lunes, 29 de abril de 2024

¿Cuántos y quiénes votaran en el fraude electoral chavista?

            Como lo hemos indicado en varias ocasiones el esquema del fraude electoral del chavismo para seguir en el poder es sofisticado, involucra varias instancias y definitivamente no se limita a la manipulación del voto. Para una rápida comprensión del proceso los explicaremos nuevamente en forma muy breve.

            El fraude comienza con la ausencia de condiciones y garantías para una elección transparente. Esto a su vez se desagrega en tácticas específicas como el secuestro judicial de las tarjetas de los partidos opositores, la inhabilitación de candidatos, la infiltración de agentes del chavismo en la plataforma opositora, el uso de bienes públicos y equipos militares para campana, la incertidumbre de lapsos y actividades del proceso electoral, la reubicación arbitraria de electores, la negación del derecho al voto, un sistema automatizado que arroja resultados a la carta y no es auditable, el linchamiento moral y físico de opositores, y por supuesto el As bajo la manga que es reservarse siempre el derecho a suspender las elecciones por razones de seguridad.

            Todo esto es posible no porque el régimen chavista tenga una sólida base social que le respalda sino porque hasta ahora ha contado con el respaldo de los militares y sus armas.

            Con este esquema de fraude un candidato opositor, cualquiera que sea, en las actuales circunstancias podría comenzar con una base real de apoyo electoral del 60%. Para el momento de anunciar los resultados esa cifra quedará reducida a un 18%-22% luego del desguace de votos perpetrado por el Consejo Electoral chavista y por todo el régimen político en su conjunto.

            Frente a esto la oposición de la PU/MUD argumenta que si la mayoría acude a vomitar y no se abstiene es posible derrotar todas y cada una de esas instancias de fraude. Esto no es cierto ni es realista pues parte del supuesto de otorgarle un cierto grado de confianza al sistema electoral chavista lo cual en las actuales condiciones implica un gran acto de fe ciega. Además porque tal como hemos explicado no solo está el problema del robo directo de los votos sino de la activación de un sistema pseudojurídico capaz de producir decisiones “legales” para justificar un resultado favorable al régimen.

            Sin embargo, es importante considerar las matemáticas y las proyecciones de la falsa oposición en favor de su argumento para tratar de entender su lógica. Asumiendo el escenario improbable que todos los otros factores no relacionados con el voto se puedan neutralizar, la falsa oposición apuesta a una polarización electoral entre su candidato y Nicolás Maduro.

            En teoría ese candidato, cualquiera que sea, en unas elecciones con condiciones y garantías de transparencia le ganaría fácilmente a Maduro. Pero ese no es el caso de Venezuela.

            Si nos atenemos exclusivamente a lo que tiene que ver con el voto y hacemos a un lado todo lo demás habría que comenzar por considerar que para Enero de 2022 el CNE chavista admitía que 21 millones de venezolanos estaban inscritos para votar. Según las cifras aportadas por el mismo organismo en Abril de este año tan solo se inscribieron aproximadamente 604 mil nuevos electores, aunque el CNE no pudo explicar cuántos de estos serían jóvenes nuevos votantes o venezolanos.

            Algunas ONG que hacen seguimiento a estos asuntos habían proyectado que en el proceso de depuración del Registro Electoral habían quedado por fuera y sin derecho a votar aproximadamente 6 millones de venezolanos residentes en Venezuela y 4 millones de venezolanos migrantes. Si estos electores son de alguna manera el reflejo del resto que sí están inscritos es altamente probable que la gran mayoría de haber podido votar lo habrían hecho por un candidato opositor y en contra de Nicolás Maduro en una proporción de 8-2.

            En pocas palabras el chavismo le ha arrebatado prácticamente 10 millones de votos a esa oposición en su cara. Por lo que no se entiende que esa oposición no haya hecho de ese reclamo su punto de honor para decidir si debía participar o no en esa cayapa electoral. Por el contrario, muy conscientes de que estos eventos merman sustancialmente su capacidad electoral ellos insisten que nada, ni siquiera una evidencia monumental de fraude, los sacará de la vía electoral.

            Queda pendiente por valorar la cifra de aproximadamente 1 millón de personas que fueron reubicadas según reportes del CNE. ¿Estamos frente a reubicaciones voluntarias o arbitrarias? No lo sabremos hasta el día de las elecciones cuando muchos comiencen a denunciar que aparecieron votando en ciudades distantes hacia las cuales es materialmente imposible trasladarse para votar. Sin descartar la utilidad que todavía hoy tiene la Lista Tascón para el chavismo bastaría que el régimen cruce el Registro Electoral con la base de datos del Carnet de la Patria para proteger a los suyos y reubicar a los demás que no aparezcan en sus listas.

            Hemos suscrito en redes sociales la tesis que en tiranía no se vota, la cual podría aparecer como radical y negacionista. Estamos dispuestos a debatir esto frente a algunos argumentos que sugieren la pertinencia del voto aún bajo un extremo clima de violencia cuando este es parte de una estrategia más amplia y comprensiva, no como un negocio de quienes trafican con ilusiones. En otras palabras, podemos conceder que bajo ciertas circunstancias votar en un régimen tiránico podría tener una racionalidad siempre que esto sea una táctica de lucha parte de una estrategia y no simplemente un voluntarista salto al vacío con la esperanza de que del otro lado encontrarán a unos déspotas arrepentidos listos para entregar el poder.- @humbertotweets

jueves, 25 de abril de 2024

El Acuerdo de Caracas, la falsa oposición y la nueva etapa

            Estos 25 años de chavismo han transcurrido en un predecible ciclo vicioso de negociaciones-elecciones-negociaciones. La dinámica inspirada en la vieja lógica de la zanahoria y el garrote más o menos funciona así: El chavismo le aprieta el cuello a sus opositores cooperantes, pero sin dejarlos ahogar hasta que ellos renovan su lealtad con el sistema. Luego viene un periodo de distensión y zanahorias cuando se les otorgan cargos y se emprenden nuevas negociaciones bajo la promesa reciclada que esta vez será diferente y ahora sí habrá elecciones competitivas.

            Este había sido el modus vivendi de esa cohabitación política entre el régimen chavista y su falsa oposición colaboracionista hasta el momento en que el chavismo resuelve que no está satisfecho con esa oposición sino que quiere otra que sea incluso más servil y genuflexa.

            Es este giro lo que lleva al chavismo a emprender un proceso de tomar el control “legalmente” de las franquicias de los partidos opositores. Incluso en los mejores momentos de las negociaciones de México ya el Tribunal Supremo de Justicia había intervenido a la casi totalidad de los partidos que en ese momento estaban negociando con el régimen.

            Hoy la mayoría de los partidos de la PU/MUD están inhabilitados para postular menos Un Nuevo Tiempo de Manuel Rosales. Los partidos más emblemáticos de la falsa oposición tales como Acción Democrática, Voluntad Popular, y Primero Justicia tienen directivas designadas por el TSJ chavista lo que ha significado una partición de hecho de la falsa oposición entre “judicializados” (despojados de la franquicia) y “alacranes” (los nuevos dueños de la franquicia).

