esa primera camada de operadores que acompañaron a Hugo Chávez hasta su desaparición. Allí hay civiles y militares que fueron los arquitectos de la Constitución de 1999 y el estado chavista. Una vez fallecido Chávez se configura un poderoso grupo dentro del estado chavista identificado como el madurismo cuya prioridad fue eliminar toda amenaza dentro del propio régimen político. Desde que Nicolás Maduro asume la presidencia se ha desarrollado una lucha intensa para purgar a elementos del chavismo originario en una combinación de neutralización física y política para eliminar a cualquiera que represente una amenaza al tirano de turno.

            Sin dejar de ser chavistas y blandiendo su lealtad a la constitución de 1999 el llamado chavismo originario se ha separado políticamente del gobierno de Nicolás Maduro con críticas a este por traicionar el legado de Chávez, o sea por no ser lo suficientemente chavista. Con estas credenciales esta suerte de disidencia del chavismo ha sido cobijada en el seno de la falsa oposición con espacio propio en la MUD y el Frente Amplio.

            En una primera ojeada podría parecer que el chavismo originario, ahora disidente del gobierno de Maduro que no del régimen chavista, estaría acercándose a las tesis de la falsa oposición a la hora de enfrentar a Maduro por la vía electoral. Pero no es así. Los chavistas originarios han sido y seguirán siendo chavistas dispuestos a defender el desastre de revolución bolivariana que nos dejó Chávez y está destruyendo a Venezuela. Ellos, que fueron los arquitectos e ingenieros de este régimen político, tienen que buscar en las entrañas de ese engendro las formas constitucionales y legales para tratar de sacar a Nicolás Maduro del gobierno. Es la falsa oposición la que, negándose a sí misma como una alternativa frente al estado chavista, corre desesperada a hacer causa común con el chavismo en la defensa del régimen político y sus órganos establecidos en la constitución de 1999.

            Esto explica que la falsa oposición en la estafa electoral del 21 de noviembre haya apoyado candidatos chavistas no maduristas y que a su vez el chavismo originario ahora disidente de Maduro haya llamado a votar por los candidatos de la MUD. Esto respondería a la pregunta ¿Por qué la falsa oposición coincide con Rafael Ramírez cuando éste propone un referéndum para revocar a Maduro? Los falsos opositores están suscribiendo la misma tesis de uno de los fundadores del estado chavista que busca un mero cambio de gobierno pero dejando intacto al resto del régimen político.

            La defensa política y electoral del estado chavista y su constitución es el punto de encuentro entre las dos versiones de la falsa oposición (interinato y alacranes) y las dos versiones del chavismo (madurismo y chavismo originario). La cantidad aritmética pareciera mostrar 4 grupos enfrentados entre sí, pero aquí lo que está operando es más bien una cantidad lógica que por sus posturas en defensa del mismo régimen político se reducen a una sola posición.

            En los próximos meses veremos a los operadores de la falsa oposición codo a codo con Rafael Ramirez y su combo haciendo campaña para tratar de revocar a Nicolás Maduro, pero no para sacar al chavismo del poder.- @humbertotweets

jueves, 9 de diciembre de 2021

El negocio de ser “oposición” en Venezuela

            En teoría se podría caracterizar a la oposición en Venezuela como al bloque que se presenta como una alternativa política frente al chavismo. Pero para tener el mérito de ser alternativa frente al régimen chavista debe diferenciarse en los aspectos fundamentales con tesis que nos permitan a los venezolanos salir de la crisis terminal en la que nos ha metido el chavismo.

Si los planteamientos y acciones de esa oposición no conducen a librarnos del chavismo entonces difícilmente podremos reconocerle como alternativa. Es más, la cualidad de ser opositor al régimen también estaría cuestionada al tratarse simplemente de un bloque político cuya máxima aspiración no es sustituir al estado chavista sino convivir con él.

            Y es que el tema  que debería estar en el centro del debate no es como salir electoralmente del gobierno de Nicolás Maduro sino más bien como derrocar por la fuerza al estado chavista. Se trata de dos perspectivas claramente diferenciadas y antagónicas. Una apunta a buscar una transición dentro del mismo estado chavista que cambie el gobierno y deje las estructuras políticas y militares intactas. La otra, por el contrario, propone la sustitución del estado chavista para regresar a lo que una vez fue el estado nacional venezolano.

            Lo que en realidad debe definir si se es o no oposición en Venezuela es la posición que se asuma frente a la constitución de 1999 y al estado chavista que de ella se deriva. Atribuirse el título de “oposición” simplemente porque se participa en unas elecciones cuyo resultado termina aceptando y reconociendo al régimen político en su conjunto es otra cosa, menos oposición. La extensa red de gobernadores, alcaldes y concejales que el régimen chavista le ha adjudicado a la “oposición” a lo largo de estas dos décadas en elecciones fraudulentas actúan como agentes sostenedores del régimen chavista y lo que menos quisieran es su destrucción.

