lunes, 31 de octubre de 2022

Elecciones “libres y justas” a la medida del chavismo

            La única urgencia que parece tener el régimen chavista es cruzar cuanto antes el umbral de un nuevo fraude electoral que le otorgue a Nicolás Maduro seis años más de gobierno. La urgencia no obedece a que la falsa oposición sea una amenaza real en lo político o electoral. Tampoco es la respuesta a la presión inexistente de los Estados Unidos que parece más interesado que nadie en entenderse con el régimen chavista. La ausencia de presiones reales externas sobre el régimen chavista ha permitido liberar el juego de contradicciones internas que sí podrían poner en peligro la estabilidad del Estado Chavista.

            Cuando Nicolás Maduro evade los desfiles militares no es precisamente por temor a un ataque de la falsa oposición o de los EE.UU. Es el pánico a los disidentes dentro de su propio grupo a lo que teme Maduro, especialmente a aquellos que están en el sector militar donde no ha quedado más remedio que espiar a escala masiva para tratar de entender quién es quién y donde se comienzan a cruzar las lealtades y los cables de una posible conspiración.

            En lo político hay una larga lista de operadores chavistas, civiles y militares, que han sido detenidos por sospecha de conspiración y otros puestos en cuarentena o aislados incluso de cualquier participación pública. El papel del ex ministro del Petróleo Rafael Ramírez ha sido confirmado por operadores chavistas como la pieza clave que estaría reclutando personal civil y militar para una insurgencia en contra de Nicolás Maduro desde las entrañas del propio régimen. Ramírez no solo tendría las conexiones sino además los recursos para articular una operación de esta naturaleza. Esto no es secreto para la macolla del régimen (Maduro, hermanos Rodríguez y Padrino López) que ya está actuando en consecuencia.

            Una crisis política y militar dentro del régimen chavista si representa un peligro real para la estabilidad del Estado Chavista a diferencia de la participación de la falsa oposición en el fraude electoral o de las inocuas sanciones que los Estados Unidos le ha aplicado al chavismo. Por eso los operadores del régimen se han movido con rapidez y destreza para tratar de avanzar a un nuevo status quo en el cual se crean las condiciones para la cohabitación oficial con la falsa oposición y el entendimiento con los Estados Unidos. Lograr esta situación de aparente normalidad cuanto antes se ha convertido en la obsesión de los jerarcas del Estado chavista cuyas bases clientelares civiles y militares no ocultan su descontento ante el dramático fracaso de su proyecto. Si los chicos de Voluntad Popular lograron enrolar en sus improvisadas aventuras a militares de alto rango a cambio de promesas ¿Qué tan lejos podría llegar Rafael Ramírez con algo más que promesas en sus alforjas?

            Esta es la razón por la cual el régimen chavista resolvió adelantar las elecciones para el 2023. Para lograr esto no encontrará resistencia ni de la falsa oposición ni de los Estados Unidos, ambos factores apurados también en pasar la página de las confrontaciones con el chavismo para iniciar una nueva etapa de tolerancia e insignificantes ataques retóricos. Establecidas y satisfechas las demandas tanto de la falsa oposición como de los Estados Unidos, el régimen concentraría sus fuerzas en aplastar cualquier intento de subversión desde dentro antes de finales del 2023, si antes no ocurren eventos sobrevenidos.

            Para hacerle el trabajo fácil al régimen chavista tanto la falsa oposición como el Departamento de Estado norteamericano han cerrado su petición fundamental en elecciones “libres y justas”. Elecciones libres y justas no solo es una frase hueca carente de contenido sino una petición simbólica en la cual ni siquiera la falsa oposición y los EE.UU. se la creen. De hecho la falsa oposición ya está embarcada en participar en el fraude electoral chavista sin ni siquiera discutir con el chavismo unas garantías mínimas de transparencia en el proceso. Por su parte la insistencia de los funcionarios en que se celebren elecciones libres y justas cuanto antes solo parece calzar como anillo al dedo en la estrategia del chavismo.

            El engaño y la estafa ocurren cuando tanto la falsa oposición y el gobierno norteamericano piden escuetamente unas elecciones “libres y justas” sin molestarse en darle un contenido y un sentido con alguna significación a esa frase que es vendida como la exigencia más contundente para obligar al chavismo a negociar. Toda una burla en la cara de los venezolanos. Pero esta no es la primera vez que ocurre. Ya son 20 años de estafas y engaños.

            Mientras la falsa posición y los EE.UU. siguen enredados en su juego de palabras el régimen chavista y sus órganos no perderían un minuto en llenar de contenido la frase hueca. Toda la pseudo legalidad en la que se monta el régimen chavista y que es incondicionalmente aceptada por la falsa oposición y los Estados Unidos entrara en acción para explicar lo que son unas elecciones libres y justas. Para que se cumpla con esos extremos solo haría falta “forzar'' al chavismo para que en la mesa de negociaciones acepte una fecha cierta, la inscripción de varios candidatos, la presencia de testigos internacionales, y el compromiso de aceptar los resultados que anuncie el Consejo Electoral chavista. Todo sería acordado, decidido y resuelto según la “legalidad” establecida desde 1999 y cuyos resultados ya son conocidos.

            Así las demandas de tanto de la falsa oposición como de los Estados Unidos se verían totalmente satisfechas y presentadas como una victoria que se le arranca al régimen. Todos tendrán sus elecciones libres y justas…a la medida que conviene al chavismo.- @humbertotweets 

jueves, 27 de octubre de 2022

El fracaso del milagro económico chavista

            Voceros del régimen chavista y de la falsa oposición se han dado a la tarea de propagar la especie según la cual en Venezuela la situación es difícil, pero no es tan mala como la pintan. El objeto de esta campaña es preparar el terreno a la nueva etapa de la cohabitación entre el chavismo y la MUD. Esta fase pasa por participar en el nuevo fraude electoral del régimen en un ambiente que intenta maquillar el desastre social y económico con la pretendida nueva normalidad que afanosamente busca el Estado chavista.

Esta nueva normalidad que intenta vender nacional e internacionalmente el régimen chavista se monta sobre falacias y manipulaciones. En lo político, por ejemplo, argumentan que a pesar de todas las denuncias de persecuciones, asesinatos y torturas existe tolerancia hacia la disidencia y el mejor ejemplo es que la falsa oposición en su totalidad, sin excepciones, participará avalando el fraude electoral del 2024. Resulta difícil, casi imposible, argumentar en foros internacionales que en Venezuela el Estado chavista personifica el crimen y el fraude si los factores de la falsa oposición son los primeros en legitimar con su participación la pseudo legalidad en la que opera el régimen.