            Sin embargo, la falsa oposición del ala judicializada (PU/MUD), con la incorporación de María Corina Machado luego de la Primaria, se ha aferrado a las negociaciones de México y al llamado Acuerdo de Barbados como un clavo ardiente. Ese proceso de negociaciones fue justificado como un esfuerzo para lograr condiciones y garantías para unas elecciones competitivas. En su desarrollo el chavismo logró que liberaran a los narcosobrinos, que Estados Unidos levantara las sanciones y además devolviera sano y salvo al “diplomático” Alex Saab. A cambio el chavismo no cumplió nada de lo ofrecido. Por el contrario, le arrebató el derecho a la PU/MUD de postular su candidato y confirmó la confiscación judicial de los partidos negociadores. 

            ¿Hacia dónde va todo esto? El chavismo está urgido en pasar cuanto antes la página de lo electoral para atender graves crisis internas que se están desarrollando en su sector militar. El desmantelamiento de la industria y el comercio impactarán la capacidad del régimen para acceder a recursos que paguen por los servicios a sus militares y una eventual derrota militar con Guyana podría terminar por implosionar a un régimen que sin apoyo popular sólo se sostiene por las armas.

            Para la nueva etapa, que demanda de sus propios operadores lealtad absoluta, el chavismo necesita liquidar cualquier sospecha de rebelión interna e igualmente requiere de una falsa oposición más colaboracionista y entreguista que la anterior.

            Con la firma del llamado Acuerdo de Caracas, suscrito por los opositores “alacranes” el 28 de febrero de 2024, y el desconocimiento del Acuerdo de Barbados el régimen chavista ha resuelto eliminar literalmente, a los opositores judicializados quitándoles sus tarjetas y su capacidad para postular candidatos en el futuro. Esto no cambiará para las elecciones regionales del próximo año y define el inicio de una etapa para el chavismo con una nueva falsa oposición más a su medida.

            Ya Jorge Rodríguez y Nicolás Maduro lo declararon sin el mayor rubor: El Acuerdo de Caracas sustituye al de Barbados. Lo que quisieron decir es que el sector de la falsa oposición con el cual venían negociando ya no será reconocido como tal.

            Además ¿para qué negociar con ellos si el chavismo puede negociar directamente con los Estados Unidos? @humbertotweets

Los partidos de la nueva oposición

            Hay un sector de la oposición venezolana que estaba tratando de entenderse con el chavismo, pero en el proceso de negociaciones casi todos sus partidos perdieron sus tarjetas y así su capacidad para postular por sentencias del Tribunal Supremo de Justicia.

            El otro sector de la oposición que comienza a ser reconocido por el gobierno y a negociar con este es precisamente el de los nuevos poseedores de las viejas franquicias partidistas.

            Hay varios partidos que han sido intervenidos vía TSJ, pero los más emblemáticos son Acción Democrática, Voluntad Popular, y Primero Justicia. El partido Un Nuevo Tiempo de Manuel Rosales aún está habilitado para postular, pero no se puede descartar que en el futuro igualmente sea intervenido.

            Todos estos partidos están agrupados en la llamada PU/MUD a la cual mediante trabas en el CNE prácticamente le ha impuesto el candidato que debe postular.

            Resulta evidente que el gobierno de Nicolás Maduro hace tiempo se desprendió de los Acuerdos de Barbados y ha comenzado a promover y entenderse con otro sector de la oposición.

            Mientras el sector opositor agrupado en la PU/MUD sigue aferrado al Acuerdo de Barbados el gobierno sigue adelante con su plan electoral para el 28 de julio, ignorando la existencia de estos opositores.

            De hecho tanto Jorge Rodríguez como Nicolás Maduro proclamaron que el Acuerdo de Caracas, firmado con los nuevos dueños de los partidos judicializados, sustituye los Acuerdos de Barbados.

            Con esto el gobierno no sólo decreta formalmente la muerte de los Acuerdos de Barbados sino que además confirma la intención de desconocer institucionalmente a los partidos agrupados en la PU/MUD.

            El impacto de esta medida se sentirá el próximo año cuando los representantes de estos partidos no puedan postular candidatos en las elecciones regionales y seguramente tengan que acudir a otros partidos aceptados por el CNE para poder participar.

            ¿Podrán sobrevivir estos grupos, que necesitan cargos como el oxígeno, sin poder postular candidatos a las elecciones regionales?

            Si todo sale como lo tiene previsto el gobierno de Maduro, el próximo año podrá contar con una oposición más dispuesta y menos beligerante que la anterior.

            En algún momento el sector agrupado en la PU/MUD tendrá que debatir si la política de concesiones y negociaciones sin nada a cambio fue la más acertada, incluso para su propia supervivencia.

            Aunque ya eso solo sirva de catarsis.- @humbertotweets

Los partidos de la nueva oposición

            Hay un sector de la oposición venezolana que estaba tratando de entenderse con el chavismo, pero en el proceso de negociaciones casi todos sus partidos perdieron sus tarjetas y así su capacidad para postular por sentencias del Tribunal Supremo de Justicia.

            El otro sector de la oposición que comienza a ser reconocido por el gobierno y a negociar con este es precisamente el de los nuevos poseedores de las viejas franquicias partidistas.

            Hay varios partidos que han sido intervenidos vía TSJ, pero los más emblemáticos son Acción Democrática, Voluntad Popular, y Primero Justicia. El partido Un Nuevo Tiempo de Manuel Rosales aún está habilitado para postular, pero no se puede descartar que en el futuro igualmente sea intervenido.

            Todos estos partidos están agrupados en la llamada PU/MUD a la cual mediante trabas en el CNE prácticamente se le ha impuesto el candidato que debe postular.

            Resulta evidente que el gobierno de Nicolas Maduro hace tiempo se desprendió. de los Acuerdos de Barbados y ha comenzado a promover y entenderse con otro sector de la oposición.

            Mientras el sector opositor agrupado en la PU/MUD sigue aferrado al Acuerdo de Barbados el gobierno sigue adelante con su plan electoral para el 28 de julio ignorando la existencia de estos opositores.

            De hecho tanto Jorge Rodriguez como Nicolas Maduro proclamaron que el Acuerdo de Caracas, firmado con los nuevos dueños de los partidos judicializados, sustituye al Acuerdo de Barbados.

            Con esto el gobierno no sólo decreta formalmente la muerte de los Acuerdos de Barbados sino que además confirma la intención de desconocer institucionalmente a los partidos agrupados en la PU/MUD.

            El impacto de esta medida se sentirá el próximo año cuando los representantes de estos partidos no puedan postular candidatos en las elecciones regionales y seguramente tengan que acudir a otros partidos aceptados por el CNE para poder participar.

            ¿Podrán sobrevivir estos grupos, que necesitan cargos como el oxígeno, sin poder postular candidatos a las elecciones regionales?

            Si todo sale como lo tiene previsto el gobierno de Maduro, el próximo año podrá contar con una oposición más dispuesta y menos beligerante que la anterior.

            En algún momento el sector agrupado en la PU/MUD tendrá que debatir si la política de concesiones y negociaciones sin nada a cambio fue la más acertada, incluso para su propia supervivencia.

            Aunque ya eso solo sirva de catarsis.- @humbertotweets

lunes, 22 de abril de 2024

Avanza el megafraude electoral chavista del 28 de julio

            La ausencia de un Estado nacional que represente con sus instituciones a la nación venezolana y la existencia en su lugar del Estado chavista es lo que explica el fraude electoral continuado que ha aplicado el chavismo en Venezuela desde 1999.

