Son muchas las palabras dichas que el régimen ha tenido que tragarse.
El discurso amenazante
de Chávez contra el imperialismo era factible porque había dinero.
Había petróleo.
Que fácil es ser antimperialista
y hasta socialista con una botija llena de petróleo.
Hoy la realidad es
distinta.
No hay dinero.
El colapso de los
precios del petróleo y una política económica diseñada para privilegiar la corrupción
han sumido a Venezuela en la más absoluta miseria.
El régimen ahora tiene
que buscar recursos “como sea.”
No es tanto el interés
en atender problemas puntuales.
Es mas la certeza que si
Venezuela inculpe sus deudas se cerrarían todas las líneas de financiamiento y
el gobierno caería en cuestión de horas.
Esa quizás sea la razón
por a cual un régimen llamado socialista, bolivariano y antiimperialista nunca
se ha atrevido a dejar de pagar su deuda externa a la banca internacional.
Nunca.
Por eso vemos todos los malabarismos
que hace el régimen para obtener los dólares que le permitan seguir pagando sus
deudas, al costo que sea.
Ya estamos en la fase de
liquidación de activos de las empresas básicas y estratégicas.
Venezuela acaba de vender
el 40% de PDVSA a la empresa petrolera Rusa.
Esos recursos al igual
que los obtenidos del préstamo Chino serán para el pago de deuda externa.
Así poco a poco, rodilla
en tierra, el régimen se arrastra ante el oprobioso imperialismo y entrega lo poco
que queda de soberanía nacional.
Solo en socialismo.
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