domingo, 14 de agosto de 2016

Las firmas podrían ser más efectivas que el Referéndum

La lucha democrática contra la dictadura bolivariana debe dar un giro crítico para adecuarse a las nuevas circunstancias.


Estas circunstancias son el aumento de la represión y la coacción por parte del gobierno para tratar de impedir el Revocatorio.


Esta presión ha llegado al límite de generar la duda en el sector opositor sobre las posibilidades reales que el Revocatorio efectivamente se pueda realizar este año.


¿Cómo es que el 80% de la población rechaza a Nicolas Maduro y su gobierno y esto no acelera su salida?


Por el contrario, cuanto más rechazo se percibe en la calle más altanera y prepotente es la respuesta de los operadores civiles y militares del régimen.


El gobierno ha logrado una victoria parcial al infundir desaliento en la gran mayoría de la población que apoya el cambio democrático.


La energía y el rechazo están en la calle pero la negación de las salidas democráticas y Constitucionales no permiten articular una respuesta política efectiva.


El régimen lo dice sin ningún pudor.


“Así tengan la mayoria de aqui no nos saca nadie”.


Así corren los días y aumenta la desesperanza de quienes saben que sólo un cambio podría marcar el inicio de la recuperación del país.


Frente a esa muralla de obstáculos levantada por el régimen, el CNE y el TSJ en contra del Revocatorio la oposición debe responder en forma contundente y creativa.


El ex rector del CNE Vicente Díaz ha hecho una propuesta que debe ser considerada por la MUD en el marco de estrategias conducentes a derrotar al régimen por la vía democrática.


Díaz ha propuesto que la recolección del 20% de las firmas que arbitrariamente fue planificado por el CNE para finales de Octubre sea asumido como un Referéndum Revocatorio en sí mismo.


Ante la posibilidad que efectivamente el gobierno use manipulaciones técnicas y judiciales para impedir el revocatorio la oposición podría concentrar esfuerzos en transformar la recolección de firmas en una jornada de lucha para derrocar la dictadura bolivariana.


Vicente Díaz incluso propone invitar observadores internacionales y difundir en forma masiva por medios nacionales e internacionales el desarrollo de la jornada.


Una actividad de calle de este calibre, bien planificada y ejecutada, podría reunir más de 10 millones de firmas.


Pero, más que las firmas, lo relevante es la capacidad de la oposición para movilizar cívicamente a millones de Venezolanos y  exigir la salida de Maduro.


Aunque el gobierno trate de esconderse tras argumentos técnicos, un evento de esa naturaleza no podría ser ignorado por la comunidad internacional ni por sectores que actúan en la política doméstica como los militares.


Al régimen le quedaría la opción de ser consecuente con la petición del soberano y convocar el Revocatorio en los términos definidos en la propia Constitución Nacional, o no convocarlo y asumir las consecuencias.

También podría acelerar las diligencias para la transición o incluso provocar reacomodos en el seno del gobierno para permitir una salida política.


El mérito de la propuesta del ex rector Vicente Díaz está en devolverle la iniciativa de la ofensiva a la oposición y mantener la lucha democrática en la calle.


Porque, contrario a lo que se quiere hacer creer, el Revocatorio hoy más que nunca depende de lo que pase en la calle.


No de lo que decida el CNE o el TSJ.





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