Quizás luego del triunfo del 6D la oposición se desdibujó su estrategia y se dispersó.
Quizás la oposición esta
integrada por seres humanos falibles y susceptibles de cometer errores de
estrategia y valoración.
Quizás la MUD no tiene por
si sola todas las claves para derrotar al régimen.
Quizá es necesario
abrirse a una alianza mucho más amplia que incluya no solo sectores golpeados
por el régimen sino también a sectores chavistas que quieren el cambio para aegurar la victoria política.
En su visita a Venezuela
el líder polaco Lech Walesa delineó lo que podría ser una estrategia política
que saque a la oposición de su laberinto y la ponga en la ruta de una victoria política
determinante.
Para contextualizar su
propuesta Walesa aseguro que en las actuales condiciones la oposición no tiene posibilidades
de triunfar, pero al mismo sugirió unas líneas de acción para influir y cambiar
esas condiciones que hoy lucen desfavorables.
Estos son los
lineamientos tácticos de la “Estrategia Walesa”.
I. La oposición debe organizarse. La oposición es mucho más que la MUD o la Asamblea Nacional. La oposición
debe articularse un movimiento amplio que permita la participación de fuerzas
sociales diversas comprometidas con el cambio democrático. Esto implica definir
los aliados en esta lucha y caracterizar la naturaleza del adversario. La oposición
debe ser inclusiva de trabajadores, estudiantes, empresarios sumados en un
esfuerzo colectivo sistemático, no episódico.
II. Dividir el trabajo. No es posible hacerlo todo. Hay que establecer prioridades políticas
para el papel que debe jugar la Asamblea Nacional y los diferentes sectores que
participan en la alianza. Todo debe corresponder a una estrategia establecida
con precisión que combine todas las formas de lucha democrática: El trabajo parlamentario,
las movilizaciones de calle, las campañas por redes sociales, contactos
internacionales, etc.
III. Alianza con sectores chavistas. Es evidente que hay fuerzas políticas y
sociales que pertenecen al chavismo que también quieren el cambio democrático.
Pero estos sectores no sienten confianza para participar en una acción conjunta
con el resto de la oposición. La dirección política de la oposición debe abrir
conversaciones y tender puentes a sectores chavistas ganados para el cambio democrático.
Allí están organizaciones sindicales chavistas de Carabobo y Guayana, por
ejemplo, además de movimientos políticos como Marea Socialista.
IV. El perdón a los adversarios. Tema delicado, pero inevitable. En el contexto que lo plantea Walesa
se trata de abrirse a una negociación que permita avanzar hacia el objetivo
final. Un dialogo franco, por ejemplo,
entre las victimas de las guarimbas y las de la represión oficial podría
concluir que el gobierno es el responsable en ambos casos al promover condiciones
para la violencia social.
V. Organizar el “Frente Legal”. La confrontación es jurídico-política. Hay necesidades específicas que
atender para resolver el choque que hay entre los poderes con un Tribunal
Supremo de Justicia al servicio del régimen. Es necesario un esfuerzo sistemático
para estudiar y evaluar las situaciones
y opciones legales.
VI. Movilización popular. Expresiones de la protestas ciudadana en la calle. El parlamentarismo exclusivo
solo asila a la dirección política de la oposición de las masas. Es preciso ir
a la calle a explicar las razones de la lucha. No se puede asumir que todo el
mundo entiende el cambio que se quiere y por que. Además la calle es por excelencia
el escenario natural de la lucha ciudadana y donde se definirá la nueva correlación
de fuerzas.
VII. Coordinar la logística. Esta es una confrontación asimétrica. El gobierno dispone de todos los
recursos y el aparato del estado para financiar su lucha contra la oposición.
La oposición debe hacer un esfuerzo organizado y sistemático para captar
recursos y dinero para financiar esa lucha desigual.
La “Estrategia Walesa”
combina métodos tradicionales de lucha democrática y tácticas no convencionales
para cambar la correlación de fuerzas.
Es un enfoque proactivo
que le otorga una papel decisivo a las fuerzas sociales para impulsar los
cambios en lugar de dejarlo todo en manos de la inercia voluntarista.
El voluntarismo simplista
de la oposición que apuesta a que el régimen se va a caer por si solo es tan
peligroso como el voluntarismo del gobierno que asume que la crisis se resolverá
por si sola.
Ambas deviaciones solo
conducen a la derrota.
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