lunes, 31 de mayo de 2021

La debacle de la FANB chavista en Apure

            Si algo ha quedado en evidencia luego de los enfrentamientos entre las fuerzas militares del régimen chavista y el grupo disidente de la FARC dirigido por alias Gentil Duarte en el estado Apure es la profunda debilidad de las FANB chavistas. Y esto no es poca cosa si se entiende que en la ecuación de poder del chavismo las fuerzas armadas son un factor esencial. Sin fuerzas armadas que se impongan por la violencia sobre la población civil desarmada sencillamente no habría régimen chavista. Por eso lo que ocurra en lo interno de estas fuerzas armadas sin duda impacta la estructura misma del régimen.

            El enfrentamiento militar entre las FANB y la FARC-Gentil Duarte es el resultado del apoyo del régimen chavista al otro grupo disidente de las FARC dirigido por Iván Márquez y Jesús Santrich (a quien se presume muerto) autodenominado la Nueva Marquetalia. Los dos grupos disidentes de las FARC ejercitan una lucha a muerte por el control del territorio en Venezuela donde se desarrollan numerosas actividades criminales que son el sustento financiero de estos grupos.

            El régimen chavista, desde tiempos de Hugo Chávez, ha sido permisivo con las operaciones ilegales de estos y otros grupos guerrilleros en territorio venezolano. Esto no es nuevo. El enfrentamiento selectivo de las FANB contra uno de los grupos (el de Gentil Duarte) y no contra los otros respondería a la solicitud de ayuda de Marquez y Santrich al régimen chavista para tomar el control del territorio en Apure objetivo que no podrían lograr con sus propias fuerzas pero si con la ayuda de las fuerzas armadas chavistas.

            Para el régimen chavista la alianza con la Nueva Marquetalia se justificaría en el marco de su estrategia geopolítica de neutralizar el papel del estado colombiano desde cuyo territorio se podría eventualmente desplegar una acción militar hacia Venezuela. Por la vía de entenderse en términos logísticos y operacionales con uno de los factores de perturbación del orden público interno en Colombia el chavismo apuesta por limitar la capacidad de acción de Colombia donde precisamente los Estados Unidos tienen bases militares.

            El menú de opciones para hacer del régimen chavista un agente con influencia en la política colombiana, vía Nueva Marquetalia, van desde fomentar el caos interno hasta apostar por un desmembramiento del territorio colombiano con apoyo, por supuesto, del estado chavista. Este diseño geopolítico tiene sentido en la racionalidad del régimen chavista y es lo que adquiere dimensiones más concretas en la forma de operaciones militares ejecutadas por las FANB para ayudar a sus aliados político-militares (FARC de Márquez y Santrich) e intentar expulsar de la zona al otro grupo (FARC-Gentil Duarte).

            Y es precisamente aquí cuando por primera vez en dos décadas las FANB chavistas se ven obligadas a participar en una guerra real. Una cosa es enfrentarse con grupos de muchachos armados con piedras y escudos de cartón. Derrotarlos, someterlos y neutralizarlos es un proceso expedito y eficiente que le garantiza al operador militar ascensos, medallas y condecoraciones. Otra cosa muy distinta es enfrentarse a un grupo guerrillero con experiencia, capacidad de fuego y conocimiento de la zona.

            El precio que ha tenido que pagar el régimen chavista para asegurarse el control de las fuerzas armadas es sacrificar su profesionalismo. En lugar de ser una institución capaz de defender las fronteras frente a grupos guerrilleros, por ejemplo, las FANB han degenerado en un sofisticado ecosistema de corrupción donde se imponen los más chavistas y los más mediocres. La Academia Militar no está formando oficiales profesionales sino operadores políticos con armas y estos reciben como incentivo no solo las prebendas del régimen sino su participación en múltiples empresas criminales.

            El resultado son varias generaciones de oficiales corruptos, mediocres e incompetentes en su calidad de militares. Tienen armas, uniformes, y medallas, pero son incapaces de operar un mortero o de ejecutar una operación básica de despliegue táctico. Este es el tipo de militares que fueron enviados a Apure desde Enero de 2021 para tratar de expulsar de la zona a la FARC-Gentil Duarte.

            Y desde entonces ha sido una derrota tras otra. En sucesivos enfrentamientos militares, los cuales estaban ocurriendo casi a diario, las FANB chavistas perdieron efectivos y armas. Varias veces el grupo guerrillero hizo gala de su potencia enviando videos como testimonio de militares asesinados, otros capturados y lotes de armas confiscadas. El balance hoy es que el pequeño grupo irregular de la FARC-Gentil Duarte ha expulsado de la zona en conflicto en el estado Apure a las FANB chavistas. Este grupo guerrillero aún mantiene en su poder a los 8 oficiales capturados los cuales podría liberar una vez que se verifique que efectivamente las FANB han abandonado la zona cumpliendo un cese al fuego pactado en condiciones que por ahora se desconocen.

            Aunque el Ministro de la Defensa Vladimir Padrino López  trate de presentar estos eventos como una victoria, la realidad demuestra que uno de los soportes fundamentales del régimen chavista es profundamente débil en los escenarios de guerra. La FARC Gentil Duarte prácticamente puso de rodillas a la FANB chavista y esto no se puede calificar por menos que una debacle militar. Y tendremos que seguir con atención cómo esto impactará a las fuerzas armadas y al régimen mismo en el futuro.- @humbertotweets

 

 

domingo, 30 de mayo de 2021

Llegó la hora de sacar a Padrino López de la FANB chavista

                Para el régimen chavista todo iba bien con una oposición prostituida políticamente y afanada en ser parte de su andamiaje burocrático de gobernadores, diputados, alcaldes y concejales. Todo parecía inmejorable cuando, una vez más, el chavismo tendría que lidiar con una comunidad internacional que no está dispuesta a confrontar con el régimen y unos Estados Unidos desubicados y sin política definida ante el chavismo. Todo hacía pensar que el chavismo iba embalado para salirse con las suyas, otra vez. Todo así hasta el día que el régimen chavista se topó con la guerra. Una guerra real contra un ejército real que le disputa el poder y le derrota en su propio territorio.           

