domingo, 31 de enero de 2016

¿Aún es necesario explicar el Socialismo del Siglo XXI?


La confrontación filosófica entre autoritarismo y democracia  era, hasta hace poco, una discusión reservada para los teóricos del gobierno y a la oposición.
El régimen hábilmente rebautizó su dictadura con la etiqueta de “Socialismo del Siglo XXI’ como una forma de pasar por debajo de la mesa todas las desviaciones dictatoriales y antidemocráticas dándoles legitimidad “popular” y “revolucionaria”
Este enmascaramiento hizo difícil para la oposición desarrollar un discurso efectivo que permitiera desmontar las falacias de la dictadura.
Sobre todo cuando los precios del petróleo estuvieron por encima de los $100 era muy difícil explicar las calamidades que traía consigo el modelo socialista.
Se dijo muchas veces.
Pero nadie escuchaba.
Los dólares del petróleo hacían mucho ruido y solo permitían escuchar el discurso oficial.
Hoy la confrontación entre el Autoritarismo del Siglo XXI y la democracia es inevitable e inevadible para todos los venezolanos.
La realidad del colapso económico permite hoy que se entienda mejor la naturaleza primitiva y despótica del régimen socialista que se ha pretendido imponer en Venezuela.
Una cosa es discutir sobre socialismo en la comodidad de la casa viendo a Chávez por TV ordenar la expropiación de empresas de alimentos sin pensar que eso me iba a afectar.
Otra cosa es hablar de socialismo en una cola de 10 horas para tratar de comprar comida y no conseguir nada.
Las colas, la falta de alimentos y de medicinas dejan muy atrás la discusión teórica para ensenar de un solo cimbronazo que significa el socialismo.
Las mediocres campañas de VTV para explicar que significa el socialismo nunca fueron tan efectivas como el discurso de Maduro pidiéndoles a los beneficiarios de la Gran Misión Vivienda que no acepten ser propietarios de sus casas, porque eso les perjudica.
Hoy cualquier venezolano entiende que el socialismo significa controles, corrupción, colas, privaciones, atraso y hasta muerte.
No hay que hacer gran esfuerzo en explicarlo.
Se entiende.
Cuando el gobierno habla de volver al conuco, de no comer tanto, de no cambiarles los pañales a los niños o de no cepillarse los dientes ya sabemos de lo que están hablando.
Están hablando del socialismo del siglo XXI.
Discutir sobre el socialismo dejo ser una exquisitez teórica reservada solo a políticos y académicos.
Hoy el pueblo participa vigorosamente de ese debate,
Allí, al calor de colas de más de 15 horas, no solo se discute sobre el Socialismo del Siglo XXI.
También se habla de cómo salir de él.-



sábado, 30 de enero de 2016

Nicolás Maduro será el enterrador del PSUV




Una cosa es el chavismo. Los millones de personas que genuinamente aun creen en la ideas de Chávez y sufren la crisis al igual que el resto de los venezolanos.
Otra cosa es el PSUV. El partido oficialista que con recursos de la burocracia estatal trata de organizar a los chavistas como fuerza electoral.
No se les puede confundir porque ambas entidades operan con características y objetivos diferentes, aunque coincidan en algunas cosas.
Muchas veces cuando criticamos al chavismo lo que en realidad queremos aludir es al chavismo oficialista, al burócrata o enchufado que vive de las prebendas del gobierno.
Nuestra critica no esta dirigida al chavista que de buena fe apoya al gobierno sin estar enchufado y por el contrario sufre las mismas miserias que el resto de los venezolanos.
Esta distinción es importante para entender el dramático divorcio que existe entre el chavismo con el gobierno y el PSUV.
Nicolás Maduro y la burocracia oficialista tomaron control absoluto del PSUV.
Por eso hoy el PSUV hace un congreso para adular y alabar las políticas fracasadas del gobierno que subsecuentemente llevaran a más derrotas electorales del partido.
Maduro y la cúpula del PSUV decidieron vacunarse contra cualquier intento de disidencia que intente promover un debate crítico sobre las causas de la derrota electoral.
Por el contrario, prefirieron abrazarse a las tesis falaces de la guerra económica para justificar su propia incapacidad en la conducción del gobierno y el partido.
El subterfugio acogedor frente a la derrota ha sido confundir la propaganda con la política.
Normalmente la propaganda es una actividad de propagación y agitación de ideas subordinadas a la política.
En teoría la política es la que dicta las tesis a ser difundidas por la propaganda.
Para el PSUV es todo lo contrario.
La propaganda es la que esta dictando las acciones estratégicas del PSUV.
Esto ha llevado a que el PSUV abrace no solo la tesis de la guerra económica como causa para justificar la derrota del 6D sino además a una negación sistemática la realidad.
El discurso oficial que justifica el fracaso del gobierno impide considerar la opción de rectificar.
Ahora ese discurso será la línea oficial del partido oficialista y los miembros del PSUV que no repitan la verdad oficial serán destituidos.
Con estas acciones negadoras de la gravedad de la crisis el PSUV y el gobierno no hacen otra cosa que decretar su muerte política.
Esa línea los alejará cada vez mas de las bases chavistas que piden explicaciones no solo por la derrota, sino por la corrupción y la debacle del país.
La reestructuración del PSUV en su último Congreso concentra todo el poder organizativo y político en la persona de Nicolás Maduro.
De ahora en adelante no habrá excusas.
Nicolás Maduro será  quien decidirá la conformación de las direcciones políticas del PSUV y quien dictara las líneas estratégicas.
Nicolás Maduro, de ahora en adelante, concentrará todo el poder del gobierno y del partido.
Es su primer y ultimo responsable.
En otras palabras, Nicolás Maduro no solo será el responsable de enterrar al gobierno y el legado político  de Chávez.
También le corresponderá, ahora, el dudoso honor de enterrar al PSUV.

