domingo, 28 de junio de 2020

Las fuerzas armadas desahuciadas

   Podría pensarse como una ironía el que bajo la bota militar del chavismo sean las fuerzas armadas una de sus víctimas. Para mantenerse el poder en contra de la voluntad nacional Hugo Chávez no tenía otra alternativa que tomar por asalto las instituciones republicanas y entre ellas las fuerzas armadas.
   El asalto a las fuerzas armadas comenzó por el cambio de nombre agregándole el adjetivo de “bolivarianas” e imponiendo alabanzas al socialismo y al propio mesías Hugo Chávez en forma de consignas militares. A esto le seguiría un proceso de desprofesionalización y desmantelamiento para reducirlas a ser el brazo armado del régimen y abandonar su misión fundamental en defensa del territorio y la soberanía.
   Esta desnaturalización de las fuerzas armadas venezolanas ha quedado bautizada en la constitución chavista de 1999 y plasmada además en una política sostenida por Nicolás Maduro que consiste en premiar a los oficiales genuflexos y lisonjeros que se arrastran para mantener las prebendas que les da la tiranía.
   Para vencer resistencias internas y ablandar a oficiales y tropa el régimen ha promovido la corrupción y el pillaje en todos los niveles de la pirámide militar. Así desde el primer Plan Bolívar 2000 y hasta la fecha queda muy claro para un oficial que al iniciarse debe escoger no solo un componente militar sino también un cartel o pandilla según la preferencia del crimen que quiera perpetrar: Droga, secuestro, robo, malversación, narcolavado. Hay de todo, hasta para ahorrarle a los más agazapados el ratón moral de ensuciarse las manos con billetes malolientes.
   Para la tropa solo queda el incentivo de las raterías de menor monta, los cobros de vacuna en las fronteras y la extorsión a quienes compran gasolina.
   La política de Hugo Chávez fue propagar masivamente la corrupción en las fuerzas armadas venezolanas para ganarlas a su lado con la premisa de robar y dejar robar.
En esta orgia de inmoralidad y traición a la patria las fuerzas militares de Venezuela se han puesto al servicio del régimen para reprimir con ferocidad a la población civil. Lo que resulta irónico es que para sus tareas represivas estos componentes militares usan las armas que la república les confió para la defensa del territorio. Pero estos militares que despliegan su furia bolivariana contra la población desarmada son incapaces de expulsar de territorio venezolano a guerrilleros y paramilitares que reinan a sus anchas dentro de  nuestras fronteras.
   Por eso hoy los venezolanos miran a estos uniformados sin respeto y con desprecio. Hasta sus propias familias que tienen que soportar los rigores de vivir en un país donde falta todo sienten vergüenza de ser asociados a estos elementos que decidieron cambiar a su patria por una miserable caja CLAP.
   Pero tampoco podemos ignorar que a pesar de tener varias promociones de oficiales formados bajo la férula doctrinaria del castrismo cubano también hay manifestaciones de descontento, disidencia e insurrección en contra de la corrupción militar. De otra forma no se podría explicar que las cárceles estén abarrotadas de oficiales acusados de rebelión unos y participantes en actos de insurrección otros. Más de mil procesados por delitos militares es la evidencia de la profunda crisis que vive la fuerza armada nacional.
   Para salvarse a sí misma y luego salvar la República esta fuerza armada tendría que amputar sus miembros gangrenados, quizás las 3/4 partes de la institución y luego la tercera parte resultante emprender un disciplinado proceso de restauración de principios y valores republicanos, expulsando y castigando sin clemencia a criminales y traidores. Una receta dolorosa pero inevitable para un paciente con un cáncer terminal que aun tenga la inquebrantable voluntad de sobrevivir.- @humbertotweets

