domingo, 17 de febrero de 2019

Transición de la mano de la MUD


No importa cómo el marketing del colaboracionismo lo quiera llamar, el gobierno de Juan Guaidó no es un gobierno de unidad nacional para romper con el chavismo por el contrario es, en esencia, un gobierno estrictamente de la MUD con todas sus debilidades y contradicciones.
Desde el necio empeño fallido de hacer una transición política con el chavismo y no una ruptura, pasando por la oferta de una absurda amnistía a los esbirros, hasta llegar a contratar antiguos abogados y lobistas del chavismo en los Estados Unidos el gobierno de Guaidó parece asumir que la única forma de salir del chavismo es precisamente cohabitar con sus operadores.
Estamos frente a la reedición de la misma política que ha fracasado ya por dos décadas. Hoy, veinte años después, estamos pagando las consecuencias del entreguismo y el cortoplacismo de una dirección opositora que por allá en 1999 titubeo y en lugar de enfrentar a Chávez optó por embarcarnos en una larga secuela de traiciones políticas. El manido argumento para justificar las posturas oportunistas y blandengues de esta falsa oposición es que hay que evitar a toda costa la guerra civil entre venezolanos. Como si toda Venezuela ya no estuviera por años en una guerra sin cuartel contra el régimen chavista.
Esa forma maniquea de hacer política propagando falsas esperanzas, negando la realidad y reciclando ilusiones mesiánicas de soluciones milagrosas es la estamos viendo nuevamente. Esta vez de la mano del gobierno de Guaidó y la MUD que nos arrastran por los caminos escabrosos de una transición que dejara viva suficiente materia chavista como para mutar en el nuevo régimen, sobrevivir y eventualmente contraatacar.
El daño que el chavismo le ha hecho a Venezuela se podría multiplicar en cuestión de horas por el efecto engañoso de una oferta de ayuda humanitaria que aún no termina de entrar al país y que al hacerlo no podrá satisfacer las necesidades puntuales del 5% de la población. El problema no es solo que lleguen comida y medicinas a Venezuela sino que al no ser a través de un mecanismo de alcance masivo y sustentable podría desatar saqueos y caos en las comunidades.
La esperanza ingenua del gobierno de Guaidó y la MUD es que por efecto de presiones diplomáticas y sanciones financieras, que no les afectan directamente, el grueso de los militares que hoy apoyan al régimen chavista cambiaran de bando. En eso ya llevan un mes esperando y dando prórrogas que se devalúan con el paso de los días Estos operadores, Guaidó incluido, no entienden que veinte años de corrupción y lavado de cerebros en las FANB no se resuelven con una amenaza o un susto, aunque ambas vengan del propio presidente de los EEUU Donald Trump.
La única lógica que hará cambiar de bando a los militares es la lógica de la fuerza y la confrontación para la cual han sido entrenados. Solo una intervención militar internacional con objetivos precisos podría provocar la fractura militar, derrocar al régimen chavista y ayudar al nuevo régimen en las urgentes tareas de restablecer el orden y permitir el ingreso masivo de comida y medicinas.
Sin la confrontación militar que tanto quieren evitar el gobierno de Guaidó y la MUD, ambos  se encontraran en Junio a lo sumo dirigiendo un gobierno en el exilio que aún aboga por formas pacíficas para entrar la ayuda humanitaria a Venezuela mientras el chavismo sigue ganando tiempo, prórrogas y usando a los venezolanos como escudos humanos en un desangre que parece no tener fin.- @humbertotweets

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