            Hugo Chávez y sus operadores siempre se jactaron en decir que este era el régimen político que hacía más elecciones. Y es que resulta fácil participar en elecciones y declararse ganador cuando se controla todo el aparato estatal y, fundamentalmente, cuando es el mismo gobierno quien organiza la elección, cuenta los votos y proclama al ganador.

            Mientras este factor de la ecuación no cambie será virtualmente imposible que cualquier oposición le gane una elección presidencial al régimen chavista. Enfatizamos en el tipo “presidencial” porque ciertamente para validar su propio esquema de fraude el chavismo le hace concesiones electorales mínimas a la oposición en las elecciones regionales para mantenerlos más o menos satisfechos dentro del sistema.

            Pero siempre saltará algún “opositor” a tratar de refutar nuestro argumento con el triunfo electoral de la MUD en las elecciones legislativas del 2015 cuando el chavismo perdió la mayoría de la Asamblea Nacional. Entonces, aseguran orondos, ahí está la prueba que tanto se ha buscado de que si es posible ganarle al chavismo con votos.

            Esta caracterización es incompleta si no se toma en cuenta el tratamiento que el chavismo le dio a esa derrota. El régimen chavista activó sus mecanismos judiciales y políticos para anular “legalmente” esa Asamblea Nacional que ya no controlaba. Por qué el chavismo con el control absoluto de todas las instancias del proceso electoral no logró “ganar” esa elección sólo demuestra que ellos también cometen errores

            Aquí nosotros planteamos una tesis contraria a la defendida por la falsa oposición. La MUD/PU y sus voceros sostienen que la victoria del 2015 demuestra que aun con fraude si es posible ganarle al chavismo. Para darle fuerza a su argumento agregan los ejemplos de las elecciones en Barinas y otros estados donde la oposición fue “unida” y le ganó al chavismo.

            Contrario a esto nosotros sostenemos que la victoria electoral del 2015 de esa oposición no puede de ninguna manera ignorar un evento mucho más relevante y trascendente como lo fue el desconocimiento “legal” de ese resultado por parte del chavismo.

            Prisionera de su fundamentalismo electoral la falsa oposición está ciega y encasillada en la idea de que el fraude electoral chavista es del tipo clásico “acta mata voto” o en otras palabras es un fraude que se limita a robar los votos y presentar resultados falsos.

            Este robo de votos que ahora el chavismo puede perpetrar con más eficiencia gracias a unas máquinas de votación que emiten resultados inauditables es tan solo una parte, un eslabón, en la compleja y sofisticada trama del fraude electoral que el chavismo impone en Venezuela.

            El fraude electoral del chavismo tiene varias instancias de ejecución que van mucho más allá del voto. Esto es cierto aunque la falsa oposición convenientemente solo quiera ver y mostrar la parte que corresponde a los votos. ¿Por qué? Porque esto les permite justificar el voto en tiranía con el argumento falso de que una hipotética votación masiva puede superar cualquier fraude electoral. Además porque si esa estrategia no funciona es muy fácil evadir la responsabilidad y justificar el resultado culpando a la gente no quiso ir a votar.

            Esta postura se niega a reconocer que tal como ocurrió en el 2015 el problema no son los votos sino todo el aparato político, judicial y militar del Estado chavista que “legalmente” puede cambiar las reglas juego en cualquier momento, incluso llegar solo a la cancha, robarse el balón y declararse ganador.

            Si aceptamos el argumento de la falsa oposición sobre una hipotética votación masiva habría que considerar el impacto de aproximadamente 3 millones de venezolanos dentro de Venezuela más 4 millones de migrantes que están fuera a quienes “legalmente” el régimen chavista les negó el voto, sin derecho a apelación. Esos venezolanos no podrán votar porque de hacerlo serían votos contra el chavismo en proporción 9-1. Solo ahí el chavismo le está arrancando a la falsa oposición 7 millones de votos en sus propias narices. De esto la MUD/PU no habla porque debilita su propia tesis de un voto que cuantitativamente podría matar el fraude.

            Insistimos, hay que ver el fraude electoral como un proceso más complejo que comienza por enredar a la oposición en unas negociaciones con la oferta engañosa de otorgar garantías y condiciones para unas elecciones competitivas, sin conceder absolutamente nada. Esto sigue con reservarse el derecho, de acuerdo a su pseudolegalidad, de decidir quiénes pueden votar y, lo más importante, quienes podrán ser candidatos.

            Pero no solo eso sino que el régimen chavista además de tener infiltrada a la MUD/PU conociendo de cada reunión al detalle también y sin ningún rubor le impone su candidato como ya se ha visto. Aquí no hemos incluido otras tácticas recurrentes en el chavismo como el uso de vehículos oficiales y militares, la compra de votos con cajas CLAP, la suspensión de las asignaciones vía Carnet de la Patria a quien no sea abiertamente chavista, el uso de dineros públicos, la relocalización arbitraria de electores, etc, etc. Y por supuesto, el acto final de la trama cuando anuncian una victoria que contrastará con la desolación de los centros de votación.

Por eso cuando hablamos del megafraude electoral chavista para el 28 de julio no se trata de una expresión gratuita. El chavismo hará de todo para proclamarse ganador el 28 de julio aunque esto signifique violar sus propias leyes y hasta meter presos a candidatos oponentes con la excusa de un magnicidio contra Nicolás Maduro. Aquí no habrá sorpresas.

Ante esto hay que preguntarse porque María Corina Machado y todo el elenco de la falsa oposición insisten en la absurda vía electoral. ¿Qué es lo que tratan de demostrar que ya no se sepa? Digamos que el objetivo es dejar en evidencia al chavismo como arbitrario y usurpador. De ser así esto no pasa de ser un razonamiento peligrosamente inmaduro e infantil porque propios y extraños entienden desde hace mucho tiempo que esto es lo más parecido a la tiranía de factura cubana dispuesta a linchar moral y físicamente a sus oponentes para seguir en el poder.

El problema con el empeño en llegar hasta el final por la vía electoral es que no conduce a sacar al chavismo del poder, ilusiona con fantasías electorales a unos y legitima al régimen dejando a muchos con el amargo sabor del desengaño y la desilusión.

Habrá que esperar a que pase el 28 de julio para ajustar cuentas con la falsa oposición electorera antes de que sinuosamente se envalentonen con las elecciones regionales del 2025.- @humbertotweets

jueves, 18 de abril de 2024

EEUU no impuso sanciones y le otorgó 45 días de gracia al chavismo

            Con definitiva ironía se puede decir que estamos frente a otra victoria de la democracia. Es una victoria porque la mayoría de los actores involucrados logran lo que quieren. Solo un ejercicio del más fino relativismo político puede lograr concederle a cada quien lo que pide, aunque no todos pueden estar satisfechos.

Esto es lo que ha logrado el gobierno de Joe Biden al emitir su licencia 44A en la cual básicamente, y aun cuando el texto sugiera otra cosa, no impone ninguna sanción al régimen chavista y por el contrario le otorga 45 días de gracia para que reciba más recursos antes de una posible reimposición de las tímidas sanciones.

El régimen chavista puede celebrar que no habrá nuevas sanciones que le impidan recibir dineros por la venta de petróleo al menos por 45 días y hasta el 31 de Mayo de este año. Deberían agradecer la benevolencia y generosidad de los norteamericanos quienes les acaban de inyectar más oxígeno al régimen para que siga en el poder. Pero no es probable que los chavistas lo hagan en público, no por mal agradecimiento sino por prudencia.