 En lo económico la campana según la cual las cosas han mejorado en Venezuela se basa en el inexplicable flujo de dólares que circulan libremente. Hay quienes dicen que la economía venezolana se ha dolarizado porque su población se ha visto forzada a usar la divisa norteamericana para protegerse de la inflación y la brutal devaluación del bolívar. Pero esto no es cierto. El flujo de dólares está concentrado en áreas que permiten encubrir el narcolavado tales como restaurantes, espectáculos, licorerías, etc. Los trabajadores del sector público no son pagados en dólares y algunos segmentos muy pequeños del sector privado son pagados en dólares. Quienes evidentemente se están beneficiando de este flujo de dólares son los traficantes más no los trabajadores venezolanos.

Es audaz afirmar que hay una mejoría en la economía venezolana atribuida exclusivamente al inexplicable flujo de dólares mientras la mayoría de la población vive del comercio informal y es pagada en bolívares devaluados. Tampoco se podría explicar la masiva circulación de dólares en un país con una economía destrozada, sin comercio y sin industria. Ni siquiera la industria petrolera está operando a un 10% de su capacidad para justificar el origen de esos dólares milagrosos. Entonces ¿De dónde salen los dólares que alimentan el mito del milagro económico chavista? La respuesta es de haber convertido a Venezuela en la narcolavadora más grande de América en las narices de los propios Estados Unidos.

El mero flujo de estos capitales, originados en actividades criminales que son blanqueados en Venezuela, no basta para fundamentar la tesis del presunto milagro económico chavista. Frente a la circulación masiva de dólares los indicadores reales de la economía muestran a un país en bancarrota cuya población lucha diariamente para sobrevivir. 

Un estudio del CENDAS-FVM calculaba que el valor de la canasta alimentaria en el mes de septiembre estaba alrededor de los 446.83 dólares. El salario mínimo establecido por el gobierno de Nicolás Maduro para los empleados públicos escasamente llega a los 15.7 dólares. Aunque hay venezolanos en el sector privado cobrando en dólares los ingresos en la gran mayoría de los casos alcanzan para cubrir una parte de los gastos de comida, servicios, alquiler y transporte. Esto presenta un cuadro que destruye el mito del milagro económico chavista al no poder explicar cómo el 90% de la población económicamente activa aún vive en condiciones de extrema pobreza.

Algunos precandidatos en las primarias de la falsa oposición también se han hecho eco de la falacia del milagro económico chavista para sugerir la dolarización de los salarios pero sin explicar de dónde saldrían los recursos para pagarlos. No hay ninguna industria en Venezuela produciendo suficiente dólares para ser inyectados a la economía que no sea la próspera industria del narcolavado. En el pasado nosotros hemos planteado la necesidad de adoptar el dólar como una divisa de curso legal en Venezuela como una forma de reeditar la experiencia del Ecuador. Pero esta propuesta está sujeta a un cambio radical en el régimen político y a una reforma total de la economía que avance del estatismo chavista a un régimen de libre mercado y capitalismo industrial.

Proponer dolarizar los salarios sin un cambio previo de régimen político no solo es inviable sino demagógico. Lo que está detrás de esta idea es apuntalar la campaña de la supuesta mejoría de la economía e intentar persuadir a sectores escépticos de la población a participar en las primarias de la falsa oposición y en el mega fraude electoral del régimen en 2024. Incentivos inútiles para una población sumida en la más absoluta pobreza y desengañada ante las reiteradas traiciones del chavismo y la falsa oposición. @humbertotweets

lunes, 24 de octubre de 2022

EE.UU. y la falsa oposición a la zaga del chavismo

            Nunca un gobierno en la historia política de Venezuela había hecho tanto daño con tanta saña para destruir a la nación venezolana como el Estado chavista instalado en el poder desde 1999. Y luego de dos décadas el chavismo está muy cerca de lograr su propósito.  Venezuela es hoy un país en vías de extinción, sin instituciones, sin economía, sin control soberano sobre su territorio y que además ha perdido casi el 25% de su población activa empujada a una migración forzosa por la grave crisis social y económica que se sufre.

            En 20 años el chavismo ha concentrado todo el poder político y militar para transformar el Estado nacional venezolano en otra cosa que es el Estado chavista con sus propias instituciones y prioridades que no son precisamente las de los venezolanos. Contando con el incondicional poder de fuego de las fuerzas militares al Estado chavista se le ha hecho fácil imponerse por la violencia sobre la población civil desarmada y desprotegida. La ausencia de pesos, contrapesos y garantías le ha permitido al chavismo armar un tinglado de impunidad frente a un surtido menú de crímenes que van desde el narcolavado hasta el saqueo del tesoro nacional sin que exista un poder que lo impida.

            Por muchísimo menos de lo que el chavismo le ha robado a la nación venezolana, en dos décadas de gobierno sin controles, otros gobernantes de la era del Estado de partidos tales como Luis Herrera Campíns y Jaime Lusinchi fueron etiquetados como campeones de la corrupción. Carlos Andrés Pérez fue condenado políticamente por la negociación del barco “Sierra Nevada''. Años más tarde el propio Pérez sería víctima de un intento de golpe militar orquestado por Hugo Chávez quien alentaba a sus seguidores a levantarse en contra de la corrupción de CAP a quien se le acusaba de apropiación indebida de los fondos de la partida secreta de Miraflores, por un monto de 250 millones de bolívares…

            Si se ponen juntos en un mismo expediente todos los más atroces casos de corrupción cometidos durante la era del Estado de partidos, antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, no habría forma de compararlos con los abismales niveles de impunidad que rodean a la corrupción chavista. Los casos de corrupción más característicos durante la llamada democracia representativa se desarrollaban sobre el antiquísimo modus operandi del cobro de comisiones por la asignación de contratos de servicios o de obras públicas. Se puede hacer fácilmente un registro de estos casos que en su mayoría fueron denunciados por la prensa o en el Congreso y terminaron con una sentencia judicial. Por supuesto, muchos corruptos quedaron absueltos en el camino y aun hoy 30 años después los vemos pescueceando en la política criolla…!

