En Venezuela hay unos actores que se
autodenominan analistas y encuestadores, pero en lugar de generar materiales
destinados a comprender y explicar la situación política del país, han asumido
el papel de justificadores de los errores y fracasos de lo que se denomina como
la falsa oposición.
Estos supuestos "análisis"
a menudo se presentan como informes periodísticos con el fin de disfrazar su
implicación en campañas de propaganda que buscan mejorar la imagen de esta
falsa oposición. Estos materiales, ampliamente difundidos en las redes
sociales, tienden a pasar por alto la grave crisis institucional que está
afectando a Venezuela y que, bajo el gobierno chavista, amenaza con llevar al
país a un colapso definitivo.
En lugar de abordar la situación
real, estos "analistas" prefieren adoptar un contexto ficticio que
ellos mismos han creado. Según este enfoque, el chavismo se reduce a un mal
gobierno que podría ser reemplazado solo si la gente participa masivamente en
las elecciones y elige a un candidato de la oposición. Esta perspectiva busca
validar la narrativa electoral de la falsa oposición, que sostiene que estamos
frente a una simple crisis de gobierno que puede resolverse mediante el voto,
en un marco institucional y constitucional que protege los intereses de todos
los venezolanos.
Esta narrativa coloca la
responsabilidad de la toma de decisiones políticas en los poderes públicos
controlados por el Estado chavista, como se vio en 2015, cuando modificaron los
resultados electorales a su favor, reduciendo la mayoría calificada en la
Asamblea Nacional y estableciendo una Asamblea Nacional Constituyente paralela.
El Estado chavista justificó estas decisiones utilizando un derecho peculiar
que otorga ventajas a ellos y niega oportunidades a los demás.
Sin embargo, estos
"analistas" y falsos opositores prefieren pasar por alto esta
realidad para centrarse en el lucrativo negocio de las campañas electorales,
que fomenta falsas expectativas de cambio y alimenta una próspera industria que
depende de elecciones recurrentes para su prosperidad.
Los ideólogos de la falsa oposición,
en lugar de ofrecer un análisis político serio, recurren a un lenguaje propio
del marketing y la psicología social para explicar la compleja situación en
Venezuela basándose en etiquetas como carisma y popularidad. Mientras tanto, la
maquinaria estatal chavista trabaja activamente en todos los sectores y niveles
para manipular los resultados electorales y "legalizarlos" ante el
resto de los venezolanos.
La falsa oposición y sus seguidores
están atrapados en un enfoque simplista que intenta abordar fenómenos complejos
con estrategias de marketing y solucionarlos con eslóganes y mantras. A menos
que utilicen conceptos y enfoques propios de las ciencia políticas para
comprender la grave crisis de Estado que enfrenta Venezuela y desarrollar una
estrategia para superarla, es probable que continúen atrapados en un ciclo
interminable de negociaciones fallidas y elecciones sin resultados, sin
entender completamente las razones de sus fracasos.- @humbertotweets
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