            Grupos mediáticos controlados por esos partidos y por el propio régimen insisten en llamar a estos operadores políticos “oposición”, En rechazo a esta falacia el saber popular venezolano los ha rebautizado merecidamente como la “falsa oposición” porque no han sido ni serán alternativa frente al régimen chavista. Por el contrario, su papel es muy eficaz a la hora de legitimar a un régimen que permite una disidencia controlada, porque la disidencia real es aplastada a sangre y fuego.

            Hacer política en Venezuela desde los espacios de la falsa oposición le permite a estos operadores una serie de beneficios e inmunidades que a la larga resultan ser magníficos incentivos para un estilo de vida muy diferente al del resto de los venezolanos. La actividad del régimen chavista y la falsa oposición se sostiene sobre más o menos un 10% de la población que actúa como clientela de esos partidos. Esos son los “activistas y militantes” que al igual que sus jefes viven de la política y de los negocios que de ella puedan derivar desde una gobernación, una alcaldía o concejalía según sea el caso.

            Este 10% es el pequeño grupo que se moviliza para trabajar en las elecciones por los partidos del régimen o se presta para ir a votar a cambio de pequeñas dádivas o incentivos como formas de pago a diferencia de quienes ostentan el status de “dirigentes” quienes por supuesto tienen acceso a maneras más sofisticadas de corrupción y enriquecimiento ilícito. Además de los dineros que el estado chavista le reparte a la falsa oposición vía gobernaciones y alcaldías están los cuantiosos recursos que el gobierno interino y los partidos opositores que lo controlan han manejado a discreción para beneficio de sus operadores.

            En realidad, ser la oposición oficialmente reconocida al régimen dentro de lo que el estado chavista permite ha sido un magnífico negocio para estos traficantes de la política. Por eso ellos podrán seguir negociando y saltando de una elección a otra (¡ya viene el revocatorio!). Porque sus necesidades básicas ya están resueltas. Las urgencias de estos políticos de la falsa opción y del chavismo no son las mismas de la gran mayoría de los venezolanos que a diferencia de estas camarillas no viven de la política sino de su propio trabajo. Esta será la fibra moral indispensable para reconstruir a la nación y al estado venezolano, ciudadanos honestos y trabajadores no vividores de la política.- @humbertotweets

lunes, 6 de diciembre de 2021

Barinas en las guerras intestinas del chavismo

            No se puede tratar de explicar lo hoy pasa en Barinas desde lo anecdótico y superficial. Es preciso regresar a las definiciones básicas que caracterizan la esencia y funcionamiento del régimen chavista. Lo hemos dicho muchas veces y habrá que repetirlo muchas más. El estado chavista, que sustituyó al estado nacional venezolano, fue diseñado en la constitución de 1999 como un régimen político que a pesar de sus apariencias electorales jamás cederá el poder por vía de elecciones. Esto lo han dicho hasta la saciedad los voceros más calificados del régimen incluidos Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez, Vladimir Padrino López, Diosdado Cabello y muchos más.

            Para llevar adelante esta política que les permita seguir en el poder para siempre el chavismo ejercita una combinación de fraude electoral y fraude político. El fraude electoral es perpetrado por el Consejo Electoral chavista cuya sala de totalización anuncia resultados irreversibles e inapelables.  Pero antes de llegar a la sala de totalización hay una larga cadena de manipulaciones en los cuadernos de votación, máquinas, mesas, redistribución de circuitos, etc. todas coordinadas para favorecer a los candidatos del chavismo o mejor decir para producir resultados que convienen a quienes controlan el estado chavista.

            El fraude electoral (el de los números) está empotrado en otro fraude de mayor envergadura y es el fraude político (el de las instituciones). Las instituciones y órganos del estado chavista (ejecutivo, judicial, legislativo, electoral y militar) se coordinan para producir decisiones y sentencias con base a la pseudo legalidad del régimen que a su vez se apoya en la Constitución chavista de 1999.  Al reservarse la potestad de decidir cuando algo es legal  o no, a través de sus órganos, el régimen puede seguir cambiando las reglas del juego político a su conveniencia sin que alguna vez su existencia se vea amenazada por la legalidad que él mismo se ha fabricado a su medida.