Por su parte, los operadores de la falsa oposición también pueden darse por plenamente satisfechos con la nueva licencia 44A. En la falsa oposición había dos tendencias. Quienes abogaban por no imponer ningún tipo de sanción y quienes pedían sanciones suaves que no molestaran mucho al chavismo para así evitar represalias. Ambos han sido complacidos. No habrá nuevas sanciones contra el régimen chavista y si estas ocurren no será sino hasta después del 31 de Mayo cuando el chavismo haya acumulado suficientes recursos y la campana para la farsa electoral del 28 de Julio esté en pleno desarrollo.

Pero ¿cómo logra el gobierno de Joe Biden este acto de prestidigitación política donde aparenta imponer unas sanciones contra el régimen chavista cuando en realidad lo que ha hecho es darle otra prórroga? La clave está escondida entrelíneas en textos con enrevesados tecnicismos contenidos en dos documentos “General License No. 44A” (Licencia General Nro. 44A) y “Frequently Asked Questions Related to the Suspension of Certain U.S. Sanctions with Respect to Venezuela on October 18, 2023” (Preguntas Frecuentes Relacionadas con la Suspensión de Ciertas Sanciones de los Estados Unidos con respecto a Venezuela del 18 de Octubre de 2023), actualizado el 17 de Abril de 2024.

            El aparte (a) de la licencia 44A establece con claridad que todas aquellas transacciones que involucren directamente o indirectamente a PDVSA y que sean necesarias para terminar gradualmente las operaciones relacionadas con los sectores de petróleo o gas están autorizadas hasta el 31 de mayo a medianoche. Esto en la práctica es una prórroga de 45 días al alivio de las sanciones que pedían tanto chavistas como falsos opositores.

            El aparte (b) de la licencia 44A está conveniente diseñado para los titulares de prensa. Allí taxativamente se establece que la licencia 44A no autoriza transacciones por parte de instituciones financieras sancionadas en la orden 13850, CON EXCEPCIÓN (mayúsculas nuestras) del Banco Central de Venezuela y el Banco de Venezuela S.A. La licencia también prohíbe el suministro de bienes y servicios y nuevas inversiones de empresas rusas localizadas en Venezuela. Igualmente no están autorizadas las transacciones en Venezuela de empresas rusas localizadas en Rusia.

            El párrafo 4 del mencionado aparte (b) ratifica la prohibición de las transacciones indicadas en la orden 13808, CON EXCEPCIÓN (mayúsculas nuestras) del pago de recibos por bienes y servicios relacionados con las operaciones de petróleo o gas en Venezuela, o el envío de petróleo o gas a los acreedores del gobierno de Venezuela para el repago de deuda.

            En el segundo documento (Preguntas Frecuentes) la OFAC suministra una serie de aclaratorias que permiten atender el alcance de la licencia 44A. Pero lo que llama la atención son dos importantes reservas que el texto deja en claro: 1) La OFAC se reserva el derecho de autorizar la solicitud para actividades permitidas por la licencia 44 según cada caso; y 2) A pesar de lo expresado en la licencia 44A la Corporación Chevron podrá continuar operando bien sea que sus operaciones sean consideradas como esenciales para su mantenimiento o que aquellas lleven a una paralización gradual.

            La falsa oposición en el Acuerdo de Barbados abogó ante los Estados Unidos por una suspensión de las sanciones contra el régimen chavista como un incentivo para que este flexibilizara su postura en materia electoral. No solo les levantaron las sanciones sino que como una propina extra les devolvieron a Alex Saab. Una vez cobrado el rescate el chavismo inhabilitó a María Corina Machado como candidata y se deshizo de los Acuerdos de Barbados sustituyéndolos por el Acuerdo de Caracas que deja a la falsa oposición de la MUD virtualmente fuera de toda negociación.

El gobierno de Joe Biden amenazó al régimen chavista que si no permitía unas elecciones competitivas reactivaría las sanciones el 18 de Abril. El régimen chavista respondió metiendo presos a activistas de la falsa oposición y negando la inscripción del candidato de la MUD. Llegado el 18 de Abril los EEUU, por razones que solo ellos podrán explicar,  no reactivaron las sanciones y le otorgaron 45 días de gracia al chavismo.

Estamos en la antesala de la farsa electoral del 28 de Julio.- @humbertotweets 

La “Unidad” se tragó a sus partidos

            La situación política que vive Venezuela es atípica. No se la puede comparar con otros países. Y en muy poco ayuda a reciclar viejas estrategias de antiguo marketing político.

            El hecho de que no hay instituciones ni garantías para la participación política debería abrir un debate sobre el qué hacer antes que lanzarse por inercia a la fiesta electoral.

            Desde 1999 la mayoría de los partidos no chavistas se han planteado diversas formas para tratar de sacar al chavismo del poder. Alternando entre el voto, la abstención y la aventura golpista, con periodos de negociación con el chavismo, la oposición agrupada antes en la MUD y hoy en la PU sigue dando vueltas sin encontrar un camino.

            ¿Es acaso falta de voluntad? ¿O más bien ausencia de claridad para calibrar correctamente la coyuntura y caracterizar al adversario?

            Desde un enfoque eminentemente electoralista los llamados partidos opositores resolvieron que ganarle al chavismo solo era posible con la unión de todos. Esto significa dejar a un lado las diferencias políticas o ideológicas para hacer un frente común que sume y conforme una nueva mayoría de votos.

            Sin duda la experiencia del 2015 con la elección de la Asamblea Nacional es el mejor incentivo. Aunque para completar esa valoración habría que incorporar en el análisis qué pasó institucionalmente con esa Asamblea.

            En ciertas condiciones la “unidad” de tipo electoral puede producir la suma necesaria para ganar, como se ha visto en elecciones donde hay garantías de integridad política aunque estas sean mínimas.

            Pero bajo la situación especial que tiene Venezuela y ante el resquebrajamiento institucional es pertinente preguntarse si esa idea de “unidad" electoral es incluso conveniente para el propósito que se busca.

            El resultado de esa “unidad” electoral que se le ha planteado a Venezuela es una mezcla de partidos que han perdido su identidad y su capacidad para actuar por sí mismos, amparándose unos en el caudal electoral de otros y sin poder distinguir a ninguno.

            Al ceder su identidad política a la instancia unitaria (MUD/PU), ante los ojos de quienes no siguen habitualmente estos asuntos, es difícil determinar en qué se diferencia uno de otro. Resultando al final una suma de elementos casi idénticos que están obligados a compartir indistintamente los mismos votos y ahora hasta la misma tarjeta.

            La intervención judicial de partidos políticos ha ayudado a esto, pero lo decisivo es la idea dominante entre esos partidos de buscar una “unidad” electoral, aunque no existan condiciones ni garantías electorales, en lugar por ejemplo de construir una unidad de tipo político o programático que defina unas banderas de lucha para el mediano y largo plazo,  partiendo de la especificidad de cada organización.