domingo, 21 de junio de 2020

El estado chavista y sus franquicias partidistas

      A nadie debería sorprender la decisión de los órganos del estado chavista de tomar el control de los partidos Acción Democrática y Primero Justicia, además de inhabilitar a Voluntad Popular. Los representantes de esos partidos de la falsa oposición, que por veinte años se han entendido con el narcoregimen chavista, deberían ser aun los menos sorprendidos.
      Desde un principio, por allá en 1999, estos partidos decidieron abrazar incondicionalmente a la constitución chavista y desde entonces han aceptado mansamente todas las condiciones del juego político que el chavismo les ha dictado. ¿Por qué estos partidos decidieron pagar el precio de aceptar la pseudo legalidad chavista? Para de alguna forma ser parte de ese estado, recibir los privilegios y prebendas que esto implica, y así seguir alimentando a sus clientelas.
      Con la falacia que la lucha democrática había que darla desde adentro estos partidos y otros se aliaron con el régimen para someter a los venezolanos a un callejón sin salida donde la única promesa al final del túnel sería la ilusión de salir de este régimen por vías electorales.
      No podemos aceptar que esta decisión haya sido inspirada por razones genuinamente políticas ya que desde un principio se podía constatar que el modelo de Hugo Chávez apuntaba al desmantelamiento de la República usando sus propias instituciones incluidas allí los partidos políticos. Así como Chávez se hizo del control de las fuerzas armadas para someter militarmente a la sociedad, de la misma forma uso los apetitos clientelares de los partidos para disolver la lucha insurreccional en la calle con fórmulas electorales.
      En otras palabras los partidos de la falsa oposición se entregaron en brazos del chavismo por puro oportunismo político. Su papel ha sido instrumental a la hora de lavarle la cara al régimen y darle un maquillaje democrático. Siempre han estado dispuestos a participar en las maniobras electoreras del estado chavista aclarando que lo hacían bajo protesta porque no había otra forma de luchar.
      Por cierto que estos partidos, que en el plano retórico critican al chavismo, tienen conductas iguales que el mismo PSUV chavista. En la práctica se trata de oligarquías que operan eficientemente como franquicias partidistas donde el secretario general o coordinador es el verdadero y único dueño de las siglas, el logotipo y los negocios de ese partido. El dueño del partido es el habilitado para inscribir candidatos y postular magistrados dentro de las migajas que le asigna el estado chavista que controla todo el negocio.
      Esta degeneración de la política partidista había sido aceptada como incuestionada y normal por todos los actores hasta ahora, cuando el estado chavista como verdadero dueño de esas franquicias decidió reasignarlas a nuevos administradores. Los antiguos encargados de estas agencias del clientelismo no logran entender que luego de una fidelidad perruna al chavismo se les haya botado sin derecho a reclamo.
      Estos nuevos desempleados del chavismo califican lo ocurrido como una agresión contra la democracia y no como lo que realmente es, un ajuste de cuentas entre pranes. Simplemente estamos frente a un evento en la larga historia de cohabitación entre el régimen chavista y la falsa oposición. Es episódico además porque cuando el régimen quiera retomar las negociaciones los volverá a llamar y estos proxenetas de la política regresaran con gusto reivindicados en su bandera oportunista de que la pelea hay que darla desde adentro.
      La descomposición de las instituciones, inexistencia de un estado de derecho y la ausencia de garantías para los ciudadanos configuran una realidad que hace inviable la acción política por vías democráticas normales. Cualquier grupo que se plantee con seriedad y responsabilidad la organización y movilización política de los venezolanos en contra de la tiranía chavista solo tiene los espacios la clandestinidad y el exilio. Lo otro es cohabitar abiertamente con el régimen o emprender una aventura encomendando sus resultas a la suerte.-  @humbertotweets

