jueves, 21 de marzo de 2024

¿Existe la comunidad internacional?

La “comunidad internacional” es una expresión engañosa que fácilmente puede llevar a graves equívocos.  En los últimos años hemos escuchado con frecuencia alusiones al papel de la comunidad internacional sobre la crisis que vivimos los venezolanos. Pareciera que se quiere aludir a un ente homogéneo, orgánico y con intereses comunes que por definición estaría en condiciones de fijar su posición sobre Venezuela.

Según el Diccionario de la lengua española una comunidad es un conjunto de personas vinculadas por características o intereses comunes. Y la idea de internacional es lo relativo a una o más naciones. Entonces la comunidad internacional sería un conjunto de naciones con intereses o características comunes. Pero ¿es eso cierto?

Por su propia naturaleza soberana los Estados tienen intereses que están contrapuestos unos con otros. Pueden ser intereses de índole económica, política, militar etc. Estos conflictos de intereses se resuelven mediante la guerra o la diplomacia.

En lugar de una comunidad de Estados lo que parece existir es una biocenosis donde cada Estado lucha en forma incesante por sobrevivir y prevalecer entre otros.

Ni siquiera la existencia de organismos supranacionales como la ONU ha logrado conciliar la diversidad de intereses que se enfrentan dialécticamente dejando estos conflictos en manos de las partes involucradas por vía de guerra o diplomacia.

La comunidad internacional como un todo orgánico que se coordina para tomar ciertas acciones es un mito.

Un mensaje a la “comunidad internacional” va dirigido a la nada porque es enviado a un receptor que no existe.

En lugar de una comunidad internacional lo que sí existen son Estados independientes y soberanos que se mueven en función de sus propios intereses. Y de acuerdo con su estrategia geopolítica estos Estados podrían mostrar o no interés en la situación de Venezuela o de cualquier otro país.

Cada vez que se alude a la “comunidad internacional” sería mucho más preciso sustituir esa frase por el nombre específico de un Estado en concreto. Quizás así exista la posibilidad de que el mensaje llegue a alguna parte.- @humbertotweets

Candidato interino o abstención

            Conforme se agota el tiempo para inscribir candidatos presidenciales en la farsa electoral del chavismo las opciones que se le presentan a María Corina Machado y los partidos de la PU/MUD se reducen a dos: Negociar la escogencia de un candidato interino o no participar en el proceso.

            Si alguien aún tenía dudas sobre la estafa electoral del 2024 el chavismo las ha despejado todas. Desde el CNE chavista han convocado a unas elecciones para el 28 de Julio con un cronograma que es virtualmente imposible de cumplir en desacato a la propia legislación chavista. Esto se suma a la inhabilitación de María Corina Machado, virtual ganadora de una elección si existieran garantías, y ahora la eliminación de las tarjetas electorales de la PU/MUD para postular candidatos.

            Sin embargo la arremetida del chavismo para dejar claro que esto es una farsa no termina allí. La persecución y encarcelamiento de dirigentes de Vente Venezuela y otros partidos en los últimos días deja muy claro hasta dónde está dispuesto el chavismo a llegar para retener el poder.

            Frente a todos los obstáculos que el régimen chavista le ha puesto a la participación de la PU/MUD estos opositores insisten en que nadie los sacará de la vía electoral. Hay que preguntarse entonces cuál es la razón de ese empeño. El Estado chavista controla todas las instancias del proceso electoral y está haciendo uso de la fuerza de su aparato policial-militar para perpetrar su estafa electoral. En estas condiciones resulta evidente que estamos frente a un resultado cantado de antemano por lo cual no se entiende que la oposición de la MUD siga empecinada en formar parte de esa farsa.

            En parte el régimen ha logrado lo que quería. Convocar a una elección con la participación de un sector de la falsa oposición ante el tímido cuestionamiento de países que conforman la llamada comunidad internacional. El resultado de esta operación es absolutamente cuestionable, pero al igual que la elección de 2018 será aceptado en reconocimiento a quien ejerce el poder político y militar realmente existente en Venezuela.

            Las absurdas y tramposas condiciones electorales, que tanto María Corina Machado como la PU/MUD han aceptado, sólo admiten dos posibles desarrollos sin que ninguno de ellos conduzca al cambio político.

            La primera opción es escoger a un candidato interino que represente a María Corina Machado en esa falsa elección. Esta opción tiene muchos inconvenientes que operan en beneficio del régimen. ¿Cómo escoger ese candidato? ¿Negociado? ¿Impuesto por MCM? ¿Se pueden endosar los votos de María Corina al candidato interino? Y finalmente, ¿qué hacer si también inhabilitan a ese candidato?

            La otra opción es que María Corina Machado y los partidos que la apoyan, ante el abuso del régimen chavista, llamen a la gente a pelear en la calle y no votar en el evidente fraude electoral. ¿Hay condiciones objetivas para ir a pelear en la calle? ¿Estarían realmente dispuestos María Corina Machado y la PU/MUD a salirse finalmente de la vía electoral?

            Las reuniones de María Corina con Manuel Rosales y otros jerarcas de la falsa oposición sugiere que lo más probable es que tanto MCM como la PU/MUD seguirán ambos en la accidentada y tortuosa vía electoral. Si hay una negociación exitosa sobre el candidato interino y la tarjeta que lo pueda postular María Corina y la PU/MUD seguirán juntos, de lo contrario cada uno iría por su lado.

            El problema con ambos desenlaces es que con un candidato interino que le haga el juego a la farsa electoral del chavismo o inclusive llamando desesperadamente a última hora a la abstención no hay garantías de avanzar al cambio político que necesita Venezuela.

            Lo que cada vez se revela con mayor nitidez es que la estrategia de votar ciegamente en tiranía es una estrategia fallida porque su desarrollo depende enteramente del régimen chavista. Es necesario pensar una estrategia diferente para expulsar al chavismo del poder. Pero antes será necesario organizar una vanguardia política con la claridad y la capacidad para combinar todos los métodos de lucha sin ser prisioneros del fundamentalismo electoral. @humbertotweets 

lunes, 18 de marzo de 2024

El candidato interino de María Corina Machado

            Aún quedan ingenuos que esperan que en los próximos días el régimen chavista revierta su decisión de inhabilitar la candidatura de María Corina Machado. Los culpables de mantener esta fantasía viva son precisamente la propia María Corina Machado y las cúpulas de la falsa oposición. Ante el hecho cierto e indubitable de que el régimen no aceptara la candidatura de Machado bajo ninguna circunstancia, la candidata y los partidos que la apoyan responden que hay que cumplir los Acuerdos de Barbados y se declaran en campaña para lograr la habilitación.

            Quienes apoyan la salida electoral responden “muy bien, lo que procede legalmente es que la habiliten. Pero, ¿cómo?” Es una pregunta legítima porque mucha gente que apoya esa tesis quisiera saber que pueden hacer para ayudar. ¿Salir a la calle? ¿Protestar? ¿Cómo lograrlo? Las respuestas a estas interrogantes son una avalancha de ambigüedades y ambivalencias. O bien nadie está preparado para responder estas preguntas o temen revelar una estrategia clave al adversario.

            Una vez más la ausencia de dirección política y de liderazgo en la falsa oposición sólo contribuye a que la gente desesperada por un horizonte claro de lucha comience a fabricar sus propias respuestas. Muchos genuinamente parecen estar convencidos que se trata de luchar hasta el final y esto significa lograr la habilitación de María Corina. Algo menos que eso sería sencillamente inaceptable. ¿Y si el régimen se mantiene inconmovible en su postura? ¿Cómo se desata ese nudo?

            El discurso de María Corina Machado parece anunciar un dramático choque de trenes. Hablar de un candidato sustituto sería traicionar el mandato de la elección Primaria. Los partidos de la falsa oposición, temerosos de ser bautizados como traidores, se abrazan desesperadamente a la candidata y juran que la acompañaran hasta el final en la lucha por su habilitación. Mientras tanto la cuenta regresiva hacia el 25 de marzo sigue su curso.

            La insípida figura del candidato interino es negada y hasta maldecida públicamente. Pero su espectro sigue paseándose en forma furtiva por los predios de la falsa oposición y su candidata. Aunque parece una opción negada por la retórica es la única alternativa que le daría algo de racionalidad a la errática conducta de la falsa oposición y su candidata.

            Ambos, María Corina Machado y la cúpula de la PU/MUD, han dicho que nada ni nadie los sacará de la vía electoral. Eso parece ser una certeza que choca con el discurso ambiguo de luchar contra una inhabilitación en formas aún más oscuras.

