jueves, 27 de abril de 2023

Nuevo sindicalismo debe ser el eje de lucha contra el régimen chavista

Enfrascados en sus disputas internas, empeñados en negociar con el régimen y embarcados en la fallida vía electoral la mayoría de los partidos políticos venezolanos están totalmente aislados de la gente. No debe sorprender la falta de interés y apoyo para las elecciones primarias donde intentan elegir a quien le corresponderá la tarea de levantarle el brazo a Nicolás Maduro el próximo año.

Estas organizaciones que operan como franquicias clientelares siguen ensimismadas en su propia agenda que no es la de los venezolanos. En esencia estos partidos han renunciado a liderar la lucha contra el régimen chavista para en lugar de ello tratar de cohabitar con el régimen.

El precio que deben pagar para ser admitidos como oposición oficialmente reconocida por el régimen es someterse a la Constitución chavista de 1999 y renunciar a cualquier otra forma de participar en la política que no sea la electoral, convenientemente controlada por el chavismo.

Aquí no se trata ni siquiera de sugerir vías de facto o alianzas con sectores militares para buscar la salida del chavismo del poder. Es que para la falsa oposición la única forma de lucha concebible se reduce a negociaciones y elecciones. Nada más.

Mientras ellos siguen empeñados en negociar con el chavismo y en participar en unas elecciones para las cuales ellos mismos admiten que no hay condiciones ni garantías Venezuela se cae a pedazos.  Los salarios miserables de 5 dólares en una economía brutalmente dolarizada que tempo se salva de la inflación han creado la nueva Venezuela chavista donde la mayoría está condenada a pasar hambre mientras la oligarquía oficialistas y sus socios de la falsa oposición viven de saquear lo que queda del tesoro nacional.

A la gente no le ha quedado más alternativa que canalizar su descontento a través de los sindicatos y sus luchas gremiales y reivindicativas. Y es que más nadie está protestando en Venezuela porque los partidos de la falsa oposición han sido silenciados con el bozal de arepa que les pone el régimen chavista.

Aunque estas movilizaciones han chocado con la realidad de tener también sindicatos controlados y mediatizados por operadores tanto del chavismo como de la falsa oposición que tratan de boicotear la lucha desde adentro. Esto es lo que ha provocado el surgimiento de nuevos sindicatos y gremios organizados por gente cansada del silencio y la traición de los esquiroles controlados por los partidos.

Aún es un esfuerzo incipiente que tiene que ser madurado por la experiencia y la precisión en los objetivos de lucha a corto y mediano plazo. Pero aun así, es preferible sumar energías para fomentar un sindicalismo de nuevo tipo que seguir a la cola de las estrategias fallidas y fracasadas de la falsa oposición.

Por alguna razón la gente tiene más interés en los temas concretos que mueven las protestas tales como los aumentos salariales, la megadevaluación y el alto costo de la vida, entre muchos otros, que votar en las primarias de la falsa oposición.

Intuitivamente la gente en la calle está mostrando los senderos por los cuales debería ir la lucha por el cambio político en Venezuela. Más sindicatos de nuevo cuño, menos partidos políticos controlados por el régimen.- @humbertotweets 

¿Cuáles sanciones?

            Las supuestas sanciones económicas aplicadas por los Estados Unidos y otros países contra el gobierno de Nicolás Maduro no han logrado el objetivo que pretendían. En teoría estas sanciones consistirían en penalizar a empresas que hagan negocios con el gobierno venezolano afectando principalmente los relacionados con el petróleo.

La tesis es que al no poder recibir ingresos por renta petrolera el gobierno venezolano no podría cumplir sus compromisos internos, afectando su capacidad para operar y eventualmente provocando su caída. Eso es lo que dice la tesis. La realidad ha resultado distinta y más compleja.

En la práctica, con la permisividad de los Estados Unidos, el gobierno venezolano se ha valido de toda suerte de intermediarios para seguir vendiendo petróleo y percibir ingresos por ello. Tanqueros petroleros chinos, rusos e iraníes van y vienen a las costas venezolanas, por aguas internacionales, ante la mirada indiferente de los Estados Unidos.

Y en algunos casos los Estados Unidos le han otorgado licencia a empresas norteamericanas para operar directamente en Venezuela a pesar de las sanciones, tales como la Chevron.

La corrupción que ahora supuestamente el gobierno de Maduro persigue en PDVSA en justamente derivada de operaciones diseñadas por el propio gobierno para vender petróleo en el mercado negro aunque perfectamente vigiladas y toleradas por los EEUU.

Las sanciones internacionales y la corrupción en PDVSA han sido presentadas por el gobierno de Nicolás Maduro como la excusa para justificar el desastre económico en Venezuela. Pero si el gobierno no tiene los recursos suficientes para operar y cancelar sus deudas no es culpa de las sanciones. Más bien habría que examinar el desmantelamiento de la industria petrolera venezolana que hoy espera por la intervención de las transnacionales norteamericanas para recuperarla.