Y es justamente a partir de la inoportuna e impertinente alianza táctica entre el régimen chavista de Nicolás Maduro y Vladimir Padrino López con la FARC-Nueva Marquetalia de Jesús Santrich e Iván Márquez cuando las fuerzas armadas chavistas comienzan a mostrar sus carencias y sus debilidades. Para ayudar a sus aliados el régimen chavista desplegó a sus fuerzas armadas para tratar de limpiar el estado el estado Apure y sacar a la FARC-Gentil Duarte de la zona.

Desde Enero se han producido numerosos combates en la frontera con Colombia en el estado Apure, casi a diario, con un balance vergonzoso y lastimoso para las fuerzas armadas chavistas que han sido prácticamente expulsadas de la zona, con más de veinte efectivos muertos y 8 capturados por las FARC-Gentil Duarte. La negligencia y la cadena de errores han dejado en ridículo a unas fuerzas armada cuyos efectivos no saben cómo disparar un mortero y menos aún ejecutar una operación comando en territorio selvático. El resultado ha sido la desmoralización de oficiales y tropa y la deserción masiva de efectivos que al ser ubicados en la zona abandonan sus unidades, cruzan la frontera y entregan o venden sus armas a cualquier grupo guerrillero que encuentren en el camino. El balance no puede ser calificado por menos que una verdadera debacle militar.

Vladimir Padrino López, quien ha sido el estratega de la chapuza de Apure, es un modelo de ese nuevo militar chavista mediocre, incapaz e incondicional con el régimen. La actual fuerza armada chavista es obra de Padrino López quien obedientemente hizo lo que se le pidió: Dirigir una fuerza militar para imponer al régimen chavista por la violencia. Pero esa fuerza armada incondicional que ha sido mortalmente efectiva para someter a la población civil desarmada ha sido miserablemente derrotada numerosas veces por un pequeño grupo guerrillero en la frontera.

La derrota militar en Apure ha sido condimentada con un video que la FARC-Gentil Duarte ha hecho circular donde los oficiales capturados por la guerrilla colombiana le comunican a Padrino López que “han aprendido la lección y esperan que las gestiones sean rápidas para poder regresar con sus familias.” Este video confirma que el régimen de Maduro habría negociado la liberación de sus militares no se sabe a cambio de que. Lo que sí se sabe es que en lugar de organizar una operación de búsqueda y rescate Padrino López prefirió pedirle ayuda a la Cruz Roja Internacional y publicar un tuit con la etiqueta #liberenalospatriotas. Algo mansamente inusual de un Ministro de la Defensa y General en Jefe de un Ejército.

Mientras pasan los días y Nicolás Maduro y Vladimir Padrino López esperan con ansiedad la liberación de los militares capturados por las FARC-Gentil Duarte, como resultado de una extraña negociación, en lo interno de las fuerzas armadas chavistas aumenta el convencimiento que están dirigidos por ineptos e incapaces que ponen en peligro ese maravilloso ecosistema de corrupción donde la mayoría, sino todos, roban y saquean. El reclamo indignado que oficiales y tropa le hacen a Nicolás Maduro y Vladimir Padrino López no es el abandono de las fronteras sino precisamente poner en peligro la estabilidad del propio régimen chavista al embarcarse en una guerra que no era necesaria para el chavismo.

Veremos si la onda expansiva de esta indignación llega a lo más alto del régimen provocando la salida de Nicolás Maduro por vía de un ajuste de cuentas interno entre los diferentes grupos que operan dentro del régimen chavista y buscan afanosamente su preservación. Pero sin duda esa onda ya es lo suficientemente fuerte para provocar la salida de Padrino López como Ministro de la Defensa y de los miembros del CEOFANB todos los cuales son vistos por sus subalternos como incapaces para articular una eficiente operación militar y menos aún para defender la integridad de esas complejas redes de complicidades y negocios que se mueven dentro de la FANB chavista y la mantiene unida.- @humbertotweets

 

 

lunes, 24 de mayo de 2021

A negociar de la mano de los EEUU

               El tema de las negociaciones y acuerdos de la falsa oposición con el régimen chavista no es nuevo. De hecho se ha convertido en la estrategia preferida del régimen para diluir a la supuesta oposición en sus propias contradicciones y sobrellevar las consecuencias de confrontar con países como los Estados Unidos.

            Desde 1999 la conducción de la falsa oposición ha experimentado varias rotaciones en su dirección. Pero la estrategia se ha mantenido intacta. Siempre han buscado diversas formas de cohabitar con el régimen bajo la creencia que la pelea hay que darla desde adentro, esto es tratando de disputarle al chavismo el poder en elecciones presidenciales fraudulentas y ocupando cargos de diputados y gobernadores que el régimen ofrece para asegurar su propia legitimación.  

            Esta postura de la falsa oposición ha tenido brevísimas pausas cuando en algunos momentos su dirección pensó que había condiciones para beneficiarse de contradicciones internas del régimen y apostaba a improvisados intentos conspirativos. Todos estos sin excepción fracasaron y dejaron tras de sí confusas versiones de delaciones y traiciones sobre eventos que parecían controlados y supervisados desde el propio régimen.  Y en muchos casos puso en evidencia las insalvables contradicciones de una oposición dispuesta a hacer un gobierno de salvación nacional con operadores del chavismo tales como Maikel Moreno y Vladimir Padrino López.

            Sin tener la capacidad para articular una política efectiva de oposición y resistencia esta falsa oposición siempre termina repitiendo el círculo vicioso de negociar su supervivencia con el régimen chavista. Y este ha sido un patrón que se sigue repitiendo una y otra vez sin que produzca algún resultado positivo para la nación venezolana que se deshace en manos del chavismo.

            Con el surgimiento del llamado gobierno interino se crearon expectativas sobre la conformación de un eje de poder que, con el apoyo de una difusa comunidad internacional, pudiera arrebatarle el poder político al chavismo. Pero con el tiempo las expectativas cedieron paso a las realidades. No se puede articular un gobierno y menos aún un estado desde una oficina de lobby y sin controlar un metro cuadrado de territorio.

            El interinato de Juan Guaidó tuvo en su momento cierta relevancia derivada del apoyo, no de la comunidad internacional, sino fundamentalmente de los Estados Unidos. Esto además le permitió acceso instantáneo y sin controles a la inmensa masa de activos de Venezuela en el exterior. Pero esta relevancia se diluye cada día ante la incapacidad de crear una política que efectivamente logre el cese de la usurpación como tantas veces prometió el interinato.