            Al parecer hemos llegado a un punto donde todos mienten. No solo los chavistas mienten al vender las bondades de su fraude electoral. También mienten María Corina y la falsa oposición al tratar de hacernos creer que a fuerza de ilusión se puede cambiar algo que luce irreversible. Su poder para influenciar a la gente que aún cree en el voto es directamente proporcional al tamaño de la fantasía electoral.

            Si damos por genuina la declaración pública de María Corina Machado y la dirección política de la falsa oposición en cuanto a que nadie los sacara de la vía electoral entonces el desarrollo más probable no es una lucha épica y simbólica para lograr la habilitación de María Corina sino postular efectivamente un candidato interino que ocupe el puesto de quien masivamente ganó la elección primaria. Esto que puede sonar a herejía parece una realidad comprendida y aceptada tanto por la candidata como por los partidos que la apoyan. Pero curiosamente nadie quiere hablar de esto, al menos no hasta ahora y seguramente hasta el 25 de marzo.

            Postular un candidato interino es la única forma de que tanto María Corina Machado y los partidos de la falsa oposición se mantengan firmes en su tesis de no salirse de la vía electoral. Entonces la discusión de fondo, y lo que se quiere ocultar, es como será escogido ese candidato interino y eventualmente quién será el elegido. ¿Se trata de un candidato negociado entre María Corina Machado y la cúpula de la PU/MUD? ¿O cada uno se abrirá por su lado con un candidato propio?

Lo que parece más probable es que el 25 de marzo, o antes, sabremos quién será el candidato interino. Hablamos de uno y no de dos porque María Corina le levantará la mano a uno, no a dos candidatos. Lo que difícilmente ocurrirá es que lleguemos al 25 de marzo y los protagonistas de este drama se empeñen en continuar la campaña por la habilitación. Porque todos saben que es la otra campaña, la electoral, la que verdaderamente importa a quienes creen en la vía electoral.- @humbertotweets

jueves, 14 de marzo de 2024

La confrontación dialéctica entre el materialismo y el idealismo político

            Así como se puede distinguir en la filosofía dos grandes corrientes, el materialismo y el idealismo, en la política estas corrientes se expresan con características propias como materialismo e idealismo político.

            El materialismo como idea filosófica parte de la idea de materia para comprender los procesos que se dan en el mundo.

            El idealismo como filosofía trata de explicar el mundo desde la sustantivación de ideas metafísicas que no tienen conexión con la realidad.

            Diremos que el materialismo político trabaja sobre los materiales que provee la realidad y niega a todo evento cualquier intento de explicar fenómenos reales apelando a espíritus o construcciones metafísicas.

            Por su parte el idealismo político siempre tratará de buscar aplicaciones metafísicas y psicológicas a los fenómenos de la realidad.

            La distinción es fundamental porque mientras un materialista político intenta explicar los fenómenos políticos partiendo de la materia un idealista político sostendrá con pasión que la realidad solo se puede explicar desde las ideas como una construcción intelectual.

            Una forma práctica de explicar esta distinción es examinar la falsa dicotomía entre pesimismo y optimismo para explicar fenómenos políticos.

            Es frecuente evaluar un análisis político por su coincidencia o no con nuestras creencias. Si el análisis ofrece un conjunto de información que se parece a mis expectativas entonces se diría que tiene una influencia positiva y ofrece una visión optimista del futuro.

            Si por el contrario este análisis se aleja de lo que yo quisiera escuchar entonces nos parecerá que esta es una información negativa, con una visión pesimista de la realidad.

            Un materialista político buscará en ese análisis elementos para comprender la realidad, si es que estos han sido incorporados al proceso analítico. Más allá de buenas o malas noticias, para hacernos sentir bien o mal, el materialismo político tratará ante todo de explicar y entender la realidad. Porque solo a partir de una comprensión de la realidad se pueden comenzar a trazar líneas operativas para trabajar con ella y modificarla, si fuere el caso.

            Otra perniciosa y tóxica influencia del idealismo político es apelar al argumento de “los buenos siempre ganan” para falsamente alentar a sus seguidores. Es un aliento falso porque está montado sobre una falacia monumental. En política no siempre los buenos ganan. Unas veces ganan los buenos y otras los malos. Pero en todo caso, ¿cuál sería el criterio para distinguir entre buenos y malos?

            Las aspiraciones del materialismo político son modestas pero efectivas. Lo que se busca no es barnizar la realidad con retórica sino más bien tratar de descomponer esa realidad en sus morfologías más pequeñas para entenderla y así poder trabajar sobre ella.- @humbertotweets

La PU/MUD seguirá con María Corina hasta el 25 marzo

            María Corina Machado es la líder indiscutible de los venezolanos que creen en el voto como la vía para sacar al chavismo del poder. A pesar de la evidencia histórica que el chavismo recicla una y otra vez sus fraudes electorales para legitimarse y seguir mandando aún existe una cantidad considerable de venezolanos que esperan por una salida pacífica y apuestan por el voto.

            Los partidos de la falsa oposición por su parte, específicamente el G4 conformado por Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, saben muy bien que es imposible vencer el fraude, sobre todo en una elección presidencial. Pero su interés está más que todo en que les devuelvan las tarjetas y esto les permita participar en el reparto de cargos que hace el chavismo en las elecciones regionales. Por eso sin piedad exprimen a quienes abrazan la ilusión electoral.

            Para jugar el papel legitimador de la farsa electoral existía -¿existe?- un acuerdo tácito entre falsa oposición y régimen chavista en torno a la figura del gobernador del Zulia Manuel Rosales. Este operador haría un buen papel llevando adelante una campaña “de oposición” para al final aceptar los resultados favorables al régimen y reconocer nuevamente a Nicolás Maduro.

            Este era el plan hasta antes de la elección Primaria de la falsa oposición. El súbito cambio de postura de María Corina Machado abanderada del movimiento En Tiranía No se Vota presentando su nombre en dicha elección cambió toda la dinámica. Las clientelas de los partidos de la falsa oposición con un fino olfato político identificaron rápidamente donde estaban las posibilidades de victoria y abandonaron a sus élites. Desde entonces los masivos actos de María Corina Machado fueron multicolor con franelas blancas, anaranjadas, azules y amarillas. Todavía hoy esa es la firma de sus actos con expresiones alegres y coloridas que algunos prefieren llamar como “las bases” de los partidos.

            La candidatura de María Corina fue apasionadamente abrazada por las clientelas de los partidos para despecho de sus elites. El efecto de bola de nieve inhibió al candidato in pectore Manuel Rosales de presentar su candidatura y hacer el ridículo como lo hicieron otros. En este estado de cosas la falsa oposición le fallaba a su socio chavista en la tarea de neutralizar a Machado intentando entregarle la elección primaria al CNE del régimen, esfuerzo que también fracasó.

            Al salirse de control la elección Primaria y María Corina Machado amarrar a las bases de los partidos no le quedaba más opción al régimen chavista que hacer lo que sus aliados de la PU/MUD no pudieron. Así surge la absurda tesis de la inhabilitación de María Corina hasta el año 2036 sin ningún sustento constitucional o legal, ni siquiera a la luz de la pseudo legalidad chavista.

            La idea original de la inhabilitación fue proveer de un piso argumentativo a la PU/MUD para descartar el nombre de María Corina Machado al ser inviable su candidatura dentro del marco legal chavista. Aquí comenzaron a drenar todos los discursos de la falsa oposición que por una parte reconocían el indiscutible liderazgo de Machado pero al mismo tiempo llaman a poner los pies en la tierra y pensar en un mecanismo para su sustitución, en caso de que su candidatura fuese rechazada por el gobierno tal como se había anunciado.

            En los últimos meses ambas posturas se han demarcado con gran nitidez, aunque no lo quieran admitir públicamente. Por una parte María Corina Machado insiste en que hay que cumplir el Acuerdo de Barbados con el régimen y esto pasa por habilitar su candidatura por lo cual ella descarta hablar de un mecanismo para su sustitución y menos de barajar nombres para un candidato que le guarde el puesto.

            A pesar de los rumores y las reuniones los partidos de la falsa oposición han dicho con sospechosa reiteración que seguirán apoyando a María Corina tal como se decidió en la Primaria. Sin embargo, en la medida que la fecha límite para postular candidatos se acerca algunos operadores han comenzado a matizar delicadamente su discurso y han aclarado que seguirán hasta el final apoyando a Machado en su lucha por ser habilitada. Este matiz tiene importancia porque se trata de un acompañamiento con fecha de vencimiento: el 25 de marzo hasta las 12 de la medianoche.

