miércoles, 3 de febrero de 2016

Sólo en dictadura se celebra que el régimen se ajuste a la Ley


La Fiscal General de la República Luisa Ortega Díaz compareció ayer ante la Asamblea Nacional a presentar su informe anual.
Su mensaje a ante la AN y el contenido de su informa seguramente serán debatidos en los próximos días.
Lo relevante es que en el marco de la confrontación que mantiene el gobierno con el Poder Legislativo Luisa Ortega Díaz se convierte la  primera alta funcionaria en asistir a la Asamblea.
No es un hecho aislado.
No podría ser casualidad que precisamente ayer el Presidente Nicolás Maduro haya instruido a sus ministros para que atiendan las invitaciones e interpelaciones de la AN.
Sin embargo no estamos frente a una concesión graciosa del Presidente.
Concurrir ante la AN a rendir cuentas es un mandato Constitucional, no es una opción.
Lo que Nicolás Maduro hizo fue ordenar a sus funcionarios que cumplieran con la Ley y la Constitución. Algo que es implícito a la función pública y no debería requerir de una instrucción presidencial.
Se había especulado que el gobierno solicitaría un recurso de interpretación ante el TSJ para lograr algún tipo de excusa legal que le permitiese no asistir a las interpelaciones.
Quizás no hubo consenso entre los magistrados o los votos en el TSJ se están descuadrando.
Lo relevante es que por las razones que sean el gobierno cambió su línea y ahora todo marcha por la vía de un reconocimiento al poder y la autoridad de la Asamblea Nacional.
La rendición de cuentas es de la esencia de la función púbica.
Pero es algo que el régimen no hace desde 1999.
Que los ministros acudan ante la AN a rendir cuentas de sus actos es un claro e indubitable acto de reconocimiento a la fuerza institucional la AN.
En condiciones normales esto habría pasado desapercibido.
Pero en el marco de una dictadura institucional como la que hoy rige en Venezuela es un hecho trascendente que hay que celebrar.-

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