domingo, 22 de enero de 2017

Venezuela, Rusia y los EEUU

El régimen de Venezuela no tuvo las mejores relaciones con los Estados Unidos durante la administración de Obama. Ahora con Donald Trump se presume que las relaciones Venezuela EEUU podrían ser mucho peor, pero aun es muy temprano para saberlo.

El gobierno de Donald Trump va a tener su sello personal. En esta nueva era de la política norteamericana las contradicciones e incluso la divergencia de opiniones entre los miembros del gabinete y entre  algunos de estos con el presidente será algo a lo cual hay que acostumbrarse. Todo viene derivado del estilo personal de liderazgo de Trump acostumbrado a reunir a sus gerentes en una sala, pedirles que le convenzan de sus tesis contradictorias para luego el tomar una decisión con base más que todo a su instinto.

Este estilo de reality show no es lo único que marcará la postura de los EEUU frente a Venezuela. Hay un evidente cambio en la dinámica de las relaciones entre los EEUU y Rusia que también afectará las relaciones del gobierno norteamericano con el régimen de Venezuela. Sería simplista, por ejemplo, asumir desde ya que la presencia de Rex Tilerson en el gabinete de Trump significa, automáticamente, una posición dura de los EEUU con Venezuela. Todo dependerá, más bien,  de la relación de adultos entre EEUU y Rusia.

El gobierno de Maduro y sus operadores políticos han invertido en los últimos meses recursos y esfuerzos en afianzar sus relaciones con Rusia. En otras palabras el régimen venezolano se ha postrado completamente a los intereses políticos y comerciales de Rusia en la esperanza de que Rusia interceda frente a los EEUU y estos bajen su presión contra Venezuela. Por esta razón desde el triunfo de Donald Trump en los EEUU el régimen venezolano ha optado por evitar ataques directos a Trump a la vez que se entrega en brazos de los rusos esperando salvación.

La posición del régimen venezolano está inspirada en un absoluto pragmatismo forzado por el estado de aislamiento que sufre el gobierno a nivel internacional. En realidad Venezuela se quedó sin aliados de peso en la comunidad internacional. Aliados como Cuba y China han optado por una política parasitaria de obtener cuantiosos beneficios y recursos de Venezuela y luego reservarse los términos en que serán solidarios con el gobierno bolivariano. Es una especie de solidaridad selectiva que ha puesto en apuros al régimen.

No es casual que entre los operadores políticos civiles y militares que forman parte del alto gobierno muy pocos consideran la opción de escapar a Cuba o China en caso de que caiga el régimen. Hay prácticamente consenso en que Rusia ofrece mejores posibilidades como refugio para estos elementos en caso de un cambio político abrupto e inesperado en Venezuela.

Es posible que Estados Unidos le haga importantes concesiones a Rusia en Europa -desmantelando la OTAN por ejemplo- a cambio de reservarse influencia política y militar en el caribe donde por supuesto entra Venezuela. Pero también podría ocurrir que los EEUU acepten la influencia de Rusia sobre Venezuela a cambio de otras concesiones a los Rusos en el medio oriente.

La suerte del régimen chavista parece a merced de los poderosos intereses geopolíticos entre los EEUU y Rusia. Un previsible entendimiento político y económico entre los EEUU y Rusia podría decidir la supervivencia política del régimen a las sucesivas crisis que deberá enfrentar en los próximos meses. O podría dejarlo sin protección y vulnerable a inevitables conflictos sociales y políticos internos que aceleren su caída.



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