Esta articulación de fraude electoral y fraude político ya la hemos visto en acción muchas veces a lo largo de estas dos décadas. Lo que el fraude electoral no es capaz de resolver dentro del sistema es corregido por las instituciones que perpetran el fraude político. El referéndum del 2007 y la elección de la Asamblea Nacional el 2015 son claros ejemplos de fallas del fraude electoral que inmediatamente fueron corregidas por las instituciones del estado chavista. En el caso del 2007 Hugo Chávez de todas formas terminó imponiendo por vía de decretos lo que había sido rechazado en el referéndum. Y a la Asamblea Nacional del 2015 el estado chavista no solo le quitó la mayoría calificada sino que además le montó una Asamblea Constituyente para que actuara como un poder legislativo paralelo.

La farsa electoral que se repite cada cierto tiempo, con la participación de la falsa oposición, cumple varios propósitos. Por una parte le otorga cierta credibilidad a un sistema donde la camarilla gobernante participa en elecciones,  “pierde” y reconoce el resultado (el caso de las gobernaciones y las alcaldías). Por otra parte también opera como un mecanismo de inclusión de la falsa oposición que muy entusiasta participa del clientelismo del estado chavista. Grandes masas de dinero van a parar a los bolsillos de los falsos opositores a través de gobernaciones y alcaldías con la bendición del chavismo.

Pero estas “elecciones” también tienen otro propósito y es el de ajustar cuentas en la lucha interna que protagonizan diferentes bandos chavistas. En el más reciente fraude electoral el chavismo decidió adjudicar la gobernación del estado Zulia al falso opositor Manuel Rosales, sacrificando al candidato chavista Omar Prieto básicamente por ser una ficha de Diosdado Cabello. En el Táchira hacen ganador a Freddy Bernal con menos de 2 mil votos frente a Laidy Gómez como un mensaje para que revise sus afinidades con Cabello. Sin duda, el caso de la gobernación de Barinas es el más dramático de todos porque se trata de otro evento, en una larga cadena, donde el madurismo se deslinda del chavismo originario en este caso representado por Argenis Chávez quien solo recibió una tibia muestra de solidaridad por parte de Diosdado Cabello.

En los casos de Zulia y Barinas, el régimen chavista disponía de todo el poder para hacer ganador a sus candidatos con cualquier cantidad de votos. ¿Por qué no lo hizo? Porque se trata de episodios en las guerras intestinas que se libran por el control del estado chavista. Lo de Barinas le rinde dividendos al chavismo y la falsa oposición. El régimen se cubre con un manto de credibilidad al reconocer que aun controlando todo el sistema puede perder elecciones y reconocerlo. La falsa oposición por su parte reivindica su prédica que con votos si es posible salir del chavismo.

Ambas posiciones quedarán al desnudo el 9 de enero de 2022 cuando, por vía de fraude político y electoral, se imponga como ganador al madurista Jorge Arreaza  y el relevo del chavismo originario por el madurismo siga su curso en el seno del régimen.

            Entonces se verá con más claridad que la falsa oposición nunca ganó nada que de antemano el régimen chavista no estuviera dispuesto a concederle. Lo que es más, el celebrado triunfo de Freddy Superlano solo sirvió para seguir dirimiendo la confrontación Maduro-Cabello y para defenestrar a la familia Chávez en Barinas. Cuando los órganos del estado chavista proclamen al candidato “ganador” en Barinas también se verá mucho más claro, una vez más, que no es precisamente con votos como saldrá el chavismo del poder.- @humbertotweets

jueves, 2 de diciembre de 2021

Fallas por diseño en el régimen chavista

            Con la situación que se ha presentado en el estado Barinas luego del fraude electoral del 21N han regresado envalentonados quienes defienden las salidas electorales y negociadas a reivindicar el voto como la única salida posible frente al desmadre del régimen chavista. Después de todo fue con votos que se derrotó a un bando de la familia Chávez en Barinas, dicen. Y completan el silogismo agregando: “Esto significa que si vamos con una sola propuesta (Referéndum Revocatorio) o con un solo candidato de la oposición (López o Rosales) es posible ganarle al chavismo”. Como este tipo de falacia será de uso cada vez más frecuente en los próximos dos años vale la pena examinarla para entender su perverso propósito.

            El argumento de que con votos la falsa oposición ganó las gobernaciones de Barinas, Cojedes, Nueva Esparta y Zulia, además de un generoso puñado de alcaldías, no es más que una variación de la misma falacia que ya antes hemos escuchado. Se trata de un recurso propagandístico que circula muy rápido cuando se usa para demostrar que durante el régimen chavista la falsa oposición también ha ganado elecciones y que cobra más fuerza aún cuando se le coteja con situaciones como el referéndum del 2007 (que Chávez perdió) y las elecciones parlamentarias del 2015 donde el chavismo le otorgó la mayoría nominal de la Asamblea Nacional a la falsa oposición aunque luego, como era de esperar, le arrebató todo el poder. Sobre estos eventos se monta la campaña para vender la ilusión que algún día el chavismo entregará el poder si es derrotado por los votos.

