viernes, 29 de abril de 2022

La bancarrota del maniqueísmo político

            Desde la época en que Francis Fukuyama publicó su libro “El fin de la historia” se repite con insistencia el estribillo de que estamos frente a una crisis de las ideologías y doctrinas políticas. Tomando como referente la tesis de Fukuyama una cierta élite política y financiera abrazó la idea del globalismo como modelo político que, ante el agotamiento de las ideologías tradicionales para resolver los problemas entonces, ofrece democracia para todos los pueblos como la nueva ideología para gobernar al mundo.

La idea de la democracia como la panacea para resolver los problemas de los pueblos es impuesta en forma global sin respetar historia, cultura o procesos internos a cada estado como la única forma aceptable de modelo político. Y para simplificar el argumento que trata de explicar fenómenos mucho más complejos de la política se apela a la clásica dicotomía maniquea entre el bien y el mal donde la democracia es el bien y todo aquello distinto que se le opone por defecto siempre será el mal. Esto es lo que el filósofo español Gustavo Bueno explicó como fundamentalismo democrático.

Este fundamentalismo democrático, como cualquier otro tipo de fundamentalismo, se explica y se soporta a sí mismo en una forma que hay que aceptarlo sin ninguna discusión desde el principio. Esta doctrina deja claramente establecido que cualquier crimen de guerra cometido por un estado democrático o los abusos cometidos contra sus propios ciudadanos en la política doméstica siempre estarán justificados por ser perpetrados por la democracia. Es cierto que en estos estados democráticos hay una división de poderes que aparentemente funcionan como contrapesos pero esto solo adorna las exposiciones académicas porque no funciona en la realidad. Y como esos mecanismos son insuficientes e inefectivos para resolver los problemas prácticos se dice que la democracia es imperfecta y como tal hay que aceptarla aun a pesar de sus errores. También se habla de corregir el déficit democrático con más democracia aunque nadie pueda explicar cómo se hace eso.

Estas llamadas democracias que operan en realidad como oligarquías en un estado de partidos han adoptado la ideología globalista que al igual que la idea misma de democracia es presentada como el bien supremo que se opone a todo lo que no se le parezca y que representa el mal. Esta visión dicotómica de procesos políticos y sociales complejos resulta funcional a los efectos de la propaganda pero se convierten un verdadero problema cuando los políticos y los estadistas se creen sus propias fabricaciones metafísicas y,  lo que es peor, las usan como insumos para tomar decisiones.

Las ideologías tradicionales y otras nuevas interpretaciones del mundo siguen operando en el terreno de cada estado y a escala mundial, en unos casos con más o menor fuerza. Lo que definitivamente ha estallado es la simplificación dicotómica y maniquea de izquierda y derecha como una forma de explicar la política. Dependiendo de la posición que cada quien escoja emic, una representa el bien y la otra el mal o viceversa. Todo esto reforzado por productos culturales como el cine y la televisión donde las tramas se simplifican a una confrontación entre buenos y malos muy útil para el entretenimiento pero ineficaz para abordar la política.

La mejor evidencia que podemos presentar sobre la bancarrota del maniqueísmo político es precisamente la guerra entre Rusia y Ucrania. Esta confrontación ha obligado a la fuerza un realineamiento mundial de fuerzas políticas y sociales más allá de las simplonas etiquetas de izquierda y derecha. Por ejemplo, ¿cómo se podría explicar en términos de la política la posición de VOX, partido supuestamente de la derecha española, ahora haciendo causa común con el gobierno de Pedro Sánchez y el PSOE en su política pro OTAN y en contra de Rusia? ¿Cómo se podría explicar el apoyo de regímenes que se denominan a sí mismos como izquierdistas al gobierno de Vladimir Putin calificado como fascista y de derecha? ¿Quién está a la izquierda y quién a la derecha en el conflicto Rusia-Ucrania?

En realidad hay muchas guerras que se están desarrollando en forma simultánea. La confrontación entre la idea de estado nacional vs. globalismo; el cambio de la identidad sexual y las ideologías de género, el desmembramiento de la familia como parte esencial de cualquier estado nacional, por tan solo citar algunas. Estas guerras representan la verdadera confrontación ideológica que la dicotomía izquierda-derecha ya no puede explicar. Ahora habrá que buscar los elementos constitutivos de una política para entenderla, clasificarla y criticarla antes de satanizarla o bendecirla a priori. Podemos reinterpretar a Clausewitz diciendo que las guerras en el sentido militar son la continuación de las contradicciones políticas que no han podido ser resueltas de otra forma.- @humbertotweets

lunes, 25 de abril de 2022

Las Fuerzas Armadas chavistas buscan un nuevo líder

            Las Fuerzas Armadas son otro de los pilares fundamentales del Estado chavista. El chavismo sigue en el poder por la desnaturalización que sufrió la Fuerza Armada Nacional que la transformó en el brazo armado del régimen abandonando todas sus funciones de defensa nacional y orden público. Hugo Chávez logró desmantelar a la antigua FAN disolviendo sus estructuras de mando (¡Más de 3 mil Generales sin tropa!) y alentando la corrupción como forma de asegurar la lealtad de oficiales que en un ejercicio militante de complicidad encubren las fechorías de unos y otros.

            Varias veces hemos explicado cómo esta Fuerza Armada chavista opera como un sofisticado ecosistema donde interactúan diversidad de grupos, clanes y logias con las más variadas especialidades de corrupción que incluyen malversación de fondos públicos, tráfico de drogas, contrabando, prostitución, narcolavado, venta de armas y tecnología a la guerrilla colombiana y grupos paramilitares, minería ilegal, alianzas con megabandas, etc. La tolerancia y estímulo de este tipo de actividades entre la oficialidad es la forma que usa el régimen para “pagar” bonos e incentivos a un salario que de otra forma resultaría insuficiente para vivir.

