I. Desesperanza. Después del triunfo del 6D la oposición ha
tratado de llevar adelante una agenda para el cambio político. Esta agenda
tiene su epicentro en la Asamblea Nacional. Desde allí se podrían articular las
decisiones para producir un cambio democrático y Constitucional. Sin embargo,
la volatilidad de la situación económica y política es tan grave que ya se
aprecia en la calle desaliento y desesperanza. Se palpa un sentimiento de impotencia
y frustración de millones de venezolanos que salen diariamente a tratar de
conseguir comida y medicinas y regresan a sus casas con las manos vacías. La
crisis política y la económica se
desarrollan en forma simultánea, pero es el colapso económico y su impacto
social lo que esta definiendo la naturaleza del conflicto.
II. ¿Militares? Siguen corriendo los rumores sobre un
presunto golpe militar. Hasta conocidos periodistas han apostado su nombre a
esa versión. Es cierto que hay descontento y malestar en las FAN. También es
cierto que hay varias facciones que luchan por el poder interno en las FFAA. Lo
que no esta claro es si esas situaciones se podrían concretar en un alzamiento
militar auspiciado por el gobierno o por grupos contra el gobierno. En un
reciente sondeo de opinión realizado por Datincorp se apreció que tan sólo un
6% de los venezolanos confía en las FFAA para salir de la crisis. Esto
significa que más de un 90% de venezolanos, chavistas y opositores, no creen en
la salida militar. Arrancando con ese rechazo es muy poco probable que los
militares se animen a probar suerte. Y de hacerlo, es muy factible no cuenten
con apoyo popular.
III. Caos. Ya hay muy poco que saquear. La mayoría de los
conatos de saqueos que se han visto en han terminado en actos de vandalismo
contra la propiedad. Aumentan las protestas espontáneas que terminan en prender
fuego a vehículos oficiales y transportes privados. Se está llegando a una situación
de caos social que escapa al liderazgo de gobierno y oposición. Al gobierno
nadie le cree. Ni siquiera los chavistas. El único recurso que le queda como
mecanismo de control social es la represión indiscriminada. La oposición parece
enredada en las formas jurídicas para sacar a Maduro mientras la calle sigue ardiendo,
huérfana de liderazgo. La esperanza y las expectativas del 6D perecen diluirse
cada día en medio de la escasez y colas insoportables.
IV. Alianza. El bloque opositor liderado por la MUD y la
Asamblea Nacional tiene un apoyo popular importante, pero no parece decisivo,
al día de hoy, para cambiar la correlación de fuerzas y sacar a Maduro del
poder. El gobierno por su parte, aunque esta muy debilitado, aun maneja importantes
mecanismos de coacción política que le permite seguir actuando. Los esfuerzos
de la oposición se podrían perder en el largo camino de las indefiniciones si
no logra armar rápidamente una alianza nacional que incluya sectores chavistas
disidentes y otras fuerzas sociales. La oposición debería dialogar sin
complejos con todos aquellos quienes apoyan la salida inmediata de Nicolás
Maduro para hacerlos parte de una alianza mas amplia. De otra forma los números,
inclusive en la calle, no parecen cuadrar.
V. Delirantes. El país vive una crisis tan profunda que
millones de venezolanos se acuestan temprano, sin la certeza de que habrá un mañana.
Literalmente. La angustia ante la imposibilidad de encontrar comida y medicinas
ha puesto a todo el país en un tempo de supervivencia. Ese es el tempo del
pueblo. El tempo de los políticos parece ir a un ritmo diferente. En varios
estados ya están lanzados candidatos a las gobernaciones del oficialismo y de
la oposición. Ya se ven afiches y propaganda como si estuviésemos en una situación
normal. Estos políticos no parecen entender que si no se resuelven las
contradicciones de hoy no habrá elecciones mañana. Adelantar la campaña
electoral en esta situación de emergencia nacional es, por decir lo menos, delirante.
Publicado originalmente en Noticiero Digital y Diario de La Nación
Publicado originalmente en Noticiero Digital y Diario de La Nación
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