lunes, 29 de julio de 2024

El fracaso de la vía electoral

            Para quienes aún dudan qué tan lejos estaría el chavismo dispuesto a llegar para atornillarse en el poder los eventos del 28 de julio de 2024 deberían despejar esa incógnita. El chavismo hará todo lo que sea necesario para seguir destruyendo a Venezuela, incluso violar su propia Constitución si fuere necesario.

            El anuncio de la inaudita victoria de Nicolás Maduro sobre Edmundo Gonzalez tampoco debería sorprender porque se trata del momento culminante de una cadena de violaciones y arbitrariedades, todas aceptadas por la falsa oposición (PUD/MUD) en su empeño por aferrarse a la vía electoral como método para salir del chavismo.

            Las negociaciones de México, entre el régimen chavista y su falsa oposición, que luego desembocaron en el caricaturesco Acuerdo de Barbados fueron justificadas como necesarias para lograr condiciones y garantías para unas elecciones justas y transparentes. De alguna forma, como siempre suele ocurrir, este propósito elite fue abandonado en el camino para embarcarse en unas elecciones con las peores condiciones que alguna vez hayan existido en la era chavista.

            Todos y cada uno de los abusos fueron mansamente aceptados por la MUD sin oponer resistencia con tal y seguir en la vía electoral. Un CNE con mayoría de rectores y funcionarios chavistas. La exclusión de más de 9 millones de electores del Registro Electoral, 4 millones en el exterior y 6 millones de nuevos votantes en Venezuela. La confiscación de las tarjetas electorales de los partidos de la MUD para dárselas a operadores del régimen. La inhabilitación consecutiva de María Corina Machado y de Corina Yoris como candidatas presidenciales. Habría que agregar, por supuesto, el peculado de uso al dedicar recursos del Estado y de las Fuerzas Armadas para la campaña de Nicolás Maduro.

            Pero hay más. La conformación de los miembros de las mesas electorales fue el resultado de un extraño azar que favoreció a agentes del PSUV que fueron el 99% de ese personal electoral. Una cantidad importante de testigos electorales de la MUD fueron sobornados y otros chantajeados.

            Pero si lo que aquí se ha enumerado no es suficiente entonces hay que sumar a la lista la expulsión de observadores internacionales en la víspera de las elecciones, el impedimento del acceso al CNE de los testigos nacionales de la MUD y hasta el robo de actas a mano armada.

            La consecuencia de toda esta larga cadena de irregularidades no podía ser otra que la proclamación de Nicolás Maduro como presidente fruto de la madre de todos los fraudes electorales en Venezuela.

            Muchas de estas arbitrariedades fueron deliberadamente ignoradas y hasta banalizadas por la MUD y sus dirigentes con la equivocada idea de que cuestionarlas promovería la abstención.

            Quienes cuestionamos la vía electoral y planteamos no votar, para no cohonestar el fraude electoral, fuimos atacados como agentes del chavismo bajo la falsa premisa de que la abstención podría ser la causante de la derrota del candidato opositor. Hoy debería quedar muy claro que en una elección fraudulenta como la orquestada por la tiranía chavista votar o no votar no hace ninguna diferencia en los resultados.

            No votar en tiranía es una posición política que se puede articular como parte de una estrategia mucho más amplia y comprensiva que busque debilitar y derrotar al régimen. Por el contrario, la vía electoral se ha convertido en una obsesión para unos y en un negocio para otros.

            Para unos solo hay una forma de hacer política y esta es participando en las elecciones controladas que ofrece el chavismo. Otros, más experimentados, entienden el próspero negocio de administrar una tarjeta electoral y una franquicia partidista. Ambos han construido un discurso falaz para justificar la participación electoral en contra de toda lógica y sentido común como lastimosamente se pudo apreciar el domingo 28 de julio.

            Consecuentes con la fracasada vía electoral Edmundo Gonzalez y María Corina Machado anunciaron que insistirán en que el régimen les entregue todas las actas de las mesas porque tan solo lograron recibir el 40%. Esas actas serían la prueba material de la inconsistencia en la que se apoyó el fraude chavista. Pero suponiendo que el régimen les da esas actas, lo cual no es seguro, entonces la MUD tiene que decidir si apela administrativamente ante el CNE o judicialmente ante el TSJ. Ambos piezas claves del fraude en cuestión.

            Tratar de involucrar a la comunidad internacional igualmente plantea un camino incierto que jamás lograra los magníficos niveles de apoyo que se observaron en las primeras semanas del Interinato de Juan Guaidó.

            Por eso la semana pasada en esta misma columna adelantamos la hipótesis de que ante la posibilidad cierta de un mega fraude electoral la PUD/MUD, sus operadores, Edmundo Gonzalez y María Corina Machado debían resolver si no aceptaban el robo o si lo hacían bajo protesta. En la madrugada del 29 de julio tanto Gonzalez como Machado denunciaron que el candidato ganador habría sido el de la MUD lo que en la práctica equivale a un desconocimiento de los resultados del fraude.

            Esto no es poca cosa porque el régimen responderá con más acciones para no permitir la participación de aquellos que no bajen la cabeza y acepten esos resultados como válidos. En otras palabras. todo aquel operador político que tenga genuino interés en participar en el reparto de cargos en las elecciones legislativas y regionales previstas para el 2025 tendrá que tragarse la rueda de molino del fraude electoral de lo contrario no tendrá una tarjeta a su disposición para postular. Habrá que esperar para ver como juegan Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo.

            La gran derrotada en la jornada del 28 de julio es la tesis de la vía electoral por inviable mientras no existan condiciones ni garantías. También salió derrotada la dirigencia opositora que ha reducido la política al ejercicio del voto. No se puede decir que el chavismo triunfó porque sencillamente se robó la elección para seguir gobernando en medio de sus propias contradicciones y enfrentando un inevitable desgaste especialmente en su sector militar que se vio en apuros para desplegar el Plan República.

            El gran ganador fue el pueblo venezolano que con esperanza y generosidad acudió una vez más al llamado de una dirección política que le ha vuelto a fallar. Ninguna insatisfacción debe invadir a quienes votaron porque han participado nuevamente en un ejercicio pedagógico para entender que votar por votar, sin condiciones ni garantías, es un sinsentido histórico que beneficia a sus promotores pero no al común de la gente que vuelve a ser abandonada en su desesperanza como resultado del voluntarismo, la improvisación y el espontaneismo.- @humbertotweets 

jueves, 25 de julio de 2024

La abstención como parte de la política

            Hay quienes insisten que para que Venezuela se recupere como país debe regresar a la política.

            En líneas muy generales podemos intentar definir a la política como todo aquello que concierne y corresponde a un Estado determinado.

            La política involucra los asuntos de un Estado específico y los grupos que se disputan su control.

            Las elecciones y los temas electorales son parte de la política, pero no la agotan porque hay muchos otros factores y dinámicas que pertenecen a este campo.

            Entonces aunque lo electoral forma parte de la política esta no puede confundirse con lo estrictamente electoral.

            Quienes han sostenido en los últimos años que en Venezuela es necesario regresar a la política en realidad lo que proponen es regresar o mantenerse en la vía electoral como una contraposición a la abstención o la no participación electoral.

