jueves, 5 de octubre de 2023

El principal obstáculo de la Primaria

            En Venezuela hay una cierta dirigencia política que se atribuye la condición y se autodenomina “la oposición”. Esta pretensión es inexacta y engañosa porque asume de entrada que solo existe una sola oposición. 

Estos partidos que se hacen llamar “la oposición” cuentan con recursos y difusores para propagar sus posiciones políticas. También cuentan con un respaldo importante de países que les permite presentarse como los únicos opositores autorizados en los foros internacionales.

Pero quizás la cualidad más importante de esta oposición es que cuenta con el reconocimiento y la validación pública y notoria por parte del gobierno chavista. Esto les permite participar dentro de los mecanismos electorales que el chavismo les ofrece y obtener diputados, concejales, alcaldes y gobernadores.

En este punto habría que precisar que la distinción entre alacranes y no alacranes es igualmente falsa porque ambos grupos de opositores participan de las bondades que el régimen les ofrece y cada uno hace sus propias negociaciones con el oficialismo. Y ultimadamente ¿qué es lo que diferencia a alacranes y no alacranes si ambos quieren exactamente lo mismo?

Esta oposición siempre ha embarcado a los venezolanos en estrategias equivocadas y fallidas. A pesar del zigzagueo y el coqueteo con la abstención oportunista y aventuras golpistas improvisadas esa “oposición” ha sido constante en su empeño por regresar siempre a la fórmula electoral.

Pero la vía electoral no puede funcionar mientras no existan garantías y condiciones institucionales para que los ciudadanos expresen su decisión y esta tenga algún valor. Este es un aspecto fundamental de la realidad que esa oposición prefiere saltarse e ignorar. Entonces el discurso para justificar participar en unas elecciones sin garantías queda plagado de voluntarismo e invocaciones metafísicas desconectadas de la realidad.

Antes de lanzarse nuevamente por la vía electoral incierta lo menos que ha debido hacer esa oposición es rendirle cuentas al país que dice representar sobre sus estrategias fracasadas. Sin embargo, el interés en participar de los beneficios del próspero negocio electoral es mucho más potente y termina imponiéndose.

La Primaria para escoger un candidato que se enfrente a Nicolás Maduro en condiciones electorales difusas y obscuras es presentada como la única opción política del momento. Poco importa que ni la fecha se conozca o el balance político de ir a elecciones a votar por votar. Esa oposición de una u otra manera insiste en imponer su visión equivocada al resto del país.

El chavismo por su parte ha hecho todo lo posible no tanto para perturbar esa elección primaria como para asegurarse que el resultado de ese proceso le beneficie. Toda la trama de inhabilitaciones e interferencias en la Primaria lo que en realidad busca es pavimentar la vía a un opositor que sea más complaciente que los demás para quien el régimen no ha ocultado sus simpatías.

A pesar de lo que diga esa oposición falaz y constatando la abierta intervención del chavismo en la selección de ese candidato opositor, la Primaria parece enfrentar un obstáculo mucho más poderoso. Y no es el gobierno. Es más bien la cadena interminable de estrategias fallidas desde 1999 para sacar al chavismo del poder que ha propagado en los venezolanos un sentimiento de justificada desconfianza hacia esos opositores.

La desconfianza en quienes siguen improvisando se traduce en un rechazo a participar en un proceso electoral cuyo resultado se puede fácilmente anticipar mientras lo fundamental en la política venezolana no cambie.

Los únicos animados a participar de ese cotillón electoral son aquellos vinculados directa o indirectamente a los partidos. La mayoría de los venezolanos, azotados por el peor régimen en la historia política del país y sin opciones ciertas, prefiere abstenerse o irse.- @humbertotweets

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