En ese preciso momento, o quizás unos minutos antes, ante la irreversible realidad que ella no será habilitada, la figura del candidato interino aparecerá en escena. Lo que no se sabe es si este candidato será negociado entre los partidos de la falsa oposición y María Corina Machado o cada factor presentará un nombre propio o incluso la posibilidad de que la propia María Corina llame a defender su causa en la calle. Esto último no se puede descartar dado el masivo apoyo que tiene, aunque ella misma hasta ahora ha dicho que a ella tampoco la sacaran de la vía electoral.

La cúpula de la falsa oposición sabe que María Crina Machado no será habilitada y que llegado el día y hora hay que postular un candidato, si es cierto que de verdad quieren seguir en la vía electoral como se lo han ofrecido al régimen chavista. Nadie en la PU/MUD quiere asumir públicamente esta postura por temor al significativo costo político de ser etiquetados como los que traicionaron a María Corina Machado candidata electa con más del 90% de los votos en la Primaria.

Pero los zorros viejos tienen experiencia en las artes oscuras de la maniobra y la intriga. Ya encontraran alguna expresión coloquial para justificar su postura, algo parecido a “hay que doblarse para no partirse” o “uno acompaña a los amigos hasta la tumba, pero no se entierra con ellos”. Lo que en todo caso se puede anticipar es que el probable divorcio entre María Corina Machado y la cúpula de la PU/MUD tiene fecha y hora.- @humbertotweets 

lunes, 11 de marzo de 2024

Hasta que caiga la tiranía chavista

            Entre la determinación del régimen chavista en mantener la inhabilitación de María Corina Machado y la de la candidata en llegar hasta el final, por la vía electoral, no sabemos si el 25 de marzo estaremos frente a una chapuza o a un final de proporciones épicas y telúricas.

            Todo el mundo se pregunta qué quiere decir llegar hasta el final. Y es una pregunta legítima tomando en cuenta que, tal como está planteada la farsa electoral de 2024, el régimen chavista dispone del poder hasta para escoger los candidatos que competirán con Nicolás Maduro. La ambivalencia de María Corina Machado y quienes la apoyan a la hora de responder a esta pregunta permite que cada quien se fabrique una respuesta a la medida de sus expectativas.

            Para unos llegar al final significa presionar en la calle hasta que el régimen finalmente acepte inscribir esa candidatura, aunque dentro de la pseudo legalidad del régimen chavista no existan mecanismos para que ello ocurra. Para otros, más prudentes, llegar al final es insistir hasta el día en que el chavismo ratifique su decisión y entonces postular un candidato interino que se enfrente a Maduro con votos. Sin duda, para la mayoría llegar hasta el final significa lograr la expulsión definitiva del chavismo del poder.  

            El discurso de María Corina sigue avivando las esperanzas y aumentado las expectativas de aquellos que aún creen en una salida electoral en Venezuela. Pero hasta quienes la siguen con pasión y fervor se preguntan qué hacer cuando vencido el lapso para postular el chavismo les tire la cara en la puerta y les diga no. Es en este punto en que las incertidumbres se transforman en especulaciones antes de asumir el salto mortal como acto de fe. Es que tenemos que confiar que ella (María Corina) sabe lo que hace, te dicen sus humildes seguidores en una exhalación donde se va todo, hasta la vida.

            Así planteadas las cosas y con un juego que es milimétricamente controlado por el régimen chavista solo cabría esperar por un milagro para ver a María Corina Machado inscrita como candidata. Pero sabemos que en la realidad material de la política no hay espacio para los milagros ni lo sobrenatural. Aquí hay una situación planteada que, aunque se quiera insinuar contrario, no admite términos medios. Bien el régimen chavista acepta la candidatura de María Corina Machado o no. Y si no la acepta ella tendría que apoyar a un candidato interino o hacer otra cosa.

            Aunque es una tesis que la propia María Corina ha rechazado en repetidas ocasiones apoyar a un candidato interino es la única forma de mantenerse en la vía electoral. No hay otra. Esta opción no se parece para nada al final épico que muchos esperan y luce más a la chapuza improvisada del Cucutazo cuando la prometida ayuda humanitaria finalmente no pudo entrar a Venezuela desmontando en minutos las falsas ilusiones propagadas por meses.

            Hace unos días María Corina Machado conversaba con Cesar Batiz y el periodista amablemente le presionaba sobre este incómodo e inevitable asunto. En una primera elaboración María Corina se muestra sorprendida porque según ella dice eso es algo que nadie le pregunta directamente. Llegar hasta el final es llegar hasta el final, alega con desenfado. Ante la inconmovible y genuina curiosidad de Batiz, Machado retoma con más seriedad el tema y explica que la victoria política precede a la electoral significando que el régimen está obligado a cumplir los acordado en el Acuerdo de Barbados según el cual cada parte puede postular libremente a sus candidatos.

            Como es lógico el periodista, interpretando las dudas de muchos le repregunta “¿Y si el régimen no cumple con los Acuerdos de Barbados?” A lo que Machado responde con brutal honestidad “Si el régimen no permite inscribir nuestra candidatura significa que lo manda todo a la porra…” Lo que no dice María Corina es qué se hace cuando el régimen manda a la porra el Acuerdo de Barbados porque eso fue exactamente lo que hizo cuando Jorge Rodríguez aseguró que esos Acuerdos quedaban ahora sustituidos por los Acuerdos de Caracas con el ala alacrán de la falsa oposición. Y decir en forma genérica que se va hasta el final cuando el régimen lo manda todo a la porra ayuda en muy poco.

            El grave problema que hoy confrontan María Crina Machado y la PU/MUD es que

son víctimas del fundamentalismo electoral. Ellos decidieron hace tiempo apostar ciegamente a la farsa electoral del régimen chavista cuyas reglas de juego no admiten un resultado adverso para ellos. Resulta obsceno ver la perniciosa insistencia de esa oposición en la vía electoral a sabiendas que es una estafa coreografiada por el régimen. ¿Cómo se puede conciliar el peso de cientos de miles de personas que apoyan a María Corina en un sistema electoral que “legalmente” puede reducir esos votos a un valor cercano a cero?

            Dentro de la legalidad del régimen chavista de muy poco o nada vale tener el apoyo de las multitudes y votos que jamás serán contados ni respetados como la base para un cambio político en Venezuela. La necia frase “nada nos sacará de la vía electoral” parece castrar preventivamente la energía de unas masas que claman por un liderazgo que no les diga por quién votar sino más bien cómo sacar al chavismo del poder.

            No se puede subestimar la brutalidad militar, policial e institucional del chavismo para seguir en el poder. Están dispuestos a hacer lo que sea para atornillarse y unas elecciones al revés no los va a detener. Pero tampoco se puede subestimar a los cientos de miles de personas que públicamente acompañan y expresan su apoyo a la ilusión electoral que hoy encarna María Corina Machado.

            Lo menos que esperan esos venezolanos, hartos de chavismo, es que María Corina Machado se aparezca el 25 de marzo a levantarle la mano a un candidato interino y diga que votar por él es lo mismo que votar por ella. Para que estas mayorías se puedan expresar libremente se requiere que María Corina Machado mande a la porra al fraudulento sistema electoral chavista y en lugar de jugar con sus reglas las destruya no desde la institucionalidad del régimen sino desde la calle, terrero de lucha que el chavismo hace tiempo perdió. Solo rompiendo con el rígido marco de la farsa electoral chavista se le podría dar un sentido más político e histórico a la frase “llegar hasta el final”, reinterpretándola y completándola donde el final no queda flotando en las nebulosas de Narnia sino que significa, con exactitud y precisión, hasta que caiga la tiranía chavista.- @humbertotweets

jueves, 7 de marzo de 2024

El inevitable candidato interino

El gobierno, a través de su CNE, anunció el cronograma electoral y fecha para las elecciones presidenciales de 2024. Todo apunta a un proceso electoral sin condiciones ni garantías para que los ciudadanos voten libremente. Pero eso no sorprende a nadie. Menos a los representantes de la llamada Plataforma Unitaria (PUD/MUD) quienes desde hace varios meses redujeron sus demandas a dos básicamente: fecha de elecciones y habilitación de su candidata María Corina Machado.

Todos los otros aspectos de un proceso electoral libre y transparente han sido relegados ante la premura de seguir en la vía electoral hasta el final.