            Los casos de corrupción del chavismo resultan difíciles de contabilizar porque se trata de un patrón de conducta masivo y generalizado que arropa a todas las instituciones e instancias del Estado Chavista. Allí no se salvan ni Miraflores ni los militares. No vamos a justificar ni dulcificar el cobro de comisiones que ocurría antes del régimen chavista como un mal necesario y de un efecto inocuo sobre la moral pública. Pero para tener un sentido de las proporciones es inevitable comparar las prácticas delictivas del soborno y el cobro de comisiones con el saqueo y el desmantelamiento del erario nacional perpetrado por el chavismo en los últimos 20 años. Además los montos que el chavismo ha saqueado y malversado alcanzan cifras astronómicas que dejan a los corruptos de era llamada democrática como unos novatos y principiantes en las oscuras artes criminales.

            Entonces ¿Si el régimen chavista en estos 20 años ha robado como nadie en Venezuela y ha hecho lo posible por destruir al país como se explica que aún se mantenga en el poder a pesar del rechazo masivo de más del 80% de la población venezolana? Por mucho menos del 1% del daño irreversible que el chavismo le ha causado a Venezuela otros gobernantes fueron expulsados del poder. Pero eso ocurría en la Venezuela del Estado de partidos que con todos sus errores al menos tenía un sistema de pesos y contrapesos como mecanismo contralor del poder público. Esa noción es inexistente en el régimen chavista.

            El Estado chavista sigue en el poder y se impone sobre la voluntad del 80% de la población gracias a una pseudo legalidad fabricada por sus propios órganos a su medida, a su hábil destreza para manufacturar resultados electorales favorables, y a unas fuerzas armadas que imponen por la fuerza al régimen chavista sobre el resto de los venezolanos.

            Pero no nos llamemos a engaños. El Estado chavista como tal es un Estado débil y vulnerable cuando se le compara con sus pares en el concierto mundial. Solo que es mucho más fuerte por su violencia e impunidad a la hora de medirse con su población civil desarmada. Ese Estado caótico y desarticulado también se beneficia de los errores y las inconsistencias de otros factores que no termina de entender que en Venezuela no estamos frente a un mal gobierno sino frente a un Estado mafioso que ha hecho del crimen su política.

            Esta óptica equivocada de enfrentar al chavismo como un mal gobierno en lugar de asumirlo como parte de la crisis del Estado nacional venezolano es la postura que se ha impuesto en la falsa oposición (MUD) desde 1999. Y ahora el gobierno de Joe Biden en los Estados Unidos parece usar el mismo lente para ver lo que pasa en Venezuela. Los EEUU creen que con negociaciones inútiles tipo México y sanciones inocuas y blandengues obligarán al Estado chavista a hacer significativas concesiones políticas. El chavismo por su parte seguirá usando su estrategia predilecta la cual ha sido refinada con el paso del tiempo: Hacerse reconocer como estado, Negociar y seguir negociando con quien sea,  aunque nunca se llegue a nada concreto, pero eso sí ganando lo único que el resto de los venezolanos no tenemos forma de recuperar, el tiempo…el tiempo perdido entre engaños, frustraciones y desesperanzas.- @humbertotweets 

jueves, 20 de octubre de 2022

La verdadera pesadilla de Nicolás Maduro

            La macolla del régimen chavista conformada por  Nicolás Maduro, los hermanos Rodríguez (Jorge y Delcy) y el General Vladimir Padrino López se burlan y desprecian a sus socios menores de la falsa oposición. Es cierto que a cambio de los favores recibidos de los falsos opositores el régimen les lanza unas migajas para que también se llenen ilícitamente sus bolsillos pero en comparación es nada comparado con lo que la macolla y los operadores chavistas se roban del tesoro nacional.

El contubernio del régimen chavista con la falsa oposición es aderezado con unas supuestas negociaciones entre ambos que no pasan de ser una mueca o una caricatura que nadie toma en serio. Y es que la falsa oposición no tiene absolutamente nada de valor que dar a cambio en una negociación con el chavismo. Desde una posición débil y marcada por la mendicidad a la falsa oposición solo le queda aceptar las concesiones que le haga el chavismo y resignarse a ser parte del fraude electoral como parte de pago para ser aceptada por el régimen como la única oposición reconocida oficialmente.

Pero el régimen chavista no solo desprecia a sus falsos opositores, también se ríe y se burla en la cara de la primera potencia del mundo: Los Estados Unidos. Desde una posición envidiable de fortaleza el régimen chavista mantiene acuerdos públicos y secretos con potencias enfrentadas militarmente tales como los Estados Unidos, China, Rusia e Irán. En el pleno desarrollo del conflicto militar entre Rusia y Ucrania el régimen chavista mantiene y firma nuevos acuerdos de cooperación militar con Rusia al tiempo que negocia con los Estados Unidos la liberación de los narcosobrinos (ya liberados), la posible liberación de Alex Saab y por si esto fuera poco el levantamiento de las sanciones que los EEUU impuso contra el chavismo y sus principales operadores.  

La audacia y eficiencia de estos movimientos sólo parece superada por el estado de Qatar cuya política exterior navega con éxito los turbulentos mares de intereses contrapuestos manteniendo intactas sus relaciones con países y potencias enfrentados entre sí. En el caso del chavismo no se trata de la maestría de su política exterior sino de los gigantescos y repetidos errores que han cometido sus adversarios internos y externos sumados a una coyuntura internacional que prácticamente los hace inmune a una intervención militar foránea en el corto plazo.

Pero si el chavismo se ríe de su falsa oposición y se burla en las narices de los Estados Unidos… ¿A quién le teme Nicolás Maduro cuando se niega a participar en eventos públicos y menos a asistir a desfiles militares? ¿Qué jugada se esconde tras el intento de adelantar las elecciones del 2024 posiblemente para mediados o finales del 2023? No es precisamente la falsa oposición o una administración norteamericana caótica lo que le quita el sueño a Nicolás Maduro. Hay algo -¿alguien?- que logra perturbar las noches de Nicolás Maduro al punto del más tormentoso y aterrador de los desvelos: Rafael Ramírez, el otrora zar del petróleo y hombre de confianza de Hugo Chávez.

Luego de ser defenestrado del régimen chavista por Nicolás Maduro el ex ministro Ramírez se ha dedicado en forma paciente y metódica a organizar la disidencia dentro del chavismo. Interpretando correctamente la frustración y el desencanto de las clientelas chavistas con su gobierno Rafael Ramírez convoca a todos los chavistas descontentos a retomar el legado del Comandante Chávez cuyas diametrales diferencias con el gobierno de Maduro son explicadas pedagógicamente para que no haya dudas que no hay nada as antichavista que el propio gobierno de Nicolás Maduro y su macolla.