viernes, 29 de enero de 2016

Gran Misión Vivienda y la derrota ideológica del chavismo


Los chavistas en general no son marcianos, ni extraterrestres. 
Me refiero a los chavistas de abajo, los que de buena fe apoyan al gobierno sin estar enchufados.
Son venezolanos que están hechos del mismo barro que el resto de nosotros.
Son venezolanos que sufren los mismos problemas y tienen las mismas aspiraciones espirituales y materiales que el resto.
A pesar de años de propaganda y lavado cerebral el gobierno no pudo cambiar el adn histórico de los venezolanos.
Esos venezolanos continuaron siendo orgullosamente chavistas pero siempre manteniendo distancia con esos conceptos de socialismo, trueque, y control los cuales históricamente han sido asociados a penurias y privaciones.
Ese chavismo ha llegado hoy a un punto de ruptura emocional con la revolución.
La aprobación de la reforma a la Ley de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) convertiría a los beneficiarios de este programa en plenos propietarios de sus viviendas.
El gobierno rechaza la propuesta y muy posiblemente se negara a ejecutarla con alguna protección del TSJ.
El rechazo del gobierno no esta inspirado tanto en la bofetada filosófica de reivindicar la propiedad privada en un régimen socialista. El rechazo viene de la convicción clientelar que perderá el control político sobre esas masas quienes a partir de este momento, ya plenos propietarios, no tendrán que agradecerle políticamente nada al régimen.
Y es una ruptura emocional porque muchos, millones quizás, de los beneficiarios de la GMVV no entienden como el gobierno del pueblo se niega a otorgarles ese beneficio que después todo se lo han ganado.
De la noche a la mañana vemos a quienes aun considerándose políticamente chavistas apoyan la propuesta de la oposición. Horror.
Ha sido difícil para el gobierno explicar como el ser propietario no es bueno para los beneficiarios de la GMVV.
Se podrá decir que la jugada de la oposición es igualmente clientelar al apostar recibir apoyo político por esta jugada.
Es posible.
Pero lo cierto, lo verdaderamente relevante aquí es notar que en mas de 15 años de revolución el régimen no logro taladrar su filosofía marxista y sus valores en las mentes y los corazones de estos venezolanos.
Aunque el gobierno califique como una desviación y estafa de la burguesía la reforma a la ley de la GMVV es muy claro que ese espíritu “pequeño burgués” siempre se mantuvo latente en el corazón de los chavistas.
Ese aspiración legitima de todo ciudadano en democracia de elevar sus condiciones materiales de vida y ser propietario choca contra las concepciones mas primitivas del régimen que nunca ha dudado en proclamar que hay que fabricar pobres para asegurarse su su base política.
Que los beneficiarios de la GMVV hoy quieran ser propietarios y por esa razón se encuentren enfrentados a la filosofía comunista del gobierno es una contundente derrota ideológica para una revolución que quedo desfasada históricamente desde su comienzo.