            Esta política laxa con la corrupción entre oficiales militares también permea hacia la base de la pirámide. Para los soldados rasos, que por su condición no pueden participar en empresas criminales más complejas, están reservadas actividades ilícitas de menor monta tales como el cobro de peaje para compra de gasolina o simplemente por saltarse una cola para comprar lo que sea. Esto sin duda no alcanza para redondearse un salario robusto como lo hacen sus oficiales superiores creando las condiciones para que estos elementos, sin ningún enfado, se dediquen al robo ordinario en varios casos incluso usando sus armas y prendas militares.

            Ya sabemos que el régimen no perdona a sus militares disidentes para quienes tiene reservado el ajusticiamiento como lo hizo con el General Raúl Isaías Baduel. Por eso a nadie sorprende cuando detienen oficiales por razones políticas. Lo que sí llama la atención es que desde hace un cierto tiempo las propias instancias del régimen chavista han comenzado a detener y enjuiciar a civiles y militares de sus propias filas por crímenes y hechos de corrupción.

            Lo que podría parecer una contradicción o cambio de seña en realidad es el desarrollo natural de conflictos entre los grupos que operan dentro del Estado chavista y más específicamente dentro de sus Armadas. Además de los dos poderosos bandos que se enfrentan por controlar el Estado chavista (los de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello) hay muchas otras pequeñas bandas que operan como satélites de esos dos cuya presencia atraviesa todas las instancias del Estado chavista fundamentalmente en sus poderes judicial, militar y electoral.

            Cada vez que nos presenta militares detenidos por contrabando de gasolina lo más probable es que sea el pase de factura de un grupo contra otro por un mal reparto de dividendos. Cuando vemos a un juez dictar sentencia contra un chavista corrupto quizás se trate de uno que se afilió al bando equivocado. Un resultado electoral que favorezca a la falsa oposición posiblemente haya sido concebido para sacar del juego a un adversario interno dentro del chavismo.

            El deterioro moral y material de las Fuerzas Armadas, entre los otros poderes del estado chavista, es el que más nos interesa seguir y estudiar porque definitivamente cualquier evento político relevante que haya de ocurrir en Venezuela necesariamente tendrá que pasar por ese entramado militar para su aprobación o desaprobación. En otras palabras, no es posible concebir ninguna ecuación política en Venezuela que no incluya como factor decisivo a sus actuales fuerzas armadas, podridas, corruptas e incompetentes en sus tareas pero las únicas realmente existentes.

            El precio que paga el chavismo para asegurarse la fidelidad perruna de estos oficiales es sacrificar la dignidad, la eficacia y el profesionalismo de un cuerpo militar presto a linchar a la población civil pero completamente inútil a la hora de defender el territorio y la soberanía. El resultado es un cuerpo totalmente desacreditado ante la población cuyos efectivos son sorprendidos robando bancos y cajas CLAP pero incondicional con el gobierno de Nicolás Maduro de la mano del General Vladimir Padrino López quien, aunque cansado y enfermo, parece tener el control de hilo que conecta a todos los grupos dentro de las FAN para mantenerlos en un forzado equilibrio.

            Es lógico pensar que no todos los militares activos son chavistas, ni todos los oficiales chavistas son corruptos. Aunque desde afuera nos parezca que son la mayoría. Aun admitiendo que la mayoría de los oficiales hoy está afiliado a algún tipo de logia o grupo que condicione sus decisiones y opiniones lo más probable es que el 90% o más de esa Fuerza Armada por mero espíritu de cuerpo e instinto de supervivencia esté pensando cuáles podrían ser las vías para no perder sus privilegios y hasta lograr más. Hasta ahora Padrino López ha logrado sortear con habilidad las dudas y temores de la diversidad de grupos que operan dentro de las FAN. Pero, ¿hasta cuándo?

            Al igual que ocurre en el poder judicial a la hora de escoger los magistrados al TSJ, la macolla de Maduro y los hermanos Rodríguez tienen que pensar y repensar que oficiales estarán en el Alto Mando militar y el CEOFANB y a cuáles se les dará mando de tropa. Solo hay opción para los comprobadamente maduristas, los químicamente puros, porque para los que son genéricamente chavistas ya no hay chance.

Cada vez es mucho más difícil encontrar Generales y comandantes que no sean sospechosos de haber albergado alguna vez un mal pensamiento contra Maduro. La prudencia y sabiduría de Padrino López le aconsejó a Nicolás Maduro no volver a asistir a eventos públicos con militares de sus propias fuerzas armadas. Y tiene razón. Desde hace tiempo esa Fuerza Armada anda buscando un nuevo líder, uno que le ayude a sobrevivir como cuerpo sorpresivos e insondables eventos dentro de la propia “revolución”.- @humbertotweets

jueves, 21 de abril de 2022

La sucesión de la sucesión

            El retardo en la designación de los magistrado del Tribunal Supremo de Justicia chavista tiene que ver con la luchas intestinas que se libra dentro del estado chavista y los justificados temores de Nicolás Maduro de ser desalojado del poder por su propia gente. En realidad el telón de fondo de esta crisis del chavismo es resolver en algún momento y de alguna manera la sucesión de la sucesión dentro del Estado Chavista.