            Pase lo que pase el 28 de julio, si la estrategia que se impone es la de la “unidad” electoral estos partidos que hoy integran la MUD/PU harían bien en disolverse y reabsorberse en un Partido Unitario donde sigan todos unidos, básicamente haciendo lo mismo. Y es que a estas alturas, además de las letras y los colores, ya casi nadie recuerda qué es lo que diferencia a uno de otro.- @humbertotweets

lunes, 15 de abril de 2024

Primero El Aissami, luego le toca a Diosdado

            Cuando Tareck El Aissami estaba en pleno proceso de acumulación de poder dentro del régimen chavista muy pocos podían apostar o siquiera sugerir que terminaría esposado, preso y acusado de corrupción. Esto último, por cierto, se ha convertido en el signo distintivo de todo operador chavista que se precie de serlo. De lo que se acusa a El Aissami es algo en lo cual andan embarcados todos los operadores del régimen. Entonces si Tareck El Aissami ha caído en desgracia no es precisamente porque el chavismo genuinamente quiera castigar su propia corrupción sino más bien por otras razones.

            La urgencia en conseguir divisas evadiendo las sanciones impuestas en su momento por los Estados Unidos y otros países al régimen chavista ha arrastrado al chavismo a emprender operaciones de naturaleza ilegal tales como el narcolavado y la venta de petróleo en el mercado negro. Esta última operación le fue encomendada por el Estado chavista a Tareck El Aissami entonces presidente de PDVSA y con fichas claves dentro del régimen.

            La triangulación consistía en poner petróleo venezolano en manos de intermediarios dispuestos a pagar con dólares en efectivo o criptomonedas. Aunque se presupone que los compradores detrás de estos intermediarios son otros Estados y empresas multinacionales las transferencias de los pagos no podrían realizarse mediante el sistema bancario internacional precisamente por las sanciones, de allí la necesidad de traficar con dinero efectivo o digital.

Lo irregular de este procedimiento impide cualquier mecanismo de control o fiscalización por parte del propio Estado chavista. Se puede saber cuánto petróleo salió, pero para determinar cuánto dinero se estaba pagando por esa mercancía habría que confiar en la palabra del operador involucrado.  Entonces es perfectamente normal que una cantidad residual vaya quedando en el camino en manos de los intermediarios mientras otras sumas de dinero logran llegar a los bolsillos de los cabecillas.

Según la versión oficial en la trama PDVSA-Cripto se han desaparecido 21.000 millones de dólares. El problema seguramente surge cuando se repara que 21.000 millones de dólares es una exorbitante cantidad de dinero que sirve para algo más que el lucro personal de los operadores implicados. Una persona como Tareck El Aissami con la ambición, las conexiones militares y ahora con suficiente dinero bien podría estar en posición de influenciar operadores claves del régimen para sacar a Nicolás Maduro del poder.

La defenestración de Tareck El Aissami tiene todas las características de un ajuste de cuentas en las luchas intestinas que se libran dentro del régimen chavista para decidir el control político y militar. Su liquidación se parece más a la neutralización de un golpe de estado en sus primeras fases. Por un intento similar el otrora zar del petróleo en el régimen chavista Rafael Ramírez también fue políticamente descabezado.

Hay quienes aseguran que el régimen ha escogido este momento para admitir con drama la detención de Tareck El Aissami y desviar la atención sobre el tema de la farsa electoral. Otros dicen que se trata de una estrategia mediática para vender la imagen de un régimen chavista que castiga su propia corrupción.  Todo esto es posible. Pero lo más probable es que se trate de un mensaje nítido y claro que el régimen le envía a sus propios operadores para recordarles quién manda y que tan lejos está dispuesto a llegar para seguir en el poder.

Una vez liquidado Tareck El Aissami solo queda Diosdado Cabello en posición de disputarle el poder a Nicolás Maduro. Esta es una confrontación anunciada e inevitable que ha sido diferida varias veces. Cabello no tiene los recursos financieros que en su momento acumuló El Assami pero tiene importantes cuotas de poder dentro del régimen chavista y su estructura militar. Sin embargo, su influencia ha ido disminuyendo al punto de tan solo garantizar su supervivencia, sin la fuerza real para enfrentar a Nicolás Maduro.

Cuando le toca a Diosdado Cabello el ajuste de cuentas es algo que hoy nadie sabe. Pero quienes aún dudan de este desenlace deberían repasar el más reciente episodio con la decapitación política de Tareck El Aissami que hasta hace un par de años también parecía imposible.- @humbertotweets

jueves, 11 de abril de 2024

El golpe frustrado de Tareck El Aissami

            Quizás la única verdad que dejó colar el Fiscal del régimen Tarek William Saab es que la detención de Tareck El Aissami se produjo por razones de seguridad de Estado. Lo que no aclaró William Saab en su versión coloreada de la trama PDVSA-Cripto es que se refería a un intento frustrado para sacar del poder a Nicolás Maduro y su grupo. Sin duda,  una situación que ponía en riesgo la seguridad y estabilidad del Estado chavista.

            Hay que recordar que la detención formal de Tareck El Aissami ocurrió hace un año y solo hasta ahora el régimen chavista, que siempre lo tuvo en su poder, lo admite. Las razones que se presentaron entonces y que ahora han sido ampliadas son los presuntos manejos dolosos de El Aissami y su grupo en la venta irregular de petróleo en el mercado negro para evadir las sanciones impuestas por los Estados Unidos a Venezuela.

            Esta venta irregular de petróleo fue una operación de interés crítico para el Estado chavista urgido en obtener recursos a cualquier precio. La triangulación consistía en usar empresas de fachada para vender petróleo venezolano a cualquiera que quiera comprarlo en el marcado negro pagando con criptomonedas o dólares en efectivo para evitar el rastreo de la operación.

            Sin duda, el manejo de grandes cantidades de dinero en dólares en efectivo y cantidades aún mayores en criptomonedas permitía una gran discrecionalidad a los operadores involucrados a la hora de recibir los pagos e ingresarlos a las cuentas de PDVSA o cualquier otra entidad financiera del régimen. Esto quiere decir que muy probablemente en el desarrollo de cada transacción comisiones y pagos de coimas iban quedando en el camino para beneficiar a los agentes. Pero esto es una práctica fomentada y alentada por el propio régimen chavista desde tiempos de Hugo Chávez con emprendimientos que terminaron en grandes robos a la nación venezolana como el negocio redondo de los CLAP y el Fondo Chino.

            Tareck El Aissami hizo lo que han hecho otros altos operadores del régimen chavista como Diosdado Cabello y Alex Saab cuando prestan un servicio y cobran por ello para beneficiar a sus camarillas. Para nadie es un secreto que dentro del ecosistema chavista operan grupos civiles y militares que se han repartido áreas de la administración pública que conforman verdaderas cuotas de poder político y financiero.

            De manera que la trama PDVSA-Cripto fue una operación perpetrada con la aprobación de Nicolás Maduro y la macolla del régimen (hermanos Rodríguez y Padrino López) para vender petróleo venezolano en el mercado negro y evadir las sanciones internacionales. Tan importante era esta operación para el chavismo que le fue asignada a unos de sus más importantes operadores, Tareck El Aissami.

            Entonces ¿Por qué apresar y defenestrar políticamente a El Aissami quien tan solo cumplía órdenes para beneficiar al régimen y al igual que todos los demás ayudar a su grupo? El año pasado Tarek William Saab sugería que el objetivo de los implicados en la trama PDVSA-Cripto era el lucro y el beneficio personal. Un año después el mismo Fiscal cambia diametralmente su justificación acusando a El Aissami y su grupo de intentar implosionar la economía.

            Ambos argumentos son débiles y no se sostienen. Tomando en cuenta lo que ha dicho el Fiscal de marras Tareck El Aissami y su grupo se habrían apropiado de 21.000 millones de dólares que aún no aparecen. Esa es una gigantesca cantidad de dinero que alcanza para muchas otras cosas más que un privado exilio dorado. Tampoco se puede creer el argumento del intento de implosionar la economía con un dinero que mayormente se presume está en forma de criptomonedas y muy pocos saben dónde está.

            Desde el primer momento hemos sostenido la tesis que con un sólido apoyo financiero y amplias conexiones dentro del régimen, sobre todo en el área militar, Tareck El Aissami estaba en el desarrollo de una operación para sacar del poder a Nicolás Maduro y su macolla (hermanos Rodríguez y Padrino López). Desgraciadamente en un régimen donde todos se vigilan mutuamente El Aissami fue tempranamente detectado y neutralizado.

            El Aissami no fue eliminado físicamente, como otros, porque aún representa un activo en la estrategia del régimen, hasta que deje de serlo. Por lo cual no debería sorprender que el Fiscal Tarek William Saab anuncie en cualquier momento que El Assami se quitó la vida producto de una depresión o falleció debido a un inexplicado e insospechado cáncer que lo consumió en horas.

            Mientras tanto el drama que ha rodeado la detención de Tareck El Aissami le servirá al régimen chavista para recordarle a sus operadores, principalmente a los que están en el mundo militar que no hay intocables y la macolla está dispuesta a hacer lo que sea para seguir en el poder. También hay un manejo mediático para embaucar incautos con la falsa idea de que el régimen persigue la corrupción y castiga hasta a los suyos. Sin embargo, esto último es lo de menos peso tomando en cuenta que en el régimen chavista todos hacen exactamente lo mismo que hizo El Aissami, pero la defenestración está reservada solo para aquellos que intenten sacar a Nicolás Maduro del poder.- @humbertotweets 

¿Qué se puede hacer con 21.000 millones de dólares?

            El Fiscal Tarek William Saab anunció hace unos días la detención de Tareck El Aissami en lo que oficialmente se conoció como la trama PDVSA-Cripto.

            Según la versión oficial, El Aissami y sus colaboradores junto a otros importantes funcionarios habrían recibido pago por ventas de petróleo en forma de criptomonedas que nunca ingresaron al tesoro nacional.

            Según la versión del Fiscal el móvil habría sido el lucro y el intento de sabotear la economía, aunque no explica cómo operaría ese presunto saboteo.

            Lo único concreto y consistente en la versión del Fiscal William Saab, con respecto a su declaración hace un año, es que en manos de Tareck El Aissami y su grupo se perdieron 21.000 millones de dólares.

            21.000 millones de dólares es mucho dinero que seguramente desborda la capacidad de gasto de los implicados, sus familiares, amigos y muchos otros.

            En una Venezuela donde el salario promedio oficial de un empleado público no supera los 35 dólares, la cifra de 21.000 millones de dólares revienta cualquier comparación posible.

            Y aunque parezca ocioso hay que preguntarse ¿qué se puede hacer con 21.000 millones de dólares?

            Seguramente muchas cosas más que atesorar esa fabulosa cantidad en una cuenta bancaria o en una granja de criptomonedas para asegurar riqueza y opulencia de por vida.

            21.000 millones de dólares podrían financiar una revolución educativa, agraria o de cualquier otro tipo.

Puesto todo en un mismo emprendimiento, 21.000 millones de dólares es mucho dinero para incentivar a mucha gente a hacer cosas por primera vez.

Unas insospechadas, otras inimaginables.- @humbertotweets

lunes, 8 de abril de 2024

¿Y si María Corina apoya a Rosales?

            El régimen chavista está acostumbrado a jugar con cartas marcadas. Siempre que abre un compás para negociaciones y elecciones es porque tiene jugadas ulteriores previamente aseguradas. Así ha sido y así será mientras lo fundamental de la dinámica política venezolana no cambie.

            Para instrumentar este juego perverso de negociaciones-elecciones-negociaciones el chavismo ha contado con el apoyo de una oposición funcional que a veces puede sonar desafiante pero eso no pasa de ser ruidos que desaparecen a la hora de desmarcarse del régimen. Unos opositores se acoplan a la estrategia electoral y negociadora del régimen por pura ingenuidad. Otros zorros viejos saben muy bien en lo que andan.

            En ese círculo vicioso decidió entrar María Corina Machado quien está convencida que el chavismo no solo sale con votos sino que por alguna misteriosa razón estaría dispuesto a negociar una transición, no sabe en base a qué condiciones.

            Los defensores a ultranza del voto parecen una oposición delirante que espera ciegamente que una hipotética avalancha de votos pueda superar todas las trabas y las trampas de la farsa electoral chavista. Y en ese grupo ahora también se cuenta a María Corina quien al igual que todo el resto de la falsa oposición funcional al régimen repite que nada ni nadie los sacará de la vía electoral.

            La racionalidad de esta tesis se apoya en la extraña idea que desmarcarse de la estafa electoral del chavismo sería complacer al régimen quien aparentemente quisiera ir a unas elecciones sin candidatos opositores…por miedo a perder. Este razonamiento pone todo el peso de la esperanza en el viciado sistema electoral chavista que si en algo ha cambiado ha sido para peor.

            Hemos llegado a la absurda situación en la cual la falsa posición y María Corina Machado aceptan que el chavismo les suministre el candidato con el cual se medirá Nicolás Maduro. Entonces en lugar de centrar el debate en la grave crisis del régimen político venezolano y las vías para corregirla la falsa oposición y su vocera están empantanados en un striptease de candidatos tapa amarilla a ver cuál pasa el filtro del régimen.

            La posición del régimen chavista frente a su oposición funcional no podría ser mejor. A cada vuelta de tuerca que el régimen le aplica a la falsa posición de la PU/MUD esta responde que no importa lo que haga el chavismo ellos seguirán en la vía electoral. Esta política conduce irreversiblemente a escoger entre lo que hay disponible. Y lo único que hay hasta ahora para la falsa oposición y María Corina Machado no es otra cosa que la candidatura de Manuel Rosales.

            Ahora bien, el razonamiento infantil de seguir atados a la vía electoral porque salirse sería complacer al régimen puede llevar fácilmente a otra falacia preñada de aún más ingenuidad. Algo así como sorprendamos al régimen con una jugada que no espera y apoyemos a Manuel Rosales como candidato de la PU/MUD. Además, de ser cierta la tesis que cualquiera que reciba el apoyo de María Corina le ganaría a Nicolás Maduro entonces Manuel Rosales con el apoyo de Machado debería estar en condiciones de lograrlo. Y lo mejor de todo es que Rosales ya está avalado como candidato potable en las pestilentes cloacas electorales del régimen.

            Aunque algunos se sorprendan esta hipótesis es factible porque las coincidencias y el pragmatismo entre María Corina Machado y Manuel Rosales son más abundantes que las que se perciben. Para comenzar ambos apoyan la fórmula de negociar con el régimen chavista una supuesta transición y participar en la farsa electoral. Más allá de lo que las desteñidas apariencias puedan mostrar tanto Machado como Rosales, a través de sus operadores políticos, sepultaron cualquier posibilidad de establecer responsabilidades en la corrupción del gobierno interino de Juan Guaidó con el caso el caso de Monómeros del cual por cierto ahora nadie quiere hablar. De manera que ahí también hay una gran escasez de santos y vírgenes vestales.

