El Revocatorio está condenado a muerte.
Al menos bajos las actuales circunstancias políticas.
Pero, ¿quién lo liquidará?
Eso depende del precio que el gobierno quiera pagar.
Porque eso sí, gratis no será.
Si el CNE es consecuente con sus técnicos el próximo lunes debería aprobar la solicitud de la oposición porque todos los requisitos fueron satisfechos.
Pero, hacerlo activaría el proceso Revocatorio y todas sus diligencias lo cual, aunque se someta a las más absurdas trabas, movilizará a la oposición a nivel nacional.
Esto sería más presión sobre el gobierno y haría cada dia mas dificil suspenderlo más tarde.
Pero si el CNE se salta todas las leyes y reglamentos y decide que no hay Revocatorio el régimen quedaría una vez en evidencia como una vulgar dictadura. Cosa que sabotear su propia estrategia de falso diálogo y su campaña internacional.
¿Y entonces?
El mal menor.
Le correspondería al CNE aprobar el informe el lunes, activar el Revocatorio y casi simultáneamente imponer condiciones casi imposibles de cumplir para la recolección de firmas.
Esto significa dejar en manos del TSJ la liquidación del Revocatorio.
El TSJ podría tratar de cuidar un poco las apariencias y en lugar de decidir su anulación total decida anular solo algunas diligencia de procedimiento para reponer el proceso a su estado inicial.
Esto con el objeto de pulverizar todos los lapsos y hacer su convocatoria este año imposible.
En la práctica sería un diferimiento para el 2017, lo cual le permitiría al régimen seguir con la pornografia del falso diálogo.
Pero por mucha soberanía que invoque el régimen, una decisión de este calibre no pasaría desapercibida para instancias internacionales como la OEA que podrían afinar mejor su valoración sobre Venezuela.
Y eso tendría sus consecuencias.
La decisión del lunes nos dará una idea de por donde viene el régimen.
Mientras el pueblo sigue pasando niveles brutales de hambre y humillaciones el régimen seguirá, pues, deshojando la margarita.
Al menos durante este fin de semana.
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