La decisión del TSJ ratificando el decreto de la emergencia económica es un golpe de estado.
Es un desconocimiento flagrante
a la Constitución Nacional.
Es algo que a nadie
sorprende.
Es parte de la confrontación
alentada desde Miraflores para desconocer la voluntad popular expresada el 6D.
Nada de esto es nuevo.
Se trata de una guerra
avisada.
Una vez mas este tipo de
agresiones pone en el tapete el tema de la táctica y la estrategia de la oposición
para conducir esta fase de la lucha democrática.
Seguimos observando,
cada día con mas preocupación, que la oposición con su mayoria en la AN parece embelesada
admirándose a si misma sin prestar atención a lo relevante para producir el
cambio político.
Los debates en la AN,
cuya relevancia no cuestionamos, se diluyen entre los cientos de temas que cada
día se discuten.
Esos debates solo son
seguidos por un pequeño grupo de venezolanos en las redes sociales.
Nadie discute que en un país
donde el poder legislativo estuvo arrodillado ante Miraflores, por más de una década,
ahora AN sea la única opción para ventilar el reclamo de diferentes sectores.
Es preciso que la AN se re-concentre
en lo relevante para impulsar el cambio político o irremediablemente sucumbirá
ante el fracaso de su propósito.
La decisión del TSJ es
un nuevo alerta que indica claramente por donde va el régimen.
Es hora que la oposición
deje a un lado la dispersión de su agenda legislativa.
En lugar de tratar de abarcarlo todo la AN
tiene que centrarse en las decisiones legislativas fundamentales: La recomposición
de los poderes públicos que están bajo su tutela, la articulación de una
alianza amplia de sectores populares incluyendo chavistas disidentes para
promover la transición, y llevar todo este debate al pueblo para evitar el aislamiento.
Esta es la hora de las definiciones.
La AN aun esta a tiempo
para retomar vigorosamente su rol protagónico en la dirección política de la oposición.
Debe hacerlo ahora
cuando aun tiene respaldo popular y hay sectores disidentes del chavismo
dispuestos a sumarse.
Mas tarde podría ser
demasiado tarde.
Tarde, para todo y para
todos.
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