lunes, 31 de enero de 2022

De ningún lado a ninguna parte

            La política emprendida por la falsa oposición venezolana y el interinato de Guaidó parece buscar varios objetivos, pero ninguno de ellos se plantea o conduce a sacar al chavismo del poder. Por el contrario, si algo parece asegurado es el atornillamiento del régimen chavista gracias precisamente a una postura entreguista y colaboracionista auspiciada por los partidos del G4 y ejercitada por el hamponato interino. Esta postura se desagrega en tres componentes fundamentales: Las elecciones, las negociaciones con el chavismo y el manejo de los activos de Venezuela en el exterior.

            La tesis electoral insiste en participar en elecciones regionales y pedir el Referéndum revocatorio como fórmulas para pavimentar la participación en una elección presidencial donde se espera derrotar al chavismo y que este entregue pacíficamente el poder. Esta visión es al mismo tiempo cínica e ingenua. Solo desde el más absoluto cinismo se podría pensar que el estado chavista ofrece garantías para la participación política. Esto ha arrastrado a los falsos opositores a iniciar sus discursos políticos con infames declaraciones de fidelidad a la constitución chavista de 1999 para probar hasta la saciedad que no buscan destruir al estado chavista que les permite participar.

            Igualmente, solo desde la más inaceptable ingenuidad se podría esperar que ante una eventual derrota los órganos del estado chavista permitan un cambio de gobierno o más aún su propio desmantelamiento. Pero este es precisamente el relato que la falsa oposición ha usado para validar su postura política. Esta falacia ha sido destruida por la realidad cada vez que los mecanismos del estado chavista se activan invocando su pseudo legalidad para adjudicar gobernaciones y alcaldías a su antojo o cancelar la convocatoria al Referéndum Revocatorio con los tecnicismos más pueriles. Pero aun así la falsa oposición insiste en que solo dentro del estricto marco del régimen chavista y respetando celosamente su legalidad es que se podrá algún día lograr el cambio político.

            Como un refuerzo a la tesis electoral la falsa oposición insiste en buscar una negociación directa con el chavismo para lograr no se sabe qué. La táctica de las negociaciones ha sido una de las más manoseadas por el chavismo y la falsa oposición en los últimos veinte años. Se han emprendido rondas de negociaciones invocando una variedad de excusas que siempre terminan en concesiones ridículas o ninguna concesión por parte del chavismo. Para lo que sí han servido estas negociaciones es para darle tiempo al chavismo que siga adelante en su proyecto de desmantelar al estado nacional y su suplantación por el estado chavista. Esto prácticamente anula la perspectiva de una transición pacífica al no contar la sociedad venezolana con instituciones garantes del estado de derecho sino más bien estar sometida por organismos serviles a la orden del chavismo tales como las fuerzas armadas.

            En estas negociaciones la falsa oposición ha practicado casi todas las formas posibles de servilismo y apareamiento con el régimen chavista en la esperanza de lograr algo que cada vez luce tan indeterminado como inalcanzable. Lo último ha sido la petición de Juan Guaidó al gobierno de los Estados Unidos de levantar las sanciones al régimen chavista como un incentivo (¡otro más!) antes de regresar a la mesa de negociaciones en México. Así la falsa oposición sigue intentando entenderse con el chavismo desde una posición de absoluta debilidad.

            Y es que ni siquiera el “apoyo” de los Estados Unidos al interinato cambia la esencia débil de esa postura pues lo único que ha logrado es evidenciar el más rotundo fracaso mientras el chavismo aumenta su poder en Venezuela. El respaldo del gobierno norteamericano al interinato de Guaidó en la forma blandengue como lo han hecho sólo ha servido para hacer el ridículo en la diplomacia mundial e incentivar la corrupción y robo desde el hamponato interino

            Aquí surge el tercer componente de esta política de la falsa oposición. Derivado del apoyo diplomático que los Estados Unidos le ofrece el llamado gobierno interino ha sido puesto en la posición privilegiada de administrar los activos de Venezuela en el exterior sin rendirle cuentas a nadie. Dineros de Monómeros, Citgo y la ayuda humanitaria internacional para Venezuela ha ido a parar a las cajas chicas de los dueños de las franquicias partidistas del G4. El apoyo diplomático solo ha servido para legitimar este saqueo a la nación venezolana tan condenable como el que actualmente perpetran los chavistas en el territorio nacional. Sin timidez ni recato Juan Guaidó de verdad espera seguir manejando todos esos recursos sin más limitaciones que su propios antojos y hasta el día que caiga el chavismo que no será pronto si esto sigue influenciado por los bandazos de la falsa oposición.

            La petición que recientemente le hizo Guaido públicamente  a los Estados Unidos para levantar las sanciones al régimen chavista solo ratifican esa secuencia de posturas improvisadas y erráticas que desalientan y desmovilizan la lucha contra el régimen al promover ilusiones fantásticas y electorales. Ofrecerle al chavismo el levantamiento de las sanciones a cambio de nada es la misma tesis que ha fracasado en los últimos veinte años. Es la típica táctica que usa la falsa oposición para aparentar que es alternativa frente al chavismo con una política que como ya ha sido demostrado por la realidad, va de ningún lado a ninguna parte.- @humbertotweets

jueves, 27 de enero de 2022

¿Y qué esperaban?

            Cuando uno lee las reacciones de los políticos de la falsa oposición ante la liquidación técnico-legal del Referéndum Revocatorio por parte del régimen no puede suponer por un segundo que se trate de ignorancia o ingenuidad. Y hablando en serio ¿esperaban otra cosa? Los lamentos de las viudas del Revocatorio no pueden ser por desconocimiento de que efectivamente el chavismo podría suspenderlo como en efecto lo hizo. El lloriqueo de estas plañideras de la política criolla pidiéndole al chavismo que cumpla con su propia constitución no es otra cosa que la expresión del más refinado y descarado cinismo.  

Por supuesto que la falsa oposición sabía desde el principio que el Referéndum Revocatorio jamás iba a realizarse con un Consejo Electoral íntegramente chavista. Así como saben perfectamente que todas las elecciones que se han realizado bajo el régimen, y las que se realizarán, han sido y serán producto del más colosal fraude electoral. Esto incluye las migajas que el régimen le reparte a la falsa oposición adjudicándole alcaldías y gobernaciones como recientemente hizo en Barinas.

A pesar de la abrumadora evidencia de que el chavismo jamás entregará el poder pacíficamente y usa las elecciones fraudulentas para legitimar a su régimen político, muy a pesar de todo esto  la falsa oposición insiste en la tesis electoral-institucional. Según esta tesis, de eventualmente producirse un resultado electoral adverso el régimen se vería obligado a cumplir su propia constitución y entregar el poder. ¿Obligado por quién? ¿Por unas Fuerzas Armadas que son el soporte del mismo régimen? La evidencia que se suministra para demostrar esta tesis es que efectivamente varias veces la falsa oposición ha “derrotado” al chavismo en elecciones de alcaldes y gobernadores y el chavismo por su parte ha reconocido y las ha entregado.

Esta postura es la que se ha venido usando en los últimos años para desmovilizar a los venezolanos de una oposición verdaderamente insurreccional hacia formas mediatizadas de oponerse al chavismo sin representar un peligro para que esté efectivamente algún día salga del poder. La trampa electoral es la ilusión más manoseada por los políticos de la falsa oposición porque por una parte les permite decirle a la gente que se está haciendo algo para enfrentar al chavismo, aunque en el fondo no se haga nada. Por otra parte, cada evento electoral, llámese elección de gobernadores o Revocatorio, implica la movilización de clientelas partidistas que alimentan una próspera industria que hace circular grandes masas de dinero para activistas, asesores y operadores que literalmente viven de “hacer oposición.”

Pedirle al régimen chavista que convoque al Revocatorio con el argumento que eso es lo que dicta la propia constitución chavista no es un acto de ingenuidad sino de cinismo. Esto es seguir engañando a la gente alimentando las ilusiones y las fantasías electorales que llevan a esperar que algún día el chavismo se canse de su empeño destructor y decida entregar el poder.

Y tan es cierto que la falsa oposición sabía que el Revocatorio sería negado que en cuestión de horas ya han anunciado que entonces harán unas primarias presidenciales como antesala al gran torneo electoral del 2024. La incontinencia electoral continúa. En manos de la falsa oposición y el chavismo a los venezolanos se nos va el tiempo y la vida entre una elección y otra. Así llevamos dos décadas y podrían ser dos más si no logramos reunir las fuerzas para liquidar a ambas bandas. Hoy es el episodio del Revocatorio. Mañana será el de la elección presidencial y así sucesivamente se siguen reciclando las ilusiones mientras Venezuela cada día es menos país.- @humbertotweets

¿Qué hará EEUU con el Interinato de Guaidó?

            En estos días los partidos de la falsa oposición en la Asamblea Nacional 2015, ahora enfrentados por el reparto de la piñata de los activos de Venezuela en el exterior, están tratando de resolver si extienden su vigencia y la del llamado gobierno interino en forma indefinida. Algunos voceros como Julio Borges están abogando por cambiarle el nombre al interinato y según él argumenta “sacar a los partidos del manejo de los activos de Venezuela.” En realidad Borges expresa la inconformidad con la forma como Voluntad Popular ha usado los recursos del Interinato para ponerlos al servicio de sus intereses dejando muy poco para repartir a los otros socios del G4.

            Poco importa el nombre que de ahora en adelante le pongan al Interinato. Menos relevante aún será si la falsa oposición decide continuar operando como una plataforma unitaria en lugar de la caricatura de un gobierno de papel. Lo que en definitiva resolverá el capítulo final de esta comedia es lo que decida -o no decida- el gobierno de los Estados Unidos en este caso la administración de Joe Biden.

Fue a partir del reconocimiento que el gobierno de los Estados Unidos con Donald Trump le dio al llamado gobierno interino cuando este logró notoriedad y apoyo de otros países. Pero más que el reconocimiento diplomático fue la decisión de darle acceso al Interinato para que manejara a discreción los recursos de Venezuela en el exterior lo que en realidad le dio poder financiero a esta estructura que, montada en el aire, solo opera como una oficina de lobby y clientelismo en beneficio de los partidos de la falsa oposición y principalmente del socio mayor Voluntad Popular.

La decisión de “reconocer” al gobierno de Juan Guaidó pareciera haber sido el resultado de las propias contradicciones del gobierno norteamericano que en la época de Trump proclamaba que “todas las opciones para salir de Maduro están sobre la mesa”, pero al final, producto de una ambigüedad que ahora se multiplica en las políticas de Joe Biden, ninguna opción fue ejercida dejando la política de los estados unidos frente al régimen de Venezuela en manos de la inercia.

Lo único concreto que ha hecho los Estados Unidos para enfrentar al chavismo en los últimos dos años ha sido abrirle el acceso al gobierno interino de los activos congelados para que este los maneje a discreción y sin rendición de cuentas. Esto, los venezolanos, no lo podemos agradecer. Mientras tanto el régimen chavista sigue activo invirtiendo millones de dólares para hacer lobby dentro de la propia administración de Biden y lograr un ablandamiento de sus políticas frente al chavismo.

El resultado no podría ser más patético. El llamado gobierno interino de Juan Guaido ha fracasado políticamente y ha quedado reducido  un antro de corrupción que ahora es incluso denunciada por sus propios socios inconformes. En buena medida el gobierno de los Estados Unidos es culpable de este fracaso por carecer de una política frente al régimen chavista y haber permitido hacerse parte de una comedia que deja en ridículo a la diplomacia norteamericana.

Es evidente que desde mediados de 2021 hay un intento de los EEUU de desmarcarse del fallido experimento del gobierno interino en una forma que no necesariamente signifique un desaire para sus beneficiarios y una vergüenza adicional a su fracasada política. El vocero de este cambio de seña fue el embajador James Story quien le comunicó a la falsa oposición en Abril que su gobierno reconocería al interinato de Guaidó hasta finales de 2021. Esto fue lo que provocó el cambio súbito de estrategias de una falsa oposición que de un día para otro resuelve regresar a entenderse con el régimen chavista para ser parte de la estafa electoral del 21N.

En el mundo de la diplomacia y las declaraciones protocolares el interinato, y el nuevo nombre que adopte a partir de enero de 2022, seguirá teniendo ese reconocimiento simbólico que a los efectos de sacar al chavismo del poder es completamente inútil. Le tocará entonces a los Estados Unidos y los órganos de su gobierno resolver si mantendrán los grifos abiertos para seguir dándole libre acceso a los recursos de Venezuela en el exterior a estos traficantes de la política. Esto es en definitiva lo que decidirá la suerte de ese engendro interino. Si los EEUU reconoce a esa nueva plataforma unitaria, o el nuevo nombre que adopte el interinato, como un gobierno o como algo menos que un gobierno es lo que determinará si los recursos de Venezuela seguirán siendo usados para pagar en dólares a las clientelas de los partidos del G4.- @humbertotweets

lunes, 24 de enero de 2022

Del 23 de Enero de 1958 al Estado de partidos

            La versión ideologizada para contar la historia de Venezuela, abrazada por la mayoría de los historiadores, insiste en presentar el 23 de Enero de 1958 como el derrocamiento de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez por el pueblo venezolano.

Esta idea presentada en múltiples versiones ha servido para llenar el discurso de la política venezolana culturalmente dominada por tendencias reconocidas como de izquierda, centro-izquierda y la derecha moderada. Hasta sectores e individualidades de una derecha política, si es que alguna vez existió en Venezuela, evaden el tema como un táctico repliegue frente a sus adversarios solo para no ser identificados como simpatizantes del oprobioso dictador.

            La mayoría de los historiadores comienzan a construir su versión tomando partido desde el comienzo por la llamada ideología democrática desde la cual todo evento histórico que la contradiga es automáticamente censurado sin mayor rigor ni análisis. Así, por ejemplo, amparado en un simplismo inaceptable el gobierno de Marcos Pérez Jiménez es presentado usando todos los calificativos negativos disponibles solo por el hecho de que no fue el resultado de un proceso electoral. En otras palabras, el no haber sido producto de lo que se llama una elección popular invalida por definición la obra de ese gobierno.

            Este fue en líneas generales el discurso propagado por todos los beneficiarios del régimen político que sustituyó al de Pérez Jiménez. Y son las mismas ideas que sin mayor análisis han sido incorporadas a los libros de historia de Venezuela reducidos a panfletos propagandísticos de la ideología imperante desde 1958. Este simplismo reduccionista sin más argumento que un acto de fe lleva a repetir hasta la náusea que toda dictadura, por el solo hecho de serlo, ya es por definición mala y que, en contrapartida, la democracia, con todos sus defectos dicen cínicamente, es de por sí buena.

            Sobre esta base los más reconocidos historiadores de Venezuela han escrito cientos de textos y libros repitiendo las falacias históricas y las fabricaciones ideológicas de los llamados políticos democráticos.

            Por ejemplo, si nos saltamos la versión ideologizada de la mayoría de los libros de historia de Venezuela y nos vamos a las abundantes fuentes documentales y hemerográficas podemos constatar que lo que ocurrió el 23 de enero de 1958 no fue exactamente que el pueblo venezolano derrotó a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Sería mucho más preciso señalar que siendo las Fuerzas Armadas venezolanas el componente esencial del gobierno de Pérez Jiménez la pérdida de su apoyo marcaba irreversiblemente el fin de ese gobierno. No es esa imagen amorfa e indefinida de “pueblo” la que provoca la caída de Pérez Jiménez sino la articulación de fuerzas militares, con comandantes y batallones, las que definen una situación que luego de consumada es celebrada en la calle por los activistas de los partidos políticos opuestos a ese gobierno.

            A esta versión épica del pueblo que derrota al dictador había que darle poderosas razones para justificarla con cierta racionalidad. Entonces se relatan con detalles los encarcelamientos, torturas y muertes de los enemigos de ese régimen político, pero en forma obscena y disimulada se omiten los eventos violentos y fatales que ellos mismo perpetraron en sus intentos por derrocar al gobierno. Y si en algún momento se citan es para justificarlos como una violencia que era legítima no la del tirano.

            Otro argumento ha sido el de la corrupción administrativa. Asumiendo la premisa que todo gobierno que no sea electo por el pueblo es por definición malo entonces lo más probable es que también esté robando. El gobierno de Pérez Jiménez y sus colaboradores han sido acusados de robo y malversación. Y de toda esa avalancha de denuncias muy pocas lograron probarse ante los propios tribunales del régimen democrático. Lo de la corrupción en el gobierno de Pérez Jiménez quedó como un mero recurso retórico para adornar los discursos de los políticos democráticos. Lo que sí se puede constatar con las majestuosas y monumentales obras públicas que en muchos casos han logrado sobrevivir hasta la destrucción chavista. También se puede constatar que al final del gobierno de Pérez Jiménez Venezuela era un país solvente, sin deuda pública.

            El tercer mito es quizás el más pernicioso de todos. Es aquel según el cual luego de la oprobiosa dictadura de Pérez Jiménez vino la democracia, el gobierno del pueblo, a salvar a Venezuela. Según esta ideología democrática al ser el gobierno de muchos es automáticamente mejor que un gobierno que no es el resultado de una elección.

            Pero los hechos han sido más potentes que la propaganda disfrazada de historia nacional. Lo que se presenta como democracia en el sentido de un gobierno que surge de la voluntad de todos no es tal. Lo que se instauró en Venezuela luego del 23 de enero de 1958 no es precisamente una democracia con equilibrio de poderes sino más bien un estado corrupto de partidos que usurpa la voluntad de los ciudadanos y actúa impunemente en su nombre. Sería apropiado comparar la alegada corrupción en el gobierno de Pérez Jiménez con la de la democracia y la del régimen chavista, solo para comenzar a poner las cosas en su sitio. 

            El fracaso de ese estado corrupto de partidos es lo que nos lleva al chavismo con su régimen de partido único también llamado democrático que en realidad está perpetrando la destrucción del estado nacional y por consiguiente la de la nación venezolana.

Venezuela es hoy el resultado de ese experimento fallido llamado democracia pero que en realidad operaba como una democracia de partidos, no de ciudadanos. Lo que tendrá que venir después de la barbarie chavista no es el regreso a la democracia de partidos sino la construcción de una nueva república con un régimen político controlado por los ciudadanos y no por las mafias partidistas actuando como intermediarios y alcabalas.

Y quizás ese nuevo régimen político pueda recuperar algunas ideas ya ejercitadas en forma exitosa por el gobierno de Marcos Pérez Jiménez tales como el nacionalismo, el patriotismo y la consolidación, material y espiritual, de una Venezuela fuerte en la gran América hispana.-@humbertotweets

jueves, 20 de enero de 2022

¿Y cómo recuperamos a Venezuela?

            Venezuela, nuestra patria, está perdida en manos del chavismo y la falsa oposición. Gracias a la acción depredadora de estos mercenarios de la política la nación histórica como sociedad política está totalmente perdida. Decir esto no es una exageración apocalíptica sino una constatación descarnada de la brutal realidad.

Hablamos de un país con más de 7 millones de ciudadanos en fuga por el mundo ante el colapso de todo. Con la llegada del chavismo al poder se inició el proceso más dramático de destrucción de un país desde adentro dinamitando primero sus instituciones y linchando luego a su población civil desarmada, todo para sostener en el poder a la camarilla gobernante.

Comenzando por la constitución de 1999 y siguiendo con  todos los órganos del régimen existe un estado chavista que opera y ha sustituido desde hace tiempo al Estado nacional venezolano. La función fundamental de ese estado chavista con sus instituciones es simplemente asegurar el poder a perpetuidad sin importar el costo histórico y material para la nación venezolana.

Las fuerzas policiales y militares han abandonado su función de garantes del orden público y la integridad territorial para ser el brazo armado de un régimen que somete a los civiles mediante el uso de la violencia más brutal. Como consecuencia de esto el territorio venezolano se ha ido desmembrando en pequeñas parcelas y regiones que son controladas militarmente por grupos guerrilleros, terroristas y megabandas criminales que actúan con impunidad en complicidad con las fuerzas militares chavistas.

El deterioro de las condiciones materiales de vida de los venezolanos es el resultado directo de la acción devastadora de una plaga que llegó al poder para robar y destruir. El chavismo no es el tipo de tiranía que se distingue por las obras que construye sino por todo lo que destruye a su paso como el vendaval de un rabioso Atila tropical.

Los hospitales están colapsados y se han reducido a antesalas de una muerte garantizada. Las escuelas están abandonadas y las universidades saqueadas dejando sus edificios como solitarios mausoleos de la educación. La economía gira en torno a las más variadas actividades ilícitas incentivadas por el propio estado chavista donde buhoneros y contrabandistas ejercitan las actividades más inocuas. El chavismo ha creado su propia boliburguesía que vive del robo al estado y del narcolavado, lo cual permite el florecimiento de bodegones con exquisiteces importadas en un país donde la gente muere diariamente de hambre.

En Venezuela es habitual y normal que extensas áreas del país pasen semanas y meses sin agua, sin electricidad, sin comida, y sin internet. Esta normalidad se ve cíclicamente alterada cada vez que el chavismo convoca a su circo electoral para legitimarse ante los ojos del mundo. Entonces aparecen como por arte de magia cajas CLAP, perniles, harina pan, y caraotas importadas de Guyana para dar una ligera sensación de mejoría.

Este caos en el que hoy vive Venezuela fue concebido por Hugo Chávez como una política deliberada para reventar las instituciones que operaban bajo el estado de partidos y destruir el tejido social al extremo de obligar a la población civil a someterse al régimen o huir del país. La proliferación de colectivos chavistas armados, las zonas de tolerancia para el crimen organizado y las alianzas frecuentes con grupos guerrilleros colombianos forman parte de esa política del caos que termina por regresar como un poderoso boomerang en contra de sus patrocinantes. Pero eso no importa porque el objetivo del chavismo no es ni siquiera asegurar la estabilidad de su propio estado sino seguir ellos en el poder controlando lo que va quedando de Venezuela, aunque eso sea ya un cascaron vacío.

El papel de la falsa oposición ha sido instrumental para ayudar a los siniestros planes del chavismo por el colaboracionismo y servilismo de unos políticos que en nombre de sus propias ambiciones insisten en seguir presentándose como alternativa. Pero en lugar de luchar para sacar al chavismo del poder lo que han hecho es otro saqueo igual o peor que los chavistas justificándose con los más variados argumentos. La falsa oposición, definida como la facción política que le hace el juego a la pseudo legalidad chavista con su constitución de 1999, siempre seguirá apostando a formas de cohabitación para seguir apareada con un régimen que no cesará en su acción destructora hasta ser derrocado.

Chavistas y falsos opositores juegan a la política dentro de las reglas del régimen del estado chavista diseñado como ya hemos argumentado para destruir hasta la última roca que quede de Venezuela. Entre elecciones fraudulentas, revocatorios viciados y reparto de alcaldías y gobernaciones se nos han pasado los 20 años más preciosos sin que los venezolanos patriotas hayamos podido revertir ese proceso.

Mientras el desmantelamiento de Venezuela sigue su curso chavistas y falsos opositores amarran el debate a un mero asunto de cambio de gobierno que se resuelve con elecciones, negociaciones y transición cuando lo que enfrentamos es algo más grave como la desaparición del estado nacional y la disolución de la nación venezolana. Por eso quienes compartimos las ideas y la denominación de Repúblicos estamos convencidos que constatando la casi segura desaparición de la nación venezolana, tal como la conocimos, lo que se impone no es discutir un cambio de gobierno sino emprender un gran debate nacional sobre las bases para la recuperación de Venezuela y la construcción de la nueva República gobernada por ciudadanos y no por mafias partidistas y sus clientelas.-  @humbertotweets

lunes, 17 de enero de 2022

El Presidente realmente existente y el costoso muñeco de trapo

            Los falsos opositores son prisioneros de su incontenible deseo de enriquecerse de la noche a la mañana y de sus propias concepciones metafísicas de la política que los lleva a sustantivar las fantasías y presentarlas como si fuesen la realidad. Estas dos características, tanto la ambición como el autoengaño, han marcado la política errática y equivocada de la falsa oposición por más de dos décadas y a ello se debe atribuir en buena medida su reiterado fracaso en cumplir con la oferta fundamental de sacar al chavismo del poder.