La falsa oposición por su parte también acude en auxilio del chavismo alegando que las sanciones internacionales deben ser suspendidas porque afectan directamente a los venezolanos. Según esta postura en Venezuela no hay alimentos ni medicinas por culpa de las sanciones.

En muy poco las sanciones económicas internacionales han afectado al gobierno de Nicolás Maduro, el cual sigue funcionando sin problemas. Esto se debe a que estas sanciones persiguen un efecto más retórico y simbólico para amenazar con otras, similares seguramente, en el futuro.

Es evidente que en Venezuela hay miserias y carencias, pero no por culpa de las inocuas sanciones aplicadas contra el gobierno. Las razones habría que buscarlas más bien en un régimen que tiene más de veinte años en el poder y ha dilapidado el tesoro nacional si sentirse obligado a rendirle cuentas a nadie.- @humbertotweets

lunes, 24 de abril de 2023

Las lecciones de Abril

            No es más que pura coincidencia que haya sido en el mes de Abril (2002 y 2019) cuando ocurrieron eventos en la política venezolana que hay que reexaminar para establecer responsabilidades y aprender de esas experiencias.

            Los días 11, 12 y 13 de abril de 2002 se produjo el llamado “Carmonazo” con su correspondiente contragolpe por parte del chavismo para retener el poder. Lo que debió ser una eficaz acción civil y militar para derrocar al régimen chavista derivó en una escaramuza orquestada por sectores empresariales y mediáticos, sin conexión real ni con las Fuerzas Armadas ni con fuerzas civiles o políticas.

            La ausencia de una dirección política y militar para coordinar el derrocamiento del régimen chavista y establecer un gobierno transitorio fue hábilmente suplida por Pedro Carmona, entonces presidente de FEDECÁMARAS, y su entorno quienes decidieron crear en el aire un gobierno de papel.

            Esta caricatura de gobierno que, simbólica y muy brevemente, presidió Carmona legalmente intentaba darse una legalidad derivada de sí mismo.  Esto no sería el problema central tomando en cuenta que se trataba de formas de facto para corregir una situación que era imposible corregir dentro de la legalidad de la Constitución chavista de 1999.

            Lo grave en realidad fue la conformación de un gobierno sin apoyo militar ni popular. En lugar de un rey de papel periódico lo que se necesitaba en ese momento era una junta de transición como varias veces, a posteriori, lo ha explicado Carlos Ortega entonces presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela.

            Posiblemente los partidos políticos con vigencia en esa coyuntura han podido articular una dirección capaz de coordinar fuerzas militares y civiles. Pero los operadores de esas franquicias estaban tan confundidos por el vertiginoso y voraz reparto de cuotas de poder que fueron sorprendidos, como el resto de los venezolanos, con los anuncios del nuevo gobierno por la televisión. La ausencia de apoyo militar y civil había decretado la muerte de ese gobierno al nacer y enterraba quizás la mejor posibilidad que haya alguna vez existido para sacar al chavismo del poder.

            Años más tarde, un 30 de Abril nos sorprende en la madrugada la noticia de un presunto levantamiento militar contra el gobierno de Nicolás Maduro. No podemos darle crédito a las versiones que alegan un supuesto involucramiento de Maikel Moreno, entonces presidente del Tribunal Supremo de Justicia, y Vladimir Padrino López, Ministro de la Defensa, en el levantamiento militar. Sobre todo porque estas tienen en común provenir de la misma fuente: Christopher Figuera, entonces director del SEBIN.

            Algunos participantes de estos eventos, como el Mayor General Cliver Alcalá, han asegurado que el caos y a desorganización del levantamiento del 30 de abril se debe a que, inexplicablemente, la parte civil de la operación (los operadores del partido Voluntad Popular) decidieron adelantar una día la acción que habría estado prevista para el 1ro de mayo. 

            En medio del desorden, la confusión y la intriga lo único concreto habría sido la liberación por parte del SEBIN de Leopoldo López a quien meses antes el gobierno le había otorgado casa por cárcel. 

            Más allá de las versiones y las interpretaciones que se puedan tener sobre lo que pasó el 30 de abril de 2019 en Venezuela lo que sí salta a la vista es nuevamente la desconexión total de fuerzas militares y civiles comprometidas con la operación. No puede decirse que Christopher Figuera, sus comandos del SEBIN y algunos oficiales que fueron ese día al distribuidor de Altamira eran la parte militar porque su impacto en el seno de las Fuerzas Armadas chavistas fue casi cero, como se evidenciaría en las horas siguientes.

            Tampoco se puede decir que la participación del partido Voluntad Popular, con Leopoldo López y Juan Guaidó a la cabeza eran la parte civil de ese levantamiento. El desconcierto y la desconfianza se impuso sobre muchos venezolanos que se abstuvieron de salir a la calle a apoyar algo que cada hora parecía más una improvisada aventura y menos un levantamiento militar.