            Este tipo de discurso se centra en el tema del fraude electoral y reduce la complejidad de la trama chavista a un mero asunto de “condiciones electorales.” Si tan solo hubiesen más auditorías, cuadernos de votación depurados y actualizados, representación paritaria en las mesas de votación…y si la gente sale a votar entonces se le puede ganar al chavismo. Pero este argumento ignora deliberadamente un fraude de mayor entidad y es el fraude político como rector de todo el proceso cuyo único objetivo es mantener al chavismo en el poder.

El fraude político opera cuando las instancias del propio estado chavista se coordinan y articulan para producir decisiones, basadas en la pseudo legalidad de la constitución de 1999, que corrigen o completan el trabajo no resuelto por el fraude electoral. Esto lo hemos visto varias veces en estas dos décadas de chavismo. Aunque la propuesta de Hugo Chávez en el Referéndum del 2007 salió derrotada todo su contenido fue luego impuesto por vía de decretos presidenciales y sentencias del Tribunal Supremo de Justicia chavista. Quizás el caso más emblemático de una “victoria” de la falsa oposición sea la elección de la Asamblea Nacional del 2015 donde el Consejo Electoral chavista le adjudica la mayoría de los puestos a la falsa oposición y luego los órganos del estado chavista le quitan la mayoría calificada y le montan nada más y nada menos que una Asamblea Nacional Constituyente para que actúe como cuerpo legislativo paralelo y el único reconocido oficialmente.

Para ser consecuentes con esta línea de análisis tenemos entonces que preguntarnos ¿Si el régimen chavista tiene todo el poder material para manufacturar votos a la carta como es que permite resultados aparentemente “adversos” como los de 2007, 2015 y toda la larga lista de gobernaciones y alcaldías que han sido adjudicadas a la falsa oposición en estos veinte años? Estas supuestas anomalías dentro del sistema del régimen político chavista no son azarosas ni casuales, ocurren por diseño y operan como una necesaria válvula que regula y controla la participación de la falsa oposición que acepta engolosinada validar todo el sistema a cambio de que se le otorguen algunas concesiones. A esto hay que agregar el no menos valioso recurso propagandístico que significa decir dentro y fuera de Venezuela que el chavismo también pierde elecciones y por eso hay que seguir votando.

            Es probable que la máquina para fabricar resultados electorales no estuviera operando en su habitual nivel de eficiencia y esto produjo resultados inesperados en elecciones importantes como las de 2007 y 2015. Pero estos fueron inmediatamente corregidos por el propio sistema en forma legal, sin aviso y sin protesto.

Aunque el jefe del estado chavista (ayer Hugo Chávez, hoy Nicolás Maduro) es quien controla todos los cables de esa maquinaria a veces como resultado del natural juego de tendencias e intereses dentro del mismo régimen esos cables se cruzan y producen estas anomalías que le dan cierta variedad y color al desértico paisaje chavista. Por ejemplo, la adjudicación de gobernadores y alcaldes a la falsa oposición además de lograr un efecto inclusivo de estos socios del régimen se ha convertido en una forma de ajustar cuentas en lo interno del chavismo. Lo vimos el 21 de noviembre pasado cuando aun teniendo todo el poder para imponer sus candidatos el chavismo resolvió darle la gobernación Zulia a la falsa oposición y sacrificar a Omar Prieto ficha de Diosdado Cabello.

En el Táchira, si hubiesen querido habrían podido hacer ganador  por más votos a Fredy Bernal, otra ficha de Diosdado, en lugar de ponerlo como un gobernador que casi pierde. En Barinas han podido ahorrarle la humillación a la familia Chávez y darle todos los votos a Argenis Chávez. ¿Acaso alguien puede dudar que tienen el poder para hacerlo? Nosotros especulamos en estas mismas páginas que podría tratarse de una forma de darle un incentivo al grupo de Leopoldo López para que se integrara por completo al régimen al tiempo de quitarse de encima a toda la familia Chávez.

Lo que no hay que perder de vista es que el régimen chavista, ahora controlado en su totalidad por Nicolás Maduro y su camarilla, ha provocado nuevamente una anomalía esta vez para liberarse de los compromisos con la familia Chávez y argumentar que en este sistema el chavismo también pierde lo cual ayuda a legitimar al régimen. Y pueden tener razón porque si se repiten las elecciones en Barinas el nuevo gobernador no será Argenis Chávez ni un chavista originario vinculado a la familia Chávez, sino muy probablemente una ficha de Nicolás Maduro. Así el relevo del chavismo originario por el madurismo en el seno del régimen sigue su curso apoyado en esos pequeños accidentes electorales que parecieran cosas del destino pero que están fríamente calculados.- @humbertotweets