Más allá de su retórica populista adornada con triunfos electorales fraudulentos Hugo Chávez en vida dio pasos concretos para eternizarse en el poder. De haber continuado con vida el chavismo habría hecho cualquier maroma jurídica dentro de su propia pseudo legalidad para justificar la reelección de Hugo Chávez ad infinitum.  Este ha sido el camino escogido por tiranos como Hugo Chávez y Fidel Castro para quienes su supervivencia física y la de sus planes políticos dependen de seguir controlando los hilos del poder. En otras palabras, la vitalidad de su proyecto político está atada a la racionalidad de morir aferrado a una posición de autoridad suficiente que garantice inmunidades para sí mismo, su familia y su camarilla frente a previsibles venganzas y pases de factura.

En el caso de Chávez el hecho sobrevenido de su enfermedad diagnosticada como fatal puso al Comandante en la difícil situación de aún en vida tener que escoger a su sucesor. Podemos especular sobre las razones que tuvo Chávez para escoger a Nicolás Maduro y no a Diosdado Cabello o a su hermano Adán Chávez, pero la tarea sería poco útil para explicar la coyuntura de hoy. Lo que sí podemos hacer es tratar de reconstruir la visión pragmática que tuvo Hugo Chávez para darle continuidad a su proyecto partiendo de la propia selección de Nicolás Maduro como su sucesor y del posicionamiento de este en los últimos años como la cabeza visible y, al menos públicamente, indiscutida del Estado chavista.

Por supuesto a la hora de juzgar al régimen chavista no vamos a justificar las políticas y medidas de Hugo Chávez, pero sin duda hay una gran diferencia entre el gobierno de Hugo Chávez y el de Nicolás Maduro. A pesar de estar sometidos ambos a la misma presión internacional Chávez logró mantener a flote la economía y la industria petrolera a diferencia de Maduro que gobierna sobre las ruinas de un país destrozado cuyas miserias afectan a su propia clientela chavista de civiles y militares. Sin duda, la Venezuela de Nicolás Maduro sucumbe y es peor que la de Chávez. La decisión de Chávez de dejar a Maduro como su sucesor ha sido devastadora para Venezuela.

Sin embargo, los más de ocho años de Maduro en el poder demuestran que la pragmática decisión de Chávez fue prudente y acertada para darle continuidad política y administrativa a su gobierno y a su Estado chavista prefigurado en la Constitución de 1999. Definitivamente la selección de Nicolás Maduro no fue buena para Venezuela y quizás tampoco lo haya sido para el proyecto ideológico socialista de Chávez que fue cancelado por Maduro para dar paso a una política de Bodegones, dolarización de la economía, discursos duros contra los EEUU mientras hace concesiones a las petroleras norteamericanas, procreación de bolichicos y boliburgueses, etc. Habría que imaginarse a un Hugo Chávez blandiendo las banderitas de Venezuela y los Estados Unidos o celebrando con orgullo patriótico que el dólar es la moneda de circulación nacional, no el bolívar que fue literalmente destruido por las nefastas políticas del Estado chavista, hoy dirigido por Maduro.

La Venezuela de Maduro no se parece a la Venezuela socialista que predicó Hugo Chávez. Esta es una Venezuela semi destruida por la devastadora cohabitación del liberalismo económico  más salvaje y el capitalismo de estado más hipercorrupto. Solo esto explica el dramático contraste entre unos venezolanos que pueden acceder a la economía dolarizada para disfrutar exquisiteces y carros importados con la otra Venezuela miserable que tiene que escarbar en la basura para encontrar comida. En el medio, como una zona de tolerancia o más bien de transición, están las clientelas de los partidos, incluida la chavista, que viven de parasitar la actividad política y luchan desesperadamente para encontrar un lugar en la burbuja dolarizada y huir despavoridamente de las miserias que aplastan a la mayoría.

Aunque el gobierno de Maduro justifica sus políticas con retórica socialista y frecuentes invocaciones a Chávez quizás no haya nada más antichavista que la fase madurista del Estado chavista. Muchos de los llamados chavistas originarios quizás vieron este desenganche al comienzo del gobierno de Nicolás Maduro y se alejaron, luego serían perseguidos. Desde entonces el gobierno de Nicolás Maduro ha sido una carrera permanente para que los propios chavistas no lo saquen del poder. Su alianza con Vladimir Padrino López le ha permitido controlar a una Fuerza Armada que no lo quiere, ni lo respeta. La conformación de la macolla del Estado chavista con los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez le ha facilitado la burocracia para controlar todos las instancias del gobierno y desde allí al PSUV. Diosdado Cabello, cuya promoción militar y fichas políticas han sido neutralizadas, no figura en ninguna combinación porque es el adversario interno a destruir.

Culturalmente la clientela y los operadores chavistas son contestones y resabiados. Muchos tienen su propia interpretación de la idea de “poder popular’. Mientras el Estado Chavista y más específicamente el gobierno de Maduro tenga el poder para mantener a raya a estos grupos civiles y militares no es previsible un cambio o un relevo en la Presidencia. Sin embargo, cada cierto tiempo este es un tema que regresa a los mentideros del chavismo. ¿Será Maduro el candidato del PSUV en 2024? ¿Hasta cuándo se quedará en el poder? ¿Podrá escoger a su sucesor? ¿Quién? ¿Qué hacer con él si sale del poder?