Los esfuerzos de Ramírez no se detienen en capitalizar el gran descontento de estas clientelas chavistas golpeadas por la crisis social y económica que afecta a todos los venezolanos. Rafael Ramírez estaría reclutando operadores dentro de las instituciones y órganos del régimen chavista para darle forma final a un intento serio de sacar a Nicolás Maduro del poder. Ramírez no solo tiene las conexiones con militares, jueces y altos operadores del chavismo…además tiene grandes cantidades de dólares para financiar una operación de este calibre.

El solo anuncio de la candidatura presidencial de Rafael Ramírez incendió las alarmas de Miraflores en modo de pánico. Lo cual resulta curioso si se considera que Ramírez tendría que ir físicamente a Venezuela para formalizar su postulación y campaña donde el régimen le esperaría con decisiones judiciales para llevarlo a la cárcel. Entonces no es factible que Rafael Ramírez se acerque a la boca del lobo. Lo que sí es probable es que estemos frente a movimientos más profundos dentro del régimen chavista donde figuras militares y civiles de jerarquía podrían realinearse en torno a Rafael Ramírez y su discurso de salvar el legado de Chávez.

Con recursos y conexiones para organizar algo más que una candidatura presidencial simbólica Rafael Ramírez se ha convertido en la peor pesadilla de Nicolás Maduro cuyo gobierno sucumbe ante la paranoia donde todos son sospechosos de conspirar. Todos menos Maduro, los hermanos Rodríguez y Padrino López. Los fundados temores de Maduro lo obligan a proponer un adelanto de elecciones para aprovechar las ventajas que le otorga la actual coyuntura internacional. A esto habría que agregar que más allá de la retórica los canales para las negociaciones entre los Estados Unidos y al chavismo siguen abiertos. Por esos mismos canales el régimen de Maduro podría intentar negociar el canje de Alex Saab por Rafael Ramírez quien también tiene procesos judiciales abiertos en los EEUU por corrupción.

Los movimientos de Rafael Ramírez dentro del chavismo han hecho más mella en el régimen de Nicolás Maduro que los tres años de negociaciones con la falsa opción y las sanciones blandengues de los Estados Unidos. Razones de peso debe tener Nicolás Maduro para tratar de adelantar las elecciones, no asistir a los desfiles militares y desvelarse en las noches…@humbertotweets

lunes, 17 de octubre de 2022

El chavismo es peor que el Darién

            Miles de venezolanos siguen saliendo diariamente de Venezuela, para tratar de llegar caminando a los Estados Unidos. Para muchos podría ser la parte final de la penitencia que ha significado soportar los rigores del régimen chavista, aunque en realidad es tan solo el comienzo de nuevas dificultades que les esperan en un ambiente de incertidumbre al otro lado de la frontera. Pero, a todo evento, es claro que para estos compatriotas es preferible la caminata a través de la selva del Darién con sus riesgos mortales y lo inesperado que quedarse en Venezuela.

            Este movimiento masivo de personas saliendo de Venezuela ha sido caracterizado por organismos y organizaciones internacionales como una crisis migratoria y una crisis humanitaria al mismo tiempo. Ambas son el resultado de sucesivas oleadas de venezolanos que han resuelto abandonar su país en los últimos 20 años. Las primeras olas estaban conformadas en su gran mayoría por profesionales y gente de las clases medias con acceso a recursos y estatus para viajar a otros países portando visa de visitante temporal, pero con la intención de quedarse y no volver atrás.

            Al principio daba igual escoger un país para emigrar con tal y salir de Venezuela. La inestabilidad económica, restricciones para conseguir trabajo e incidentes de xenofobia en países sudamericanos llevaron a miles de venezolanos a emprender un viaje de regreso, pero no hacia Venezuela sino hacia los Estados Unidos que se ha convertido en los últimos 3 años en el destino más atractivo para la emigración venezolana.

            Pareciera que quienes podían abandonar el país por avión y con visa de turista ya lo hicieron. Quedó registrado por analistas y periodistas como una lenta hemorragia solo perceptible con el paso de los años y cuyo impacto aún no ha sido suficientemente analizado. Pero ahora le toca a los más humildes, aquellos que sin pasajes aéreos y sin visa intentan también llegar a los Estados Unidos, siguiendo el ejemplo de aquellos otros compatriotas, aunque estos cruzando el Darién cargados con bolsas plásticas y esperanzas.

            El drama y el terror que acompaña a estas últimas oleadas de emigrantes de Venezuela, vía selva del Darién, le han hecho merecedoras de mucha más atención y seguimiento por parte de la prensa, organismos internacionales y algunos de los Estados involucrados.

            Las autoridades de Colombia y Panamá siguen reportando miles de venezolanos que diariamente se lanzan a cruzar el llamado tapón del Darién. A estos dos países les ha tocado improvisar medidas humanitarias para tratar de atenuar los riesgos que la zona ofrece a sus transeúntes. Sabedores que la intención de los venezolanos no es quedarse en Colombia y Panamá las autoridades de estos países han optado por facilitar el tránsito de la forma más humanitaria posible en medio de la cruel inhospitalidad. Las historias de niños, personas de edad avanzada y hasta minusválidos fallecidos en el intento son realmente desgarradoras. No hay medida humanitaria que pueda compensar tal dimensión de dolor y muerte.

            Lo que podría ser la luz al final del túnel no es más que el inicio de otra carrera de obstáculos al entrar en territorio norteamericano. Aunque aquí los riesgos no son mortales muchos prefieren refugiarse en la inestabilidad e incertidumbre que ofrece a los inmigrantes ilegales el sistema legal norteamericano que regresar a Venezuela. El gobierno norteamericano no solo carece de la capacidad de procesar legalmente  millones de deportaciones y casos de asilo solicitados por venezolanos, tampoco tiene una política para tratar esta emergencia migratoria.

            Al gobierno de Joe Biden no le ha quedado otra alternativa que registrar a los miles de venezolanos que cruzan diariamente la frontera y darles un estatus temporal para que puedan abandonar los refugios mientras esperan una decisión sobre los procedimientos de deportación o de asilo político que en las actuales circunstancias podría tomar 10 o 15 años. Aunque estos venezolanos no tienen un permiso legal para trabajar en los EEUU todos están obligados a hacerlo en las condiciones que sean porque eso es lo que exige la supervivencia.

