jueves, 20 de junio de 2024

¿Se puede impedir el fraude electoral?

            Hace unos días el representante de la oposición PU/MUD pidió confiar en las máquinas del CNE por estas “...van a dar el resultado real”. Seguidamente agregó que “...las máquinas no son las que hacen el fraude”.

            Estas aclaratorias no tendrían lugar si en Venezuela existiera un mínimo de confianza en el Consejo Nacional Electoral en particular y en el proceso de elecciones en general.

            Pero no hay confianza el CNE ni en el sistema electoral entre muchas razones porque la conducción de todas las fases del proceso está en manos de personas vinculadas al gobierno y al PSUV.

            Es lógico, normal y legítimo que muchos venezolanos miren con desconfianza a un árbitro electoral controlado por una sola de las partes y resulta comprensible que luego de esa constatación estos venezolanos lleguen a la conclusión que no vale la pena votar porque el voto en estas condiciones de oscuridad sencillamente no cuenta.

            Cuando Omar Barboza pide confiar en unas máquinas, que según él darán el resultado real, en realidad lo que está pidiendo no es un voto de confianza para las máquinas sino solicitando un cheque en blanco para el CNE y todo su sistema electoral.

            ¿Por qué?

            Porque tal como lo admitió el propio Barboza no son las máquinas en sí mismas las que cometen el fraude, en tal caso serían los operadores o controladores de esa máquinas quienes tendrían el software y las claves para hacerlo.

            En defensa de la tesis de Barboza han salido varios analistas y expertos en materia electoral dispuestos a meter sus manos en el fuego y hasta comprometer su prestigio profesional llegando al punto de asegurar que un fraude electoral es imposible y en consecuencia habría que aceptar los anuncios del CNE sin protestas ni cuestionamientos.

            Sin duda, una aseveración de este calibre puede mover a muchas personas de su escepticismo a una posición más proclive a votar.

            Pero decir que el fraude es imposible no resuelve las dudas sobre el sistema electoral venezolano.

            Para que exista confianza debe garantizarse la transparencia y esto es mucho más que una declaración de buenas intenciones o un voto de confianza por adelantado.

            Medidas sencillas, pero de un profundo impacto institucional tales como la conformación de un CNE 100% neutral y un proceso manual de votación, escrutinio y posterior auditoría del 100% de los votos despejaría las dudas sobre un resultado que pueda ser  alterado mediante fraude.

            Pero nada de esto ocurrirá hasta el día que especificas condiciones y garantías para unas elecciones transparentes formen parte de las negociaciones y los acuerdos entre el gobierno y la oposición.- @humbertotweets

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