            Estos dos eventos de abril (2002 y 2019) han podido significar verdaderas oportunidades para sacar al chavismo del poder. Pero ambos resumen un patrón de conducta que ha fracasado en estos veinte años a la hora de oponerse al chavismo. La abundancia de franquicias partidistas que quieren participar en elecciones, negociar con el régimen y de vez en cuando lanzarse espasmódicamente en intentos improvisados, espontáneos y aislados contra el gobierno parece ser el único plan al cual hay que regresar en forma recurrente.

            Lo que no hay, de lo que hemos carecido y aún hoy carecemos es de una dirección política con un plan de lucha y la capacidad de organizar las fuerzas militares y civiles para sacar al chavismo del poder.

En lugar de cancelar este debate a priori lo que habría que hacer es preguntarnos cómo podemos aprender de las experiencias de Abril para no cometer otra vez los mismos errores.- @humbertotweets

jueves, 20 de abril de 2023

¿Liderazgo o dirección política?

Todavía prisionera de los malos hábitos electoreros de participar en elecciones, sin condiciones ni garantías, en los últimos veinte años la falsa oposición venezolana insiste una vez más en el mismo error. Y en su empeño pretende arrastrar a todos los venezolanos.

La selección de un candidato en elecciones primarias para oponérselo a Nicolás Maduro es el desarrollo lógico de la decisión de participar como sea en unas elecciones que hasta ellos mismos admiten no existen las mínimas condiciones de transparencia. 

Esto ha creado una dinámica donde el eje está en las cualidades de carisma o antipatía de un candidato y no en la calidad y fortaleza de sus planteamientos. En lugar de tener políticos discutiendo sobre las formas para lograr el cambio político en Venezuela lo que tenemos son hordas de candidatos ansiosos por participar en unas elecciones cuyos resultados pueden ser fácilmente anticipados.

Quizás aun tratando de reeditar las anacrónicas formas del antiguo Estado de partidos que imperó hasta 1998 los partidos de la falsa oposición no cesan en la búsqueda de un líder popular y carismático que hasta logre entusiasmar a las clientelas chavistas. Esto no es más que poner todas las esperanzas en que el dueño de la caja negra milagrosamente decida anunciar un resultado contra sí mismo. Honestamente, es esperar demasiado afianzados en el voluntarismo y la ingenuidad.  

El discurso etéreo de la falsa oposición y sus operadores mediáticos insiste en la búsqueda de ese líder que milagrosamente una a todos los venezolanos, incluyendo a los chavistas. Este salvador sería una suerte de Hugo Chávez, pero de signo diferente, que también descendería mesiánicamente de los cielos para hacer el paraíso en la tierra.

Pero esto no es más que el puro discurso demagógico para embaucar a los tontos a votar en condiciones inciertas, una vez más.

En lugar de un líder o un mesías lo que Venezuela necesita es una verdadera dirección política con un programa de lucha y capaz de organizar a los venezolanos para lograr el cambio político.

Esto, por supuesto, pondría el debate en un plano completamente distinto al que hoy nos proponen. Más que buscar al más popular y al más carismático habría que buscar a los más capaces para que nos ayuden a organizarnos y a crear un plan para reconstruir todo lo que ha sido destruido en estos últimos veinte años.- @humbertotweets

¿Elecciones, golpe o implosión?

Es una paradoja que en el momento de mayor debilidad del régimen chavista no se vislumbren vías claras para salir de él.  La economía está destrozada. Toda la infraestructura médico asistencial está destruida. Muchos servicios públicos han prácticamente desaparecido. La inmensa mayoría de los venezolanos que responsabiliza al régimen de este desastre y se define como antichavista concentra sus esfuerzos en las tareas de supervivencia diaria.

¿Cómo se puede explicar que en medio de la peor crisis política, económica e institucional que amenaza con desaparecer a la República y ante el rechazo de la mayoría de los venezolanos el régimen chavista siga en el poder?

Sin duda, buena parte de la explicación parte del reconocimiento de que Venezuela no tiene una Fuerza Armada Nacional. En su lugar lo que existe es una Fuerza Armada al servicio del Estado chavista y de la camarilla gobernante. Esta Fuerza Armada que podría reaccionar para preservar la integridad de la República sólo actúa para someter por la violencia a la población civil.

Igualmente el aparato institucional no es uno que responde a la nación venezolana. Lo que existe realmente es una oligarquía de civiles y militares que impone su voluntad en forma de ley sobre el resto de los venezolanos.

Con una Fuerza Armada y un Estado al servicio de los intereses del chavismo es imposible e improbable encontrar vías institucionales para el cambio político, por ejemplo por la vía de unas elecciones. Cualquier intento de cambio o reforma dentro de los límites de la Constitución chavista siempre se estrellarán contra el tinglado judicial, policial y militar que disfraza el abuso y el delito como actos de Estado y de gobierno.

