miércoles, 16 de noviembre de 2016

La MUD tranza todo por un nuevo CNE

Sin ser analista político cualquiera puede deducir que la MUD está más interesada en ceder posiciones que el gobierno.

No es porque los de la MUD sean traidores y ahora hayan decidido cambiar de bando.

Se trata más bien de la manera de entender la política.

La posición más pragmática es la que se ha impuesto en la MUD.

Y esta parece estar afincada en la estrategia de hacer concesiones sustanciales al régimen en la esperanza de que en el marco de todas sus promesas el régimen al menos cumpla una: Aceptar la reconfiguración del CNE.

Bajo esta hipótesis un nuevo CNE con presencia de la oposición desboquearía los cronogramas electorales.

Sin embargo, no es que el régimen le va a entregar el control del CNE a la oposición como garantía de pulcritud y neutralidad electoral.

Lo que parece estar planteado es una nueva conformación de 3 chavistas línea dura y 2 rectores alienados con la oposición.

Claro, esto permitirá darle un representante a cada una de las tendencias mayoritarios en la MUD (uno para los duros y otro para los blandos) en lo que podría significar futuras contradicciones entre la oposición y ventajas para el régimen en el mediano plazo.

En todo caso, las demás condiciones acordadas entre gobierno y MUD están en suspenso y dependerán de la buena voluntad del régimen.

¿Presos políticos liberados? Si claro, algunos para cubrir las formas.

¿Ayuda humanitaria? Por supuesto, toda la que el gobierno tenga a bien autorizar y controlar su distribución a través de los CLAP y las FANB.

Las peticiones de cambio político tales como Revocatorio y elecciones de gobernadores y presidenciales quedan sometidas a la negociación del premio mayor que sería el nuevo CNE.

Sin garantía concreta de cuándo se van a realizar.

En suma, para lograr la recomposición del CNE la MUD desincorporó a sus diputados por Amazonas, perdió su mayoría calificada en la AN, desmovilizó la protesta en la calle y sacrificó credibilidad con sus seguidores.

Todo con la promesa -esperanza- de tener un nuevo CNE que pueda desentrabar los procesos electorales.

Para cuando? 2017, 2018, 2019…

Nadie lo sabe.

Es una estrategia.

Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo.

La pregunta es ¿valió la pena?


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