La sucesión de la sucesión es un tema inevitable e ineludible para los chavistas hoy, mañana, en el 2024 o en el 2030. Ese es el asunto que la macolla del régimen (Maduro y los hermanos Rodríguez) tiene que resolver para encontrar dentro del chavismo operadores fieles, “patria o muerte”,  a la hora de designar magistrados del TSJ o Generales en el Alto Mando militar o el CEOFANB. Y es que cada vez es más difícil encontrar dentro del chavismo maduristas químicamente puros que no acaricien la idea de sacrificar a Maduro y su camarilla para salvar el legado de Chávez y su proyecto.- @humbertotweets

lunes, 18 de abril de 2022

El poder judicial chavista se hunde como el Titanic

            Hace unas semanas el conspicuo operador chavista Pedro Carreño comparó al Tribunal Supremo de Justicia (chavista) con el Titanic que se hunde mientras toca la orquesta. La metáfora escogida por Carreño fue el preámbulo a una escueta crítica a Maikel Moreno y todos los magistrados salientes del tribunal. Lo que pudo ser una denuncia por corrupción no pasó de ser una aseveración sin nombres ni detalles completamente inútil a los efectos de establecer responsabilidades. Las alusiones sin nombre que hizo Pedro Carreño tienen su importancia porque nos presentan otra evidencia de las luchas intestinas que se libran dentro del estado chavista.

            En un Estado nacional concebido jurídicamente como expresión de los intereses de la nación el Poder Judicial administraría justicia en los conflictos surgidos entre particulares y entre estos y el Estado. Pero no en el Estado chavista que no representa los intereses de la nación sino los de la camarilla gobernante. Para esto las credenciales de ingreso a la carrera judicial hoy en Venezuela no son las acreditaciones académicas sino la filiación perruna al chavismo adornada con títulos piratas como el obsequiado al “abogado” Pedro Carreño sin quizás haber manoseado un libro de Introducción al Derecho.

            Para actuar con un mínimo de efectividad este ejército de operadores judiciales, sin aval profesional pero de comprobada fidelidad al “proceso”, tiene atribuciones claramente delimitadas, no por los textos legales sino por los protocolos de facto del Estado Chavista. Por ejemplo, todas causas que implican intereses de naturaleza política o militar siempre son asignadas a jueces y fiscales “especiales” cuyas actuaciones son siempre coordinadas con algún alto funcionario del régimen para lograr finalmente sentencias y decisiones que convienen al régimen. Los asuntos “particulares” que no tienen que ver con los político ni lo militar, son dejados a la discrecionalidad de estos operadores que en lugar de dictar sentencias las venden en un libre mercado donde participan tribus, clanes, pandillas y pranatos.

            Pero hay otra área dentro de ese poder judicial que podríamos denominar “Justicia Especial Chavista”. Este vendría a ser un conjunto de funcionarios de diferentes jerarquías y especialidades cuya función sería dirimir los conflictos entre los propios operadores civiles y militares del régimen según su jerarquía. En teoría el papel de esta Justicia Especial Chavista,  inexistente según la ley pero reconocida y admitida como una instancia de facto, sería resolver las contradicciones entre operadores para asegurar un mínimo de coherencia en las decisiones administrativas. En la práctica se ha convertido en una forma de ajustar cuentas entre los diferentes grupos y logias que operan dentro del Estado chavista que de vez en cuando nos sorprende enjuiciando a sus propios elementos por narcotráfico o corrupción.

            El Tribunal Supremo de Justicia es el órgano por excelencia de esta Justicia Especial Chavista por el mero hecho que dadas ciertas circunstancias podría tomar decisiones políticas relevantes tales como el enjuiciamiento y destitución de Nicolás Maduro o la interpretación de textos legales que soporten a otras instancias del Estado Chavista que busquen el mismo resultado. Esto en buena medida explica el retraso de la Asamblea Nacional Chavista en designar a los nuevos magistrados.

            El ecosistema en el cual opera el Estado Chavista alberga en su seno una variedad de grupos e intereses enfrentados permanentemente y cuyo equilibrio, para no perecer, depende de la coordinación y mediación que ejercitan unos factores más fuertes sobre otros más débiles. La selección de los magistrados del TSJ está hoy en el centro de la lucha intestina que se libra dentro del Estado Chavista. Nicolás Maduro, Jorge y Delcy Rodríguez tienen que encontrar 20 magistrados (ya no son 32)  que sean “patria o muerte” con su grupo. Si ellos quisieran podrían hasta postularse ellos mismos y así solo tendrían que conseguir 17. Pero por estos días no es fácil encontrar ni siquiera 10 candidatos “químicamente puros” que respondan 100% a los intereses de la macolla del régimen. Neutrales no se aceptan porque son los primeros que en un momento de debilidad y bajo presión se aflojarían.

            Seleccionar a 20 magistrados chavistas resteados con Nicolás Maduro es tan complicado como encontrarle un sucesor digno de crédito en las Fuerzas Armadas Chavistas al cansado y enfermo Vladimir Padrino López. Solo que parece más fácil dejar a uno que encontrar a veinte que no se desvíen en el camino. Lo que está decidiendo en estos momentos el chavismo no es tan solo la selección de unos magistrados del TSJ sino los operadores que podrían tener en sus manos el enjuiciamiento de Nicolás Maduro o su inhabilitación. ¿Por qué? Porque otros grupos habían probado ser más fuertes y habilidosos. Estamos frente a una de esas coyunturas que podrían ser definitivas para el régimen. Hay suficiente en juego que se justifica la demora, el retardo y hasta una prórroga por 6 meses de los actuales magistrados por aquello de “mejor malo conocido que bueno por conocer”.