            Es, posiblemente, la ausencia de políticas y de una vía consistente y coherente para disputarle el poder al chavismo lo que ven con mayor preocupación los operadores de la diplomacia internacional y especialmente los Estados Unidos. Para quienes controlan y se benefician del llamado gobierno interino de Juan Guaidó parece normal seguir en ese infame ejercicio demagógico y burocrático en forma indefinida o como ellos mismos dijeron con el mayor desparpajo “hasta que cese la usurpación.”

            Pero en la política internacional, gobernada por la dialéctica de estados, no hay espacio para la inercia y la inacción. Peor aún, esta dialéctica no está basada en la moral de los derechos humanos sino en la implacable racionalidad que impone los costos de los conflictos y las guerras. Ningún país, ni siquiera los Estados Unidos, va a absorber el costo gratuitamente de ser parte de una guerra que no ve como suya. Aunque públicamente digan otra cosa. Incluso aunque digan que apoyan a Guaidó, apliquen sanciones al régimen chavista y le pongan precio a sus cabezas. El ritmo de esa danza tiene sus límites.

            Desde esa óptica, las chapuzas y las improvisaciones que se han orquestado desde el gobierno interino de Juan Guaidó solo pueden producir pánico y la certeza que están tratando con unos piratas de la política cuyos planes van de ningún lado a ninguna parte. Y en esas condiciones es difícil esperar que los llamados apoyos internacionales al interinato se mantengan inalterados. Por el contrario, se percibe no solo la discreta retirada de  muchos países sino también una banalización del tema Venezuela en foros internacionales tales como la OEA y la ONU donde las acciones no pasan de una mera e inútil declaración de condena al régimen chavista de Venezuela sin que esto lleve a mayores consecuencias.

            Es factible que sobre estas consideraciones la administración de Joe Biden haya emprendido quizás la más sutil, por lo imperceptible, y agresiva de las iniciativas para quitarse de encima el tema de Venezuela y el interinato de Juan Guaidó. No se puede obviar la lectura entrelíneas del reconocimiento tácito de los EEUU al Consejo Nacional Electoral oficialista (Julie Chung, 6 de Mayo de 2021). Ni los reclamos al interinato por la forma poco transparente como ha manejado la ayuda humanitaria (Juan Gonzalez, 8 de Mayo de 2021). Menos aún la advertencia de que las sanciones (contra el régimen chavista) no son para siempre (James Story, 13 de Mayo de 2021).

            Detrás de este cambio en la política de los EEUU podría estar el improvisado y desesperado llamado de Guiado para negociar si o si con el régimen de Maduro. Para guardar ciertas formas de decencia lo han llamado Acuerdo de Salvación Nacional. Pero haciendo a un lado la necia invocación retorica la salvación que está en juego sería la de la falsa oposición y no otra.

Algunos operadores del propio entorno de Guaidó se han atrevido a confirmar públicamente que efectivamente los Estados Unidos le dieron plazo a Guaidó hasta el 1ro de Diciembre de 2020 para supuestamente sacar a Maduro del poder. Aunque ya el propio embajador Story hizo el conveniente control de daños asegurando, una vez más, que los EEUU siguen apoyando a Guaidó al tiempo que hábilmente desliza la noción que los norteamericanos no son parte de lo que esté haciendo Guaidó. Esto pareciera el preámbulo de la inevitable sacada de alfombra diplomática al interinato.

            Lo más probable es que efectivamente los Estados Unidos le hayan puesto un finiquito en el tiempo al interinato de Guaidó para obligarlo a negociar con el régimen chavista y producir un resultado concreto antes de finales de año. De esta forma, y ejercitando el mayor pragmatismo,  los EEUU planea desentenderse del tema Venezuela dejándolo “en manos de los venezolanos.” Así planteadas las cosas el interinato y la falsa oposición van embalados a otra ronda de negociaciones con el chavismo esta vez llevados de la mano -¿o empujados?- por los EEUU.

Esta será la peor de todas, porque la supervivencia del régimen chavista no está en juego ni se define con esas negociaciones de las cuales ellos perfectamente pueden prescindir y seguir jugando baraja. Pero la falsa oposición y quienes se han enchufado al interinato necesitan que esas negociaciones les permitan por lo menos guindarse de alguna pata del régimen que les reconozca el papel de oposición oficialista y obediente con todos los beneficios y las prebendas que eso significa.- @humbertotweets

 

 

domingo, 23 de mayo de 2021

Padrino López aún no ha dicho lo que sabe de Santrich

            La maquinaria de propaganda chavista no ha podido ocultar las colosales dimensiones de la humillante derrota militar de las FANB chavistas en Apure a manos de la FARC-Gentil Duarte. Se trata de combates militares donde el grupo disidente de la FARC ha derrotado repetidamente al ejército chavista, hasta el extremo de robarles sus armas, expulsarlos de la zona y secuestrar ocho de sus efectivos. 

La operación “Escudo Bolivariano” fue un rotundo fracaso y mientras las FARC-Gentil Duarte siguen controlando militarmente la zona en la FANB chavista reina el caos, la confusión y la inevitable desmoralización.

            No podría ser para menos cuando los miembros de las FANB chavistas se enteraron del secuestro de ocho de sus compañeros por un video suministrado por la guerrilla. Padrino López no tuvo alternativa más que admitir el secuestro y lanzar un ruego a la Cruz Roja Internacional para que intervenga y logre la liberación de los militares. Algunos esperaban más, quizás una operación militar para lograr su rescate.

            Mientras proliferan toda suerte de hipótesis sobre la presunta muerte de Jesús Santrich, el Ministro de la Defensa Vladimir Padrino López sigue guardando silencio sobre una situación que incluso las teorías más contradictorias admiten que ocurrió en territorio venezolano. Ya han transcurrido más de 72 horas desde que comenzaron a circular los rumores de la presunta muerte de Santrich y Padrino López no ha dicho nada. Por cierto, todos los reportes coinciden en que el origen de la información sería una fuente militar en Caracas.

El calculado y conveniente silencio de Padrino López sobre el tema fue matizado por un críptico mensaje suyo el 19 de mayo vía twitter el cual le daría vida a otra tesis según la cual habría sido el propio régimen quien habría suministrado las coordenadas de Santrich al grupo de Gentil Duarte para lograr la devolución de los ocho militares rehenes. El mensaje sin destinatario aparente decía: “Toda Venezuela espera con fervor por la liberación de nuestros combatientes secuestrados.”

            ¿Es plausible que para lavarle la cara a Padrino López y levantar la moral de las FANB chavistas el régimen haya resuelto sacrificar la cabeza de Santrich? La ausencia de una declaración oficial del régimen chavista y su ministerio de la defensa sobre el caso Santrich solo invita a pensar que ellos tienen mucha más información que lo que admiten.

Si realmente el enfrentamiento que terminó con la vida de Santrich ocurrió en Venezuela a 4 kilómetros de un componente militar, entonces, ¿Dónde está su cuerpo? ¿Quién lo custodia? Las palabras de Padrino López podrían bien interpretarse entre líneas ya cumplimos, ahora esperamos que ustedes cumplan.

            Aunque ocurriese la liberación de los militares secuestrados y esta fuese presentada como otra victoria militar de Padrino López esto no será más que pura propaganda. Eso no cambiará para nada la dinámica de la guerra que se desarrolla en la frontera con Colombia donde la FARC-Gentil Duarte ha demostrado mayor capacidad de fuego, movilización y logística que las FANB, que es lo que cuenta para ganar una guerra.

La inminencia de más derrotas militares en Apure y otras regiones de Venezuela con todas sus consecuencias negativas para el régimen chavista es lo que podría llevar a Nicolás Maduro y Padrino López a recalibrar su alianza con la Nueva Marquetalia y en su lugar pragmáticamente aceptar los términos de la negociación que públicamente le hicieran la FARC-Gentil Duarte quienes en varios mensajes han dicho algo así como no somos enemigos suyos, vamos a ponernos de acuerdo para compartir porque aquí hay para todos. Y ahora con Jesús Santrich fuera de la escena pública no debería ser tan difícil.- @humbertotweets

 

 

lunes, 17 de mayo de 2021

¿Apoya realmente los EEUU al interinato de Guaidó?

            Frente a esta simple y elemental pregunta hay quienes saltan de inmediato para cuestionar incluso su pertinencia. ¿Cómo se podría poner en duda el apoyo de los Estados Unidos al gobierno interino? dicen intentado escaparse de la respuesta. Otros en la misma línea de pensamiento dan por descontado el apoyo automático y agregan que además hay 60 países que al unísono apoyan eso que se ha llamado el gobierno interino de Juan Guaidó.

Sin embargo, a partir de eventos que no se pueden ocultar, incluida la aparatosa maroma del acuerdo para la Salvación Nacional, se puede inferir que los términos del apoyo de los Estados Unidos al interinato de Juan Guaidó están en proceso de revisión, por decir lo menos, si es que ya no han cambiado. Por lo cual la pregunta no solo está vigente sino que recupera toda su pertinencia. 

            Lo primero que salta a la vista es que la administración de Joe Biden no tiene una política frente hacia Venezuela. Menos aún un plan para confrontar al régimen chavista. Lo que hay son un conjunto de acciones aisladas, heredadas de la administración Trump, apoyadas por republicanos y demócratas, que buscarían provocar una fractura en el régimen chavista que le obligase a negociar los términos de su rendición con el llamado gobierno interino. En este campo caerían las sanciones financieras contra el régimen chavista y algunos de sus miembros así como el reconocimiento mismo a Juan Guaidó como presidente. 

            En sus primeros cien días de gobierno Joe Biden sólo se ocupó del tema Venezuela en forma incidental, sólo en cuanto a lo que toca a la política doméstica de los Estados Unidos. Por eso se aceleró el trámite para la aprobación del TPS que le permitiría a cientos de miles de venezolanos que han emigrado a los Estados Unidos tener un estatus legal. En todo lo demás estamos en el mismo punto en que estábamos el último día que Donald Trump estuvo al frente de la Casa Blanca: Esperando a que las sanciones hagan el milagro.

            La fórmula inicial de sanciones-fractura-negociaciones-elecciones diseñada por los EEUU en tiempos de Trump y apoyada por varios otros países parece seguir atascada en su primer momento al punto que sin haber producido sus resultados ya se habla de aliviar las sanciones al régimen chavista.

            La falla de diseño de esa fórmula se muestra cuando los EEUU, la llamada comunidad internacional y el propio interinato de Guaidó deciden ignorar la fase de la fractura del régimen para saltar directamente a las negociaciones. Entonces la operación se embarca y queda estancada en una extraña dinámica donde las sanciones que no cumplen su efecto disuasivo son usadas como un supuesto incentivo para provocar una negociación con el régimen chavista. Por supuesto que los chavistas no pueden menos que sonreír y frotarse las manos ante esta nueva oportunidad de ejercitar su artimaña preferida para prorrogarse en el poder en forma indefinida.

            Los  EEUU, los demás países que acompañan a Guaidó y el mismo interinato parecen prisioneros de su propia inercia. Todos esperando que algo pase o que las buenas nuevas lleguen de alguna parte. Por el contrario el régimen chavista se mueve hábil y vigorosamente con maña y con saña sacrificando incluso a la propia población civil la cual es usada como escudo humano frente a sus enemigos para sostenerse en el poder. Este solo hecho debería ser cuidadosamente examinado para valorar si vale la pena alguna vez sentarse a negociar con el chavismo.

            En medio de amenazas, sanciones y negociaciones el chavismo no ha cedido o perdido un milímetro su poder político en Venezuela. Amenazas de una intervención militar internacional que nunca se concretan. Sanciones financieras al régimen que perturban pero no detienen su operatividad. Unas negociaciones que fracasan para dar paso a las siguientes y recomenzar como si se tratara de un tema nuevo. De una u otra forma el chavismo se las ha ingeniado para llevar adelante su política de hechos cumplidos. Los repetidos fraudes electorales, la amputación de la Asamblea Nacional del 2015, la imposición de una Asamblea Constituyente, la brutal represión política, la persecución contra oficiales militares disidentes, y un sin fin de acciones que forman parte de una política sistemática que va avanzando y se va imponiendo al mismo tiempo que ellos se sientan con los representantes de la falsa oposición a negociar con la comunidad internacional como garante.

Presidentes, embajadores y funcionarios internacionales vienen y se van y siguen repitiendo obstinadamente el mismo círculo vicioso de las negociaciones con el chavismo como si fuese la primera vez. Mientras tanto el régimen chavista sigue ahí, intacto. En eso llevamos 22 años y podrían ser más si se continúa subestimando la perversión y la amenaza del chavismo.

            Estados Unidos y otros países comienzan a sentir el desgaste de una política que va de ningún lado a ninguna parte. En privado funcionarios diplomáticos confiesan lo que no se atreverían a decir en público. Hay cansancio -fastidio dicen algunos- con el tema de Venezuela y el chavismo. Hay quienes razonablemente sugieren que esto estaría tomando el mismo camino de inevitabilidad e irreversibilidad del estado castrista cubano con el cual los países, incluidos los Estados Unidos, pueden convivir en la medida en que no se pase de la raya.

            Posiblemente el temor a que este desgaste con el tema Venezuela pueda eventualmente terminar erosionando la imagen de la política internacional de la administración de Biden es lo que estaría llevando a este gobierno a tomar la iniciativa en revisar su aproximación a Venezuela y sus compromisos con el gobierno interino de Juan Guaidó. No estoy sugiriendo que los Estados Unidos le hagan un desplante o desconozcan abiertamente a Juan Guaidó. Tampoco lo hizo la Comunidad Europea cuando discretamente a partir de enero de 2021 lo dejo de llamar “presidente interino” y ahora solo lo reconocen como un interlocutor privilegiado, entre otros.

            Por ahora no sabemos si el cambio de los Estados Unidos en su relación con el interinato de Guaidó, a pesar de lo que diga el novel embajador James Story, le fue comunicado en forma explícita o implícita a los representantes del interinato. Lo que sí se sabe es que hay malestar en el gobierno norteamericano por la forma caótica y desordenada como el interinato ha manejado la ayuda humanitaria. Hace solo unos días Juan Gonzalez Asesor de la Casa Blanca para el hemisferio occidental condicionaba nuevas rondas de ayuda a un compromiso de mayor transparencia por parte del interinato de Guaidó.

 Julie Chung, Directora interina de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado sorprendió con su mensaje de bienvenida a la nueva directiva del Consejo Nacional Electoral designado por el chavismo: “depende de los venezolanos decidir si el nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) contribuye a este fin (elecciones libres y justas).” En otras palabras adelanta un reconocimiento por adelantado de ese CNE sin que ni siquiera se hayan producido las mentadas negociaciones. Le tocó al embajador Story conectar el cable a tierra y anunciar sin filtros “Siempre hemos dicho que las sanciones no son para siempre.” No son para siempre y ya se está trabajando para levantarlas o aflojarlas.

Ambas piezas son el anuncio de un viraje o el viraje mismo de la forma como el gobierno de Biden ha manejado hasta ahora sus relaciones con el interinato de Guaidó.  El gobierno de Biden está urgido en pasar la página del tema Venezuela. Pero para hacerlo tiene que mostrar algún resultado concreto, lo que sea. Una negociación improvisada, apurada y chapucera como se la ha pedido Guaidó al régimen chavista, independientemente de sus resultados, perfectamente cumple con ese requisito y le permitiría a los EEUU zafarse del tema por lo menos hasta que pasen las próximas elecciones de mitad de término en Noviembre de 2022.  Luego se verá si hay que repetir el proceso con los mismos o con otros funcionarios.- @humbertotweets

 

 

domingo, 16 de mayo de 2021

Un acuerdo para salvar al Interinato

            Hay dos eventos concretos y uno en desarrollo que podrían explicar la improvisada maroma de Juan Guaidó pidiéndole desesperadamente al régimen chavista que suscriba un Acuerdo de Salvación Nacional. La designación del nuevo Consejo Nacional Electoral negociado con un sector de la falsa oposición y el discreto y desapercibido, pero claro, reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos ambos se suman al ya largo y acumulado proceso de desgaste del apoyo internacional al llamado gobierno interino.

            El nombramiento de la nueva directiva del CNE ha convertido a Henrique Capriles Radonski en el nuevo jefe de un sector de la oposición oficialista. Esto se ha traducido,  literalmente, en una estampida de operadores y activistas de los partidos del G4 en los estados de Venezuela hacia la órbita de Capriles porque saben que de la mano del régimen chavista el ex candidato presidencial tendrá todos los poderes para decidir quiénes serán habilitados, postulados y adjudicados en los cargos que se “elegirán” este año. Capriles podría incluso decidir cuales franquicias partidistas (símbolos y tarjetas) son devueltas a sus antiguos dueños. El regreso de Capriles con apoyo del chavismo no son buenas noticias para el interinato

            Por otra parte, la respuesta del gobierno norteamericano fue muy clara, aunque no haya tenido la difusión debida. La subsecretaria interina adjunta del Departamento de Estado para el hemisferio occidental, Julie Chung declaró textualmente, vía redes sociales, que: “Depende de los venezolanos decidir si el nuevo Consejo Nacional Electoral contribuye a este fin.” De esta forma los Estados Unidos sin apoyar abiertamente al nuevo CNE abre una posibilidad para hacerlo y eventualmente reconocer los resultados de las elecciones de este año, si esto se hace parte de lo que ellos llaman “una solución integral y negociada” para Venezuela. Pareciera que la administración de Biden busca formas para zafarse del incomodo tema Venezuela y está más interesada en que se produzca algún tipo de acuerdo, cualquiera que este sea, independientemente de sus resultados para pasar la página y ocuparse de otros asuntos.

            El tercer evento que aún está en pleno desarrollo es el cansancio y la frustración de la llamada comunidad internacional con el tema Venezuela. Anticipando un giro en la política de los EEUU hacia Venezuela varios países discretamente se han retirado de su papel protagónico en su apoyo al interinato. La inutilidad de espacios como la OEA abonan más al escepticismo y fortalecen el curso inercial de una salida negociada entre el régimen chavista y la falsa oposición, sin importar inclusive su resultado.

