domingo, 10 de junio de 2018

OEA, una ambigua resolución a la carta

Sin duda que muchos países siguen con atención la grave crisis que se vive en Venezuela. Varios de ellos inclusive han tomado la iniciativa para aplicar sanciones individuales contra los operadores civiles y militares del régimen de Maduro. Otros además de eso también han comprometido cuantiosas sumas de dinero para atender a los venezolanos desplazados más allá de las fronteras y proveerles ayuda humanitaria.
Es una expresión importante de solidaridad que agradecemos. Pero no es suficiente. Mientras las sanciones producen sus resultados el deterioro de las condiciones de vida en Venezuela aumenta cada dia. Por eso hemos planteado salidas más inmediatas y drásticas para detener en seco el colapso de la república de Venezuela. Hemos argumentado que toda la energía que se usa en instancias internacionales para concebir planes de ayuda humanitaria debería en lugar de ello ser destinada a organizar una intervención militar internacional que ponga fin a esta pesadilla.
La voluntad de muchos países en ayudar al pueblo venezolano parece diluirse cuando se llega escenarios como la OEA donde las opciones siempre son matizadas para lograr consensos y producir un resultado que satisfaciendo a todas las partes no resuelve el asunto de fondo.
Ese es el tenor de la última declaración de la OEA sobre Venezuela donde se hacen las invocaciones democráticas formales de siempre para concluir recomendando un gran diálogo nacional que fije condiciones para un proceso electoral. Justamente cuando creíamos superada la etapa de diálogos y negociaciones con el régimen desde la OEA se trata ahora de revivir esa vieja y desgastada fórmula que ya antes operó en beneficio del régimen.
Es un fetichismo democrático  ingenuo pretender convocar elecciones dejando todo el aparato político, financiero y militar del estado en manos del chavismo. La referida resolución de la OEA hace proclamas retóricas que lucen muy bien en el papel, pero que serán trituradas por la realidad. El documento de la OEA adopta el típico vicio diplomático de complacer intereses disímiles con una resolución a la carta para cada comensal. Mientras tanto en Venezuela la gente sigue escarbando entre la basura para encontrar comida.

Las ambigüedades y la demora de la OEA en tomar acciones contra el régimen de Maduro tendrían al final de este conflicto un balance negativo en términos de irreparables daños a  la población civil venezolana. @humbertotweets

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