Mientras tanto en forma repugnante demócratas y republicanos no pierden oportunidad para usar la crisis migratoria venezolana como parte de sus cálculos políticos con miras a las elecciones de medio término en noviembre de este año. Buses cargados de venezolanos atraviesan todos los Estados Unidos de unas ciudades a otras para ser descargados sin explicación ni respuesta en refugios que ya están colapsados.

            El punto es que para millones de venezolanos cruzar el Darién con sus familias a riesgo de muerte y llegar a los Estados Unidos sin un futuro cierto es preferible a quedarse en Venezuela. Una enfermera venezolana entrevistada por el New York Times declaraba con vehemencia “Si mil veces me toca venirme, mil veces lo voy a hacer”. Intentar mil veces cruzar el Darién con todos sus riesgos es preferible a quedarse en Venezuela.

            ¿Qué podría ser tan inexplicablemente peor que el Darién para que millones de venezolanos decidan en interminables romerías abandonar Venezuela? ¿Acaso no hay flujo suficiente de dólares producto del narcolavado para que de alguna forma la gente se resuelva? ¿Huyen los venezolanos de una economía destrozada que trata de ser maquillada con el llamado “milagro económico chavista” donde no hay comercios ni industrias pero fluyen los ríos de dólares?

            Aunque sin duda es un factor crucial no se puede admitir la explicación simplista que los venezolanos abandonan masivamente su país por la mera crisis económica. Otros países han enfrentado crisis económicas similares y peores, pero eso no animó a la gente a salir corriendo de su patria. La crisis económica es tan solo la punta del iceberg de una crisis más profunda y estructural que plantea la inviabilidad del Estado chavista en un país en vías de extinción. Con un sentido elemental de supervivencia y la urgencia de proteger estrictamente lo esencial millones de venezolanos resolvieron que bajo el estado chavista y su régimen de barbarie sin garantías, sin instituciones y sin oportunidades sencillamente no hay esperanza.

            El chavismo ha destruido a Venezuela y si no es expulsado del poder más temprano que tarde completará con éxito su tarea. La barbarie chavista tiene que ser mucho peor que cruzar el Darién para que millones de venezolanas estén dispuestos a hacerlo una y mil veces, si es necesario.- @humbertotweets 

jueves, 13 de octubre de 2022

7 millones y más

            Al comparar cifras oficiales y extraoficiales de agencias pertenecientes a organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales se puede tener certeza al afirmar que alrededor de 7 millones de venezolanos han abandonado Venezuela en los últimos 20 años. Se trata de la cuarta parte de la población activa venezolana, lo cual no es poca cosa. El éxodo de venezolanos hacia otros países ha ocurrido en diferentes oleadas en estas dos décadas comenzando con quienes podían pagar sus boletos aéreos y entrar legalmente a otros países con visa de turista con planes de quedarse en forma definitiva, hasta las romerías de personas que hoy llegan literalmente caminando a la frontera de los Estados Unidos luego de atravesar la selva del Darién.

La crisis migratoria se ha agravado en los últimos dos años al estimarse un promedio de más de mil personas que diariamente abandonan el territorio venezolano sin intenciones de regresar. Estas últimas oleadas de migrantes se han enrumbado directamente hacia los Estados Unidos con la ilusión de hacer suyo el sueño americano de prosperidad y bienestar que les fue negado en su patria.  Limitaciones para conseguir empleo, xenofobia y restricciones legales han forzado a muchos de quienes habían emigrado a otros países de Sudamérica a emprender un viaje de regreso pero no precisamente a Venezuela sino tomando la vía a los Estados Unidos.

Hace dos años se reportaba que con la cantidad de venezolanos abandonando el territorio se producía un desmembramiento de familias que dejaban atrás más de un millón de niños en manos de familiares cercanos o de amigos para su cuidado. Pero hoy eso ha cambiado. Las fotos muestran no solo ancianos y minusválidos luchando contra las inclemencias y las sorpresas del Darién, ahora se ven rostros de muchos niños y jóvenes enfrentando hostilidades que se pensaban eran solo para los adultos.

Podemos identificar tres dimensiones concretas de la crisis migratoria venezolana que ya adquiere características de grave crisis humanitaria, quizás la segunda más importante luego de los desplazados por la guerra entre Ucrania y Rusia. Primero el drama humano que implica llegar caminando hasta la frontera de los Estados Unidos. Luego la incertidumbre y limbo que aguarda a estos migrantes para los cuales el gobierno norteamericano de Joe Biden no tiene ninguna política. Y finalmente, quizás la peor crisis de todas juntas, un país que queda atrás desgajado perdiendo una cuarta parte de su población activa gobernado por el narco estado chavista.

Cientos de miles de venezolanos siguen cruzando diariamente la frontera con Colombia, en la vía a Panamá por la selva del Darién y con la firme esperanza de llegar con vida hasta los Estados Unidos. Se trata de familias enteras con niños, ancianos y minusválidos resueltos a desafiar todos los riesgos imaginables con tal de tener la oportunidad de lograr un trabajo digno y mejorar sus condiciones de vida. Una enfermera venezolana que emprendió la ruta mortal del Darién entrevistada por el New York Times aseguraba con firmeza “Si mil veces me toca venirme, mil veces lo voy a hacer”.

¿Qué podría ser tan inexplicablemente peor que el Darién para la enfermera Olga Ramos y otros cientos de miles de venezolanos prometan no querer regresar a Venezuela? No puede ser que tan solo la crisis y  el desmantelamiento de la economía por parte del Estado chavista sea lo único que haya provocado esta estampida masiva de venezolanos hacia el exterior y ahora principalmente hacia los Estados Unidos. La mayoría de estos compatriotas llegaron al convencimiento de que Venezuela es un país inviable, sin garantías ni instituciones, que naufraga a la deriva en manos del chavismo y la falsa oposición. Sin esperanzas de un cambio político en el mediano plazo y conocedores en carne propia de la estafa del milagro económico chavista estos venezolanos prefieren apostar a una aventura cuyas penurias son preferibles a morir de tristeza e inanición en Venezuela.