            Las políticas de la falsa oposición no solo han hecho más fuerte al chavismo en el poder sino que además ha provocado una extraña pero comprensible mutación donde por lo que ahora se lucha es por cohabitar en armonía con el régimen chavista en lugar que luchar por su derrocamiento. Esto lo seguimos viendo cada vez que con variedad de argumentos la falsa oposición justifica participar en elecciones de alcaldes y gobernadores en las cuales el régimen les adjudica algunas con el propósito de recibir a cambio reconocimiento y legitimación. En contrapartida el régimen transfiere cuantiosas cantidades de dinero a esas alcaldías y gobernaciones en manos de la “oposición” que en realidad son dineros para pagar las nóminas de las clientelas de los partidos del G4 y su corte de pequeños socios pedigüeños.

            Pero además de recibir dinero directamente del régimen chavista a través de alcaldías y gobernaciones, en Enero de 2019 la falsa oposición materializó el intento de hacer quizás aún más dinero sin tener que pedírselo al chavismo sino creando su propio gobierno interino. Con el argumento que Nicolás Maduro usurpa la presidencia de la República, según la constitución chavista de 1999, la falsa oposición surge como defensora de la constitución de marras para formar un gobierno de papel que, contando con el apoyo irresponsable de países como los Estados Unidos, ha manejado a su antojo los activos de la República de Venezuela en el exterior.

            Sin embargo, hubo quienes como María Corina Machado y Antonio Ledezma, del sector más presentable de la falsa oposición, que seguramente de buena fe le abonaron esperanzas al llamado interinato de Juan Guaidó. Otros tantos venezolanos también creyeron que quizás si contaba con el apoyo del gobierno norteamericano el interinato podría cobrar fuerza para llegar incluso a sustituir al gobierno de Nicolás Maduro.

            Con el tiempo quedó muy claro que el objetivo del gobierno interino de Juan Guaidó nunca fue derrocar y sustituir al de Nicolás Maduro sino más bien concentrarse en el manejo sucio de los activos de Venezuela en el exterior y la malversación de los dineros de la ayuda humanitaria otorgada por varios países. Al día de hoy se desconoce cuánto dinero ha recibido y en que lo ha gastado el hamponato de Juan Guaidó tanto de los activos como de la ayuda internacional. Solo se conocen algunos escándalos como el Cucutazo, el cobro de comisiones por la recuperación de activos, la quiebra de Monómeros y el papel de CITGO como caja chica de uno de los grupos de la falsa oposición.

            El mal llamado gobierno de Juan Guaidó nunca tuvo ministros sino comisionados y asesores. Nunca quiso organizar un ejército o una fuerza militar, pero prefirió contratar una supuesta invasión a Venezuela con una compañía privada y mediante documento notariado. Tampoco Guaidó hizo ni siquiera el tímido intento de pedir la intervención militar internacional para Venezuela. Según sus propios allegados esto fue por temor a que le dijeran que no.

            Curiosamente, en el ejercicio de su extraña presidencia de papel Juan Guaidó se desplaza por Venezuela con el beneplácito de un régimen chavista que de vez en cuando lo acosa pero no va más allá mientras Guaidó siga sirviendo a sus intereses.

Pero más allá de la retórica estafadora de la falsa oposición está la realidad. Y esta se impone dramáticamente por encima de los deseos y las falsas ilusiones. Hace unos días el adjudicado gobernador de Barinas Sergio Garrido fue a Miraflores a besarle el anillo a Nicolás Maduro, como han hecho todos los gobernadores de la falsa oposición. Garrido viene de ser el candidato de la coalición de partidos de la MUD que también parasitan del hamponato interino que preside Juan Guaidó. Sin embargo, una vez recompensado con la gobernación de Barinas, Garrido no alude a su presidente de papel Juan Guaidó sino, como le corresponde, al presidente que despacha en Miraflores, Nicolás Maduro.

El colaboracionismo servil de Garrido es tan impecable como su realismo político.  “Maduro es el que está en la Presidencia y maneja los recursos que necesitamos, queramos o no…” fue su justificación. Y desgraciadamente hay que darle la razón a Sergio Garrido. Desde el punto de vista de la realidad política material Nicolás Maduro es el Presidente realmente existente. Es quien controla las fuerzas armadas chavistas, administra un territorio despedazado y representa a Venezuela frente a países como Guyana o corporaciones como la ExxonMobil. Pero Maduro también es, como apuntaba Garrido, quien reparte el dinero tan necesario para la logística de las clientelas partidistas.

Por su parte Juan Guaidó ni es ni actúa como presidente interino. Guaidó es el jefe de esa gestoría llamada gobierno interino sólo relevante para quienes viven de salarios y contratos de asesorías pagadas con los activos de Venezuela en el exterior y dineros de la ayuda humanitaria internacional. El apoyo de la llamada comunidad internacional a Guaidó solo ha servido para otorgarle un cheque en blanco al hamponato interino y que este pueda ponerle la mano a los recursos de Venezuela en el exterior, sin ningún tipo de control. Pero desde el punto de vista de la política real, de la geopolítica y de la dialéctica de imperios el gobierno de Guaidó vale cero porque no representa ningún poder realmente existente.

Hay que desmontar la retórica estafadora de la  falsa oposición que fracasa miserablemente en todo hasta en identificar el verdadero enemigo al que nos enfrentamos los venezolanos. Hay que hacer política partiendo de las realidades concretas y no de vanas ilusiones. El presidente realmente existente, y a quien hay que expulsar del poder, es Nicolás Maduro con todo su aparato político. Y Juan Guaidó no es más que un muñeco de trapo, muy costoso por cierto y sin ningún anclaje en la realidad, que solo se mueve por los hilos de sus creadores para continuar reciclando las fantasías legalistas y electorales que a la larga han terminado favoreciendo al chavismo.      Ambos, Maduro y Guaidó, representan al mismo régimen político que hay que derribar con su constitución de 1999.- @humbertotweets

jueves, 13 de enero de 2022

La trampa cazabobos del Revocatorio

            Solo quienes trabajan para los aparatos partidistas de la falsa oposición están celebrando el supuesto triunfo de Sergio Garrido en Barinas. Para la inmensa mayoría de los venezolanos, y sobre todo de los barineses, está claro que no hay nada que celebrar pues entienden que se trata de una jugada más del propio régimen chavista para ofrecer incentivos a sus socios de la  oposición oficialista y amaestrada.