            Y sobre los reclamos de Pedro Carreño solo se puede decir que se prestó para tirarle piedras a su colega chavista Maikel Moreno y despejarle el camino a no se sabe quién. Sin embargo, hay que conceder que Carreño tiene razón en el uso de la metáfora. Con un chavismo ocupado en sus luchas internas, el aparato judicial del estado chavista y todo el poder judicial se hunden como el Titanic mientras las megabandas, a ritmo de metralla, azotan todo el país y ponen la música.- @humbertotweets

jueves, 14 de abril de 2022

Los fantasmas que espantan al chavismo

            Hace unos días Diosdado Cabello, a propósito de los hechos del 11 de Abril de 2002, grabó un video de 30 minutos narrando la versión chavista de los sucesos. La falsificación histórica que presenta Cabello banaliza una de las protestas políticas más grandes que se hayan conocido en Venezuela reduciéndola a un mero efecto mediático. Cabello nos presenta el retorno de Chávez al poder como la acción de un pueblo salvador y una gloriosa fuerza armada. Deliberadamente Diosdado Cabello en su piratería histórica se salta varios detalles que no por pequeños dejan de tener importancia para entender lo que pasó en esa jornada.

Como un adelanto a un balance luego de veinte años podemos decir que hay al menos 3 ideas que han quedado claras sobre esos acontecimientos: 1-Se trató de una masiva protesta popular en toda Venezuela que desbordó a los partidos políticos en contra del naciente régimen chavista. 2-La ignorancia de unos militares formados “en democracia” como eunucos políticos los llevó a entregarle el poder a una camada de oportunistas luego de haber logrado sacar a Hugo Chávez del poder. 3. La incapacidad de la clase política opositora de articular un gobierno con los militares dejó todo el proceso en manos de unas “personalidades” cuyo gobierno en cuestión de horas quedó reducido a papel mojado.

El relato que nos presenta Diosdado Cabello en su video por supuesto no alude a los dramáticos errores cometidos por la dirección política de la falsa oposición que fatalmente conducirían al retorno de Chávez al poder. Cabello explica el regreso de Chávez como el resultado de una gesta épica y gloriosa de pueblo y militares. Sin duda, además de los errores cometidos por la falsa oposición se dieron una serie de reacomodos de bandos en las fuerzas armadas que en cuestión de horas cambiaran la correlación de fuerzas en favor del chavismo obsequiándoles una victoria decisiva.

Además de las inconsistencias de Cabello en cuanto al tema de los francotiradores apostados para dispararle a la marcha, de los cuales Nicolás Maduro formaba parte, hay otras truculencias como tratar de celebrar las pocas horas que estuvieron fuera del poder como un “nos fuimos a la clandestinidad” para atribuirse gratuitamente el título de mártires de la resistencia. Por cierto el ex Comisario de la DISIP Johan Pena tiene un video en YouTube donde explica donde encontraron y en qué condiciones estaba Diosdado Cabello ese día cuando nadie, ni los chavistas, podían dar con su paradero.

Al final de los 30 minutos del video de Diosdado Cabello sobre el 11 de Abril uno se percata que no solo ha falsificado burdamente los hechos presentando una versión a la medida de los intereses del chavismo. Al relatar con detalles lo que ocurría en Maracay y Fuerte Tiuna,  Diosdado Cabello resolvió liquidar la figura y el papel que jugó el General Raúl Isaías Baduel verdadero artífice del retorno de Chávez a Miraflores.

En otras palabras para Diosdado Cabello, un militar muy por debajo del promedio de su promoción, recordado por sus chistes pero no por sus artes militares, el regreso de Chávez a Miraflores el 12 de abril de 2002 fue producto de un verdadero milagro. Según Cabello los militares se organizaron espontáneamente y por su propia cuenta para coordinarse a sí mismos y con el pueblo rescatar a Chávez de su confinamiento temporal.

 Al presentar los hechos en forma falsificada y remover el papel decisivo que jugó el General Baduel en los mismos Cabello en realidad intenta esconder el respeto que aún hoy muchos oficiales militares chavistas expresan por el General Baduel. Es un intento vano para desaparecer las luchas intestinas que se libran en las fuerzas armadas chavistas donde quiérase o no a si sea en forma discreta y secreta la figura de Baduel sigue siendo referencia e inspiración por encima que la del propio Hugo Chávez.

Si hubiese querido Diosdado Cabello ha podido admitir la verdad histórica en el papel estelar del General Baduel en esa jornada para luego justificar su linchamiento físico y moral por traicionar al chavismo. Pero Cabello prefirió en su lugar usar un barniz de mala calidad,  viscoso y poroso, con brocha gorda para tapar escuetamente la figura de Baduel y ocultar a su vez la profunda crisis que sacude a la fuerza armada chavista cuyos cuadros en privado aun resienten el ajusticiamiento del General Raúl Isaías Baduel un competente profesional militar con destrezas a diferencia de logreros y embaucadores del tipo Chávez y Cabello.

Esa fuerza armada chavista que supuestamente en forma milagrosa, sin líderes ni comandantes, llevó a Chávez de vuelta a Miraflores no es monolítica. Por el contrario, abundan grupos, clanes y logias que aunque se autodefinen como chavistas están enfrentados entre sí en un equilibrio que solo parece ser sostenido por el liderazgo de Vladimir Padrino López quien hoy hace por Nicolás Maduro lo que ayer Baduel hizo por Chávez.

Entonces, a diferencia de la tesis que sugiere Cabello el liderazgo de militares como Baduel, Padrino López y cualquiera que asuma esa posición (no necesariamente  el cargo de ministro de la defensa) ha sido y seguirá siendo un tema clave en las Fuerzas Armadas chavistas y la comprensión de sus contradicciones. Hay razones poderosas para que Nicolás Maduro insista en dejar a un Padrino López enfermo y fatigado al frente de las Fuerzas Armadas chavistas. Hay temores que le impiden a Maduro asistir a eventos militares en público. Hay fantasmas que parecen deambular a su antojo por Fuerte Tiuna y espantar al chavismo todas las noches.-  @humbertotweets

lunes, 11 de abril de 2022

Los pilares del Estado chavista

            En otros artículos publicados en este medio hemos explicado cómo a partir de la Constitución de 1999 en Venezuela desapareció el Estado nacional para dar paso a una nueva estructura de poder que hemos caracterizado como el Estado chavista. Esta definición no es semántica sino más bien política e intenta explicar al Estado chavista partiendo de sus propios elementos constitutivos y sus políticas. Por supuesto, pueden existir otras formas para caracterizar al Estado chavista que habría que debatir. En lo que sí vamos a seguir insistiendo es en la necesidad de partir de una cateterización del estado realmente existente como condición previa a la definición de una política para confrontarlo.

