martes, 6 de septiembre de 2016

Perder es relativo

El problema para los chavistas en el gobierno es que ven la vida y la política en términos absolutos.

El tratar de ver la realidad  a través de los lentes blanco o negro les impide apreciar la multiplicidad de matices y colores que conforman eso que se llama realidad.

Muchos de quienes hoy están en el gobierno se formaron bajo rígidos dogmas ideológicos de una militancia izquierdista que más parecía una secta fundamentalista.

Y esa forma de ver el mundo y la política los ha acompañado hasta agora y los seguirá acompañando hasta el fin de sus días.

Esa visión sectaria y determinista de la política se empeña en presentar la llamada revolución bolivarian como un hecho irreversible e inevitable.

Y partiendo de esa falacia tratan de articular una narrativa para justificar que si el pueblo no apoya a la revolución entonces es el pueblo el que está equivocado.

No importa que este argumento lleve intrínseco la semilla de la contradicción.

No importa que antes se haya invocado al pueblo como la razón y el fin último de esa revolución.

Si el pueblo no apoya con votos al gobierno entonces que el pueblo cambie su conducta porque está equivocado.

Bajo este tipo de premisas absolutas y reduccionistas comenzaron a florecer las venenosas semillas del fascismo.

Se trata de un intento brutal de sustituir la voluntad soberana del pueblo con la voluntad arbitraria de los operadores políticos.

Así pasó con la burocracia soviética y los regímenes de europa del este que fueron cayendo uno a uno por presión popular ante esas insalvables contradicciones.

Aqui en Venezuela, el chavismo en el gobierno se resiste a contarse porque según dicen tiene temor a perderlo todo.

Pero, ¿que es perderlo todo?

¿Perder una elección o quizás varias?

¿Qué es exactamente perderlo todo?

¿Es perderlo todo entregar el poder de Miraflores, mantener una presencia política decente en otros cargos deleción popular y continuar como una referencia política para el país?

En su afán por no dejarse quitar el control del gobierno el chavismo, de la mano envenenada de Diosdado, Maduro y Jorge Rodríguez, estaría dando los pasos para precisamente perderlo todo, para siempre.

Es lastimoso y odioso el triste espectáculo que da el régimen huyendo de su propia historia y su realidad.

Evadir el Revocatorio por la confesión pública que lo pueden perder es las más indignante y la más indecorosa de las razones para animar a las huestes chavistas.

La incapacidad para ver los matices de la realidad arrastra vertiginosamente al chavismo hacia el más profundo de los abismos.

Sería preferible para ellos perder con dignidad el Revocatorio y las elecciones que vienen pero ganar la oportunidad de renovarse políticamente, refrescarse del enmohecimiento del poder y sacudirse a las taras de la corrupción que tanto daño les han hecho.

Asi perder sería un mal necesario para el chavismo.

Una vacuna para prevenir la muerte.

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