El control total de las Fuerzas Armadas, como pilar único que sostiene al régimen, permite las purgas periódicas y recurrentes para limpiar al órgano de posibles miembros que potencialmente podrían rebelarse. Aunque nunca se puede descartar un reacomodo interno dentro de la fuerza militar que cambie la correlación de fuerzas esto luce improbable al día de hoy por el espionaje y la corrupción como factores para desalentar cualquier intento de sublevación.

Pero quizás lo que resume el fracaso para encontrar vías que nos permitan salir del régimen chavista es la ausencia de una dirección política de la oposición con un programa de lucha. Hay partidos que quieren entenderse con el régimen. Hay candidatos presidenciales que quieren seguir viviendo del negocio de reciclar promesas y fantasías electorales. Lo que no tenemos es una vanguardia que defina un camino y articule fuerzas para el cambio político.

La ausencia de esa dirección política de la verdadera oposición venezolana no significa que tenemos que ceder ante el falso dilema de participar en el fraude electoral o no hacer nada.

Hay muchas cosas que los venezolanos podemos hacer para enfrentar al régimen en la calle sin embarcarnos en luchas letales y estériles como lo han demostrado cientos de miles en los últimos meses.

El desgaste institucional del régimen chavista es inevitable y conducirá irreversiblemente a su implosión definitiva. Pero eso es algo que no sabemos cuándo ni cómo ocurrirá. Mientras tanto hay que seguir en la calle, protestando y exigiendo salarios dignos, a pesar de las manías colaboracionistas y electoreras de la falsa oposición.- @humbertotweets 

domingo, 16 de abril de 2023

La corrupción chavista es sistémica

            No hay duda que las acciones desplegadas por el gobierno de Nicolás Maduro y su Fiscal títere Tarek William Saab no representan una verdadera lucha contra la corrupción del régimen. De ser así tendrían que caer el propio Nicolás Maduro, el Fiscal, los hermanos Rodríguez, Diosdado Cabello y todos sus allegados porque la corrupción y el saqueo es la esencia del régimen desde que Hugo Chávez llegó al poder en 1999.

Sorprende a los desprevenidos que en un Estado donde la corrupción es parte del sistema y de la política ahora se presente una coreografía que simula perseguir a los corruptos. Los más cautos entienden que lo de la corrupción no es más que una cortina de humo para tapar lo que en realidad está ocurriendo dentro del régimen.

            Son las sangrientas luchas intestinas para resolver quién controla el Estado chavista lo que está en el fondo de la cuestión. El argumento de la lucha contra la corrupción no es más que el pretexto para ajustar cuentas entre los jefes de las bandas que operan dentro del chavismo.

            No hay sorpresa con los nombres de los imputados y los hechos que se les atribuyen, ya que en la mayoría de los casos se trata de situaciones que ya mucho antes venían siendo denunciadas y documentadas por periodistas de investigación. Y si hay algún espacio para el asombro es porque muchos suponían que este tipo de conflictos por el poder se podrían dirimir en la más absoluta discreción en las entrañas del propio régimen evitando que la sangre llegue al río.

            Pero copiando la fórmula soviética, bien refinada por el régimen cubano de los Castro, el estado chavista  intenta presentar estos eventos como una lección para desanimar a aquellos que acaricien la posibilidad de disputarle el poder a Nicolás Maduro al tiempo que despliega una intensa campaña de propaganda para tratar de negar su propia esencia corrupta.

            Irónicamente solo en un régimen tan corrupto como el chavista podría existir un cuerpo parapolicial llamado Policía Contra la Corrupción lo cual es la mejor evidencia que se trata de una anomalía sistémica y no incidental. Este cuerpo cumple con la doble función de perseguir a posibles adversarios de Maduro y sus respectivos operadores además de desplegar acciones efectistas y de propaganda.

Esta supuesta lucha contra la corrupción no impresiona a ningún venezolano que entiende que la corrupción está en el ADN del régimen chavista. Quienes sí pueden estar deleitándose con este pan y circo son precisamente las clientelas chavistas que siguen estos eventos cada día como una telenovela en la ansiosa espera por el capítulo final. O mejor decir, al borde del paroxismo por saber si finalmente Tareck El Aissami será liquidado o no. Mario Silva en un críptico y premonitorio mensaje les previno: “Nervios de acero camaradas…”.- @humbertotweets 

viernes, 14 de abril de 2023

Un Caballo de Troya en las primarias de la falsa oposición

            Las primarias de la falsa oposición están condenadas a fracasar en su pretendido objetivo de escoger un candidato unitario para enfrentarse a Nicolás Maduro en 2024. No solo se trata de una estrategia fallida por diseño al embarcarse en un proceso electoral sin garantías y cuyas condiciones básicamente se desconocen.

Hay muchas instancias en las cuales el gobierno podrá intervenir en forma directa para influir en el resultado de esas primarias. La comisión organizadora del evento no ha descartado acudir a la “asistencia técnica” del Consejo Nacional Electoral cuya intervención siempre tendrá que verse con sospecha.

