La mayoría de la oposición
parece inclinada a aprobar la enmienda Constitucional para recortar el periodo
de Nicolás Maduro.
El objetivo es promover
el cambio político por la vía de recortar el mandato Presidencial de 6 a 4 años,
aplicarlo retroactivamente al actual Presidente y convocar a nuevas elecciones.
Hemos advertido que uno
de los peligros que corre la actual Asamblea Nacional es quedar aislada del país,
arrinconada con buenas intenciones.
El debate sobre la forma
de promover el cambio político debería trascender las paredes del Capitolio.
La AN debería convocar a
una gran discusión nacional para legitimar el tema en lugar de asumir que es la
única que controla la cábala de la política.
Escoger el mecanismo por
el cual se tratara de remover a Maduro de la Presidencia es una decisión trascendente.
Con esto la oposición no
solo esta definiendo su destino político sino el destino del país.
Solo bastaría una valoración
equivocada de la actual coyuntura para lanzar al país por un despeñadero que incluso
acabe con el piso político que hoy ha conquistado la oposición.
Por un exceso de cautela
en el control del debate la AN podría terminar asumiendo una tesis que no tendría
el consenso ni de todo el espectro de la oposición ni de amplios sectores del país
ganados para la idea del cambio político.
La aparente “pasividad”
y desgano del gobierno podría estar enmascarando una arremetida institucional mas
brutal que lo que se ha visto hasta ahora.
La única defensa real de
la oposición frente a futuras arremetidas del régimen es la calle, el pueblo.
Cualquier propuesta para
sacar a Maduro debe sumar la mayor cantidad de voluntades y gozar de una
legitimidad inobjetable.
Si esto no se entiende hay
el riesgo que el intento pierda fuerza y se diluya en el pantano de la crisis
que sacude al país.
Entonces habrá que
comenzar todo el esfuerzo desde el principio.
Desde cero.
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