Los números de DatinCorp
confirman lo que se respira en la calle.
Nadie quiere a Nicolás
Maduro.
Ni siquiera los
Chavistas.
Estos son los números:
70% considera a Maduro incompetente
para resolver la crisis.
65% no aprueba su gestión.
De quienes desaprueban
su gestión más de un tercio son chavistas.
Si Maduro no cree en las
encuestas entonces que vaya a una de esas épicas colas de Mercal.
Allí hay mucho chavista
que le podrá decir como se siente.
Maduro tiene un problema
grave de legitimidad y credibilidad.
La gran mayoría de los venezolanos,
chavistas incluidos no lo reconocen como capaz de atender la emergencia que se
vive.
Pero además de esto,
todos los esfuerzos que hace el gobierno ara atender la crisis, aunque sean de
buena fe, se estrellan con la incredulidad de un pueblo al que le han mentido permanentemente.
Nadie cree en Maduro cuando
dice ante los micrófonos que la situación va a mejorar con los motores de la revolución.
Palabras huecas. Retórica.
Paja.
En otras palabras, Nicolás
Maduro, como Presidente de la República, es un cartucho quemado que debe ser
reemplazado antes que su desempeño incapaz siga haciendo mas daño.
Si al PSUV le vale poco
el daño que Maduro le hace al país entonces debería considerar que el fracaso
de Maduro esta llevando al foso los activos electorales del partido oficialista.
La renuencia -¿necedad?-
en admitir el fracaso le costará más caro al PSUV en lo político que a Maduro
en lo personal.
Una lógica basada en el
pragmatismo podría dictar un nuevo giro estratégico: Sacrificar a un hombre
para salvar la revolución.
Antes de que sea
demasiado tarde.
¿Se atreverán?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario