I.IMPOSIBLE. En las actuales circunstancias un diálogo gobierno-oposición es imposible. Al tiempo que el gobierno invoca la paz y el diálogo arremete contra activistas opositores y periodistas. La injustificada detención de Francisco Márquez y Gabriel San Miguel así lo demuestran. Las insólitas trabas para celebrar el Revocatorio tampoco abonan a la buena fe del régimen para emprender un diálogo sincero. Mientras el país se hunde en el caos el gobierno sólo responde con más abusos y represión. Las gestiones de Zapatero, los expresidentes y la OEA llegarán en la próximas horas a un punto muerto porque es virtualmente imposible sentarse a dialogar con el régimen. Esto podría transformar la gestión de buenos oficios de la OEA en una intervención más activa para tratar de corregir las graves distorsiones del sistema político y jurídico venezolano.
II. INTERVENCIÓN. Lo políticamente correcto es decir que los problemas de los venezolanos deben ser resueltos por los propios venezolanos. Es lo deseable. Pero el control que el régimen ejerce de los poderes públicos impide una salida democrática, Constitucional, normal. El bloqueo al Revocatorio e incluso la tentación de posponer las elecciones regionales cierra toda posibilidad de una salida política. Esto obliga a explorar otras opciones para resolver la crisis. Aunque suene odioso la intervención de la comunidad internacional en esta circunstancia estaría plenamente justificada. No podrían, por ejemplo, los países miembros de la OEA ser indiferentes mientras en Venezuela se comete el más atroz genocidio que se haya registrado en nuestra historia republicana. El auxilio y la intervención de la comunidad internacional permitiría recomponer los equilibrios y la legalidad que el régimen ha vulnerado en nombre de una soberanía que sólo se invoca para proteger a la dictadura, no al pueblo.
III. MILITARES. Es evidente que hay una pugna interna en el seno de las FANB donde también se debate la crisis nacional. Este debate se está dando entre las diferentes facciones chavistas de las FANB. Allí la oposición y los llamados militares institucionalistas tienen muy poco que incidir. Estas facciones discuten no sólo la distribución interna del poder sino quién y cómo se salvará el legado de Chávez. No es casual que Nicolás Maduro le pida a los militares ascendidos lealtad con su gobierno. Hay descontento y nunca se podrá descartar del todo el surgimiento de un núcleo chavista en el seno de las FANB con la intención de tomar el poder para tratar de salvar la revolución. Aunque esto no resolvería la crisis política es un desarrollo que está cobrando vida propia en los últimos días.
IV. BARBARIE. La corrupción bolivariana nos ha llevado a los niveles más insólitos de la barbarie y el primitivismo social y político. No solo es el asalto al estado de derecho y la brutalidad de la represión para perseguir a los adversarios políticos. No solo es el cinismo para decirle a la comunidad internacional que en Venezuela no hay hambre y no necesita ayuda humanitaria. Ni las represalias contra funcionarios por haber firmado contra el gobierno y la discriminación en el reparto de bolsas de comida. Ahora el desprecio a la dignidad humana adquiere dimensiones asqueantes y nauseabundas cuando se somete al escarnio público a jóvenes como lo hicieron los colectivos del PSUV en mérida al perseguir y desnudar a los seminaristas. Cuando creas que lo has visto todo, el PSUV siempre tendrá una nueva perversión que te asombrará.
V.¿INDEPENDENCIA? La traición de la revolución bolivariana no tiene perdón. Hoy somos más dependientes y más pobres que hace 205 años. La promesa fundamental del chavismo en 1998 de redimir social y económicamente a las mayorías fracaso. El modelo socialista ha multiplicado el hambre y la miseria justamente cuando Venezuela tuvo los ingresos petroleros más grandes de toda su historia. La traición no tiene perdón, que insistan en lo mismo merece doble castigo.-
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