viernes, 23 de septiembre de 2016

Negar el revocatorio es la implosión

La vocación suicida del régimen es definitiva.

La decisión del CNE aprobando condiciones imposibles para convocar el Referéndum Revocatorio niega cualquier salida pacífica, legal y Constitucional a la profunda crisis política que vive Venezuela.

Y al hacerlo, el CNE parece estar sellando en forma definitiva el destino del régimen.

La ironía es que el Revocatorio fue concebido bajo la influencia de la ideología chavista en 1999 como mecanismo para resolver democráticamente una crisis política.

Hoy ese mecanismo es brutalmente negado a la sociedad por un régimen que se sabe amenazado por el rechazo popular.

El Revocatorio podría ser una válvula de escape no solo a la crisis política que vive el país sino también una forma honorable para que el chavismo deje el poder.

Pero dejar el poder es algo que no considera el chavismo oficialista. El daño que han hecho, el dinero que se han robado rebasa cualquier expectativa de perdón inclusive en el marco de la llamada justicia transicional.

Esa certeza de saberse perseguidos y condenados por una justicia imparcial es lo que infunde pánico en operadores del régimen para llevarlos a posiciones extremas y suicidas tales como las asumidas por las rectoras del CNE y los magistrados del TSJ. Ese miedo justifica llevarse al país y sus instituciones por delante.

Negar el referéndum revocatorio, por temor a perder el poder, no resolverá la crisis de legitimidad que enfrenta el régimen. Esta medida solo le otorgará unos meses más de gobierno nominal antes de su inevitable implosión.

Para ese momento el régimen tendrá que enfrentar no solo el contexto social y económico adverso sino también la rabia incontenible de la calle sin cauce institucional para desahogar su frustración.

A esto se suma la conspiración de factores internos del régimen, con vocación menos suicida,  que comenzarán a saltar del barco que se hunde para apostar a su propia supervivencia.

Negar el revocatorio no resolverá los problemas terminales del régimen.

Es como darle aspirina a un enfermo con cáncer.

Y es exactamente lo que acaba de hacer el CNE.

@humbertotweets

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