domingo, 20 de agosto de 2017

Oposición amaestrada

El régimen de Nicolás Maduro está políticamente desahuciado. Perdió todo el apoyo de sus bases y los únicos sostenes que le quedan son una fuerza militar servil y prostituida y una nómina de empleados públicos que solo trabajan para el partido. Pero un gobierno sin base social no podría sostenerse solo con el lumpen civil y militar y en contra del 90% de la sociedad. Se requiere de la colaboración de otras fuerzas que le ayuden a evitar el naufragio y su liquidación definitiva. Y el mejor auxilio solo podría venir de su propia oposición, de las debilidades y contradicciones de un adversario político incapaz de articular una fuerza con las mayorías nacionales para derrocar la dictadura.
Solo mediante una estrategia de mantener bajo control a su oposición es que el régimen ha podido sobrevenir a todas sus crisis políticas desde 1999. Y esto lo han logrado, primero Chávez y luego Maduro, mediante la simple pero efectiva política de la zanahoria y el garrote. Esto es reprimiendo con saña y crueldad a la oposición (garrote)  para luego llevarla a participar electoralmente en una serie de procesos por los cuales jamás llegara al poder (zanahoria).
Esto fue lo que hizo Chávez en el 2002-2003 con las mesas de negociaciones y acuerdos para diluir en las oficinas de Miraflores la potente protesta nacional que con una dirección política más comprometida y coherente ha podido derrotar el régimen. Así pasó con las negociaciones en las cuales el gobierno enredo a la oposición en el 2016. Y así está pasando ahora con las elecciones regionales.
Golpear sin piedad a la oposición para luego hacerla partícipe del juego institucional ha sido una estrategia brillante que le ha permitido al gobierno no solo ganar tiempo y  legitimidad sino también crear un reflejo condicionado en su adversario. La MUD que circunstancialmente ha sido la dirección política de la oposición ha sido amaestrada con la táctica de la zanahoria y el garrote. Esta política la ha convencido que solo puede confrontar políticamente al régimen dentro de límites estrictos y en la forma que este se lo permita.
La falta de coherencia y claridad en la dirección política de la oposición es lo que ha llevado desde el principio a una estrategia derrotista y colaboracionista con el régimen. Esta es la política que aconsejó amputarle los tres diputados de Amazonas a la Asamblea Nacional perdiendo las dos terceras partes. La que pospuso hasta la eternidad la designación del nuevo TSJ y el CNE. La que llevó a negociar un acuerdo con el gobierno a espaldas del país. La misma que no designó un gobierno de unidad nacional como se aprobó en la consulta popular del 16 de julio. Y más recientemente la que mansamente se presenta a unas elecciones de gobernadores cuyo único propósito es legitimar la dictadura.

Es decir, la MUD es “bienportada” y le ha dado suficientes demostraciones de colaboración al régimen. Al mismo tiempo que alentaba las protestas en la calle de estos últimos 100 días se preparaba diligentemente para participar en las elecciones regionales, tal como el gobierno se lo había exigido. En este sentido la MUD ayuda al régimen al propagar la ilusión que solo será posible derrotarlo por la vía de unas elecciones que sólo él controla. Mientras la MUD siga complaciendo al régimen con la esperanza que este cederá electoralmente el poder, entonces la lucha contra la dictadura seguirá entrampada. Una oposición amaestrada, que mueve la cola cada vez que el gobierno muestra la zanahoria, no es lo nos ayudará a conquistar la libertad. @humbertotweets

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