domingo, 27 de agosto de 2017

La agenda de los ciudadanos no es la agenda de la MUD

Desde 1999, cuando Chávez tomó el poder,  se orquestó desde el gobierno toda una estrategia para desmantelar la organización social no partidista. La arremetida contra gremios y sindicatos que una vez fueron la referencia de la lucha política en Venezuela fue tal que las organizaciones sindicales desaparecieron para dar paso a una aborrecible formación de cabilleros pro régimen en la administración pública y empresas del estado y la casi total desaparición de organizaciones obreras en el sector privado.
La desarticulación de la sociedad civil fue clave en la estrategia de control político y social del régimen para reducir el espacio de la oposición a uno mas pequeño solo controlado por los partidos políticos más débiles ante los engaños oportunistas del régimen y susceptibles de tomar decisiones más inspiradas en su propia agenda que en la agenda del país.
Que desde 1999 el peso de organizar a la oposición haya recaído principalmente en manos de los partidos políticos opositores es lo que ha determinado que la agenda de la oposición venezolana orbite más entorno a lo electoral que a lo político y lo social. La misma experiencia de no participar en las elecciones parlamentarias de 2005 fue concebida erróneamente como una jugada para cuestionar la legitimidad del sistema electoral, no la del estado chavista. Y fue tan incoherente que en los meses siguientes la misma oposición se devolvió arrepentida de no haber participado en esa contienda.
Esas marchas y contramarchas siguen marcando la agenda opositora. Ahora justo en el peor momento para el régimen la Mesa de la Unidad Democrática decide, una vez más, abandonar la agenda política (la aprobada por millones de ciudadanos el 16 de julio) para concentrarse en lo electoral. La MUD sabe que participar en esas elecciones de gobernadores le dará oxígeno al régimen moribundo porque alienta la ilusión de una salida electoral dentro de las viciadas reglas de juego del estado chavista.
Si la MUD sabe esto, entonces ¿por qué lo hace? ¿Porque asumir una política que solo conduce a prolongar la vida institucional del régimen? La MUD lo hace porque los partidos que la integran pivotaron en su posición política después del 16 de julio de 2017. Luego de la consulta popular la MUD develó una nueva estrategia para validarse a sí misma: La cohabitación con el régimen. Esto básicamente significa reconocer a la Constituyente y sus decisiones ilegítimas para que a cambio de ello el régimen les permita participación en esta suerte de cogobierno.
El problema con esta nueva política de la MUD es que le otorga tiempo y legitimidad al régimen al tiempo que desmoraliza sus propias fuerzas al desmovilizarlas voluntariamente y proclamar en un acto de castración política que los civiles tienen votos, no balas para salir de la dictadura. Descartando en un solo intento cualquier otro método de lucha política contra la tiranía aunque históricamente haya funcionado en otras experiencias.
Esto ocurre porque los intereses electorales  de la MUD no son necesariamente los intereses políticos del país de abolir la tiranía y conquistar la libertad. La lucha de la mayoría de la sociedad venezolana que se opone al estado chavista seguirá débil mientras continúe en manos de estos partidos. Hoy más nunca se valida la necesidad histórica de una nueva colación de fuerzas sociales que incluya partidos pero que no sea manejada por estos para efectivamente articular una estrategia que permita derrocar al régimen y sus colaboradores.

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