De las dos el gobierno ya despejó una. El tan esperado día de las elecciones finalmente será el 28 de Julio. Pero los entendidos en la materia piensan que la fecha más importante no es el 28 de julio sino el 25 de marzo, último día para postular candidatos.

Y su interés se deriva del drama que rodea al despeje de la aparente incógnita si el gobierno permitirá o no la inscripción de María Corina Machado. La incertidumbre es aparente porque el gobierno ha dicho de mil maneras que no permitirá su inscripción. Y no hay razones para pensar que cambiara de opinión antes del 25.

Sin embargo, la propia María Corina ha respondido que sí se inscribirá y esto será el 21 de marzo elevando cada vez más las expectativas a niveles de paroxismo. Es más, cualquier insinuación de pensar en un candidato sustituto o interino es desautorizada y negada categóricamente por ella y los partidos que la acompañan. Habría que agregar la cautelosa coletilla “por ahora”.

Frente a la inamovible postura del gobierno y la determinación de María Corina los venezolanos, que siguen estos asuntos, no pueden esperar menos que un verdadero milagro en un partido de fútbol que se decide por un tiro penal en los últimos 15 segundos.

¿Permitirá el gobierno que María Corina Machado se inscriba? ¿Qué harán ella y los partidos que la acompañan si el CNE le niega la inscripción? Hay quienes aseguran que Machado tiene una estrategia bien delineada y sabe lo que hace. Pedirle que revele su estrategia sería alertar al adversario. Por eso cada vez que ella habla las expectativas se disparan hacia los cielos en la esperanza por un final propio del realismo mágico.

Lo que sí sabemos es que en la política no operan los milagros ni la magia, solo hay espacio para las realidades. Eso lo saben perfectamente María Corina y la PUD/MUD quienes en sus discursos fascinantes y evocadores cuidadosamente van dejando espacios clave e ideas sueltas para ser convenientemente desarrolladas más tarde.

Tanto María Corina Machado como la PUD/MUD han dicho que nada ni nadie los sacará de la ruta electoral. Hay que creerles. Esto quiere decir que aunque les mantengan la inhabilitación a su candidatura, entre otros muchos atropellos, ellos seguirán adelante, inconmovibles, en la ruta electoral.

Y solo hay una forma de honrar este reiterado ofrecimiento que públicamente le ha hecho cientos de veces María Corina y la oposición al gobierno: Postular un candidato interino que ocupe el lugar de María Corina Machado. Solo de esta forma Machado y la PUD/MUD podrán decir con orgullo que ellos jamás violaron los Acuerdos de Barbados.

El intento de inscribir su candidatura el 21 de marzo también tiene su razón. Es una forma de anticipar la decisión negativa del gobierno y así tener 4 días hábiles para definir y presentar un candidato sustituto o interino, probando así la teoría de su inevitabilidad si es cierto que seguirán en la ruta electoral. Pero, tomando en cuenta la fragilidad institucional que reina hoy en Venezuela ni siquiera ese escenario ofrece garantías para nadie.- @humbertotweets


Sicariato internacional opera desde Miraflores

            Desde los comienzos del régimen de Hugo Chávez se establecieron afinidades con bandas criminales venezolanas que, con el tiempo y el respaldo del Estado, se transformarían en megabandas, verdaderos ejércitos para perpetrar acciones criminales con gran eficiencia y capacidad logística. A esto contribuyeron las políticas de zonas de paz auspiciadas por el entonces Viceministro de Seguridad Ciudadana José Vicente Rangel Ávalos que consistió en ceder territorios específicos a grupos criminales.

            A la par de estas bandas que vienen del hampa común surgieron otras alentadas por el Estado chavista y el PSUV que son las denominadas” colectivos” o bandas armadas que actúan para amedrentar y linchar físicamente a los adversarios del chavismo. En ambos casos, tanto las megabandas como los colectivos, han crecido bajo los auspicios del Estado chavista con un sistema policial y judicial que tolera y justifica su actuación.

Esta política de tolerancia y alianza directa con mafias del crimen derivó en convertir a los centros penitenciarios de Venezuela en verdaderas fortalezas paramilitares y centros de operación del crimen organizado. Muchas veces la entonces ministra de Asuntos Penitenciarios Iris Varela fue a estos centros de reclusión a celebrar la próspera alianza del chavismo con el hampa.

            La misma política de aliento al crimen fue impuesta en las Fuerzas Armadas chavistas donde las diferentes ZODI y REDI tienen que negociar con las megabandas locales las rutas para el traslado de material ilícito y el reparto de las ganancias. Mención especial debe hacerse sobre las que operan en la frontera ya que a estas ha correspondido entenderse con grupos guerrilleros y paramilitares cuya asociación para tareas comunes de carácter ilegal son muy comunes. Los auxilios del régimen chavista a diferentes grupos de la guerrilla colombiana por ejemplo fueron usados como parte de la política exterior del chavismo para presionar a gobiernos no amigos en el lado colombiano.

            Igualmente desde que el chavismo llegó al poder Venezuela ha experimentado un alarmante aumento en las desapariciones sin rastro y los asesinatos de personas vinculadas a la actividad política que son identificadas como enemigas del régimen. Para esto el régimen chavista no solo dispone de sus propias estructuras policiales y militares sino que también es frecuente el crimen por encargo cuando se quiere eliminar cualquier evidencia que vincule al Estado chavista.

Una de las megabandas que se ha beneficiado del régimen chavista ha sido precisamente el Tren de Aragua cuyos vínculos con el chavismo son públicos y notorios. No solo el Tren de Aragua ha participado con sus motorizados en las caravanas de Nicolás Maduro sino que también muchos de sus miembros aún trabajan como supuestos dobles agentes en organismos policiales y militares, mientras otros son los escoltas de personalidades del régimen.

            Con más de 8 millones de venezolanos forzados a abandonar su territorio es muy probable que tanto el régimen chavista como el Tren de Aragua hayan infiltrado sus operadores en esas olas migratorias. Mezclados en comunidades de venezolanos de bien, estos operadores han desplegado sus actividades criminales a escala internacional incluso ofreciendo sus servicios como contratistas privados al régimen chavista de Venezuela.

            Esto explica la inusual y alarmante ola delictiva que hoy recorre las Américas de norte a sur y las cada vez más frecuentes operaciones de secuestro de militares y civiles venezolanos en diferentes países que luego aparecen en Venezuela en manos del régimen.

            El reciente secuestro y asesinato del Teniente Ronald Ojeda puede revelar las pistas que vinculaban al régimen chavista con el crimen organizado con propósitos políticos. Este caso que aún se encuentra en fase de investigación tiene todas las características de un crimen político por encargo donde no es difícil establecer las primeras hipótesis sobre el móvil y su autoría intelectual.

            Primero, la relevancia política del Teniente Ojeda era reconocida tanto por Chile como por Venezuela. El gobierno chileno le habría concedido asilo político en el 2023 y en enero de 2024 el régimen venezolano lo presentaría en una lista de oficiales degradados por “traición a la patria”.

Tampoco parece casual o involuntaria la lentitud de las autoridades chilenas (cuyo gobierno es afín políticamente al de Venezuela) a la hora de reaccionar ante la información del secuestro. Esos días de pasividad y duda institucional les dieron una valiosa ventaja a los secuestradores para ejecutar la misión y abandonar el país. Luego, lo primero que hace la Fiscalía chilena es imponer una ley mordaza sobre el caso alentando con esto todo tipo de especulaciones ante la ausencia de una versión oficial. La divulgación de los videos grabados por cámaras en el edificio del Teniente Ojeda se hizo a pesar de la Fiscalía y fue lo que permitió entender el diseño sofisticado del secuestro. Sin esos videos quizás hoy estaríamos hablando de hampa común local.

            El nivel de preparación, elaboración y audacia de esta acción revela que no se trata meramente de crimen organizado internacional. El hecho mismo de que los secuestradores jamás hicieron contacto con la familia del Teniente Ojeda ni exigieron recompensa es el mejor indicio que la motivación fue más bien de tipo político. Los recursos, económicos y logísticos, necesarios para este tipo de operación comando solo los podrían tener organizaciones más complejas (como un Estado, por ejemplo) por lo cual no se puede descartar un nivel de coordinación de funcionarios de los gobiernos de Venezuela y Chile para apoyar logísticamente la ejecución de un crimen contratado con una sucursal del Tren de Aragua.

            Todas las hipótesis deben seguir en la mesa porque existen serios indicios que apuntan a Miraflores como la sede principal de una suerte de sicariato internacional.- @humbertotweets 

lunes, 4 de marzo de 2024

¿El régimen tiene miedo?