Pero llegar a la frontera y cruzar a los Estados Unidos es tan solo el fin de una etapa del viaje y el comienzo de otra marcada por la inestabilidad y la incertidumbre. Una vez en territorio norteamericano los venezolanos migrantes son registrados en una base de datos como inmigrantes ilegales para iniciar el proceso de su deportación. Pero eso no es más que un tecnicismo de muchos que rodean al proceso migratorio. En la práctica al no tener relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro los Estados Unidos no puede deportar a estos venezolanos a su país de origen. La opción legal que le queda al gobierno norteamericano es reubicar a los venezolanos en un tercer país dispuesto a recibirlos lo cual no ha resultado fácil por la falta de recursos. De la cuota de 125,000 personas a reubicar en el año 2021 los Estados Unidos solo logró reubicar a 25,000 afganos.

Sin embargo hay otros escollos legales. En cualquier instancia del proceso de deportación los venezolanos pueden pedir asilo alegando fundado temor por sus vidas y la de sus familias si regresan a Venezuela. En esta situación estarían alrededor del 90% de los venezolanos inmigrantes a los Estados Unidos para los cuales la administración de Joe Biden no tiene la capacidad de procesar sus solicitudes. El resultado es que a los venezolanos que solicitan asilo les están dando un permiso temporal para que puedan trabajar y moverse (no el TPS) mientras sus casos son resueltos. Es un proceso que según especialistas al ritmo que lleva este gobierno podría tomar más de veinte años. Mientras tanto los venezolanos comienzan a ver la cara no tan amable y seductora del sueño americano, una más bien llena de incertidumbres y sorpresas.

Lo que queda atrás es un país desecho y desarraigado, sin población joven para sacarlo adelante. Lo que queda es una nación hecha pedazos y repartidos entre el chavismo y la falsa oposición. Cada año que esta situación se prolongue será mucho más difícil apostar por el regreso de los venezolanos que emigraron porque ellos y sus familias estarán en el proceso de arraigarse y establecerse en otra parte. Hoy se habla de 7 millones de venezolanos que han abandonado Venezuela para ir principalmente a los EEUU. En un par de años serán 8, 9 o 10 millones lo cual equivaldría a la mitad de la población activa o más.

¿Cómo se puede salvar Venezuela si se sigue tratando los síntomas y no la causa de la enfermedad? Mientras los EEUU siga enfocado en tratar la crisis migratoria venezolana como un problema desconectado de sus orígenes políticos será imposible detener las olas de migrantes y muy difícil revertir un proceso que promete empeorar con el paso del tiempo.- @humbertotweets

lunes, 10 de octubre de 2022

Biden dinamitó las negociaciones de México

            Consecuente con sus acciones blandengues y zigzagueantes frente al régimen chavista hace unas semanas el gobierno de Joe Biden liberó a los narcosobrinos de Cilia Flores y Nicolás Maduro. Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas fueron capturados in fraganti en una operación encubierta de la DEA en noviembre de 2015 en Haití. Los narcosobrinos Flores fueron procesados, juzgados y condenados por la justicia norteamericana a pagar 18 años de cárcel por el delito de narcotráfico. En el proceso judicial quedó claramente establecida la existencia y conexión con el llamado Cartel de los Soles y la participación activa de los más altos jerarcas del régimen en operaciones de narcotráfico y narcolavado que luego servirán al propio Departamento de Justicia norteamericano para ofrecer recompensa por la captura de Nicolás Maduro, Vladimir Padrino López y otros altos miembros del Estado chavista.

            La vinculación familiar con el íntimo círculo de controla el estado chavista define a los narcosobrinos Flores no como unas fichas de  menor rango en la operación sino más bien como agentes directos del entorno político en Miraflores. Y así fueron tratados por el gobierno de Maduro quien no escatimó recursos y esfuerzos hasta lograr su liberación.

            Desde un principio la liberación de los narcosobrinos, la de Alex Saab y la exclusión de Carlos Erik Malpica Flores de la lista de sancionados por el gobierno norteamericano por narcolavado fueron demandas claras y directas que el chavismo le hizo al gobierno norteamericano. Apelando a tácticas ya conocidas Jorge Rodríguez vinculó el destino de las negociaciones entre el chavismo y la falsa oposición a una negociación directa con el gobierno norteamericano y ultimadamente a la satisfacción de las demandas del régimen.

            Al no tener una política definida frente al régimen chavista el gobierno de Joe Biden va al ritmo de marchas y contramarchas, Por una parte le otorga todo el acceso al interinato de Juan Guaidó para que maneje a su antojo los activos de Venezuela en el exterior, pero al mismo tiempo para asuntos claves como las relaciones con Colombia, Petróleo y Guyana el gobierno norteamericano se ha venido entendiendo directamente con el gobierno de Nicolás Maduro, no con el interinato caricaturesco de Juan Guaidó.

            El gobierno norteamericano ha dicho que mantendrá las sanciones contra el régimen chavista y sus jerarcas si estos no negocian con la falsa oposición y si no hay garantías para unas elecciones libres en el 2024. Pero lo último que se supo de las negociaciones en México es que el chavismo advirtió que no regresaría a negociar hasta que Alex Saab sea incorporado a la delegación oficialista. Tampoco está claro cuál es el estándar de lo que significaría unas elecciones libres en Venezuela.

            En ese mar de ambigüedades la falsa oposición resolvió ir al fraude electoral del 2024 sin ni siquiera discutir el tema de las condiciones electorales. Quizás por ese nivel de desgano y entreguismo los norteamericanos resolvieron a comienzos de año profundizar los contactos informales con el chavismo para avanzar a negociaciones más concretas, específicas y pragmáticas estableciendo un canal directo con el régimen chavista que no pasa por la intermediación de la falsa oposición venezolana.

            Tal como el chavismo y el gobierno norteamericano lo reconocieron el canje de los narcosobirnos por el 7 ciudadanos estadounidenses se comenzó a cocinar desde marzo de este año. Parte de estas negociaciones habría sido la exclusión de Carlos Erik Malpica Flores de la lista de sancionados por el gobierno norteamericano y posiblemente sea la liberación o el cambio de status de Alex Saab en las próximas semanas. No solo se ha despejado un canal para negociar en forma directa entre el gobierno de Joe Biden y el de Nicolás Maduro, con esto los norteamericanos también reconocen estar dispuestos a negociar con los representantes de un narco estado caracterizado como tal por la propia justicia estadounidense.

            Esto fue lo que desde un principio Jorge Rodríguez en nombre del estado chavista le exigió a Los EEUU. Siempre el chavismo condiciono todo el tema del diálogo y las negociaciones en México a la interacción directa con el gobierno norteamericano. En ese momento se pensaba que se trataba de una táctica dilatoria del chavismo para plantear condiciones invisibles y justificar el estancamiento de las negociaciones con la falsa oposición venezolana. Un par de años más tarde se puede apreciar que la jugada del chavismo si tenía un sentido y este ha sido plenamente validado por los Estados Unidos.

            A partir del canje de los narcosobrinos por los 7 ciudadanos norteamericanos no solo queda establecido que las negociaciones en lo sucesivo serán entre los representantes de Biden y Maduro, sino que además las negociaciones entre la falsa oposición y el régimen chavista en México no tienen ningún sentido. Pero es que nunca lo tuvo porque la falsa oposición además de su disposición a postrarse incondicionalmente ante el régimen chavista no tiene absolutamente nada para negociar o dar a cambio. Y ahora eso ha quedado en evidencia, luego de que Joe Biden decidió dinamitar las negociaciones de México en una transacción que no beneficia a los venezolanos y deja al gobierno norteamericano a merced de la avanzada chavista que marcha sin contratiempos hacia su nuevo fraude electoral en el 2024, auxiliados en forma decidida por la blandenguería de los EEUU y el colaboracionismo de la falsa oposición.- @humbertotweets 

jueves, 6 de octubre de 2022

Joe Biden no sabe qué hacer con el chavismo

            En los mentideros políticos de Washington republicanos y demócratas se preguntan quién realmente está mandando en los Estados Unidos, porque ciertamente Joe Biden no es. El presidente Biden luce como el portavoz desganado de decisiones que otros han tomado y que el mismo exhibe gran dificultad en explicar optando por evadir las preguntas de los periodistas en sus conferencias de prensa. La administración Biden parece ser un gobierno controlado por un entramado de lobistas y grupos de interés cuyas luchas intestinas van perfilando la política norteamericana dando bandazos en un país cuya economía marcha a la deriva.

En lo internacional la administración de Biden (o los lobistas que la controlan) resolvieron embarcar a los Estados Unidos en financiar a Ucrania en su confrontación con Rusia sin importar los altos costos que esto ha traído para una economía de por sí deprimida. Al mismo tiempo los EEUU sigue mirando con desinterés la geopolítica en su área de influencia inmediata de las américas limitándose a relaciones protocolares sin mayor significación e impacto. El resultado se reduce a desaciertos como el fracaso en definir una política frente al narco estado chavista de Venezuela dirigido por Nicolás Maduro.

Resulta evidente que la administración Biden carece de una política coherente para enfrentar o relacionarse con el Estado chavista. El no saber cómo tratar al régimen chavista ha embarcado a los Estados Unidos en una cadena de decisiones improvisadas que tan solo han servido para fortalecer al chavismo. Es cierto que hay declaraciones retóricas desde Washington y Caracas donde ambos gobiernos se atacan mutuamente. Pero es solo eso, un barniz retórico que trata de ocultar los elementos de la política real que gobiernan las relaciones entre estos dos países que aunque parezcan antagónicas han resultado complementarias.

Durante los años de la administración de Donald Trump no hubo acuerdo dentro del gobierno norteamericano para desplegar una acción precisa y puntual que pusiera fin al régimen chavista. Una de las razones para descartar la intervención directa fue la ambivalencia del propio gobierno interino de Juan Guaidó que prefirió aventurarse con una operación improvisada (Gedeón)  en lugar de coordinar una acción militar con los EEUU profesional como habría sugerido el Pentágono. 

Sin embargo durante el gobierno de Trump se le puso precio a la cabeza de Nicolás Maduro y otros altos jerarcas del régimen chavista al tiempo que se desplegaban una serie de sanciones que buscaban aislar al régimen de Venezuela. Esta línea ha cambiado desde que Joe Biden llegó a Washington de la mano de un partido demócrata controlado por lobistas y por grupos que tienen intereses en ayudar al régimen chavista. Las sanciones contra el régimen chavista y sus jerarcas decretadas por Trump nunca fueron implementadas en su totalidad y ahora ya se da como un hecho cierto su levantamiento.

Pero no solo levantando unas sanciones simbólicas que nunca alcanzaron su plena potencia como el gobierno norteamericano le hace carantoñas al régimen chavista. Ya hace unas semanas la Oficina Anti narcolavado de los EEUU (OFAC) excluyó de su lista de implicados en narcolavado a Carlos Erik Malpica Flores, sobrino de Cilia Flores y figura clave en los manejos financieros del régimen.

Pero los gestos amistosos de Washington hacia el chavismo no terminaron allí. Hace unos días se confirmó oficialmente que como resultado de negociaciones secretas entre los gobiernos de Biden y de Maduro los narcosobrinos (Efraín Antonio Campo Flores, Francisco Flores de Freitas) recibieron perdón presidencial y quedaban eximidos de pagar condena por delitos de narcotráfico. A cambio el gobierno de Maduro liberaba a 7 ciudadanos estadounidenses injustamente detenidos en Venezuela. El canje ha sido defendido por ambas partes como un acuerdo por razones humanitarias, Pero es evidente que este evento se suma a la larga lista de errores y equivocaciones de Washington con el régimen chavista. No se puede equiparar las razones humanitarias para liberar a los siete ciudadanos norteamericanos quienes nunca tuvieron un juicio justo con las razones humanitarias para perdonar a los sobrinos de Cilia Flores que fueron apresados con las manos en la masa.

No han pasado 90 días desde que los EEUU sacó a Carlos Erik Malpica Flores de su lista de sancionados por narcolavado cuando se produce esta nueva concesión graciosa con el chavismo al liberar en forma inaudita a los narcosobrinos. Quizás no lleguemos a los 90 días antes de que Washington anuncie el levantamiento formal de las sanciones contra el régimen chavista y sus más altos operadores incluyendo al propio Nicolás Maduro. Los defensores de estos desaciertos de la política norteamericana argumentan que estas medidas forman parte de la estrategia de incentivos del gobierno de Biden para animar al régimen chavista a celebrar unas elecciones libres en el 2024.

Pero ni el gobierno norteamericano ni la blandengue falsa oposición venezolana han podido definir los parámetros de esas “elecciones libres”. De esta forma cualquier cosa que haga el chavismo refrendada por observadores internacionales de la estatura de José Luis Rodríguez Zapatero podría lograr la categoría de elecciones libres sobre todo si estas, tal como parece, serán avaladas por los Estados Unidos y la falsa oposición venezolana.