            Votar no es la única forma de ejercer la política. También lo puede ser el ejercicio de la abstención o cualquier otra actividad que dentro de ese Estado regule las relaciones de poder como bien lo podrían ser la organización de sindicatos y la convocatoria de una huelga general.

            Esta distinción entre lo electoral y lo político se apreció con más nitidez en esta reciente campaña electoral.

            Electoralmente hablando se pudo constatar la conformación de dos bloques claramente definidos y un pequeño archipiélago de otras opciones.

            En términos electorales se confrontaron las candidaturas de Nicolás Maduro con la de Edmundo Gonzalez y un grupo residual conformado por otros candidatos para un total de 10.

            Se puede argumentar que la dinámica electoral logró mostrar los contrastes ideológicos y hasta filosóficos de cada opción.

            Sin embargo, desde el punto de vista político todos estos bloques y opciones desaparecen para conjugarse en una sola posición que postula la participación electoral como la única forma de hacer política y niega su contraparte que es el no voto o abstención.

            En este sentido la abstención también es una forma de hacer política por cuanto tiene un efecto en las relaciones de poder.

            Esta abstención como una posición política no debe confundirse con otro tipo de abstención inducida por manipulaciones al registro electoral.

            Es perfectamente legítimo y legal no votar cuando las opciones ofrecidas no satisfacen los intereses o las expectativas de los ciudadanos.

            De hecho millones de venezolanos que no se sintieron representados por las opciones electorales del chavismo o de su oposición prefirieron abandonar el país y en consecuencia no votar.

            Mientras en Venezuela no haya un sistema electoral transparente y confiable será muy difícil determinar el peso real de la abstención como una posición política diferenciada de aquella que es provocada en forma deliberada para influir en el resultado electoral.- @humbertotweets

Finalmente conoceremos la realidad de la FANB chavista

            Para comprender la situación que hoy se vive en Venezuela hay que repetirlo una vez más. El chavismo hace lo que le da la gana porque tiene el poder para definir los términos de la legalidad de acuerdo a su conveniencia. Cada vez que el pueblo se ha expresado masivamente contra el régimen chavista siempre se topa con la misma piedra. El Estado chavista, sus órganos y su viciada legalidad.

            Desde la presidencia de la república se controla a los otros poderes tales como el Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional Electoral y fundamentalmente las Fuerzas Armadas que se coordinan para producir decisiones y acciones que salvaguardan este ecosistema criminal que depreda a Venezuela desde hace ya un cuarto de siglo.

            Pero la sólida base material en la que se apoya el Estado chavista no es el pueblo ni la escuálida clientela del PSUV son las Fuerzas Armadas que han sido postradas al servicio del chavismo y desde hace mucho tiempo vienen actuando como el brazo armado que se impone por la vía de la violencia. 

            Una hipotética confrontación entre venezolanos desarmados y las fuerzas militares chavistas no solo es desproporcionada sino además suicida como ya se ha visto en el pasado.

            Así planteadas las cosas a la oposición que quiera seguir actuando en este ambiente controlado debe aceptar las condiciones que le imponga el chavismo, de lo contrario la otra opción es la neutralización política y física. Personas como María Corina Machado que en el pasado fueron exponentes de la caracterización que exponemos hoy en este artículo han tenido que cambiar su postura principista para adoptar una pose más pragmática que apuesta a utilizar la pequeña y engañosa ventana electoral que ofrece el régimen para tratar de arrebatarle el poder. 

            En realidad no es más que una apuesta que pone todas sus esperanzas en manos del azar y en un súbito golpe del destino. Algunos venezolanos en Miami que convocaron a una cadena de oración no pudieron expresarlo mejor. “Esperamos que el 28 ocurra un milagro en Venezuela”. ¿Y por qué poner el destino de la patria en manos de un milagro? Porque en el fondo es el más absoluto reconocimiento a la realidad. Solo un milagro propio del realismo mágico permitiría que el CNE controlado por el chavismo proclame la victoria de Edmundo Gonzalez, que Nicolás Maduro y sus secuaces acepten la derrota y que las FANB también chavistas respeten ese resultado.

De estos tres factores el realmente decisivo es la fuerza militar, pilar esencial para sostener al régimen. Eso explica el discurso extraño y hasta contradictorio de Nicolás Maduro, el candidato de la paz que amenaza con un baño de sangre si el chavismo pierde las elecciones. La dirigencia opositora con una fe ciega en el CNE chavista se adelantó a calificar el discurso de Maduro como una maniobra para que la gente se asuste y no salga a votar. Este razonamiento infantil pierde de vista que Nicolás Maduro a lo largo de toda esta campaña no le ha estado hablando a los electores. ¿Para qué gastar esfuerzos en quienes poco o nada pueden decidir?

Los mensajes destemplados de Maduro siempre han estado dirigidos a los efectivos y oficialidad de las FANB chavistas. El objetivo ha sido convencerlos que el anuncio que haga el CNE chavista el 28 de julio en la noche aunque no se parezca a lo que digan las encuestas es legal y deberá ser defendido con las armas.

Pero ¿Por qué persuadir a unos operadores militares que han sido ideologizados y puestos al servicio de los intereses bastardos de la revolución chavista en los últimos 25 años? Porque lo único que podría dar al traste con los cálculos del régimen es una fractura en el seno de las FANB entre militares maduristas y militares chavistas movidos por el interés de recuperar el legado de Chávez que habría sido enterrado por Maduro.

            Nadie, ni siquiera los periodistas que han trabajado la fuente militar, pueden asegurar que conocen con exactitud las corrientes, los acomodos y reacomodos que ocurren en el seno de las FANB chavistas. Eso prácticamente nadie lo puede saber porque es muy poco el contacto que estos oficiales tienen con el mundo exterior en medio de la milimétrica vigilancia a que son sometidos por los servicios de inteligencia y espionaje del gobierno cubano.

            Sin embargo, el 28 de julio ya no habrá margen para las especulaciones sobre los grupos que se mueven en las FANB y cuantos militares “institucionalistas” quedan. El 28 de julio finalmente conoceremos qué tan grande es el tamaño del daño que el chavismo le ha propinado a las Fuerzas Armadas. Sabremos qué tan lejos ha llegado el programa de ideologización y adoctrinamiento de los militares.

            La conducta de las FANB chavistas en el marco del 28 de julio ya tuvieron un dramático y lamentable precedente en el referéndum consultivo sobre el Esequibo el 3 de diciembre de 2023. En esa oportunidad nadie mejor que los militares fueron testigos de que prácticamente nadie acudió a votar. A pesar de ello el CNE chavista proclamó unos resultados con electores inexistentes y las FANB en forma sumisa suscribieron la decisión.

            Este 28 de julio las FANB serán testigos de una masiva demostración de desprecio hacia el chavismo por parte de millones de venezolanos. ¿Harán lo mismo que hicieron el 3 de diciembre y suscribirán nuevamente los resultados del CNE chavista? @humbertotweets

lunes, 22 de julio de 2024

Aceptar el fraude bajo protesta para seguir en la vía electoral

            A pesar de la indetenible e insólita cascada de abusos y manipulaciones electorales ejercitadas por el régimen chavista en las últimas horas la oposición de la PUD/MUD insiste en que nada ni nadie los sacará de la ruta electoral. Razón tuvo María Corina Machado cuando en procesos anteriores acusaba que si no se podía votar libremente no se les podía llamar elecciones. Y esta elección, en la cual ella participa de forma entusiasta, es la peor de todas que quizás pase a la historia como la madre de todos los fraudes electorales.

            Machado y todos quienes le acompañan en la PUD/MUD no son principiantes en materia de fraude electoral. Todos ellos tienen la experiencia para comparar y concluir que el voto masivo no será suficiente para sacar al chavismo del poder. Pero revestidos de un incomprensible voluntarismo ellos insisten en que “voto mata fraude” en respuesta a todas las advertencias sobre la masiva estafa que prepara el régimen chavista para el 28 de julio.

            Lamentablemente para que esa tesis funcione se requiere que básicamente el chavismo esté dispuesto a entregar el poder por las buenas. Pero no hay señales ni indicios de que el chavismo tenga eso en sus planes. Por el contrario, existe evidencia de que el chavismo está preparando de antemano un conjunto de “pruebas” para convencer a sus militares que un resultado favorable a Nicolás Maduro aunque parezca increíble es verosímil y ante todo legal.

            Frente al anuncio de un resultado que proclame el triunfo fraudulento de Nicolás Maduro el 28 de julio lo que viene seguidamente es la activación de los mecanismos del aparato jurídico-político-militar chavista para acorazar esa decisión. Si la PUD/MUD presenta reclamos estos serán decididos administrativamente en primera instancia por el propio CNE chavista y judicialmente por el TSJ también chavista. Poco o nada se puede esperar de estos procedimientos.

            Y ultimadamente le corresponderá a las FANB chavistas obedecer, defender y hacer respetar ese resultado en la calle por la vía de las armas. Porque sin duda cientos de miles de venezolanos, a pesar de lo que diga la PUD/MUD, se lanzarán espontáneamente a la calle a reclamar este nuevo fraude electoral. Incentivar estas protestas sin ningún tipo de previsión o plan sería tan suicida como irresponsable.

            ¿Por qué es probable que a la PUD/MUD no le quede otra opción que aceptar bajo protesta los resultados fraudulentos que anunciará el régimen chavista?

            Primero, porque la PUD/MUD ha venido aceptando sistemáticamente y sin excepción todos y cada uno de los abusos y manipulaciones ejercidos por el chavismo en el proceso electoral con tal y seguir en la ruta electoral hasta el final. Entonces, no debería extrañar que esa oposición en conjunto decida aceptar una trampa más en una larga cadena de abusos.

            Segundo, porque es la consecuencia lógica y coherente de participar, sin condiciones ni garantías, en un proceso controlado totalmente por el Consejo Nacional Electoral chavista. Inclusive la consigna de “voto mata fraude” explícitamente le concede en forma inmerecida un voto de confianza a ese CNE que es reconocido por los opositores como árbitro y no como perpetrador del fraude.

            Y por último, porque tal como hábilmente ha insistido el chavismo con el objeto de blindar el fraude todas las instancias y eventos del proceso electoral que conducen al 28 de julio son auditadas. Y esas auditorías, por supuesto, cuentan con la aprobación de los técnicos de la PUD/MUD, no porque estos técnicos quieran ser parte de la manipulación sino porque el robo está ocurriendo en instancias y espacios que no son accesibles para ellos por lo cual no podrían dejar constancia.

            Porque si lo que quiere la PUD/MUD es pruebas de que Nicolás Maduro ganó la elección, con arreglo a la legalidad del régimen, el chavismo no dudará en presentarles una montaña de “evidencias”, avaladas por los propios técnicos opositores, que soporten un resultado absurdo e inaudito. Frente a esta situación a esa oposición no le quedaría otra opción que aceptar los resultados del fraude, aunque sea bajo protesta, si en verdad quiere seguir insistiendo en la ruta electoral.-  @humbertotweets

Aceptar el fraude bajo protesta para seguir en la vía electoral

            A pesar de la indetenible e insólita cascada de abusos y manipulaciones electorales ejercitadas por el régimen chavista en las últimas horas la oposición de la PUD/MUD insiste en que nada ni nadie los sacará de la ruta electoral. Razón tuvo Maria Corina Machado cuando en procesos anteriores acusaba que si no se podía votar libremente no se les podía llamar elecciones. Y esta elección, en la cual ella participa de forma entusiasta, es la peor de todas que quizás pase a la historia como la madre de todos los fraudes electorales.

            Machado y todos quienes le acompañan en la PUD/MUD no son principiantes en materia de fraude electoral. Todos ellos tienen la experiencia para comparar y concluir que el voto masivo no será suficiente para sacar al chavismo del poder. Pero revestidos de un incomprensible voluntarismo ellos insisten en que voto mata fraude en respuesta a todas las advertencias sobre la masiva estafa que prepara el régimen chavista para el 28 de julio.

            Lamentablemente para que esa tesis funcione se requiere que básicamente el chavismo esté dispuesto a entregar el poder por las buenas. Pero no hay señales ni indicios de que el chavismo tenga eso en sus planes. Por el contrario, existe evidencia de que el chavismo está preparando de antemano un conjunto de “pruebas” para convencer a sus militares que un resultado favorable a Nicaolas Maduro aunque parezca increíble es verosímil y ante todo legal.

            Frente al anuncio de un resultado que proclame el triunfo fraudulento de Nicolas Maduro el 28 de julio lo que viene seguidamente es la activación de los mecanismos del aparato jurídico-político-militar chavista para acorazar esa decisión. Si la PUD/MUD presenta reclamos estos serán decididos administrativamente en primera instancia por el propio CNE chavista y judicialmente por el TSJ también chavista. Poco o nada se puede esperar de estos procedimientos.

            Y ultimadamente le corresponderá a las FANB chavista obedecer, defender y hacer respetar ese resultado en la calle por la vía de las armas. Porque sin duda cientos de miles de venezolanos, a pesar de lo que diga la PUD/MUD, se lanzarán espontáneamente a la calle a reclamar este nuevo fraude electoral. Incentivar estas protestas sin ningún tipo de previsión o plan sería tan suicida como irresponsable.

            ¿Por qué es probable que a la PUD/MUD no le quede otra opción que aceptar bajo protesta los resultados fraudulentos que anunciará el régimen chavista?

            Primero porque la PUD/MUD ha venido aceptando sistemáticamente y sin excepción todos y cada uno de los abusos y manipulaciones ejercidos por el chavismo en el proceso electoral con tal y seguir en la ruta electoral hasta el final. Entonces no debería extrañar que esa oposición en conjunto decida aceptar una trampa más en una larga cadena de abusos.

            Segundo porque es la consecuencia lógica y coherente de participar, sin condiciones ni garantías, en un proceso controlado totalmente por el Consejo Nacional Electoral chavista. Inclusive la consigna de voto mata fraude explícitamente le concede inmerecidamente un voto de confianza a ese CNE que es reconocido por los opositores como árbitro y no como perpetrador del fraude.

            Y por último porque tal como hábilmente ha insistido el chavismo con el objeto de blindar el fraude todas las instancias y eventos del proceso electoral que conducen al 28 de julio son auditadas. Y esas auditorías, por supuesto, cuentan con la aprobación de los técnicos de la PUD/MUD, no porque estos técnicos quieran ser parte de la manipulación sino porque el robo está ocurriendo en instancias y espacios que no son accesibles para ellos por lo cual no podrían dejar constancia de ello.