            Estas tres dinámicas le han restado y le siguen restando fuerza al interinato de Guaidó que se queda sin su base política, cada día pierde más apoyo internacional, y ahora pareciera que tiene fecha de vencimiento. La invitación a  firmar un Acuerdo Para La Salvación Nacional es un lastimoso grito desesperado para ser incluido en las negociaciones que adelantó Capriles con el régimen chavista y de las cuales el interinato quiere ser parte sin importar el costo. La propuesta de Guaidó en realidad busca la salvación de su interinato que cada día pierde más vigencia y credibilidad ante sus antiguos aliados.

            El acuerdo mismo está diseñado para que aunque el chavismo no conceda nada sustancial al interinato el resultado sea presentado como una aparente victoria que justificaría hacerse parte de la fiesta electoral. Algo muy parecido a lo que hizo Guaidó con el tema de las vacunas y el supuesto acuerdo con el gobierno de Maduro. Peticiones ambiguas tales como permitir la entrada de la ayuda humanitaria, elecciones libres y justas, y la liberación de presos políticos pueden ser respondidas por el chavismo con concesiones parciales que no pongan en peligro su permanencia en el poder.

La improvisada y apurada respuesta de Juan Guaidó pareciera indicar que estamos frente a una decisión ya tomada por el G4 para participar en las elecciones de este año y solo necesitan que el chavismo les eche una mano para cuidar un poco las apariencias ante sus decepcionados seguidores. Ya Freddy Guevara, operador político de Leopoldo López, y Nicolás Maduro por separado, han confirmado que efectivamente ambas  partes van a negociar. Cualquier cosa que salga de allí, cualquiera, será ganancia para el chavismo y para la falsa oposición del interinato. Estos últimos, en el peor de los casos, seguirán disfrutando sin control del uso y abuso de los activos de Venezuela en el exterior hasta que los EEUU decidan lo contrario. La pérdida es para millones de venezolanos cuyo destino siempre termina tranzado por estos mercaderes de la política.- @humbertotweets

 

 

lunes, 10 de mayo de 2021

El peor CNE de todos

            Caracterizar la reciente designación de la directiva del CNE como una concesión del régimen chavista ante la grave crisis social en Venezuela es un error. Y celebrarlo como una victoria es peor. Estamos frente a una nueva versión de la operación política que le ha permitido al régimen darle un viscoso barniz de legitimidad a lo que ha arrebatado y conserva a la fuerza. Se trata del predecible patrón negociaciones-elecciones-negociaciones en condiciones que siempre producirán el mismo resultado: El sostenimiento y reforzamiento del chavismo en el poder.

            Este patrón se monta sobre la ilusión muy convenientemente propagada por el régimen que “solo por la vía del voto” es posible lograr el cambio político. No importa que las estructuras esenciales del estado tales como el poder judicial y las fuerzas militares estén al servicio del chavismo. Lo único que importa son unas difusas condiciones electorales que si fuesen “un poco más equilibradas y suficientes” permitirían el triunfo a otras opciones políticas. 

            Pero esto no es cierto. En el 2015 la maquinaria de fraude electoral chavista tuvo un desperfecto o falla interna que le obligó a adjudicar la mayoría de la Asamblea Nacional a la coalición electoral de la MUD. La celebración sería muy breve porque de inmediato el régimen por indudables vías de facto y violando su propia legalidad le amputo a esa Asamblea Nacional suficientes diputados para impedirle lograr las dos terceras partes y así liquidar su funcionalidad.

            Sin embargo, esta no sería la primera vez, y por lo que observamos no será la última, que el régimen usa su fuerza para adjudicar unos resultados electorales. Estas dos décadas están plagadas de supuestos eventos electorales a los cuales los venezolanos son convocados para refrendar las adjudicaciones que ya previamente ha resuelto el chavismo.

La aparente elección de presidente de la república, gobernadores, diputados, alcaldes y concejales ha ocurrido a lo largo de estos veintidós años con la participación de la falsa oposición que, a pesar de sus marchas y contramarchas, siempre termina plegándose a la agenda de la fiesta electoral del régimen.

            La falta de una correcta caracterización del régimen chavista y de una política articulada de resistencia es lo que ha arrastrado a la falsa oposición a ser parte del macabro juego electoral del chavismo. A esto hay que sumar el desarrollo de conductas viciosas en la falsa oposición que ha adoptado el discurso de la “inevitabilidad” del chavismo y frente a esto reducen el tema del cambio de régimen político a una mera discusión de condiciones electorales.

            Ambos sectores de la falsa oposición, tanto el de Leopoldo López como el de Henrique Capriles, han banalizado la gravedad de la crisis política en Venezuela para degradarla a un tema de meras condiciones electorales, esto es a un tema de técnica política. Esto le ha llevado a presentar la fórmula “elecciones libres para un cambio político.” No se repara que la ecuación correcta necesita invertir sus partes. Es al revés, sólo mediante un cambio de régimen político podrían ocurrir elecciones libres.

Con una prédica voluntarista buscan embarcar a los venezolanos en el festín electoral del chavismo pretendiendo ignorar que el estado chavista no se sostiene en el poder por un asunto de técnica electoral sino por el soporte de poderosas mafias políticas, financieras y militares. Estructuras que jamás cederán su poder por la vía del voto.

            La división de estos dos bandos de la falsa oposición es solo una apariencia. En el fondo ambos coinciden con el chavismo en una fórmula electoral basada en “mejores condiciones electorales.” La única diferencia es que mientras un grupo (Capriles) se apuró en negociar con el régimen el otro (López) está deshojando la margarita y calculando si participa este año o no y, de hacerlo, como esto ayudaría en su casi segura participación en las elecciones presidenciales de 2024.

            Este nuevo CNE es peor que los anteriores porque con una aparente diversidad en su conformación será unánime a la hora de intentar embaucar a los venezolanos para  refrendar al régimen chavista con el voto. Con apoyos de una supuesta “sociedad civil” controlada por los partidos este CNE tratará por todos los medios de ser más “creíble” (algunos sin pudor lo llaman “más potable”) que los anteriores y más eficiente para producir un rápido proceso de adjudicación de cargos donde al chavismo, como es lógico, le tocara la mayor parte. El resto se los rifarán entre los operadores de la falsa oposición. 