            La ausencia de esta definición o quizás su planteamiento equivocado es lo que en buena medida explica la bancarrota política de la falsa oposición que, en todas sus versiones desde 1999, ha insistido en la vía electoral como la única para sacar al chavismo del poder. Esta postura acepta de entrada la vigencia de la Constitución de 1999 y se somete a la regulación de los órganos del estado chavista. La falsa oposición considera que es posible participar electoralmente de acuerdo a las reglas de juego del Estado chavista para intentar derrotarlo desde adentro o con sus propias armas si se quiere. Nosotros hemos argumentado en contra de esa postura por considerarla una ilusión mientras sea el Estado chavista el que controle todas las instancias del proceso.

            La vía electoral no solo es la forma que le permite al régimen darse un baño de democracia ante el resto del mundo, también se ha convertido en el modus vivendi de operadores políticos que saben muy bien que el resultado mayoritario será finalmente adjudicado al chavismo, pero que viven de los negocios que genera la industria electoral.

            El chavismo hace mucho tiempo perdió el apoyo popular. No volveremos a ver esas concentraciones masivas que en su momento hizo Chávez en la avenida Bolívar de Caracas. El problema es que dentro del Estado chavista no hay una forma democrática y legal para demostrarlo. Existe un Consejo Nacional Electoral que fabrica resultados a conveniencia para darle verosimilitud a las elecciones y en varios casos le adjudica cargos a la falsa oposición como prueba que el sistema funciona. Esas concesiones pueden ocurrir en diferentes tipos de elección como las de alcaldes, concejales, gobernadores y diputados pero no ocurrirá para la elección del Presidente de la República porque de lo que se trata es de mantener el control del Estado y de su cabeza de gobierno.

            Aun a pesar de tener abundante evidencia de que el chavismo agotará todas las “vías legales” para no entregar el poder la falsa oposición siempre se entretiene y fantasea con la idea de una derrota electoral del chavismo y un gobierno de transición que le respete al chavismo sus estructuras. Así como el chavismo tiene que dar la pura impresión de una apariencia democrática la falsa oposición por su parte necesita hacer verosímil la idea que esta vez sí podrá derrotar al chavismo con votos. Este juego de apariencias y engaños ha disuelto opciones políticas reales y viables para sacar al chavismo del poder.

            Pero, ¿cómo explicar que el chavismo siga mandando en Venezuela si carece de apoyo popular? Si hubiese una elección limpia y honesta organizada en forma independiente el chavismo no ganaría ni una junta de condominio. Pero no es así porque en esta fase del proceso el Estado chavista puede prescindir del apoyo popular siempre y cuando mantenga las apariencias democráticas y si y sólo si las verdaderas estructuras en las cuales se apoya se mantienen alineadas.

            La pseudo legalidad del Estado chavista necesita para sostenerse y operar estructuras electorales, militares y judiciales. Sin ellas el régimen que tiene la virtud de sostenerse a sí mismo se vendría abajo cual castillo de naipes. Ya hemos hablado sobre el poder electoral. Veamos las otras dos.

            Las fuerzas armadas del Estado chavista no están orientadas a defender las fronteras o garantizar el orden público. Estas actúan más bien como el brazo armado del régimen para aplastar brutalmente toda disidencia civil o militar. Desde el punto de vista institucional se trata de un cuerpo que se ha desnaturalizado y tiene que hacer concesiones clientelares a los grupos internos que allí operan para tratar de conservar cierta cohesión.

            En Venezuela tampoco hay un poder judicial independiente. Hay jueces y tribunales chavistas que interpretan y ejecutan la pseudo legalidad que ampara al régimen con decisiones a la carta. En lo político no hay forma de acudir a estos tribunales para hacer valer garantías ciudadanas. En materia civil y mercantil la corrupción es la norma al punto que las sentencias de los tribunales chavistas no se dictan sino que se venden.

            Al igual que con las fuerzas militares los tribunales chavistas han degenerado en un poder judicial desprofesionalizado y deteriorado al cual se entra y se asciende por el grado de lealtad con el régimen. El resultado son sentencias contradictorias, jueces corruptos y la negación de justicia en el más absoluto caos. Es posible que esto cambie ligeramente en los próximos meses y veamos un reciclaje de nombres como paso previo a la maroma que está preparando el régimen chavista en connivencia con la Corte Penal Internacional y dar una imagen potable hacia el exterior de un órgano judicial totalmente podrido por dentro.

            En suma, el Estado chavista no necesita de apoyo popular para seguir en el poder. Solo le basta contar con un órgano electoral que fabrique resultados a la medida, una estructura judicial que refrende legalmente  las decisiones de los jerarcas del régimen y unas fuerzas militares dispuestas a usar la violencia para imponer a sangre y fuego esas decisiones. Solo la quiebra de uno o dos de estos pilares permitirá un verdadero cambio político, pero en cualquier combinación siempre tendría que estar el pilar militar.- @humbertotweets

jueves, 7 de abril de 2022

¿Quién juzgará los crímenes de lesa humanidad del “Batallón Azov”?

