Es la que justamente tomara esta semana.
¿Cual será finalmente el
mecanismo propuesto para salir de Nicolás Maduro?
Desde la decisión en el
2005 cuando la oposición se retiró de las elecciones parlamentarias esta será
la decisión más importante que tomara la dirección política de la oposición en
estos tiempos.
Las consecuencias de
esta decisión se sentirán sin lugar a dudas en los próximos años.
Un error en la valoración
de la actual coyuntura política podría dar al traste con los avances democráticos
logrados hasta ahora.
Pareciera que la oposición
intenta explorar la viabilidad de la enmienda Constitucional y la del referéndum
revocatorio sin descartar una combinación de ambas para salir de Maduro.
En ambos casos la ruta
esta llena de obstáculos que escapan a la influencia directa de la oposición.
Ambas opciones pueden
morir en la sala Constitucional del TSJ.
¿Y luego que?
¿Movilizaciones de
calle?
¿Protestas?
Siempre hemos insistido
que el mecanismo efectivo y eficiente para tumbar democráticamente al régimen
es la calle, la movilización popular y ciudadana combinada con una efectiva acción
parlamentaria.
Pero esto debe ser parte
de una estrategia integral que saque a la AN de las cuatro paredes del
Hemiciclo y la ponga a la cabeza de un gran frente nacional democrático que
incluya otras fuerzas y sectores sociales.
Todo parece indicar que
la oposición ha decidido concentrar sus esfuerzos en la confrontación jurídico-política
desde la AN contra el gobierno.
Y esto esta
desmovilizando y desmotivando a la calle que espera con impaciencia en las
colas por una dirección política que hasta hoy luce confundida y no dirige la
lucha.
La decisión que va a
tomar la oposición esta semana debe ser parte de una estrategia de lucha política
más amplia, orgánica e integral.
Lo sabremos cuando hagan
los anuncios.
Si todo se limita al esfuerzo
institucional de recoger las firmas para el revocatorio y/o promover el debate legislativo
para la enmienda Constitucional y nada más sabremos entonces que hay metas,
pero no estrategia.
Si la propuesta que se
apruebe no establece acciones concretas para construir alianzas más allá de los
partidos de la MUD para promover el cambio político sabremos que el plan tiene
fallas de diseño y puede fracasar.
Si la oposición no logra
dibujar un plan B sustentable y alternativo ante la posibilidad de que todo lo
planteado se muera en el camino estaremos una vez más en manos de la improvisación
y el voluntarismo.
El régimen esta técnicamente
caído, pero aun gobierno.
No se le puede
subestimar.
En el pasado hemos
pagado muy caro el subestimar a Chávez y sus operadores.
Para derrotar a este régimen
se requiere de una alianza política amplia que vaya más allá de los partidos de
la MUD.
¿Donde están los
estudiantes? ¿Donde están los trabajadores? ¿Donde están los periodistas? ¿Donde
están los empresarios? ¿Donde están los chavistas disidentes?
Hasta ahora muchos de
quienes han sido victimas directas de la represión del régimen están esperando
a que la MUD haga su reunión esta semana y decida en nombre del país cual será
el mecanismo para sacar a Maduro.
Porque lamentablemente
estas fuerzas sociales no son partidos políticos y por esta condición -o falta
de la misma- no son parte de la MUD.
Como si todas las
respuestas estuviesen en ese conclave.
O como si todos los
presentes tuviesen por si solos la capacidad orgánica de movilizar al país.
Hay que decirle a la MUD
antes de la reunión de esta semana que no se aísle.
Hay que insistirles en
la regla fundamental de la política: Sumar, crecer, avanzar.
Aunque crean que se las
saben todas hay que fastidiarlos hasta
el cansancio y recordarles: La alianza, la alianza, la alianza.
Lo contrario, tratar de
actuar solo en nombre propio e ignorando al país, solo abrirá paso a mas improvisación y
desesperanza ante posibles derrotas.
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