Las elecciones del 2024 se parecen mucho a las anteriores en cuanto al ventajismo oficialista y al cambio constante de las reglas de juego en el desarrollo del proceso.
Pero esta vez el
ventajismo y la alteración de las condiciones se han multiplicado por 10.
En ambos casos, en
estas y en las pasadas elecciones, la incertidumbre ha sido una constante.
Pero, sin duda,
esta vez hay más incertidumbre porque los imprevistos cambios en las reglas de
juego afectan sustancialmente el resultado electoral.
Tómese como ejemplo
la situación que impide que 4 millones de venezolanos en el exterior puedan
ejercer su voto o que 6 millones de venezolanos dentro de Venezuela no hayan podido
actualizar sus datos en el registro electoral.
Estos dos casos
refieren a eventos que irreversiblemente tendrán un impacto en el resultado
electoral.
A pesar de estas
graves anomalías, entre muchas otras, la campaña sigue su curso y entra en su
recta final.
Edmundo Gonzalez
sigue visitando ciudades con su mejor activo político María Corina Machado, con
formidables movilizaciones donde lo único que faltaría para lograr una foto
perfecta es que esos millones acudan a votar y esos votos sean contados correctamente.
Nicolás Maduro por
el contrario hace una campaña donde abundan los recursos pero se nota el
descuido en los detalles.
Es una campaña que
asume con desenfado y hasta cierta naturalidad los videos que circulan virales
de Maduro en actos de campaña con una asistencia precaria.
Una campaña que
exhibe sin rubor un rostro de certeza pasmosa cuyo origen los demás
desconocemos.
Y en esa campaña,
que pareciera descolorida y apagada por diseño, nos percatamos que falta un
elemento propio del imaginario chavista. La figura, la imagen y la voz de Hugo Chávez
quien inauguró en 1999 la era que hoy tratamos de terminar.
No se trata del uso
de los ojos con la mirada vigilante de Chávez, sino de su figura como fundador
del movimiento político que hoy postula la reelección de Nicolás Maduro.
Chávez y muchos
chavistas que acompañaron al Comandante hoy no aparecen al lado de Maduro.
Según los
contenidos de la campaña de Maduro pareciera que la revolución comenzó en 2013
con Maduro.
Es posible que esto
sea intencional.
En 25 años de
retroceso para Venezuela habría que repartir el peso de las culpas.
Y si bien alguien
podría argumentar que los primeros años con Chávez fueron mejores que los
últimos 10 de Maduro, lo cierto es que el balance global es dramáticamente
negativo para el chavismo en general.
En los próximos
días sabremos si la decisión de no usar a imagen de Chávez en la campaña de
Maduro fue intencional o fue un inexplicable e imperdonable descuido.- @humbertotweets
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