            Se ha repetido cientos de veces cada vez que estalla un conflicto armado que ha terminado por convertirse en lugar común. Sin embargo, a pesar de su uso excesivo la frase “La verdad es la primera víctima de la guerra” sigue siendo válida para explicar el otro campo en el cual simultáneamente se desarrolla toda guerra que es el de la propaganda. En otras palabras, la mentira entendida como aquello que es aparente y no es real ha probado ser tan efectiva en las guerras tanto como los misiles de largo alcance. Así la mentira se convierte una sofisticada arma portátil que permite tanto justificar el inicio de hostilidades como la condena física y moral de los vencidos.

Haciendo a un lado consideraciones de tipo moral, se entiende que esto opera así en la política y la guerra de las cuales también se ha repetido hasta la saciedad que “todo vale” o que “el fin justifica los medios”. Pero, entonces ¿Dónde queda el derecho de los ciudadanos y las personas a conocer la verdad? ¿No convendría saber, por ejemplo, que Irak nunca tuvo armas de destrucción masiva para justificar su ataque por parte de los Estados Unidos? Y luego con el tiempo, una vez demostrada la falacia que facilitó el ataque a Irak, ¿no habría sido apropiado asumir la responsabilidad y ofrecer una explicación y hasta una disculpa por el desastre ocasionado por una información falsa o manipulada?

Vivimos un mundo en plena confrontación de imperios para definir la hegemonía planetaria entre los Estados Unidos, Rusia, y China. Parte de esta confrontación son las guerras comerciales y militares que se desarrollan en forma directa y a través de proxies (terceros) para disputarse espacios y territorios. De manera que la guerra, como una categoría de las ciencias políticas, en sus diferentes variedades ha llegado para quedarse y nos conviene estudiarla y entenderla para intentar nuestros mejores esfuerzos en que los periodos que median entre una y otra sean más prolongados.

Uno de los conflictos donde se desarrolla esta dialéctica de imperios entre los Estados Unidos, Rusia y China es precisamente la confrontación que hoy se vive en Ucrania. En otros artículos publicados en La Razón hemos fijado posición sobre este delicado tema saliéndonos del dualismo simplista y maniqueo de buenos y malos. Tampoco nos hemos escondido en el burladero de una escrupulosa neutralidad para “mirar los toros desde la barrera”. Por el contrario, hemos intentado estudiar y entender por qué Rusia, los Estados Unidos y los países de la OTAN hacen lo que hacen.

A riesgo de ser etiquetado como “pro ruso” o “pro Putin” hemos intentado examinar las complejas causas de este conflicto en lugar de repetir hasta la náusea toda la propaganda que justifica la posición de los EEUU y la OTAN. Habría sido fácil despachar este tema condenando a priori a Rusia por ser además un aliado militar del régimen chavista de Nicolás Maduro, tema sensible para todos los venezolanos y el cual no podemos obviar. Pero una definición quizás más grave aún que la nuestra es la que tiene que resolver el chavismo al verse obligado a besarle los pies al imperio norteamericano y revisar sus acuerdos con Rusia por la urgencia pragmática de seguir en el poder, ahora de la mano de los EEUU.

Así como condenamos el apoyo militar de Rusia al régimen chavista con la misma energía hay que denunciar que estamos entrando en una etapa en la cual el chavismo podría consolidarse con el apoyo de los Estados Unidos dispuesto a comprar petróleo a Venezuela en su guerra contra Rusia. Aun sosteniendo a todo evento la pertinencia que tiene para los venezolanos la dialéctica USA-Rusia frente a Venezuela, esto no cambia para nada la dinámica geopolítica fundamental del conflicto Rusia-Ucrania que ha sido provocado en forma deliberada para lograr el desmantelamiento de Rusia como país influyente en Europa y ultimadamente como potencia mundial. Por eso coincidimos con el catedrático chino Lanxin Xiang cuando dice “esta es una guerra que no tiene justificación, pero sí causas”. Y estas causas no se pueden simplemente ignorar para abrazar una explicación sesgada del conflicto.

En el centro de esta guerra las primeras víctimas son los ucranianos y la verdad. Según reportes del youtuber español profesor Ruben Gisbert los ucranianos en zonas como el Donbas y Mariupol se encuentran atrapados en el fuego cruzado entre bombardeos rusos y francotiradores ucranianos. En un trabajo independiente publicado en su canal de YouTube Gisbert ha confirmado que las fuerzas militares ucranianas usan a civiles como escudos humanos y les disparan cuando tratan de acceder a los corredores humanitarios. Otras fuentes independientes han reportado que el conocido batallón neo nazi “Azov” ha ajusticiado a civiles y militares rusos.

Estos reportes son silenciados e invisibilizados en medios y redes sociales donde los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN han logrado imponer la narrativa de un diabólico Putin que un día enloqueció y decidió invadir a la soberana Ucrania. La ausencia de análisis contextual y de información real es absoluta. Incluso los bombardeos de las fuerzas armadas ucranianas en zonas urbanas son atribuidos flagrantemente a Rusia. No vamos a justificar a Rusia si sus fuerzas militares han cometido o llegasen a cometer crímenes de lesa humanidad en este conflicto. Pero hay abundante evidencia gráfica que muestra a miembros del Batallón Azov usando a civiles como escudos humanos e impidiendo su escape por corredores humanitarios. También han circulado en redes sociales imágenes de estos milicianos disparando a las piernas de soldados ruso ya rendidos.