Por su parte el propio gobierno no ha ocultado su intención de reservarse el derecho de decidir quién será inhabilitado “legalmente” y quien no para participar en esas primarias. De manera que siempre quedará abierta la posibilidad de que la falsa oposición escoja un candidato que a la final no podría inscribirse para participar en las elecciones generales.

Por si esto fuera poco, y aprovechando la política falso opositora de “todos caben” que permite la cohabitación de opositores con chavistas de primera generación, el gobierno le ha metido un Caballo de Troya al corazón de la primarias.

La candidatura de Benjamín Rausseo (el Conde del Guácharo), conocido por sus viejas relaciones con personeros civiles y militares del chavismo, jugará un papel decisivo a la hora de banalizar el debate político y confundir más a las ya desorientadas bases de la MUD.

Todos los precandidatos de la falsa oposición tendrán que medirse con el tono y el ritmo del discurso de El Conde del Guácharo, no al revés. Con ese candidato el gobierno tendrá la oportunidad de modular e influir en la agenda de los temas a debatir.

La confrontación quedará reducida a temas de carisma y popularidad como los factores fundamentales para escoger a un candidato cuyo papel principal no será otro que el de levantarle la mano a Nicolás Maduro, independientemente de lo que pase en el 2024.

Una oposición seria, real, y con criterio político no solo impediría de plano la participación de chavistas en su seno sino que además rechazaría la participación de una candidatura como la de El Conde del Guácharo por ser un evidente Caballo de Troya del gobierno. Más evidencias de que las primarias de la falsa oposición no son, ni serán, un evento decisivo en el verdadero cambio político que necesita Venezuela.- @humbertotweets

lunes, 10 de abril de 2023

Ni las clientelas chavistas pueden ser indiferentes ante la debacle económica

            En medio del show anticorrupción que montó el régimen chavista, de los discursos sobre las primarias de la falsa oposición y de las actividades de la Semana Mayor, no podemos olvidar a las víctimas del mal llamado socialismo del siglo XXI: los empleados públicos, maestros, profesores universitarios, pensionados y jubilados.

Hoy se agregan dos razones más para no olvidar a los que están padeciendo la tragedia chavista: La primera, la devaluación del bolívar frente al dólar estadounidense en 28% durante el primer trimestre de este año 2023. Lo cual afecta directamente a los trabajadores, cuyo sueldo mínimo se ubica en 130 bolívares mensuales. La nueva caída del bolívar frente al dólar en este trimestre hizo que el salario pasara de 7 dólares a un poco más de 5 dólares mensuales.

¿Qué hace el chavismo frente a esto? Pensando en calmar las protestas, el régimen asignó a los empleados públicos un bono social equivalente a 30 dólares mensuales, mientras que los militares reciben lo equivalente a 200 dólares como bono social.

Es indignante, por supuesto. Pero ni siquiera el bono de los militares alcanza para comprar la canasta básica; ya que, según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la Canasta Alimentaria, con 80 productos, se ubicó en el mes de febrero de este año en 388 dólares.

Estas cifras demuestran el desmantelamiento irreversible de la economía venezolana. En otras palabras, los salarios de hambre que el régimen paga en bolívares megadevaluados no alcanzan para comprar un kilo de carne. Pues, mientras los trabajadores ganan 5 dólares mensuales, un kilo de carne cuesta 10 dólares.

Ahora, en Venezuela, donde casi todo se paga en dólares, incluyendo la gasolina (40 litros son iguales a 20 dólares), ¿cómo hace un trabajador para ir a trabajar, si ni siquiera puede pagar el costo del transporte para asistir al lugar donde labora? O, mejor ¿cómo hace un trabajador para vivir?

Sin embargo, el gobierno de Nicolás Maduro en un flamante ejercicio de narcisismo político se entretiene mirándose el ombligo.  Pese a las solicitudes hechas por los maestros, por los pensionados, por los jubilados; a pesar de las continuas protestas y de la inflación desenfrenada que hay en Venezuela, el régimen ha ignorado todas las peticiones de mejoras salariales, y ha dejado al sector público sumido en el hambre y la miseria.

Es un insulto a los trabajadores y obreros decir que este es un gobierno del pueblo y que tiene un presidente obrero. ¿Cuántas familias se podrían alimentar con lo que Venezuela le pagó a Salt Bae para prepararle dos kilos de los mejores cortes de carne en Turquía?

Esta dramática crisis económica que hoy azota a Venezuela no pide carnet de partido, y le pasa factura por igual a chavistas y no chavistas. Probablemente esto es lo que hizo que Padrino López asegurara que Nicolás Maduro está “pariendo” para pagar los salarios a los maestros venezolanos. Sabe que las clientelas chavistas también están molestas porque están pasando hambre.