            En la contienda política y electoral es usual el recurso maniqueo y dicotómico de plantear una falsa confrontación entre el miedo y la valentía. Es una contradicción falsa porque es un intento de ocultar la realidad reduciéndola a un simple psicologismo.

Este recurso es absolutamente inútil para el análisis y la praxis política porque enmascara contradicciones reales tales como las que se dan entre tiranos y oprimidos, ricos y pobres, trabajadores y patronos, etc. Sin embargo su uso tiene más una justificación propagandística para tratar de desmoralizar al contrario (los cobardes) y elevar la moral de los propios (los valientes).

A la luz de las detenciones arbitrarias de Rocío San Miguel y dirigentes del partido Vente Venezuela hay quienes desde la aparente oposición han saltado de inmediato a calificar estos hechos como actos desesperados de un gobierno que tiene miedo. Esta caracterización eminentemente psicológica carece de contenido político y lamentablemente puede conducir a equívocos si se usa como parte del análisis o la praxis. 

En primer lugar, el gobierno o el régimen no es un ser viviente que al igual que un individuo puede sentir en forma orgánica sensaciones de miedo, temor, valentía o coraje. El gobierno como entidad es más bien una estructura conformada ciertamente por individuos (operadores) que como tales pueden o no experimentar esas sensaciones psicológicas.

Pero aún queda el problema de calibrar si esas acciones (detenciones arbitrarias) califican efectivamente como actos de miedo o desesperación. Lo que habría que determinar es si el uso prolongado y planificado de la fuerza pública para intimidar a la población civil es un acto que revela miedo y desesperación por parte de los ejecutantes o más bien otra cosa.

Un gobierno que expulsa del país al Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Venezuela y que al mismo tiempo no le permite a los detenidos por razones políticas acceder a sus abogados defensores no es un gobierno cuyos operadores muestran miedo sino más bien certezas en un ejercicio ilimitado del poder.

No se puede -no se debe- reducir la praxis política a puro psicologismo infantil del tipo “el gobierno tiene miedo” o “los buenos siempre ganan”. Este es un vicio pernicioso que puede llevar a equívocos lamentables derivados de falsos análisis que a su vez conducen a aventuras suicidas.

Es mucho más efectivo y acertado políticamente hablando caracterizar al gobierno por lo que es y por lo que hace, no por lo que suponemos podría sentir. Y ahí están las realidades latentes como resultado de una política que ha destruido a Venezuela, incapaz de aceptar unas elecciones justas, que ha expulsado a más de 10 millones de venezolanos de su país y ha  condenado a otros tantos a la más absoluta pobreza.

La confrontación entre miedo y valentía es irreal y metafísica. La verdadera confrontación está planteada entre quienes luchan por salvar a la nación venezolana y quienes aún se empeñan en destruirla.- @humbertotweets

La alfombra electoral del chavismo

            La falsa oposición venezolana y su candidata María Corina Machado siguen prisioneros de su fundamentalismo electoral. Esto quiere decir que dentro de la diversidad y complejidad de la realidad política venezolana ellos lo reducen todo a una fórmula: La vía electoral. Todo son elecciones. Más nada. “Nadie nos sacará de la vía electoral” en un mensaje cuyo sentido entrelíneas no es otro que poco importa lo que haga el régimen chavista, nosotros seguimos adelante en la ruta electoral. Esto podría parecer un ejercicio de robusta coherencia y convicción, pero al estrellarse con la realidad se nos revela como una verdadera necedad.

            La realidad no es otra que una farsa electoral rodeada de incertidumbres, sin condiciones ni garantías para nadie y donde lo único cierto es que Nicolás Maduro será candidato y proclamado ganador. Esto es el resultado de tener un tinglado político, jurídico y militar donde el chavismo lo controla todo. ¿Cómo se lucha contra esto? No es precisamente con los votos que serán contados por el sistema electoral chavista ni esperando sentados a que el chavismo cometa un error como sugirió Luis Vicente León y otros.

            Para aminorar el gran escepticismo que reina en la población frente a esta nueva farsa electoral los epígonos de la falsa oposición no quieren admitir que se trata de una estafa o fraude electoral.  Ellos, mucho más delicados con el régimen chavista, prefieren hablar de “ventajismo” y aspiran a unas “elecciones competitivas”. Esto solo muestra la resignación a tragarse la rueda de molino de la farsa electoral pero que al menos les permitan inscribir su candidato.

            El chavismo por su parte a cada acto de postración de la falsa oposición responde no con compasión sino con más desprecio y ferocidad. La idea universalmente aceptada de una negociación es la de un intercambio que beneficie a las partes que intervienen. Para el chavismo la negociación es un mecanismo para distraer la opinión, ganar tiempo abonando futuras maniobras y arrebatar todo lo que pueda a cambio de nada. Esto solo se puede lograr bajo engaño e incumpliendo los acuerdos como siempre lo han hecho.

            Para la falsa oposición la negociación significa aceptar todas las condiciones que le pone el chavismo, darlo todo a cambio de nada con la esperanza que los chavistas al menos por pudor, por vergüenza, cumplan algo, lo que sea.  De ahí aquella respuesta de los falsos opositores a la hora de justificar sus posturas “el chavismo no se atreverá a…”. El resultado es que el chavismo se ha atrevido a hacer todo lo que se creía impensable, ha burlado todos los acuerdos, ha cruzado todas las rayas rojas simplemente porque puede hacerlo.

            Más allá de la metáfora bien se puede caracterizar la relación entre el chavismo y la falsa oposición como sadomasoquista. El chavismo disfruta propinando sesiones de dolor y la falsa oposición parece haberse acostumbrado a disfrutar de estas jornadas de sufrimiento. Y esto no cambiará a menos que esa oposición decida abandonar la sala de torturas, porque ha estado en ese lugar estos 25 años por su propia voluntad.

            Las negociaciones entre chavismo y falsa oposición nunca han tenido sentido ni justificación. Al menos no como han sido planteadas. Poco o nada puede poner la falsa oposición en la mesa para incentivar al chavismo a ceder algo que valga la pena. La falsa oposición no puede amenazar con una huelga general, ni siquiera con una ola de protestas porque por sus inconsecuencias hace mucho tiempo (¡2004!) perdió conexión con la calle.

            Tampoco puede la falsa oposición presionar al chavismo con la famosa “comunidad internacional” porque tal comunidad como un todo orgánico no existe. Lo que existen son Estados individuales que por razones de geopolítica deciden si les conviene o no tener relaciones con el régimen chavista. Lo único que se ha visto son tímidas sanciones por parte de los Estados Unidos que por su deficiente formulación no funcionaron ni funcionarán, y declaraciones diplomáticas de simpatía con la causa venezolana pero tampoco suficientes para que el chavismo ceda en algo importante.

            El chavismo si ha logrado vacilarse a la falsa oposición, a la “comunidad internacional”, a los Estados Unidos, a Noruega, a los países garantes, y a todos. En este proceso el régimen chavista logró la liberación de los narcosobrinos de Cilia Flores, con sentencia firme en los EEUU. También lograron quitarse las sanciones para seguir operando a sus anchas y por si fuera poco les devolvieron al traficante Alex Saab defendido por el régimen como un supuesto diplomático. En el mismo periodo de tiempo la falsa oposición, si hubiese querido, habría podido lograr la liberación de TODOS los presos políticos civiles y militares y la promesa de no más detenciones por motivos políticos.

La comparación puede resultar odiosa pero es pertinente. Con el mismo ímpetu que el chavismo defendió la liberación de Alex Saab la falsa oposición ha debido afincarse y hacer punto de honor en la liberación de los presos políticos, todos, incluyendo a los más antiguos, los policías metropolitanos y los hermanos Rolando, Otoniel y Juan Bautista Guevara. Pero por supuesto, los falsos opositores siempre distraídos por el señuelo electoral jamás se lo plantearon como parte de una efectiva negociación.

El papel que juega esta falsa oposición con Gerardo Blyde y María Corina Machado a la cabeza es lastimoso y patético. No pueden tener una estrategia propia porque el fundamentalismo electoral los pone en posición reactiva y de aceptar lo que el régimen les quiera lanzar. Invitan a los venezolanos a luchar con el arma del voto cuando millones han aprendido que en el sistema electoral chavista esa arma tiene un valor relativo cercano a cero.

Votar en estas condiciones no es un acto de rebeldía política sino más bien una terapia de grupo para sentir que al menos se trató de hacer algo, aunque sea inútil. Participar en esta farsa como están empeñados los falsos opositores y su candidata no es más que seguir siendo la alfombra electoral sobre la cual el chavismo patea y escupe. Si quieren seguir haciéndolo, ese es su problema. Pero no nos pidan a los venezolanos que los acompañemos hasta el final.- @humbertotweets

martes, 27 de febrero de 2024

La conspiración sin brazaletes

            En el Estado chavista las Fuerzas Armadas son un componente esencial porque es la base que soporta todo el régimen. El chavismo puede prescindir de operadores, clientelas y hasta de elecciones. Lo único que no se le puede quitar al régimen chavista es el apoyo en las estructuras militares porque sin él ese frágil castillo de naipes se caería en segundos. En la Venezuela del momento son las armas de fuego las que deciden el poder político, no los votos ni la popularidad. Y mientras el chavismo mantenga confiscadas las armas de la república para su propio beneficio será prácticamente imposible esperar un cambio real por vía de negociaciones o de elecciones.

            La denominación de Fuerzas Armadas a la organización militar en la que se apoya el poder político del chavismo induce a pensar en una organización homogénea y perfectamente disciplinada como lo serían otras instituciones militares en el mundo. Pero no es el caso de esta organización militar que ha tenido que degradarse y desprofesionalizarse para así poder asegurarse la fidelidad de sus miembros.

            Quienes se incorporan a las Fuerzas Armadas chavistas como cadetes aprenden muy temprano que no son los méritos ni las destrezas en las artes militares las que determinan su ascenso en la pirámide militar sino su grado de lealtad con la falsa revolución e incondicionalidad con sus superiores, aunque esto signifique violar la Constitución a la que prestaron su juramento. Hay medallas de honor, bonos e incentivos para aquellos oficiales que además se destacan por ser los más sanguinarios en el linchamiento físico de adversarios del régimen y quienes se prestan para delatar a sus colegas por supuestos planes conspirativos.

            Pero esta Fuerza Armada que ha sido confeccionada por Vladimir Padrino López como una caja negra que luce sólida y blindada en su exterior oculta la diversidad de grupos que operan en su interior y que están en una biocenosis permanente para ganar más poder y llegar a lo más alto de la estructura. Algunos grupos, los menos, están inspirados por una orientación política e ideológica que propone un regreso al profesionalismo y la institucionalidad. Otros grupos, los más, se han organizado en torno a liderazgos de generales y comandantes con aspiraciones mucho más pragmáticas de hacer lo que sea necesario para ascender lo más rápido y ganar más en sus actuales áreas de influencia (fronteras, aduanas, criptomonedas, Arco Minero, etc).

            Aunque se le pretenda mantener en una burbuja las Fuerza Armada chavista no es inmune a la crisis económica y social que afecta a toda Venezuela y que ha sido causada precisamente por el régimen político que los militares chavistas defienden. La quiebra de Venezuela también se refleja en esa organización militar. La escasez de recursos a su vez impone una escasez de posiciones para ascender, salarios apropiados, comida, municiones, equipos, etc.

            Estas limitaciones han fomentado una serie de anomalías en esas Fuerzas Armadas donde se ha democratizado la corrupción. Como no es materialmente posible satisfacer las aspiraciones de la mayoría de los oficiales para enchufarse en puestos que manejen recursos discrecionalmente el alto mando militar ha promovido una política de “emprendimiento” según la cual cualquier oficial puede desarrollar su propia empresa. Ante la ausencia de definiciones legales más precisas esta política ha sido interpretada como una orden para cobrar comisión desde cualquier posición que así lo permita en forma masiva y sistemática para así completar su salario. Para los oficiales y miembros de la tropa profesional que no tienen acceso a estas oportunidades sólo quedan emprendimientos menores como el hurto de armas, municiones y cualquier objeto de valor que pueda ser sacado de los cuarteles y vendido en el mercado negro.

            La macolla que dirige al régimen chavista (Maduro, Padrino y hermanos Rodríguez) conocen muy bien la naturaleza mercenaria de los grupos que operan dentro sus Fuerzas Amadas porque son ellos mismos quienes la han degradado a tal condición. Ellos saben que la fidelidad que han comprado con prebendas y han asegurado mediante la vigilancia permanente de los servicios secretos cubanos es más una postura pragmática de grupos y operadores que en cualquier momento y por las mismas razones podrían cambiar de bando y hasta de jefe. Y esto si sería un problema real para la macolla del régimen chavista, no las elecciones.

            Lo que nunca se puede dejar fuera del análisis es la caracterización y la morfología de las Fuerzas Armadas chavistas porque ellas son al mismo tiempo la fuerza y la debilidad del régimen. Es en ese espacio donde comienza y termina todo. Las luchas intestinas por espacios de poder dentro de las FANB chavistas, sus desarrollos y resultados es lo que definirá el destino del régimen chavista. Esto explica algunas cosas que la tradicional cábala política no ha podido resolver. ¿Por qué continúa Padrino López al frente del Ministerio de Defensa? ¿Por qué Nicolás Maduro no asiste a desfiles militares?

            Pero además el peso del factor militar sobre el factor político-partidista es lo que permite entender las últimas y aparentemente improvisadas acciones del régimen chavista que los más desprevenidos han calificado como “miedo y desesperación”. La desaparición forzosa de Rocío San Miguel y de los dirigentes de Vente Venezuela; la expulsión de Venezuela del Alto Comisionado para los derechos humanos y su personal; y más recientemente la implicación directa o indirecta del régimen chavista en el secuestro del Teniente Ronald Ojeda en Chile podrían parecer actos desesperados para supuestamente desmoralizar a la población y desmotivar el voto en las venideras elecciones.

            Si somos consecuentes con el criterio que es lo militar lo que está determinando en este momento la coyuntura política en Venezuela entonces tendremos que admitir que ver en estas acciones del chavismo signos de miedo, desesperación e improvisación no es más que una apariencia falaz. Por el contrario, vemos algo distinto. En el régimen chavista vemos un patrón de conducta sistemático que usa las negociaciones con la falsa oposición para ganar tiempo, orquesta una farsa electoral para darle una justificación de legitimidad a sus militares, y ejecuta acciones audaces para enviar claros mensajes de terror e intimidación a sus oficiales activos y así desalentar movimientos conspirativos, que seguro los hay.

            El mensaje que la macolla del régimen envía no es para la totalidad de los venezolanos cuya mayoría está vacunada y espera poco o nada del régimen chavista. Más bien el mensaje tiene una audiencia mucho más selecta que es el universo militar con sus comandantes y tropa donde efectivamente existen las condiciones materiales para una o varias conspiraciones. La advertencia es muy clara. Este es un régimen que se restea con los suyos al precio que sea (liberación de Saab). Aquí no hay intocables (Casos Pérez, Albán, Baduel, Lanz, El Aissami, San Miguel…¿Machado?). El brazo armado del Estado chavista es largo y puede cruzar fronteras (Casos Caldera, Ojeda y otros).

            Pero ¿por qué pagar un alto precio en términos de vidas humanas y de reputación por una campaña intimidatoria de este calibre? Dos razones. Primero porque el control férreo de las Fuerzas Armadas vale y lo justifica todo para el régimen chavista.  De lo que allí pase, y no de otra cosa, depende su supervivencia.

            Segundo, porque la lucha por el poder interno y repartos de botín entre grupos que operan dentro de las FANB chavistas las ha fragmentado y las ha atomizado al punto que en la diversidad de facciones no es fácil saber quién es quién. En la superficie todos aparentemente juran lealtad al Estado chavista y a Nicolás Maduro, pero solo un experimentado militar como Padrino López podría calibrar el desprecio de esos militares por su Comandante en Jefe al punto de recomendarle no presentarse en ningún acto público militar.

            El clima de “todos son sospechosos” que ha propagado el G2 cubano para vigilar y controlar a los militares venezolanos ha traído consigo otra aterradora certeza: Cualquiera es capaz de cualquier cosa en cualquier momento. Y es esto lo que quizás ha llevado al régimen chavista a desplegar un plan que consiste en disparar hacia todos lados con la esperanza que algunos de esos disparos tengan un efecto disuasivo. Pero este seguirá siendo un problema recurrente para el chavismo y es el precio que tiene que pagar por haber transformado la institución militar en un conglomerado de grupos cuyas alianzas y lealtades dependen más de negocios y afinidades personales que de otra cosa.