            Porque si lo que quiere la PUD/MUD es pruebas de que Nicolas Maduro ganó la elección el chavismo no dudará en presentarles una montaña de “evidencias”, avaladas por los propios técnicos opositores, que soporten un resultado absurdo e inaudito. Frente a esta situación a esa oposición no le quedaría otra opción que aceptar los resultados, bajo protesta, si en verdad quiere seguir insistiendo en la ruta electoral.-  @humbertotweets

jueves, 18 de julio de 2024

¿Son suficientes millones de votos para derrotar el fraude electoral?

            Sin duda que el título de este artículo es un sinsentido. Tan absurda la pregunta como la situación que se vive en Venezuela bajo la tiranía chavista. Por supuesto, que una mayoría decisiva de votos debería ser suficiente para lograr el cambio político. En condiciones normales y con garantías de unas elecciones justas para todos. Pero ese, ciertamente, no es el caso de Venezuela.

            En este punto nos damos cuenta que la pregunta intenta indagar no si una mayoría puede imponerse democráticamente sino más bien si una mayoría abrumadora de millones de votos será suficiente para atajar la madre de todos los fraudes que intenta perpetrar el régimen chavista.

            Esta pregunta reconoce la gravedad de las repetidas manipulaciones y abusos que ha ejercido el régimen chavista para asegurarse un resultado favorable el próximo 28 de julio. Estas irregularidades se suceden una a otra sin parar, como se ha visto en los últimos días. A cada una la oposición de la PUD/MUD ha respondido por reflejo como un canino amaestrado con un “nadie nos saca de la ruta electoral”.

            La síntesis de esta postura es la idea de “voto mata fraude”. ¿Qué quiere decir voto mata fraude? Esto quiere decir que a pesar de que la oposición de la PUD/MUD está perfectamente consciente del fraude electoral está convencida de que los votos contados por el Consejo Nacional Electoral chavista serán suficientes para derrotar al régimen y su estafa electoral.

            La oposición de la PUD/MUD parece no darse cuenta que su postura voluntarista de participar en la estafa electoral del régimen aceptando sus abusos lejos de ser una jornada ciudadana épica en realidad ha contribuido a normalizar una aberración. Nada de lo que ha ocurrido en el desarrollo de estas elecciones puede ser considerado como normal, como tampoco lo será el anuncio que el 28 de julio en la noche haga Elvis Amoroso en nombre del Estado chavista.

            Tampoco se puede decir ni alentar a que la gente salga a la calle el 28 de julio a reclamar el fraude porque sencillamente no hay previsiones para ello y tan solo sería un ejercicio espontáneo que reeditaría viejas jornadas suicidas en las cuales ya se ha embarcado la falsa oposición en el pasado.

            Entonces, la pregunta es ¿qué se puede hacer para que la voluntad de millones de venezolanos expresada en votos sea respetada por el régimen chavista? ¿Asistir a las mesas electorales a presenciar un acto de escrutinio que ocurre en la oscuridad de la máquina de votación antes de emitir un acta que será lo único de lo cual se podría dar fe?

            Aquí es donde el voluntarismo electoral de la PUD/MUD como estrategia se revela en toda su fragilidad y debilidad. En realidad el peso de esos millones de votos expresados, y muy posiblemente no contados, no depende de lo que haga un pueblo esperanzado, desorganizado y desarmado. Dependemos del chavismo y de su buena voluntad para no hacer trampa. Dependemos de lo decidan hacer el CNE, el TSJ y la FANB, todos instrumentos del régimen chavista. Dependemos de la misericordia y la compasión de nuestro verdugo.

            Quizás tienen razón quienes por estos días oran con devoción por Venezuela.

            El 28 de julio solo se puede esperar un sorprendente milagro de connotaciones bíblicas capaz de pulverizar la realidad.- @humbertotweets

El gran ausente en la campaña de Nicolás Maduro

            Las elecciones del 2024 se parecen mucho a las anteriores en cuanto al ventajismo oficialista y al cambio constante de las reglas de juego en el desarrollo del proceso.

            Pero esta vez el ventajismo y la alteración de las condiciones se han multiplicado por 10.

            En ambos casos, en estas y en las pasadas elecciones, la incertidumbre ha sido una constante.

            Pero, sin duda, esta vez hay más incertidumbre porque los imprevistos cambios en las reglas de juego afectan sustancialmente el resultado electoral.

            Tómese como ejemplo la situación que impide que 4 millones de venezolanos en el exterior puedan ejercer su voto o que 6 millones de venezolanos dentro de Venezuela no hayan podido actualizar sus datos en el registro electoral.

            Estos dos casos refieren a eventos que irreversiblemente tendrán un impacto en el resultado electoral.

            A pesar de estas graves anomalías, entre muchas otras, la campaña sigue su curso y entra en su recta final.

            Edmundo Gonzalez sigue visitando ciudades con su mejor activo político María Corina Machado, con formidables movilizaciones donde lo único que faltaría para lograr una foto perfecta es que esos millones acudan a votar y esos votos sean contados correctamente.

            Nicolás Maduro por el contrario hace una campaña donde abundan los recursos pero se nota el descuido  en los detalles.

            Es una campaña que asume con desenfado y hasta cierta naturalidad los videos que circulan virales de Maduro en actos de campaña con una asistencia precaria.

            Una campaña que exhibe sin rubor un rostro de certeza pasmosa cuyo origen los demás desconocemos.

            Y en esa campaña, que pareciera descolorida y apagada por diseño, nos percatamos que falta un elemento propio del imaginario chavista. La figura, la imagen y la voz de Hugo Chávez quien inauguró en 1999 la era que hoy tratamos de terminar.

            No se trata del uso de los ojos con la mirada vigilante de Chávez, sino de su figura como fundador del movimiento político que hoy postula la reelección de Nicolás Maduro.

            Chávez y muchos chavistas que acompañaron al Comandante hoy no aparecen al lado de Maduro.

            Según los contenidos de la campaña de Maduro pareciera que la revolución comenzó en 2013 con Maduro.

            Es posible que esto sea intencional.

            En 25 años de retroceso para Venezuela habría que repartir el peso de las culpas.

            Y si bien alguien podría argumentar que los primeros años con Chávez fueron mejores que los últimos 10 de Maduro, lo cierto es que el balance global es dramáticamente negativo para el chavismo en general.

            En los próximos días sabremos si la decisión de no usar a imagen de Chávez en la campaña de Maduro fue intencional o fue un inexplicable e imperdonable descuido.- @humbertotweets

martes, 16 de julio de 2024

¿Qué tan lejos llegará el chavismo el 28 de julio?

            Venezuela marcha sin pausa hacia el mega fraude electoral del 28 de julio. Es un mega fraude por las masivas y repetidas artimañas que públicamente ha empleado el régimen en todos los niveles e instancias para adjudicarse una victoria que ni siquiera sus propios seguidores creen. Además porque a diferencia de procesos anteriores esta vez no hay el menor interés en guardar las formas ni las apariencias.

La oposición de la PUD/MUD con el mantra “nadie nos saca de la ruta electoral” ha soportado todas las decisiones arbitrarias del régimen quien prácticamente les seleccionó el candidato y aun se reserva el derecho a volverlo a cambiar unos días antes del 28 si le da la gana.

La lógica de esta oposición parece atrincherarse en el convencimiento de que una avalancha de votos podría superar todas las dimensiones del fraude chavista. Y tienen razón de pensarlo así si se consideran las movilizaciones que hacen María Corina Machado y Edmundo Gonzalez con cientos de miles de venezolanos que de verdad creen posible el cambio, o la transición como ahora la llaman, por la vía del voto.

Sin embargo para que esta previsión se confirme algunas cosas forzosamente tienen que ocurrir casi en forma inevitable y sin excepción.

Por ejemplo, para que la teoría del voto masivo que derrota al chavismo funcione el CNE chavista tendría que totalizar correctamente y sin manipulaciones todos los votos emitidos. Esto debería conducir lógicamente a una proclamación de Edmundo Gonzalez como ganador indiscutido de la elección presidencial y de allí a que las FANB, también chavistas, declaren su reconocimiento y obediencia a su nuevo Comandante en Jefe.

Si estas tres situaciones no ocurren en forma concurrente estaríamos frente a una dramática crisis de carácter político-militar que inevitablemente llevaría a la caída de todo el régimen.

Eso no es ningún secreto, lo sabe el régimen chavista, lo sabe la PUD/MUD y lo sabemos todos. Por eso el giro que ha dado la campaña electoral en las últimas semanas muestra una aproximación más pragmática a la realidad por parte de cada bloque.

A la PUD/MUD, con la carencia de recursos institucionales para cuestionar el fraude, lo único que le queda es seguir movilizando gente hasta el 27 de julio para demostrar fuerza, pedirle al chavismo que respete su propia legalidad y que entregue el poder en forma negociada, por las buenas. Consciente de sus propias limitaciones esta posición no puede más que ofrecer una especie de borrón y cuenta nueva, sin persecuciones, para que los capos del régimen bajen las armas y se rindan.

Para los operadores del régimen chavista la realidad es diferente. La acumulación de crímenes y abusos en estos 25 años de infierno desde 1999 representa una factura inmensamente grande que sin la impunidad del poder tendrían que pagar con cárcel dentro o fuera de Venezuela. Quién paga esa cuenta es el cálculo que gira en la cabeza de muchos operadores civiles y militares y es el frágil pegamento que hasta ahora los mantiene unidos.

El precio de entregar el poder es sumamente alto tanto para el régimen orgánicamente como para sus operadores individualmente como para desalentar cualquier posibilidad de rendirse y es al mismo tiempo el incentivo más poderoso para asaltar y robar la elección del 28 de julio sin importar que la evidencia los incrimine. Cualquier penalidad que se les imponga como consecuencia de la estafa electoral será infinitamente menos dolorosa y letal que desprenderse del poder a cambio de unas promesas difusas de inmunidad que ni siquiera sus ofertantes saben si se podrán cumplir.

La racionalidad de los operadores chavistas es tan básica como práctica. Para ellos no hay sitio más seguro en la tierra que Venezuela mientras ellos aún controlen el poder político y militar. Cualquier otra posibilidad significa incertidumbre o algo peor.

Algunos fabuladores se entretienen con escenarios que ofrecen un exilio dorado para Nicolás Maduro y Cilia Flores o un final feliz en Turquía, Irán o Rusia. Curioso que pocos mencionen a Cuba. Pero la situación es mucho más compleja y diversa. Además de Maduro y Flores habría que agregar a Padrino López, a los hermanos Rodríguez, todos parte de la cadena de mando, que son tan solo la punta del conglomerado criminal de la cual también forman parte una larga lista de operadores civiles y militares. Y como dice la canción, no habría cama para acomodar a tanta gente.

En un avión de Conviasa Airbus 340 no cabrían todos quienes se creen con el derecho a salvarse de la desgracia. Y como aquí nadie tiene la fuerza ni la credibilidad para garantizar nada lo único seguro para estos operadores del régimen es seguir donde están.

¿Que podrían hacer la oposición de la PUD/MUD, su candidato Edmundo Gonzalez y su lideresa María Corina Machado para lograr que el chavismo entregue el poder por las buenas? Muy poco. Solo les queda ofrecer en entrelíneas que no habrá persecución y que todo es negociable, hasta la jefatura de las FANB, con la esperanza de que el bloque oficialista acepte la oferta como un acto de buena fe, o se resquebraje y afloje o se materialice una ruptura en el componente militar que obligue a una realineación de fuerzas internas.

Mucho esperar de quienes han hecho lo más despreciable y hasta lo inimaginable para atornillarse en el poder.

Lo que sí está claro es que,  después de lo que hemos aprendido estos 25 años, nadie tiene derecho a decir el 28 de julio en la noche “jamás pensamos que el chavismo llegaría tan lejos”.- @humbertotweets

lunes, 15 de julio de 2024

¿Qué tan lejos llegará el chavismo el 28 de julio?

            Venezuela marcha sin pausa hacia el mega fraude electoral del 28 de julio. Es un mega fraude por las masivas y repetidas artimañas que públicamente ha empleado el régimen en todos los niveles e instancias para adjudicarse una victoria que ni siquiera sus propios seguidores creen. Además porque a diferencia de procesos anteriores esta vez no hay el menor interés en guardar las formas ni las apariencias.

La oposición de la PUD/MUD con el mantra “nadie nos saca de la ruta electoral” ha soportado todas las decisiones arbitrarias del régimen quien prácticamente les seleccionó el candidato y aun se reserva el derecho a volverlo a cambiar unos días antes del 28 si le da la gana.

La lógica de esta oposición parece atrincherarse en el convencimiento de que una avalancha de votos podría superar todas las dimensiones del fraude chavista. Y tienen razón de pensarlo así si se consideran las movilizaciones que hacen María Corina Machado y Edmundo Gonzalez con cientos de miles de venezolanos que de verdad creen posible el cambio, o la transición como ahora la llaman, por la vía del voto.

Sin embargo para que esta previsión se confirme algunas cosas forzosamente tienen que ocurrir casi en forma inevitable y sin excepción.

Por ejemplo, para que la teoría del voto masivo que derrota al chavismo funcione el CNE chavista tendría que totalizar correctamente y sin manipulaciones todos los votos emitidos. Esto debería conducir lógicamente a una proclamación de Edmundo Gonzalez como ganador indiscutido de la elección presidencial y de allí a que las FANB, también chavistas, declaren su reconocimiento y obediencia a su nuevo Comandante en Jefe.

Si una de estas tres situaciones ocurre estaríamos frente a una dramática crisis de carácter político-militar que inevitablemente llevaría a la caída de todo el régimen.

Eso no es ningún secreto, lo sabe el régimen chavista, lo sabe la PUD/MUD y lo sabemos todos. Por eso el giro que ha dado la campaña electoral en las últimas semanas muestra una aproximación más pragmática a la realidad por parte de cada bloque.

A la PUD/MUD, con la carencia de recursos institucionales para cuestionar el fraude, lo único que le queda es seguir movilizando gente hasta el 27 de julio para demostrar fuerza, pedirle al chavismo que respete su propia legalidad y que entregue el poder en forma negociada, por las buenas. Consciente de sus propias limitaciones esta posición no puede más que ofrecer una especie de borrón y cuenta nueva, sin persecuciones, para que los capos del régimen bajen las armas y se rindan.

