Una vez juramentados los tres diputados por Amazonas al gobierno le toca meterlos presos, tal como prometió o hacerse el pendejo y dejar las cosas así.
Si los mete presos se acaba el diálogo que tanto invoca el régimen y se viene abajo la haraposa cortina democrática.
La dictadura quedaría al desnudo ante el mundo.
Si no los mete presos, bueno, Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez quedan desautorizados. Disminuidos. En ridículo.
¿Qué hacer?
La lógica del pragmatismo aconseja el mal menor.
Aquel cuyo resultado aún adverso sea manejable y, en cierta medida, aceptable.
Mejor sacrificar un poco el ego que pisar el resbaloso peine que la oposición le puso al gobierno.
Hasta ayer, yo estaba convencido que los deseos del régimen por aferrarse al poder eran más intensos.
Pero quizás no es así.
Quizás están cansados y como un acto reflejo están pidiendo a gritos, sin decirlo, ser desplazados del poder.
Ayer se especulaba de una posible sentencia de la Sala Electoral del TSJ ordenando cárcel para estos diputados.
De hecho el Presidente de la AN Henry Ramos Allup confirmó que ya el SEBIN tenía 24 horas merodeando en los alrededores del palacio legislativo para aprehender a los diputados.
Der ser así esto sería uno de los elementos que confirmaría la tesis de Almagro que en Venezuela hay de hecho una crisis constitucional.
La detención de los diputados de Amazonas, que efectivamente gozan de inmunidad parlamentaria, sería un hecho que no podría ser ignorado por la OEA ni por la comunidad internacional.
Esto ofrecería una prueba más que efectivamente Venezuela es gobernada por una dictadura.
La pregunta es ¿pisará el peine el gobierno?
Esperemos.
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