En la perspectiva amplia de la lucha para sacar al chavismo del poder quitarle la gobernación de Barinas a la familia Chávez para dársela a un falso opositor no significa absolutamente nada. Las fuerzas militares y las estructuras fundamentales del gobierno siguen respondiendo a los resortes del estado chavista cuyo poder no disminuye con la adjudicación de una gobernación aquí y una alcaldía por allá.

            Sin embargo, la falsa oposición está obligada a presentar lo de Barinas como una victoria de proporciones épicas y hasta bíblicas para poder justificarse ante los venezolanos como una alternativa política después de más de dos décadas de fracasos. La realidad es que la adjudicación de la gobernación de Barinas a la falsa oposición es una jugada para ajustar cuentas con grupos internos del chavismo y al mismo tiempo seguir amarrando a la falsa oposición en la defensa del régimen político chavista.

            Engolosinados con el nuevo caramelo que el régimen le lanza a la falsa oposición esta ya anunció que el movimiento que sigue será la convocatoria de un Referéndum Revocatorio para sacar a Nicolás Maduro del gobierno o unas elecciones adelantadas. Le correspondió al presidente del hamponato interino Juan Guaidó matizar la propuesta explicando que seguirán insistiendo en el llamado Acuerdo de Salvación Nacional (negociaciones con el chavismo en México) donde serán presentadas las propuestas del revocatorio y la elección adelantada.

            Sería una ingenuidad esperar que el chavismo acepte ninguna de las dos propuestas. Pero esto ya lo sabe la falsa oposición. Como un mero e irrelevante saludo a la bandera la falsa oposición cumplirá con solicitarlo y hasta es probable que realice las gestiones para la búsqueda de firmas a sabiendas que ambas iniciativas serán bloqueadas por el régimen.

            Pero, si la falsa oposición sabe que el régimen dispone de todos los mecanismos del estado chavista para bloquear el revocatorio o la convocatoria a una elección adelantada ¿por qué insistir? Dos razones. La primera es que la falsa oposición tiene que tratar de llegar a las elecciones presidenciales del 2024 a punta de engaños e ilusiones para justificarse ante sus propias clientelas electorales.

La segunda razón es quizás la más importante. Sabedores que será Rafael Ramírez, ex zar petrolero de Hugo Chávez, quien financiara la campaña por el revocatorio hay el mayor interés que buena parte de ese dinero circule hacia los partidos que tienen a su vez contingentes de clientelas que mantener. El revocatorio no será otra cosa que un pretexto más para seguir alimentando esa industria que vive del negocio de las elecciones en Venezuela.

El escenario más probable es que el régimen chavista use su aparato político, legal y militar para negar el Revocatorio. Pero lo hará siguiendo su propio estilo de apostar por el desprestigio y el desgaste de la falsa oposición. En otras palabras, es muy probable que el chavismo permita que la falsa opción se entretenga jugando con la idea del revocatorio quizás hasta mediados de año. Esto le asegurará al chavismo legiones de falsos opositores jurando lealtad a la constitución de 1999 lo cual siempre le rinde dividendos al estado chavista.

No importa cuán seductora y atractiva pueda parecer la idea de convocar a un referéndum revocatorio. Mientras las estructuras fundamentales y los procesos sigan controlados por el estado chavista no hay ninguna perspectiva racional para pensar que es posible sacar al chavismo del poder usando su propio marco institucional que ha sido, hasta ahora y por más de 20 años, la equivocada estrategia de la falsa opción.

La tesis de convocar a un referéndum revocatorio es parte del repertorio de trampas cazabobos y estafas que son usadas para tratar de reciclar las esperanzas en una dirigencia política que ya no tiene nada más que ofrecer. Todas las opciones inspiradas en falsas ilusiones han sido ya trituradas por la realidad. Solo queda el camino de enfrentar y destruir a las mafias de la falsa oposición con sus inútiles tácticas como vía inevitable para derrocar al estado chavista.- @humbertotweets

lunes, 10 de enero de 2022

En Barinas florecen las amapolas y las falsas ilusiones

            La proclamación del candidato de la falsa oposición como gobernador de Barinas por parte del Consejo Electoral chavista es un hecho que debe ser examinado en la perspectiva de la lucha que se libra en Venezuela para sacar al chavismo del poder. Hace varias semanas, en estas mismas páginas, analizamos la decisión del régimen chavista de repetir las elecciones en el estado Barinas y lo atribuimos a una sofisticada operación política de Nicolás Maduro y Jorge Rodríguez para purgar del régimen a la familia Chávez con su corte de “chavistas originarios’ y al mismo tiempo avanzar en la inevitable liquidación de Diosdado Cabello.

            En el mismo análisis decíamos que el régimen chavista podía suspender elecciones y presentar resultados electorales según su conveniencia sencillamente porque tiene todo el poder para hacerlo. Hemos argumentado y seguimos sosteniendo que, contrario a la tesis de la falsa oposición que insiste en salidas electorales, cada vez que el chavismo “pierde” una elección no se trata de un hecho fortuito sino más bien parte de una operación bien calculada para adjudicar cuotas de poder a la falsa oposición y así asegurar su defensa perruna del régimen político en su conjunto.

También hemos dicho que casos como la elección de la Asamblea Nacional del 2015 son fallas internas del aparato chavista que al poner en riesgo lo esencial para el régimen fueron inmediatamente corregidas, en ese caso específicamente provocando una castración del órgano legislativo que fue mansamente aceptada por la falsa oposición.

Pensamos que al repetir la estafa electoral en Barinas el régimen podría usar todo su poder material para agregar ese estado a su columna de gobernaciones. ¿Por qué? simplemente porque el régimen chavista puede hacerlo anunciando resultados que, como siempre hemos dicho, resultan inauditables e inapelables. Sin embargo, esto habría sido burdo cuando en realidad lo que está en juego no es la gobernación de Barinas sino la liquidación de facciones internas y la propia supervivencia del régimen.