Este nuevo CNE, a diferencia de los anteriores, tiene la tarea estelar de pavimentar la vía del chavismo hacia la “nueva normalidad.” Una normalidad montada sobre la premisa de una presunta inevitabilidad del régimen chavista que obligaría a negociar y entenderse con él durante los próximos veinte años, por lo menos. Unos describen esto con eufemismo como un “regresar a la política.”  Pero no es otra cosa que el apareamiento político con un régimen cuyo efecto devastador sobre la nación venezolana es presentado como algo “normal” con lo cual se puede convivir.- @humbertotweets

 

 

 

domingo, 9 de mayo de 2021

El preámbulo de la nueva normalidad (chavista)

            Mientras la falsa oposición se debate y se divide en torno a la negociación de nuevas condiciones electorales para ir a elecciones -¡Otra vez!- el régimen chavista por su parte tiene un solo y único objetivo: mantenerse en el poder al precio que sea, aunque sea un día a la vez.

            Para lograr esto la estrategia sigue siendo la misma, aunque como es natural usen nuevas tácticas. Los esfuerzos del chavismo se despliegan en una combinación de acciones para obligar a la falsa oposición a seguir jugando dentro del marco jurídico y político del régimen. Esta vez el chavismo provocó una división orgánica de la falsa oposición cuyos bandos están enfrentados por el reparto desigual de las prebendas, aun cuando ambos están de acuerdo en que definitivamente hay que negociar y entenderse con el régimen.

            Sin embargo, luego de dos décadas de fraude político la estrategia de sostenerse en el poder al precio que sea ha entrado en un nuevo momento y es lo que podríamos definir como el contexto de la nueva normalidad. En esta nueva fase el chavismo busca imponerse y ser aceptado como un factor que aun cuando se admite que es perverso, tóxico y nocivo se puede convivir -cohabitar- con él. Es la misma racionalidad, pero más refinada, que usan regímenes como Cuba, Nicaragua y Siria entre otros, quienes sobreviven y se mantienen a pesar de las sanciones internacionales e incluso a pesar de los ataques militares directos de potencias como los Estados Unidos.

            La habitual torpeza, cobardía y corrupción de la falsa oposición le hace el juego a esta perversa racionalidad. Argumentos esgrimidos por destacados voceros de la falsa oposición tales como “lo hemos intentando todo” o “Todas las opciones están en la mesa (incluyendo la cohabitación, ¡por supuesto!) intentan justificar el círculo vicioso de negociaciones-elecciones-negociaciones en un eterno giro de tornillo en una tuerca aislada.

La reciente designación del nuevo Consejo Nacional Electoral fue negociada con el sector de la falsa oposición que encabeza Henrique Capriles Radonski y es una parte esencial de esa estrategia que busca atornillar al chavismo por dos décadas más en el marco de una nueva normalidad. Ese CNE integrado por defensores confesos del régimen chavista tiene la tarea de persuadir a partidos y electores que si hay garantías suficientes para votar, porque las elecciones es lo que le da al régimen un viscoso barniz de legitimidad.   

            El otro bando de la falsa oposición controlado por Leopoldo López, vía Interinato, no fue parte de esta primera negociación, pero en declaraciones contradictorias -¡o muy coherentes!- Juan Guaidó expresó que no reconocen al nuevo CNE pero tampoco se opondrán a que la gente vote en esas elecciones regionales. Lo que en realidad no pueden resistir López y Guaidó es la presión de sus propias clientelas partidistas en Venezuela clamando por ir a elecciones y ser parte de la oposición oficialmente aceptada por el régimen chavista con todos los beneficios que ello implica.

            El único apoyo concreto con el que cuenta el interinato es la, hasta ahora, política oficial de los EEUU de permitirles el acceso ilimitado e incontrolado a los activos de Venezuela en el exterior. Pero eso puede cambiar. El presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara Baja de Estados Unidos Gregory Meeks, encabeza un grupo de representantes en el partido demócrata que presionan a Joe Biden para un cambio de política hacia el régimen chavista que incluya levantamiento de sanciones, negociaciones y elecciones.

            El apoyo de la llamada comunidad internacional también se resquebraja. Ya no son 60 países los que apoyan al interinato y con el tiempo serán menos los dispuestos a seguir participando en una operación de desgaste con posibilidades inciertas.

            Todos estos factores de política interna y externa juegan a favor de esa nueva normalidad que ansiosamente busca el chavismo. Una normalidad donde el chavismo puede convivir con una oposición domesticada y ante la protesta simbólica de la comunidad internacional que protesta diplomáticamente, pero acepta al régimen. En realidad una nueva versión de eso que ha vivido Venezuela donde el hambre, la miseria, la violencia y hasta el desgajamiento de la nación que cede su territorio a la guerrilla colombiana son presentadas como algo “normal.”

La política que se adelanta desde ambos bandos de la falsa oposición le hace el juego a esa perversa racionalidad de rendirse ante la supuesta inevitabilidad del chavismo. Ambos grupos están enfrentados por el reparto de las dádivas que les ofrece el régimen y al mismo tiempo ambos coinciden que la única forma de hacer política en Venezuela es aparearse con el chavismo y ser parte de su nueva normalidad.- @humbertotweets

 

 

lunes, 3 de mayo de 2021

La falacia del «cese de la usurpación»

            La frase «cese de la usurpación» es un eslogan acuñado por Juan Guaidó al tomar control del llamado gobierno interino. Sin serlo, a primera vista, luce como una consigna política legítima para enfrentar al régimen chavista. Pero subliminalmente esconde la política colaboracionista de la falsa oposición y del G4 que busca desalentar la insurrección civil y militar ante una supuesta inminente caída -cesación- del régimen chavista.

            La falacia está construida sobre algunos elementos ciertos para darle alguna veracidad. En efecto, el estado venezolano y sus instituciones han sido usurpadas y están en manos del chavismo, en contra de la voluntad de los venezolanos. Y aunque el rechazo al régimen chavista es mayoritario no hay garantías legales ni constitucionales para revocar ese poder. Ni el chavismo ha dado señales de querer desprenderse del poder por voluntad propia para permitir un cambio de régimen político.

            En estricto sentido y bajo el rigor de un estado de derecho con instituciones operativas un poder o autoridad usurpada debería “cesar” de inmediato porque de lo contrario instituciones como el poder legislativo o el poder militar entrarían en acción para corregir la desviación. Pero este no es el caso de Venezuela donde no hay garantías ni estado de derecho. Entonces, ¿Hacia dónde nos lleva el eslogan «cese de la usurpación»?

