jueves, 11 de febrero de 2016

Entre Líneas/¿Rumores o debate en la FANB?





I. Hay movimientos. Por un tuit que la semana pasada difundió Henry Ramos Allup sabemos que hay malestar en las Fuerzas Armadas. También sabemos que un grupo de altos oficiales abordó al Presidente de la Asamblea Nacional para conversar sobre las condiciones de una posible transición política. Ramos fue categórico al señalar que no aceptaría presiones de militares y que cualquier cambio tendría que ser dentro del marco de la Constitución. Si el gobierno re-evalúa su situación en la actual coyuntura podría concluir que su adversario no esta en la AN, ni siquiera en la “derecha fascista”. El verdadero enemigo parece estar incubándose y creciendo en los cuarteles al calor de la beligerancia estimulada por el propio Chávez en la institución armada. Uno supone que la gran mayoria de estos militares debería responder con lealtad  a un régimen que los ha consentido con cargos y prebendas. Lo que no esta en los cálculos es que el malestar sea expresado por quienes reclaman regresar a las ideas originales del proyecto de Hugo Chávez. Las que se invocaron ante el Samán de Güere.
II. ¿Rumores o debate en la FANB? Otra evidencia que existe sobre el malestar en el mundo militar es un radiograma difundido en unidades de las FANB la semana pasada donde se prohíbe a los militares “murmurar contra autoridades, leyes o decretos.” La información difundida por el periodista Javier Ignacio Mayorca confirma el estado de ánimo en el seno de la institución armada.  Hoy día en el seno de las Fuerzas Armadas se habla y se pregunta sobre la situación del país. Es inevitable. Pero el secretismo en una institución concebida como beligerante solo estimula los rumores.  Haría mejor el gobierno y el ministerio de la Defensa en organizar foros abiertos con oficiales a los cuales se invite a Herman Escarrá y Henry Ramos Allup, por ejemplo,  para debatir en público lo que hoy de todas formas se debate en privado. Al menos así podrían minimizar las olas de rumores que ruedan libremente en los cuarteles.
III. Conversaciones. Representantes del gobierno y la oposición han admitido que se han dado algunas conversaciones informales. La gravedad de la crisis que se vive aconseja un mínimo de comunicación entre el Gobierno y la Asamblea Nacional. Llegar a un acuerdo mínimo para la gobernabilidad no será la solución pero evitaría un caos social de dimensiones dramáticas. La revista The Economist reportó lo que podrían ser las bases de una negociación para la transición política: El gobierno apoyaría una transición en el marco Constitucional a cambio de apoyo de la oposición a un programa de ajuste económico. El giro parece audaz y riesgoso para ambos. Pero hasta ahora nadie lo ha desmentido.
IV. Contradicciones. El gobierno esta hundido en un mar de contradicciones. Unos quieren profundizar el modelo económico. Otros quieren rectificar. Estas contradicciones se ven no solo en el seno del gabinete económico. También están en el PSUV. Mientras unos dirigentes siguen satanizando a la empresa privada acusándola de fascista en la cuenta del PSUV se tuitea que “en el socialismo bolivariano la mediana empresa es fundamental para el nuevo modelo económico.” El gobierno no sabe escoger a sus amigos y mucho menos a sus enemigos.
V. ¿Enmienda o revocatorio? Ese es un dilema para la oposición. Ambas opciones implican lapsos que no podrán ser cumplidos este año aun en el supuesto que todos los poderes estén en sintonía. Para tomar el poder político la oposición debe modular las expectativas de cambio al tiempo de mantener al pueblo movilizado que ha sido su fuente esencial de poder. El criterio para escoger entre una y otra debe ser más político que jurídico. Sintonía permanente con el pueblo es la clave.

*Artículo publicado originalmente en Diario de La Nación y Noticiero Digital.  

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