            Las numerosas coincidencias entre María Corina Machado y Manuel Rosales en cuanto a cómo salir de la crisis política que enfrenta Venezuela es algo que materialmente los pone a ambos al borde de un acuerdo político que posicione a Rosales como candidato de la MUD. Ya encontrarán mil maneras para justificar esta aberración cuyo objetivo sería salvar la tesis de que el chavismo sale con votos.

            Pero a pesar de las bondades aparentes de sumar los apoyos de estos dos conspicuos operadores políticos, Machado y Rosales, mientras lo fundamental del régimen político y electoral venezolano se mantenga intacto los resultados seguirán siendo los mismos, no importa que el candidato de la MUD sea Manuel Rosales con el apoyo de María Corina Machado.- @humbertotweets

jueves, 4 de abril de 2024

La dialéctica de imperios modula la política venezolana

            Toda praxis política se ejerce en el contexto territorial de un Estado. Y de la existencia de Estados soberanos surge la inevitable confrontación de unos Estados contra otros donde pocos se impondrán como verdaderos imperios por su fuerza política, económica y militar. Esto es lo que el filósofo español Gustavo Bueno definió como dialéctica de imperios o la lucha incesante de unos imperios para sobreponerse sobre otros.

            De alguna forma el ejercicio de la política nacional dentro del ámbito de un Estado soberano siempre está influenciada por la dialéctica de imperios o la dialéctica de Estados. Aunque el discurso partidista trata de reivindicar la idea de Estado soberano como una entidad autosuficiente en la realidad lo que está operando es la idea de codependencia con otros Estados.

            En Venezuela hemos visto cómo estas ideas están en pleno funcionamiento. Las acciones tanto del gobierno chavista como de su oposición siempre están siendo moduladas por estas dinámicas de carácter internacional o más bien geopolítico. La fortaleza o debilidad de cada uno de estos bloques se puede valorar en términos de la cantidad y calidad de los apoyos que se logran o se pierden fuera de Venezuela.

Así, cuando más de 60 países encabezados por los Estados Unidos ofrecieron su reconocimiento al gobierno interino de Juan Guaidó esto se interpretó como un momento de indudable fortaleza para la oposición que impulsaba esa opción. Con el tiempo ese apoyo decisivo se fue desvaneciendo hasta hacer inviable la tesis misma de un gobierno interino. Hoy ese apoyo internacional hacia la MUD y sus demandas por elecciones transparentes luce muy débil y su alcance no supera lo simbólico.

Hay quienes se alarman e indignan por la indiferencia de la llamada comunidad internacional frente a la arremetida del régimen chavista en contra de los ciudadanos. Pareciera que se olvida que los Estados no tienen amigos ni aliados sino intereses soberanos que regulan sus acciones más allá de la retórica armonista. El mejor ejemplo de esto lo representa el gobierno de los Estados Unidos que expresa preocupación y simpatías por la causa venezolana pero a la hora de las decisiones la geopolítica se impone por encima de los siempre invocados derechos humanos.

            El chavismo por su parte hasta hace poco venía exhibiendo una posición de fortaleza al reunir el apoyo de los gobiernos de izquierdas agrupados en el llamado Foro de Sao Paulo pero además contar con el público y notorio apoyo de potencias (imperios) como China y Rusia. Sin embargo, en las últimas semanas los gobiernos de Brasil y Colombia se han desmarcado de su aliado chavista llegando ambos casos al enfrentamiento público.

            La razón aparente de este distanciamiento pareciera ser la preocupación de los gobiernos de Lula y Petro con el asalto y la nueva farsa electoral que el chavismo está perpetrando en Venezuela. Es posible que la condena de Brasil y Colombia a los abusos del chavismo en Venezuela tenga algo que ver con la preocupación de verse asociados a esta suerte de política gangsteril. Después de todo, tanto Lula como Petro están sujetos a definidos esquemas de pesos y contrapesos en sus respectivos países que les impiden hacer lo que el chavismo hace en Venezuela. Y esa es una asociación que les podría costar apoyos electorales conduciendo a una potencial derrota política.

            Pero además de este cálculo hay bastante de geopolítica involucrada en la reciente posición de Brasil y Colombia frente a su aliado chavista. El gobierno de Gustavo Petro en Colombia aunque se proclama de izquierda nunca llegará al extremo de sacar las bases militares de los EEUU en Colombia. Ya eso debería dar una clara señal del papel que podría jugar Colombia, independientemente de quien sea su presidente, si se diera una confrontación militar que de alguna forma involucre a Venezuela.

            El caso de Brasil es mucho más grave porque este país tiene una alianza militar activa con Guyana quien a su vez ha desplegado una ofensiva geopolítica para arrebatarle el Esequibo a Venezuela. No puede haber duda que en una eventual e hipotética confrontación militar de Venezuela con Guyana el gobierno izquierdista de Lula acompañará a Guyana y enfrentará a su antiguo aliado chavista.

            El cambio de Brasil y Colombia frente al chavismo se parece más a la biocenosis de unos Estados que buscan someter a otros más débiles que a una preocupación genuina por el déficit democrático en Venezuela.

            Lo importante es que el frente de apoyos internacionales que tradicionalmente acompaña al chavismo está fracturado con la fuga de dos países claves, Brasil y Colombia, que además comparten frontera con Venezuela y cuya posición geográfica les ofrece la posibilidad de “atenazar” militarmente al gobierno chavista de ser necesario.

Sin embargo, el chavismo aún cuenta con apoyos internacionales decisivos como China y Rusia que a diferencia de Brasil y Colombia si emitieron declaraciones de apoyo al régimen a propósito de su farsa electoral y parecen estar movidos por otros intereses.

            La dialéctica de Estados siempre termina imponiéndose por encima de las ideologías y modulando la política nacional. Hasta ahora el chavismo se ha beneficiado de esos apoyos y sobre todo de una política ambigua por parte de los Estados Unidos cuya pasividad y permisividad es notoria. Hasta el día que los intereses y las necesidades energéticas de los EEUU se replanteen como resultado de un giro en la geopolítica norteamericana. Entonces quizás la mafia chavista gobernante pueda experimentar lo que significa una verdadera presión internacional.- @humbertotweets 

¿Cuándo comenzó la transición?

            El discurso esperanzador de María Corina Machado tiene un intenso efecto instantáneo que se desvanece con el tiempo y las realidades.

            El problema fundamental es que no hay una forma institucional de contar los apoyos que esa emoción va capturando.

            En una situación diferente, con condiciones y garantías electorales, María Corina sería un verdadero huracán electoral. Sin duda, la presidenta más popular que Venezuela haya podido conocer.

            Digamos, por ejemplo, que ella tuviese la suerte que tuvo Chávez de enfrentarse a una clase política que claudicó y le entregó el poder en 1998.

            O por lo menos que quienes ejercen el poder político hoy estuviesen dispuestos a alternar.

            Pero ese no es el caso de Venezuela donde la ausencia de garantías y condiciones electorales nos presenta escenarios electorales altamente predecibles.

            Sin embargo, a pesar de que la realidad muestra otra cosa, María Corina Machado insiste con pasión y vehemencia que ella sí puede ganarle con votos al chavismo, que esos votos serán contados y el poder le será entregado.