            Las condiciones materiales para una o varias conspiraciones dentro de las FANB chavistas están dadas. Hay grupos, medios y ganas. Para tener éxito esta tendrá que ser diferente a todas las anteriores en su ejecución. Como siempre, los movimientos decisivos estarán en manos de quienes comandan tropa y su habilidad para articularse en muy corto tiempo. En esa dinámica el CEOFANB y sus generales tienen un valor ornamental. Pero esto no es ningún secreto, lo sabe cualquiera e incluso ellos. Lo difícil para la macolla del régimen, a pesar del espionaje del G2 cubano y las campañas intimidatorias de terror psicológico, es saber quién es quién en un universo donde todos se parecen y probablemente los verdaderos conspiradores no portarán brazalete de ningún color.- @humbertotweets

jueves, 22 de febrero de 2024

El tema militar sigue siendo el talón de Aquiles del chavismo

            La fuente de poder político real del Estado chavista no reside en la participación electoral, aunque esta se presente como un factor legitimador. Los venezolanos han sido convocados a participar en las farsas electorales chavistas muchas veces en estos 25 años sin que esto haya alterado en lo más mínimo la estructura básica de poder.

            Y si no es en la soberanía popular expresada electoralmente ¿de dónde emana el poder político real que sostiene al Estado chavista? En un país como Venezuela, donde desde hace mucho tiempo las instituciones del Estado nacional venezolano desaparecieron, el poder político real reside en quien porta las armas y con ellas ejerce el monopolio de la violencia en contra de una población civil desarmada que por su propia condición y aunque se defina en contra de ese régimen no tiene forma de defenderse y menos aún de corregir institucionalmente el desbalance.

Por eso la última de las preocupaciones que podría tener el chavismo son las elecciones. Hay otras situaciones que sí provocan angustia y preocupación. Y es que siendo el componente militar decisivo en el sostenimiento del régimen las fuerzas armadas chavistas se han convertido en un complejo ecosistema donde opera constantemente una biocenosis en la que unos factores están en guerra a muerte contra otros. Con lealtades y agendas que se entrecruzan cada vez es más difícil determinar quién está con quien en una madeja donde todos se autodefinen como chavistas y bolivarianos.

            En el mundillo de analistas, opinadores y operadores políticos casi siempre se cae con facilidad en la tentación de ver las maniobras y los montajes del chavismo como signos inequívocos de torpeza, miedo y desesperación. Por ejemplo, es cierto que la trama poética de la llamada “conspiración del brazalete blanco” está plagada de contradicciones e incoherencias que en algunos casos llegan al ridículo. Con declaraciones de testigos estrella y mapas del siglo pasado el Fiscal Tarek William Saab ha intentado justificar una conspiración donde los supuestos conspiradores no se conocen entre sí, carecen de la logística para actuar y varios han dejado de ser parte de la Fuerza Armada desde hace varios años.

            Mientras algunos saltan a celebrar la torpeza de William Saab otros nos preguntamos si esta torpeza aparente no es algo por diseño o parte de un plan que se desconoce públicamente, al menos hasta ahora.

            Es evidente que los militares y civiles acusados de ser parte de esta supuesta conspiración no tienen la capacidad operativa para ejecutar una acción como la que se les atribuye. Desde este punto de vista es muy difícil defender la tesis que ellos sean una amenaza real para el régimen o para la integridad física de Nicolás Maduro. Pero tampoco representaban una amenaza los oficiales que fueron secuestrados en países como Ecuador y Colombia para aparecer milagrosamente en Caracas. Siendo el último de estos casos el del Teniente Ronald Ojeda Moreno quien fue secuestrado en Chile y cuyo paradero hoy se desconoce. Entonces ¿Qué podría justificar esas acciones temerarias?

            Lo que observamos aquí es que mientras el chavismo maniobra con una mano la ilusión electoral, con la otra al mismo tiempo endurece su campaña de miedo y terror dentro de sus propias fuerzas armadas que es el único sitio del cual podrían llegar malas noticias. Con estas acciones audaces y aparentemente torpes el chavismo le envía mensajes, claros y directos, a sus oficiales que a la hora de defender el régimen criminal no hay ni habrá límites para perseguir, torturar y asesinar.

            Montajes burdos como el del “brazalete blanco” solo sirven para justificar cacerías de brujas y el clima de sospecha bajo el cual viven todos los oficiales de las FANB chavistas. Unas Fuerzas Armadas donde todos desconfían de todos es un ambiente ideal para mantener el control y prevenir potenciales insurrecciones que se podrían estar fermentando. Los secuestros de militares fuera de territorio venezolano perpetrados por agentes del régimen venezolano o por encargo a mafias locales es otra forma de mostrar que tan lejos puede llegar el brazo armado del chavismo para infundir terror y desalentar conspiraciones reales.

            Es el tema militar lo único que perturba a los operadores del chavismo y donde vemos que ellos están dispuestos a invertir una cantidad considerable de recursos y energías. No es para menos, porque es en el estamento militar donde precisamente todo comenzó y el mismo punto donde todo parece que va a terminar para completar un inevitable ciclo dialéctico.- @humbertotweets 

¿Qué tienen para negociar María Corina y la oposición con el chavismo?

            Desde 1999 la oposición venezolana se ha embarcado en numerosas rondas de negociaciones con el gobierno chavista que a la fecha de hoy hemos periodo la cuenta. Con diferentes matices y énfasis estas negociaciones generalmente han girado en torno a lograr garantías y condiciones transparentes para unas elecciones por parte de la oposición y el reconocimiento absoluto de su régimen político por parte del chavismo.

Al principio esa oposición tenía más apoyo popular (¡aún no habían emigrado 10 millones de venezolanos!) y presencia institucional suficiente para incentivar al chavismo a hacer algunas concesiones a cambio de reducir la conflictividad social. En otras palabras, si el chavismo quería gobernar con cierta paz social tendría que dar algo a cambio.

Para el chavismo se trataba de hacer alguna concesión pero sin comprometer en lo más mínimo la estabilidad de su régimen. De esos procesos se derivaron eventos tales como la incorporación de rectores electorales propuestos por la oposición y hasta el reconocimiento de la victoria de algunos candidatos opositores en los estados. Pero Siempre que esas concesiones planteaban un riesgo serio al chavismo de inmediato fueron neutralizadas por mecanismos legales tales como la anulación en la práctica de la operatividad de la Asamblea Nacional del 2015.

Con el tiempo la oposición perdió totalmente presencia institucional y su apoyo en la calle ha mermado por diferentes razones, una de ellas es que hoy hay menos gente en Venezuela. Mientras tanto el chavismo ha aumentado y consolidado su control sobre el aparato estatal. En teoría el descontento es tal en Venezuela que la oposición con cualquier candidato tendría los votos suficientes para derrotar a Nicolás Maduro.

Pero eso es tan solo en la teoría, porque en la práctica la ausencia de mecanismos institucionales no garantiza que la opinión mayoritaria de los electores será tomada en cuenta.

En estas condiciones precarias y desbalanceadas la oposición y el chavismo siguen negociando pero el objeto real de la negociación es incierto. En realidad mientras el chavismo tiene en sus manos todos los mecanismos para hacer las elecciones en sus propios términos prescindiendo de la oposición está por su parte no puede poner en la mesa nada que tenga valor para el chavismo.

La oposición y su candidata María Corina Machado pueden invocar el descontento mayoritario que hay en Venezuela contra el chavismo como un factor de fortaleza para sentarse a negociar. Pero mientras no exista un mecanismo institucional para valorar esa correlación de fuerzas toda negociación y sus desarrollos dependerán enteramente del chavismo.

Alguien podría atajarnos y preguntarnos en tono acusador ¿y la comunidad internacional? Bueno, esa “comunidad” como tal es inexistente. Lo que hay son Estados que en base a sus intereses definen el tipo de relaciones que quieren tener con el chavismo. Algunas presiones tímidas y aisladas desde el exterior jamás serán un incentivo suficiente para que el chavismo le haga alguna concesión significativa a la oposición.

Las negociaciones entre la oposición y el chavismo, tal como están planteadas, en muy poco o nada cambiaran es statu quo de la política venezolana.- @humbertotweets

lunes, 19 de febrero de 2024

¿Quién le pone límites al Estado chavista?

            Hace muchos años cuando se comenzaba a ver por dónde venía el chavismo en su empeño de acabar con Venezuela Orlando Urdaneta acuñó una frase que se hizo muy popular “No vale, yo no creo…”. La expresión aludía al escepticismo y la incredulidad ante las tempranas advertencias y señales que revelaban la intención de Hugo Chávez de instalar un régimen tiránico en Venezuela.