Una derrota de los demócratas en las elecciones parlamentarias de noviembre podría desacelerar la política de firmarle cheques en blanco al chavismo, pero solo un cambio de administración que regrese a la línea dura de los tiempos de Trump produciría cambios drásticos en la política norteamericana frente a Venezuela. Mientras tanto seguiremos viendo más este tipo de maromas improvisadas que terminan sosteniendo al régimen chavista.- @humbertotweets

lunes, 3 de octubre de 2022

Ejes para la lucha social y política contra el régimen chavista

            La falsa oposición (MUD, Interinato) siguen obsesionados con la fórmula electoral como vía para salir del chavismo en Venezuela. No es que los operadores de la falsa oposición crean que es posible ganarle al chavismo en unas elecciones desde ya fraudulentas porque hasta abandonaron la banderita de las condiciones electorales mínimas en las negociaciones de México. Lo que hay tras las negociaciones con el chavismo y la vía electoral es la urgencia que tiene la falsa oposición de entenderse con el régimen chavista y entrar cuanto antes en su esquema de nueva normalidad, una suerte de concubinato político formalizado que les permita a ambos seguir operando.

            Cada vez que a los operadores de la falsa oposición se les cuestiona la irracionalidad política de la opción electoral asumen una postura defensiva alegando que no hay más nada que se pueda hacer porque hasta los intentos militares, que ellos mismos sabotearon, han fracasado. Con la falacia de un candidato unitario seleccionado en primarias que emocione a los electores y venza la abstención aseguran que si se le podría ganar electoralmente al chavismo.  El argumento reduce toda la acción política a un esfuerzo de jingles y marketing para emocionar a los incautos sin considerar la ausencia de condiciones y garantías para una elección transparente.

            Tampoco hablan del impacto electoral que tendrán los 7 millones de venezolanos que viven en el exilio que no podrán participar ni votar. Con un mero saludo a la bandera la falsa oposición ha pedido que a estos venezolanos se les permita votar. Desde ya se sabe que esto no ocurrirá porque el régimen chavista jamás lo permitiría, pero eso tampoco importa porque no será un punto de honor para que la falsa oposición participe en el fraude electoral del 2024.

Si fuesen consecuentes y honestos con su propio planteamiento electorero al menos condicionarían su participación a la garantía de que los venezolanos en el exterior puedan votar. Pero como ya lo hemos explicado, lo que le interesa a la falsa oposición no es ganarle unas elecciones imposibles al chavismo sino oficializar el vergonzoso barraganato político que ha operado informalmente en los últimos 20 años.

            El entreguismo electorero de la falsa oposición ha debilitado todos los esfuerzos para derrocar al régimen chavista y al mismo tiempo explica la relativa fortaleza del chavismo para mantenerse en el poder a pesar del rechazo de más del 80% de la población venezolana. Por supuesto, además de no contar con una verdadera oposición el Estado chavista se beneficia del soporte estructural en sus fuerzas armadas y órganos paramilitares que usan la violencia con fines políticos en forma sistemática, selectiva y deliberada.

            Desde el punto de vista político el régimen chavista se beneficia de las debilidades electoreras de la falsa oposición. Y es que la sumisión de la falsa oposición con el régimen ha llegado al extremo de renunciar a unas condiciones y garantías mínimas de transparencia para participar en esas elecciones. Se trata de un esfuerzo estéril e inútil para intentar sacar al chavismo del poder porque todo el tinglado está articulado para manufacturar otra victoria electoral del chavismo orquestada por su sofisticada maquinaria de fraude. Con el beneficio adicional para el chavismo de ganar reconocimiento y aceptación ante propios y extraños cada vez que la falsa oposición se presta para validar con su participación estos fraudes electorales.

            Por eso siempre hemos postulado la tesis de la abstención militante como forma de enfrentar políticamente al Estado chavista para buscar su pleno desconocimiento. En el pasado por muy breves momentos la falsa oposición ha coqueteado con la idea de la abstención pero totalmente condicionada por falsas expectativas cortoplacistas para regresar a su postura electorera original. La abstención tiene su efectividad si es asumida como una estrategia sostenida en el mediano y largo plazo para debilitar y quebrar al régimen.  Lo que hizo la falsa oposición en el pasado no es más que bufonería y circo al llamar a no votar para luego regresar arrepentidos a pedirle perdón al régimen chavista por el error que habían cometido

Además de socavar la legitimidad del régimen por la vía de la abstención hay otros ejes de lucha que una vanguardia política organizada podría asumir.  En este momento de relativa fortaleza para el régimen chavista la correlación de fuerzas presenta como suicida tratar de buscar una confrontación militar y política con el régimen. Mientras el Estado chavista resuelve sus contradicciones internas y el país se cae a pedazos como consecuencia de sus políticas se abren inmensas posibilidades de lucha social con consignas de carácter reivindicativo que sintetizan el deterioro de las condiciones materiales socioeconómicas de vida para millones de venezolanos.

Mientras la falsa oposición sigue enredada en su juego electoral en Venezuela se producen cientos de protestas y movilizaciones al día. Las motivaciones de estas protestas no son tan ambiciosas para buscar un cambio de régimen político, sino más bien atender a problemas más locales y específicos que tienen que ver con la supervivencia diaria de los venezolanos. El desmantelamiento de la economía ha puesto como puntos de primer orden la lucha por mejores salarios para trabajadores y jubilados. Pero también están los temas de servicios precarios públicos, deficientes servicios médicos y hospitalarios, etc.

La reciente movilización nacional por la defensa del bono vacacional fue tan espontánea y sorpresiva como la abstención consciente y militante abrazada por millones de venezolanos como forma de lucha contra el chavismo. En el caso del bono vacacional se dio la inesperada combinación de venezolanos chavistas y no chavistas afectados todos por el mismo problema lo cual le permitió a la protesta ganar masa crítica al punto de obligar al régimen a dar marcha atrás en su intención de escamotear el bono a los trabajadores.

Una modesta pero efectiva victoria que mostró caras nuevas en los anquilosados gremios y sindicatos y que igualmente podría inspirar otras jornadas similares que permitan acumular fuerzas sociales para enfrentar al Estado chavista desde los ejes sociales y económicos mientras se logra masa crítica para la confrontación militar y política o se produce una fractura interna que precipite su caída.

No es cierto, como dice la falsa oposición, que la única vía para enfrentar al chavismo es la electoral.  Hay otros caminos que lucen más efectivos y prometedores como la abstención electoral y las protestas de carácter gremial y reivindicativo, si lo que se quiere es sacar al chavismo del poder y no convivir con el.-@humbertotweets