Hace unas semanas se hizo viral un video en el cual Diosdado Cabello lamentaba y reclamaba a sus compañeros del PSUV que el 1x10 no se estaba cumpliendo. Esta fórmula matemática es también la denominación de la otrora “operación remolque” de la vieja Acción Democrática a la cual se le atribuyen sus victorias electorales en el pasado.
En esencia el
1x10 consiste en que un operador
político (activista) a nivel municipal o de un centro de votación tiene la
tarea de reclutar 10 personas (votos), monitorearlos y garantizar que vayan a
votar por el candidato del partido el día de las elecciones. Se trata de una
forma clásica de división del trabajo electoral que en estos tiempos no es
exclusiva del PSUV chavista y permite asegurar lo que se conoce como un “voto
duro” que otorga una sólida base de arranque para cualquier contienda
electoral.
El
reclamo de Cabello fue inmediatamente celebrado por la oposición electorera
(PUD/MUD) como un inequívoco signo de debilidad y derrota del chavismo frente a
una oposición que desborda de alegría las calles de Venezuela con María Corina
Machado y Edmundo Gonzalez a la cabeza.
Claro,
en una guerra donde el chavismo se lo juega todo para seguir en el poder
convendría considerar la posibilidad que la “filtración” del video con la
frustración de Diosdado Cabello por no poder cumplir con la cuota del 1x10 es
más bien un acto deliberado y no un simple descuido.
Este
incidente del 1x10 así como la limitación de los testigos de mesa a electores
inscritos en ese centro de votación y muchos otros contribuyen a desviar el eje
de lo político y lo reduce a lo meramente electoral. En otras palabras, este
tipo de discusión de las cuales fácilmente se hace eco la falsa oposición de a
PUD/MUD salva completamente la responsabilidad del CNE y de todo el sistema
electoral chavista al hacernos creer que el 28 de julio es un día que se está
decidiendo con votos.
Este
tipo de prédica hace énfasis en que el resultado electoral del 28 de julio
dependerá exclusivamente de la capacidad de arrastrar votos con operativos como
el 1x10 o de lo que pase en las mesas con la vigilancia de los votos e intencionalmente
se deja a un lado quién controla los operadores de las máquinas de votación y
la sala de totalización del CNE chavista.
A
la luz del mega fraude electoral que intentará perpetrar el chavismo es
totalmente irrelevante operaciones de remolque de electores como el 1x10 u
operativos para defender los votos en las mesas -¿Cómo se defiende un voto
electrónico?- porque lo que en definitiva cuenta es el acta que emita la
máquina electoral.
Algunas
voces ingenuas o sazonadamente perversas de la falsa oposición aseguran que la
clave para impedir el fraude está en recolectar todas las actas emitidas por el
100% de las máquinas electrónicas de votación. Ellos esperan que la
inconsistencia ocurra entre el resultado de dichas actas y la data que se envíe
a la sala de totalización del CNE.
Dados los
recursos tecnológicos e institucionales que tiene a su disposición el régimen
chavista lo más probable es que los datos de las actas emitidas por las
máquinas coincidan en un 100% con lo transmitido vía electrónica al CNE y sobre
estos resultados se deje a los testigos de la PUD/MUD atónitos con actas en
mano mientras se proclama con esos mismos resultados a Nicolás Maduro.
Basta
ver la escuálida, impotente y contradictoria campaña de Nicolás Maduro para
concluir no que se preparan para aceptar con resignación la derrota sino más
bien que se mueven con la desvergüenza imperturbable de quien conoce los
resultados de antemano.
El
28 de julio el destino de Venezuela no se decidirá con votos en los centros
electorales. El desarrollo de la nueva etapa se decide ese día en los cuarteles
y en los componentes militares cuyos oficiales y tropa tendrán que definir si
apoyan o no la estafa electoral del chavismo como ya lo hicieron el pasado 3 de
diciembre a propósito del fallido referéndum sobre el Esequibo.
El
verdadero 1x10 que cuenta para el régimen, y en el cual ha invertido todas sus
energías, es el que ocurre dentro de las FANB chavistas para impedir que con el
despliegue masivo de militares el 28 de julio ocurran hechos imprevistos o
imponderables que saquen a algunos del guión oficial.
¿Cuántos
Christopher Figuera aún quedan en las FANB chavistas? ¿Cuántos oficiales con
mando de tropa podrían tener un momento de debilidad y ceder al reclamo popular
frente al fraude electoral? ¿Cuántos soldados se negaran a obedecer cuando sus
superiores les ordenen defender con las armas la estafa electoral del chavismo?
El
1x10 en las FANB chavistas es una carrera de velocidad y resistencia contra el
tiempo para cumplir todas las tareas de inteligencia, segregación y
neutralización antes del 28 de julio. En este caso cada oficial comprobadamente
socialista y chavista tiene la tarea de identificar a aquellos diez que no
muestren en forma indubitable el mismo nivel de servilismo o superior para
desarmarlos y hacerlos a un lado.
El
objetivo es quedarse con un grupo reducido pero dispuesto a seguir en forma
ciega y fanática órdenes absurdas e irracionales como linchar físicamente a la
población civil desarmada que salga a la calle a reclamar el fraude.
Matemáticamente
hablando, y si consideramos a las FANB chavistas como un reflejo de la sociedad
venezolana, el 1x10 en el sector militar estaría dejando a un lado al 90% de
los oficiales y tropa que aun definiéndose ellos mismos como chavistas no lo
serían suficientemente ante los ojos del régimen. Ese es un universo bastante
grande que podría cambiar dramáticamente la correlación de fuerzas si estuviese
motivado a actuar, pero sobre todo si tuviese la capacidad de auto coordinarse
y superar el extenso alcance de las redes de espionaje cubano dentro de las
FANB.- @humbertotweets
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