            Todo arrancó con la inconstitucional Constitución chavista de 1999, pasando por penetración política e ideológica de las Fuerzas Armadas hasta llegar al desmontaje definitivo de todas las instituciones del Estado nacional venezolano para sustituirlas por estructuras al servicio del chavismo. El objetivo parecía tan ambicioso y audaz que la reacción nunca superó la etapa de la incredulidad y quedó anclada históricamente en aquel “No Vale, yo no creo”.

            Eran los tiempos en que aquella falsa oposición aseguraba muy oronda que Chávez jamás llegaría a 3 años. No solo pasaron 5 años, sino 10, 15 y hemos llegado a 25 de tiranía chavista. La falsa oposición no solo cometió el error capital de no caracterizar correctamente al régimen chavista como un Estado al servicio del crimen sino que además le subestimó en sus capacidades para usar la violencia contra la población civil desarmada y justificarla con su propia pseudo legalidad.

            Estos dos errores siguen marcando la pauta de la falsa oposición. Por ello esta oposición instrumental siempre ha seguido prisionera de las elecciones y las negociaciones con el chavismo. Pareciera que les anima la vana esperanza de buscar un cambio, una transición la llaman ellos, dentro del rígido marco de la legalidad chavista.

            El chavismo por su parte no amenaza sino que ejecuta. El régimen chavista responde con farsas electorales, con trampas, con inhabilitación de candidatos, etc. Pero a esto hay que agregar que el régimen chavista también usa las armas de la república para perseguir, torturar y linchar a la población civil. Estas acciones, que serían escandalosas en cualquier otro país o a la luz del derecho internacional, son presentadas como parte de la normalidad en Venezuela.

En otras palabras, la postración, entrega y colaboracionismo de la falsa oposición nos ha arrastrado a una situación donde hay que aceptar lo aberrante como normal. Esto se resume en las tesis hoy defendidas por la falsa oposición y su candidata María Corina Machado quienes, sabedores de la ausencia total de garantías y condiciones políticas, insisten en participar en la farsa electoral del chavismo. Ellos están conscientes de que el chavismo tiene la intención y la capacidad para intervenir en cada fase del proceso electoral para alterar su resultado, pero nada de eso los lleva a abandonar su obstinada vía electoral.

La falsa oposición y su candidata no parecen tener ningún plan, ni A ni B, para enfrentar con éxito al chavismo. Cuando se les critica por este irresponsable ejercicio de cinismo, al llamar a votar sin condiciones ni garantías políticas, los operadores de la falsa oposición responden con sus consabidos slogans para vender jabones “llegaremos hasta el final” y “Nadie nos sacará de la vía electoral”.  Estas frases han sido usadas y abusadas miles de veces que ya hoy solo quedan como un cliché vacío de contenido y significado. ¿Por qué? porque no tienen ninguna conexión con la realidad y tampoco sintetizan un mensaje político que lleve a articularse en forma orgánica para confrontar y derrotar al chavismo.

Muy por el contrario, y muy a pesar de la intención de sus creadores, proclamar “nadie nos sacará de la vía electoral” suena como a una fatídica invitación para ir en formación resignada a morir al matadero. La única forma de interpretar este absurdo slogan es: Sabemos que nos van a hacer trampa, sabemos que nos van a torturar y asesinar, pero no importa lo que haga el chavismo porque somos demócratas y pase lo que pase iremos a votar. ¿Cuál es el sentido estratégico de este suicidio colectivo que algunos llaman “operación política”?

Las dudas y las debilidades de la salida electoral no las planteo yo en este artículo sino que ya han sido planteadas y debatidas por millones de venezolanos que por la ausencia de opciones viables para salir del chavismo optaron por abandonar el país.

Ante la realidad que se nos presenta la falsa oposición carece de la fuerza moral y política para persuadir a los venezolanos sobre las bondades de la vía electoral. Sin embargo, los operadores de la falsa oposición no se rinden en su empeño por justificar al régimen chavista y con voz débil insinúan que el chavismo no puede violar los Acuerdos de Barbados y su propia Constitución de 1999 al mismo tiempo. Parecen no darse cuenta que esos Acuerdos y esa Constitución han sido ultrajados a rabiar una y otra vez.

Frente a esto los operadores de la falsa oposición se limpian un poco el barro de la cara y ripostan “es que la comunidad internacional, los Estados Unidos y Europa obligaran al régimen chavista a permitir la habilitación de María Corina Machado”. Bueno, uno de esos factores internacionales, los Estados Unidos, ha dado visibles muestras de no querer alterar el statu quo en Venezuela. Joe Biden celebró el intercambio de ciudadanos norteamericanos detenidos en Venezuela por Alex Saab como un “avance democrático” del chavismo. En el caso puntual del secuestro de Rocío San Miguel un vocero del Departamento de Estado condenó la detención “aparentemente arbitraria” de San Miguel. ¿“Aparentemente arbitraria” cuando fue acusada de traición a la patria sin expediente, incomunicada y además se le negó el acceso a sus abogados?

            Vuelven con más fuerza aquellos ecos de “no vale, yo no creo”. Esto es, yo no creo que el chavismo va a violar los acuerdos de Barbados y su propia legalidad. O yo no creo que el chavismo va a cruzar la línea roja para enfrentarse a los Estados Unidos y la Comunidad Europea porque regresarían las sanciones (¡si, aquellas mismas inútiles sanciones!). Otros para darse ánimo aseguran que así como el chavismo no se atrevió a apresar a Juan Guaidó menos se atrevería a hacerlo con María Corina Machado. Si el chavismo no detuvo a Guaidó mientras estuvo en Venezuela es porque dejarlo actuar convenía a sus intereses. Esto quiere decir que María Corina debería pensar, con juicio y prudencia, salirse de la burbuja en la que está metida y le hace creer que ella goza de una especial inmunidad por lo que el régimen chavista no atentaría contra su integridad como lo ha hecho con otros.

            En lugar de verse en el espejo de Guaidó María Corina Machado debería verse reflejada en casos emblemáticos para el régimen chavista tales como los de Raúl Isaías Baduel y Tareck El Aissami, ambos detenidos en la más absoluta opacidad sin importar las repercusiones. Y otros como el del General Miguel Rodríguez Torres quien corrió con mejor suerte. Lo que no se puede perder de vista es que a la hora de sostener el ecosistema criminal  chavista no hay intocables.

            Escribir esto no es tremendismo. Es simplemente la progresión lógica del plan que anunció el Fiscal Tareck William Saab en enero de este año el cual se ha venido cumpliendo en forma sistemática. Todo apunta a fabricar una serie de conexiones, todas falsas y artificiales, para justificar la absurda tesis según la cual María Corina Machado sería la autora intelectual de la supuesta conspiración del brazalete blanco. Ya existe una declaración pública del oficial militar Angelo Heredia que la incrimina en forma directa. A esto habría que sumar una o dos declaraciones más, un testigo estrella y unas capturas de pantalla. Con esto en la mano el Fiscal del régimen Tareck Wiliam Saab podría anunciar en cualquier momento la arbitraria detención de María Corina Machado por traición a la patria.

            ¿Qué podría impedir este dramático desenlace? Solo el cálculo del propio régimen al valorar si una jugada de este calibre le sirve o no para una variedad de propósitos. Desde quitarse todas las sanciones, aunque no hayan funcionado, hasta inhabilitar la recompensa que se ofrece por las cabezas de los capos del régimen. Con una ficha de canje de esta valía solo el cielo es el límite. Este no es un asunto de miedo versus coraje o de cobardía contra valentía. El régimen chavista tiene la capacidad y los medios para ejecutar sus amenazas por lo que ya es hora de dejar de subestimarlo.

            En su propio tablero y en el mundo de la diplomacia el chavismo está a sus anchas y no tiene límites, ni siquiera su propia legalidad o el llamado derecho internacional. Dentro de ese marco poco o nada se podrá lograr. Fuera de ello están los límites que impone la propia realidad de un país que se cae a pedazos donde el botín del tesoro nacional cada día alcanza menos para satisfacer la voracidad de las atorrantes clientelas civiles y militares chavistas. También están los límites que imponen la geopolítica, la dialéctica de imperios y las consecuencias bélicas de decisiones imprudentes.

            El reto para la sociedad venezolana es cómo organizarse al margen de las fracasadas tesis electoreras de la falsa oposición para articular una verdadera política de confrontación que saque ventaja de las realidades que el chavismo no podrá evadir.- @humbertotweets