La apuesta del régimen sigue siendo a diferir, por cualquier medio, el Revocatorio para el próximo año.
En este propósito el papel de Rodríguez Zapatero y su grupo de mediadores parciales, el TSJ y el CNE ha ido instrumental.
Rodríguez Zapatero y los otros mediadores ven como su imagen de mediadores se devalúa cada hora que pasa.
La oposición no confía en sus buenos oficios, el país no les cree y ya comienzan a ser un estorbo para los planes expeditos del gobierno.
Los operadores del régimen en el CNE están haciendo lo que pueden para sabotear “técnicamente” el Revocatorio.
Le envían reportes diarios a Jorge Rodriguez con muy malas noticias para el régimen.
Tendría el CNE que actuar en forma abiertamente vulgar para argumentar que no se cumlieron los requisitos de forma y formó para ir a recoger las firmas nuevamente.
Aunque esto no se descarta ya en el gobierno se da por descontado que la oposición si tendría la capacidad logística para reunir más de 11 millones de firmas en un dia, si esta fuese la decisión del CNE.
Entonces queda el TSJ.
Este sería el último recurso del régimen para liquidar el Revocatorio en una forma que no luzca del todo cuestionable sobre todo a la hora de explicarlo en foros internacionales.
Por eso se baraja la tesis no de suspenderlo ipso facto sino más bien de presentar presuntas irregularidades de forma para reponer la solicitud a su estado original lo cual en la práctica significaría diferirlo para el 2016.
Pero esto también tiene sus costos políticos y es justamente lo que en este preciso momento estaría calibrando el gobierno.
El fracaso del falso diálogo, que nunca llegó a iniciarse, está obligando al régimen a regresar a sus viejas tesis para tratar de parar el Revocatorio.
El problema es que el tiempo se agota.
Y la paciencia de los venezolanos en la calle también.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario