jueves, 12 de octubre de 2023

Tocorón: Un Estado dentro del Estado

            El régimen chavista celebró la toma del Centro Penitenciario de Tocorón como una victoria cuando en realidad es la derrota de una política permisiva con el crimen que comenzó desde tiempos de Hugo Chávez. Desde el principio el chavismo jamás ha ocultado su simpatía con organizaciones y actividades criminales como una forma de controlar a la población civil por la vía del miedo.

            En varias oportunidades hemos argumentado que el régimen chavista, a diferencia de otros, ha convertido lo ilícito, lo ilegal, lo criminal en parte de su acción política. Esta política adquirió formas concretas cuando el chavismo promovió abiertamente zonas de paz que en la práctica se convirtieron en territorios cedidos al hampa.

            Como una extensión de esa política de zonas de paz para la delincuencia organizada el chavismo pactó la paz con poderosas megabandas en la mayoría de los Centros Penitenciarios del país. La justificación de esta política era supuestamente tener a los pranes como aliados para controlar y establecer el orden en las cárceles de Venezuela. Esos fueron los días cuando la Ministra Iris Varela salía fotografiada con los más conspicuos mafiosos tras las rejas.

            El resultado de esta política es que las organizaciones criminales, con la misma lógica de Pablo Escobar en Colombia, establecieron sus centros de operaciones en las principales cárceles del país que ahora resultaban los sitios más seguros contando con la protección de las propias fuerzas policiales y militares del régimen.

            Lo que deberían ser sitios de reclusión para pagar condenas por crímenes cometidos contra la sociedad fueron convertidos en verdaderos resorts, en clubes con servicios VIP que incluían lujosos restaurantes, discotecas, piscinas, zoológicos, servicios bancarios y cajeros automáticos. En Tocorón se encontraron todas estas comodidades y otras perlas más que deberían preocupar a las FANB tales como equipos de guerra, armas, municiones, y artefactos de uso exclusivo de los militares.

            Cuando el régimen mostraba como un trofeo todo lo que había incautado en Tocorón la gente sólo podía preguntarse ¿Cómo hicieron para meter todo eso pasando por las narices de directivos del Centro Penitenciario y sus funcionarios? La magnitud de lo incautado nos lleva a concluir que este proceso que pudo haberle tomado años a las organizaciones criminales estuvo siempre amparado y protegido desde los más altos niveles del régimen chavista.

            La fuga de los verdaderos dueños de Tocorón pone en evidencia que efectivamente se trató de una operación negociada entre el gobierno de Nicolás Maduro y los cabecillas del Tren de Aragua. Cuando se le preguntó al General Domingo Hernández Lares como podía explicar la situación con el más absoluto desparpajo admitió que uno de los cabecillas alias “el niño Guerrero” a pesar de tener una condena de 17 años de cárcel nunca había estado preso en ese lugar y andaba por la libre.

            La precaria situación institucional que hoy tiene Venezuela es el resultado de la sustitución del Estado nacional venezolano por el Estado chavista. Este no es un Estado cuyo interés es velar por la integridad de la nación Venezolana. Por el contrario, el fin último de este régimen es mantenerse en el poder a costa de lo que sea para enriquecer a sus jefes y operadores.

            Para este tipo de entidad criminal resulta normal y hasta necesario establecer alianzas con otros grupos de la misma naturaleza para definir territorios y cuotas de poder. Lo que el chavismo no parece entender es que siguiendo esa política ha ido perdiendo progresivamente el control territorial del país para ir cediéndolo progresivamente a grupos guerrilleros y paramilitares en la frontera y a megabandas criminales. Estas organizaciones se desempeñan como verdaderos Estados dentro del Estado chavista exhibiendo en muchos casos mayor capacidad logística, de fuego y de control social en extensas áreas del país. Solo un cambio de régimen político, que destruya ese modelo criminal, podría crear las condiciones para desarmar y desarticular a estas estructuras que al igual que el chavismo han convertido al crimen en un perverso mecanismo de control social.-  @humbertotweets 

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