domingo, 6 de mayo de 2018

El chavismo acabó con los trabajadores


Hugo Chávez y la camarilla que le acompañó nunca fueron revolucionarios, más bien oportunistas de la política. Con retórica beligerante y fraseología socialista Chávez logró embaucar a la mayoría de los venezolanos en las elecciones de 1998. Y aun bajo los efectos de la borrachera megalómana del chavismo en 1999 los trabajadores venezolanos en su mayoría le dieron un voto de confianza a lo que sería la estafa política más grande del siglo XXI.
Nunca pensaron los trabajadores y obreros venezolanos que su ingenuidad e ignorancia los llevaría a apoya justamente al hombre que acabó, literalmente, con la clase trabajadora.
Detrás de las medidas populistas de misiones, aumentos y bonos se tapaba la corrupción que acabó con todas las empresas del estado y hasta con la propia economía. Una economía que bajo el régimen chavista nunca fue productiva y por el contrario hizo de los guisos cambiarios su actividad fundamental.
Poco a poco la clase trabajadora como tal se ha ido extinguiendo en Venezuela. Los trabajadores abandonan masivamente las empresas públicas porque los salarios no alcanzan ni siquiera para pagar el transporte. Quiénes cobrar sin trabajar ahora solo reciben papel moneda o plástico sin ningún valor de cambio. La empresa privada ha desaparecido prácticamente y con ella los puestos de trabajo.
No es una exageración. El pasado primero de mayo pudimos constatar que la asistencia a las marchas convocadas por el gobierno y la oposición no superaron el centenar de personas cada una. El chavismo acabó con los trabajadores y los pocos que quedan ya no son tales sino más bien oleadas de zombies que recorren el país en busca de comida y medicinas.

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