Para los operadores del régimen chavista la realidad es diferente. La acumulación de crímenes y abusos en estos 25 años de infierno desde 1999 representa una factura inmensamente grande que sin la impunidad del poder tendrían que pagar con cárcel dentro o fuera de Venezuela. Quién paga esa cuenta es el cálculo que gira en la cabeza de muchos operadores civiles y militares y es el frágil pegamento que hasta ahora los mantiene unidos.

El precio de entregar el poder es sumamente alto tanto para el régimen orgánicamente como para sus operadores individualmente como para desalentar cualquier posibilidad de rendirse y es al mismo tiempo el incentivo más poderoso para asaltar y robar la elección del 28 de julio sin importar que la evidencia los incrimine. Cualquier penalidad que se les imponga como consecuencia de la estafa electoral será infinitamente menos dolorosa y letal que desprenderse del poder a cambio de unas promesas difusas de inmunidad que ni siquiera sus ofertantes saben si se podrán cumplir.

La racionalidad de los operadores chavistas es tan básica como práctica. Para ellos no hay sitio más seguro en la tierra que Venezuela mientras ellos aún controlen el poder político y militar. Cualquier otra posibilidad significa incertidumbre o algo peor.

Algunos fabuladores se entretienen con escenarios que ofrecen un exilio dorado para Nicolás Maduro y Cilia Flores o un final feliz en Turquía, Irán o Rusia. Curioso que pocos mencionen a Cuba. Pero la situación es mucho más compleja y diversa. Además de Maduro y Flores habría que agregar a Padrino López, a los hermanos Rodríguez, todos parte de la cadena de mando, que son tan solo la punta del conglomerado criminal de la cual también forman parte una larga lista de operadores civiles y militares. Y como dice la canción, no habría cama para acomodar a tanta gente.

En un avión de Conviasa Airbus 340 no cabrían todos quienes se creen con el derecho a salvarse de la desgracia. Y como aquí nadie tiene la fuerza ni la credibilidad para garantizar nada lo único seguro para estos operadores del régimen es seguir donde están.

¿Que podrían hacer la oposición de la PUD/MUD, su candidato Edmundo Gonzalez y su lideresa María Corina Machado para lograr que el chavismo entregue el poder por las buenas? Muy poco. Solo les queda ofrecer en entrelíneas que no habrá persecución y que todo es negociable, hasta la jefatura de las FANB, con la esperanza de que el bloque oficialista acepte la oferta como un acto de buena fe, o se resquebraje y afloje o se materialice una ruptura en el componente militar que obligue a una realineación de fuerzas internas.

Mucho esperar de quienes han hecho lo más despreciable y hasta lo inimaginable para atornillarse en el poder.

Lo que sí está claro es que,  después de lo que hemos aprendido estos 25 años, nadie tiene derecho a decir el 28 de julio en la noche “jamás pensamos que el chavismo llegaría tan lejos”.- @humbertotweets

jueves, 11 de julio de 2024

Porque Nicolás Maduro debería suspender su campaña

            Es cierto que el régimen chavista, con Nicolás Maduro a la cabeza, tiene todos los mecanismos para atornillarse en el poder. De manera que un resultado indeseado para el oficialismo el 28 de Julio solo podría ocurrir como resultado de circunstancias imponderables o de errores en la ejecución del mega fraude electoral. 

            La premisa de este análisis se apoya en la tesis de que el resultado electoral del 28 de julio no depende de cuantas personas vayan a votar por Edmundo González sino de unos resultados que serán anunciados por Elvis Amoroso y de su aceptación por parte de las FANB chavistas. La oposición, esperanzada en un golpe de suerte o en una jugada del destino, no tendría mayor margen de maniobra que aceptar esos resultados aunque sea  bajo protesta si quiere seguir en el ámbito de la semi legalidad.  Esto incluye, por supuesto, a María Corina Machado.

            Y sin una vanguardia o una dirección política preparada para orientar la lucha lo más probable es un clima de confusión donde unos venezolanos se lanzarán a la calle a reclamar la victoria mientras otros prudentemente se replegarán.

            Pero lo que en realidad podría cambiar la secuencia de eventos que el régimen tiene preparada para el 28 de julio sería una ruptura de las FANB chavistas o inclusive un conato de ella. Razones para rebelarse hay suficientes porque los efectivos militares en su conjunto forman parte de la misma realidad depauperada que afecta al resto del país. Lo que no está claro es la correlación de fuerzas dentro de las FANB en esta posible ruptura o en su intento. Nadie puede anticipar cuál será el comportamiento de los militares hasta que llegue el día. Ni siquiera el propio régimen chavista.

            Esto explica que toda la propaganda del chavismo ha estado orientada a influir y lavar el cerebro de sus propios efectivos militares para que acepten y obedezcan unos resultados electorales, aunque estos no sean congruentes con la realidad.

            El régimen ha invertido cuantiosas cantidades de dinero y recursos para convencer a sus militares que aunque Nicolás Maduro pierde en todas las encuestas y tiene el rechazo mayoritario del país es posible que gane las elecciones. Para resolver esta contradicción en la cabeza de los militares el chavismo manipula algunas ideas clave que permitan explicar y racionalizar un resultado que el sentido común sólo podría calificar como inaudito e increíble.

            Aquí entran en juego las ideas de la abstención, del voto duro del chavismo, de la manipulación del voto asistido, de las dádivas a través del Sistema Patria, de la creación de centros de votación con una sola mesa de votación, de la inclusión de electores fantasma en el registro electoral, etc. Todo este conjunto de evidentes irregularidades, que ocurren a la luz del día, también forman parte de una campaña que permite explicar matemáticamente el resultado que arrojarán las máquinas de votación. Esto significa que hay una serie de eventos que aunque sean cuestionables justificarían el anuncio que haga el régimen.

            La oposición de la PUD/MUD ha caído en el juego al ir a unas elecciones sin condiciones ni garantías y sin otra opción que aceptar el resultado que anuncie el CNE chavista a cuya autoridad tiene que someterse. En otras palabras, la oposición ya decidió que está a merced de lo que resuelva el CNE.

            Lo único que podría dar al traste con el mega fraude electoral que prepara el chavismo sería una reacción adversa en el seno de sus propias fuerzas militares. Es una posibilidad cuya viabilidad no se puede exagerar, pero sin duda tampoco se puede descartar.

            Aquí lo único que importa y que podría redefinir el juego político es la percepción que tengan los bandos internos en las FANB sobre lo que está ocurriendo. Si se consolida la idea de que la elección no es más que un fraude montado sin ningún piso legal entonces tendría que definir si defienden ese fraude, como lo hicieron con el referéndum del Esequibo, o no.

            Por eso resulta curioso que el PSUV siga llevando a Nicolás Maduro por todo el país para someterlo a actos de desprecio, humillación y abucheo por las propias bases chavistas desesperadas y desencantadas. Las clientelas chavistas están castigando a Nicolás Maduro de la peor manera y sin piedad. Unos lo ignoran como ocurrió en el estado Táchira donde Freddy Bernal no pudo arrastrar a los empleados de la gobernación y Maduro tuvo que reclamar ante la abundancia de cámaras y la ausencia de gente.

            Otros lo abuchean como pasó en Cumanacoa donde la muchedumbre chavista no le permitió terminar su discurso.

            Ni hablar del tamaño de las movilizaciones donde María Corina Machado y Edmundo Gonzalez quintuplican a las escuálidas, desanimadas y desorganizadas reuniones del chavismo. Continuar una campaña en estas condiciones es vergonzoso y humillante para el candidato oficialista.

            Lo que se percibe es una onda expansiva de rechazo y descontento cuyo epicentro parece estar dentro del mismo chavismo. Lejos de mejorar lo más probable es que esto empeore para Nicolás Maduro. El chavismo debería considerar como una prudente decisión política proteger a su candidato y dejar de hacer actos públicos con el pretexto de alguna medida de seguridad, antes de que su propia gente le comience a lanzar tomates y otras cosas.

            De seguir en campaña Nicolás Maduro no haría otra cosa que quedar en evidencia ante sus propios militares como un comandante en jefe débil y despreciado. Entonces, no pocos efectivos militares podrían comenzar a ponderar la idea de desafiar el anuncio de Elvis Amoroso el 28 de julio por estar en abierta contradicción con la realidad.

            Y para pensarlo tienen un poco más de dos semanas, que en esta coyuntura se sienten como una eternidad.- @humbertotweets

Opinión, análisis y realidad

            La grave crisis política que sacude a Venezuela desde 1999 no admite la neutralidad a la hora de hacer una valoración.

            Se está a favor o en contra del proceso de desgajamiento que emprendió Hugo Chávez en 1999. Imposible estar en la mitad o no tener una posición.

            Las formas para superar esta descomposición son diversas y allí el bloque descontento se diversifica en múltiples opciones.

            Cualquiera sea la alternativa que se seleccione debe tener un punto común y este es una correcta caracterización de los bloques enfrentados y de la realidad en que se mueven.

            De no ser así se corre el riesgo de trazar estrategias sobre premisas falsas que a su vez pueden llevar a resultados tan inesperados como indeseables.

            En este contexto hay que admitir que para un periodista, analista e investigador en Venezuela no es fácil mantenerse en el terreno de la objetividad científica a la hora de calibrar la realidad en que nos movemos.

            No es fácil porque ese contexto condiciona y hasta aliena la percepción de la realidad.

            Quizás muchos periodistas, analistas e investigadores a la hora de analizar la situación de Venezuela terminan construyendo una opinión, como la que podemos tener todos, pero no un análisis en el sentido de desagregar un todo en sus partes para tener una mejor comprensión.

            Y eso está bien para el común de la gente porque todos podemos tener una opinión de lo que pasa y cómo resolverlo.

            Pero no todos tenemos las herramientas para analizar la coyuntura o aun teniéndolas estamos dispuestos a usarlas.    

            Quienes hacen el papel de analistas de la política deben honrar su compromiso con el análisis para entender las contradicciones en lugar de ofrecernos sus opiniones personales sobre lo que ellos creen que debería ocurrir. 

            Por eso creemos más en la utilidad de analizar eventos concretos en coyunturas específicas que “analizar escenarios” lo cual termina siendo no más que un entretenido ejercicio de fábula e imaginación.

            Un pobre servicio se le hace a la causa del cambio político en Venezuela si en lugar de una valoración crítica de la coyuntura lo que se ofrecen son opiniones personales disfrazadas de “análisis”, pero que en realidad terminan siendo no más que piezas de propaganda.

            Y lo peor es cuando estas construcciones falaces son usadas como un fiel levantamiento topográfico de la realidad para tomar decisiones o formular planes y programas.

            Más allá de la dicotomía psicologista entre ánimo y desánimo lo que importa en la política es partir de la realidad material concreta y no de los deseos y la metafísica.

            Es irrelevante cuán agradable o desagradable sea esa realidad y menos aún importa la opinión personal que podamos tener sobre ella.- @humbertotweets

lunes, 8 de julio de 2024

El dilema de la FANB chavista: Apoyar o no el fraude electoral del 28 de julio

            En medio de la maraña de informaciones sesgadas producidas por el régimen chavista y por la falsa oposición para apuntalar sus agendas algunas definiciones esenciales para entender la coyuntura política en Venezuela van quedando sepultadas y se olvidan. Por eso cada cierto tiempo es importante repasarlas y tenerlas presentes.

            La primera y la más importante es que el chavismo en Venezuela no representa simplemente un mal gobierno sino toda una estructura que ha sustituido al Estado nacional venezolano con sus propias instituciones y su propia legalidad. Esta es la lucha que hemos librado desde 1999 contra la Constitución chavista y que se mantiene hasta nuestros días.

            La oposición funcional e instrumental al chavismo primero agrupada en la Coordinadora Democrática, luego en la MUD y hoy en la PUD ha oscilando entre participar en algunos procesos electorales y abstenerse en otros a lo largo de estos 25 años.  Pero en lo que esta oposición ha sido consistente desde el principio hasta hoy es en respetar celosamente los cánones de la Constitución chavista de 1999 como las reglas de juego para el cambio político.

            Esto implica aceptar todas las arbitrariedades y abusos del régimen tan solo para aprovechar la pequeña ventana de participación democrática que el chavismo les ofrece. La justificación de esta postura política es que “peleando desde adentro” se puede avanzar para desplazar al chavismo del poder. Sin embargo, la realidad ha demostrado que ni siquiera en el 2015 cuando esa oposición ganó la mayoría de la Asamblea nacional esto fue posible porque de inmediato el chavismo activó los mecanismos de su pseudo legalidad para habilitar el papel de esa Asamblea y sustituirla con una Asamblea Constituyente aun en contra de su propia Constitución y legalidad.

            A pesar de contar con la sumisión de todos los poderes del Estado para seguir en el poder al chavismo aún insiste en hacer elecciones. En realidad no son elecciones, son farsas electorales preparadas para adjudicar resultados previamente decididos incluso aquellos que en forma rotatoria le otorga gobernadores y alcaldes a la oposición. Esta apariencia de elecciones no son para impresionar a los venezolanos que en su mayoría desprecia al régimen ni persuadir a la llamada comunidad internacional cuyos países conocen las dimensiones colosales de estos fraudes. El objeto de estos montajes es ofrecerle razones a sus propios componentes militares para que obedezcan y defiendan una apariencia de legalidad.

            El chavismo puede convivir con el rechazo de los venezolanos o con las sanciones de la comunidad internacional pero no podría sobrevivir un día en el poder con una Fuerza Armada en contra o inclusive fracturada. Por eso el proceso intenso de ideologización y lavado de cerebro a que son sometidos es complementado con decisiones y medidas que lucen legales porque fueron emitidas por órganos del Estado chavista y deben ser acatadas sin discusión en nombre de la debida obediencia a la autoridad y las leyes.

            La gran incógnita del 28 de julio no es si Edmundo Gonzalez de la mano de María Corina Machado ganará las elecciones. ¿Cómo podría perder las elecciones luego de esas masivas y magníficas movilizaciones por toda Venezuela? Tampoco lo es el anuncio de Elvis Amoroso proclamando ganador a Nicolás Maduro con una tendencia irreversible a las 6:00 pm. ¿Por qué no hacerlo si tiene todo el poder para ello? Menos podría sorprender que el chavismo lance sus colectivos a la calle y muchos venezolanos esperando una seña de la MUD también decidan salir pero a reclamar contra la madre de todos los fraudes electorales.