En Barinas estamos frente a un montaje del régimen con la participación, por supuesto, de la falsa oposición. Adjudicar la gobernación de Barinas a Sergio Garrido, ficha de Henry Ramos Allup y conspicuo aliado del régimen, es un resultado que le rinde beneficios políticos tanto al régimen chavista como a la falsa oposición. Al régimen le permite, una vez más, validar las bondades de su sistema político en el cual la oposición (falsa) puede participar y hasta ganar. La falsa oposición por su parte valida su tesis según la cual por el voto se podrá algún día sacar al chavismo del poder. Ya están celebrando con la demagogia habitual “si lo logramos en Barinas, lo podemos lograr en Venezuela.”

Sin duda la adjudicación de la gobernación de Barinas a la falsa oposición es una jugada política calculada por el régimen para darle oxígeno a la oposición oficialista que  es vital para la supervivencia del estado chavista. La supuesta derrota electoral del chavismo en barinas es el señuelo para, en lo general, seguir alimentando las ilusiones electorales y en lo concreto darle vida a la nueva estafa de la falsa oposición con la convocatoria del referéndum revocatorio como una supuesta vía para sacar del gobierno a Nicolás Maduro.

Por supuesto el régimen chavista dejará que corra la emoción del revocatorio por unos meses hasta que por razones, técnicas, legales o políticas la convocatoria al revocatorio sea materialmente imposible. Mientras tanto habrán pasado marchas, movilizaciones, recolectas de dinero y toda suerte de actividades que le dan vida a la falsa oposición y sus mercenarios operadores que literalmente viven del negocio de las elecciones. Así se nos habrá escapado el 2022 como otro año perdido para Venezuela en manos del chavismo y la falsa oposición con su ya legendario circo electoral.

Adjudicar la gobernación de Barinas a la falsa oposición no cambia en absoluto lo fundamental en la lucha para sacar al chavismo del poder. El chavismo sigue controlando el aparato del estado con sus fuerzas armadas de forma tal que una gobernación aquí y una alcaldía allá en manos de la falsa oposición jamás hará mella en la configuración del poder político. Sergio Garrido no será un gobernador diferente a los otros que ya han tenido la falsa oposición durante el chavismo. Por el contrario al igual que todos los demás Garrido a partir de ahora defenderá incluso con más pasión la generosidad del régimen político chavista que hoy le permite a él ser gobernador y entrar en forma directa en el reparto del botín.

Como se verá en los próximos días el “resultado electoral” de Barinas del 9 de enero de 2022 será motivo de celebración y fiesta democrática tanto para el chavismo como para la falsa opción. Y tienen razón para celebrar porque ambos se alimentan de las vanas y falsas ilusiones electorales que con este episodio en Barinas vuelven a florecer cual amapolas para narcotizar a incautos y desprevenidos. La esencia de la lucha para sacar al chavismo del poder se mantiene en lo fundamental y pasa por la necesaria destrucción del estado chavista que como régimen político es sostenido por chavistas y falsos opositores en calidad de principales beneficiarios.-  @humbertotweets

jueves, 6 de enero de 2022

¿Hacia dónde va Venezuela en el 2022?

            En esta maraña de escabrosos e inconfesables intereses políticos y diplomáticos el futuro de Venezuela luce más incierto que nunca reducido a una balsa que naufraga y lentamente se deshace en las aguas del mar caribe. Ambos, el chavismo y la falsa oposición, han asegurado posiciones que les permitan seguir viviendo de la política en un país de escombros.  La mal llamada comunidad internacional disfraza su intención de no hacer nada para ayudar a sacar al chavismo del poder limitándose a unas declaraciones protocolares y a un infame apoyo al hamponato interino de Juan Guaidó. ¿Hacia dónde va Venezuela en esta nueva etapa?

            El país en su conjunto ha sido devastado por algo peor que una guerra civil. El estado nacional venezolano ha sido sustituido por el estado chavista que opera como una alianza de intereses criminales y terroristas cuyo único objetivo es mantenerse en el poder aun al precio de destruir su propia población y su territorio. Incluso los tiranos más criminales entienden que hay un estado, un territorio y una población que preservar lo cual a su vez es una forma de darle un sentido a esas tiranías. Pero no los chavistas. La irracionalidad del chavismo justifica la destrucción de la nación venezolana si eso les sirve para mantenerse un día más en el poder.

            Esta lógica es la que permite explicar que Venezuela sea hoy un país colapsado en lo material, carente de instituciones que garanticen la civilidad y muy próximo a desaparecer como nación política para quedar reducido a un territorio que es controlado por grupos guerrilleros, terroristas y megabandas locales.

            Millones de Venezolanos han tenido que emigrar porque no hay formas dignas y decentes para vivir y trabajar en Venezuela. Tampoco hay seguridad, comida, agua, electricidad, medicinas, hospitales y cualquier otro elemento que permita satisfacer necesidades básicas de millones de venezolanos. Los únicos que se salvan de vivir en esta barbarie son aquellos que decidieron vivir de la política bien sea prestando sus servicios al régimen chavista o a la falsa oposición.

            Este pequeño y abyecto universo de venezolanos ruines y desalmados podría llegar en términos reales al millón de personas. Estas son las clientelas del chavismo y de la falsa oposición que tratan de representar y justificar la gigantesca estafa que se comete contra el resto de los venezolanos. Estos son los que se prestan para participar en elecciones, seguir alimentando vanas ilusiones de un cambio electoral y propagar la falacia según la cual en Venezuela las cosas no están tan mal.

            Estos mercenarios de la política y los militares chavistas son los únicos venezolanos que pueden darse el exquisito lujo de comer tres veces al día, disfrutar la suculenta comida caraqueña y comprar delicateses importadas en los Bodegones. Para el lumpen que forma parte de esa clientela del millón de personas hay otro tipo de incentivos. Para esos hay cajas Clap y transferencia de grandes masas de moneda devaluada por vía del Sistema Patria y de las gobernaciones y alcaldías para que sigan defendiendo al régimen político chavista y alimentando las ilusiones electorales. También hay toda una economía incentivada por el gobierno que gira en torno a la droga, el narcolavado y el mercado negro de armas que también beneficia a ese lumpen. Para el resto de los venezolanos miseria y muerte.

            Mientras Venezuela es cada día menos país, con menos gente y con aún menos territorio el chavismo anuncia campañas para promover la nueva normalidad. La Venezuela chavista es una donde hay problemas por culpa de las sanciones internacionales y el régimen participa en elecciones y a veces pierde. Por su parte la falsa oposición se hace parte de esta danza macabra apelando a la propia constitución chavista y sus fraudulentos mecanismos para seguir insistiendo en negociaciones, elecciones y marchas como vías para salir del chavismo. Unos (los chavistas) están robando a sus anchas todo cuanto pueden dentro de Venezuela. Los otros (los falsos opositores) saqueando desde el hamponato interino los activos de Venezuela en el exterior sin sentirse obligados a rendir cuentas.

            En buena medida ambos se necesitan, se toleran y se justifican para seguir derivando beneficios por apoyar al régimen político del estado chavista establecido en la constitución de 1999 que ha sido generoso con ellos. En manos de chavistas y falsos opositores Venezuela no irá a ninguna parte en el 2022 y seguirá extraviada y desangrada. Este cuadro solo sirve para reiterar la urgente tarea de articular una verdadera oposición que busque la ruptura con el estado chavista y su oposición colaboracionista para comenzar a reconstruir sobre los escombros al nuevo estado venezolano. Un estado de ley y orden que sancione con las leyes más severas a los hampones de la política que han destruido a Venezuela y asegure la integridad de la nación venezolana y sus habitantes.- @humbertotweets

lunes, 3 de enero de 2022

La implosión de la falsa oposición

            La patética postura de “Como vaya viniendo, vamos viendo” es lo que mejor podría caracterizar la política de bandazos e improvisaciones de la falsa oposición. El balance al mes de enero de 2022 es que la dirección política de la falsa oposición, aun guindada de la Asamblea 2015 y del Interinato, ha fracasado en sacar al chavismo del poder. Lo que es peor, el chavismo, a pesar de agudas contradicciones en el seno de su régimen, se ha hecho más fuerte gracias a una falsa oposición más interesada en entenderse con el régimen que en lograr el cambio político en Venezuela.

            Se podría argumentar en beneficio de la falsa oposición que ésta estaba obligada a ensayar diferentes formas para enfrentar con éxito al chavismo. Y esto podría incluir varias tácticas o una combinación de ellas desde participar en elecciones con la vana esperanza de lograr un resultado que sea reconocido por el estado chavista, pasando por la convocatoria de las devaluadas movilizaciones y hasta llegar a improvisados y caricaturescos intentos conspirativos. Si nada de esto ha funcionado, entonces, en la lógica de la falsa oposición, es hora de volver otra vez al primer punto de la misma receta: Las negociaciones con el régimen chavista.

            En buena medida a esto se ha reducido el ejercicio de la falsa oposición en estas dos décadas de chavismo. Una vez que la situación política realmente existente supera estas fórmulas y estas resultan inútiles e ineficaces para sacar al chavismo del poder se vuelve a apelar por otras viejas tácticas, también fracasadas, pero ahora con una retórica nueva para sorprender incautos.

            El fracaso de la falsa oposición en expulsar al chavismo del poder la descalifica para seguir presentándose como una alternativa política y hablar ante el mundo en nombre de millones de venezolanos que no se sienten representados por estos mercenarios de la política. Sin embargo, mientras el país real colapsa en manos del chavismo la falsa oposición sigue empeñada en atrincherarse en su Asamblea del 2015 y su gobierno interino como los últimos reductos para que se le atribuya alguna validez.

            Desde el punto de vista político cualquier cosa que decidan estos entes es completamente irrelevante porque no responde a una estrategia para desplazar al chavismo en la conducción del estado. Lo único que podemos esperar de estas entidades son más reciclajes de mentiras y falsas esperanzas para seguir alentando ilusiones que seguirán produciendo los mismos resultados y las mismas frustraciones.

            Ya hemos explicado en cientos de oportunidades que esta política improvisada de apostar a las elecciones, las movilizaciones calculadas, y las negociaciones como formas para tratar de sacar al chavismo del poder responden a una concepción equivocada que ha marcado a la falsa oposición desde sus comienzos y esto es el reconocimiento de las constitución de 1999 y su estado chavista.

La incapacidad para entender que lo que se requiere es un cambio de régimen político y no un mero cambio cosmético de gobierno es la clave que explica una política de fracasos que ya cumple dos décadas con un saldo dramático de cientos de miles de venezolanos asesinados, torturados y encarcelados. La tesis de tratar de usar las instituciones y los órganos del régimen chavista para buscar un cambio de gobierno en el marco de su pseudo legalidad sólo nos asegura dos décadas más de derrotas.

La mayoría de los venezolanos entiende que ese no es el camino, pero la ausencia de una verdadera alternativa que articule y movilice la lucha política contra el chavismo prácticamente le deja en un estado de indefensión. Frente a esto al venezolano no le queda otra opción que refugiarse en sus valores y sus convicciones para tratar de sobrevivir el día a día y negarse en forma militante a ser parte del circo electoral tan celebrado por chavistas y falsos opositores. Además de la abstención electoral hay que agregar el rechazo y la indiferencia frente a convocatorias a marchas y movilizaciones que regresan ahora con el único objetivo de darle algún oxígeno a una oposición que se desvanece y lo necesita para la nueva ronda de negociaciones con el régimen chavista.

Aun a pesar de contar con cierto reconocimiento protocolar en escenarios internacionales y el apoyo del gobierno de los Estados Unidos la falsa oposición con su Asamblea del 2015 y su Interinato carecen de la fuerza y la credibilidad para liderar ninguna lucha contra el chavismo. Su papel se limita a atribuirse una representación que le permita seguir saqueando los activos de Venezuela en el exterior, sin rendir cuentas, y pagar las clientelas de Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y la corte de micro partidos y políticos pedigüeños incluyendo a los chavistas originarios que ahora forman parte del mismo combo.

Esa falsa oposición implosiona porque no representa nada más allá de su propia burocracia. Y eso es bueno para Venezuela porque ayuda al necesario proceso de debate y organización una verdadera opción política, civil y militar, frente al régimen chavista.- @humbertotweets