Todo esto contrasta con la vida de lujos de la que hacen alarde los grandes acólitos del régimen. ¿Qué sentirán los trabajadores chavistas al ver a sus dirigentes disfrutando de las comodidades y los lujos producto de la corrupción en PDVSA, mientras ellos no pueden comprar siquiera un kilo de carne con su salario?

Seguramente, vendrán más protestas en la calle. La situación económica en Venezuela es tan dramática que es imposible que los empleados públicos, chavistas o no, sean indiferentes frente a la debacle y el hambre. Y es que hay un refrán de infinita sabiduría popular que siempre nos recuerda “no hay peor cuña que la del mismo palo”.- @humbertotweets

jueves, 6 de abril de 2023

La corrupción de PDVSA ha financiado al chavismo

            Si algo colapsó al destaparse la olla de corrupción en PDVSA es el discurso de las sanciones usado por el régimen para justificar la devastadora crisis económica de Venezuela. Si ya era un discurso enmohecido y lánguido, ahora perdió cualquier fundamento, ante las pruebas indiscutibles de la entrada de exorbitantes sumas de dinero que hay a través de PDVSA y de otros negocios como el de los alimentos, pese a que de eso los venezolanos solo pueden probar las menudencias de las bolsas CLAP.

El régimen intentó desviar la atención hacia la coreografiada audiencia de presentación de los sospechosos, vestidos con bragas naranja y fingiendo estar esposados, en lo que parecía más un show preparado para ser filmado por las cámaras de VTV. Una escena dispuesta para hacerles ver a sus clientelas chavista que el gobierno lucha contra la corrupción “caiga quien caiga”, como dice el eslogan que quieren posicionar en la antesala del próximo fraude electoral.

El régimen olvidó el discurso de las sanciones que ha venido inoculando a sus seguidores, según el cual el enemigo está en la oposición, que supuestamente ha pedido sanciones; y en el gobierno de Estados Unidos, que las ha impuesto para ahogar al pueblo venezolano.

En un país donde el salario mínimo equivale a un poco más de 5 dólares; y la Canasta Alimentaria se ubicó en el mes de febrero de este año en 388 dólares, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Finanzas, da vergüenza escuchar a los voceros del régimen —que tienen más de veinte años en el poder— hablar de que se sienten indignados ante la corrupción en PDVSA. PDVSA siempre ha sido para el régimen chavista un inmenso barril de corrupción sin fondo, por lo cual mirar para otro lado y buscar otros culpables es el ejercicio del más pérfido caradurismo.

¿De quién es la culpa de hacer de PDVSA la caja chica de un régimen que se ha dedicado a saquear a la nación venezolana? Los culpables están entre los más altos jerarcas del régimen chavista y llegan hasta las más sinuosas sanguijuelas que se han acercado a ellos para llenarse los bolsillos con el dinero de los venezolanos. Quienes hoy gobiernan en Venezuela no son políticos. Son hampones que se apoderaron de las arcas del Estado, de la industria petrolera; que han robado por más de veinte años y siguen burlándose de su propia gente con discursos mediocres para justificar el enorme desfalco a la nación.

Ahora el chavismo simula estar indignado ante semejante riqueza de la que se jactan los ladrones imputados; de los millones de dólares robados, de las avionetas y mansiones incautadas, de las redes de prostitución develadas. Pero no solo olvidaron el discurso según el cual no entraba dinero a PDVSA por las sanciones impuestas a Venezuela; también olvidaron que esos ladrones imputados son los más emblemáticos representantes de la degradación moral y política en Venezuela conocida en los bajos fondos con el remoquete de Revolución Bolivariana. La cual todos ellos, sin excepción, han celebrado y de la cual han vivido.-

 @humbertotweets 

¿Quiénes votarán en las primarias de la falsa oposición?

            Lo fundamental para unas elecciones limpias en Venezuela no ha cambiado. El régimen chavista controla el Consejo Nacional Electoral y a través de él todo el proceso. No hay condiciones ni garantías para un proceso electoral transparente y además el gobierno se reserva el derecho de influir en la selección del candidato que saldrá de las primarias de la falsa oposición.

            Sin embargo, esta fallida dirección política agrupada en la MUD/PU insiste en seguir adelante sin resolver los asuntos pendientes o sin siquiera debatir ante el país sobre la pertinencia o no de la vía electoral sin condiciones. A los partidos de la falsa oposición se le suman operadores que han hecho de las elecciones una industria para igualmente justificar la opción electoral en contra de la evidencia acumulada estos veinte años.

            Pero lo cierto es que la discusión de las primarias y sus precandidatos es un asunto que solo interesa a las franquicias partidistas, sus operadores y clientelas. Esto es, aquellos que directa o indirectamente viven del negocio electoral. Este universo tan pequeño y microscópico podría no superar el 5% de venezolanos igualmente equiparable con el otro 5% que conforma las clientelas del chavismo.

            La gran mayoría de los venezolanos no tiene incentivos para participar en las primarias de la falsa oposición y menos aún en unas elecciones generales que, plagadas de irregularidades, solo servirán para proclamar nuevamente y en forma fraudulenta a Nicolás Maduro.

