jueves, 22 de junio de 2017

Ellos o nosotros

Aunque parezca increíble, no es exagerado afirmar que al día de hoy no hay posibilidades de encontrar una solución jurídica dentro del marco legal vigente a la crisis política en Venezuela. No hay legalidad y el régimen ha ultrajado deliberadamente  todas las reglas del juego político democrático. Es imposible encontrar una solución institucional cuando el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral y la cúpula las Fuerzas Armadas actúan como sostenes del régimen. No hay ninguna instancia del poder público nacional que pueda arbitrar la solución a esta confrontación.
Hay quienes aún abogan por una negociación cuerpo a cuerpo entre la oposición y el régimen como fórmula para resolver la crisis. Eso es imposible porque el régimen no está interesado en negociar, está interesado en crear escenarios para emboscar a la oposición y aniquilarla. No se puede negar la racionalidad de la negociación política cuando las partes actúan con una lógica que al menos apunta a proteger la vida humana. Este no es el caso. Aquí estamos en presencia de una pandilla suicida que hace tiempo decidió en un pacto diabólico si “Venezuela no es de nosotros, no sera de nadie.” Y así decretaron la destrucción de la república.
También hay quienes escandalizados por los horrores que comete el régimen contra la población civil dicen que no podemos rebajarnos a ser tan inhumanos como ellos. Este enfoque es absolutamente racional y políticamente correcto. Además, eso eso lo que habría que decir en condiciones normales. Pero lamentablemente la situación de Venezuela ni es normal ni se le puede comparar con experiencias en otros países.
La realidada de la calle es que mientras el pueblo trata de manifestar en forma democrática y pacífica las fuerzas militares, policiales en contubernio con los colectivos están reprimiendo y asesinando sin piedad  a cada venezolano que se les atraviesa en el camino. Según cifras oficiales ya van 62 asesinados. ?Como se puede negociar civilizadamente con quienes han ordenado estos asesinatos y llevan adelante un detallado plan de aniquilación física de la población civil?
Es cierto que la minoría gobernante tiene el control temporal de las armas para chantajear al resto de la sociedad. Pero el resto de los  venezolanos, el 80% de los ciudadanos tenemos una enorme ventaja cuantitativa  que podemos hacer valer. Somos la mayoría contundente por encima de quienes usan las armas para defender la dictadura. En esa mayoria tambien entran amplios sectores de militares que están asqueados y desmoralizados con la conducta de sus superiores. Además contamos con la ventaja cualitativa de saber que la razón, la justicia y la ley están de nuestro lado.
El gobierno ha usado la represión para tratar de inhibir la movilización popular. El perverso metamensaje es “Tienes razon, pero aunque seas mayoria, vas preso.” Y por eso hay quienes después de más de setenta días de lucha se comienzan a preguntar si todo este sacrificio tiene un sentido.
Estos son los instantes definitorios de la lucha política cuando la dirección opositora de la MUD debe no solo hacer un llamado a calle y mas calle sino a prepararse para defender el derecho universal a la vida. Esto lo han entendido más rápido las comunidades que sin ningún tipo de orientación les ha tocado que aprender e improvisar estrategias para repeler los asaltos de las bandas uniformadas del régimen. Los millones de venezolanos que se oponen al régimen aman la paz, pero esto no puede significar sucumbir estoicamente ante una masacre anunciada.
Hemos llegado a este horror porque discutimos asuntos complejos de vida o muerte. Para el oficialismo la sola posibilidad de entregar el poder produce vértigo. Solo pensar en rendir cuentas luego de 18  años de violaciones y saqueos produce pánico y lleva a buscar con desesperación atajos suicidas. La posibilidad de ir a la cárcel por los delitos cometidos ha tejido una inmensa red de complicidades entre operadores civiles y militares del régimen.
Para el resto de nosotros se trata de luchar por el alma de la república y su recuperación de las garras de la tiranía.
Si logramos salir de esto y nos ponemos de acuerdo en Venezuela podremos vivir ciudadanos de diferentes credos políticos, de izquierda o de derecha,  respetandonos las diferencias. Lo que no podemos es negociar o convivir es con quienes saquearon el país y cometieron crímenes de lesa humanidad convencidos de que jamás pagarían por sus crímenes. Con ellos la lucha es frontal. Ellos o nosotros.




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