            Ese es el sentido que muchos le dan a las expresiones “ganar y cobrar” y “llegar hasta el final”.

            Pero con un gobierno que controla las decisiones que salen del Tribunal Supremo de Justicia y del Consejo Nacional Electoral… ¿Es eso posible?

            María Corina insiste que sí. Y a cada obstáculo que el gobierno le pone en el camino ella sube la apuesta y con ello las expectativas de la gente.

            Ella aseguró que sería habilitada y se inscribiría como candidata. Pero eso no fue posible. La candidatura de la profesora Corina Yoris fue presentada como alternativa, pero tampoco fue aceptada.

            En un esfuerzo por mantener arriba la esperanza, María Corina insiste que aún queda tiempo para inscribir a Yoris para las elecciones del 28 de Julio.

Y a esto ha agregado que la transición en Venezuela ya comenzó.

            Pero, ¿Cuándo y cómo comenzó esa transición que muchos quieren pero nadie ha visto?

            Mientras tanto el tiempo va pasando y nos pone en el umbral del 28 de julio, desvaneciendo falsas ilusiones y dejando a María Corina Machado dando vueltas en laberínticos caminos que no conducen a ninguna parte.

¿Por qué? @humbertotweets

lunes, 1 de abril de 2024

Una nueva falsa oposición

            El régimen chavista ha venido entendiéndose más o menos con la misma falsa oposición PU/MUD en los últimos años. Los socios mayores de esta alianza siempre han sido Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular, y Un Nuevo Tiempo. Hay una larga lista de socios menores que formaban parte de la nómina, pero nunca de las decisiones.

            Con altibajos esta relación régimen chavista-falsa oposición se mantuvo constante inclusive en los momentos más críticos cuando el chavismo deliberadamente los excluye de participar en alguna elección, pero luego los premia con cargos en la siguiente. El entendimiento se basaba en el acuerdo de apoyar la Constitución chavista de 1999 y su régimen político para a cambio recibir ciertas concesiones y reconocimientos por parte del Estado chavista

Esta extraña relación régimen chavista-falsa oposición ha permitido unas situaciones muy curiosas. Que en el 2015 el chavismo haya tolerado su derrota en la Asamblea Nacional pero anulándola inmediatamente con su Tribunal Supremo de Justicia y montándole una Asamblea Nacional Constituyente como un poder legislativo paralelo. También llamaba la atención como el gobierno interino de Juan Guaidó podía operar en el mismo sitio donde se reunía la Asamblea Nacional chavista.

            Parecía que el chavismo le reconocía cierto espacio, entidad y fuerza a esa falsa oposición a la cual también al mismo tiempo perseguía y acosaba. Una relación accidentada que le permitía a ambos justificar el contubernio. El chavismo podía mostrar cierto barniz de tolerancia y a su vez la falsa oposición adecuaba su conducta para lograr espacios que le permitieran avanzar aunque estos, al sacar las cuentas, siempre hayan resultado pírricos.

            Como en todas las negociaciones anteriores, la de México se inicia sobre la presunción de que cada parte tiene algo para negociar que su contraparte quiere. En este caso el chavismo pone en la mesa el control absoluto de su aparato jurídico, político y militar. Por su parte la falsa oposición lo único que podía poner como activo negociable era su presunta cercanía y coordinación con el gobierno de los Estados Unidos y la llamada comunidad internacional que habían sido decisivos en la aplicación de sanciones al régimen chavista y algunos de sus operadores. Se pensaba que la falsa oposición podía de alguna manera influir en la modulación de las sanciones dependiendo de los avances de las negociaciones.

            La percepción era que el chavismo, para quitarse de encima las sanciones y evitar otras más, estaría dispuesto a hacer significativas concesiones a la falsa oposición. Sobre esa base se desarrollaron discusiones y pasó el tiempo. Durante ese tiempo pasaron muchas cosas. Unos presos políticos fueron liberados y aparecieron otros. Las tarjetas de todos los partidos negociadores, menos UNT, fueron confiscadas por el gobierno. Los narcosobrinos y Alex Saab fueron liberados. El grueso de las sanciones fueron levantadas. El chavismo salió del casino con bolsas llenas de fichas mientras la falsa oposición esperaba ansiosamente que al menos le cumplieran con una de las fichas prometidas, la electoral por supuesto.

            Hay que recordar que la razón por la cual la falsa oposición emprende las negociaciones de México y acepta desmontar el gobierno interino, mas no la Asamblea del 2015, es precisamente lograr condiciones y garantías electorales para las elecciones de 2024.

            Pero en el desarrollo de este proceso ocurrió algo que redujo el tamaño de la falsa oposición a su más mínima expresión. Los Estados Unidos, que inicialmente venían actuando como acompañante de las negociaciones, en algún momento hace a un lado a la falsa oposición y emprende negociaciones bilaterales directas con el régimen chavista. En esta nueva dinámica ya el chavismo podía prescindir del incómodo y pedigüeño intermediario para entenderse directamente con quien tiene el poder sobre asuntos como el canje de presos políticos y el levantamiento de las sanciones.

De allí en adelante el chavismo perdió todo el interés que haya podido tener en volver a reunirse con la falsa oposición. Aunque aún faltaban por firmar los Acuerdos de Barbados como único logro concreto de las negociaciones de México. Esos Acuerdos se firmaron por pura formalidad y marketing porque el verdadero eje de poder ya había quedado establecido entre Caracas y Washington.

            Como era de esperar el chavismo no cumplió lo ofrecido en los Acuerdos de Barbados alegando exóticas interpretaciones de su texto. Pero no solo el chavismo se sale de los Acuerdos de Barbados sino que además orquesta un fraude electoral dejando por fuera a su socio negociador más fiel y consecuente. La PU/MUD podrá reclamar todo lo que quiera, pero esos Acuerdos ya cumplieron su función y al día de hoy están formalmente sin efecto.

            Cuando operadores de la PU/MUD le reclamaron al gobierno por las arbitrariedades electorales con las inhabilitaciones y por ende el incumplimiento de estos Acuerdos, la respuesta de Jorge Rodríguez no pudo ser más clara y elocuente: “El Acuerdo de Caracas sustituye al de Barbados.” Aludía Rodríguez al documento firmado entre el Consejo Nacional Electoral chavista, los partidos judicializados (alacranes) y los aceptados por el régimen.

            La etapa que se inicia ahora está definida por la determinación del régimen chavista de terminar de pulverizar a los socios mayores y menores de la alianza PU/MUD. Ya les quitó las tarjetas, su personalidad jurídica y su capacidad para postular candidatos. Solo se salva de esa degollina Un Nuevo Tiempo el partido de Manuel Rosales. En esta nueva etapa el chavismo buscará darle vida a una nueva falsa oposición. Una integrada por todos aquellos a quienes se les permitieron postular candidatos el pasado 25 de marzo y posiblemente encabezada por Manuel Rosales. Seguramente habrá negociaciones y acuerdos, como antes, sin descartar formas cosméticas de cogobierno para dar una imagen falsa de apertura.

            Con este nuevo cuadro el chavismo, como lo ha hecho antes, tratará de sobrellevar las críticas a su legitimidad haciéndose acompañar de unos justificadores con caras y siglas distintas, pero cuyo papel será idéntico al de los anteriores ya sustituidos.- @humbertotweets