            El discurso de la falsa oposición y sus operadores intenta persuadir a los venezolanos de la viabilidad de la opción electoral, pero una vez confrontados con el hecho público y notorio de que no hay garantías ni condiciones solo les queda recurrir al voluntarismo y el reciclaje de fantasías. Que si la mayoría va a votar Maduro pierde, que si el candidato es unitario y respaldado por todas las franquicias gana, etc. Deliberadamente se olvida o se omite que en elecciones anteriores millones de venezolanos desbordaban las calles para ir a votar y que el candidato de la falsa oposición siempre ha sido apoyado por la mayoría de los factores.

            Lo que no se dice y de lo que nadie quiere hablar es de la realidad. Y esta no es otra que mientras sea el régimen chavista quien organice las elecciones y cuente los votos los resultados seguirán siendo los mismos, con muy pequeñas variaciones, sobre todo en las elecciones regionales donde unas gobernaciones son adjudicadas a unos opositores y en las siguientes a otros.

            Difícilmente se podrá argumentar que las primarias de la MUD/PU reflejan la opinión del país. A lo sumo será la expresión de las clientelas partidistas que han hecho de eso su tema y su negocio. Quien pretenda capitalizar políticamente sobre esa chapuza electoral no será más que la expresión de una política fracasada que no tiene el respaldo del país.

            No es que los venezolanos no estén interesados por la política. Es que hay un rechazo a esa política basada en el voluntarismo y el colaboracionismo. Los ejes en torno a los cuales la gente se está movilizando son otros y están relacionados esencialmente con los temas de la economía y el salario. Por supuesto que también hay interés en el cambio político, pero uno verdadero, sostenible y viable. No en los términos que propone la falsa oposición siempre haciéndole el juego al régimen chavista con sus posturas blandengues y convenientes.-  @humbertotweets

La discreta candidez de Andrés Velázquez

            Con un discurso que podría calificarse de muy optimista, el candidato a las primarias de la oposición venezolana por la Causa R, Andrés Velásquez, asegura que en las elecciones presidenciales de 2024 se impondrá la necesidad de cambio en Venezuela, más allá de los obstáculos que existan. No obstante, en ese mismo discurso, un toque de lucidez nos devuelve a la más cruda realidad; y es que también señala que el chavismo va a hacer todo lo que esté a su alcance para evitar que lo desplacen del poder.

Para Velázquez, después de las primarias viene una lucha por evitar los obstáculos electorales. Pero desde ya advierte que de seguro el gobierno saboteará también las primarias.

¿Qué evidencia esto? Lo que hemos dicho una y mil veces: El chavismo controla los mecanismos para generar resultados electorales a su medida. Lamentablemente Andrés Velázquez pone en evidencia una contradicción que luego él mismo es incapaz de resolver.

No solamente se trata de las graves irregularidades en el registro electoral, o del abuso de los dineros públicos para financiar candidaturas. Además, está el conocido diseño de fraude electrónico que ha permitido al chavismo guardar siempre las apariencias de una victoria.

Andrés Velásquez asegura que “el gobierno va a imponer cuanta condición le dé la gana de imponer por delante”, y pronostica una “pelea por condiciones electorales”.   Sin embargo, no precisa cuáles. ¿Por qué? Porque mencionar detalladamente las condiciones necesarias para tener unas elecciones presidenciales limpias en Venezuela puede poner en evidencia la odisea que significa escuchar los cantos de sirena de una falsa oposición que nunca ha logrado condiciones electorales idóneas para sacar al chavismo del poder.

De esta forma, seguramente aceptarán el voto electrónico, por el cual todos —técnicos del gobierno y la falsa oposición— han abogado, dada su supuesta transparencia, utilidad y rapidez.

El voto electrónico no es más que la herramienta que le da la apariencia democrática y de gran avance tecnológico a un proceso que, en la práctica, termina siendo usado para atornillar al chavismo en el poder.

Así que, hablar de una “pelea por condiciones electorales” sin plantear rigurosas auditorías, o sin mencionar la necesidad de un Consejo Electoral totalmente despartidizado, significa más irse por las ramas que debatir con seriedad sobre un tema que requiere profundidad y certezas.

Velásquez insiste en la esperanza de que “vamos a salir de esto”, y agrega: “el país fue borrado… no tenemos instituciones”. Entonces, sin instituciones que procuren resultados electorales legítimos, ¿cómo saldremos de esto? Eso Velázquez no lo responde.