domingo, 14 de junio de 2020

El TIAR no llegará más lejos que la OEA

     Algunos políticos venezolanos han tratado de desmarcarse de la falsa oposición (MUD-FA) en la retórica del discurso, pero aún son prisioneros de las formas pseudo legales que benefician por igual al narcoregimen chavista y a la posición cohabitadora. Es el caso de María Corina Machado y Antonio Ledezma que, a diferencia de la ambigüedad de la falsa oposición, han encontrado en la invocación al TIAR la fórmula de fuerza que teóricamente podría librar a Venezuela de las garras del chavismo.
     El TIAR es el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca firmado en Río de Janeiro en 1947 concebido como un pacto de defensa mutua de los países firmantes. El artículo 3.1 del pacto dice: “...un ataque armado por parte de cualquier Estado contra un Estado Americano, será considerado como un ataque contra todos los Estados Americanos, (...)” El pacto igualmente establece un órgano de consulta conformado por los ministros de Relaciones Exteriores de las Repúblicas Americanas con la facultad de acordar el uso de la fuerza que además “...adoptará sus decisiones por el voto de los dos tercios de los Estados signatarios que hayan ratificado el Tratado.”, según indica su artículo 17.
El TIAR no es más que otra instancia diplomática similar a la OEA. De hecho países miembros de la OEA son parte del TIAR. Poner la decisión de la intervención militar internacional en Venezuela en manos de los ministros de Relaciones exteriores de países signatarios del TIAR-OEA es una expresión de ignorancia o cinismo.
     O bien se desconoce el balance histórico que prueba la más absoluta inutilidad del TIAR para el propósito que fue creado o a sabiendas de su inutilidad se invoca para dar la sensación que se apoya una intervención militar con la certeza que esta nunca ocurrirá.
     Ni siquiera en el conflicto de Las Malvinas donde se materializaron con claridad las previsiones teóricas del acuerdo (un ataque armado por parte de cualquier Estado contra un Estado Americano) se pudo activar el TIAR. Estados Unidos, Colombia y Chile, cada uno por separado, argumentaron diversos legalismos para salirse del mentado pacto.
     Y esto no debe escandalizar porque lo que gobierna las decisiones políticas y militares de los estados son sus intereses y la dialéctica de imperios. Desde el punto de vista de la realidad material un pacto como el TIAR jamás tendrá más eficacia que los intereses particulares de sus estados miembros, aunque se trate de uno solo de ellos. Esperar lo contrario es un simple ejercicio de fantasía.
     En el supuesto que algún día el consejo de consulta del TIAR se reúna para considerar el caso de Venezuela este sería tan solo el inicio de largas e interminables discusiones para resolver si se está frente a un acto de agresión externa contra un estado signatario o no. El debate se diluiría entre eufemismos y galimatías jurídicos para eventualmente llegar a una votación que sería decidida por los dos tercios de los países firmantes. Un proceso que podría tardar años para llegar a la nada, tal como ha ocurrido con la OEA. Y mientras tanto la disolución de la república seguiría su curso.
     Si esto se conoce y se entiende entonces es un acto de cinismo -¿oportunismo?- por parte de quienes aun comprendiendo la inutilidad práctica del TIAR lo invocan como “la salida de fuerza” apropiada para la crisis de Venezuela. Son los mismos que intentan un malabarismo retórico al hablar de una “intervención humanitaria’ de la mano de la OEA, la ONU, y el grupo de Lima. El sustantivo “intervención” se usa para hacer creer que se trata de una acción militar, aunque en el fondo no lo sea. El sustantivo “humanitaria” sería el neutralizador de la intervención militar internacional que al ser humanitaria tendría que ser de la mano de instancias y protocolos internacionales cuyos mecanismos están diseñados para esterilizarla y que esta nunca ocurra.
     La sola invocación del TIAR al ser asociada a una salida de fuerza, aunque sea una fórmula ineficaz, les podría rendir temporalmente beneficios a sus defensores quienes aspiran a desmarcarse de la falsa oposición con un discurso en apariencia radical. Pero más allá de la ignorancia o el cinismo la realidad es el resultado de inescapables dinámicas geopolíticas que no dependen de las intenciones o los buenos deseos.
     Lo real es que estamos frente al proceso de disolución de la República de Venezuela el cual impactará negativamente a países como Brasil, Colombia y los Estados Unidos. Y estos países se verán obligados a intervenir militarmente, no por razones humanitarias, sino en defensa de sus propios intereses y a pesar de instancias disolventes como el TIAR y la OEA. El alineamiento de esos intereses con los de quienes luchamos por defender la integridad de la república es lo que deberíamos comenzar a discutir. Todo lo demás es pura metafísica.- 
@humbertotweets

domingo, 7 de junio de 2020

La consumación del barraganato Chavismo-MUD

    Se trata de una relación que ha existido desde 1999. Por esos años parecía impensable imaginar el alcance de los acuerdos entre el régimen de Chávez y la falsa oposición. Cualquier conversación y acuerdo para lo estrictamente electoral era justificado públicamente por el más alto interés nacional de mantener la paz.  Pero en la trastienda del harem Hugo Chávez incluyó a la falsa oposición en el reparto del botín gestando las más perversas tramas financieras que dejaron como fruto de esa unión inmoral una criatura conocida como Los Bolichicos.
   Este apareamiento entre Chavismo y falsa oposición se define mejor como un barraganato o relación de hecho que le permite a los dos grupos recibir las bondades del estado chavista. Es una relación que ha tenido sus desencuentros en público pero más para dar la apariencia de que son dos cosas distintas cuando en realidad ambos están de acuerdo en lo fundamental que ha sido el sostenimiento político del régimen a cambio de la transferencia de dinero y la participación en los negocios del chavismo.
   Pero ni el experimentado malabarista político Ramos Allup podría sostener por tanto tiempo (veinte años!) la acrobacia audaz de recibir los beneficios del régimen al momento de presentarse como una alternativa política frente al mismo. Por eso los “zorro viejo” le dejaron a Voluntad Popular y Juan Guaido el papel de sostener la ilusión de un gobierno paralelo al de Maduro pero que en la práctica carece de poder para gobernar aunque su burocracia se conforme con ser una inmensa gestoría de favores y negocios.
Eso que llaman la presidencia de Guaido es un velo creado para vender la ilusión a los venezolanos que el cambio ya comenzó (reciclando engaños y esperanza una vez más!) y ocultar los acuerdos electorales y financieros entre el régimen chavista y la falsa oposición. El intento acrobático de hacerle tragar esa rueda de molino a la gente ha quedado reducido a una asqueante maroma ante los ojos de millones de venezolanos. es imposible explicar el chavismo en el poder sin la colaboración activa de la falsa oposición.
Ahora una nueva escena se agrega a la relación del barraganato entre el chavismo y la falsa oposición. Con el pretexto de combatir el coronavirus Nicolás Maduro y Juan Guaido han firmado un acuerdo donde ambos se reconocen mutuamente como presidentes para “liberar” unos fondos que serían manejados por la Organización Panamericana de la Salud. El acuerdo es defendido por los operadores de ambos bandos como un “milagro político” donde tanto el chavismo como la falsa oposición habrían dejado a un lado sus aparentes diferencias por el bien del país.
   La realidad siempre está escondida entre líneas y en letras pequeñas. Se trata de recursos que habría “liberado” el gobierno de Guaido en el exterior y que por virtud de este acuerdo llegarian a Venezuela de la mano de la OPS con la aprobación del chavismo y la falsa oposición. Pero una larga historia de pillaje y saqueo descalifica a ambos para decidir qué hacer con esos recursos y hay razones para pensar la maniobra completa forma parte de un guiso más entre estos concubinos.
   Si existiese una preocupación real, genuina y honesta por el impacto que el coronavirus pudiera tener en Venezuela y para evitar una tragedia donde podrían morir cientos de miles de personas habría que buscar formas expeditas, de fuerza y de facto para derrocar a la narcotirania chavista no la próxima semana sino hoy. Pero en este barraganato que ahora ha sido consumado con la bendición de la OPS hay otras urgencias y en esta cohabitación antinatural para Venezuela la falsa oposición ha escogido dócilmente ser la parte débil del contubernio.- 
@humbertotweets