            La gran incógnita ese día será que va a hacer la FANB chavista y su cuerpo de oficiales desplegados por toda Venezuela con mando de tropa siendo todos testigos que los resultados anunciados legalmente por el CNE son completamente distintos a la realidad que ellos empíricamente pueden constatar en las calles y hasta con sus propias familias.

            Ya hubo un evento en el cual la FANB chavista fue testigo y partícipe del fraude electoral con el referéndum sobre el Esequibo y todos esos oficiales en conjunto decidieron aceptar y callar.

            A pesar del control microscópico que ejerce el régimen sobre sus oficiales para aislar a aquellos que no son lo suficientemente chavistas siempre habrá espacio para los imponderables y nadie puede garantizar como se pueden comportar estos efectivos armados presionados por los ciudadanos enardecidos, sus familiares, pero sobre todo presionados por su propia depauperada realidad.

            Vladimir Padrino López experimentado General de las FANB chavistas conoce muy bien a sus huestes y quizás intuye ese conflicto existencial que atormenta a muchos oficiales en las FANB. El 24 de junio Padrino López en forma retórica lo encuadro como un dilema para los militares entre ser leal a la revolución chavista gobernante o apoyar la política neoliberal de un gobierno distinto.

            El dilema en realidad es mucho más sencillo y definitorio. Seguir apoyando la dudosa y sospechosa legalidad del régimen chavista o ser los agentes que permitan dar un paso decisivo para acabar con esta pesadilla chavista antes de que ella acabe con lo queda de Venezuela.

            Quienes defienden la tesis del voto argumentan que esta es la última oportunidad para sacar al chavismo del poder por la vía electoral. Nosotros respondemos que esta quizás sea la última oportunidad que veamos a los militares custodiar un proceso electoral en Venezuela.- @humbertotweets

jueves, 4 de julio de 2024

El papel de PDVSA y Cuba en el fraude electoral del 28 de julio

            En parte tiene razón Luis Vicente León al asegurar que “estas son las presidenciales más difíciles que he enfrentado el chavismo”. Pero no por las razones que argumenta León. Los obstáculos que enfrenta el chavismo nada tienen que ver con la erosión de su caudal electoral o la impopularidad del régimen ya que ambas situaciones se pueden corregir y compensar en forma expedita con la eficiente manipulación de las cifras por parte del Consejo Nacional Electoral chavista.

            El problema real del régimen es que existen un desgaste orgánico y una fuga permanente de operadores civiles y militares quienes al igual que el resto de millones de venezolanos no tienen ningún incentivo material para seguir viviendo en Venezuela. Esto se puede apreciar especialmente en el sector militar donde sus voceros han admitido altos índices de deserción.

            Muchos de estos operadores civiles y militares han desempeñado en el pasado tareas esenciales en el montaje de fraudes electorales en las diferentes fases e instancias del proceso. Sin duda estos agentes son necesarios para la estafa y la ausencia de muchos de ellos ha tenido que ser suplida con agentes extranjeros y otras estructuras del régimen para garantizar lo que con desparpajo los chavistas llaman una ‘victoria perfecta”.

            El fraude electoral del 28 de julio define una coyuntura difícil para el chavismo porque debe afinar todas sus destrezas para presentar un resultado que sea creíble no por la población venezolana en general ni por la comunidad internacional sino por el único sector que realmente importa en esta confrontación: sus propias fuerzas militares.

Y no basta con un mero y escueto anuncio de Elvis Amoroso diciendo que Nicolás Maduro ganó por tantos votos sino que el CNE y el TSJ, controlados ambos por el chavismo, tendrán que producir elementos de convicción legal con una racionalidad que más o menos permita explicarle a sus propios militares como perdiendo en todas las encuestas Nicolás Maduro logró ganar las elecciones…legalmente.

Aquí entra en juego la trampa orquestada por el régimen y mansamente aceptada por la oposición de la PUD/MUD argumentando que este es el mejor sistema electoral del mundo. Frente a graves cuestionamientos sobre el manejo de los programas que controlan las máquinas electorales y las transmisión de la data desde estas hasta la sala de totalización del CNE los primeros que saltan a poner la mano en el fuego para garantizar que es imposible un fraude electoral son los ex rectores del CNE vinculados a la oposición como Vicente Díaz y el propio Enrique Márquez. A estos hay que agregar una larga lista de expertos electorales, analistas políticos y encuestadores que no ven o no quieren ver hasta dónde está dispuesto a llegar el régimen para seguir en el poder.

Mientras tanto el régimen chavista consciente de sus vulnerabilidades sigue adelante con su 1x10 en el sector militar para “depurar” a las FANB chavistas de oficiales blandos para apartarlos de tareas esenciales y sustituirlos por otros más comprometidos y fanáticos.

La llamada “victoria perfecta” aspira a ser una sofisticada operación de fraude que tiene que ser ejecutada en forma óptima, eficiente y diligente. Para lograr esto el régimen ha encargado a la Dirección Ejecutiva de Automatización, Informática y Telecomunicaciones (AIT) de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) en manos de la ex rectora Socorro Hernández para que actúe como un CNE alterno también bajo el control directo de Jorge Rodríguez.

La AIT de PDVSA actuaría como una especie de filtro para “limpiar” las “impurezas” de la data recibida de las mesas antes de ser transmitida al CNE. El papel de CANTV, empresas de telecomunicaciones al servicio del régimen,  será instrumental al asegurar canales y frecuencias encriptadas para intercambiar información al tiempo que seguramente intentará sabotear las comunicaciones ordinarias de los representantes de la PUD/MUD en los centros de votación.

Igualmente se ha conocido que las empresas del régimen cubano Albet, Datys, y Xetid tendrían ya tiempo brindando asistencia técnica al CNE en materia del software que controla las máquinas de votación, las captahuellas y el cruce de información en tiempo real.

Con estos recursos el régimen chavista estaría en condiciones de anunciar resultados irreversibles sobre las 6:00 pm del 28 declarando ganador a Nicolás Maduro (antes de que la oposición salga a la calle a cantar fraude) y seguramente para despejar las dudas el CNE anunciaría que inmediatamente se inician las auditorías del 100% de las mesas electorales. Esta auditoría total y expedita consistiría en cotejar los resultados de las actas en manos de los testigos de la PUD/MUD con los de la sala de totalización del CNE que confirmarían los resultados favorables a Nicolás Maduro.

            Este resultado increíble será presentado a los militares como legal y plausible aunque no se parezca a la realidad, como tampoco lo fueron los resultados del referéndum sobre el Esequibo donde muy poca gente votó pero las FANB lo aceptaron como válido. Esta versión será reforzada con argumentos que ayuden a racionalizarla tales como “la oposición fue dividida con 9 candidatos”, “la abstención volvió a perjudicar a la oposición”, “los venezolanos están descontentos con el gobierno, pero la mayoría voto por la paz” etc.

            El 28 de julio de 2024 estamos frente a una estafa electoral monumental, que más que un acto de magia aspira a convertirse en una verdadera obra de arte del régimen chavista.- @humbertotweets