            El llamado «cese de la usurpación» no es más que una simbólica e impotente invitación al chavismo para que respete su propia pseudo legalidad derivada de la constitución de 1999 y abandone -cese- el poder usurpado. Esto asumiendo que en el chavismo hay un mínimo de racionalidad e interés por respetar sus propias formas.

            La frase «cese de la usurpación» es un mero eslogan publicitario muy eficiente para ejercicios de mercadotecnia en las redes sociales pero absolutamente inútil para convocar a la acción política. Lo opuesto a un slogan banal y superfluo sería una consigna política que con claridad sintetice un programa e invite a la lucha, por ejemplo “La unidad de los venezolanos para derrocar al régimen chavista.”

            Es ingenuidad -¿o cinismo?- esperar que por un convencimiento propio el chavismo algún día, eventualmente, decida cesar en su usurpación del poder político en Venezuela. El llamado «cese de la usurpación» es una invitación a hacer nada y seguir dejando todo en manos del chavismo apostando a encontrar una solución dentro de la pseudo legalidad del mismo régimen usurpador. Es una táctica que ya se ha usado y ha fracasado, una y otra vez, desde 1999 antes de que se inventaran el slogan.

            Quienes adornan su discurso repitiendo hasta el hartazgo «cese de la usurpación» solo hacen un falaz juego de palabras que ofrece un desahogo terapéutico a quienes lo escuchan y un mensaje de certeza al régimen chavista de una oposición entrenada y obediente para decir lo permisible y lo políticamente correcto. Por eso quienes usan este tipo de frases, en forma estridente y altisonante, lucen beligerantes ante sus clientelas al tiempo que el régimen chavista les reconoce cierta inmunidad como pago por no pasarse de la raya.

            En una tiranía, como lo es el régimen chavista en Venezuela, no podemos quedarnos pasivamente esperando por un cese inercial de la usurpación mientras los operadores políticos, fabricantes de ilusiones y slogans, negocian con el régimen una nueva normalidad. A la usurpación hay que “cesarla” en forma proactiva y esto significa convocar a todos los venezolanos al derrocamiento del régimen chavista usurpador.-  @humbertotweets

 

 

domingo, 2 de mayo de 2021

Esas FANB no son nuestras

           Desde hace mucho tiempo, aun estando vivo Hugo Chávez, el chavismo perdió apoyo popular. El mito de la supuesta fuerza política del chavismo sobrevivió unos años más hasta que la fabricación de resultados electorales a la medida del régimen demostró que todo era un vulgar fraude.

            Pero, ?cómo explicar al chavismo en el poder sin apoyo popular? Lo que es más, ?cómo se podría explicar al chavismo en el poder con el rechazo del 90% de la población? La respuesta está en la traición de las Fuerzas Armadas de Venezuela como institución. En lugar de estar al servicio de los intereses de la nación en su conjunto esta fuerza armada fue puesta de rodillas al servicio del gobierno chavista.

            La postración de las fuerzas armadas ante el régimen chavista es lo que puede explicar que el chavismo siga en el poder a pesar continuar despedazando la nación venezolana. Sin instituciones, sin garantías y sin fuerzas armadas la población civil venezolana está literalmente a merced de los caprichos de la camarilla gobernante.

            Para reducir al sector militar al papel de brazo armado del régimen era necesario no solo cambiarle su nombre, sino también su doctrina y sus funciones. A partir de Chávez a ese cuerpo se le agregaría el adjetivo de “bolivariano” para dejar clara su subordinación al estado chavista. En lugar de defender la integridad del territorio nacional y sus fronteras estas fuerzas armadas se ocuparían de someter por la fuerza y la violencia a la población civil. Y ahora los nuevos aliados políticos y militares de esas fuerzas armadas no serían ya los estados democráticos, ni siquiera los países vecinos. La nueva doctrina militar justificaría alianzas con grupos guerrilleros y estados terroristas tales como las FARC e Irán.

            Esa política del estado chavista de alianzas con la guerrilla y el narcotráfico, que es abrazada por el CEOFANB, se va reproduciendo en formas mucho más concretas a lo largo de toda la pirámide militar. La descomposición en las FANB chavistas se puede constatar hasta en los niveles más bajos de esa oficialidad. La extorsión a ganaderos y comerciantes en la frontera, el control de las rutas del narcotráfico y la matraca en las estaciones de gasolina son la mejor evidencia. Incluso los soldados inexpertos y mal alimentados que son enviados a la frontera se sienten con el derecho de saquear casas y robar, incentivados por el ejemplo de sus superiores.

            A Propósito de las últimas emboscadas de la FARC-Gentil Duarte contra las FANB chavistas en Apure donde fueron asesinados más de una decena de militares, algunos oficiales se quejan amargamente de la indiferencia de los venezolanos. Y no podría ser de otra forma. Esas fuerzas armadas que defienden los intereses de Jesús Santrich, Iván Márquez y la Nueva Marquetalia en la frontera con Colombia no son nuestras fuerzas armadas. Ni la guerra en la que están embarcados es nuestra.

            Los venezolanos asociamos esas FANB chavistas con la cobardía de arrasar las protestas y masacrar a los jóvenes que se enfrentaron al régimen chavista con palos, piedras y escudos de cartón. Estas son las mismas fuerzas armadas que ajusticiaron a Oscar Pérez luego de su rendición. Las mismas que en forma sistemática y masiva han venido abusando y masacrando a todos los venezolanos que se oponen al régimen chavista.

            Esto explica que la mayoría de los venezolanos veamos no solo con indiferencia sino con desprecio a unas FANB que le están limpiando el terreno a Santrich en Apure, sacrificando soldados, hambrientos e inexpertos, en una guerra que no entienden y que definitivamente no corresponde a los intereses de la nación venezolana.

            Orgánicamente es imposible salvar a una fuerza armada desprofesionalizada, cuya función ha sido completamente desnaturalizada para ponerla al servicio del crimen. Si algunos oficiales individualmente quisieran redimirse y ser respetados por los venezolanos tendrían que separarse rápidamente del putrefacto y gangrenado cuerpo para crear un núcleo integro a partir del cual se pueda recuperar el honor y los valores para la conformación de unas fuerzas armadas verdaderamente republicanas cuyo único propósito  sea la defensa de la nación venezolana y no otro.-  @humbertotweets