domingo, 3 de septiembre de 2017

Una patada a la mesa

La dinámica política venezolana ha venido revelando las verdaderas fuerzas que sostienen al estado chavista. El perfil totalitario y militarista del gobierno no permitía apreciar otros colores grisáceos de fuerzas y factores que también actuaban en el fondo para sostener al régimen que decían combatir. Siempre entendimos que un componente militar doblegado y corrompido sería clave para sostener el régimen en contra de la voluntad de las mayorías. Pero el otro sostén, tan sinuoso como imperceptible, venía de la propia “oposición” manejada siempre por los partidos actuando como agentes legitimadores de la dictadura.
Con la desarticulación de sindicatos, gremios y organizaciones de la sociedad civil la conducción de la oposición venezolana siempre ha quedado a merced de los partidos políticos, sus intereses y sus agendas. A diferencia de otros países que lograron derrotar exitosamente gobiernos dictatoriales tales como Chile y Polonia como resultado de amplias alianzas de partidos políticos, organizaciones civiles y militares.
Los partidos de la llamada oposición en Venezuela fracasaron en 1999 en anticipar que lo que tenían al frente no era un adversario político común, sino una dictadura en agresivo proceso de desarrollo. Este error en caracterizar al régimen como uno dictatorial y totalitario sería repetido por la “oposición” durante más de 18 años influyendo en el diseño de una estrategia derrotista y equivocada para derrocar al estado chavista. Esta estrategia se monta sobre la base de que esta dictadura puede ser combatida “desde adentro” y jugando con las reglas de juego que ella le impone a la sociedad y que en todo caso termina cambiando a conveniencia.
Consecuentes con esa visión estrictamente electoral de enfrentar al régimen los partidos de oposición crearon la Unidad Nacional en el 2006 que luego se transformaría en Mesa de la Unidad Democrática en el 2009 manteniendo intacta la naturaleza de una coalición de partidos más que una alianza amplia de fuerzas sociales contra la dictadura. Como coalición electoral la MUD ha participado en las últimas elecciones alimentando la falsa ilusión de un cambio dentro del viciado sistema electoral que le permite el régimen. Triunfos como el de las elecciones parlamentarias de 2015 le inyectarían nuevas dosis de optimismo a esta estrategia aunque en la realidad el régimen haya mutilado públicamente las atribuciones de la Asamblea Nacional en una clara demostración que los votos nunca serán suficientes para desplazarnos del poder.
Pero a pesar de arrebatarle funciones a la AN y elegir en forma fraudulenta una Constituyente la oposición insiste en tratar a la dictadura tan solo como un mal gobierno que puede ser derrotado con votos. Esa lógica se ha convertido en el peor enemigo de la causa libertaria al usar los partidos de oposición como agentes legitimadores de la política del régimen.
De esta forma la MUD con su equivocada estrategia electoralista se ha convertido, literalmente, en la mesa que soporta al régimen mientras este destruye la república. El gobierno ha manipulado a su antojo a esta oposición electoral manoseando sus debilidades y contradicciones, convenciéndola que solo por esa vía será posible un cambio. Entre mesas, negociaciones y acuerdos ya han pasado 19 años de engaños donde el gobierno usa a la MUD para consumar su estafa. Sin el apoyo de militares corruptos y sin la vocación de cohabitar de la oposición electoral el régimen habría sido derrocado mucho antes.

A los militares les tocará ajustar cuentas con su honor y su historia. A los civiles, a los ciudadanos que no participamos del mundo de la clientela y la componenda partidista solo nos queda darle una patada a la mesa y tumbar con ella al régimen que en ella se asienta. @humbertotweets

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