Se podría creer en el optimista —¿ingenuo? ¿calculado?— discurso de Velásquez. Pero los venezolanos no podemos seguir viviendo de este tipo de fantasías o ilusiones, para luego aceptar minúsculas concesiones, y contribuir en el mantenimiento y la reproducción de un sistema electoral fraudulento. Uno que fabrica resultados y proclama ganadores según la conveniencia del chavismo.- @humbertotweets

lunes, 3 de abril de 2023

Entre la rabia popular y la emoción electoral

            En medio de la más devastadora crisis económica y una insondable e irresoluble crisis político-militar Venezuela, como país y como nación, sigue en la afanosa búsqueda de un camino que nos lleve a salir de esta pesadilla. A estas alturas y habiendo pagado el alto precio de improvisaciones cortoplacistas las aspiraciones son modestas aunque muy firmes. Una vía clara y diferenciada de lo que hoy tenemos que nos permita acumular fuerzas para un cambio político definitivo y no un remedo que nos deje en el mismo sitio. Luego de dos décadas de destrucción permanente bajo la barbarie chavista, si el camino es claro la verdad poco importa que esté lleno de obstáculos y cuán largo sea su tránsito.

            En esa búsqueda los venezolanos hemos aprendido a identificar y segregar la retórica, siempre engañosa, de la falsa oposición que se presenta como alternativa política al chavismo pero que ejecuta un magnífico papel a la hora de hacerle el juego al régimen para ayudar a legitimarlo y atornillarlo. Pero es una prédica que ya hoy convence a muy pocos y no llega más allá de los ámbitos de la clientelas partidistas. Es la desgastada y lánguida consigna de ir a votar a como dé lugar, deshilachada y enmohecida pero llena de fantasías y voluntarismo, aunque la evidencia demuestre que es imposible ganarle electoralmente al chavismo mientras sea este quien organice las elecciones y cuente los votos.

            Esto lo entienden casi todos hoy en Venezuela. Entonces insistir en un camino que de antemano se sabe es fallido sólo puede obedecer a la más pura ingenuidad como aquella que mortalmente le hizo creer a miles de jóvenes que era posible tumbar al régimen con piedras y escudos de cartón. O también puede responder al más puro cálculo político como aquel que aconseja bailar “pegado, pero no apretado” con el régimen chavista a través de negociaciones y elecciones mientras pasa la tormenta y en la espera de tiempos mejores.

            Pero mientras los políticos ingenuos y los pragmáticos nos tratan de encallejonar con la lógica simplista de “eso (elecciones) es lo que hay” y “eso (elecciones) es lo único que se puede hacer”, la realidad en la calle, mezclada con sudor y sangre, es mucho más terca que los políticos y comienza a mostrar otros cauces que hoy parecieran obvios pero que hasta hace unos meses eran completamente insospechados.

            Y esta es la contradicción en la que hoy se encuentra Venezuela. Al tiempo que chavistas y falsos opositores hacen causa común para tratar de presentar la vía electoral como milagrosamente salvadora cientos de miles de trabajadores y obreros prefieren ir a la calle a protestar porque no es posible vivir con un salario de 5 dólares o menos. Pero esto es algo que chavista y falsos opositores no podrán jamás entender porque ambos viven con mucho más que 5 dólares al día.

            Es la protesta social y reivindicativa la única que podría energizar la movilización política, al menos en un mediano plazo. Pero en esta coyuntura el eje de la lucha contra el régimen chavista debe ser social y económico, no electoral que solo ayuda a desgastar energías y atomizar fuerzas en un empeño, por definición, totalmente estéril.

            Por supuesto, la propuesta de construir un eje de lucha social que aglutine a la mayoría de los venezolanos no será producto de elaboraciones teóricas que nos bajen de unos cielos metafísicos. Por el contrario, es de la acumulación de experiencias en las luchas del presente que se podrán extraer los elementos teóricos para construir estrategia y tácticas que permitan sacar al chavismo del poder con una propuesta política y militar más potente, viable y sostenible en el tiempo.

            Esa Venezuela que busca concentrarse en un proyecto político y social distinto del chavismo no necesita de un líder que como un mesías iluminado nos prometa la gloria y el paraíso. Por el contrario, necesitamos de muchos líderes dispuestos a ponerse al frente de las masas de trabajadores, obreros, jubilados y pensionados para, por fin, conectar la praxis política con la realidad.

            Dos Venezuelas. Una que trata de embarcarnos en hacerle el juego al régimen chavista apelando a la emoción electoral del momento y la ilusión de un jingle, un slogan o una carita feliz como suficientes para salir del chavismo. Otra, la Venezuela del día a día que no está al servicio de las franquicias partidistas y solo vive para poder sobrevivir. Esta es una Venezuela que aunque luce desorientada parece firme en su propósito de organizarse y encontrar su propio camino por encima de partidos chavistas y falsos opositores, y de sindicatos controlados por ambos.

            La Venezuela de la rabia popular y la protesta, enfrentada dialécticamente a la de la emoción electoral, es la que tiene muchas más probabilidades de sobrevivir en el tiempo como el germen de una vanguardia efectiva de lucha social y ciudadana que aspire a convertirse en el referente para sacar del poder al chavismo y sus aliados, sean estos ingenuos o pragmáticos.- @humbertotweets