El “Batallón Azov”, como parte integral del ejército ucraniano ha cometido crímenes de guerra y de lesa humanidad. Pero lejos de ser condenados por ello las corporaciones mediáticas y redes sociales al servicio de los Estados Unidos y la OTAN celebran el patriotismo y el sacrifico del neo nazi “Batallón Azov” en favor de Ucrania. Luego de esa multimillonaria operación de propaganda y blanqueo de imagen, si esta guerra algún día termina, ¿Quién juzgará los crímenes de lesa humanidad del Batallón Azov? .- @humbertotweets

lunes, 4 de abril de 2022

Los calculados pasos y los tiempos del fiscal Khan

            En un país como Venezuela donde no hay ninguna esperanza de darles justicia a las víctimas de la violencia perpetrada por el estado chavista estos veinte años, cualquier señal en sentido contrario es celebrada a rabiar por unos pocos y recibida con desconfianza por la mayoría. Esta parece ser la reacción ante la más reciente visita del Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) Karim Khan a Venezuela y su anuncio de abrir una oficina en Caracas. Políticos y activistas de los Derechos Humanos ven esto como muy positivo en el proceso de incriminar a los violadores de derechos humanos al servicio del régimen mientras que víctimas, familiares de las víctimas y muchos venezolanos prefieren refugiarse en la cautela, la prudencia y el escepticismo.

            No podría ser para menos. Hay muchas interrogantes y dudas sobre las funciones de esta Corte Penal Internacional y el verdadero alcance de las investigaciones que adelanta el Fiscal Khan. La abundancia de declaraciones celebratorias de unas gestiones que no han sido suficientemente explicadas ha elevado las expectativas y multiplicado las ilusiones que prometen un juicio definitivo al régimen chavista y sus operadores por los crímenes cometidos. Hay quienes incluso sueñan con ver a Nicolás Maduro esposado escuchando el veredicto condenatorio de esa Corte. Para vacunarse contra los desengaños y las desilusiones hay que examinar los materiales que públicamente suministran la CPI y el propio Fiscal Khan.

            Lo primero que hay que recordar, precisamente porque parece ser lo primero que se olvida, es que la CPI creada por el Estatuto de Roma opera bajo el llamado principio de complementariedad. Según esta disposición no se trata de una instancia que desde afuera va a administrar justicia, sino por el contrario es una oficina que va a colaborar con los Estados en la administración de justicia y asesorarlos en el enjuiciamiento de crímenes de lesa humanidad, si fuera necesario.

            También es importante recordar que el Estatuto de Roma y la CPI no son producto de un mítico e inexistente Derecho Internacional. Se trata más bien de creaciones de la geopolítica y la diplomacia que dados ciertos acuerdos entre Estados y potencias bien podrían ampliar o restringir el ámbito operativo de esta Corte para enjuiciar, por ejemplo, a un jefe de estado o un estado como régimen político. En condiciones políticas normales esta Corte y su Fiscal producirán decisiones previamente concertadas con el Estado en cual está trabajando.

            En Venezuela ha sido precisamente el Estado chavista, con Nicolás Maduro y Vladimir Padrino López a la cabeza, el que ha impulsado una política sistemática y masiva de violencia contra civiles y militares por razones políticas. El Fiscal Khan desde un principio ha descartado tratar al Estado chavista con sus órganos e instituciones como indiciado en este proceso. Quedaría entonces solo la vía para investigar y condenar a los autores intelectuales y materiales de esos crímenes como personas. Pero si, por definición, la CPI va a actuar en complemento a la justicia chavista local ¿Cómo se puede establecer la responsabilidad de Maduro y Padrino, por tan solo nombrar a dos, si ni siquiera han sido investigados por jueces que ellos mismos han designado?

            Luego de celebrar con bombos y platillos el acuerdo de cooperación entre la CPI y el Estado chavista que preside Nicolás Maduro es lógico suponer que un resultado habrá, aunque este quizás no sea el que espera la mayoría. Del gelatinoso lenguaje diplomático usado por el Fiscal Khan cada vez que visita a Venezuela se puede inferir que no habrá un enjuiciamiento ni condena del Estado chavista ni de sus principales jerarcas que presumiblemente serían los autores intelectuales de esos crímenes. El supuesto auto de apertura de investigación penal emitido por el Fiscal Khan el año pasado no definió delitos ni sospechosos, era más bien un acuerdo de cooperación y asesoría entre la CPI y el Estado chavista para tratar de hacer más eficiente su sistema judicial. Pero como al final algo había que mostrar lo más probable es que los tribunales chavistas emitan  sentencias condenatorias contra algunos esbirros de baja jerarquía o que estas sean usadas para ajustar cuentas en las luchas intestinas que se libran dentro del chavismo.

            Quienes ven como algo positivo la segunda visita del Fiscal Khan a Venezuela en menos de 6 meses deberían tomar en cuenta que, tal como lo dijo el Fiscal en su única declaración escrita, él vino “invitado oficialmente por el gobierno de Venezuela”. De otra forma quizás no le habríamos visto la cara en años. Al tiempo de agradecer profusamente la cooperación del Estado chavista con sus funciones, el Fiscal Khan anunció la realización de seminarios internacionales sobre Justicia Penal Internacional en Caracas en el 2023. El objetivo sería intercambiar experiencias con otros países de la región. Será una magnífica oportunidad para que Nicolás Maduro sea el anfitrión de un evento internacional que presente al Estado chavista como un modelo en materia de Derechos Humanos con el aval nada despreciable de la CPI en la antesala del fraude electoral de 2024.

            No podemos llamarnos a engaños. Las decisiones y los tiempos del Fiscal Karim Khan son los que convienen al estado chavista que actúa como su cooperador institucional. El Fiscal Khan irá tan rápido como se lo pidan y solo llegará a los extremos que el propio régimen chavista le permita en una macabra danza donde la coreografía está diseñada para lavarle la cara el régimen mientras sus víctimas se muerden los labios ante la impotencia.- @humbertotweets