domingo, 29 de octubre de 2017

¿Por qué rehacer lo que no sirvió?

Los partidos que integran la MUD lloran amargamente la derrota electoral. Reclaman ahora por un fraude electoral que tienen más dieciocho años operando. En realidad parecen reclamarle al gobierno el no cumplirles con las gobernaciones que en alguna negociación les fueron ofrecidas.
La participación en las elecciones de gobernadores y la posterior adjudicación de 5 gobernaciones a candidatos de la MUD es una comedia trágica que sirvió para mostrar la nueva cara del oportunismo político.
Al gobierno quedarle mal una vez más a la oposición oficialista esta no tuvo más remedio que denunciar el fraude. Pero tal como lo advertimos los abstencionarios ya el régimen había logrado su objetivo: reconocimiento para su Constituyente fraudulenta y para el régimen mismo que en la calle tiene más de un 80% de rechazo.
Lo que reclama la MUD en realidad es que no le hayan adjudicado más gobernadores en cuyo caso, conociendo ahora el talante moral de esa dirigencia, no hay duda que todos se habrían juramentado y arrodillado ante la Constituyente. Por eso la MUD reclama hasta en instancias internacionales por esta derrota electoral.
De lo que la MUD no habla ni quiere hablar es de la derrota política, del fracaso de una estrategia electoral que no ha funcionado para la sociedad en estos dieciocho años y sólo le ha dado espacios y prebendas a los partidos de “oposición”.
La derrota política o el fracaso de la forma electoral para deponer la dictadura dentro de las reglas de juego del chavismo es  el debate que debería estar dando esta dirigencia. Pero para evadir su responsabilidad prefieren hablar del mero fraude electoral y algunos hasta culpar a la abstención por no haber alcanzado las 23 gobernaciones.
La dirigencia de Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo que sigue colaborando con el régimen y apostando a su legitimación es la que ahora habla de relanzar la la MUD para proteger la unidad. ¿Cuál unidad? ¿La unidad de estafadores y oportunistas que han hecho de su falsa condición de opositores un medio lucrativo de vida? ¿O la unidad para repartirse los beneficios de Derwick y Odebrecht donde las diferencias partidistas desaparecen al calor de la camaradería y la complicidad?
La MUD nunca representó otros intereses que los de los partidos que la integran. Hoy ante la indignación ciudadana estos partidos se ven descubiertos en su estafa y acuden a la socorrida manía de re-hacer y re-lanzar el mismo cuerpo nefasto y corrupto que traicionó a los venezolanos. Relanzar la MUD equivale a seguir con el mismo engaño pero ahora con formas nuevas, quizás oxigenadas por marketing político y redes sociales. Y hacerlo en nombre de  una falsa unidad es el colmo del cinismo.
La lección que tenemos que aprender los venezolanos luego de la quiebra moral de esta dirección política es que la conducción de la lucha contra la dictadura es una tarea moralmente muy exigente para dejarla solo en manos de partidos políticos. Y menos de aquellos que proponen como primer punto en una agenda negociar y colaborar con la tiranía. Nada hay que recuperar ni rehacer de las cenizas de una dirigencia corrupta. Hay que construir y hacer desde abajo un nuevo bloque opositor cuya primera definición política sea convertirse en una sólida alternativa moral frente a la degradación y corrupción del estado chavista.-

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