domingo, 15 de octubre de 2017

Transición o ruptura

El debate sobre votar en dictadura y la abstención como una forma de rebelión ciudadana no se acaba el 15 de octubre. Más allá de los resultados nominales que le otorguen a la MUD la mitad o todas las gobernaciones sigue quedando pendiente como saldremos de la dictadura de Nicolás Maduro. Y aún queda sin resolver el problema de fondo que es el reconocimiento público a un sistema político y electoral fraudulento que secuestra la voluntad de los ciudadanos.
Antes de que se contaran los votos de las elecciones del 15 de octubre ya varios voceros de la MUD habían anunciado su próxima jugada para el 2018: Participar en las elecciones presidenciales. Con las mismas falacias que se justificó ir a las elecciones de gobernadores ahora intentarán movilizar los votos para una elección presidencial rodeada de misterio e incertidumbre.
Es una absoluta irresponsabilidad que la MUD siga el sainete del régimen para debilitar a la oposición venezolana. Al igual que ir a las elecciones regionales fue un grave y costoso error político participar en las elecciones presidenciales del 2018 en condiciones obscuras y sin garantías electorales sólo terminará por atornillar a la dictadura.
Para lograrlo el gobierno usa voceros de la oposición como agentes promotores de ese acto público de reconocimiento. Esta política de participar por particular o de votar por votar sin conexión lógica o coherente con una estrategia para derrocar a la dictadura sólo conduciría a niveles más abyectos de servidumbre voluntaria que ya es una realidad en la política venezolana.
Por eso el planteamiento abstencionario que hemos suscrito no es solo como un rechazo al evidente y masivo fraude electoral. También es una propuesta para enfrentar el fraude político orquestado desde 1999 con unas reglas de juego establecidas en esa Constitución y diseñadas para perpetuar en el poder al partido de gobierno.
No es posible ni realista plantearse un cambio de las estructuras fundamentales del estado chavista participando según sus viciadas reglas de juego y dejando intacta sus estructuras de poder. Eso es lo que hemos hecho en estos dieciocho años. Esta ha sido la estrategia de los partidos de la MUD con su tesis de la transición democrática que no es otra cosa que seguir votando dentro de una legalidad inexistente pero con la ilusión de que algún día habrá un cambio.
En contraposición a esta tesis de la transición, que ha fracasado como propuesta  para derrocar la dictadura, surge la tesis de la ruptura con el modelo de estado chavista y todas sus estructuras. Esta tesis implica abordar el cambio político no como un mero cambio de gobierno sino como un cambio profundo de sistema político para corregir las perversiones del modelo chavista y recuperar el equilibrio democrático e institucional.
La tesis de la transición distrae a las fuerzas democráticas en elecciones, con resultados controlados por la dictadura, que inevitablemente conducirán a nuevas formas de cohabitación que le alargan la vida al régimen. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario